domingo, 25 de agosto de 2019

Jose Rucci habla de la imagen de Agustin Tosco 1973



Bs. As.: Reportaje al secretario general de la Confederación General del Trabajo (C.G.T.), José Ignacio Rucci, en el cual se le pregunta: -¿Rucci, usted afirmaba ayer de que iba a hacer publica una carta con respeto a Agustin Tosco, se podrán conocer algunos detalles de esa carta abierta? (Julio Ricardo)
Fecha: 1973
Duración: 4 minutos 29 segundos
Código del film: DV-0076

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sábado, 24 de agosto de 2019

Inedito conferencia de Mario Roberto Santucho 1973



Bs. As.: Conferencia de Mario Roberto Santucho donde expresa: "En esta conferencia de prensa citada por el Ejercito Revolucionario del Pueblo (E.R.P), representamos a nuestra organización los compañeros Enrique del Carmen Fernández, a mi izquierda; Mario Roberto Santucho, quien les habla, y el compañero Benito Urteaga, a mi derecha. Vamos a leer una declaración sobre la situación política actual y estamos dispuestos a contestar posteriormente preguntas de los periodistas. La declaración del Ejercito Revolucionario del Pueblo que vamos a leer dice: La actuación de nuestro pueblo y la necesidad de nuestra patria es avanzar en el proceso revolucionario iniciado en el cordobazo anti dictatorial del 29 de mayo de 1969 hacia la liberación nacional de nuestra patria y la liberación social de nuestro pueblo trabajador. En ese sentido se pronuncio la clase obrera y el pueblo argentino en años de enérgica lucha contra la dictadura militar en el cordobazo, en el rosariazo, en el vivorazo, en el mendozazo, en el tucumanazo, en centenares de huelgas y manifestaciones. En centenares de acciones guerrilleras, incluso deformadamente en las condicionadas elecciones del 11 de marzo, y mas recientemente en la histórica jornada de liberación de los combatientes frente a la cárcel de villa devoto. En las centenares de ocupaciones de fabricas y de zonas de acciones guerrilleras de la ultima semana, en la tónica de gran movilización del 20 de junio. Avanzar en el proceso revolucionario bajo el actual gobierno parlamentario hacia la liberación nacional y social es movilizar ampliamente a las masas. Continuar la lucha contra las empresas imperialistas y el gran capital. Atacar las raíces de la independencia estatizando las grandes empresas, realizando una profunda reforma agraria; desarmando el Ejército y ofrecerle el mando al pueblo. -¡Cumple el gobierno parlamentario con el pueblo! -¡Satisface las aspiraciones de la clase obrera y todo el pueblo obrero argentino! Cada día es más evidente que no, por el contrario, el gobierno del Presidente Campora se coloca cada vez más claramente al lado de los espectadores y los represores, junto a los enemigos del pueblo y de la Nación Argentina; y que apresta a reprimir, mas aun, ya ha comenzado a organizar la represión sangrienta contra el pueblo. En el terreno de la economía, en lugar de elevar el nivel de vida de las masas trabajadoras hacer pagar la crisis a los capitalistas y organizar la economía bajo el control y administración de los trabajadores. Intenta a través del pacto social maniatar a los obreros y dar vía libre a los empresarios para el enriquecimiento más rápido. El plan de la C.G.E. calurosamente aplicado por la UDE y demás organizaciones del gran capital por el imperialismo yanqui que lo considero el mejor plan de los últimos gobiernos. Por el imperialismo europeo. Es un plan abiertamente anti obrero que intenta reconstruir los bolsillos capitalistas multiplicando el esfuerzo y sufrimiento de los trabajadores. En el terreno político, desde el Ministerio de Bienestar Social convertido en cuartel general de la Central de Inteligencia Americana, el gobierno organiza bandas fachistas para reprimir a las Fuerzas Revolucionarias. En este sentido, nuestro deber revolucionario es enunciar que el sorpresivo y feroz ataque perpetrado contra los sectores revolucionarios del Peronismo el 20 de junio en el acto de Avenida Richieri con un mínimo de 25 muertos, fue perfectamente planificado, organizado y ejecutado desde el Ministerio de Bienestar Social bajo la inmediata dirección del torturador Osinde y otros notarios agentes del imperialismo yanqui. Por estas medidas económicas y políticas el gobierno del FREJULI a recibido el entusiasta respaldo de todo lo anti nacional y anti popular de la Unión Industrial Argentina, del imperialismo yanqui y europeo, de personajes tan nefastos como Alvaro Alsogaray, de los militares opresores, y ha dejado sorprendidas y preocupadas a las amplias masas que lo apoyaron con su voto. Los recientes pronunciamientos documentados, en especial el mensaje de Campora el 25 de junio y la decisión de reprimir las ocupaciones de fábricas y la tenencia de armas y explosivos. Sumado a los planes económicos y políticos del gobierno, significan una traición a la voluntad popular, al mandato recibido y colocan al nuevo gobierno a solo un mes de su instalación, a un paso de la ilegalidad revolucionaria............................".
Fecha: 30/6/1973
Duración: 14 minutos 27 segundos
Código del film: D-00574

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jueves, 22 de agosto de 2019






El político argentino que terminó sus días en la pobreza: no quiso tener sueldo y rechazó una jubilación "de privilegio"

La curiosa vida de Elpidio González, el hombre que fue vicepresidente, ministro de Guerra y jefe de policía y murió sin dinero porque consideraba que estaba mal cobrar por un cargo para el que el pueblo lo había elegido


Cuando le tocó desempeñarse como vicepresidente, entre 1922 y 1928,rechazó tener sueldo porque consideraba que estaba mal cobrar por algo para lo que el pueblo lo había elegido. De nuevo en el llano, con deudas y luego de que la justicia le rematase su vivienda, se negó a cobrar una jubilación de privilegio que, curiosidades de la historia, había sido creada a partir de su caso.

Al final de sus días Elpidio González sorprendía a los transeúntes ver por la Avenida de Mayo porteña por su larga barba blanca y el traje oscuro con el que solía recorrer algunos comercios amigos entregando anilinas que vendía. En el barrio era conocido, ya que vivía en una pensión de la zona.Lo que llamaba la atención era que aquel hombre de aspecto descuidado había sido vicepresidente, ministro, legislador y jefe de Policía. Y que vivía al día. Cuando llegaba.

Había nacido en Rosario, el 1º de agosto de 1875. Luego de recibirse de bachiller en el Colegio Nacional de esa ciudad, se trasladó junto a su madre Serafina a Córdoba, donde estudió hasta quinto año de abogacía. Abandonaría los estudios para recibirse finalmente en 1907 en la Universidad Nacional de La Plata.

