sábado, 30 de diciembre de 2017

Lavalle, la preferida de todos




En busca de los sueños de celuloide, de la emoción hecha sombra y luz en la pantalla, el público se vuelca a reclamar en los avisos la promesa de una noche plena de sugestión  y de aventura. Bien pronto aparecerá el héroe imbatible,  la dama en peligro,  el conflicto intimista que después se desangrará en conversaciones sin termino junto a la mesa de la confitería o el restaurante. Fotografía obtenida por Juan Di Sandro de LA NACIÓN el  7 de diciembre de 1957.

La calle Lavalle, popularmente conocida como “la calle de los cines”, tuvo su época de esplendor entre los años 50 y los 70 del siglo pasado. Así como Corrientes fue y es la calle más cosmopolita de Buenos Aires y Florida era considerada la calle más burguesa de la ciudad, Lavalle era la más transitada. Claro, me refiero al tramo que va desde Florida hasta Carlos Pellegrini.  Toda persona que venía a pasear a Buenos Aires quería conocer Lavalle. Era un paso obligado. Si no caminaban por ella era como si no hubieran venido a la capital.

En esas cuatro emblemáticas cuadras había unos 20 cines. Pero no sólo cines.  También confiterías, restaurantes, pizzerías, disquerías, heladerías, sastrerías, tabaquerías, y dos galerías comerciales.
Se estima que un sábado por la noche, a la hora de entrar y salir de los cines, más de 40 mil personas desfilaban por Lavalle. Una verdadera marea humana.  Estamos situados en la década de los 50. Por esos años,  gracias a los precios congelados de la entrada a 5 pesos, desde fines de los años 40, la gente de los barrios y alrededores se volcaban sobre el  centro. Caminar por Lavalle desde Esmeralda hasta Suipacha, a la hora de salir de los cines, llevaba media hora. Esta lentitud en el movimiento duró hasta fines de los años 70.

Aquellos cines;  hoy ya desaparecidos, algunos demolidos, otros transformados en templos religiosos o negocios de escaparates o salas de videojuegos; donde hoy sobreviven apenas unas placas recordatorias sobre el suelo, que dejaron su huella y le dieron carácter a Lavalle fueron: Luxor, en Lavalle 669, Arizona (luego Cineplex), en Lavalle 727, Ocean, en Lavalle 739, Rose Marie, en Lavalle 750, París; en Lavalle 769,  Ambassador, en Lavalle 777. Monumental, en Lavalle 780, Trocadero, en Lavalle 820, Electric. en Lavalle 836, Paramount, en Lavalle 843, Hindú (luego Alfa), en Lavalle 846, Sarmiento, en Lavalle 852, Normandie, en Lavalle 855, Metropol (luego Atlas), en Lavalle 869, Renacimiento (luego Concorde), en Lavalle 925, Select Lavalle, en Lavalle 926 e Iguazú, en Lavalle 940.



jueves, 7 de diciembre de 2017

Toto Paniagua - Parte 6

Quisiera que alguien fuera capaz de explicarme por qué unos pueden hacerse célebres por un aviso comercial vulgar, chato, y en cambio otros permanecen desconocidos tras diez años de trabajo serio y talentoso.
—¿Eso es una queja?
—De ninguna manera, es un planteo de la realidad, que es muy distinto. Yo le estoy muy agradecido a la televisión, no sólo por lo que me dio a mí, personalmente, sino también porque es un medio cómico muy importante para otros actores. 
Además, a mí la TV me viene muy bien, porque yo detesto la música en alto volumen y la gente que grita o gesticula en exceso: en el teatro hay que exagerar para que se vea y oiga desde la última fila, en cambio en la televisión hay micrófonos poderosos que captan hasta la mínima intención de la voz y cámaras que agrandan hasta el más imperceptible de los gestos.
—¿Usted aprovecha esos recursos?
—Por supuesto. Yo tengo muchos problemas para memorizar los textos; admiro a los tipos que, como Tato Bores, son capaces de mirar una hoja y fotocopiarla en la mente; como no soy capaz de hacer eso, la técnica televisiva me ayuda mucho.
—¿Por qué?
—Bueno, porque apenas me olvido el libreto empiezo a hacer gestos, pongo caras, y el cameraman me enfoca y me salva. Encima ocurre que eso causa gracia.
—¿Cree que hay una crisis en la comicidad?
—Pienso que sí, porque el mundo está muy problematizado. Nadie se pregunta, por ejemplo, por qué no aparecen otros grandes cómicos como los hermanos Marx, Chaplin o Buster Keaton.
—Bueno, pero existen nombres como los de Tati, Pierre Etaix o Danny Kaye.
—Es cierto, pero creo, de todas maneras, que no surgen en el mundo cómicos de la talla de los que había en otras épocas. Tal vez si las cosas cambiaran, si hubiera más tiempo para reírse, por ejemplo, podrían surgir nuevas estrellas del humor. 
Uno de mis sueños es poder trabajar un año o dos en la preparación de un film, como hacen Pierre Etaix o Tati: si yo pudiera preparar una película de una hora y media me sentiría dueño de una obra completa, terminada, que le permitiría al público juzgarme mejor. Creo que en el fondo estoy un poco cansado del examen eterno del sketch.
—¿Y del éxito, está cansado?
—Bueno, cuando la gente me reconoce por la calle me escondo, me da vergüenza. Parece tonto pero es así: siempre me vence la timidez.
—Sin embargo no es tímido para hacer su trabajo.
—Es otra cosa. Yo puedo animarme como actor a cosas que personalmente no haría ni loco, Y no es sólo por el dinero, como algunos podrían pensar. Me acuerdo que una vez me llamaron para hacer un aviso comercial y me pagaron cincuenta mil pesos. Salí de cobrar el cheque y le compré a mi mujer un chal que me costó 40 mil, así que no es la plata lo único que me motiva. Simplemente, me transformo. ¿Seré una nueva versión del hombre y la bestia?


Fotos: Mario Paganetti
Revista Siete Días
28/07/74


martes, 5 de diciembre de 2017

Toto Paniagua - Parte 5

A veces tardábamos 6 horas para conseguir un gag, y normalmente para grabar dos programas trabajábamos desde les 8 de la mañana de un día hasta las 4 del siguiente. Ahora, para grabar Hupumorpo, nos dan exactamente seis horas.
—¿En su vida íntima también cambiaron tanto las cosas?
—Bastante. Viví mucho tiempo una vida de bohemio, pero desde hace 10 años soy un perfecto padre de familia. Me encontré con una mujer de la que estoy muy enamorado y tengo tres pibes, dos varones de 6 y 8 años y una nena de 10. 
Pienso distinto, cuido más el futuro. Antes era un tipo solitario: soy de Aries y tengo sangre catalana y de vascos franceses, así que en mí las cosas están dadas como para que se junte le fogosidad, la pasión, con un fuerte sentido del hogar, de la tranquilidad.
—Ahora está en la etapa hogareña ...
—Claro. Yo tengo la satisfacción de que mis hijos estén contentos porque hago reír; estoy orgulloso de mi profesión. A veces trabajo para ellos en casa. Mi mujer me ayuda y entre los dos hacemos un espectáculo para los pibes. Por momentos siento que desperdicié un poco el tiempo, así que ahora estoy viviendo cada día como si fuese el único.
—¿Lee mucho?
—No tengo tiempo. Compro libros y los guardo: para cuando me jubile. A veces pienso en todas las cosas que tengo planeado hacer cuando me jubile y entonces me doy cuenta de que voy a tener que trabajar más que ahora.
—¿Está muy absorbido por su trabajo actual?
—Estoy en un momento en que tengo que aprovechar, insistir, sacrificar muchas cosas para seguir en la televisión, una procesión que no admite desertores. La TV es terrible. Y con eso no quiero decir ni buena ni mala, simplemente terrible.
—¿Por qué terrible?
—La gente se olvida de uno en dos semanas, y sin embargo se acuerda perfectamente del gag que hizo hace dos años. Un personaje puede durar cuatro años repitiendo lo mismo, pero un día se agota y el público no quiere verlo ni pintado. Conocer los límites es cosa de brujos. 

