martes, 1 de noviembre de 2022

Los Colorados del Monte

Los Colorados del Monte, fue el nombre con el que se conoció a una milicia con efectivos similares a los de una Compañía, organizada y financiada en San Miguel del Monte, por JUAN MANUEL DE ROSAS, por entonces, un acaudalado hacendado de prestigio en la provincia de Buenos y reconocido caudillo en la campaña,  para la defensa de sus campos contra las incursiones de los indígenas.
En sus comienzos estaba formada  con peones de su estancia “Los Cerrillos”, pero pronto se  fueron incorporando paisanos de estancias vecinas y gente del pueblo de la Guardia del Monte (hoy San Miguel del Monte), para actuar cuando la Ley y el Orden se vieran amenazados. Llegaron a constituír un Batallón, que estaba financiado ahora por los principales estancieros de la zona, a cuyo frente se colocó ROSAS, por decisión unánime de todos sus integrantes, que lo ungieron con el grado de Teniente Coronel.
Para su equipamiento, contaban con talleres donde fabricaban los aperos para sus montados, estribos espuelas, sus armas (lanzas, boleadoras y sables), y hasta su vestimenta. Despojados de sus uniformes se ocupaban de cuidar y trabajar en sus campos: sembraban y cuidaban a sus animales. La ración mensual por individuo, consistía en bizcochos, yerba, sal yodada, harina, tabaco, carne y leña, por un total de 20,24 pesos mensuales..
A mediados de 1820, ya eran unos 600 jinetes armados con cuchillo, sable, lanza y boleadoras,  que iban vestidos con camisa, pañuelo al cuello  y chiripa de bayeta colorada,  calzoncillos blancos, rastra de cuero, botas despuntadas de anca de potro con espuelas de plata y gorro también rojo ”de manga”. Montaban vigorosos caballos con recado   y aperos de cuero crudo. Organizados militarmente como los cuerpos de línea, pero férreamente disciplinados a base de normas muy rigurosas impuestas por el mismo ROSAS, constituyeron una temible unidad de combate que pronto se veria involucrada en las luchas que empañaron aquellos años de caos iniciados en 1820.
Enfrentadas las provincias de Entre Ríos y Santa Fe  por una parte y Buenos Aires por la otra, el Gobernador interino de Buenos Aires, MANUEL DORREGO, nombró a MARTÍN RODRÍGUEZ jefe de las milicias del sud y al general JUAN RONDEAU, jefe de las milicias del norte. Por pedido expreso de Rodríguez, JUAN MANUEL DE ROSAS, se une y participa activamente en las acciones beligerantes que se anticipaban. Comenzaba así su presencia en el escenario político de la Patria, este controvertido personaje que contribuyó con su ejército no regular compuesto por 108 gauchos perfectamente armados y equipados, ya conocidos como “La Guardia del Monte” y que tuvo su primera actuación, fuera de las de vigilancia que ejercían  hasta ese entonces, en julio de 1820.
Fue cuando salieron desde Los Cerrillos a reconquistar el Fuerte de Buenos Aires, que había sido tomado por el Coronel MANUEL VICENTE PAGOLA, comandante militar de un movimiento urdido por el Cabildo y los federales,  disconformes con el nombramiento de MARTÍN RODRÍGUEZ como Gobernador de Buenos Aires, luego de la derrota de MANUEL DORREGO en Gamonal. El 7 de julio PAGOLA fue atacado por ROSAS al mando de los Colorados del Monte y derrotado luego de un  sangriento combate.
El 12 de julio de 1820, junto con las fuerzas comandadas por el General MARTÍN RODRÍGUEZ, el Coronel GREGORIO ARÁOZ DE LAMADRID, los “Colorados del Monte” al mando de ROSAS, acuden a la defensa de Buenos Aires, atacada por ell Gobernador de Santa Fe, ESTANISLAO LÓPEZ apoyado por el caudillo chileno JOSÉ MIGUEL CARRERA. El 12 de agosto de ese mismo año vencen a las fuerzas de FRANCISCO RAMÍREZ y ESTANISLAO LÓPEZ en la batalla de Pavón y el 4 de octubre liberan a la ciudad de Buenos Aires de los amotinados que al mando del Coronel MANUEL VICENTE PAGOLA intentaban deponer al Gobernador MARTÍN RODRÍGUEZ (ver Violenta represión del insurrecto Coronel Pagola).
El 28 de enero 1833, “Los colorados del Monte” parten siendo la columna vertebral de la expedición de ROSAS al desierto, la segunda que se realizará para recuperar las tierras al sur de Buenos Aires, ocupadas y violentadas por aborígenes araucanos (VER Campañas al Desierto). El 29 de octubre de 1839 actúan durante la revolución de los Libres del Sud. Después están en Santa Fe, Córdoba y la vuelta de Obligado, en el sitio de Montevideo (1843), hasta que finalmente, el 3 de febrero de 1852, cayeron junto a su jefe y creador, cuando éste fue vencido en Caseros. En más de 32 años de existencia, los “Colorados del Monte” supieron ganarse el respeto de amigos y adversarios. Fueron reconocidos por su valor y su virtud después de las batallas, ya que su conducta era ejemplar, no dándose jamás al saqueo y a las violaciones, como era costumbre en aquella época de violkencia.
Sarmiento opina sobre Los Colorados del Monte
Los hombres que formaron a las órdenes de JUAN MANUEL DE ROSAS, hayan sido éstos milicianos, soldados o simplemente gente de campo que lo acompañó durante todos los años que llenó las páginas de la Historia Argentina, siempre mostraron un increíble orgullo de pertenencia y lealtad hacia éste, que los hizo temibles y protagonistas de actos de inusitado valor y muchas veces crueldad innecesaria.
Y fue DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO, quizás el más enconado de sus enemigos, quien en su libro “Campaña en el Ejército Grande aliado de Sud América  (1852) analizara con mayor profundidad los interrogantes que de tal conducta nacen, dejando constancia de la profunda impresión que le causara el espectáculo de los soldados federales que, a las órdenes de MANUEL ORIBE, en 1843, sostuvieron el sitio de Montevideo dispuesto por ROSAS.
Dice a este Respecto SARMIENTO: “….. Pocas veces he experimentado impresiones más profundas que la que me causó la visita e inspección de aquellos terribles tercios de Rosas, a los cuales se ligan tan sangrientos recuerdos, y para nosotros preocupaciones que habíamos creído increíbles.
¿De cuántos actos de barbaríe inaudita habrían sido ejecutores estos soldados que veía tendidos de medio lado, vestidos de rojo, chiripá, gorro y envueltos en sus largos ponchos de paño?. Fisonomías graves como árabes y como antiguos soldados; caras llenas de cicatrices y de arrugas. Un rasgo común a todos, casi sin excepción, porque así eran las caras de oficiales y soldados. Diríase al verlos, que había nevado sobre sus cabezas y las barbas de todos, aquella mañana.
La mayor parte de los cuerpos que sitiaban hasta poco antes a Montevideo habían salido de Buenos Aires en 1837 y desde entonces, ninguno, soldados, clases ni oficiales, había obtenido ascenso alguno. Qué misterios de la naturaleza humana!!. Qué terribles lecciones para los pueblos !. He aquí los restos de diez mil seres  humanos que han  permanecido casi diez años en la brecha, combatiendo y cayendo uno a uno todos los días, ¿por qué causa?, ¿sostenidos por qué sentimientos?. Los ascensos son un estímulo para sostener la voluntad del militar. Aquí no había ascensos. Todos veían los cuerpos sin jefes o sin oficiales; por todas partes había claros que llenar y no se llenaban; y los mil postergados nunca trataron de sublevarse”.
Matar y morir: he aquí la única facultad despierta en esta inmensa familia de bayonetas y de regimientos. Y sus miembros, separados por causas que ignoraban, del hombre que los tenía condenados a este oficio mortífero y a esta abnegación sin premio, sin elevación, sin término, tenían por él, por Rosas, una afección profunda, una veneración que disimulaban apenas.
¿Qué era Rosas para estos hombres? o, más bien, ¿qué seres había hecho de los que tomó en sus filas hombres y había convertido en estatuas, en máquinas pasivas para el sol, la lluvia, las privaciones, la intemperie, los estímulos de la carne, el instinto de mejorar, de elevarse, de adquirir, y sólo activos para matar y recibir la muerte? Y aun en la administración de la sangre había crueldades que no sólo eran para el enemigo. No había ni hospitales ni médicos. Poquísimos fueron los inválidos que se han salvado de entre estos soldados. Con la pierna o el brazo fracturados por las balas, iba al hoyo el cuerpo, atacado por la gangrena o las inflamaciones. ¿Qué era Rosas, pues, para estos hombres?, ¿o son hombres estos seres?».
 
https://elarcondelahistoria.com/?p=40886
 
 

viernes, 3 de junio de 2022

Manuel Belgrano, según su chozno nieto

 


Manuel Belgrano, chozno nieto del prócer y presidente del Instituto que lleva su nombre, comparte algunos detalles valiosos y poco conocidos de su trastatarabuelo. Educación, economía, docencia, el rol de la mujer, y los derechos humanos.