Venía de prosapia radical, ya que su padre, el coronel Domingo González, un viejo soldado federal del Chacho Peñaloza, había participado en 1893 de la revolución radical de Rosario. Y Elpidio estuvo a su lado. Él mismo volvería a jugársela en la provincia mediterránea en la revolución del 4 de febrero de 1905. Para entonces, se convirtió en el referente del radicalismo local.

Con Yrigoyen y con Alvear

No quiso ser gobernador de la provincia, y la banca de diputado nacional que ocuparía pronto la abandonaría para ser ministro de Guerra en la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen. El presidente buscó a una persona de carácter para que ocupase un puesto reservado tradicionalmente a militares.

También le tocó ser jefe de Policía durante la Semana Trágica de enero de 1919. El desempeño represivo de las fuerzas del orden, así como de civiles armados que protagonizaron un violento progrom en el barrio del Once, matando y torturando a inocentes, hizo que tanto anarquistas y socialistas nunca se lo perdonasen.

Aún con recelo por su amistad con Yrigoyen, Marcelo T. de Alvear lo llevaría como vicepresidente. Entonces renunció a su sueldo, explicando que si el pueblo lo había colocado en semejante responsabilidad, no estaba bien recibir dinero por ello. Además, consideraba que ejercer la vicepresidencia era todo un honor y que si desempeñaba bien su trabajo, el prestigio tendría mucho más valor.

El funcionario fue ministro de Guerra en la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen, a quien admiraba


Durante el segundo mandato de Yrigoyen, ocupó la cartera de Interior e interinamente la de Guerra, en los días previos al golpe del 6 de septiembre de 1930.

Cuando se dirigía a su casa de la calle Gorostiaga, en Palermo, fue detenido. "Cumpla con su deber", le dijo al policía. Luego de un breve paso por el Departamento Central de Policía, lo alojaron en el mismo barco donde estaba el ex presidente Yrigoyen. Juntos compartirían las penurias del encierro en la isla Martín García. Elpidio permanecería dos años detenido en la Penitenciaría Nacional.

Cuando su madre falleció, el propio González debió subirse a la propia carroza fúnebre, ya que no disponía de dinero para contratar un mejor servicio. Debió volver a vivir a la pensión ubicada en la Avenida de Mayo, la misma que había ocupado de joven, ya que le habían ejecutado la hipoteca que pesaba sobre su vivienda.

Según recuerda haberle escuchado contar a Elpidio el taquígrafo y dibujante del Congreso Nacional Ramón Columba, el dirigente radical en 1916 poseía un patrimonio de 350.000 pesos; y en 1930 tenía 65.000 pesos, pero en deudas.

Vendedor de anilinas

Desde su juventud, Elpidio era amigo del alemán Germán Ortkras, quien había fundado en 1911 la empresa Anilinas Colibrí. Al verlo en tan mala situación económica, el empresario le ofreció pagarle la jubilación correspondiente a vicepresidente de la República, a lo que Elpidio se negó enérgicamente. Sí consintió en trabajar para la empresa, y puso como condición no ganar más que los jefes.

Era común verlo, con ese mismo traje oscuro, maltratado por el uso y su característica barba blanca, recorrer algunos comercios de zapateros amigos de la zona de Avenida de Mayo. Algunos vecinos lo reconocían y se asombraban de su triste destino. "No se puede creer…", comentaban. "Es lo que corresponde", respondía.

En la empresa aún recuerdan cuando en una oportunidad debió ir a hacer un trámite: no tenía dinero ni para pagar el estampillado.

González se movía en transporte público y terminó sus días como vendedor de anilinas

Al trabajo iba en tranvía y eran usuales las discusiones, ya que no le querían cobrar el boleto. La empresa estaba en Alvarez Thomas y Elcano y lo habían nombrado a cargo de la oficina de morosos incobrables.Algunos clientes, simpatizantes radicales, se atrasaban deliberadamente en los pagos, sólo para que González les enviase la carta de intimación firmada de su puño y letra. En Colibrí aún se conserva como un tesoro la máquina de escribir Underwood que usaba.

Hay una historia, con mucho de leyenda de que el ex vicepresidente por un tiempo vivió en una pensión que estaba por ser demolida por la ampliación de la Avenida 9 de Julio y que él le pidió al capataz algunos días para conseguir otro techo. Nuevamente, cuando vio que el que le rogaba una prórroga era Elpidio, la noticia corrió como reguero por la ciudad.

Verdad o invento, lo cierto es que el presidente Agustín P. Justo se enteró de su precaria situación económica, y envió a su secretario general a entregarle dinero. "Se lo dejo. Es la orden que tengo del general Justo, quien le envía, además, un afectuoso saludo", le dijo el mensajero.

González vio que dentro del sobre había muchos billetes de mil pesos. Él mismo contó: "Felizmente lo alcancé al señor que me lo había dejado y se lo devolví. No lo quería recibir de vuelta, y tuve que ponerme muy serio y decirle que no iba a permitir que me ofendiera así el Presidente ni nadie, por más buena voluntad que hubiera de por medio".

"No esperaba esta recompensa, ni la deseo"

Lo que no pudo evitar fue que el diputado Adrián Escobar elaborase un proyecto que contemplaba una jubilación vitalicia para presidentes de 3000 pesos mensuales y para vicepresidentes, de 2000 pesos. En 1938 fue ley.

En la pensión donde vivía era todo alegría. "¡Don Elpidio! ¡Dos mil pesos! ¡Ya tiene su jubilación de vicepresidente!". La respuesta los descolocó. "No, yo no puedo aceptar eso. No, no…"

El 6 de octubre de 1938 le escribió una carta al presidente Ortiz, en la que señalaba: "Habiendo sido promulgada la Ley que concede una asignación vitalicia a los ex Presidentes y Vicepresidentes de la Nación, cúmpleme dejar constancia al señor Presidente, en su carácter de 'jefe Supremo de la Nación, que tiene a su cargo la Administración General del País', de mi decisión irrevocable de no acogerme a los beneficios de dicha Ley".

La carta que le envió al presidente Ortiz para rechazar el dinero que le envió

"Al adoptar esta actitud sigo íntimas convicciones de mi espíritu. Entregado desde los albores de mi vida a las inquietudes de la Unión Cívica Radical, persiguiendo anhelos de bien público, jamás me puse a meditar, en la larga trayectoria recorrida, acerca de las contingencias adversas o beneficiosas que los acontecimientos podían depararme. No esperaba, pues, esta recompensa, ni la deseo y, al renunciarla, me complace comprobar que estoy de acuerdo con mis sentimientos más arraigados", siguió.