Toto Paniagua - Parte 4


Pero el público debe saber cuándo hay un perro y cuándo hay un niño debajo de la mano, porque la caricia lo sugiere. Si el mimo se vuelve y tropieza con la mesa, la gente tiene que saber que esa mesa está ahí. Y cuando finalmente se va y abre la puerta los espectadores saben que es la misma puerta.
—¿Sólo trabajó como mimo? 
—No, aprendí lo fundamental así, pero también hice papeles protagónicos en Santa Juana, de Bernard Shaw, A puerta cerrada, de Jean-Paul Sartre, Cándida, de Shaw. . .
—¿Luego vino la televisión? 
—Sí. Los dueños de la revista Lunes formaron un equipo para hacer un programa por televisión. Había gente de teatro, de radio, de cine y de publicidad. Debutamos en el año 62 en Montevideo con Telecataplum. Fue hermoso: no subestimábamos al público y producíamos las ideas que se nos ocurrían sin simplificarlas, así fueran chistes sobre los clásicos, las comedias musicales o las óperas más famosas. 
En una fiesta que hubo en Montevideo, cuando nos dieron un premio, Blackie nos conoció y tuvo la idea de traernos a Buenos Aires.

Algunos ejecutivos de la TV porteña no estaban demasiado convencidos de que el programa iba a andar bien acá: decían que era para minorías, que resultaba Intelectual. Pero finalmente fue un éxito. Me acuerdo que hicimos una presentación totalmente disparatada: Nikita Kruschev aparecía en pantalla recomendándole a la gente que viera Telecataplum. 
Yo personalmente me di cuenta de la importancia del programa cuando me enteré que en una despedida de soltero hubo 22 personas que se fueron para no perderse la emisión.
—Mucha gente habló del retorno de Telecataplum a la pantalla. ¿Usted lo cree posible?
—No, porque el grupo se dispersó y las condiciones ya no son las mismas. 
Ahora los costos son infinitamente más altos y no se le puede dedicar a un programa el tiempo que le dedicábamos a Telecataplum. 

domingo, 3 de diciembre de 2017

Toto Paniagua - Parte 3

—¿Y cómo se decidió a cambiar ese trabajo por el humor?
—Bueno, me aburría mucho y un día decidí largarme: conseguí un puestito en una compaña de revistas que hacía giras por el interior del Uruguay. Yo había realizado algunos estudios de canto y pensé que triunfaría en ese terreno, pero las cosas salieron distintas. . . 
—¿Por qué?
—Bueno, ésa era la época del romanticismo, así que en mi debut me puse a entonar un bolero. Adopté la mejor cara romántica que pude y canté: a la mitad de la pieza me di cuenta de que todos estaban llorando de risa. 
Me detuve por unos segundos pero después seguí cantando cómo si nada. Así nació ese actor cómico que se llama Ricardo Espalter. Lástima que ahí quedó enterrada una de mis grandes vocaciones.
—La de ser cantor de boleros, claro.
—No. La de cantor de óperas.
— Mi sueño era empezar con Noche de ronda y Nosotros y terminar con La Bohéme ó La Traviata. En fin, mi más oculta vocación era Rigoletto, pero...
—¿Y qué pasó después? 
—Con el tiempo se disolvió la compañía y yo comencé a hacer teatro independiente en Montevideo. Es curioso, pero no me acuerdo bien de la fecha en que sucedieron esas cosas. 
Fue una experiencia maravillosa, pues en ese momento encontré a José Struch, un español exiliado, gran mimo, que luego dirigió en Uruguay a la Comedia Nacional. 
Con él aprendí verdaderamente el oficio de la pantomima, que es el esqueleto de todo trabajo actoral, porque el mimo trabaja con el escenario vacío. El abre una puerta inexistente, se mueve entre muebles que nadie ve y acaricia a un niño o a un perro imaginarios. 

sábado, 2 de diciembre de 2017

Toto Paniagua - Parte 2

Precisamente en el pequeño camarín de El Papagayo, Espalter recibió a Siete Días para charlar sobre sus primeras incursiones en el terreno del humor, las épocas de Telecataplum, sus éxitos actuales y, por supuesto, su experiencia en el café-concert.
—¿Qué diferencia hay entre Psitacosis y su trabajo en televisión? 
—Acá me divierto más, el público está presente, no tiene inhibiciones y manifiesta lo que siente. Naturalmente que para muchos espectadores esto es una extensión del programa televisivo. 

Para nosotros, en cambio, no es así porque la gente está junto a nosotros, dice cosas, y hay que elaborar una respuesta rápida a sus sugerencias. Yo creo que en el café-concert funciona una ley algebraica, la del carácter transitivo.
—¿Carácter transitivo?
—Sí. Se supone que los que tenemos que hacer reír somos Almada y yo, pero muchas veces son los espectadores los que producen la situación cómica; por eso hablo del carácter transitivo. Una noche yo estaba en el escenario y de repente me avivo de que un tipo se había tentado: se reía como loco, no podía parar. 
Me contagié y me tenté yo también; cuando la gente se dio cuenta de esa situación comenzó a contagiarse: terminamos todos a las carcajadas, en un ambiente muy cordial pero sin que nadie pudiera parar. 
—Un éxito. ..
—Yo diría que una casualidad. Prefiero conseguir lo mismo con mi trabajo, a pesar de que es muy gratificante lograr ese contacto con el público. En televisión, en cambio, uno comprende si lo que hizo gustó o no mucho tiempo después de haberlo hecho. El programa se graba y recién después de la salida al aire se puede medir la reacción de la gente. Esa incertidumbre es terrible.
—¿Usted es nervioso? 
—Soy un tímido sin remedio, que es mucho peor. Me pasé 25 años como mensajero en una compañía de teléfonos sin animarme a probar otra cosa. Parece un chiste, pero es así.

viernes, 1 de diciembre de 2017

Toto Paniagua - Parte 1




Es casi una magia: Ricardo Espalter entra en escena y la gente comienza a sonreír. Hace un gesto minúsculo, insignificante, y los espectadores se codean cómplices, divertidos. El se rasca la nariz, se abrocha un botón del saco o se acomoda la corbata y la carcajada estalla, espontánea e inevitable. 

Antes de empezar con sus chistes, el actor uruguayo ya tiene a su público metido en el bolsillo. Es que a los 50 años —y tras tres lustros de trajinar los duros oficios del humor— Espalter ha logrado adueñarse de una comicidad contagiosa que transmite con un aire desenfadado, bonachón. Aunque los televidentes argentinos lo conocen desde 1964, cuando el ciclo Telecataplum invadió las pantallas porteñas, el verdadero boom de RE se produjo esta temporada, cuando su personaje, Toto Paniagua, se consagró en las emisiones de Hupumorpo. Desde ese momento su rostro cautivó a millones de televidentes y Espalter se convirtió en un símbolo de la ingenuidad.

