lunes, 31 de agosto de 2020

Historia de Paraná estudiada desde la geología

La historia de mi pueblo... ESTACIÓN PIÑERO JOSÉ C PAZ


 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el año 1765, Manuel de Pinazo vende 1400 varas de extensión de frente a Silverio Román, quien tras diversas sucesiones de sus herederos, entre 1836 y 1862, se las venden a Mateo José Piñero, (Quién en ese entonces era Juez de Paz de Pilar). Al fallecer Piñero, sus hijos Mateo Piñero y Clara Piñero de Garzón, venden parte de las tierras a la empresa de Ferrocarriles para la construcción de la estación donde pasaría el “TRANWAY RURAL” (que funcionaba tirado por caballos). El 7 de octubre de 1888, el diario“La Prensa” publicaba un aviso anunciando que: “Desde el domingo próximo 9 del corriente quedará abierto un servicio provisorio de pasajeros desde la Plaza de la Victoria al pueblo de Pilar, pasando por Chacarita, San Martín, San Miguel, Piñero y Pilar”. Así llegó el 9 de octubre, ante la mirada sorprendida de los vecinos, pasó el primer tranvía desde Pilar a Buenos Aires y rato más tarde otro desde Buenos Aires a Pilar, deteniéndose ambos en la Estación “Piñero”, quedando así inaugurada la línea y la primera estación ferroviaria en las tierras que hoy forman el Partido de José C. Paz. El 9 de octubre de 1888 queda inaugurada oficialmente la estación Piñero. El servicio de tranvía, unia la “Plaza de la Victoria” con la ciudad de Pilar, el primer convoy corre por los flamantes rieles saliendo el primer coche a las 6 AM. El costo del boleto era de $0.60 centavos para la primera clase y de $0.50 centavos para la segunda clase. Los caballos se reemplazaban en un sistemado “postas” cada 3 leguas (unos 5 Km. aproximadamente) y se detenía en las estaciones de San Miguel y Piñero (donde aparte del ascenso y descenso de pasajeros, se cambiaban los caballos. Cuatro años después, en septiembre de 1891, el gobierno provincial autorizó a Lacroze a utilizar “tracción a vapor o mixta”, en consecuencia comenzaron a circular las máquinas a carbón por las vías del Tranway Rural. La zona de la Estación Piñero es considerado uno de los poblamientos más antiguos del distrito, Esto es porque que el "Tranway Rural" implementado por el empresario Federico Lacroze precedió en una década al “Ferrocarril Buenos Aires al Pacifico” de capitales británicos. Recién en 1906 se establecería la Estación del B.A.P. "Arroyo Pinazo", luego José C. Paz. El edificio de la estación era de forma rectangular techada con chapa a una sola agua, delante una galería techada que servía de refugio a los pasajeros, un batería de sanitarios, un solo andén sobre la vía principal, y un desvío paralelo a la vía principal para el cruce de trenes o para carga y descarga de la producción local. En 1897 se cambió la denominación de “Tranway Rural” por el de “Ferrocarril Rural de la Provincia de Buenos Aires”, pasando en el mismo año a la jurisdicción nacional. A comienzos del siglo XX, se lo denominará “Ferrocarril Central Buenos Aires”. Por muchos años en esta estación se detenía el servicio que unía Federico Lacroze con la ciudad de Rojas, con una frecuencia de dos formaciones diarias, una de ida y otra de vuelta. Además, pasaban los trenes generales de pasajeros hacia el litoral argentino pero no se detenían en esta parada. El 13 de febrero de 1947 cuando el gobierno del Presidente Juan Domingo Perón nacionalizó los ferrocarriles, el Ferrocarril Central Buenos Aires pasó a denominarse Ferrocarril “General Urquiza”. El 11 de marzo de 1993, el gobierno del Presidente Carlos Saúl Menem cerró el ramal clausurando la estación. Por sus vías solo circulaban algunos trenes de carga. 

Diez años después, en el 2003, comenzó a circular el tren de pasajeros “El Gran Capitán”, con dos frecuencias semanales, uniendo Federico Lacroze con las provincias de la Mesopotamia. Este tren pasaba por el territorio paceño sin detenerse. En cambio, si se detenía el conocido Tren Histórico hasta Capilla del Señor, que circulaba los días domingos con un servicio de ida y vuelta, este tren era impulsado en principio por la locomotora “Yatay”, y luego por la “Monte Caseros”. El 27 de mayo de 2005, el Honorable Concejo Deliberante de José C. Paz sancionó la ordenanza Nº 618/05, promulgada por el Ejecutivo Municipal el 15 de junio de 2005 por medio del decreto Nº 509/05, declarando “Monumento Histórico Municipal” al edificio de la Estación “Piñero”. Desde el 11 de noviembre de 2011, en que dejo de funcionar el “Gran Capitán”, la vía se haya totalmente abandonada, por ello el ramal recibe el nombre de “la vía muerta”. En una visita que hicimos hace unos días, nos atendió la Sra. Rosa quien cuenta hoy con unos jóvenes 84 años, y nos cuenta que vive en el edificio de la estación Piñero desde el año 1984, cuando su marido fue designado “jefe de estación” mudándose al lugar junto a su familia e hijos. En la actualidad la estación se encuentra bien pintada y aceptablemente. Como curiosidad, vemos un antiguo aljibe y tanque de agua en la parte posterior de la estación. 

