miércoles, 30 de septiembre de 2009

Fotos de Puerto Madero

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Vista de los galpones del Puerto Madero, lugar donde se depositaban los productos que llegaban y partian.

Reunión en el antiguo muelle de pasajeros, demolido durante la construcción del Puerto Madero.


Vista del amarradero de veleros de la Dársena Norte al fondo se aprecia el malecón.

Vista de la Dársena Sur del Puerto Madero hacia el año de su inuguración.




Desembarco de inmigrantes, posiblemente europeos, en los diques del viejo Puerto Madero.

http://www.oni.escuelas.edu.ar/

Primer partido de fútbol en Argentina

El 20 de junio de 1867 se jugó el primer partido de fútbol en la Argentina. Una fecha significativa para el deporte de todos, de la que hoy se cumplen 140 años. Se sabe que el fútbol moderno lo inventaron los ingleses y, como en cada rincón de la Tierra, también en la Argentina lo introdujeron los "ingleses locos que corrían detrás de un cuero inflado", como evocaban las primeras reseñas históricas. Dieciséis nombres británicos dejaron su huella. De un lado jugaron Thomas Hogg, James Hogg, Thomas Barlow Smith, William Forrester, James Wensley Bond, E. S. Smith, Norman Harry Smith y John Ramsbotham. Del otro, Walter Heald, Herbert Thomas Barge, Thomas Best, Urban Smith, John Harry Wilmott, R. Ramsay, J. Simpson y William Boschetti (varios de ellos aparecen en la foto que ilustra esta página). No había marineros ni ferroviarios, que para la misma época llegaban al puerto de Rosario con los rieles para nuevas vías. "Parece haber sido un partido de fútbol jugado entre jóvenes que se conocían de los ámbitos bursátiles de Buenos Aires, en especial empleados de casas exportadoras e importadoras, corredores de bolsa, personal de bancos y algunos estancieros", cuenta el periodista Víctor Raffo.

"Hoy habrá un partido de football en Palermo; creemos que será el primero jugado en Buenos Aires, y entendemos que media ciudad (refiriéndose a los miembros de la comunidad británica de Buenos Aires) estará allí si el clima se presenta favorable. ", fue el anuncio del diario inglés The Standard, que se editaba en Buenos Aires. Este diario siempre fue una fuente directa de aquel partido. Pero aparecieron nuevos detalles, inéditos, del primer juego de football en la Argentina. "20 de Junio. Jueves. Hoy es feriado y el día del partido de fútbol. James Hogg y yo fuimos a Palermo en el tren de las 10 en punto para acondicionar la cancha de cricket como habíamos acordado. Luego de poner todas las banderas fuimos a la Confitería (lo de Hansen) a comer un poco de pan y queso con cerveza negra, y apenas terminamos el resto de los jugadores llegó en el tren de las 12; no pudimos sumar más de ocho jugadores por equipo, lo que hizo que la labor se hiciera muy pesada, jugamos por alrededor de dos horas y terminamos completamente exhaustos". El relato pertenece al diario íntimo de Walter Heald, secretario del Buenos Ayres Football Club (fundado un mes antes, el 9 de mayo, por cinco ciudadanos británicos, entre ellos Heald). Raffo rescató este histórico documento de una biblioteca británica y apareció en el libro El origen británico del Deporte Argentino, publicado en 2004.

Walter Heald fue quien acercó la crónica del partido a The Standard, publicada el 23 de junio: "El Club abrió su temporada con una briosa lucha entre equipos armados en la cancha.(...) No hubo tantos jugadores como se había esperado, porque muchos de los que habían prometido unirse al partido prefirieron ver cómo se desarrollaba este primer encuentro. (...) La fortuna se declaró a favor del equipo de Mr Hogg por 4 a 0, resultado que se debió principalmente al juego superior de los jugadores de Hogg; en el bando perdedor, el juego de Barge generó gran admiración. (...) Sin embargo, considerando que era la primera vez que los jugadores jugaban juntos, fue para destacar que todos ellos lo hicieron bien (...) fue resuelto de manera unánime, jugar otro partido el 29". Efectivamente ese partido se jugó y, gracias al hallazgo de Raffo, se conoció un tercer partido, disputado el 9 de julio, nunca antes mencionado en ninguna crónica o reseña.

El encuentro se jugó muy cerca de donde hoy está el planetario y un monolito recuerda allí el campo de juego que pertenecía al Buenos Ayres Cricket Club. Lo que no está claro es qué tipo de juego se jugó. El flamante club adoptó las reglas de la "Football Association con algunas ligeras modificaciones". Aquí también, como en Inglaterra, se desarrolló una mezcla de fútbol y rugby, hasta que definitivamente cada deporte tomó su camino.

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Una avenida superflua e inútil



Avenida General Paz, desde 1887 define junto con el Riachuelolos límites de la ciudad de Buenos Aires, se inauguró en 1941 con dos carriles solamente y era considerada superflua e inútil para aquella época debido a la escasa cantidadde coches que había para transitarla. Foto A.G.N.



Don Quijote - parte 5


La sátira política como ejercicio del periodismo de opinión

La intolerancia al poder

Así, por las páginas de Don Quijote desfilaron las críticas a la venta del Ferrocarril Central Norte (1888), la oposición a las privatizaciones habituales en esos tiempos, y a un primigenio proyecto de Boulevard La Plata-Buenos Aires en 1888, a sólo seis años de la fundación de la ciudad por Dardo Rocha. Este proyecto recién se llevó a cabo 107 años después, en 1995, con la inauguración de la Autopista Buenos Aires-La Plata. El incontenible alza del oro, la emisión sin respaldo, la marcha de la economía en general, el endeudamiento externo -en especial con Inglaterra-, fueron siempre tópicos que suscitaron presiones a la prensa independiente, valor que Sojo defendió lanza en mano y con energía como su Don Quijote.

El 14 de febrero de 1892, Don Quijote denunció el fraude electoral en estos términos: "Aquí, con el sistema actual, las urnas están de más; todos sabemos por quien va a votar cada cual, y esto, que lo saben los escrutadores también, se preparan con tiempo para el fraude...No debe pues, pasarse más tiempo sin que se implante otro nuevo y que dé garantías de Imparcialidad y legalidad al ciudadano." (Nota del autor: se refiere a la implementación de un nuevo sistema electoral que recién será adoptado con la Ley Saénz Peña de 1912)

A partir de 1903 como ya fue dicho, Don Quijote se transformó en Don Quijote Moderno, cambió el diseño por un formato más manuable dedicando, además, un buen espacio a publicidad, información teatral (hace una campaña muy grande), apoyó a literatos, actores, cantantes y hombres de la cultura en general, y publicó información sobre turf, espectáculos y cuentos como Historia de América Vespucia, una historia de América narrada un poco en serio y un poco en broma, y Heroína mejicana, cuyo autor era el mismo Eduardo Sojo.

Durante 1903 apoyó la candidatura a diputado nacional del socialista Alfredo L. Palacios, para quien tiene palabras de elogio cuando se convirtió en legislador al año siguiente.

La revista Don Quijote es, sin duda, un hito en la historia del periodismo nacional. Con el tiempo vendrían otras experiencias en el campo del humor político gráfico, pero a no dudarlo; todos le deben algo del espacio ocupado a Eduardo Sojo, al hidalgo caballero de la triste figura, a su compañero Sancho Panza y a la tinta derramada en las páginas de "Don Quijote", durante más de dos décadas en la Argentina.


Fuente: “Don Quijote”de Carlos Boyadjian publicado en Historia de Revistas Argentinas Tomo
III (AAER)
Introducción
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sábado, 26 de septiembre de 2009

Don Quijote - parte 4

La sátira política como ejercicio del periodismo de opinión

"Don Quijote", protagonista de la Revolución del '90


En 1890 gobernaba el país Miguel Juárez Celman, político cordobés y concuñado de Roca. Al asumir la Primera Magistratura manejaba los resortes del P.A.N., Partido Autonomista Nacional, dando origen a lo que la historia rotuló como "unicato". La situación económica de la Argentina era francamente grave. La Bolsa de Comercio, fundada en 1854, era a esta altura la gran timba nacional. Las obras públicas fueron entregadas a capitales extranjeros, se vendieron a precio vil los ferrocarriles Central-Norte y Argentino, las Obras Sanitarias fueron concesionadas por 45 años a una empresa inglesa, el tendido de líneas férreas tenía la garantía del Estado, que pagaba intereses carísimos, y se concedieron exenciones impositivas de todo tipo al capital foráneo.

La especulación financiera se fomentó mediante la creación de bancos con garantía oficial en casi todas las provincias, pero el problema más grave sobrevino cuando el Estado no pudo hacer frente a los compromisos. La cotización del oro estaba por las nubes ($300 m/n), el descrédito del gobierno era notorio, la emisión de dinero no tenía respaldo alguno y la situación de la población era cada vez más afligente. Se solventaba al Estado con empréstitos extranjeros a intereses usurarios Y la situación hizo crisis cuando los países europeos, en especial Inglaterra, dejaron de prestar divisas.