Ese éxito le permitió reeditar una experiencia que lo apasiona, el café-concert. En El Papagayo, un coqueto local de la porteña avenida Santa Fe, Ricardo Espalter presenta todas las noches Psitacosis, un espectáculo que realiza junto a Enrique Almada, en el que desgrana minuciosamente todos los recursos de su comicidad. 


EL INOLVIDABLE "HOOLAA" DE ESPALTER

miércoles, 15 de noviembre de 2017

¿Qué hacían Moreno, Belgrano y San Martín cuando se aburrían? - Parte 5


Muchos formaban cofradías a las que les ponían nombres de santos, aunque en la práctica obedecían a ritos sincréticos, paganos.

¿Qué rol tenían las festividades religiosas?

-Eran momentos centrales de la vida pública. Y también competían los barrios con sus presentaciones. Cuenta Mariquita Sánchez que los preparativos para la misa de Resurrección llevaban todo un año. Una vez, por ejemplo, los vecinos del barrio de La Merced armaron una nube de algodón teñida de celeste, mezclada con blanco y salpicado de estrellas de esmalte. 

Dentro de esta nube, un niño muy lindo, vestido de ángel, aparecía cantando y echando flores, para sorpresa del auditorio, satisfacción de los inventores y enojo del barrio rival. 

En estos festejos se gastaba dinero sin piedad, algunas veces por devoción y otras por amor propio.Hasta ahora hablamos del entretenimiento en la ciudad. 
¿Qué pasaba en el campo?

-Había dos actividades que se realizaban los domingos. Una pasaba por la pulpería, donde se hacían fogones y se cocinaba puchero con ingredientes similares a los actuales. Se lo acompañaba con mate y era más popular que el asado y el vino. 

La otra se relacionaba con las carreras y las prácticas a caballo. El pato, que hoy parece elitista, era muy popular y los partidos producían tanto escándalo que durante un tiempo estuvo prohibido. También proliferaban competencias que hoy parecen hechas para llamar la atención de los habitantes de la ciudad, como los festivales de doma. Mostrar sus destrezas es algo que siempre motivó a los hombres, más allá del tiempo y de su condición social.

RICARDO CICERCHIA, HISTORIADOR

https://www.clarin.com/opinion/hacian-moreno-belgrano-san-martin-aburrian_0_B1bfj7J18ng.html

lunes, 13 de noviembre de 2017

¿Qué hacían Moreno, Belgrano y San Martín cuando se aburrían? - Parte 4

¿El río tenía alguna relación con el entretenimiento?

-Sí. La gente iba a bañarse a lo que hoy es Retiro; era algo bastante popular para los chicos de todos los niveles. 
También concurrían las mujeres, que preferían el atardecer para que sus cuerpos no se vieran tanto. Incluso la idea de balneario ya existía a mediados del siglo pasado: había tiendas que vendían refrescos de frutas, galletas y empanadas dulces.
¿Qué papel jugaban las corridas de toros dentro de los espectáculos públicos?

-Despertaban mucha pasión. 
A principios del siglo XIX funcionaba a pleno una plaza de toros construida en la zona de la ribera cercana a San Telmo. Tenía capacidad para 2.000 personas -en una época en que Buenos Aires y sus alrededores no sobrepasaban los 40.000 habitantes- y observaba adecuadas medidas de seguridad. 
Antes había existido otra plaza en el centro de la ciudad pero se la reemplazó porque se produjeron disturbios cerca de las casas de familia y la gente se quejó. 
Las riñas de gallos también ocupaban un lugar importante. Era un espectáculo sólo para hombres y, obviamente, se apostaba dinero a favor de uno u otro animal.

En aquella época, la palabra quilombo era utilizada para referirse a los lugares donde se juntaba la población negra. Dado que ellos tocaban el tambor muy a menudo, el término empezó a significar ruido. ¿Había una música y una diversión propias de la gente de origen africano?-Sí, el carnaval era una fiesta muy fuerte: institucionalizaba el concepto de desborde y lo restringía a unos días al año. 

La comunidad afroargentina, que era muy visible tanto en Buenos Aires como en el interior, ocupaba un rol central en esos festejos: se reunían grupos de distintos barrios que competían entre ellos en la calidad de su música y de sus bailes. 

domingo, 12 de noviembre de 2017

¿Qué hacían Moreno, Belgrano y San Martín cuando se aburrían? - Parte 3

En una tertulia, justamente, conoció a su futura mujer, Remedios Escalada.¿Qué se hacía además de bailar?-Eran reuniones sociales con una agenda bastante prefijada. 

Incluso se sabía de antemano cuándo se iba a danzar un minué y cuándo un gato. Había algo curioso: se trataba de una manera muy pautada de vivir el tiempo libre ya que la invitación dejaba en claro el horario: de las 20.30 a un poco antes de medianoche. 

La comida también tenía su lugar durante las tertulias; se servían pasteles y se tomaba mate, chocolate o té de menta.¿Té de menta? Lo asociaba con la cultura árabe, no con la colonial hispana.-Ahí está la clave. 

Era algo exótico para esta región que, justamente por su rareza, daba status y entonces lo ofrecían las familias más ricas, aquellas con mayordomo que anunciaba a los invitados. 
La calidad del azúcar que se servía también indicaba el nivel de la residencia: se trataba de un producto difícil de conseguir y, a mi juicio, esa escasez determinó el gusto de los argentinos por el mate amargo.

Si hablamos de los chicos, ¿existía la idea de la infancia como un período ligado al juego y a la recreación?-Se tenía una visión diferente: se los veía como adultos que estaban desarrollándose y que necesitaban pautas morales muy claras para aprender comportamiento. 

Los juegos aparecen con un rol menos significativo que hoy, aunque igual existían. El balero era muy popular y aquellos hechos en madera de sauce o de cedro, los más envidiados. 
En los sectores populares se solía confeccionar el mango del balero con la pata de una mesa vieja. También se jugaba mucho a las bolitas, fabricadas en vidrio o cerámica.

¿No había actividades que implicaran un mayor compromiso físico?

-Algunas... pero no con el actual concepto de deporte. 
Los barrilletes, por ejemplo, eran comunes: se los hacía con caña de Castilla, papel de seda, hilo y engrudo. Había otro juego que se llamaba el viaje, similar a la moderna rayuela: se arrojaba un huesito que obligaba a saltar entre cuadrantes con denominaciones como Tierra o Paraíso. 

La gallina ciega -como se ve en la película Camila- también estaba desarrollada. Las muñecas, en cambio, recién se popularizaron a partir de 1850.


sábado, 11 de noviembre de 2017

¿Qué hacían Moreno, Belgrano y San Martín cuando se aburrían? - Parte 2

Manuel Belgrano se entretenía pintando acuarelas cuando paraba en las postas y quería matar el tiempo. Sus dibujos se perdieron, pero según los documentos de la época, dejaban bastante que desear.

Respecto del aburrimiento y los viajes, hay un caso curioso vinculado a la Argentina. En 1831, el señor Fitz Roy -capitán de un barco inglés llamado Beagle- decidió explorar las costas patagónicas y llegar hasta el Pacífico.

Antes de salir de Europa, buscó a alguien más o menos educado para que le amenizara la travesía. ¿Sabe a quién eligió?No.-A un pésimo estudiante de medicina que se llamaba Charles Darwin. Este muchacho tenía, sin embargo, un perfil interesante: era bastante conversador y relativamente culto, cualidades importantes para una estancia tan prolongada en el mar.