"Confío en que, Dios mediante, he de poder sobrellevar la vida con mi trabajo, sin acogerme a la ayuda de la República por cuya grandeza he luchado y que, si alguna vez, he recogido amarguras y sinsabores me siento recompensado con crecer por la fortuna de haberlo dado todo por la felicidad de mi Patria. Saludo al Señor Presidente", concluyó.

Mientras tanto, continuaba participando de los actos partidarios y se lo veía activo en actos y reuniones.

A comienzos de octubre de 1951 fue operado en el Hospital Italiano.Estuvo internado allí medio año porque no tenía dónde ir a vivir. Falleció el 18 de octubre de 1951 acompañado de unos pocos familiares y amigos. Fue velado en el comité de la UCR y enterrado en el Panteón de los caídos de la Revolución del '90, junto a su amigo Yrigoyen.

Fue un hombre de conducta y códigos, que pocos entonces comprendieron. Mientras fue funcionario, decía: "La comunidad nos debe merecer respetos y sacrificios, y cada individuo debe darle lo que pueda de sí". Qué bueno sería que algunos imitasen su ejemplo.



Por Adr

martes, 20 de agosto de 2019

Escolios y falsificaciones sobre Scalabrini Ortiz. - Parte 7


En la revista Qué Scalabrini expresaba sus dudas y advertía a Frondizi de la siguiente manera: “Doctor Frondizi: el peronismo se ha hecho a un lado para que usted tenga un lugarcito en la historia. Siéntese con cuidado porque el asiento es incómodo e inseguro, Si lo aprietan, solicite ayuda. El pueblo no se la va negar mientras mire hacia delante. “Señalo la gravedad del momento y la necesidad de que coincidan con suprema grandeza los esfuerzos de todos los argentinos para reparar los daños tremendos causados por la dictaudura”. Así reza la orden de Perón. Por ese camino vamos a ir lejos. No se aparte de él, doctor Frondizi, aunque vengan degollando”[17].

Una vez en el poder Frondizi, se le ofreció a Scalabrini  la dirección de la ahora oficialista, revista Qué. Este aceptó pensando que sería una tribuna donde luchar por las ideas nacionales. Tan sólo dos meses duró Scalabrini como director de la revista. Y su renuncia se debió a la política que Frondizi pretendió aplicar en materia petrolera, lo que Scalabrini consideró una claudicación.

g- Scalabrini anti-peronista: Quienes sostienen esta disparatada teoría se basan en dos puntos. El primero de ellos fue la renuncia que presentó Scalabrini a FORJA cuando tuvo lugar la revolución del 4 de junio de 1943 y a la que FORJA adhirió. Pero esta renuncia no fue por Perón, sino por no estar de acuerdo con un pronunciamiento militar incierto y que no se sabía para donde iba, por lo tanto no estaba de acuerdo en la aceptación que FORJA prestaba al movimiento de junio.

Contradiciendo la “teoría anti-peronista” debemos decir que Scalabrini fue uno de los intelectuales que más participó e influyó en Perón, nada menos que con la nacionalización de los ferrocarriles. Además los cuadernos de FORJA donde Raúl abordaba este y otros temas eran conocidos por el GOU y su lectura recomendada junto a libros de José Luis Torres. Cierto es que Scalabrini no ocupó cargo alguno durante los gobierno del General Perón, pero esto no obedeció a ninguna antipatía o diferencia ideológica, todo lo contrario.

El segundo punto en el que se apoyan ciertos historiadores para decir que Scalabrini no era peronista tuvo que ver con la “adhesión” del mismo al “desarrollismo”. Sobre este tema no volveremos, pues lo consideramos suficientemente aclarado en el apartado precedente.

Sin embargo, para despejar totalmente cualquier duda al respecto es conveniente reproducir lo que el propio Perón decía desde el exilio al historiador Pavón Pereyra, y este reproducía en uno de sus libros “Coloquios con Perón” tomados entre 1961-63, sobre Scalabrini: “Quiero detenerme ante un hombre símbolo, el de Raúl Scalabrini Ortiz, que personifica la mejor tradición civil de los argentinos (…) Ejerció en cierto modo, la primera magistratura moral de la República, y cuando le tocó partir de este mundo él me hizo depositario de su Testamento político”[18] .

[1]  SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Historia de los Ferrocarriles Argentinos, Bs. As, Plus Ultra, 1985, pp. 128, 129.
[2]  SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Bases para la reconstrucción nacional. Aquí se aprende a defender a la Patria, Bs. As, Plus Ultra, 1985, T. 1, pp. 30, 31.
[3] Citado por GONZALEZ ARZAC, Alberto, Estructura Social de la Constitución Argentina, Bs. As, Ediciones Tematica, 1985, p. 64.
[4] SAMPAY, Arturo, La Constitución Democrática, Bs. As, Ciudad Argentina, 1999, pp. 244, 245.
[5] SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Irigoyen y Perón, Bs As, Plus Ultra, 1972, p. 142.
[6] TRIPOLI, Vicente; en  SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Bases para la Reconstrucción Nacional, T I, Bs As, Plus Ultra,  1973, pp. 23,24.
[7] COMALERAS de SCALABRINI ORTIZ, Mercedes, Revista Mayoría, 5/12/1975.
[8] SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Irigoyen y Perón, Bs As, Plus Ultra, 1972, pp. 11, 16, 19.
[9]  SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Irigoyen y Perón, Bs As, Plus Ultra, 1972, p. 141.
[10]  SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Reconquista, 15/11/1939.
[11]  RAMOS, Jorge Abelardo, en  GALASSO, Norberto, Bs As, Ediciones del Mar Dulce, 1970, p. 14.
[12]  HERNANDEZ ARREGUI, Juan José, La formación de la cultura nacional, Bs As, Plus Ultra, 1973, p. 334.
[13] COMALERAS DE SCALABRINI ORTIZ, Mercedes, Revista Mayoría, Bs As, 5/12/1975.
[14] Ibidem, pp. 337-38.
[15] JAURETCHE,  Arturo, Revista Santo y Seña, N. 1, Bs. As, 17/11/1959.
[16]  SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Revista Qué, Bs. As, 23/7/1957.
[17]  SCALABRINO ORTIZ, Revista Qué, Bs As,  25/3/1958.
[18] PAVON PEREYRA, Enrique, Coloquios con Perón, Ediciones Internacionales, Madrid, 1973. p. 92.
FEDERICO GASTON ADDISI es dirigente justicialista (historiador y escritor), director de Cultura de la Fundación Rucci en CGT, miembro del Instituto de Revisionismo Historico J. M. de Rosas, miembro del Instituto de Filosofía INFIP, diplomado en Antropología Cristiana (FASTA) y diplomado en Relaciones Internaciones (UAI).
fedeaddisi@hotmail.com

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lunes, 19 de agosto de 2019

Escolios y falsificaciones sobre Scalabrini Ortiz. - Parte 6

No se apoyó Scalabrini en el conocimiento de doctrinas extrañas, como intenta confundir en ese trabajo, para interpretar la realidad nacional, sino que realizó esa tarea investigando la problemática argentina.