Hacia 1889 un grupo de políticos escindidos del oficialista P.A.N. fundó la Unión Cívica y en ella se agruparon hombres de la talla de Leandro N. Alem, Aristóbulo del Valle,-Hipólito Yrigoyen, Pedro Goyena, Angel Gallardo, Marcelo.T. de Alvear y Manuel José de Estrada. La Unión Cívica contaba, además, con el apoyo de algunas figuras de relieve nacional como Bartolomé Mitre, Lucio V. López y Bernardo de Irigoyen. Brevemente diremos que a partir de marzo de 1890 tienen lugar decisivos mitines en el Jardín Florida y en el Frontón Buenos Aires, y que la adhesión de la población, era cada vez era mayor. La revolución estalló tras una verdadera lucha de candidaturas para la Presidencia de 1892, en la que ya estaban anotados, entre otros, Ramón J. Cárcano, Director de Correos y Telégrafos y candidato del Presidente Juárez Celman, julio Roca, Carlos Pellegrini -Vicepresidente de la Nación- y Marcos Juárez, hermano del Presidente y, a la sazón, Gobernador de Córdoba.

Los rebeldes, bajo el mando político de Alem y el militar a cargo del Gral. Manuel J. Campos, se sublevaron el 26 de julio tomando el Parque de Artillería (hoy Plaza Lavalle), y forzaron la huida de Juárez Celman a Rosario. La defensa quedó a cargo de la Policía y del Gral. Levalle, Ministro de Guerra. Luego de tres días de cruentos enfrentamiento s en los que hubo importantes bajas, el gobierno Logró doblegar a los revolucionarios no sin antes resignarse a aceptar la renuncia de todo el Gabinete. Ante esta situación Juárez Celman quedó muy desprestigiado, al punto de no conseguir el apoyo necesario para seguir en el cargo, y terminó dimitiendo e16 de agosto de 1890.

El papel jugado por la revista Don Quijote durante todo el gobierno de Juárez Celman, tomó oposición firme y sostenida, y en especial en los momentos previos al alzamiento revolucionario de julio del '90, colocaron a la revista en un sitial de privilegio luego de los sucesos ya narrados.

Al respecto, Leandro N. Alem, cabecilla de la rebelión, dijo en una ocasión que la revolución del Parque la hicieron el pueblo y "Don Quijote". El 3 de agosto, en plena revolución, la revista de Sojo no salió a la calle, pero una semana después acusó una importante tirada estimada en 61.000 ejemplares. La revista tenía en 1888 una tirada de 15.000 ejemplares, subió luego a 30.000 y hacia 1893 se ubicaba en los 60.000 ejemplares de promedio. El 24 de mayo de 1891 Don Quijote, con velada inmodestia, afirmó que era el periódico de mayor circulación en el país y fuera de él. Por entonces la ciudad de Buenos Aires contaba con 536.222 habitantes, lo cual habla muy bien del nivel de inserción de la publicación en la sociedad de la época.

Asimismo, el miércoles 27 de agosto de 1890 Don Quijote editó un número extraordinario cuyo producto se destinó a socorrer a todas las víctimas de la revolución, las de uno y otro bando. En ese momento, Sojo hace desde las páginas de la revista, un llamado a comerciantes y empresarios que puedan y deseen colaborar con publicidades para recaudar más dinero e incrementar la ayuda a los damnificados.


Fuente: “Don Quijote”de Carlos Boyadjian publicado en Historia de Revistas Argentinas Tomo
III (AAER)
Introducción
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Don Quijote - parte 3


La sátira política como ejercicio del periodismo de opinión

Por las páginas de Don Quijote se verá a lo largo de los años a un mono llamado Ramón J. Cárcano (Carcanófilo), Director de Correos y Telégrafos durante el período de Celman; al Presidente de la Nación Carlos Pellegrini, (1890-1892) con largos bigotes, muy flaco y con piernas inusualmente alargadas, llamado Pele gringo o Pelelegringo y caracterizado como una jirafa; a "Merlín" o el "pavo" Luis Sáenz Peña, primer mandatario desde 1892 a 1895, quien era acusado desde la oposición de ser un títere de Roca. Al punto que Don Quijote, a cuatro días de asumir el cargo, dice el 16 de octubre de 1892: "La transmisión del poder esta vez, ha resultado ser una cosa muy distinta de lo que ha sido siempre. Esta vez, no ha habido transmisión de poder: lo que ha habido, es la entrega de un muerto, simplemente."

También figuró el inconfundible "zorro" Julio Argentino Roca, quien manejó los resortes del poder durante un cuarto de siglo, incluyendo las presidencias de 1880-1886 y 1898-1904. Para Don Quijote era el verdadero urdidor de pactos, alianzas y traiciones. Su cola de zorro y la cara del animal con la típica barba francesa de Roca, fueron permanentes en toda la historia de la revista.

En enero de 1895, ante la agitación política producto de la fallida revolución radical de 1893 y sus consecuencias en el quehacer político, el Presidente Luis Sáenz Peña se vio obligado a renunciar y en su lugar asumió el vicepresidente José Evaristo Uriburu. Dada su parquedad, Uriburu era dibujado con un candado cerrando su boca y era llamado Uri- Buho. Las iras contra Roca en esta época fueron de tal magnitud que Sojo, conociendo el predicamento que tenía su publicación en vastos sectores de la población.

Crítica con excepciones

La sátira en Don Quijote no se anduvo con chiquitas, y en ella cayeron todos los personajes de la época. Sólo aquellos que gozaron de su afinidad ideológica tuvieron la suerte de salvarse del humor quijotesco. Entre ellos se pueden mencionar los próceres de la Independencia, el ex Presidente Domingo Faustino Sarmiento, fallecido en 1888, el Gral. Mitre antes de la farsa del acuerdo con Roca, monarcas y Jefes de Gobierno extranjeros. No así la Regente de España- y políticos como Leandro N. Alem y los cívicos del Parque. No tuvieron la misma suerte el Jefe de Policía durante el gobierno de Juárez Celman, coronel Alberto Capdevila, cuyo nombre se transformó en "cabo de vela" y fue caricaturizado con una vela como pierna o enclavada en el gorro de policía. Este personaje también será portador de una piedra litográfica que la policía secuestró a Don Quijote en 1888 y que fue reclamada hasta el cansancio por Sojo, incluso ante la Justicia.

No fue ésta, sin embargo, la única vez que la policía persiguió a Don Quijote. El Ministro de Guerra de Juárez Celman, Gral. Levalle, fue duramente criticado y ridiculizado como Labaila, Máximo Paz será llamado Máximo Pez y el Ministro de Hacienda del Presidente Pellegrini, Vicente Fidel López, será Don Vicente Fideo Lápiz.

Fuente: “Don Quijote”de Carlos Boyadjian publicado en Historia de Revistas Argentinas Tomo
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Introducción
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viernes, 25 de septiembre de 2009

Revista Don Quijote - parte 2


La sátira política como ejercicio del periodismo de opinión

Fin y resurrección


Tras varios anuncios, en abril de 1903 Sojo decidió terminar con Don Quijote y editar una versión remozada que salió bajo el título de Don Quijote Moderno. El emprendimiento dirigido por Sojo pero cuya propietaria fue Ascención Blasco de S. (se supone que es la esposa de Sojo), durará hasta 1º de noviembre de 1905 y se publicará en formato de 35 x 23 cm. Luego de leer tapa y contratapa, se despliega la página central - como antes en Don Quijote-, y.se vé la segunda central ilustrada con caricaturas. Bajo el lema de Por un ojo tres, por un diente una quijada, la nueva publicación salía a la calle los jueves y mantenía en lo esencial el estilo combativo y crítico de su predecesora. El lanzamiento de Caras y Caretas en 1898, con un estilo algo menos político pero más cercano a los gustos de la época, menos frontal pero con un perfil editorial acorde a las circunstancias, con profusa información sobre acontecimientos sociales, las plumas de Fray Mocho y Eustaquio Pellicer, las caricaturas de Cao y Mayol y atractiva tapa en colores, obligaron a Sojo a "aggiornarse". En junio de 1904 se incorporó como dibujante Manuel Redondo, quien se complementará con el inefable Demócrito en la producción de la página central. Este dato es importante por cuanto la última etapa de la revista es desconocida incluso para algunos especialistas.

Hacia 1887/88 se publicó una versión de Don Quijote para la República Oriental del Uruguay, que tuvo corta vida y se denominó Don Quijote Oriental. Este semanario político, humorístico, ilustrado, se editaba en Montevideo y salía todos los sábados. En el mismo sentido, hacia 1891 Don Quijote incluía una sección llamada Cosas Uruguayas, cuyo contenido informativo provenía de la vecina orilla y era traído por un desconocido Maese Nicolás.

Como periódico de humor político que fue, Don Quijote siempre se preocupó de satirizar a personajes de la política nacional, y aún acentuó particularidades físicas y ridiculizó situaciones emanadas del accionar cotidiano. Durante los primeros años la revista caricaturizó y nombró de manera un tanto deformada a diversos personajes públicos. Así, el gobernador de Córdoba Marcos Juárez, era presentado como un monstruo con la dentadura maltrecha y hacia afuera, los ojos bizcos, la cara picada por la viruela y con aspecto de hombre bruto y autoritario. El elegante Gral. Lucio V. Mansilla, Senador de la Nación, símbolo de la oligarquía local y prototipo del dandy criollo, era habitualmente criticado por su desempeño en el Congreso. Dibujado con su infaltable frac, galera, monóculo y prominentes sentaderas, era "rebautizado" en cada edición de Don Quijote en el año 1888, siendo algunos de sus motes: Majaderilla, Malaquilla, Manquilla.,

Mantequilla, Manchilla, Maravilla y Mandrililla.