El chozno nieto del prócer, el Manuel Belgrano contemporáneo, es licenciado en Administración Agraria y presidente del Instituto que lleva su nombre. Siente orgullo por su antepasado y lo demuestra participando activamente en la difusión de la vida, la obra y los valores éticos del prócer. De él sabemos que creó la Bandera Nacional, en 1812, y que fue abogado, economista, periodista, político, diplomático y militar. Así figura en los manuales de historia. Sin embargo hay otros aspectos suyos menos conocidos. Los comparte su chozno nieto. 

El árbol genealógico

"Yo desciendo de Manuela Mónica, hija del General Manuel Belgrano de su relación con Dolores Helguero, en Tucumán, donde permaneció desde 1816 hasta 1819. A los 5 años, Manuela Mónica vino a Buenos Aires para criarse y educarse con la familia de su padre, y se casó con Manuel Vega Belgrano, un primo, con quien tuvo tres hijos: Manuel, Carlos y Flora Vega Belgrano, quien se casó luego con su tío, Juan Carlos Belgrano. De esa relación nacieron Manuel, Mario y Néstor Belgrano, mi abuelo. Ellos son los primeros descendientes directos del General con el apellido Belgrano. Yo soy descendiente directo de Belgrano, así como de una hermana y de un hermano del prócer", explica desde su escritorio el actual presidente del Instituto Belgraniano. Detrás suyo, un cuadro de su trastatarabuelo.


 Su formación

"Belgrano fue un gran estudiante, con una formación excepcional y con un bagaje de conocimientos que le dio una gran apertura. La gran obra de Belgrano parte, en primera instancia, por su formación. Tuvo la oportunidad de ir a estudiar a Salamanca, en España, una oportunidad que no muchos tenían en esa época. Al estar en Europa, vivía in situ los acontecimientos de la época. Vivió así la influencia de una revolución francesa en España, lo que eran las Juntas españolas, y tuvo mucho trato con economistas. Siempre se destacó como estudiante. Fue el primer presidente que tuvo la Universidad de Salamanca en lo que es la Academia de Derecho y Práctica Forense. Siendo un indiano, ocupar ese cargo era algo que lo distinguía".

Belgrano, el economista de los libros prohibidos

Estando en Europa le llamó mucho la atención la economía política. Belgrano es el primer economista que viene a estas tierras, por eso el 2 de junio, día en que él asume como secretario perpetuo del Real Consulado -un órgano económico-, se celebra en todo el país el Día del Graduado en Ciencias Económicas.

A los 20 años envió una carta al Papa Pío VI en la que le solicitaba leer los libros "prohibidos", que eran libros que hablaban de una economía abierta y liberal. El Papa le concedió esa "licencia" o facultad de leer, durante toda su vida, esos libros de autores condenados y herejes, custodiando que no pasaran a manos de otros y exceptuando los pronósticos astrológicos, que contienen supersticiones y los que ex profeso tratan de asuntos obscenos.

Un verdadero precursor de la educación

Belgrano es el gran precursor de la educación y de la escuela pública y gratuita. Ejerciendo el cargo de Secretario del Consulado, fundó escuelas, academias de dibujo, de matemáticas, de artes y oficios, de comercio, y fue precursor de la primer compañía de seguros "La Confianza". Una muestra de la importancia que le da a la educación es esta historia:

Luego de la Revolución de Mayo, Belgrano recibe un cheque de 40.000 pesos por sus campañas de Tucumán y Salta, y los dona para hacer cuatro escuelas. Él se guarda el derecho de hacer el reglamento de esas escuelas, un reglamento revolucionario para la época, donde destaca también el rol del docente: “el maestro, en todos los actos públicos o patrios, tiene que estar al lado de la máxima autoridad y se lo debe de considerar un Padre de la Patria porque es el que enseña, es el que transmite los valores a los futuros ciudadanos que serán futuros gobernantes, empresarios, etc”.

El mismo Domingo Faustino Sarmiento, siendo presidente de la Nación, reconoció a Manuel Belgrano como el gran educador. Lo hizo en el discurso inaugural del Monumento a Belgrano en Plaza de Mayo.

El rol social de la mujer

Belgrano decía: "la mujer es la primera que debe tener un gran rol social y derecho a la educación". Consideraba a la mujer como "la primera persona que instruye a los chicos, que son el futuro de cualquier Nación".

Creación de la bandera

El 13 de febrero de 1812 Belgrano pide al Triunvirato la autorización para usar una escarapela. Se encontraba en Rosario, Santa Fe, fortificando las orillas del Paraná ante posibles enfrentamientos. Pensaba que íbamos a tener la misma insignia, la de la bandera española, de color rojo. Pero el 18 de febrero el Triunvirato lo autoriza a usar una escarapela blanca y celeste, la Escarapela de las Provincias Unidas del Sur.

Así pues, el 27 de febrero, al inaugurar la Batería Independencia, le comunica al Triunvirato que "teniendo la necesidad de izar bandera y no teniéndola la mandé a hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional". En ese momento, el Triunvirato no autorizó su uso, porque no tenía pensado cortar los lazos con España, pero Belgrano no recibió a tiempo esa carta".

Si leemos entre líneas y analizamos ese documento, la bandera es blanca y celeste, no azul. Y los colores no los pone él, no es por el manto de la Virgen, ni son los colores del cielo, las nubes, el Río Paraná ni los colores Borbones. Belgrano respetó los colores de la escarapela. Todos estos detalles están validados por los documentos que se encuentran en el Archivo General de la Nación.

Es importante analizar las expresiones de Belgrano en ocasión de la jura de la Bandera, en Jujuy, el 25 de mayo de 1812: "ustedes ven en manos de él (portaba la bandera el barón de Holmberg, un noble, como era el protocolo para una bandera de esa época) por primera vez la Bandera Nacional que os distinguirá de las demás naciones del globo". De alguna manera, eso significa "una suerte de Declaración de la Independencia unos años antes de 1816", sostiene el Belgrano contemporáneo.

Belgrano y los derechos humanos

Belgrano hizo entrega de una Bandera al pueblo de Jujuy, el 25 de mayo de 1813, al año de bendecir la Bandera Nacional y en agradecimiento a lo que fue el Exódo Jujeño y su participación en las Batallas de Tucumán y Salta. De esa bandera podemos rescatar el nombre Libertad Civil, que era lo que hoy podemos llamar el Estado de Derecho y los Derechos Humanos. Actualmente, es el paño más antiguo que se conserva y está en la Casa de Gobierno de la provincia de Jujuy.