No intentó mi esposo formar un partido revolucionario de izquierda “comunista nacional o algo que se le parezca…” porque se sentía totalmente interpretado y consustanciado con la doctrina justicialista”[13].

e- Scalabrini no católico: Para presentar el “cuadro” de un pensador del “materialismo histórico” que usaba la dialéctica para desentrañar la realidad argentina, el biógrafo de Scalabrini al que se hace alusión en párrafos anteriores debía decir que para Raúl “la religión es el opio de los pueblos”. Así aparecen frases como “las ideas de los grandes pensadores (…) quienes baten rápidamente en retirada al catolicismo que procura inculcarle su madre”; o esta otra “se consideró siempre un discípulo de la Revolución Francesa, jamás fue clerical (…)”; o la más elocuente: “(…) adhiere a la república española, se define por el divorcio, rechaza al catolicismo (…)”
A pesar de esta falsa idea de un Scalabrini reacio al catolicismo y próximo al materialismo y al positivismo, es nuevamente Hernández Arregui quien desde la izquierda pone las cosas en su lugar: “Creía en Dios. Pero veía en el concepto una especie de substancia ordenadora”[14].
Más aún, Scalabrini era bautizado y por lo tanto parte de la Iglesia Católica Apostólica Romana; recibió la influencia espiritual de su Tío Juan Bautista Scalabrini quien al decir de Jauretche, “su Tío Monseñor Juan Bautista Scalabrini, cuya obra y ejemplo fueron los que proyectaron su influencia sobre el fértil espíritu de Raúl Scalabrini Ortiz”[15], y a la hora de verse cara a cara con la muerte fueron padres de la Orden Scalabrini –fundada por su Tío – quienes le suministraron a Raúl los auxilios religiosos de sus últimos días.


f- Scalabrini desarrollista: Aquellos que afirman esto confunden la táctica con la estrategia. Y no se trata de una cuestión militar. Claramente lo expresa el mismo Scalabrini en la revista Qué: “¿Permitiremos cruzados de brazos, que sea sustituída la Constitución del 49 por un texto fraudulento en que se renovarán acrecentados los privilegios del capital extranjero? Me resisto a mí mismo el derecho a permanecer indiferente en esta emergencia definitiva. No, yo no permaneceré cruzado de brazos. Si no puedo hacer otra cosa, votaré por aquel, cualesquiera sean sus opiniones, su simpatía o antipatía personal, sus propósitos confesados o las reservas con que formule sus promesas, por aquel que se comprometa a sostener la vigencia de la Constitución del 49. Será el mío un voto de emergencia que no debe engañar a nadie. No significará apoyo a ningún partido, adhesión a ninguna otra idea, ni solidaridad, ni simpatía ni disculpas por los actos censurables que hubiera cometido anteriormente. Votaré simplemente por el mantenimiento de la Constitución de 1949 o por el que ofrezca un pronunciamiento para llegar a ello”[16].

Apoyar a Frondizi era una cuestión táctica para tratar de mantener las banderas del movimiento nacional en alto, dado que su vanguardia, el peronismo, y su líder, el General Perón se encontraban proscriptos. Y Frondizi había acordado con el General una política nacional, además de levantar la proscripción del peronismo y permitir el regreso a la Patria de Perón. En pocas palabras esa era la base del acuerdo Perón-Frondizi, a través del cual el General Perón ordenaba a sus seguidores votar por el candidato a presidente de la UCRI.

De manera que la conducta de Scalabrini, estaba perfectamente ordenada con el acuerdo entre Perón y Frondizi.
Por lo demás, se ha reprochado a Raúl su participación en la revista Qué; donde más allá de las editoriales de Frigerio, Scalabrini siempre pudo expresarse con total libertad y defender el pensamiento nacional, las banderas peronistas, a la vez que atacaba sin piedad al gobierno de la “fusiladora”.

Escolios y falsificaciones sobre Scalabrini Ortiz. - Parte 5

c- Scalabrini nazi: Esta acusación es un común denominador que tenemos que soportar todos aquellos que somos nacionales, al romper los rígidos y perimidos moldes de la Revolución Francesa de izquierda y derecha. Al no poder ser tildado  ni de una cosa ni de la otra, el hombre que piensa y siente en clave nacional es titulado de “nazi” para algunos, de “marxista” para otros. Y a esta regla no escapó Scalabrini. Algunos fundaban esta acusación en cierta ayuda económica de la Embajada Alemana que hubo de recibir Raúl al publicar su periódico Reconquista en época de la II Guerra. Esto es falso. Lo cierto es que “Reconquista” sólo tuvo poco más de un mes de vida por no poder solventarse. Conociendo este hecho, el embajador alemán ofreció a Scalabrini el dinero necesario para que el diario continuase apareciendo. Claro, la condición era hacerse cargo de la dirección del mismo. Ese mismo día Don Raúl tituló “Reconquista muere hoy”. Esa la entereza moral de nuestro hombre.

Pero si su conducta no basta; esto decía Scalabrini en su libro Irigoyen y Perón: “Todas las publicaciones tradicionales nos vedaron el acceso. Todas las instituciones establecidas negaron el acogimiento a nuestras investigaciones. No hubo mote ni calumnia que no se nos endilgara para desprestigiar nuestras personas e impedir que nuestras ideas y nuestros conocimientos se infundieran en las masas argentinas. Fuimos nazis, anarquistas, comunistas, agentes del oro yanqui, del oro alemán, del oro ruso y hasta del oro inglés.