Pero quizás la verdadera euforia satírica de Don Quijote se manifestó en la galería zoológica con que acicateó, durante casi dos décadas, a la clase política argentina. En 1888 Demócrito dibujaba al Presidente de la Nación, Miguel Juárez Celman (1886-1890) y a sus seguidores, portando siempre faroles sobre sus cabezas. Esto era considerado el símbolo de la incondicionalidad, desde que el Ministro Zeballos en cierta ocasión organizó una concentración de empleados estatales llevando faroles para recibir a Juárez Celman en una cerrada noche. Desde entonces el farol pasó á formar parte de la simbología del poder.

La edición del 15 de abril de ese año fue- secuestrada por las autoridades acusando a Don Quijote de inmoral, y prohibiéndosele caricaturizar a Juárez Celman bajo el cargo de ir preso. Entonces es cuando aparece el personaje del "burrito cordobés", de donde era oriundo Celman, ridiculizado de todas las maneras posibles. De allí en más, las orejas de burro fueron un símbolo similar al farol. Por otra parte, el Presidente era invariablemente expuesto como un personaje torpe pero siniestro, que bajo el nombre de "Celemín" tenía a mal traer al pueblo argentino.



Fuente: “Don Quijote”de Carlos Boyadjian publicado en Historia de Revistas Argentinas Tomo
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Revista Don Quijote - parte 1


La sátira política como ejercicio del periodismo de opinión


La revista Don Quijote (1884 - 1905) es, sin duda, uno de los grandes hitos en la historia del periodismo nacional, aunque su trayectoria y el rol que jugó durante más de dos décadas en la prensa argentina son poco conocidos. Contemporánea de El Mosquito (1863-1893) y precursora de Caras y Caretas (aparecida el 8 de octubre de 1898, por cuyas páginas pasaron varios ex redactores y dibujantes de Don Quijote), logró definir un perfil propio a pesar de caminar el duro sendero del humor gráfico de corte político, no siempre tolerable en las altas esferas del poder. El destino quiso que su vida como periódico independiente transcurriera en la decisiva época de la consolidación de la Argentina moderna.


Al respecto, los historiadores coinciden en catalogar el período que va de 1880 a 1910 como la época de oro del modelo agroexportador y la inserción política, económica y cultural de nuestro país en el concierto de las naciones más desarrolladas. De la mano de una clase aristocrática ilustrada que deviene en oligarquía y viaja frecuentemente a Europa, trayendo las últimas corrientes en materia de pensamiento económico, político y social, nuestro país entra en un período de expansión económica en la que el liberalismo y el positivismo como filosofía que lo sustenta, "tiñen a partir de 1880 todos los gestos que se dan en todos los niveles y constituyen el aglutinante de la experiencia total que se inicia".

Don Quijote y el poder

Don Quijote supo reflejar la otra cara de ese proceso político, no siempre explícita, y mostrar las miserias y el accionar controvertido de algunos políticos, miembros de sucesivos gobiernos nacionales. La incesante prédica de esta revista en defensa de los derechos del pueblo, marcó a fuego a una sociedad que estaba siendo sometida a cambios vertiginosos, no siempre acompañados por la transparencia deseable en el manejo de la cosa pública. Diferente es el caso de Don Quijote, dirigido por el español Eduardo Sojo, que había llegado a la Argentina un año antes procedente de la Madre Patria, y cuyo primer número salió a la calle el 16 de agosto de 1884. Sojo, periodista y dibujante, debió abandonar España debido a sus ideales republicanos y dedicó los siguientes veinte años de su vida a editar Don Quijote, emprendimiento que tampoco estuvo exento de rencillas con el poder. Aunque sufrió cárceles, censura, el secuestro de varios números y presiones de toda índole, que intentaron acallar su mordaz crítica acerca de los excesos del gobierno de turno, muy pocos pudieron esquivar los arteros ataques del hidalgo caballero que, en Buenos Aires a fines del siglo XIX, trocó su lanza manchega por un lápiz de trazo firme y temible. En Don Quijote rara vez aparecían temas ajenos a la realidad política, social y económica del país. Sólo algunos asuntos de relevancia mundial y hacia el final de su existencia (en Don Quijote Moderno, que ya se verá de qué se trata), incorporó opiniones sobre literatos, actores, actrices o cantantes del momento. Lo sustancial de su función en el periodismo de la época, fue sin duda, la combinación del artículo editorial junto a la ­aparentemente inocua y divertida caricatura, la que con frecuencia se transformaba en el núcleo de la edición rea1idad, constituye el corazón de la revista.

Periodistas y dibujantes

Como ya se ha dicho, Eduardo Sojo fue el cerebro y el cuerpo de la revista durante toda su existencia. Su fuerte personalidad habría de chocar aquí con un poder bien afincado y con todas las riendas en sus manos. El roquismo estaba en su apogeo, y desarrollaba un programa de consolidación de lo que la Generación del '80 dio en llamar el progreso y la constitución y afianzamiento de la Argentina moderna. Don Quijote apareció en 1884 promediando la primera presidencia de Roca, con caricaturas de carácter agresivo, mordaz e incisivo, lo que le valió a Sojo el tener que vivir escondido durante diversos momentos de su vida, en tanto muchos allegados lo conocieron por el sobrenombre de Marat, en alusión al revolucionario de la Francia republicana de 1789.

Sojo firmaba sus dibujos como Demócrito, en tanto Manuel Mayol, gran pintor y dibujante español originario de Cádiz, trabajó en Don Quijote hasta entrada la década del '90 y lo hacía bajo el seudónimo de Heráclito, nombre que se le ocurrió al mismo

Fuente: “Don Quijote”de Carlos Boyadjian publicado en Historia de Revistas Argentinas Tomo
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jueves, 24 de septiembre de 2009

El primer Ingeniero de la U.B.A. - parte 2


Pero la obra de Huergo no se agota con el proyecto del puerto de Buenos Aires. En 1870, por encargo del Gobierno viajó a Inglaterra para contratar la construcción de 120 puentes, cuyo armado en nuestro país él mismo dirigió. En 1874 ideó, para la localidad bonaerense de San Fernando, el primer dique seco construido en Argentina. También participó en el proyecto del ramal inicial del Ferrocarril Pacífico, entre Buenos Aires y Villa Mercedes, San Luis. En 1888 fue consultado por el Ministro de Gobierno de Córdoba con motivo de la construcción del dique de San Roque. Diseñó y construyó, con Guillermo Villanueva y el ingeniero Luis Luiggi, el puerto militar conocido luego como Puerto Belgrano. En el exterior, proyectó las obras del puerto y de salubridad de Asunción, Paraguay.

Ocupó, entre otros cargos, el de ministro de Obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires; profesor y decano, por tres períodos, de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y cofundador y presidente de la Sociedad Científica Argentina.
Dedicando los últimos esfuerzos de su vida a la función de Presidente Honorario de la Comisión Administrativa de los Yacimientos de Petróleo de Comodoro Rivadavia, el ingeniero Luis Huergo murió en Buenos Aires el 4 de noviembre de 1913. Hoy un colegio industrial lleva su nombre, al igual que una de las avenidas de mayor tráfico de camiones y vehículos que traen y sacan mercaderías del puerto de Buenos Aires.

Recordemos aquí las palabras que le dedicó en el acto de entregarse los restos de Huergo al sepulcro, el sabio Angel Gallardo: "Huergo ha sido el primer ingeniero argentino no sólo en el orden cronológico sino también por sus virtudes y su labor profesional. Sus colegas lo amábamos como a un padre, recurriendo a su consejo y experiencia en todas las cuestiones difíciles, en las que no escatimaba su opinión franca y sincera expuesta con su voz grave y reposada, con el valor de sus convicciones y sin anteponer jamás al bien general los intereses particulares ni propios ni ajenos".

Como muy bien dijo en el acto del sepelio del ingeniero Huergo el representante de Gobierno Nacional: "Desde temprana edad trabajó sin descanso por el progreso de la República. Fue hombre de ciencia y hombre de acción. En las universidades presidió las más altas funciones docentes. Maestro respetado y querido, pudo servir de modelo a la juventud. Fue legislador, fue ministro, exploró y estudió nuestros territorios, construyó puertos, tendió rieles en los desiertos de ayer, contribuyó al desarrollo de las industrias nacionales y tuvo siempre un estímulo moral y material para los que solicitaban su consejo o apoyo al emprender una obra vinculada al adelanto del país. Pero sobre todo, fue un patriota".

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miércoles, 23 de septiembre de 2009

El primer Ingeniero de la U.B.A.

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Huergo nació en Buenos Aires el 1º de noviembre de 1837. A los 15 años de edad, viajó a los Estados Unidos de Norteamérica para cursar estudios en el Colegio de Santa María de Maryland, en el cual la enseñanza estaba a cargo de sacerdotes jesuitas. De regresó en el país, cinco años después, prosiguió su formación en el Departamento Topográfico de Buenos Aires, donde se graduó como agrimensor en 1862. En 1866, cuando el rector Juan María Gutiérrez creó la carrera de ingeniería civil en la Universidad de Buenos Aires, Huergo decidió seguirla y, cuatro años más tarde, con una tesis sobre Vías de comunicación, se transformó en el primer egresado.