Así comenzó el primer viaje a la Patagonia de Darwin y su contacto con especies que nunca había visto en Gran Bretaña. Fitz Roy se fijó mucho en quién elegía: el capitán anterior de su barco se había suicidado en otro periplo y se decía que lo había hecho por aburrimiento.Más allá de lo que sucedía en los viajes, ¿cuáles eran los entretenimientos socialmente aceptados?

-Las actividades que implicaban gestos y movimientos corporales no estaban bien vistas dentro del hogar. Pero había una licencia especial para las danzas que amenizaban las tertulias porteñas. 

En general se llevaban a cabo en las casas de gente acomodada y nucleaban a lo mejor de la sociedad. Un joven militar de la época, José de San Martín, solía transitar estas tertulias con mucho éxito.Siempre pensé que él prefería el orden a la diversión.-Es que crecimos con la imagen del José que recordaba su madre, Doña Gregoria. 

Para ella era un niño más recatado que desenvuelto, más meticuloso que expansivo, más prudente que locuaz. La verdad, sin embargo, transitaba otro camino. San Martín disfrutaba los bailes en casa de familia -le gustaba mucho la contradanza- y hacía gala de ser un hombre de mundo, orgulloso de su aire europeo y seguro de su porte. 


viernes, 10 de noviembre de 2017

¿Qué hacían Moreno, Belgrano y San Martín cuando se aburrían? -Parte 1




Imaginemos una sociedad donde las muñecas eran algo excéntrico y los partidos de fútbol, una propuesta futurista. Sin cine ni televisión y con música que sólo se podía escuchar en vivo. La necesidad de entretenerse, sin embargo, era una idea legítima en la Argentina de la primera mitad del siglo pasado. 

Muchos de aquellos pasatiempos aún se conservan -desde el barrilete a la lectura- mientras otros se convirtieron en recuerdos, como la corrida de toros y la riña de gallos.

Ricardo Cicerchia, uno de los contados historiadores locales que privilegió el estudio de lo cotidiano, tiene un doctorado en la Universidad de Columbia de Nueva York y se desempeña como investigador del Conicet.

En las próximas semanas saldrá a la calle, editado por Troquel, el primer tomo de su ambicioso proyecto: tres libros que relatan la vida privada a través de la historia nacional.La palabra prócer asusta: se asocia demasiado a la estatua. Sin embargo, ellos eran personas con necesidades terrenas que a veces se habrán sentido invadidas por el tedio. ¿Cómo lo combatían?

-En la época de la Revolución de Mayo, los viajes estaban considerados como una de las cosas más aburridas dada la mala calidad de los caminos, el estado de las postas, la incomodidad de las carretas. Un viaje Buenos Aires-Córdoba tardaba un mínimo de cuatro o cinco días que resultaban muy pesados: no había nada que hacer durante el trayecto.

Muchas cartas de ese tiempo hablan del tema. Quiero destacar un relato de Manuel Moreno donde comenta el aburrimiento que le producía viajar a su hermano Mariano.

¿Qué hacía durante el trayecto para entretenerse?-Moreno leía bastante y -más allá de los viajes- tenía otra pasión para sus ratos libres: los soldaditos de madera. Parece que su colección era de las mejores.


martes, 7 de noviembre de 2017

Así nació Parque Chas - Parte 3


Allí Francisco Chas (hijo)tenía proyectado instalar un mercado comunitario que nunca se realizó. Todos los lotes de aquella manzana triangular fueron vendidos por la Inmobiliaria Parisi. Su dueño,Francisco Parisi -ex jugador de Almagro cuando el club tenía la cancha en Parque Chas- construyó gran parte de las viviendas que allí se encuentran.

Por aquel entonces era obligatorio donar terrenos para la construcción de plazas, colegios e iglesias. Se denominaba Reserva Fiscal, es decir que el propietario no podía disponer de aquellos lotes. Gerónimo Grosso comentó: “Nunca alquilábamos bateas (ómnibus) para traer gente a los loteos, ya que hasta aquí llegaba el tranvía Lacroze. En aquel tiempo no había que inscribir las ventas, todo era de buena fe. 

Existía la libreta de pago, que nosotros nos encargábamos de sellar ya que hacíamos las cobranzas. Nunca hubo que cobrar intereses punitorios por atraso en los pagos; los que no podían pagar devolvían la libreta y luego se ponía en venta el terreno o la casa”.

La nota de color relatada por Grosso fue que testaferros de los famosos mafiosos rosarinos de la década del 30, Don Chicho grande y Don Chicho chico, compraron terrenos en Parque Chas para luego revenderlos. “Un día vinieron a nuestra oficina central de Sarmiento 559 Agata Galiffi -hija de Don Chicho grande- y Salvador Summa, interesados en comprar terrenos. 

La reunión se desarrolló en términos muy cordiales, pero terminó con la Galiffi presa ya que en la calle la estaba esperando la policía con una orden de detención”, relató Grosso y concluyó: “Nosotros siempre tratamos de ayudar al obrero, no a especuladores y revendedores. Nuestra intención fue fomentar la construcción para valorizar al barrio”.

A ocho décadas años del nacimiento del barrio, éste es nuestro homenaje a quienes iniciaron la historia.

La presente crónica está basada en un reportaje que el 8 de junio de 1989 la Dra. Sonia Berjman y la Arq. Magdalena Eggers, historiadoras del barrio, le realizaron a Don Gerónimo Grosso hijo. El protagonista contaba entonces con 81 años de edad.



lunes, 6 de noviembre de 2017

Así nació Parque Chas - Parte 2

El primer remate

El 27 de noviembre de 1927, la casa G.G.G llevó a cabo la primera subasta de lotes desde La Pampa hasta Avenida de los Incas por Avenida Triunvirato. Las jornadas de remates eran muy pintorescas, ya que se instalaban carpas donde los interesados podían hacer sus ofertas. “Aquel día hizo 36 grados de calor y las tres carpas estaban llenas de gente. La venta duró desde las 16 hasta las 22 y se vendieron 200 lotes a 25 pesos moneda nacional, a pagar en cien meses sin interés. 

Como propaganda se regalaron más de mil abanicos por el calor que hacía. Al no haber parlantes no se podían escuchar las ofertas por el ruido que producía la gente cuando se apantallaba”, contó Gerónimo Grosso (hijo), quien ayudó a su padre desde los catorce años de edad en todas las subastas de terrenos que se hicieron en Parque Chas. Se realizaron treinta remates (cada cuatro meses) a lo largo de diez años y se llegó a vender un total de 3.000 lotes.

A los que adquirían un lote se les entregaba diez mil ladrillos gratis y por cinco pesos más se les daba veinte mil ladrillos. Por seis pesos más se entregaban los materiales necesarios para construir una habitación. O sea que por cuarenta pesos al mes el más humilde obrero podía hacerse la casa. La mayoría levantó su hogar trabajando los sábados y domingos, ya que durante la semana se dedicaban a sus oficios y ocupaciones. 

La idea era incentivar la construcción para valorizar el barrio. La base de venta era de 20 pesos por mes. Los lotes más caros, como la esquina de Avenida de los Incas y Triunvirato, costaban 250 pesos por mes, los de Triunvirato hasta La Pampa tenían un valor de 20 a 150 pesos por mes y los que estaban dentro del barrio de 60 a 70 pesos por mes, siempre en 100 cuotas sin interés.