Después nos cubrieron con el silencio y creyeron que ésa era una mortaja suficiente y definitiva”[9].
Y para ser más contundentes, reproducimos las palabras de Scalabrini en el periódico en cuestión: “En el orden interno argentino somos decididos adversarios del nazismo  y del fascismo. Hemos demostrado y demostraremos que son formas gubernamentales perjudiciales para nuestro país”[10].

d- Scalabrini marxista: Un conocido biógrafo de Raúl es el principal sostenedor de esta idea, pues el mismo proviene de las filas de la “izquierda nacional”. Sin embargo, el destacado historiador pareciera ignorar lo que decían al respecto dos eminencias que pertenecían a su misma corriente historiográfica y a la misma ideología marxista. Al respecto decía entonces, Abelardo Ramos: “Si Hipólito Irigoyen simbolizó la incorporación de la pequeña burguesía a la lucha política y el General Perón la del proletariado industrial, la nueva oleada de masas de nuestro país deberá levantar las banderas del socialismo revolucionario para un nuevo 17 de Octubre, esta vez irrevocable. La revolución rendirá entonces su homenaje a todos aquellos que como Raúl no fueron marxistas, (destacado del autor) pero fueron patriotas y lucharon intrépidamente por ella, aún sin conocer cuál sería en definitiva su nombre”[11]. No deja de ser llamativo que dicha opinión se encuentre en el Prólogo a la biografía de Scalabrini donde se sostiene precisamente la tesis contraria. En fin, misterios de la dialéctica.

El célebre escritor, Hernández Arregui decía al respecto: “Este escritor argentino, que no cita a Marx en sus escritos, demostraba ser más revolucionario que los petardistas de la izquierda. Fueron estos hombres –que no eran marxistas – (destacado del autor) los primeros en analizar la historia nacional en su relación con la América latina con criterio metodológico e histórico muy próximo al marxismo”[12].
No obstante la honestidad de los citados historiadores, la viuda de Scalabrini, Doña Mercedes Coraleras expresaba en una carta: “En un extracto de un libro publicado sobre la vida de mi esposo (…) trata, equivocadamente de dar a entender que Scalabrini se nutrió en el plano ideológico con las ideas de Lenin, Marx o Trotsky. Nada más erróneo. He compartido toda la vida y la lucha de ese extraordinario patriota, conociendo profundamente la totalidad de sus obras, su pensamiento, sus momentos de lucha y sus ideales políticos, por lo que sé nutrió de ese gran pensamiento nacional que brota de las multitudes argentinas. Por eso estuvo ligado al gran movimiento justicialista que plasmó en los hechos las ideas por las cuales había luchado denodadamente, y a las que defendió hasta su último día, conociendo que la doctrina justicialista, tan alejada de los dos imperialismos que se disputan el dominio del mundo, representa la posibilidad real de la emancipación nacional.


Escolios y falsificaciones sobre Scalabrini Ortiz. - Parte 4


Irigoyen fue leal a su línea histórica. Su obra gubernamental se inspira en el triple propósito de enaltecer al pueblo trabajador, desajustar los lazos del coloniaje económico y financiero e infundir en el espíritu de sus conciudadanos todos un casi mesiánico orgullo de redención humana”[8].

b- Scalabrini no fue afiliado a FORJA: Raúl Scalabrini Ortiz era “el norte ideológico de FORJA”, pero se negaba sistemáticamente a afiliarse a  la misma. ¿Y por qué? Simplemente porque FORJA, desde su fundación, hasta la ruptura de 1940 mantenía entre sus estatutos, la condición de ser afiliado radical para poder ser miembro de la misma. Y era lógico. Originalmente, FORJA fue pensada como la matriz ideológica del verdadero radicalismo, que retomaba el rumbo de su creador, Hipólito Irigoyen, para volver a  hacer de la UCR el partido nacional y revolucionario que fuera otrora. Pero Scalabrini, hombre que si bien se identificaba con Irigoyen descreía absolutamente de la fuerza revolucionaria del radicalismo, consideraba que esto era un error estratégico, ya que la constitución de una nueva fuerza nacional no debía “pasar” por el radicalismo, y condicionar la membresía a ser afiliado radical. Eso era perder caudal revolucionario, y hombres de valía.

Así estaban planteadas las cosas, mientras que a FORJA la conducían oficialmente Dellepiane – Del Mazo, en tanto que Jauretche y Scalabrini aportaban la vida intelectual y política de la agrupación.
Efectivamente, Scalabrini se negaba a afiliarse, y de aquí puede provenir algún equívoco, por los motivos ya explicados. Pero Scalabrini trabajaba sin cesar en FORJA y era “la mitad” de la misma según Jauretche. Sin embargo, las condiciones se mantuvieron como fueron descriptas hasta el estallido de la 2 Guerra Mundial. A raíz de esta, FORJA comenzó una fuertísima campaña por la neutralidad, y Raúl consiguió editar  un periódico llamado “Reconquista”. Lamentablemente, sólo pudo mantenerse en la calle poco más de un mes. A raíz de “Reconquista”, la Embajada alemana se contactó con Scalabrini para ofrecerle financiamiento a cambio de la dirección del diario, por lo que Scalabrini declinó la oferta. Sin embargo, este ofrecimiento; más ciertas notas de nacionalistas conservadores que publicaban en el periódico le valieron a Raúl el rótulo de “nazi”.

Pero más grave aún fue la crisis interna que desató en FORJA.

Dellepiane no aceptaba esta tarea de Scalabrini y veía preocupado cómo se asimilaba el nombre de “Recoquista” a FORJA, y como se los comenzaba a acusar de “nazis” a todos ellos. Pero en el fondo, la cuestión era personal entre Dellepiane y Scalabrini. Y estalló la crisis. Por lo que Delllepine  y Del Mazo presentaron su renuncia a FORJA, por los motivos expuestos y por la negativa de Jauretche de mantener el requisito de afiliación a la UCR. Dellepiane y Del Mazo seguían pensando a FORJA como una “especie de vanguardia” radical que retomaría las banderas históricas del irigoyenismo.
Frente a la renuncia del presidente Dellepiane; a Jauretche no le quedó otro remedio que aceptar la presidencia de FORJA, conducción que ejerció hasta su disolución. Esta mayoría de edad de FORJA respecto al radicalismo replanteó la cuestión de Raúl Scalabrini Ortiz, que al eliminarse la condición de afiliación radical ya no podía seguir negando su afiliación que se convirtió casi en un deber moral. Así fue cómo Scalabrini se afilió a FORJA el 26 de septiembre de 1940 en el documento que se cita textualmente:

“Buenos Aires, Sep. 26 de 1940.

Señor Presidente de FORJA:
Los que suscriben afiliados a la institución que Ud preside, presentan de adcuerdo al art 3 inciso A, al señor Raúl Scalabrini Ortiz, domiciliado en la calle Diagonal Norte N 1124, de nacionalidad argentino, de 42 años de edad, estado civil casado y de profesión escritor, afiliado a la UCR en la Circunscripciñon (tachado) para ser inscripto en los registros de FORJA de acuerdo al art 5 de los reglamentos”.