Actuó en política desde muy joven: política: fue diputado primero y luego senador provincial. Entre sus primeros trabajos como ingeniero, puede contarse el proyecto y la construcción del llamado Camino Blanco a Ensenada, que concretó con la quinta parte del presupuesto que se había destinado a ella.

Estudió y proyectó un tramo del ferrocarril Pacífico -Buenos Aires a Villa Mercedes- y el puerto de San Fernando con un dique de carena que fue el primero construido en el país.

En la profunda obra técnica de Huergo aparece a cada instante su sentido de fe patriótica y así lo hizo sentir con airado acento cada vez que consideró en peligro los intereses de la colectividad o de la Nación.

A principios de 1876 fue nombrado, por concurso, director de las Obras del Riachuelo. Este era, en ese entonces, un precario arroyo precario surcado por pequeñas embarcaciones, pero él lo transformó en un puerto cuya capacidad de anclaje fue creciendo hasta poder recibir barcos de gran tamaño, que antes debían fondear a varios kilómetros de la costa.

En 1881 presentó su obra maestra: un proyecto integral para un puerto capitalino. Consistía en un canal de entrada de 200 metros de ancho y 7 de profundidad (que sería el mismo canal de acceso al puerto del Riachuelo y cuyo comienzo eran las aguas más profundas del Río de la Plata), con los diques dispuestos en forma de peine. Entre las ventajas del proyecto podía contarse la posibilidad de realizarlo paulatinamente, a medida que las necesidades lo exigieran: bastaba, cuando el tráfico así lo requiriera, construir a bajo costo otro dique o diente, sin interrumpir la actividad de los que ya estaban funcionando. Además, al tener una sola boca de entrada de dimensiones reducidas en comparación con el volumen de agua encerrada, hubiera sido muy reducido su oleaje.

Pero en 1882, Eduardo Madero presentó un proyecto alternativo que proponía la construcción de dos canales de acceso en lugar de uno y ubicaba los diques en forma paralela a la costa de la ciudad. El proyecto de Madero, con sus diques paralelos a la costa, imposibilitaba futuros desarrollos, tornaba extremadamente dificultosa las maniobras de amarre, entorpecía el acceso de los ferrocarriles y hacía muy costosa la explotación y el mantenimiento de las obras. La propuesta de Madero pretendía justificar el segundo canal, que encarecía el funcionamiento del puerto, argumentando que era una medida de seguridad para casos en los que fuera imposible navegar el primero. Después de una serie de modificaciones criticables en los presupuestos y condiciones de la obra, en diciembre de 1884, se firmó el contrato entre el Ministro del Interior y Eduardo Madero y la obra se llevó a cabo. Los ingenieros de la empresa Madero, Hawkshawson & Aiter reprobaron el trazado del canal del Riachuelo que Huergo había realizado, éste solicitó al gobierno autorización para revisar el proyecto Madero, y no se lo permitieron. Entonces, el 5 de enero de 1886, Huergo renunció a su cargo de Director Técnico de las Obras del Riachuelo.

Inmediatamente emprendió la tarea de ilustrar a los profesionales por medio de conferencias, artículos periodísticos y folletos, sobre las desventajas del proyecto de Madero. Los años fueron demostrando lo acertado de las opiniones de Huergo: todos los desarrollos posteriores del puerto han sido construidos con los diques en forma de peine y se ha adoptado este sistema para otros casos similares al del puerto de Buenos Aires.

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martes, 22 de septiembre de 2009

Trabajás, te cansás ¿qué ganas?

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Los comienzos de Juan Carlos Altavista se remontan al Teatro Infantil Lavardén. En este teatro tuvo como compañeras a Julia Sandoval y a Beba Bidart, ya encaminado en el ambiente artístico aprendió de actores como Narciso Ibáñez Menta, Francisco Petrone y Luis Sandrini. Con Raquel Álvarez, su mujer de toda la vida, tuvo tres hijos Maribel esposa del comediante Miguel Ángel Rodíguez, Ana Clara y Juan Gabriel. "Mi mujer, sinceramente es lo más lindo que me paso en la vida" diría Altavista dos años antes de morir.
El personaje que lo hizo famoso, Minguito Tinguitella, nació de una idea de Juan Carlos Chiappe. Se trataba de un ciruja o cartonero que operaba en la quema de basura tirando de un carro. Vestía boina y alpargatas. Tuvo mucho éxito en radio y teatro.
Tiempo después Minguito se suma a Polémica en el bar, un sketch televisivo de Operación Ja Ja que luego se presentó como programa autónomo, con la participación de Fidel Pintos, Javier Portales, Vicente La Rusa, Mario Sánchez y Adolfo García Grau. Desde ese momento Minguito cambió su vestimenta, a raíz de un juego simbólico de Altavista que quizó hacerle un homenaje a su padre, a quien no pudo acompañar al fallecer. Luego, Altavista en un reportaje dirá: "Me puse ropas de él. Su sombrero, el saco, la camisa, el echarpe, un cinto grueso de cuero. Y le agregué zapatillas de paño y palillo en la boca".
De origen humilde, Minguito como era apodado por el público, actuó en varias películas, destacándose siempre por su comicidad y por su personaje principal,
Falleció el 20 de julio de 1989 de un ataque cardíaco, debido a que padecía una enfermedad llamada Síndrome de Wolff-Parkinson-White, que le producía taquicardias paroxísticas (una aceleración con descontrol del ritmo cardíaco).




lunes, 21 de septiembre de 2009

El pacto entre Zeus y Hades

Hasta el día de hoy no muchos sitios de Internet fueron capaces de explicar correctamente los orígenes del día de la primavera, nosotros nos proponemos hacerlo, remontándonos hacia la mitología griega. Este día tiene sus orígenes en esta cultura europea, la mitología explica los fenómenos climáticos involucrando a dos Diosas Griegas; la leyenda de Homero dice que Démeter, Diosa de la naturaleza y esposa de Zeus, tuvo una hija llamada Perséfone.

Hades, Dios de las tinieblas, sucumbió a los encantos de esta última y no pasó mucho tiempo hasta que se la llevó con él a su mundo subterráneo. Démeter decide abandonar el Olimpo y sus obligaciones para buscar a su hija, lo que tuvo una consecuencia muy grande sobre la tierra, la misma se volvió fría y desolada. Zeus no estaba indiferente a la angustia de su mujer, al ver la tristeza de su mujer que no podía recuperar a su hija decide hacer un pacto con hades; el mismo decía que Perséfone pasaría la mitad del año con su esposo y la otra mitad con su madre.


La leyenda cuenta que tanto el verano como la primavera surgen a partir de la alegría que tiene Démeter de reencontrarse con su hija. Esta es una de las explicaciones abstractas del día de la primavera y su correspondiente celebración; los agnósticos seguirán pensando seguramente que las estaciones del año se caracterizan por un simple fenómeno climático, mientras que los más soñadores conservarán esta historia.

http://www.abcpedia.com

Un antedente del Mercosur en 1882 - parte 4

La formación positivista de Roca le hacía dar prioridad a lo económico en el marco de la gestión de gobierno y ello se hace evidente en el párrafo siguiente cuando dice:

"Debe proponer y gestionar todas aquellas medidas que pudiesen ser de franquicia para nuestro comercio".

En el plano administrativo, las instrucciones indican a Villegas que:

"Tendrá especial cuidado de imponerse de la conducta y desempeño de nuestros Cónsules, dando cuenta de todo lo que á su juicio conviene reformar ya sea en el personal ó en sus atribuciones é indicar su fuere conveniente crear nuevos Consulados".

Las limitaciones que tenían las comunicaciones en esa época, que obligaban a los representantes diplomáticos a tomar decisiones a veces sin poder consultar, hacen que en el párrafo final de las instrucciones Roca termine diciendo:

"El Presidente de la República espera, que el Sr. Ministro procederá en todo lo demás que no estuviere previsto en estas instrucciones, con su reconocido patriotismo y habilidad, teniendo siempre en cuenta los grandes intereses de su patria".

Villegas permanecerá sólo un año como representante diplomático en Río de Janeiro pasando a desempeñar funciones en Perú, un destino importante para la Argentina dado que en ese momento había finalizado la guerra del Pacífico, con la contundente victoria de Chile. Vicente G. Quesada será el nuevo representante diplomático de nuestro país en Río de Janeiro.

Roca dirá en su mensaje al Congreso de mayo de 1883 que "nuestras relaciones con el Imperio del Brasil se conservan en el mejor estado, sin que haya absolutamente temor alguno de que puedan alterarse, cooperando ambos pueblos y gobiernos a fortalecer sus recíprocos sentimientos de amistad".

La cuestión de límites ocupará un rol importante durante su presidencia. Es así como en mayo de 1884 dirigiéndose nuevamente al Congreso en el mensaje anual dirá que "La cuestión de límites con el Imperio del Brasil sigue en el mismo estado, sin que esto haga temer la más leve desinteligencia, y abrigo la confianza, por el contrario, de que ella ha de ser resuelta honrosa y satisfactoriamente para ambas naciones".