La casa matriz de las tres G estaba ubicada en Sarmiento 559, pero mientras Parque Chas crecía se instaló una agencia en un chalet de madera de Triunvirato y Gándara. “Atendíamos sábados, domingos y feriados. Yo acompañaba a la gente que venía a ver los terrenos para que no se perdieran, ya que como las calles eran redondas se desorientaban”, recordó Grosso hijo. Los últimos terrenos se vendieron en el triángulo formado por las calles Gándara, Ginebra y Triunvirato en 1941. 


domingo, 5 de noviembre de 2017

Así nació Parque Chas - Parte 1



El martillero público Gerónimo Grosso fue el responsable de lotear el barrio entre 1927 y 1941. Por apenas 25 pesos moneda nacional, pagaderos en cien meses sin interés, los vecinos podían acceder a su terreno. Las subastas eran muy pintorescas, ya que se instalaban carpas donde los interesados podían hacer sus ofertas.

En 1925 nacía un nuevo barrio. Desde el punta de vista urbanístico, su trazado representó la vanguardia que seguía los postulados británicos de ciudad-jardín. El diseño radiocéntrico -que perteneció a los ingenieros Frehner y Guerrico– significó llevar el pintoresquismo a su máxima expresión. El otro protagonista de esta historia fue el martillero público Don Gerónimo Grosso, quien contribuyó a la formación urbana del “Gran barrio Parque Chas”. Gracias a aquellos visionarios, Buenos Aires cuenta hoy con un patrimonio urbanístico de gran valor.

El 5 de abril de 1905 el martillero público Gerónimo Grosso Giachino fundó la oficina de Tierras “G.G.G”. Comenzó vendiendo terrenos en Villa Gavarone (hoy Banfield) y en 1927 llevó adelante el loteo más importante de la firma: nos referimos a la subasta de parcelas que contribuyó a la formación urbana del barrio Parque Chas, cuyo terreno pertenecía a la familia Chas. Don Gerónimo Grosso Giachino nació en Génova en 1877 y falleció en Buenos Aires en 1956. Llegó a la Argentina en su juventud. Desde el primer lustro de nuestro siglo hasta su muerte se dedicó a la subasta de tierras, actividad en la que adquirió reputación y solvencia. Además de Parque Chas, G.G.G. desarrollo su actividad en Villa Pueyrredón, Villa Cerini, Barrio General Paz y en los barrios Drysdale (Carapachay) y Grossville (Vicente López).

La firma G.G.G fue pionera en la venta de terrenos a pagar en cien mensualidades sin interés en pesos moneda nacional. Por aquel entonces el dinero mantenía su poder adquisitivo y, como no había inflación, muchas familias de laburantes pudieron tener su casa. La historia del barrio Parque Chas comenzó hace 82 años, cuando el antiguo Concejo Deliberante aprobó la Ordenanza Nº 1129: “Apruébase el trazado de calles propuesto por el señor don Vicente Chas, para el terreno de su propiedad limitado por la Avenida de los Constituyentes y calles Pampa y Triunvirato, en la forma en que se indica en el plano agregado a este expediente (…), firmado con fecha agosto del corriente año por los señores ingenieros Guerrico y Frehner, y el visto bueno del Director del Departamento de Obras Públicas ingenieroRebuelto”.

Grosso habría copiado el trazado de una ciudad europea y se la ofreció a la familia Chas para proyectar un Barrio Parque. Durante 1925 el doctor Vicente Chas construyó a modo de vidriera las “20 Casas para Obreros” a lo largo de Avenida La Pampa, entre Gamarra y Altolaguirre. La intención comercial -al construir aquellos pintorescos chalets- fue mostrar un barrio en crecimiento a los futuros compradores de terrenos.

Historia y Límites del Barrio de Villa Ortúzar



Villa Ortúzar está delimitado por las calles La Pampa, Av. Forest, Av. Elcano, Vías del Ferrocarril General Urquiza , Av. Del Campo, Combatientes de Malvinas, Av. Triunvirato y Combatientes de Malvinas. Limita con los barrios de Villa Urquiza al norte, Belgrano al noreste, Colegiales al este, Chacarita al sudeste, La Paternal al sur, y Parque Chas al oeste. Ocupa parte de los que fueran terrenos de la Chacarita de los Colegiales y posteriormente de Santiago Ortúzar. Los primeros en instalarse en esta zona fueron los padres jesuitas, en el año 1614. Más tarde, ya en 1827, durante el gobierno de Bernardino Rivadavia sus terrenos fueron cedidos a inmigrantes alemanes.

En 1833 llegan inmigrantes de las islas Canarias, pero no prosperó ninguno de los emprendimientos y se retiraron. Fueron varios los dueños de los terrenos de la zona que se fueron sucediendo hasta que en 1862, el 26 de Abril, Don Santos Mugerza vende a don Santiago Ortúzar los terrenos. Hay otras fuentes que afirman que Ortúzar había recibido esos terrenos como recompensa por sus servicios militares durante el gobierno de Rosas. Eran 26 manzanas entre las actuales Av. Triunvirato, Tronador, A. Thomas y Av. Elcano. Trazó las calles y las arboló con eucaliptos. Su casa fue construida entre las calles Giribone, Heredia, 14 de Julio y Álvarez Thomas; Santiago Ortúzar instaló grandes palomares y, por este motivo, al lugar se lo conocía como "El Palomar de Villa Ortuzar" En 1871 se inauguró el Cementerio del Oeste y en 1874 comienza el primer loteo de Ortúzar. En 1889, el 4 de diciembre murió Santiago Ortúzar y fue sepultado en el cementerio de Chacarita.

En las primeras décadas del siglo, se incrementó notablemente la población del barrio, ya que se produjeron numerosos loteos y fraccionamientos donde se instalaron nuevos vecinos. Fue también una zona elegida para levantar importantes industrias. Allí funcionó la Perfumería Griet (en la calle Girardot 1618 y 1640), la firma Everton (que fabricaba plumas fuentes) y la empresa Sudamtex, una textil que funcionó hasta 1986, que llegó a tener 2000 empleados. El 26 de abril quedó instituido como el “Día del Barrio de Villa Ortúzar”, fecha en que Santiago Francisco de Ortúzar compró la chacra 38 en esa zona. Ortúzar también donó tres terrenos para construcción de la Escuela General Acha. En donde se hallaba el "Palomar de Ortúzar", se emplaza actualmente la Plaza "25 de agosto".

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viernes, 27 de octubre de 2017

Historia y Límites del Barrio de Villa Crespo


Este barrio está ubicado en el centro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y limita con los barrios de Chacarita, Palermo, Almagro, Caballito y Paternal. Está delimitado por las vías del Ferrocarril General San Martín, Av. Dorrego, Av. Warnes, Paysandú, Av. San Martín, Av. Gaona, Av. Ángel Gallardo, Av. Estado de Israel, Av. Córdoba.

Su nombre proviene del intendente municipal Dr. Antonio F. Crespo, que apadrino la instalación de la “Fábrica Nacional de Calzado” que se hallaba entre la actual Avenida Raúl Scalabrini Ortiz (ex Canning), Avenida Warnes, Avenida Corrientes y la Avenida Juan B. Justo. El nombre del barrio se debe a los rematadores de estos terrenos, los que en honor al intendente Crespo y alentados por la familia Lebrero, propietaria de los mismos, comenzaron a denominar el lugar como la Villa de Crespo. De hecho esos terrenos se convirtieron en las primeras villas de la ciudad de Buenos Aires. Tuvieron que pasar años para considerar a “Villa Crespo” como nombre único y definitivo del barrio, en lugar de “La Villa de Crespo”. Durante esos años también se usó el nombre de San Bernardo debido a que la Parroquia (electoral) de San Bernardo cumplía la función del registro civil, aun no creado.