El país que soñó Belgrano 

"Si Manuel Belgrano viviera haría hincapié en cuestiones vinculadas a la educación y la economía, sin ninguna duda. Lo social se desprende de la economía y de la educación, que son los dos grandes valores que hay que saber manejar muy bien para construir una Nación. Con una buena economía, sana y con una muy buena educación vamos a tener una muy buena Nación. Belgrano fue un gran predicador y un hacedor de esos dos ítems y creo que hoy estaría encauzado por el mismo lado”.

https://www.cultura.gob.ar/la-educacion-la-economia-el-rol-del-docente-y-el-rol-social-de-la-mujer-pilares-en-las-ideas-de-manuel-belgrano_7796/

 

martes, 31 de mayo de 2022

Qué es y por qué se celebra el Acuerdo de San Nicolás

 

Se firmó el 31 de mayo de 1852 y fue el primer precedente de la Constitución de 1853

Tras derrotar a Juan Manuel de Rosas en la Batalla de Caseros, el General Justo José de Urquiza reunió a los gobernadores de las provincias argentinas para realizar un acuerdo con el fin de sentar las bases de la organización nacional de Argentina. Ese acuerdo fue el primer precedente de la Constitución de 1853. Se firmó con fecha 31 de mayo de 1852 -por pedido de Urquiza-, para que la conmemoración del pacto ingrese en los acontecimientos de la Semana de Mayo -aunque, según algunas versiones, la firma real se produjo un día después, el 1° de junio-.

Un mes antes, el 6 de abril de 1852, se había establecido el Protocolo de Palermo, luego de una reunión celebrada entre los gobernadores de Buenos Aires, Corrientes, el representante de Santa Fe y el representante de Entre Ríos. Este documento nombraba a Justo José de Urquiza como director de Relaciones Exteriores de la República, hasta que se estableciera definitivamente a quién corresponda ocupar el cargo. Dos días después, el 8 de abril, Urquiza invitó a los gobernadores de las provincias a una nueva reunión.

La ciudad elegida fue la de San Nicolás de los Arroyos -por eso el nombre del convenio-. El General quiso afirmar su gratitud al vecindario que lo había acompañado cuando en 1841 debió refugiarse en la isla Tonelero. La casa donde se firmó el acuerdo -hoy convertida en museo- pertenecía a Don Pedro Alurralde, Juez de Paz del partido, primera autoridad de la ciudad y, por supuesto, amigo de Urquiza.


 
Qué decía el Acuerdo

Los diecinueve artículos del convenio sintetizaban la gran conquista. El Acuerdo reconocía como punto de partida el Pacto Federal, convocaba al congreso general constituyente -integrado por dos diputados por cada provincia- fiaba la elaboración constitucional al saber, la conciencia y el patriotismo de cada legislador, como también a sus sentimientos puramente nacionales, confería a Urquiza el manejo de los negocios del Estado bajo el título de Director Provisorio de la Confederación, debiendo velar por la tranquilidad general del país, debía proveer los recursos para la marcha normal de la administración, asegurar la libre navegación de los ríos y el libre tránsito en todo el territorio argentino y garantizar el eficaz funcionamiento del Congreso General Constituyente, al mismo tiempo que la absoluta independencia de juicio de sus miembros.
La excepción de Buenos Aires
El rechazo de Buenos Aires radicó en que las provincias tuvieran el mismo número de diputados y a que se realizara el Congreso en Santa Fe, ya que no podría controlarlo ni imponer sus ideas. Además, se opuso a que un caudillo del interior, como lo era Urquiza, fuera nombrado Director Provisorio de la Confederación Argentina. Tampoco aceptaba que las provincias aportaran un porcentaje de lo recaudado por su comercio exterior al mantenimiento del gobierno, porque, de ese modo, Buenos Aires sería la provincia que más aportaría.


El Acuerdo dejó dos grandes consecuencias: la primera, fue la sanción de la Constitución de 1853, que entró en vigencia dentro de la Confederación Argentina. La segunda, la separación del Estado de Buenos Aires del resto de la Confederación. Esta situación perduraría hasta 1860, tras la derrota militar de Bartolomé Mitre en manos de Urquiza, en la Batalla de Cepeda.
La trascendencia histórica de este instante se puede comparar con las del 25 de mayo de 1810 y el 9 de julio de 1816. Entre las tres, conformaron las nuevas bases institucionales de nuestra nación.

https://museodelacuerdo.cultura.gob.ar/noticia/que-es-y-por-que-se-celebra-el-acuerdo-de-san-nicolas/

 


Lo que Biondi nos dejó

 

El payaso de la mirada triste

José “Pepe” Biondi, era calvo y para ponerse en clima de payaso, usaba pelucas. Llegó a convertirse en guionista de sus propios sketches y si hay algo que tenía bien claro, era qué quería transmitir con sus presentaciones. El juego constante con la voz, las miradas y los gestos, lo hacían único, como también el manejo constante de las palabras que tenían también protagonismo en su forma de humor. “Pepe Caramelo”, por ejemplo, era un personaje creado para “estar de boca en boca”. Velocidad escénica, presentación mediante el ritmo y cierto porte fueron un poco innatos pero también dotes provenientes de lo aprendido durante su primera juventud. Su vínculo con los actores del teatro de variedades lo llevó desarrollar rutinas. Estas son acciones en las que los actores van incorporando gags como el golpe o la cachetada. Trabajó con estas formas en el Circo del Jardín Japonés, pasó por el Cabaret -donde tuvo que haberse visto modificado su carácter humorístico- y llegó al Patio de México para luego consagrarse en Cuba, donde nacería el verdadero “Pepe Biondi” cuando ganó, tras su separación de Dick, un espacio individual dentro de la televisión.

Lo que Biondi nos dejó

Pepe Galleta, Pepe Curdélez, Pepe Estropajo, Pepe Luí, Narciso Bello y el resto de los personajes que engendró en Cuba, así como también frases y palabras como “Patapúfete” llegaron a Argentina en 1959 cuando censuraron su humor en el país centroamericano. Esta forma de representación tuvo que readaptarse al humor argentino puesto que lo parámetros para la risa suelen ser muy locales y no tuvo, en un primer momento el impacto esperado. Sin embargo, con un poco de intervención en sus guiones empezó a ganar prestigio y carcajadas. El uso de la rima tomó protagonismo y todos rieron al ritmo de “Soy Pepe Galleta, único guapo en camiseta” o “Pepe Estropajo, le tiene alergia al trabajo”. Sus programas televisivos los hacía en vivo ya que nunca pudo abandonar el gusto por el contacto con el público y ni siquiera cuando estuvo a punto de morir abandonó la risa. “Casi no cuento el cuento”, comentó luego de someterse a una operación en Estados Unidos.

A Pepe Biondi le gustaba de hablar para que los niños pudieran reír pero su público no solamente se centró en ellos. Todos disfrutaban con sus juegos de palabras, sonrisa y gesto permanente. ¡Qué suerte si pudiste disfrutarlo parroquiano! Y sino, no te pierdas de ver hoy sus morisquetas que demuestran que no tanto se necesita para hacer buen humor.

https://pulperiaquilapan.com/pepe-biondi-y-patapufete/

 

lunes, 2 de mayo de 2022

Córdoba y su Mayo de 1810, según el relato de un historiador


Enzo Regali describió los sucesos significativos ocurridos en tierras cordobesas.

Cada 25 de mayo, en los actos escolares resuenan las palabras de Cornelio Saavedra, anunciando: “Ahora sí, los integrantes de este Cabildo hemos aprobado el petitorio presentado, queda entonces destituido el virrey Cisneros y se forma una Junta de Gobierno que asume el día de hoy…”

Esa es la historia conocida, la situación en España, la Buenos Aires colonial, la reunión del pueblo en la plaza frente al Cabildo, la destitución del virrey Cisneros y la constitución de la Primera Junta. Pero qué pasaba en el interior del virreinato del Río de la Plata; y qué pasaba en Córdoba en mayo de 1810.

Enzo Regali, profesor y licenciado en Historia de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Católica de Córdoba, detalla lo ocurrido en nuestra provincia, lo que la historia calificó como contrarrevolución. «Para entender los sucesos de mayo en Córdoba, hay que remontarse a las invasiones inglesas de 1806 y 1807. Además, es necesario tener en cuenta que desde 1810 se comenzó a elaborar una historiografía con un marcado carácter centralista porteño. En ella se minimizan, se ocultan o desvalorizan el papel cumplido por los pueblos del interior», comienza Regali.