El tratado de límites con Brasil -que no será definitivo- se firma el 28 de setiembre de 1885 y al año siguiente, Roca manifestará ante el Congreso que "La cuestión de límites con el Brasil ha entrado definitivamente en el período de su terminación, por el tratado del 28 de Septiembre del año anterior".

El objetivo de lograr una convención aduanera entre los cuatro países del Mercosur, fijado por Roca en sus instrucciones "absolutamente reservadas" dadas al representante diplomático argentino en Río de Janeiro, constituyen un antecedente remoto del acuerdo del Mercosur, que evidencia que la integración de los países de la región tiene raíces profundas en la historia y que no se trata de una política circunstancial.

Pero también este documento permite evaluar la dialéctica de búsqueda de una buena relación por un lado y de resquemores por el liderazgo regional por otro, que subyacía en la relación entre Brasil y la Argentina en las últimas décadas del siglo XIX.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Un antedente del Mercosur en 1882 - parte 3


La sagacidad de Roca surge al precisar a Villegas que:

"Debe igualmente comunicar quienes sean los representantes de Naciones de Europa ó América allí acreditados, sus antecedentes y relaciones con el Emperador, sus Ministros y personas influyentes".

Roca siempre se caracterizó por ser un hombre muy bien informado y su gestión en el campo de las relaciones exteriores no escapaba a esta regla.

La cuestión pendiente de límites, por el territorio de las Misiones, constituía un punto importante en la relación bilateral y para ello se instruye a Villegas de este modo: "Como próximamente ha de tratarse la cuestión de límites, es necesario que el Sr. Ministro se mantenga atento á lo que allí se haga ó trate sobre la materia, demostrando por una conducta amistosa que este Gobierno no hará sino defender los derechos de la República y propender á una solución decorosa. Sobre esta materia recibirá en oportunidad las demás instrucciones que convenga".

El Presidente argentino sabía que la sensación de firmeza propia en una negociación, evita equívocos o malas interpretaciones. La cuestión de limites se resolverá, pasada más de una década, con un fallo del Presidente norteamericano que otorgará el territorio en disputa al Brasil. La victoria del delegado brasileño ante el arbitraje, el Barón de Rio Branco, lo proyectará políticamente en su país a partir de este triunfo, mientras que la derrota argentina, hará que nuestro representante en esta circunstancia, Estanislao Zeballos, asuma una posición muy adversa hacia Brasil y el Barón, como se pondrá en evidencia durante la presidencia de Figueroa Alcorta.

Pero el contenido económico y comercial ocupan un lugar importante en las instrucciones, en una época en que por lo general tenían un menor interés en el campo diplomático. Es aquí donde aparece, hace más de un siglo, un antecedente del Mercosur:

"Ha de tratarse igualmente de celebrar una convención aduanera entre la República, el Imperio, la República Oriental y la del Paraguay con propósito de impedir y castigar los contrabandos que se hacen. A ese fin el Sr. Ministro pondrá todo su empeño, demostrando las conveniencias recíprocas de esa medida y la importancia que ella tendrá para estrechar los vínculos de amistad".

Los cuatro países, con los cuales se propone la convención aduanera, son exactamente los mismos que en marzo de 1991 firman el Tratado de Asunción que formaliza el Mercosur.

Por un lado responden a la realidad de una región, que es la Cuenca del Plata, la que históricamente ha tenido una proyección diferente a la de los países del Pacífico.

Pero también hay que recordar, que al momento de firmarse estas instrucciones, Chile estaba en guerra contra Perú y Bolivia y, en consecuencia, tampoco podía plantearse incorporar a alguno de estos países a un acuerdo aduanero, dadas las circunstancias que estaban atravesando.


sábado, 19 de septiembre de 2009

Un antedente del Mercosur en 1882 - parte 2

Las instrucciones que da Roca a su enviado al Brasil comienzan diciendo:
"El Presidente de la República ha considerado conveniente acreditar temporariamente en su carácter de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario al Señor Don Jacinto Villegas ante el Gobierno del Brasil, y para el desempeño de su misión, se le expiden las siguientes instrucciones".

El objetivo de mantener buenas relaciones con Brasil está en el párrafo siguiente cuando dice: "Este Gobierno se propone cultivar las buenas relaciones que existen entre uno y otro país y sus respectivos Gobiernos, estrechando cuanto sea posible los vínculos de amistad; y á ese fin el Señor Ministro hará lo que la prudencia y decoro aconsejen".

Se evidencia en esta última frase el otorgamiento de cierto grado de libertad de acción al representante diplomático argentino, en la determinación de los medios a utilizar para alcanzar el objetivo fijado.

En el párrafo siguiente se reafirma esta idea, aunque recomendando pedir "instrucciones especiales" si la situación lo requiriese:

"En cualquier emergencia que ocurriese, el Sr. Ministro deberá preceder con la moderación y deferencia que las circunstancias permitan, ajustándose en todo caso al estado de nuestras relaciones, y pidiendo instrucciones especiales, si fuese necesario".

Desde fines de la Guerra de la Triple Alianza -estas instrucciones son escritas doce años después de terminada la contienda- Brasil y la Argentina venían librando una competencia por el liderazgo regional que se traducía en acciones sobre Uruguay, Paraguay y Bolivia, lo que había generado ciertas prevenciones entre los dos países, como lo demuestra el párrafo que sigue:

"Como es de opinión general, que existen recelos y prevenciones tradicionales entre ambos países, dando lugar á que las relaciones políticas de ambos Gobiernos sean hasta cierto punto cautelosas, el Sr. Ministro inspirándose en estas instrucciones, tratará de abrir una marcha de confianza haciendo sentir á ese Gobierno que el Argentino es leal y circunspecto en su proceder, y que la seguridad de nuestros relaciones debe reposar en el respeto y consideración recíprocos".

La necesidad de mantener buenas relaciones entre Brasil y la Argentina fue una constante en la política de Roca y era un elementos central en su concepción estratégica. Baste recordar que en su segundo mandato tuvo lugar el primer intercambio de visitas entre presidentes de los dos países y durante la presidencia de José Figueroa Alcorta, cuando era canciller Estanislao Zeballos y los dos países enfrentaban una fuerte tensión, Roca visitó Río por invitación del Barón de Rio Branco en un público gesto de distensión. Su último servicio al país fue el ser Embajador Extraordinario ante el gobierno de Brasil, para asistir a la asunción del presidente Hermes de Fonseca en 1912, dos años antes de fallecer.

El hecho que la pugna se centrara en la influencia sobre los países más chicos de la región, aparece claramente en las líneas siguen:

"La política del Imperio versa contantemente sobre los pueblos circunvecinos, y conviene á los intereses de la República estar al corriente de todo lo que con esos puntos se relacione. Queda pues, fiada á la discreción y habilidad del Sr. Ministro, imponerse y comunicar minuciosamente al Gobierno lo concerniente á esos asuntos".

Subyacía en este período en nuestro país, la prevención de que existía un eje Brasil-Santiago que podía proyectarse en forma adversa hacia la Argentina y que el Imperio del Brasil, realizaba una política tendiente a aislarnos de nuestros vecinos. A su vez en el gobierno de Río de Janeiro había una análoga impresión, acentuada por el hecho que Brasil era la única monarquía de América del Sur, el único país que mantenía el régimen de esclavitud y que además estaba rodeado de naciones que hablaban otra lengua. En este contexto deben entenderse las mutuas prevenciones, que permiten interpretar este pasaje de las instrucciones:

"Conviene igualmente que el Sr. Ministro trate de imponerse de las relaciones que el Gobierno del Brasil mantenga con los de otras Naciones, investigando cuales sean las más estrechas y los motivos ó circunstancias que medien para ello, dando aviso".


Un antecedente del Mercosur en 1882


El pasado mes de mayo, en un remate de arte y antigüedades de la casa Gaona Wernicke, adquirí un documento fechado el 10 de junio de 1882, que llevaba el rótulo de "Absolutamente Reservado" en el cual, el entonces presidente Julio Argentino Roca, daba instrucciones al representante diplomático argentino en Río de Janeiro, Jacinto Villegas, acerca de cómo manejar la relación con el Imperio del Brasil.

Firma también el documento, además de Roca, Victorino de la Plaza -su condiscípulo del Colegio de Concepción del Uruguay- quien ejercía en ese momento el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Pero los antecedentes de nuestro representante diplomático ante la Corte del Brasil, son menos conocidos. Jacinto Mariano de la Natividad Villegas había nacido en Buenos Aires el 11 de setiembre de 1819, siendo hijo del doctor Miguel de Villegas.

Desde joven actuó en política enrolándose en las filas opositoras a Rosas, por lo que tuvo que partir al exilio en Montevideo.

En 1842 publica bajo seudónimo el folleto: "Rasgos de la política de Rosas: o escenas de barbarie, seguidas a la Batalla del Quebracho. Por un testigo presencial y paciente". Se trata de un relato sobre las crueldades que cometieron las fuerzas que, al mando de Oribe, derrotaron a la coalición antirrosista que comandaba Lavalle en la batalla de Quebracho Herrado el 28 de noviembre de 1840, en la cual el joven Villegas participó.