Este barrio surge junto al Arroyo Maldonado. En la zona, la industria marroquinera tomó gran impulso. Sus obreros tenían como santo patrono a San Crespín y bregaron para que la nueva villa fuera denominada en su honor, pero luego de un gran debate se prefirió que el santo patrono fuera San Bernardo, en honor al padre del Gerente General de la fábrica, Don Salvador Benedit. 

Este facilitó materiales para la construcción de la primeras viviendas para obreros de la fábrica, dichas viviendas tomaron nombres de conventillos, en los cuales vivían numerosos inmigrantes de diversos orígenes. Con el aumento de la población se originó un constante crecimiento comercial, sus vecinos desarrollaron un alto grado de actividad social, que tuvo su esplendor en la década de 1940.

Décadas más tarde (años 60 y 70) el barrio sufrió un éxodo de vecinos junto a la desaparición de varias entidades, tanto comerciales como culturales, lo que llevó al barrio a un estado de abandono. A partir de su centenario (año 1988) un grupo de arraigados vecinos comenzaron a peticionar a las autoridades para una mejor calidad de vida y renovar así su actividad cultural. Sus logros fueron en aumento, tal es así que Villa Crespo está resurgiendo gracias a la actividad de sus habitantes.

Entre las grandes figuras artísticas y de la cultura del barrio se encuentran: La primera mujer bandoneonista Paquita Bernardo, el pianista de tango Osvaldo Pugliese, el dramaturgo Leopoldo Marechal, el pintor Antonio Alice, el cantante Celedonio Flores, el editor Manuel Glaizer, el dramaturgo, poeta y letrista de tangos Alberto Vaccarezza, el dramaturgo y músico Osvaldo Mongelli, el actor Angel Magaña, el actor Osvaldo Miranda, el cómico Alberto Locatti, el escritor Juan Gelman, el productor y escritor Ben Molar , el productor de televisión Adrián Suar.
Entre los Deportistas se encuentran Daniel Scioli (Campeón Mundial de Off Shore), Hugo Orlando Gatti (jugo en Atlanta), Norberto Battilana (Campeón Internacional de Basket) y José Velutatto (Campeón Argentino de Ciclismo).

Entre los edificios históricos se encuentra el "Conventillo de la Paloma", que dio nombre al famoso sainete de Alberto Vaccarezza. Sobre la calle Serrano 156, fue colocada una placa en honor a Vaccarezza, el edificio cuenta con Protección Estructural establecida por la Ley 1487, en el año 2004. Otros edificios son: la Parroquia San Bernardo, el Bar y Billar San Bernardo, el Mercado San Bernardo, la alcaldía, el conservatorio odeón, el taller de los hermanos máspero, el hotel imperio, la farmacia del águila y el complejo de la fábrica Dell'Aqua.

El barrio tiene una gran tradición en el carnaval porteño,  donde actúan al menos 4 murgas: Los Ansiosos De Villa Crespo "Los Movedizos de Villa Crespo", "Centro Murga Maniáticos de Villa Crespo", y "Los Dichosos de Villa Crespo". Entre los clubes están Villa Malcolm, El Fulgor, el club Villa Crespo y obviamente el más conocido de todos: Atlanta. Entre los locales comerciales se cuentan pizzerías como Imperio o Nápoles y restaurantes como Comander, Los Amigos o Los Chanchitos, muy concurridos. Como único supermercado kosher del barrio, está "100% Casher", que se encuentra enfrente del templo judío ACISBA. En Villa Crespo viven una buena parte de los judíos de la Capital Federal.

En la calle Olaya al 1796, se encuentra la Junta Barrial y de Estudios Históricos de Villa Crespo, esta institución fue fundada el 5 de julio de 1976 por el Dr. Cayetano Francavilla entre otros destacados vecinos como Don José Scioli (abuelo del mencionado Daniel Scioli), con el fin de difundir la historia del barrio. Entre las entidades más antiguas y vigentes, está la Liga Argentina Médica Asistencial, fundada en 1919. El Club Fulgor de Villa Crespo, fundado el 1º de octubre de 1933. Y la famosa República de Villa Crespo, fundada el 15 de Diciembre de 1935.



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viernes, 20 de octubre de 2017

Acta de la Independencia Económica


Esta declaración es uno de los hechos mas importantes producidos por la revolución peronista, ya que refleja la consolidación de la independencia Argentina de los poderes y organismos internacionales, dentro de un país, sin deuda externa, industria nacional abasteciendo al mercado interno, y todos los resortes económicos regulados por el gobierno, este acontecimiento se llevo a cabo en la ciudad de Tucumán el 9 de julio de 1947, lugar y fecha aniversario de la declaración de la independencia política en 1816, ante la presencia del Presidente Chileno de entonces.

"En la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel de Tucumán a los nueve días del mes de julio de mil novecientos cuarenta y siete, en centésimo trigésimo primer aniversario de la declaración de la Independencia política, sancionada por el congreso de las provincias unidas, reunido en mil ochocientos dieciséis, se reúnen en acto solemne los representantes de la Nación, en sus fuerzas gubernativas en sus fuerzas populares y trabajadoras, para reafirmar el propósito del pueblo argentino de consumar su emancipación económica de los poderes capitalistas foráneos que han ejercido su tutela control y dominio, bajo las formas de hegemonías económicas condenables y de los que en el país pudieran estar a ellos vinculados.
 
A tal fin los firmantes, en representación del pueblo de la nación, comprometen las energías de su patriotismo, y la pureza de sus intenciones en la tarea de movilizar las inmensas fuerzas productivas nacionales y concertar los términos de una verdadera política para que en el comercio internacional tengan base de discusión, negociación y comercialización los productos de trabajo argentino, y quede de tal modo garantizada para la República la suerte económica de su presente y su porvenir. 

Así lo entienden y así lo quieren, a fin de que el pueblo que los produce y elabora y los pueblos de la tierra que los consumen, puedan encontrar un nivel de prosperidad y bienestar más alto que los alcanzados en Ninguna época anterior y superiores a los que puedan anotarse en el presente. 
Por ello, reafirman la voluntad de ser económicamente libres, como hace ciento treinta años proclamaron ser políticamente independientes. 

Las fuerzas de la producción e industrialización tienen ahora una amplitud y alcance no conocidos y pueden ser superadas por la acción y trabajo del pueblo de la República. El intercambio y la distribución suman cifras que demuestran que el comercio y la industria se expanden conjuntamente con aquellos. 

La cooperación, que contribuye a fijar de manera permanente las posibilidades humanas, será activada hasta alcanzar el completo desenvolvimiento que demandan las nuevas concepciones del comercio y empleo mundiales de las energías."




miércoles, 18 de octubre de 2017

Historia y Límites del Barrio de Parque Chas




Fundado en 1925 Parque Chas es sin dudas uno de los barrios más emblemáticos de la Ciudad de Buenos Aires, fama ganada a su particular trazado de calles circulares inspirado en el urbanismo europeo.