Y continúa narrando que Córdoba fue uno de los casos paradigmáticos de las disidencias con Buenos Aires, que también las tuvieron Paraguay, el Alto Perú y la Banda Oriental. Sin embargo, tal vez por su rasgo histórico de ser nexo de hombres y regiones, la provincia mediterránea nunca se retiró del ordenamiento que conformaban las Provincias Unidas de Sudamérica y luego la Confederación Argentina. 

En tierras cordobesas molestó la falta de consulta del Cabildo porteño, que se había arrogado la representación de todo el virreinato. La convocatoria realizada por circular del 27 de mayo de 1810, para nombrar representantes (diputados) era acompañada de la exigencia de reconocimiento a la nueva Junta, lo que profundizó la desconfianza del interior hacia Buenos Aires.

Por entonces, se veían claramente dos problemas: por un parte, la mayoría miembros que le quedaban a Buenos Aires, nueve en total; mientras los “arribeños” -así se designaba a quienes venían del norte- solo designaban uno por ciudad. El otro problema fue el envío de un ejército bien armado para la época, con el objetivo de hacer cumplir las órdenes de la Primera Junta.

Ante tantas dudas, el 6 de junio el Cabildo de Córdoba resolvió desconocer la autoridad de la Junta de Buenos Aires, resistir y dar aviso al resto de las ciudades del norte y al virrey del Perú. Un poco en soledad, el Deán Funes sostuvo la legalidad de lo actuado en la capital virreinal y solicitó un “Cabildo Abierto”. Al mismo tiempo, Antonio Ortiz del Valle apoyó elegir representantes a la Junta pero rechazar la expedición que ya venía en marcha.

Rechazo y enojo 

El ex virrey Liniers y el gobernador Juan Gutiérrez de la Concha, junto a otros vecinos, comenzaron a reclutar tropas en el interior para enfrentar al ejército que se acercaba. No consiguieron formar una milicia importante y terminaron presos de las fuerzas de Buenos Aires. Estaban al mando del riojano Ortiz de Ocampo y de Juan Ramón Balcarce, ambos compañeros de lucha junto a Liniers contra las Invasiones Inglesas, por lo que guardaban respeto y afecto hacia el exvirrey.

Enterada la Junta de la detención de los rebeldes, Moreno motorizó el fusilamiento donde se los encuentre, sin juicio previo. La Junta de Gobierno votó dicha decisión por unanimidad. Sólo se abstuvo Manuel Alberti, dada su investidura sacerdotal.

Cuando la orden llegó a Córdoba, concitó el rechazo del vecindario e incluso del Deán Funes, que apoyaba a la Junta. Ortiz de Ocampo y Balcarce se negaron entonces a cumplir la orden y enviaron los presos a Buenos Aires para que allí se resuelva su situación. No fue ajeno a la decisión el Deán Funes, que intentó ganar tiempo para evitar los fusilamientos.

Moreno enfureció al enterarse del incumplimiento de la orden y envió a Castelli como representante de la Junta a cumplir con la medidade fusilar a Liniers. Castelli cumplió su cometido, salvándose únicamente el obispo Orellana por ser arzobispo.

De haber sido derrotados los Juntistas, probablemente hubieran tenido igual destino. Eran las sangrientas costumbres de época que patriotas o españoles aplicaron por igual. Moreno y sus partidarios no tenían una comprensión cabal de las tradiciones del interior del virreinato. Vivían en una ciudad de comerciantes, que en esos tiempos ni siquiera tenía la influencia de la clase ganadera y había absorbido una formación católica pero iluminista, por lo que creía y practicaba el poder de las luces.

Ni bien los representantes del interior llegaron a Buenos Aires, Moreno se propuso evitar que integraran la Junta, tratando que conformaran otro cuerpo sin funciones ejecutivas. Su moción perdió y el secretario renunció a su cargo. Solicitó irse en misión a Gran Bretaña, adonde nunca llegó, ya que murió por causas no muy claras a poco de salir, en las costas de Brasil, el 4 de marzo de 1811.

Las contradicciones entre Buenos Aires y el resto del sur de Sudamérica, así como un cierto ocultamiento del papel fundamental de las provincias en todo el proceso han contribuido a que los logros obtenidos aún en medio de duras batallas internas: la independencia y la construcción de una república, perdieran algo de sus virtudes y resultara menos comprensible la historia del sur continental, concluye Regali.

https://www.ucc.edu.ar/mediosucc/cordoba_y_su_mayo_de_1810_segun_el_relato_de_un_historiador-6839.html/

 

sábado, 30 de abril de 2022

Secretos del Palacio Bosch, una joya de la arquitectura que cumple 100 años - Parte 2

 Si bien las arañas de los pasillos perimetrales son originales de la casa, la luminaria central, que tiene más de 2, 5 metros de altura, fue incorporada en la restauración del fines de los 90. “Y es de fabricación argentina, ya que se hizo en Cristales San Carlos, en la provincia de Santa Fe”, agrega Clerico Mosina.

Las alfombras también datan de la década del 90, y fueron tejidas en Georgia (EE.UU.) con lanas provenientes de Nueva Zelanda. Pero conviven en armonía con taburetes originales circa 1825, un tapiz de 1680 donado por un príncipe ruso y toda una colección que perteneció a la familia Bosch-Alvear y que incluye muebles de madera con dorado a la hoja y mármoles en verde antico y rojo de Alicante, sillones tapizados en telas francesas y gabinetes chinos de laca Coromandel.

La arquitecta Mosina, que se especializó en técnicas de housekeeping (cuidado de casas) en la firma Waddesdon Manor, en Inglaterra (dedicada a lo que se conoce como “conservación preventiva”) detalla que cada año se hacen inspecciones de todos los ambientes y se adjudican prioridades en base a las urgencias.

El sistema de trabajo del mantenimiento incluye la identificación de las piezas, el retapizado de los muebles, la homologación de pinturas y la reparación de los dorados a la hoja. Por caso, el beige original de los pasillos (que alguna vez fueron pintados de blanco) se determinó gracias a los cateos realizados por el estudio estadounidense Matthew J. Mosca. Y cuando hubo que volver a entelar las paredes del Salón Rojo (o pequeño comedor) se contactó a la empresa francesa Prelle, que había realizado la tela damasco original y pudo hacer una réplica exacta a partir de un retazo que se encontró por casualidad, al mover un gabinete.

 

Otra de las historias que guardan las paredes del palacio es la de la chimenea ubicada en la biblioteca, que Elisa de Alvear -quien al parecer no estaba de acuerdo con la venta de la residencia al Gobierno de los Estados Unidos- hizo desmontar para llevársela a otra propiedad. En su lugar se instaló otra más pequeña, que se cambió por una réplica de la original en la restauración de 1999, realizada en base a fotografías de época.

“La gran ventaja -considera Clerico Mosina- es que la casa fue diseñada como residencia para un diplomático, que tenía muy claras las necesidades de su función, entonces todas las prestaciones, las circulaciones están muy bien pensadas”. Y cita como ejemplo la mesa del gran comedor, de 9 metros de largo, que puede desmontarse y retirarse porque está hecha en módulos, si hace falta ese espacio para otro tipo de eventos. O el Salón de Baile, inspirado en el Salón de los Espejos del Palacio de Versailles, cuyas puertas espejadas pueden replegarse a los costados para expandirse hacia el Salón de Música.

También está encantado con la casa Tom Cooney, Encargado de Negocios de la Embajada y embajador interino, quien la considera “un tesoro arquitectónico”. Cooney asegura que en su país se sienten “afortunados y honrados de contar con una residencia de esta naturaleza, que sirve de puente para fortalecer la relación bilateral”.

Todo gracias a Robert Woods Bliss, quien era embajador en 1929 y logró comprarla: después de mucho insistir consiguió que Ernesto Bosch pusiera un precio venta que consideraba exorbitante: $ 3.000.000 (US$ 1,3 millones de la época), y que, inesperadamente para él, fue aceptado.