Presentaban a Raúl, los afiliados Arturo Jauretche y Oscar Becerra y la solicitud fue llenada de puño y letra por Jauretche; al pie de la misma podía leerse, “aprobado el 26 de septiembre de 1940”.
El historiador Miguel Angel Scenna, quien labró la más completa obra sobre FORJA, incluyó esta nota y además publicó copia de la misma en la Revista Todo Es Historia N 38 de junio de 1970.
Scalabrini efectivamente fue afiliado de FORJA, y además integró su comisión directiva el 26 de septiembre de 1942. La misma se componía de la siguiente manera: Presidente: Arturo Jauretche; Vocales Titulares: Oscar Meana, Atilio García Mellid, Raúl Scalabrini Ortiz, y Oscar Correa; Vocales Suplentes: José M Cané, Jorge Del Río y Miguel López Francés. Claro que el inquieto Scalabrini renunció a su cargo en la Comisión  rápidamente, el 27 de octubre de 1942.


sábado, 17 de agosto de 2019

Escolios y falsificaciones sobre Scalabrini Ortiz. - Parte 3


El precio de la expropiación de empresas concesionarias de servicios públicos será el del costo de origen de los bienes afectados a la explotación, menos las sumas que se hubieren amortizado durante el lapso cumplido desde el otorgamiento de la concesión, y los excedentes sobre una ganancia razonable, que serán considerados también como reintegración del capital invertido”[4].
Así las cosas, resulta imposible separar a Scalabrini Ortiz de la defensa de la Constitución Justicialista de 1949, uno y otro aniversario se complementan, se fusionan, se funden en una sola imagen: la de la 

Patria Justa, libre y soberana.

Pero el pensamiento de Scalabrini no se limitó al tema de los ferrocarriles, a la denuncia de la injerencia británica, ni a la defensa de la Constitución de 1949. Su obra y acción estuvieron signadas por un profundo sentir y pensamiento nacional. Era un hombre de nuestra tierra, que pensaba las cosas de nuestra tierra, y ontológicamente hablando, se preocupaba por denunciar aquellos obstáculos que impedían el desarrollo de nuestro ser: “Que la tierra argentina tiene un destino, lo demuestra la presencia oportuna del hombre que es necesario en cada momento de su historia”[5], diría Scalabrini. O interpretando su pensamiento, y la independencia de criterio frente a ideas foráneas, de esta manera lo recordaba Vicente Trípoli: “La fe de Raúl Scalabrini Ortiz se fundamentó en las virtudes innatas del pueblo argentino. Estas virtudes lo hacen capaz de conquistar y mantener su libertad de gobierno y de juicio frente a los intereses mundiales. No se trata de crear una nacionalidad al margen de la historia del mundo, sino de una sociedad organizada con condiciones de tratar de igual a igual con las otras comunidades que pueblan la tierra”[6]. En la misma línea y denunciando cualquier equívoco o deformación que se pudiera hacer sobre la figura de Raúl Scalabrini Ortiz, así se expresaba su esposa: “He compartido toda la vida y la lucha de ese extraordinario patriota, conociendo profundamente la totalidad de sus obras, su pensamiento, sus momentos de lucha y sus ideales políticos, por lo que sé perfectamente que su pensamiento se nutrió de ese gran pensamiento nacional que brota de las multitudes argentinas. Por eso estuvo ligado al gran movimiento justicialista que plasmó en los hechos las ideas por las cuales había luchado denodadamente, y a las que defendió hasta su último día, conociendo que la doctrina justicialista, tan alejada de los dos imperialismos que se disputan el dominio del mundo, representa la posibilidad real de la emancipación nacional”[7].

Desviaciones de la “senda  Scalabrini”.

Pocos pensadores fueron tan manipulados y tergiversados, como lo fue –y aún lo es- Scalabrini Ortiz. Sólo Arturo Jauretche pasó por un proceso similar, tironeado por marxistas, nacionalistas, radicales y peronistas, cada uno veía lo que le convenía ver en función de su ideología, ofreciendo una visión sesgada y parcializada, en lugar de una totalizadora e imparcial.
Esto que ocurrió con Jauretche, pasó también con FORJA, y como decíamos anteriormente, sucede con el pensamiento de Scalabrini Ortiz.

Representa para nosotros un especial interés aclarar las desviaciones a las que “Don Raúl” fue y es sometido.
Buscaremos por lo tanto, enumerar los equívocos que suelen cometerse al hablar de Scalabrini y rectificarlos de la manera más clara y contundente posible.

a- Scalabrini radical: Raúl nunca fue radical. Más por el contrario, descreía del radicalismo, y por eso jamás militó en sus filas. El error puede darse, debido a que Scalabrini, luego del proceso político del irigoyenismo, al cual no adhirió, comenzó a defender a Don Hipólito como uno de los caudillos nacionales. Para decirlo más claramente, Scalabrini fue irigoyenista pero no radical. Y lo fue una vez derrocado Irigoyen y agotado su proyecto político. Recién en ese momento comenzó la reivindicación histórica del caudillo radical, como expresión del movimiento nacional.
Claramente lo decía Scalabrini Ortiz: “El radicalismo, el organismo que Irigoyen había creado en cuarenta años de paciente elaboración, ya no era una vía de expresión de los anhelos del pueblo: era un instrumento más de la oligarquía, es decir, un eco de la voluntad extranjera de sojuzgamiento y expoliación.

Ser un reivindicador de los derechos populares, ser respetuoso de la voluntad del pueblo, equivalía a revolucionar el orden del régimen. Quien aceptara para sí la representación legítima del pueblo no podía dejar de ser revolucionario en el más completo sentido de las palabras. E Irigoyen fue un revolucionario integral. Lo fue por sus ideas, por sus sentimientos, por su conducta y hasta por su técnica de gobernante.


Escolios y falsificaciones sobre Scalabrini Ortiz. - Parte 2


La Compañía del Central Argentino recibió, por tanto, al final de las gestiones que detallaremos más adelante, una lonja de tierra al costado de sus vías de 10 kilómetros 392 metros de ancho y 333 kilómetros de longitud, que en total integran una superficie de 346.727 hectáreas en la zona más fértil de la República”[1].

Esa era la claridad y la menudencia con que Scalabrini estudiaba y denunciaba los negociados que Inglaterra hacía a través de su diplomacia, con la inestimable colaboración de los cipayos de nuestro suelo.