Delimitado por las avenidas Triunvirato, Chorroarin, Constituyentes y la calle La Pampa, toma su nombre de la familia Chas, que era propietaria del latifundio antes de que sea loteado en 1927, y originalmente fue adquirido para sacar material para rellenar el irregular terreno sobre el cual hoy se extiende el barrio de Villa Urquiza, y a diferencia de este último, vio pocos cambios en su paisaje, que resalta por la mayoría de casas bajas, mientras que solo en las cercanías de la Av. Triunvirato puede avistarse uno que otro edificio de más de 3 pisos de altura.

A principios del siglo XX la Ciudad de Buenos Aires presentaba un gran desarrollo urbano en lo que hoy en día es la zona más céntrica, desde la Av. Pueyrredón hasta el Río de la Plata, sin embargo este desarrollo encontraba un gran límite en el arroyo que hoy en día se encuentra debajo de la Av. Juan B. Justo. Al norte del mismo solo se destacaba el barrio de Belgrano con sus grandes quintas. Sin embargo, la creciente población de la Ciudad demandaba la creación de nuevas zonas residenciales, como consecuencia de esto el loteado de los grandes latifundios comenzó a ser un gran negocio y generaron la creación de los barrios que hoy conocemos como Villa Devoto y Villa Urquiza. Este crecimiento urbano creaba muy buenas oportunidades para aquellos que deseaban hacer dinero de manera rápida, razón por la cual fue adquirido el terreno donde hoy se ubica Parque Chas. Las primeras construcciones fueron fábricas de ladrillos que funcionaban a estiércol, y que pese a la prohibición de las mismas, la familia Chas lograba conseguir extensiones en su permiso, que duraron hasta el año 1925.

Debido a los reclamos de los vecinos y a las complicaciones que se generaron en esta zona, debido a la contaminación de las fabricas de ladrillos y falta de infraestructura que culmino en la aparición de una laguna en lo que hoy es la esquina de Triunvirato y La Pampa, el gobierno comenzó a ejercer presión para que el predio fuera loteado y urbanizado. Así a partir de 1927 comenzó la construcción del barrio y se delineo el particular trazado de calles que vemos hoy en día. Sin embargo el crecimiento fue lento, ya en los años ´40 solo una fracción del lugar se encontraba edificado y se encontraban grandes baldíos que desaparecieron recién en los años 50 y 60, siendo ocupados en su totalidad por zonas residenciales de baja altura.

Desde ese entonces, el horizonte del mítico barrio ha permanecido casi inalterado salvo por contadas excepciones. El famoso trazado le confirió el apodo de “El Laberinto de Buenos Aires”, ya que por la particularidad curva de sus calles, puede resultar una verdadera trampa mortal para aquellos que no están familiarizados con la zona. Este particular trazado ha inspirado muchas leyendas urbanas. Alejandro Dolina, por ejemplo, escribió sobre la misteriosa manzana a la que no es posible darle la vuelta.
Todas estas particularidades, las leyendas urbanas, la rica historia, el trazado laberíntico, y su paisaje prácticamente inmaculado han llevado a Parque Chas a ser uno de los barrios más emblemáticos de la Ciudad de Buenos Aires. Despierta amores y genera pasiones entre sus habitantes, muchos de los cuales han pasado toda su vida allí y son hijos de los primeros vecinos de la zona, lo que genera un ambiente particular, semejante al de un pueblo pequeño del interior donde “se conocen todos” a escasos metros de una de las zonas más densamente pobladas de la ciudad como es el barrio de Villa Urquiza, otro de los detalles que hacen de Buenos Aires una ciudad única en el mundo, pero a diferencia del casco histórico que recuerda las calles de Paris, o el barrio de San Telmo con su tradición tanguera, se encuentra escondido a los ojos de los extranjeros y sigue siendo tesoro de aquellos que más lo aman y dan vida, sus vecinos.
Parque Chas fue el último barrio porteño en conformarse, ya que fue aprobado por la Legislatura porteña como tal el 6 de diciembre de 2005. Está delimitado por las calles La Pampa, Combatientes de Malvinas, Av. Triunvirato, Combatientes de Malvinas, Chorroarín y Av. de los Constituyentes. Limita con los barrios de Villa Urquiza al norte, Villa Ortúzar al este, La Paternal al sur y Agronomía al oeste. En su límite con Villa Ortúzar, en la esquina de Los Incas y Triunvirato se encuentra la estación de la línea B de subtes, “De Los Incas-Parque Chas”.


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viernes, 6 de octubre de 2017

La Familia Chas - Parte 7


El proyecto que permitió sacar más lotes que con 
la típica traza cuadricular, fue toda una novedad para la 
época, y se supone que se inspiraba en los barrios Parque 
de las principales capitales europeas. 

Aquel trazado fue aprobado en la sesión del 29 de septiembre de 1925 por el antiguo Concejo Deliberante.




Residencia de Vicente Chas en Bella Vista, (arriba de todo junto a su
esposa María Lauga)


Esa fecha se tomó como referencia para celebrar el día del barrio Parque Chas, que en este 2005 cumplirá su 80 aniversario.

El 27 de noviembre de 1927 comenzaron los primeros loteos, y casi un mes y medio después -el 8 de enero de 1928- fallece a los 83 años el Doctor Vicente Chas, quien no podrá ver realizada la obra.

El barrio estaba en marcha y las primeras casas empezaban a asomar entre el barro y el humo de los hornos. 

Nieto del adelantado español Chas y Pombo, había nacido 
en Buenos Aires en 1845 y obtuvo su Doctorado en Jurisprudencia en la Universidad de Buenos Aires en 1867.
Fue Concejal de 1878 a 1880, senador en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires y Presidente del Banco Hipotecario bonaerense. 

Los últimos lotes, se vendieron en la década del 40.




La Familia Chas - Parte 6


Los martilleros Bravo, Barros y Cia. fueron los encargados de llevar adelante el remate en cuyo aviso se podía leer:

"Remate de un palacio. De la suntuosa finca perteneciente a la testamentaria del señor Don Francisco Chas, en Belgrano: calle Lavalle (Juramento) esquina Rio Bamba (Vuelta de Obligado), frente a la plaza principal y a la iglesia, sobre calle empedrada y con tramway a una cuadra del boulevard Santa Fe (antiguo camino a Santa Fe, hoy avenida Cabildo)"

Y más a delante decía: "Su distribución es prolija, consta de un gran salón, sala,comedor, ante-comedor, escritorio, fumoir, sala de billar, otra sala, gran terraza, 9 dormitorios, cocina, ante-cocina, piezas para el servicio, cuarto de baño, oficinas necesarias, cochera y caballeriza con entrada independiente, soberbio jardín con plantas escojidas y magníficas avenidas". 

La familia Chas estuvo muy ligada al Partido de Belgrano, ya que 
como decíamos, eran propietarios de importantes fracciones de tierra.

Podemos citar una parte de la Villa Catalinas (más tarde Barrio Villa Urquiza), otras en Coghlan, también una gran quinta ubicada entre Cabildo y las vías del Ferrocarril Poblador en el límite de Saavedra y Belgrano.

Pero la fracción que nos interesa es el denominado "Predio 
o terreno de Munita", que en la década de 1890 pertenecía al Antiguo Municipio de Belgrano, y es el que más tarde se transformaría en nuestro Parque Chas.

El potrero era un bien de la Sociedad Francisco Chas e hijos (Munita tenía una deuda con los Chas y les pagó con el terreno) delimitado 
por las actuales La Pampa, Triunvirato y De los Constituyentes. 