 

https://www.clarin.com/arq/patrimonio/secretos-palacio-bosch-joya-arquitectura-cumple-100-anos_0_SyXP5F2dG.html?gclid=CjwKCAjw_b6WBhAQEiwAp4HyIEVGrPWUvoAbcgNYj8ZcjL5_ur4ZRNPnRsu8Su7_LEhF1uYuQVMxsBoCCzwQAvD_BwE

Secretos del Palacio Bosch, una joya de la arquitectura que cumple 100 años - Parte 1

Parece un museo, pero acá no hay cuerditas para mirar desde la puerta. Los salones se usan, hay eventos en los jardines, la gente se sienta en los sillones, se ofrecen banquetes y cócteles. Todo se puede manchar, romper, estropear. Sin embargo, el Palacio Bosch, residencia del embajador de los Estados Unidos desde 1929, luce espléndido en su centenario.

Sucede que esta magnífica construcción neoclásica, proyectada por René Sergent entre 1911 y 1918, está al cuidado de la Overseas Buildings Operations, una oficina que regentea las 3.500 construcciones de los Estados Unidos en otros países. Y también sucede que este palacio, diseñado para Ernesto Bosch (por entonces Ministro de Relaciones Exteriores) y su esposa Elisa de Alvear, está entre las 33 propiedades consideradas “culturalmente significativas”, no sólo por la riqueza de su arquitectura sino también por sus muebles, objetos y piezas de arte.


Fachada principal. Con la marquesina de hierro original (Rubén Digilio).

“Eso hace que se la cuide especialmente”, explica Marcela Clerico Mosina, supervisora de preservación arquitectónica, un cargo que se creó en 2004 con ese fin, y que reporta oficialmente a la oficina de Patrimonio Cultural del Departamento de Estado.

La residencia, ubicada en la Avenida Libertador y las calles Seguí, Oro y Kennedy, se alojaron presidentes estadounidenses en sus visitas a la Argentina: Franklin Delano Roosevelt, en 1936; Dwight Eisenhower, en 1960; George H. W. Bush, en 1994; y Barack Obama, en 2016.

La primera restauración integral se realizó entre 1996 y 1999 y a partir de ahí se conformó un equipo con 7 personas fijas para mantenimiento y 2 jardineros.

La construcción ocupa 3.996 m2 cubiertos, sobre un lote de 7 mil m2, donde, además de los jardines, hay un quincho, huerta, vestuarios, salas de máquinas y canchas de tenis. De los exteriores, lo que más impacta es el jardín francés, un diseño preliminar de Achille Duchêne que luego materializó Carlos Thays, estudiando varios esquemas. “Aparentemente -cuenta Clerico Mosina- en un principio no era tan extenso, sino que Bosch fue comprando y adicionando lotes linderos”. En cuanto a la fuente que remata el eje principal de composición de la casa y el jardín, un estudio del Historic Structures Report (la entidad que elaboró el masterplan para los cuidados de la residencia) detectó que originalmente no era una fuente sino una “jardinera”, ya que bajo el grupo escultórico había plantas.

En el nivel de ingreso se ubican la cocina y las áreas de servicio; el primer piso es el de uso público y social; el segundo piso se destina a las áreas privadas del embajador y su familia; y en el tercero están los apoyos.

Los salones, entre los que se destacan el de música, el de baile, el comedor rojo, la biblioteca y un gran comedor para 30 invitados, son el eje de la vida social y se organizan a partir de un gran espacio central bañado en luz cenital, al que se accede a través de una escalera imperial de doble circulación.

“La tradición oral -cuenta Clerico Mosina- dice que cuando la casa fue abierta al público por primera vez, a la escalera le faltaban los pasamanos”. Ocurre que Bosch, que había sido Ministro Plenipotenciario ante la República Francesa, hizo traer materiales y mobiliario directamente desde París y, en plena Guerra Mundial, uno de los barcos fue bombardeado y hundido, por lo que hubo que volver a comprar algunas piezas y la boiserie. “Todo se armaba acá como un rompecabezas -recuerda la arquitecta-. Incluso hoy, si alguna pieza se sale o se remueve para repararla, se puede ver que detrás tiene una numeración y, escrito en francés, el salón al que pertenece”.


viernes, 29 de abril de 2022

Batalla de Famaillá (Argentina, 1841)


La batalla del Monte Grande también conocida como la batalla de Famaillá se libró 19 de septiembre de 1841, en el enfrentamiento reinó la victoria del ejército federal argentino, al mando del expresidente uruguayo Manuel Oribe, sobre el ejército unitario del general Juan Lavalle (el asesino de Manuel Dorrego, el primer presidente popular de Argentina) durante las guerras civiles argentinas. Los veteranos del ejército federal superaban fácilmente a los hombres de Lavalle. La victoria quedó en manos de Oribe, y Lavalle y sus hombres tuvieron que huir. La batalla de Famaillá señaló el final de la Coalición del Norte. También fue el último enfrentamiento de Lavalle, y la penúltima de esa guerra civil; cinco días más tarde, Lamadrid fue derrotado en la batalla de Rodeo del Medio, y el país volvió a ser controlado por el partido federal, casi sin oposición, por otros diez años. 

Antecedentes 

Fuerzas muy desparejas

Las tropas que Juan Manuel de Rosas había enviado para reprimir a la Liga, estaban al mando del general uruguayo Manuel Oribe, y constituían el denominado "Ejército Unido de Vanguardia de la Confederación". Se concentró en Santiago del Estero, a comienzos de septiembre de 1841, y sumaba cerca de 3000 soldados con 6 cañones. Inició la marcha para enfrentarse con la Liga, el 2 de septiembre. Uno de sus jefes, el general Eugenio Garzón, procedió a ocupar la ciudad de Tucumán sin inconvenientes.

Esto porque Lavalle había resuelto dirigirse -desde Los Nogales, donde acampaba- al sur de la provincia, con sus soldados del pomposamente llamado "Segundo Ejército": eran muy inferiores en número, armamento y veteranía, a los de Oribe. Llegó a tener Lavalle unos 1.300 hombres de caballería, y sus mal armados infantes no sumaban un centenar. Arrastraba cuatro cañones.

Su intrépido plan era atacar a Oribe, en lugar de sentarse a esperarlo. Suponía que la mitad de las fuerzas federales estaba en la ciudad, con Garzón, y quería "cortar" a Oribe, "tomándolo entre sus fuerzas y la ciudad".

Marchas en el Sur

La presurosa marcha de Lavalle al sur no estuvo exenta de problemas. En la noche del 15, desertaron los oficiales Peña y Graneros, con varios soldados: a algunos los pudo abatir a balazos el coronel Zerrizuela, y a dos que fueron capturados, Lavalle ordenó ejecutarlos.

Entretanto, Oribe iba también con rumbo sur, detrás de Lavalle. El 15 acampó en Lules y al alba del 16 siguió detrás de su presa. Se detuvo en Famaillá. Según el "diario" del coronel García, del ejército federal, la villa estaba despoblada: "sus moradores intimidados han huido a las sierras y montañas próximas", apuntó.

Por su lado, Lavalle acampó a orillas del río Balderrama. De acuerdo al relato de Paul Groussac -quien habló sin duda con testigos- el 17 marchó a la estancia de La Florida y, tras un breve descanso, torció el rumbo para llegar, en la mañana del 18, a Negro Potrero. Allí carnearon reses para la tropa y, a la noche, Lavalle atravesó el río Famaillá, a unas 20 cuadras de distancia de la fuerza de Oribe.

Los ejércitos a la vista

Al amanecer del 19 de septiembre de 1841, cada ejército tenía al otro ante su vista. El general Lavalle formó su línea a espaldas de los federales, a un costado de la arboleda conocida como Monte Grande. De inmediato, Oribe ordenó dar vuelta a sus tropas y avanzó. La caballería del ejército federal estaba dispuesta en ambas alas: a la derecha, los escuadrones de Hilario Lagos, y a la izquierda, los de Juan Felipe Ibarra. Al centro, estaban los infantes de Mariano Maza. Contaba además con dos escuadrones de reserva, un cuadro de oficiales orientales y la escolta del general en jefe.

Las fuerzas de Lavalle tenían a la izquierda la caballería, que mandaba el general Juan Esteban Pedernera, y a la derecha, las milicias tucumanas que conducían los coroneles José Ignacio Murga y Manuel Torres de la Rambla. El comandante Estanislao del Campo era responsable de la infantería y los tres cañones, mientras Manuel Hornos estaba a cargo de la reserva. Afirma el historiador Antonio Zinny que el líder civil de la Liga del Norte, doctor Marco Manuel de Avellaneda, participó en la acción.