Concretamente relata la toma de la infantería del Ejército de Lavalle por las fuerzas rosistas y las escenas de barbarie cometidas contra los prisiones.

Este folleto fue editado primero en la Imprenta del Comercio del Plata y después de la caída de Rosas en el año 1854.

Villegas fue un funcionario que actuó durante más de tres décadas con dedicación, cumpliendo diversas tareas diplomáticas.

En 1872 se encuentra en Montevideo -ciudad que conocía muy bien por haber vivido en ella durante su exilio- desempeñándose como cónsul argentino, cuando el 6 de abril de ese año realiza la mediación en la firma del tratado de paz que reconcilia a los dos partidos tradicionales del Uruguay que se venían enfrentando en forma cruenta.

Semanas después es designado "Ministro Plenipotenciario" ante el Brasil, nombramiento que motiva la instrucción "absolutamente reservada" a la que hemos hecho mención.

La representación diplomática argentina en Río había estado, entre 1875 y comienzos de 1882, a cargo de Luis L. Domínguez. Este es reemplazado por José E. Uriburu -quien después sería ministro en Santiago de Chile, vicepresidente y posteriormente Presidente de la Nación- el que no llega a asumir sus funciones.

Es en estas circunstancias, que el ministro de Relaciones Exteriores Victorino de La Plaza, decide nombrar a Villegas. En cuanto a la política exterior, que llevaba adelante en ese momento el presidente argentino Julio A. Roca, es interesante analizar su mensaje leído ante el Congreso el 1 de mayo de 1882, días antes de firmar la designación de su nuevo ministro ante el Brasil.

Destacaba como logro principal la paz con Chile, que se había alcanzado mediante el acuerdo de límites firmado el año anterior, señalando que "La cuestión de límites con la República de Chile, que tanto preocupaba los ánimos y que había pasado por variadas y peligrosas alternativas, quedó amistosamente terminada, como vosotros lo sabéis, y nuestras relaciones con aquella Nación descansan ahora en la más completa armonía".

Pero a la vez que remarcaba este logro advertía acerca del riesgo que implicaba para la paz de la región la llamada "Guerra del Pacífico" que en ese momento estaba librando Chile contra Perú y Bolivia.

Decía Roca al respecto que "sensible me es anunciaros que la cuestión del Pacifico en la que están comprometidas tres naciones amigas, se mantienen en el estado de guerra y en una incertidumbre tal, que no permite prever su terminación".

Seguidamente, daba cuenta de la gestión que había intentado para mediar junto con Brasil, en los siguientes términos: "Animado el Gobierno Argentino por los sentimientos de amistad que lo ligan con las naciones en contienda, se había propuesto ofrecer una mediación conjunta con el Gobierno del Brasil y con los Estados Americanos que aceptaran el pensamiento, para propender a la solución del conflicto por medios equitativos y decorosos. Al efecto, presentó sus insinuaciones al gobierno del Brasil, y aun cuando éste desintió en algunos puntos, acogió en general el pensamiento con deferencia".

Inmediatamente Roca expresa la razón por la cual la Argentina suspende su gestión diplomática, para lograr una mediación conjunta con Brasil, y así poner término a la Guerra del Pacífico argumentando que "En tales circunstancias, apareció la interposición del Gobierno de los Estados Unidos, y se creó prudente suspender toda proposición al respecto por nuestra parte, para no interrumpir el curso de las negociaciones que se habían promovido".

Aparece acá algo que será permanente durante los sesenta años siguiente: la disputa entre Washington y Buenos Aires por liderar las iniciativas diplomáticas en la región. Había sucedido con la Guerra del Pacífico y volvió a ocurrir, pasado más de medio siglo, con la Guerra del Chaco.


viernes, 18 de septiembre de 2009

¿Palermo es un Don Juan o un santo?

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El origen y el por qué del nombre Palermo al barrio no es del todo pacífico. Mientras algunos preguntan si tiene alguna relación con la ciudad italiana, los posibles orígenes del nombre se podrán buscar en Don Juan Domínguez Palermo, quien a principios del siglo XVII era el propietario de las tierras.

Como era muy común llamar a los lugares por las Iglesias que tenían o por los santos que se adoraban, otros vecinos sostienen que en realidad el barrio se llama así dado que en un oratorio se veneraba una imagen de San Benito de Palermo, por lo que los fieles solían decir que se iban a ver a Palermo. Sin dudas, este fue el barrio del restaurador de las leyes, Don Juan Manuel de Rosas. En un principio, fue el propietario de gran parte de estos terrenos (unas 540 manzanas). Fue en 1836 cuando se transformó en el privilegiado dueño de estos bellos parajes, donde decidió levantar su residencia oficial en lo que hoy son las actuales avenidas Libertador y Sarmiento.


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Boleto del tranway que llegaba a Belgrano.
Está ilustrado con un niño que juega con su balero

jueves, 17 de septiembre de 2009

Las Chatas - parte 2



La Luz del Desierto

En nuestro poder guardamos desde hace unos años, fotocopias de una entrevista periodística de la revista “El Caballo” realizada en el año 1967 a Don Eduardo López, hombre del pago de Sol de Mayo, propietario de la chata “La Luz del Desierto” (una de las más emblemáticas chatas que tuviera Navarro y creemos, la última que prestó servicio de transporte en nuestro partido), dos años después de que ésta dejara de transitar bajo el manejo de aquel paisano grandote, de oficio “carrero” y que en nuestra niñez supimos ver como abanderado en los desfiles tradicionalistas.

Creemos oportuno transcribir los párrafos más substanciosos de aquella publicación que tuvo el título “De los últimos carreros” y era firmada por Luis F. Clusellas (seudónimo utilizado por el periodista Luis Alberto Flores). Decía el periodista:

“El paisano López nació en Navarro (“… y aquí he de morir y quiero que me entierren”, confirmó) el 27 de octubre de 1905 y compró una chata -que es la misma que aún conserva, si bien sucesivos arreglos y modificaciones han hecho que poco de su material actual sea original- cuando contaba 18 años de edad; y anduvo con ella hasta que cumplió doce lustros, ya que su último viaje, realizado a la estación Pedernales, fue a fines de 1965.

“Las grandes ruedas de “La Luz del Desierto” (así se llama la chata) miden más de tres metros de diámetro y tiene llantas de hierro de cinco pulgadas y media de ancho. En su amplio cajón de unos 5,50 m de largo, transportó cargas (cereales, lanas, cueros, etc.) de hasta 11.000 kg; como record recuerda haber llevado hasta 264 bolsas de girasol. Los viajes más frecuentes eran los realizados entre las chacras y la estación o los molinos; a veces se hacían recorridos de 20 y de 30 leguas que demandaban varios días, dado que por jornada no se andaba más que tres o cuatro leguas.

“¿Qué cuantos animales se atan a la chata? Vayan sacando cuenta: Un “varero” y a su lado dos “tronqueros” (casi tapados por el pescante). Delante de ellos un “cadenero” (generalmente el mejor caballo) flanqueados por dos “balancineros”; en ocasiones, delante del cadenero se agregaba un “sobre cadenero”. De los grilletes de las ruedas y tirando no ya del pecho sino de la cincha, cuatro animales más, llamados “cuarta de ocho” a los que van del lado interno y “cuarta de diez” a los que van exteriormente.

“En cada una de las ruedas grandes (también de sus grilletes) se prenden dos caballos más, estos son los “cuñeros”. En la culata suele ir, atado del cabestro, un animal “de andar” y los laderos en caso de no necesitar sus servicios.

“Supe, también, -decía el reportero- qué son los “limones”, “candeleros”, “palomas”, “varales”; aprecié los aperos de suela (pecheras con yuguillos de hierro, lomeras, barrigueras, anteojeras y delantales), los fuertes y gruesos bozales de los laderos y los tiros de cuero curtido y trenzado o torcido hechos por López, que además es soguero y alternó su trabajo con la chata oficiando de resero y domador; hoy se dedica todavía a esta última actividad (“Antes tiraba los potros corriendo; hoy lo hago desde el suelo” – nos decía López).

“Opina el paisano López y le damos la razón, que los viajes para su chata ya han concluido; se acabaron los largos recorridos por los partidos de Navarro, 25 de Mayo y Bolívar. El camión terminó con la tracción a sangre. Los tiempos en que, con su hermano Serafín como acompañante, andaba por la huella con esa casa rodante que en una ocasión casi le cercena el brazo aplazarle una de las ruedas chicas por encima, no volverán; pero queda en la memoria el grato recuerdo de tantos días y tantos años de andanzas y queda aún en pie y luciendo como en sus mejores tiempos, “La Luz del Desierto” alumbrando con sus destellos la vida de un hombre, de un criollo que por ninguna plata se desprenderá de ella, de esa chata navarrera que hace cuarenta y cuatro años le costó 1.131 pesos, con cinco caballos, aperos, y lona y escalera”. Concluye Clusellas.

Luego del fallecimiento de don Eduardo López, sus hijos donaron esta chata para que ella formara parte del Museo Municipal de Navarro.

Hoy “La Luz del Desierto” espera el tratamiento justo para su cuidado y preservación, y así poder mostrarla a las futuras generaciones de navarrenses para, además, honrar la memoria de su dueño y cumplir como corresponde con el generoso legado de su familia.