Con el tiempo uno de los hijos de Francisco Chas Belgrano, el Doctor Vicente Chas, fue el encargado -obligado por la antigua municipalidad y vecinos- a urbanizar el terreno. 

La primera acción concreta de Chas, fue la construcción de las 
famosas "20 casas para obreros" en el año 1925. 
Aquellas fueron levantadas a lo largo de Avenida La Pampa 
entre Trinuvirato y Andonaegui. Esto permitió la conformación 
de una imagen continua por cinco cuadras, a la que luego se fueron adaptando todas las demás levantadas en los terrenos intermedios. 



Los comienzos de Parque Chas:
"20 casas para obreros" sobre Avenida La Pampa (circa 1925)


Si bien la intención del propietario fue incrementar el valor 
del terreno, el resultado final fue que aquellas construcciones 
sobre Avenida La Pampa se transformaron en la vidriera del futuro barrio Parque Chas. Es decir, se utilizaron como propaganda para los loteos que comenzaron en el año 1927. 

Una vez que Vicente Chas se decidió a lotear y subdividir 
estas tierras, encargará el proyecto final con el actual trazado 
en forma de telaraña a los Ingenieros Armando Santiago 
Frehner (1897-1980) y Adolfo Guerrico (1897-1950). 


jueves, 5 de octubre de 2017

La Familia Chas - Parte 5


Las hijas mujeres se casaron con renombrados hombres de la 
época : Rosario con Van Praet (el terrateniente del 
Antiguo pueblo de Belgrano); Mercedes con el Coronel Arias,
Juana y Catalina con los hermanos Emilio y Ernesto Bunge, 
y Rosa con el Doctor Enrique Martínez.

Ejemplo del status social de la familia, fue la quinta de veraneo que encargaron construir en el actual barrio de Belgrano. 
Fue realizada y finalizada en 1882 por el yerno de Don Francisco Chas, elArquitecto Ernesto Bunge (1839-1913), poseedor del primer título de arquitecto expedido en nuestro país, (Escuela Nº 1 de Señoritas de la calle Córdoba y Riobamba, Iglesia de Santa Felicitas en Barracas).

El terreno donde fué construída la residencia, formaba parte de la llamada "Chacra de Oliver", de 60 hectáreas, propiedad del Juez de Paz en Belgrano y hombre de confianza de Adolfo Alsina, señor Laureano Oliver.

En esa quinta, frente a la plaza (Juramento, Cuba, Echeverría y Vuelta de Obligado), y a la Iglesia redonda Inmaculada Concepción -cuyas puertas talladas donaron- fallecieron Don Francisco Chas y Doña Catalina Salas de Chas.

Aspecto original de la quinta de Francisco Chas y Catalina Salas (ca.1882). Gentileza: Biblioteca del Museo Enrique Larreta


Aspecto del edificio luego de las reformas realizadas en 1916. Allí funciona desde 1962 el Museo Municipal Enrique Larreta.




Luego del deceso de sus padres, los herederos directos decidieron llevar a remate la quinta. Fué asi que el 15 de Mayo de 1892, en remate público, la señora Mercedes Castellanos de Anchorena adquiere la propiedad por el valor de 112.800 pesos moneda nacional, quien se la obsequió; como regalo de bodas, a su hija Josefina Anchorena cuando contrajo enlace con Enrique Larreta. 

miércoles, 4 de octubre de 2017

La Familia Chas - Parte 4


Este hecho nos da una idea de la estrecha relación que existió entre el General y su sobrino.

El 5 de noviembre de 1832 Francisco Chas Belgrano contrajo enlace con Doña Catalina de los Remedios Salas.



Casa del Matrimonio Chas-Salas en Florida y Avenida Corrientes
Revista Francesa "La Construction Moderne" (Febrero de 1892) 


El matrimonio vivió en una casa ubicada en Avenida Corrientes y Florida, la que fue tomada como ejemplo por la revista de arquitectura francesa "La Construction Moderne" en el año 1892. 

Con el tiempo, la holgada posición económica de los Chas, se vió reflejada en la adquisición de grandes extensiones de tierra. Podemos mencionar las del Antiguo pueblo de Belgrano (hoy barrio Belgrano), las de San Isidro y General Belgrano (provincia de Buenos Aires), las del sur de la provincia de Córdoba, otras en San Juan, y también Bariloche.

El matrimonio tuvo ocho hijos: Vicente, Juana, Francisco 
(que falleció siendo adolescente), Tomás, Mercedes, 
Rosario, Catalina y Rosita.




Foto de la familia Chas tomada en ocasión de las Bodas de Oro
de Francisco Chas y Catalina Salas. (ca 1882)
De pie (izq. a der.): Merceditas Chas, Tomás Chas, Rosario Chas, Inocencio Arias (esposo de Merceditas), Rosa Chas, Vicente Chas. Sentados (izq.-der.): Juana Chas, Francisco Chas, Catalina Salas de Chas, Catalina Chas.



martes, 3 de octubre de 2017

La Familia Chas - Parte 3

Reseña histórica de la familia que le dió el nombre al barrio.

por Fernando Belvedere

En Orense (Galicia-España), se encuentra el Ayuntamiento de Oímbra y dentro de éste una parroquia o caserío llamado "As Chas" (municipio de la Comarca de Verín y Monterrei).



"As Chas" en Orense (Galicia-España)


A principios del siglo XIX arribó al Virreinato del Río de la Plata procedente de aquella localidad española, Don Francisco Chas y Pombo. Según lo relatado por sus actuales descendientes, decidió irse de su país ante la imposibilidad de heredar tierras, ya que era el hijo menor de su familia.

Una vez asentado en la antigua ciudad-puerto, Don Chas y Pombo abrió un almacén de Ramos Generales en la Recova que estaba ubicada en la mitad de la Plaza Mayor frente al Cabildo.

Francisco Chas y Pombo se casó con Juana Belgrano -viuda de Ramos Villamil- y hermana del General Don Manuel Belgrano, activo protagonista de los sucesos de Mayo y creador de nuestra bandera. 

Fruto de aquella unión nació Francisco Chas Belgrano, (sobrino del creador de nuestro símbolo patrio), quien con el tiempo se convirtió en la cabeza de una caracterizada familia de Buenos Aires durante casi todo el siglo XIX, y en el futuro propietario -entre otras- de las tierras que hoy conforman el barrio Parque Chas.

Chas Belgrano fue hacendado y filántropo. Intervino en la vida pública después de la Batalla de Caseros, y según fuentes consultadas fue defensor de pobres,Constituyente en 1854, Senador Provincial y Concejal de la primera Comisión Municipal de la Ciudad de Buenos Aires. 

Por algún tiempo Francisco Chas tuvo bajo su custodia a Manuela Mónica, hija de Manuel Belgrano y Dolores Helguero: 

..."No podemos precisar en qué momento Manuela toma contacto con su medio hermano, pero podemos presumir que fue después de 1834, fecha en que Juan Manuel de Rosas informa a Pedro Pablo -quien vive con sus padres adoptivos en la casa de los Ezcurra- que es hijo de Belgrano. En ese momento Manuela tiene quince años y vive con Juana Belgrano en la casa paterna. Aventuramos esta fecha porque Francisco Chas Belgrano, a cargo del cuidado de Manuela, le informa a Pedro Pablo, también en 1834 y por disposición de Belgrano, quién era su padre".