En su carta posterior a José María Paz, explicaría Lavalle que "el éxito de la batalla dependía del combate entre mi izquierda y la derecha enemiga, donde estaba lo selecto de la caballería de ambas". Antes de empezar la acción, el federal Maza desafió al liberal Pedernera a zanjar el asunto con un duelo singular entre ambos, que no llegó a trabarse.

La batalla

Inicios

A las 7 de la mañana dio comienzo la batalla de Famaillá. Según Oribe, a unas 150 varas de distancia hizo alto y lanzó guerrillas desde su derecha. Las fuerzas de la Liga hicieron lo mismo y atacaron sus escuadrones de la izquierda, "con lo que se trabó el combate, que luego se hizo general".

Según el relato del historiador Isidoro Ruiz Moreno, "Lavalle buscó una definición inmediata en su costado izquierdo, y sus tropas salieron al encuentro de los federales". Sus escuadrones lancearon a un centenar de ellos, mientras los cañones de la Liga contenían a los infantes de Oribe, forzándolos a tenderse en el suelo.

El coronel Gainza, participante de la acción, pensaba que Lavalle quería hacerse matar, porque "avanzó personalmente con la artillería y se puso casi a medio tiro de la enemiga".

Pero, en ese momento, el escuadrón "Libertad", que mandaba Juan Francisco Olmos, "volvió caras a poca distancia del enemigo a su frente", con lo que empezó a desmoronarse el ala izquierda de Lavalle. Entonces, el general lanzó su escolta sobre el flanco de la derecha federal. La arrolló en un principio pero, dice Lavalle, "no fue ayudada por los otros escuadrones, que debían haber vuelto caras inmediatamente, y huyó también".

Derrota

En el testimonio de Gainza, al flaquear el escuadrón "Libertad", la caballería del coronel Manuel Saavedra amagó retirarse, pero luego volvió a cargar con decisión sobre los federales. "Les hicimos muchos muertos y heridos a lanza, pero también en ese momento veíamos a toda la caballería tucumana ponerse en vergonzosa fuga", narra Gainza.

A su juicio, "esa defección fue causa de que la derrota fuese un hecho inevitable, y se pronunció hasta en nuestros escuadrones al tiempo de retirarnos. Saavedra parecía un león y hacía esfuerzos inauditos por contener a nuestros soldados".

Narraría Lavalle a Paz que, cuando mandó cargar su ala derecha, "esta se disolvió sin moverse". Ya no tenía enemigos la izquierda de Oribe, por lo que avanzó cómodamente. Y los infantes, "cuya mayor parte tenía los fusiles descompuestos, huyeron a salvarse en un bosque inmediato".

Degüellos a granel

Todo había terminado en desastre para el "Segundo Ejército" de la Liga del Norte, en esta batalla que duró unas tres horas. Había 600 muertos en el campo, y la crueldad del jefe federal hizo crecer la cifra: según el coronel García, "todo cuanto cayó en poder del general Oribe en clase de oficial, fue degollado, y no se movió del campo sin haber ultimado a todos los jefes y oficiales rendidos".

Como se sabe, tanto Lavalle como el doctor Avellaneda lograron escapar del campo de batalla, pero la muerte los esperaba pocos días después. Avellaneda quería refugiarse en Bolivia, pero fue traicionado y entregado a Oribe, quien lo hizo degollar en Metán el 3 de octubre. En cuanto a Lavalle, el 8 de octubre le destrozó la cabeza un disparo federal en el zaguán de la casa de Jujuy donde se había refugiado.

En Tucumán, todo quedaba en calma. El general Celedonio Gutiérrez, uno de los jefes federales combatientes en Famaillá, asumió la gobernación de la provincia el 4 de octubre. Permanecería en el sillón por espacio de 11 años desde entonces.

https://www.ecured.cu/Batalla_de_Famaill%C3%A1_(Argentina,_1841)

 


Microbio: Roberto Arlt - Canal Encuentro

domingo, 3 de abril de 2022

Esteban Echeverría, por Juan Bautista Alberdi - Parte 2

Un escritor de Rosas, un extranjero mezclado en las disensiones de Buenos Aires, por vía de especulación, ha supuesto calumniosamente que la doctrina formulada por Echeverría, era la misma que propagaban los perturbadores de la paz en Europa. El nombre, el título de la publicación, han dado pretexto para esa innoble y pérfida imputación. Echeverría contestó en el lenguaje merecido al autor del Archivo Americano.

Todo el socialismo de Echeverría se encierra en esta fórmula que tomo de su libro excelente, calumniado por los asalariados de la tiranía; -“Para que la avocación corresponda ampliamente a sus fines (se lee en el Dogma), es necesario organizarla y constituirla de modo que no se choquen ni se dañen mutuamente los intereses sociales y los intereses individuales, o combinen entre sí estos dos elementos –el elemento social y el elemento individual, la patria y la independencia del ciudadano. En la alianza y armonía de estos dos principios, estriba todo el problema de la ciencia social”.

¿Y cómo resuelve Echeverría este problema? –“La política, dice él, debe encaminar sus esfuerzos a asegurar por medio de la asociación de cada ciudadano su libertad y su individualidad”. –“La sociedad no debe absorber al individuo o exigirle el sacrificio absoluto de su individualidad”.

¿Es eso el comunismo que hoy aflige a la Francia y amenaza a Europa?

El libro de Echeverría o más bien de la juventud que le adoptó por órgano, es el punto de partida de toda propaganda sana y fecunda para estos países. Contiene el credo político con que la juventud de Buenos Aires se preparó a la vida pública en 1837, cuando parecía llegada la hora de sus destinos. As cosas han vuelto al punto de arranque. Mañana cuando la juventud se apronte de nuevo, debe acudir a esa fuente porque no hay otra. Es el honor, es la lealtad, es la religión, es el desprendimiento aplicados a la política. Echeverría ha sellado la pureza de su doctrina, con su muerte, aceptada con tranquilidad y nobleza, en país extraño, en medio de la pobreza, lejos de la tiranía, que le hubiera recibido con caricias, lejos de sus bienes de fortuna, que no ha querido poseer bajo la tiranía.

He aquí sus máximas; Armando Carrel habría tenido envidia de tanta virilidad y energía; -“Asociarse, mancomunar su inteligencia y sus brazos para resistir a la opresión, es el único medio de llegar un día a constituir la patria… Uníos y marchad… No os arredre el temor, ni os amilanen los peligros… Del coraje es el triunfo; del patriotismo el galardón; de la prudencia el acierto. Acordáos que la virtud es la acción, y que todo pensamiento que no se realiza, es una quimera indigna del hombre. Estad siempre preparados porque el tiempo de la cruzada de emancipación se acerca… Caed mil veces; pero levantaos otras tantas. La libertad como el gigante de la fábula, recobra en cada caída nuevo espíritu y pujanza; las tempestades la aguardan y el martirio la diviniza”.

El Correo de Ultramar, del 15 de diciembre de 1849, ha publicado su retrato, y uno de sus poemas titulado la Guitarra. –El espiritual Rugendas ha ilustrado algunas escenas de la Cautiva, -poema descriptivo del desierto o la pampa, con cuadros que se han publicado en Europa.- La última obra publicada por él, es el Avellaneda, poema político en que canta al héroe de este nombre, muerto gloriosamente por la libertad en la última revolución argentina.

Pero el más hermoso trabajo suyo está inédito tal vez hasta hoy; pues aunque lo tiene el señor Frías, en París, con encargo de imprimirlo, no tenemos noticias de que lo hay llevado a cabo.

En cartas que el ilustre muerto hoy día, nos hizo el honro de escribir hace un año, nos habla de esos poemas en estos términos, que creemos dignos de reproducir, pues serán el único prefacio de tales trabajos; -“No sé si habré acertado en la pintura de Tucumán. En cuanto al carácter de Avellaneda, me he atendido a lo ideal. No poco me ha dañado a este propósito la circunstancia de ser hombre de nuestro tiempo. No se pueden poetizar sucesos ni caracteres contemporáneos, porque la poesía vive de la idealización. Avellaneda es una transformación de un tipo de hombre que figura en todos mis poemas, en varias edades de la vida y colocado en situaciones distintas”.