Fuente: Museo Historico de José C. Paz, Sr. Alberto Julio Fernández; Sitio Web Patrimonio Historico Ex Gral Sarmiento


miércoles, 19 de agosto de 2020

Guillermo Miller: la vida heroica y olvidada del primer biógrafo y amigo de San Martín



Tras pelear en Waterloo, se unió a la causa emancipadora. Herido en múltiples oportunidades en batallas en Chile y Perú, su valentía llevó al Libertador a elegirlo como segundo al mando. En sus Memorias, realizó el primer retrato sobre el militar argentino

Cuando William Miller (Guillermo Miller) llegó a Buenos Aires en agosto de 1817 era un capitán de larga trayectoria a pesar de su corta edad. Había peleado junto a Wellington durante la campaña de España en la Batalla de la Victoria y el asalto de Bayona. En 1814 participó en el ataque a New Orleans durante el conflicto entre Inglaterra y Estados Unidos. Volvió a Europa justo a tiempo para combatir junto al Duque de Hierro en Waterloo. Terminadas las guerras napoleónicas el joven capitán, que por entonces tenía 20 años y había pasado los últimos 5 años de su vida peleando, decidió poner sus habilidades de artillero al servicio de la causa emancipadora.

Llegó a Buenos Aires en 1816 y fue destinado al Ejército de los Andes. En Chile asistió al desastre de Cancha Rayada donde, gracias a su sangre fría, logró salvar las piezas de artillería asignadas. Su abnegación le ganó el puesto de Edecán del Libertador. Como infante de marina participó de la captura de Talcahuano y posteriormente acompañó a Cochrane en su primera expedición al Callao, donde sufrió quemaduras a raíz de una explosión. Esta será la primera de las muchas heridas que surcarán su cuerpo. En Pisco y Valdivia recibió 6 heridas de bala al dirigir personalmente sus hombres al ataque. Su coraje indómito llamó la atención del General José de San Martín, quien lo ascendió y lo señaló como segundo al mando del Regimiento 8 de infantería.

Hombre de mar y tierra, jefe de caballería, infantería y artillería, su versatilidad guerrera fue de gran utilidad a la causa americana. Premiado con la Legión al Mérito de Chile y la Orden del Sol en Perú, Miller continuó prestando servicios en la legión peruana durante las guerras de independencia. Fue nombrado General y con ese grado participó en las batallas de Junín y Ayacucho, dónde se selló la libertad americana.

En 1826, Miller volvió a Londres donde fue recibido con honores. De allí viajó a Bruselas para entrevistarse con San Martín, a fin de recabar datos sobre la gesta de la Independencia americana y poder así terminar sus memorias, que por carácter transitivo son, en parte, las del Libertador.

Luego de ese viaje regresó a Perú pero las controversias políticas entre los criollos lo obligaron a desterrarse. Sin embargo, el general Luis Orbegoso lo convocó a su lado, y compensó los esfuerzos de Miller confiriéndole el grado de Gran Mariscal. Los conflictos dentro del ejército y las retaliaciones amargaron al inglés, que partió hacia Ecuador como Ministro plenipotenciario ante el novel país. En 1837 fue nombrado gobernador político del Callao donde, una vez más, demostró sus dotes como administrador. Sin embargo, las habladurías y conspiraciones pudieron más y Miller fue borrado del escalafón militar. Durante años actuó como cónsul británico en Hawaii.

Afectado por sus viejas heridas -especialmente por una bala que había comprometido su hígado- intentó viajar a Inglaterra, pero el antiguo guerrero, el valiente inglés, finalmente murió antes de partir. El mariscal Ramón Castilla repuso sus títulos y honores. Su cuerpo fue enterrado en el cementerio británico de Lima y posteriormente trasladado al Panteón de los próceres de dicha ciudad.

Sus Memorias -Memoirs of general Miller: In the service of the republic of Peru- fueron publicadas en Londres en 1829 y traducidas al castellano por el General español José María Torrijos. La obra recibió críticas por algunas afirmaciones controvertidas en su relato de los acontecimientos. Varios compañeros de armas expresaron sus disensos, entre los que se contaba el coronel O´Brien quien, sintiéndose agraviado, quemó en público las Memorias.

Los originales fueron cedidos por la viuda de Miller al Dr. Ángel Carranza, quien los atesoró en la Biblioteca Nacional de Argentina. Miller fue amigo y confidente del Padre de la Patria, valiente hasta lo temerario, leal defensor de la libertad de los pueblos. Sus imprecisiones como narrador no le restan en absoluto la gloria que supo ganarse en el campo de batalla.

Omar López Mato

Omar López Mato es historiador y autor del sitio Historia Hoy

 


jueves, 6 de agosto de 2020

Historias de la Argentina Secreta - Ep. "Parque Nacional Río Pilcomayo" ...


Documental transmitido por ATC, que describe al Parque Nacional Río Pilcomayo, ubicado en la provincia Argentina de Formosa. Aquí se recogen testimonios de guardaparques del parque, así como también de habitantes nativos, y tobas. También se hizo un reportaje al entonces intendente de la ciudad de Laguna Blanca.