Scalabrini Ortiz, en su libro de dos Tomos, “Bases para la reconstrucción nacional” sostenía: “Primero fue un socialista, el doctor Sánchez Viamonte, quien propuso abolir toda estructura legal y dejar al país en el estado de horda. Después opinó un antiguo abogado de empresas británicas, el doctor Clodomiro Zavalía, y propició un sistema menos drástico: bastaba reimplantar las normas dictadas en 1853 y eliminar las pocas reformas introducidas en 1949. Luego dictaminó un abogado nacionalista, el doctor Bonifacio del Carril. Aseguró que la operación era más sencilla aún, porque la Constitución era única y no había dejado de estar en vigencia en ningún momento la sancionada en 1853. La ubicaba estas opiniones en el rincón de su página editorial tradicionalmente consagrada a los pensamientos matrices de la comunidad argentina, como la coordinación de transportes y el Banco Central. Las voces menores del periodismo hacían y hacen un coro estridente a la vociferada e imperiosa necesidad de reformar la Constitución (…) Pero la alharaca que se alza en torno a la reelección es una coartada de disimulo. Allí no están los huevos del tero (…) Los huevos del tero están en el artículo 40 de la Constitución Argentina. Es el artículo 40 el que se quiere eliminar, no el que se refiere a la reelección del presidente (…) Pero el artículo 40 sí es un obstáculo, una verdadera  muralla que nos defiende de los avances extranjeros y está entorpeciendo y retardando el planeado avasallamiento y enfeudamiento de la economía argentina. Mientras esté vigente el artículo 40, no podrán constituirse las sociedades mixtas, porque todo lo que se urde estará incurablemente afectado de inconstitucionalidad. Ni los transportes, ni la electricidad, ni el petróleo podrán enajenarse ni subordinarse al interés privado, con que se enmascara el interés extranjero, mientras permanezca en pie el artículo 40 de la Constitución Nacional”[2].

¿Pero qué decía el por entonces molesto e infranqueable artículo 40 que ahora se pretende ocultar y al que Scalabrini llamaba “bastión de nuestra soberanía?”[3] (aunque para ser estrictamente justos ningún gobierno de los llamados “peronistas” hizo nada para reestablecer la Constitución de 1949). La norma citada rezaba: “La organización de la riqueza y su explotación tienen por fin el bienestar del pueblo, dentro de un orden económico conforme a los principios de la justicia social. El Estado mediante una ley, podrá intervenir en la economía y monopolizar determinada actividad, en salvaguardia de los intereses generales y dentro de los límites fijados por los derechos fundamentales asegurados en esta Constitución. Salvo la importación y exportación, que estarán a cargo del Estado de acuerdo con las limitaciones y el régimen que se determine por ley, toda actividad económica se organizará conforme a la libre iniciativa privada, siempre que no tenga por fin ostensible o encubierto, dominar los mercados nacionales, eliminar las competencias o aumentar usurariamente los beneficios.

Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedades imprescriptibles e inalienables de la Nación, con la correspondiente participación en su producto, que se convendrá con las provincias.
Los servicios públicos pertenecen originariamente al Estado, y bajo ningún concepto podrán ser enajenados o concedidos para su explotación. Los que se hallaren en poder de particulares serán transferidos al Estado, mediante compra o expropiación con indemnización previa, cuando una ley nacional lo determine.


Escolios y falsificaciones sobre Scalabrini Ortiz. - Parte 1


 
En la senda de Scalabrini.

Insigne patriota y pensador nacional. Esta pequeña nota pretende clarificar algunos puntos de  su vida y obra como forma de rendirle un justo homenaje.

Mucho se ha escrito, y con seguridad se seguirá escribiendo sobre la vida y obra de ese ilustre argentino que se llamó Raúl Scalabrini Ortiz.

Este patriota fue uno de los más lúcidos pensadores nacionales que tuvo nuestro país. Con su aguda inteligencia, su fino análisis de los distintos actos jurídicos de la administración pública, pero sobre todo, del estudio de la incidencia de la política británica en nuestra tierra, Scalabrini se convirtió en un verdadero defensor de los derechos nacionales, y a su vez, en el más implacable fiscal de toda maniobra destinada a menoscabar el patrimonio nacional.

Fue entonces Don Raúl Scalabrini Ortiz, un abogado y fiscal de la Nación, en lo que hace a defender sus intereses y denunciar todas las maniobras operadas por el imperialismo, en particular por Gran Bretaña, para tener una Argentina dentro del esquema de la división internacional del trabajo, según el cual a Inglaterra le convenía que nuestro país desempeñara el papel de exportador de materias primas, e importador de manufacturas.

De esa manera los ingleses se aseguraban la colocación de sus excedentes de producción en nuestro mercado,  a la vez que se abastecía de alimentos. Lógicamente, con este esquema de comercio, la balanza de pagos de Argentina era  deficitaria ya que los términos de intercambio eran siempre favorables a la manufactura debido a  su correspondiente  valor agregado, generación de empleos y tecnología para los países productores, y perjudicial para los países generadores de materia prima.

Pero no terminaba allí la cuestión. Dada la particular geografía de nuestro territorio y la extensión del mismo, era necesario la creación de un medio de transporte que facilitara el envío de los productos ingleses hacia todo el país –con el lógico quebranto de cualquier intento de industria nacional a la que le resultaba imposible competir con los precios y calidad de la mercadería británica- y la concentración de las materias primas en el puerto de Buenos Aires para de allí ser transportadas a Inglaterra. Así fue que la Corona  ideó y concretó con el esfuerzo, el trabajo y el capital de los argentinos, los ferrocarriles que sin embargo, eran de propiedad inglesa (por las supuestas inversiones que estos realizaron para la obra). 
El trazado radial de las vías férreas pone en evidencia la necesidad de sacar la producción de materias primas hacia el mercado internacional, proceso que se complementa con el movimiento inverso; introducir al mercado interno, manufacturas provenientes desde Europa, o dicho sin rodeos, de Inglaterra. Y para mayor escarnio,  estos ferrocarriles que no sirvieron para el desarrollo de la Nación sino para su estrangulamiento, contribuyeron a constituir una ciudad portuaria rica y un interior del país pobre. Pero para mayor vergüenza nacional decíamos, el tendido de las vías férreas se realizó con increíbles ventajas para Gran Bretaña: “Es reprochable que se cedieran las tierras más feraces de la República, las más densamente pobladas, después de las aledaños de Buenos Aires, trabajadas por una población de propietarios radicada de tiempo atrás. Es reprochable que se los desposeyera de sus estancias a precios irrisorios para contribuir a la superganancia de los contratistas ingleses, pues como se verá, la diferencia entre el precio de expropiación y el precio mínimo fijado para su reventa por el Ferrocarril Central Argentino hubiera podido costear holgadamente la construcción del ferrocarril mismo. En el contrato se establece que: (Artículo 12).