“El Ángel Caído” me decía en otra carta, es un poema serio y largo: tiene once cantos y más de once mil versos. Es continuación de la Guitarra. El Avellaneda es una transformación del personaje principal de aquellos poemas. El Pandemonium, que escribiré si Dios me da salud y reposo de ánimo, será el complemento de un vasto cuadro individual y social en el Plata”.

La muerte ha segado en su germen esas brillantes flores que un día debían ornar las letras de la América del Sud.
El sol fulgente de mis bellos días
Se ha oscurecido en su primera aurora
Y el cáliz de oro de mi frágil vida
Se ha roto lleno.
Ángel de muerte de mi vida en torno
Mueve sus alas y suspira sólo
Fúnebre canto.
Como la lumbre de meteoro errante,
Como el son dulce de armoniosa lira,
Así la llama que mi vida alienta,
Veo extinguirse.
Lira enlutada melodiosa entona
Funeral canto, acompañadla gratas,
Musas divinas; mi postrer suspiro
Un himno sea.

La aurora de esperanzas políticas aparecida en el horizonte argentino en 1838, hermoseó la tumba de Juan Cruz Varela, el barco de la guerra de la Independencia de aquel país. Echeverría cierra hoy sus ojos cuando de nuevo bullen las esperanzas de la libertad en el corazón de su patria. Ellos se han ocultado cual luceros al despuntar el día de la regeneración política de los pueblos del Plata.

https://www.elhistoriador.com.ar/esteban-echeverria-por-juan-bautista-alberdi/

 


Esteban Echeverría, por Juan Bautista Alberdi - Parte 1


El 19 de enero de 1851 moría en Montevideo, Uruguay, Esteban Echeverría. Fue precursor del romanticismo rioplatense, autor de El Matadero y La cautiva. Fundó la Asociación de mayo, que congregó a intelectuales proscritos por el régimen rosista. Fue una de las principales figuras de la generación del ’37. Redactó en parte el Dogma Socialista. A continuación transcribimos un texto de Juan Bautista Alberdi sobre Esteban Echeverría publicado en Chile en ocasión de su muerte.

Fuente: Alberto Palcos, Esteban Echeverría, los ideales de Mayo y la tiranía, colección “Grandes escritores argentinos”, Buenos Aires, W. M. Jackson, Inc. Editores, sin año. Págs. 9 y 10.

Esteban Echeverría
Noticias de este poeta americano, muerto recientemente en Montevideo, Valparaíso, mayo de 1851.

Las letras americanas a causa de las ideas en esta parte del continente, tan comprometidas por los escándalos continuos de su vida pública, acaban de tener una pérdida grave en la persona de don Esteban Echeverría, muerto en Montevideo, en el último enero, a la mitad de una vida de probidad, de sufrimiento, de triunfos literarios.

La tiranía de Buenos Aires, su país nativo, es causa de que sus restos descansen en sepulcro extranjero, como Varela, Indarte, y tantos otros. No hay protesta más honorífica para el partido liberal de aquel país que la que forman sus numerosas tumbas esparcidas en casi todos los cementerios de América.

En la temprana muerte de Echeverría, se han malogrado un hombre y un talento. Su corazón era tan puro y elevado, como brillante las facultades de su inteligencia; asociación rara de cualidades en nuestra América tan fecunda en talentos, como estéril en caracteres.

Como talento, su pérdida interesa a todos los países que hablan español. Más feliz que Olmedo, el cantor de Bolívar, más digno de serlo que Heredia, superior a todos los poetas de su país, él consiguió acogida honrosa y brillante renombre tanto en América como en España. Sus obras han sido objeto de especulación para editores de la Península, que las han reimpreso allí con éxito, no obstante la adhesión del poeta americano a la causa liberal de este continente. En América se han hecho también varias ediciones de sus trabajos en verso, que forman volúmenes, sin embargo, de estar inéditos la mayor parte.

Echeverría había recibido una educación distinguida, que bien resalta en sus obras sanas de fondos y elegantes de forma. Aunque conocido como poeta principalmente, escribía prosa con fuerza y elegancia, y sus conocimientos como publicista eran de una extensión considerable.

Él se educó en Francia. Favorecido de la fortuna, rodeado de medios ventajosos de introducción en el mundo, frecuentó los salones de Laffitte, bajo la restauración, y trató allí a los más eminentes publicistas de esa época, como Benjamín Constant, Manuel, Destut, de Tracy, etc.

Regresó a Buenos Aires en 1830, dejando preparada la revolución de Julio, cuando en el Plata se entronizaban los hombres retrógrados que han gobernado hasta hoy.

Echeverría fue el portador, en esa parte de América del excelente espíritu y de las ideas liberales desarrolladas en todo orden por la revolución francesa de 1830. Como la de 89, cuyos resultados habían favorecido y preparado el cambio argentino de 1810, la insurrección de Julio ejerció en Buenos Aires un influjo que no se ha estudiado ni comprendido aún en toda su realidad. Echeverría fue el órgano inmediato de esa irrupción de las ideas reformadoras.

No hay hombre de aquel país, en efecto, que con apariencia más modesta haya obrado mayores resultados. Él ha influido como los filósofos desde el silencio de su gabinete, sin aparecer en la escena práctica. Él adoctrinó la juventud, que más tarde impulsó a la sociedad a los hechos, lanzándose ella la primera.

Todas las novedades inteligentes ocurridas en el Plata, y en más de un país vecino, desde 1830, tienen por principal agente y motor a Echeverría. Él cambió allí la poesía, que hasta entonces había marchado bajo el yugo del sistema denominado vulgarmente “clásico”; introdujo en ese arte las reformas que este siglo había traído en Europa. Gutiérrez, Mármol, y cuantos jóvenes se han distinguido en el Plata como poetas, son discípulos más o menos fieles de su escuela.

En otro orden más serio, en el camino de las ideas políticas y filosóficas, no fue menos eficaz su influjo. Él hizo conocer en Buenos Aires, la “Revista Enciclopédica”, publicada por Carnot y Leroux, es decir, el espíritu social de la revolución de julio. En sus manos conocimos, primero que en otras, los libros y las ideas liberales de Lerminier, filósofo a la moda en Francia, en esa época, y los filósofos y publicistas doctrinarios de la Restauración.

Él promovió la asociación de la juventud más ilustrada en Buenos Aires; difundió en ella la nueva doctrina, la exaltó y la dispuso a la propaganda sistemaza, que más tarde trajo o impulsó enérgicamente la agitación política, que ha ocupado por diez años la vida de la república argentina. Es raro el joven escritor de aquel país de los que han llamado la atención en la última época, que no le sea deudor de sus tendencias e ideas en mucha parte, por más que muchos de ellos lo ignoren.

A este espíritu de asociación y a las ideas adoptadas como palabras y principios de orden, ha dado Echeverría el título de dogma socialista, en la última edición del código o digesto de principios que la juventud argentina discutió y adoptó en 1836. Ese trabajo, de que fue redactor Echeverría, muestra lo adelantado de la juventud de Buenos Aires, en ese tiempo, gracias a sus esfuerzos propios, pues la revolución francesa de febrero no ha dado a luz una sola idea liberal que no estuviese propagad en la juventud de Buenos Aires, desde diez años atrás.

El socialismo originado por ese movimiento, ha hecho incurrir en el error de suponer idéntico a ese loco sistema, el formulado en Buenos Aires por el escritor americano de que nos ocupamos. Hay un abismo de diferencia entre ambos, y sólo tienen de común el nombre, nombre que no han inventado los socialistas o demagogos franceses, pues, la sociedad y el socialismo tales cuales existen de largo tiempo, expresan hechos inevitables reconocidos y sancionados universalmente como buenos. Todos los hombres de bien han sido y son socialistas al modo que lo era Echeverría y la juventud de su tiempo. Su sistema no es el de la exageración; jamás ambicionó mudar desde la base la sociedad existente. Su sociedad es la misma que hoy conocemos, despojada de los abusos y defectos que ningún hombre de bien autoriza.


viernes, 1 de abril de 2022

18 de agosto de 1961: La entrevista de Frondizi con el “Che” Guevara

Luego de sellar un decisivo pacto con Juan Domingo Perón, Arturo Frondizi triunfó en las elecciones presidenciales del 23 de febrero de 1958. Durante su gestión, el presidente radical se propuso promover el desarrollo de las industrias básicas -siderurgia, petróleo y maquinarias- recurriendo a la inversión extranjera. 