Como ya vimos, el rendimiento medio de marcha con carga podía alcanzar entre tres y cuatro leguas por día (de 15 a 20 km diarios), de acuerdo a lo “liviano” o “pesado” que estuviera el camino, por lo que en un período de cinco a siete días unían a Buenos Aires con Navarro…

El mayoral, sentado en el altísimo pescante, tenía la responsabilidad y la tremenda tarea de conducir coordinadamente a las bestias de tiro y generalmente debía recurrir al sistema de frenos del gran carruaje que se accionaba mediante el giro de una manivela que tenía al alcance de su mano, cerca del asiento. Este freno era el que regulaba la velocidad de marcha en caminos en bajada o cuando el carruaje, vacío o con poca carga era superado por la capacidad de fuerza de los caballos atados en ese momento.

Su tarea normal de transporte se circunscribía a la carga de cereales, pasto y lana, pero también estuvieron ligadas al transporte de cargas generales desde y hasta cualquier punto geográfico del país.

No es arriesgado deducir que estas limitaciones en el transporte condicionaban y limitaban el crecimiento del comercio. La estrechez de la capacidad de carga, sumado a la lentitud del viaje y a la condicionalidad de precarios caminos, creaban un efecto directo sobre la cantidad, el surtido y los precios de las mercaderías que se comercializaban en pulperías y/o pequeños almacenes.

Estos fueron los medios de transporte del que se sirvieron los primeros almacenes de nuestra campaña. En ellos se transportaban los productos que ingresaban a un país que todavía no tenía industrias instaladas y que por lo tanto debía, necesariamente, proveerse del intercambio comercial con el viejo mundo.

Lambert, Raúl O. – “Andate hasta el almacén, recuerdos prestados” – Navarro (2004)
http://www.revisionistas.com.ar/?p=5196

Las Chatas - parte 1


Se denominaban “chatas” a los carruajes de carga de cuatro ruedas con eje delantero articulado. Estos carruajes de carga servían a distintos propósitos, según el tamaño y las características de los mismos; en nuestra tarea de recopilación de datos, documentación y fotografías, nos hemos encontrado con una buena variedad de modelos y funciones, muchas de ellas al servicio del transporte de mercaderías y productos de almacén. En esta materia, al mayor exponente de este tipo de rodados los constituyeron las llamadas “chatas cerealeras”, que sirvieron fundamentalmente al transporte de granos embolsados.

Estos grandes rodados cumplían la misma función que las carretas, pero sus características eran bastante distintas a las primeras. Su modernidad, comparada con las de aquellos viejos y lentos carruajes tirados por bueyes, hizo que se ganara tiempo y eficiencia a la hora de transportar volúmenes importantes, por lo que muy pronto los bueyes fueron reemplazados por fornidos “percherones”, y las primitivas carretas dejaron de recorrer los caminos de la pampa bonaerense.

El trabajo del transporte de cargas a larga distancia que hacían estos carros, con el tiempo, fue realizado por el tren, pero como era necesario llegar desde y hasta las estaciones ferroviarias con las cargas que transportaba el ferrocarril, ellas se ocuparon de viajes relativamente cortos –hasta la llegada de los grandes camiones-, llevando mercadería a los almacenes, realizando los acarreos de las cosechas, lanas, leña y huesos hasta los galpones de estación, para que desde allí el tren las transportara a Buenos Aires.

Como dijimos, a diferencia de las carretas, las “chatas cerealeras” se desplazaban sobre cuatro ruedas, dos grandes –fijas al eje trasero- y dos más pequeñas unidas al eje del tren delantero; este último tenía la peculiaridad que, contrariamente al trasero –fijo- giraba sobre su centro permitiendo mayor maniobrabilidad y mejor desplazamiento en las curvas. Las ruedas enllantadas con planchuelas de hierro giraban en su maza embujada y lubricada con “grasa de carro”.

Su caja o cajón era de mayor dimensión que el de las carretas y disponían de altas barandas y puerta trasera. No tenían techo o toldo protector, por lo que la carga podía elevarse a considerable altura y ésta se solía tapar con lienzos fabricados con la arpillera obtenida de envases de azúcar o yerba, para su protección de las lluvias y soles.

La capacidad de carga era superior a la de las carretas y la agilidad de marcha era mayor, ya que éstas eran tiradas por caballos de gran porte, los que por su fornida contextura natural eran los especialmente elegidos, criados y cuidados para ese trabajo. De acuerdo a la carga transportada y al estado de los caminos, se le ataban cuatro, seis, diez y hasta catorce caballos, los que según la aptitud del animal y al lugar de atadura en la chata recibían los nombres acordes a su función en el trabajo de tiro.

Lambert, Raúl O. – “Andate hasta el almacén, recuerdos prestados” – Navarro (2004)
http://www.revisionistas.com.ar/?p=5196

miércoles, 16 de septiembre de 2009

MAFALDA, LA CONTESTATARIA


Este es el prefacio de la primera edición italiana de "Mafalda, la contestataria", un libro que recopilaba sus tiras, publicada en 1969. Aunque este prólogo no tenía firma, se sabía que lo había escrito Umberto Eco.

Mafalda no es solamente un personaje de historieta más; es, sin duda, el personaje de los años setenta. Si para definirla se utilizó el adjetivo "contestataria", no es sólo para alinearla en la moda del anticonformismo. Mafalda es una verdadera heroína "rebelde", que rechaza el mundo tal cual es. Para entender a Mafalda es necesario establecer un paralelo con ese otro gran personaje cuya influencia, evidentemente, no le es ajena: Charlie Brown.

Charlie Brown es norteamericano; Mafalda es sudamericana. Charlie Brown pertenece a un país próspero, a una sociedad opulenta a la que busca desesperadamente integrarse mendigando bienestar y solidaridad. Mafalda pertenece a un país lleno de contrastes sociales que, sin embargo, quiere integrarla y hacerla feliz. Pero Mafalda resiste y rechaza todas las tentativas. Charlie Brown vive en un universo infantil del que, en sentido estricto, los adultos están excluidos (aunque los chicos aspiren a comportarse como adultos). Mafalda vive en una relación dialéctica continúa con el mundo adulto que ella no estima ni respeta, al cual se opone, ridiculiza y repudia, reivindicando su derecho de continuar siendo una nena que no se quiere incorporar al universo adulto de los padres. Charlie Brown seguramente leyó a los "revisionistas" de Freud y busca una armonía perdida; Mafalda probablemente leyó al Che.

En verdad, Mafalda tiene ideas confusas en materia política. No consigue entender lo que sucede en Vietnam, no sabe por qué existen pobres, desconfía del Estado pero tiene recelo de los chinos. Mafalda tiene, en cambio, una única certeza: no está satisfecha.

A su alrededor, una pequeña corte de personajes más "unidimensionales": Manolito, el chico plenamente integrado a un capitalismo de barrio, absolutamente convencido de que el valor esencial el mundo es el dinero; Felipe, el soñador tranquilo; Susanita que se desespera por ser mamá, perdida en sueños pequeño burgueses. Y después, los padres de Mafalda, resignados, que aceptan una rutina diaria (recurriendo a su paliativo "Nervocalm") vencidos por el tremendo destino que hizo de ellos los guardianes de la Contestataria.

El universo de Mafalda no es sólo el de una América latina urbana y desarrollada: es también, de modo general y en muchos aspectos, un universo latino, y eso la vuelve más comprensible que muchos personajes de las historietas norteamericanas. En fin, Mafalda, en todas las situaciones, es una "heroína de nuestro tiempo", algo que no parece una calificación exagerada para el pequeño de personaje de papel y tinta que Quino propone.Nadie niega que las historietas (cuando alcanzan cierto nivel de calidad) asumen una función cuestionadora de las costumbres. Y Mafalda refleja las tendencia de una juventud inquieta que asume aquí la forma paradojal de disidencia infantil, de esquemas psicológicos de reacción a los medios de comunicación de masas, de urticaria moral provocada por la lógica de la Guerra Fría, de asma intelectual causada por el Hongo atómico.Ya que nuestros hijos van a convertirse -por mérito nuestro- en otras tantas Mafaldas, será prudente que la tratemos con el respeto que merece un personaje real.



lunes, 14 de septiembre de 2009

Carta de San Martín a Álvarez Thomas - Plan para conquistar Chile y Perú


San Martín describe al director Álvarez Thomas su plan de avanzar sobre Chile para luego conquistar Lima. Carta del 29 de febrero de 1816.