martes, 13 de agosto de 2019

Marcelo T. de Alvear, entrevistado por Los Andes - Parte 2


Hombres del dinamismo espiritual, de la inquietud permanente y de la mentalidad vigorosa del doctor Alvear, cuya característica es la rapidez para captar ideas e interpretar propósitos, la sobriedad para hablar, no ofrecen grandes facilidades inmediatas a la curiosidad del periodista.
Cuando el periodista quiere, por el viejo recurso de la pregunta renovada, conocer opiniones determinadas, arranca declaraciones sobre temas que exigen la mayor prudencia o bucear hondamente en su alma vivaz.

Si a ello se añade la circunstancia de un viaje de gira política en que el paisaje nuevo, por un lado, y la convivencia social entre amigos y correligionarios, por otro, cautivan la atención del personaje motivo de la entrevista, la responsabilidad de la misión alcanza puntos muy altos especialmente si el reportero desea ser discreto frente a su interlocutor.
Pero con el doctor Alvear no puede haber fracaso. Sabe él que con pocas palabras puede sugerir todo lo que calla en obsequio a la brevedad (...).


Le abordamos en la estación de La Paz, ya cuando el tren rodaba hacia Mendoza, Al saludo de Los Andes respondió con amables expresiones de cortesía para nuestro diario.
Seguidamente nos dijo que en primer término, quería, por intermedio del mismo, saludar al pueblo mendocino con toda la cordialidad y el cariño que le profesa.
“Vengo –señaló– en gira pública con el honroso mandato que me ha conferido la convención máxima de mi partido y lo hago con los mismos bríos de cincuenta años antes”.

En esto, como en muchas otras cosas, el doctor Alvear demuestra la potencia espiritual, mental y física que deriva de su personal declaración. En verdad no da señales de cansancio (...). El público de las estaciones y lugares de tránsito comenta auspiciosamente esa manifestación de energía cada vez que el doctor Alvear sale a la plataforma para retribuir los saludos del público y para alentarlo con sus rápidas arengas.

“Diga usted en su diario –añade– que como candidato de mi partido a la Presidencia de la República espero el respeto del adversario, como lo he respetado en todas las circunstancias de mi vida pública y privada, especialmente cuando tenía en mis manos el poder de la Nación”.
Varios de lo acompañantes del doctor Alvear que escuchan estas palabras, nos incitan a no olvidar la indicación. 

En realidad, en esa manifestación radica la esencia, lo fundamental de la entrevista. Respetar a la democracia, respeto recíproco entre los adversarios políticos durante la campaña electoral y en todo instante de la vida y función de los partidos y los ciudadanos candidatos, comporta en primer término, cultura popular y significa, asimismo, respeto por los derechos que acuerdan la Constitución y las leyes para que la democracia argentina se mueva dentro de la órbita de todas las garantías. 
Significa acatamiento de la voluntad popular libremente expresada por el órgano del comicio con sujeción a las normas de la ley Sáenz Peña. Todo esto sugiere la recomendación de doctor Alvear, y a fe que no es necesario que la amplifique expresamente.

(...) Necesario es que digamos que el doctor Alvear, en su carácter de entrevistado, sólo ha querido concretarse a Mendoza, a su pueblo, a sus industrias, a su belleza, a su tradición de patriotismo y a su democracia. Después de esto, la alternativa del viaje puso término a la breve conversación periodística. El convoy se detiene en una estación del camino. Un núcleo de ciudadanos sube al coche reservado y uno da ellos, visiblemente entusiasta, le dice al doctor Alvear: “Que la presidencia sea para Usted, doctor Alvear”. Y este, agradeciendo, responde: “Que la ejerza yo, pero para ustedes”.



lunes, 12 de agosto de 2019

Marcelo T. de Alvear, entrevistado por Los Andes - Parte 1




En 1937, el líder radical y ex presidente de la Nación arribó a Mendoza para una gira proselitista.
El 12 junio de 1937, el expresidente y candidato a ese puestoMarcelo T. de Alvear llegó a Mendoza para realizar su campaña con miras a las elecciones del 5 de setiembre. 

Era la primera vez que un expresidente argentino y candidato presidencial visitaba la provincia para ganarse el voto de miles de mendocinos, en una campaña en la que el fraude electoral era moneda corriente.

Los Andes tuvo la posibilidad de entrevistarlo y dejó plasmado en sus páginas el pensamiento de uno de los personajes políticos más destacados de su tiempo.

Ese mismo día, Alvear y su comitiva iniciaron una marcha en automóvil por varias ciudades del Este y por Maipú y Guaymallén.La marcha concluyó en Ciudad, donde por la tarde se realizó un multitudinario acto en calles San Martín y Córdoba.

Posteriormente, el candidato presidencial se alojó en el Plaza Hotel. Al día siguiente, lo esperaba una ajetreada actividad política que incluía la visita a varios lugares de la provincia como el Cerro de la Gloria, Maipú y Luján de Cuyo.

A las 10, el líder político visitó el Cerro de la Gloria, en donde colocó una ofrenda floral. Después partieron hacia Maipú para conocer la bodega Giol y luego viajó a Chacras.

En aquella comitiva se encontraba el candidato a la vicepresidencia Enrique Mosca, el doctor Honorio Pueyrredón; el presidente de la Cámara de Diputado, Carlos M. Noel; los diputados José Tamborini, Víctor Guillot y otros políticos nacionales y locales.
 Tras el almuerzo, el jefe nacional del radicalismo recibió a delegaciones políticas, estudiantiles, obreras y representantes de colectividades extranjeras. 
A la madrugada del 14, el candidato Marcelo T. de Alvear partió rumbo a la provincia de San Juan para proseguir su campaña. 

Durante las elecciones presidenciales del 5 de setiembre, los candidatos oficialistas Roberto M. Ortiz-Ramón Castillo, vencieron a la fórmula opositora Marcelo T. de Alvear-Enrique Mosca.

El 12 de junio, Alvear llegó muy temprano desde Buenos Aires a la Estación de La Paz, en donde un periodista de este diario lo abordó antes de seguir su viaje hacia San Martín. Así se manifestaba en este memorable reportaje:

“Que la ejerza yo, pero para ustedes”