Luego obtuvo un crédito del Fondo Monetario Internacional, condicionado al aumento de tarifas, del precio del petróleo y al despido de empleados públicos, lo que le valió la ruptura de la alianza con Perón. En política exterior, el líder radical se opuso a la exclusión de Cuba del sistema interamericano e, intentando oficiar de mediador entre Estados Unidos y el bloque socialista, el 18 agosto de 1961, se entrevistó con Ernesto “Che” Guevara, ministro de Relaciones Exteriores de Cuba. Tras la reunión, debió afrontar un planteo militar, evidencia del malestar que existía en las Fuerzas Armadas. Pocos meses más tarde, el 29 de marzo de 1962 Frondizi sería derrocado. A continuación, transcribimos el testimonio del ex presidente radical sobre la entrevista con el “Che”.

Fuente: Testimonio de Arturo Frondizi en Menotti, Emilia, Arturo Frondizi, Buenos Aires, Editorial Planeta, 1998.


“Llevado a mi presencia, tuvimos una charla absolutamente a solas, que duró aproximadamente unos setenta minutos. Cuando abordamos el tema de la posibilidad de elaborar algún tipo de status de convivencia con Estados Unidos, me hizo notar que lo consideraba improbable por la resistencia de los grupos más duros del país del Norte; pero que, de todas maneras, si yo lo consideraba conveniente, explorara la posibilidad, pues él estaba de acuerdo en buscar, en la medida de lo posible, alguna salida al aislamiento. Si el statu quo entre los Estados Unidos se acordaba a través de la gestión de América latina, Cuba permanecería en el sistema interamericano. De lo contrario deberían los Estados Unidos negociarlo con la Unión Soviética, y Cuba integraría entonces el sistema del Pacto de Varsovia, como efectivamente sucedió. 

Mi interlocutor opinaba no obstante que el camino de América pasaría en algún momento por un enfrentamiento total con Estados Unidos. Creía que en pocos años América latina se transformaría en un gigantesco Vietnam. Nosotros expusimos nuestra tesis sobre la integración y el desarrollo. Guevara aparecía algo desencantado con respecto al curso de la revolución cubana, sobre todo porque descreía ya de las posibilidades de una industrialización acelerada por falta de medios de financiamiento. Cuando salió de la entrevista, en un comentario marginal que hizo en el reducido grupo de los que habían participado del trámite, confesó risueñamente que habían tenido que “encañonar” a los rusos para que les financiaran una acería con capacidad para 700.000 toneladas. 

Nunca más lo volví a ver. Pocos meses después yo sería derrocado; él encontraría la muerte, años más tarde, en la selva boliviana, empeñado en el estéril intento de “fabricar” una revolución en un medio que desconocía y ante un pueblo sufrido que, como todos los del mundo, aspira a su rendición pero para hacerla por sí mismo, con sus formas propias de participación y movilización.”

Fuente: www.elhistoriador.com.ar

 

 

Documentos que ratificarían la soberanía de Argentina en las Islas Malvinas


ROBERTO COLIMODIO GALLOSO 05-11-2018 

jueves, 17 de marzo de 2022

La increíble historia de la Torre Ader, la construcción que intriga a Vicente López - Parte 2

 ¿Imitación?

Sobre el pórtico de ingreso se lee “Mi derecho y Dios”, el inverso a “Dios y mi derecho” plasmado en la torre de Retiro. El juego de palabras es uno de los vínculos entre ambas construcciones. “Ader pertenecía a la Generación del ´80, por lo tanto, era un humanista. La frase no pone al hombre en lugar superior al de Dios, pero sí en un lugar de paridad. Para esta corriente, que elige el libre pensamiento, el hombre no estaba supeditado a la alteridad de Dios”, detalla Rebollar. Para la antropóloga “nada hace pensar que sea una copia de la Torre Monumental. Aunque parezcan similares, hay muchos detalles que no las hacen coincidir”.

Una de las primeras diferencias estaría dada por el sistema de construcción. La Torre de la Independencia se construyó con el sistema de hormigón armado, toda una innovación para la época.

Las similitudes aparentes entre las torres dieron lugar a un mito que se sostiene en la idea que el hijo de Ader que estudiaba ingeniería se había presentado en el proyecto de la Torre Monumental y, como no lo ganó, despechado ideó esta torre de Villa Adelina. Sin embargo, las fechas no coincidentes dejarían de lado esta teoría. Otra de las leyendas dice que esta torre da cuenta de la rivalidad entre ingleses y franceses.

La torre expone reminiscencias del movimiento neoflorentino, pero sostenido en el eclecticismo, ya que se fusionan varios estilos”, describe la investigadora. El edificio fue realizado íntegramente con materiales importados. La minuciosidad de la construcción aún se percibe. Mármol, trabajo de herrería y detalles en yeso se alternan para conformar una idea arquitectónica elegante.

Mitología

Don Bernardo Ader no era una figura pública, razón por la cual poco se sabe de él y su vida está rodeada de algunos misterios. Tantos, como todo aquello que se tejió en torno a la torre construida en medio del campo. No falta la historia que lo pinta como un gruñón que mandó a construir la torre para observar, desde arriba, con inmejorable panorámica, cómo trabajaban sus empleados.

Con aún menos fundamento, circuló la idea de un vínculo entre Ader y los nazis. Se dijo que él era alemán, algo erróneo, y que había levantado la torre para observar y enviarse mensajes con los submarinos nazis que surcaban las aguas del Río de la Plata. Sin embargo, el empresario era francés y provenía de una zona que había sido ocupada por Alemania, con lo cual tanto él como su hermano sentían una gran rivalidad con la patria de Günter Grass. Tal era su orgullo francés que, cada 14 de Julio, entonaba a viva voz “La Marsellesa”.

Otro de los cuentos en torno a la torre sostiene que Ader había colocado un periscopio en el mirador y que, desde allí, pudo divisar al buque alemán Admiral Graf Spee, antes de sucumbir en la Batalla del Río de la Plata.

Más allá de las historias fantásticas, lo cierto es que la Torre de la Independencia no sucumbió al devenir de las décadas. “En 1967, las nietas de Bernardo Ader, ya mayores, donaron la torre al municipio”, explica la antropóloga Rebollar.

A pesar de su presente luminoso, hubo un tiempo en el que la desidia hizo estragos y el abandono opacó su señorial aspecto. Épocas de nulo interés en los que hasta fue intrusada para ser utilizada como vivienda.

Hoy, el área de Cultura del Municipio de Vicente López mantiene a la construcción en inmejorable estado y potencia la labor de ese centro de documentación que, además, cuenta con una frondosa hemeroteca, abierta a las consultas de la gente, con publicaciones de la zona cuyos ejemplares más antiguos datan de 1914.

Alguna vez, los 97 descendientes de Ader se reunieron en la torre, el sitio emblemático que oficia como un escudo familiar, quizás buscando encontrar allí las huellas de la sangre inmigrante que forjó el apellido en estas tierras suburbanas.

 “Es parte de la vida de los vecinos”, finaliza Alicia Rebollar, luego de repasar la historia de este lugar que emerge en el vecindario mágicamente, como un mojón orgulloso que se eleva al cielo.

Torre de la Independencia. Triunvirato 3400, esquina Juan José Castelli, Villa Adelina, Partido de Vicente López. Abierto de martes a sábados de 12 a 18 horas. Ingreso libre con acceso al mirador.

15 de marzo de 202213:45

Pablo Mascareño

LA NACION

https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/la-increible-historia-de-la-torre-ader-la-construccion-que-intriga-a-vicente-lopez-nid14032022/