“Chile por su excelente población proporcionalmente a las demás regiones de esta América, por la natural valentía y educada subordinación de sus habitantes, por sus riquezas es el pueblo capaz de fijar –regido por mano diestra- la suerte de la revolución. Él es el fomento del marinaje del Pacífico. Casi podemos decir que lo ha sido de nuestros ejércitos y de los del enemigo. En este concepto nada más interesante que ocuparlo. Lograda esta grande empresa, el Perú será libre. Desde allí irán con mejor éxito las legiones de nuestros guerreros. Lima sucumbirá, faltándole los artículos de subsistencia más preciosos. Pero para este logro despleguemos de una vez nuestros recursos. Todo esfuerzo parcial es perdido decididamente. La toma de este país recomendable debe prevenirse de toda probabilidad. Ella exige una fuerza imponente, espacio e tres o cuatro meses. De otro modo, el enemigo nos disputa el terreno palmo a palmo. Chile naturalmente es un castillo; la guerra puede hacerse interminable y entretanto variar el aspecto de la Europa; armas sólo que envíe la Península puede traernos consecuencias irreparables.…

”A este fin, debe proveerme V.E.: primero, de doce a catorce mil pesos para mantener nuestras relaciones secretas, minar la opinión de las tropas y extraernos todo el armamento posible; segundo, con cuatro mil hombres, entre ellos setecientos de caballería, contando con que esta provincia puede poner con su actual guarnición dos mil doscientos hombres; tercero, con tres mil fusiles de a 4, y sesenta mil pesos, de los cuales treinta mil puedo en tal lance exigir de estos vecinos; pues no es regular ir a Chile sin numerario y empezar por exacciones cuando se debe seguir un sistema en todo opuesto al de sus opresores. Por último, deben zarpar oportunamente de esas playas dos buques de toda consideración y porte, armados de cuenta del Estado y sujetos a órdenes del jefe del ejército, los que, cruzando las costas de Chile, contengan el escape de nuestros enemigos o los apresen con los grandes tesoros que de lo contrario pueden substraer, promoviendo sobre todo desde ahora estos preparativos para que nada falte en el momento precioso de la marcha. Yo, por mi parte, protesto activar cuanto alcance en mis recursos hasta formar –si es de la aprobación de V.E.- cuadros completos de oficiales escogidos entre los emigrados, los que, uniformados a nuestra táctica, serán utilisímos y podrán llenarse fácilmente en aquel país donde por sus relaciones se deben merecer la confianza y aprecio de sus naturales”. (Cita Archivo General de la Nación, infolio, pág. 257)

Archivo General de la Nación, infolio, pág. 257, citado en Otero, José Pacífico, Historia del Libertador Don José de San Martín, Buenos Aires, Editorial Sopena Argentina, 1949, págs. 407-408.
www.elhistoriador.com.ar

domingo, 13 de septiembre de 2009

El asesinato del Chacho Peñaloza - parte 3



El gobernador Sarmiento decretó el estado de sitio y, como coronel que era, asumió personalmente la guerra contra el caudillo y lanzó la siguiente proclama: “Conciudadanos: Peñaloza se ha quitado la máscara. Desde la estancia de Guaja, secundado por media decena de bárbaros oscuros, que han hecho su aprendizaje político en las encrucijadas de los caminos, se propone reconstruir la República sobre un plan que él ha ideado, por el modelo de Los Llanos. Bajo su dirección e impulso, estas provincias serán luego un vasto desierto, donde reinen el pillaje, la barbarie sin freno, y la montonera constituida en gobierno.
No es un sistema político lo que estos bárbaros amenazan destruir. Es todo orden social, es la propiedad tan penosamente adquirida, toda esperanza de elevar a estos pueblos al goce de aquellas simples instituciones que aseguran a más de la vida, el honor, la civilización y la dignidad del hombre. Conciudadanos: Vosotros conocéis La Rioja, donde han imperado por años hombres que eran todavía algo más adelantados que Chacho. Es hoy un desierto poblado por muchedumbres que sólo el idioma adulterado conservan de pueblos cristianos. Habéoslo visto en 1833 en San Juan, incendiando inútilmente las propiedades y robando cuanto atraía sus miradas para cubrir su desnudez y saciar sus instintos rapaces. Tendráis otra vez a esas chusmas en San Juan, no sólo para robaros vuestros bienes, sino para hacerse de medios con que llevar la guerra y la desolación a otros puntos de la República.
Vuestras mercaderías, vuestras mulas, vuestros caballos, vuestros ganados, vuestros trabajadores, vuestro dinero arrancado por las extorsiones y la violencia, son el elemento con que cuentan para llevar adelante sus intentos salvajes, porque mal los honraríamos con llamarlos planes de subversión. San Juan, por la cultura de sus habitantes, por la posición que ocupa en esta parte de la República, tiene algo más que hacer que defender sus hogares y su propiedad. Débelo a la patria común, a la dignidad humana, salvar la civilización amenazada por estos vergonzosos levantamientos de la parte más atrasada de la población que quisiera entregarse sin freno a sus instintos de destrucción. San Juan reducido a la barbarie, San Juan saqueado, San Juan gobernado por el Chacho y sus asociados, desaparecerá del mapa argentino el día en que se aprestaba por sus propios recursos, por su propia industria y esfuerzo, a contarse entre las provincias más adelantadas y ricas de la República. […]

Conciudadanos: A las armas y que San Juan sea un ejército, un baluarte contra la barbarie, y ejemplo para todos los pueblos argentinos. Esto es lo que espera de vosotros vuestro compatriota y amigo D.F. Sarmiento”.Los coroneles de Mitre, enviados a reprimir al pueblo riojano, no salían de su asombro sobre los niveles de miseria de aquel pueblo y valentía del Chacho y su gente: “No sé, señor, de qué palabras valerme para hacerle una descripción que pinte con bastante verdad la provincia de La Rioja y temo parecer exagerado. Bástele, señor, saber que aquí no han conocido nunca un médico y que la mujer del ex gobernador es oída como un oráculo porque es la única ‘médica’ que hay en La Rioja toda”.

El Chacho, tras rendirse al mayor Irrazábal, fue cobardemente asesinado en presencia de su familia. Los que combatían la barbarie expusieron su cabeza en una pica en la plaza de Olta, en La Rioja, durante varios días.Poco después del cobarde crimen, el “padre del aula” y “guía de la niñez argentina”, el que había escrito “las ideas no se matan”, le decía a Mitre: “No sé lo que pensarán de la ejecución del Chacho. Yo inspirado por el sentimiento de los hombres pacíficos y honrados aquí he aplaudido la medida, precisamente por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se abrían aquietado en seis meses. ‘Murió en guerra de policía’, ésta es la ley y la forma tradición de la ejecución del salteador”.
Fuente: Adaptación para El Historiador del libro de Felipe Pigna Los Mitos de la Historia Argentina 2, Buenos Aires, Planeta. 2004.

El asesinato del Chacho Peñaloza - parte 2

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La Argentina aceleró a partir de este momento su incorporación al mercado mundial como exportadora de materias primas (cereales, lana, carne y cuero) e importadora de productos elaborados (muchas veces con nuestras lanas y carnes). Nuestro principal comprador y vendedor seguía siendo Inglaterra, que siempre tendrá un saldo a su favor porque las manufacturas siempre son más caras que las materias primas. Los ingleses realizarán inversiones en ferrocarriles que serán generosamente garantizadas por los sucesivos gobiernos argentinos.En estas circunstancias, asumió Sarmiento la gobernación de San Juan. A poco de asumir dictó una Ley Orgánica de Educación Pública que imponía la enseñanza primaria obligatoria y creaba escuelas para los diferentes niveles de educación, entre ellas una con capacidad para mil alumnos, el Colegio Preparatorio (más tarde llamado Colegio Nacional de San Juan) y la Escuela de Señoritas, destinada a la formación de maestras.

Sarmiento no paraba de hacer cosas. En sólo dos años cambió la fisonomía de su provincia. Abrió caminos, ensanchó calles, construyó nuevos edificios públicos y hospitales, fomentó la agricultura y apoyo la fundación de empresas mineras. Y para no aburrirse, volvió a editar el diario El Zonda.Sin embargo, las provincias continuaban sufriendo las consecuencias de una política que privilegiaba los intereses del puerto de Buenos Aires por sobre los del resto del país. La llegada masiva de productos importados terminó por liquidar lo poco que quedaba de las industrias locales. La desocupación era enorme y casi la única posibilidad de empleo la ofrecían los nuevos puestos de la administración nacional creada por Mitre. Fue creciendo de esta forma un sector de empleados públicos cuya suerte estaba atada a la de los diferentes gobiernos, lo que garantizaba a los partidos gobernantes los votos de los empleados públicos de todo el país.

En 1863 se produjo en la zona de Cuyo el levantamiento del Chacho Peñaloza. Antes de lanzarse a la lucha, el Chacho le escribía al presidente Mitre: “Es por esto señor Presidente, que los pueblos, cansados de una dominación despótica y arbitraria, se han propuesto hacerse justicia, y los hombres, todos, no teniendo más ya que perder que la existencia, quieren sacrificarla más bien en el campo de batalla, defendiendo sus libertades y sus leyes y sus más caros intereses atropellados vilmente por los perjuros. Esas mismas razones y el verme rodeado de miles de argentinos que me piden exija el cumplimiento de esas promesas, me han hecho ponerme al frente de mis compatriotas y he ceñido nuevamente la espada, que había colgado después de los tratados con los agentes de V.E. No es mi propósito reaccionar al país para medrar por la influencia de las armas, ni ganar laureles que no ambiciono. Es mi deber el que me obliga a sostener los principios y corresponder hasta con el sacrificio de mi vida a la confianza depositada en mí por los pueblos”.

Fuente: Adaptación para El Historiador del libro de Felipe Pigna Los Mitos de la Historia Argentina 2, Buenos Aires, Planeta. 2004.