martes, 30 de septiembre de 2014

Dardo Rocha - El fundador y algo más... – Parte 3


Como último acto importante de su gestión. el 24 de agosto de 1880, Avellaneda envió al Congreso el proyecto de federalización del municipio de Buenos Aires. Rocha fue miembro informante de la Comisión de Negocios Constitucionales y por supuesto, habló en favor de la idea presidencial. El 21 de septiembre fue sancionado y remitido a la Legislatura provincial para su ulterior aprobación. 

La ley sancionada establecía que la Nación tomaba a cambio del Municipio, la deuda externa de la provincia y pagaría a esta, una indemnización por los edificios y obras públicas de la ciudad que le hubiesen pertenecido. La ley de cesión fue sancionada en la legislatura provincial el 26 de noviembre y promulgada el 6 de diciembre, con lo cual se cerraba este largo capítulo de la historia argentina.

Concretada la cesión de Buenos Aires, Rocha, quién contaba con el explícito apoyo de Roca, fue electo sin oposición gobernador de la provincia, siendo vicegobernador Adolfo Gonzales Cháves. Al tomar posesión del cargo, el 1º de mayo de 1881, expresó que la nueva capital debería necesariamente ser algo más que un simple centro administrativo de escasa relevancia y difícil desenvolvimiento. Por decreto de 4 de mayo fijó las condiciones que debía ofrecer la localidad o lugar que se destinase a la capital provincial, siendo excluyente la facilidad de acceso a vías de comunicación, tanto con el interior como el exterior del país, haciendo visible la proximidad a una vía navegable de importancia, pudiéndose ligar con las redes camineras y ferroviarias troncales de la nación. Para cualquier observador era evidente que la nueva capital debía tener una posición similar a la de Buenos Aires. Abreviando este asunto, diremos que se tomó la decisión de levantar la nueva capital en las Lomas de la Ensenada y la misma fue fundada con el nombre de La Plata el 19 de noviembre de 1882.

Rocha gobernó la provincia de Buenos Aires hasta el 1º de mayo de 1884 cuando fue sucedido en el cargo por el Dr. Carlos D'Amico. Se esperaba, por el prestigio alcanzado por el gobernador saliente que sería candidato oficial y futuro presidente en 1886; sin embargo, serias desavenencias con Roca por una parte, y por el fuerte aparato montado en el interior del país por Juárez Celman, derribaron esas expectativas. La dupla Rocha-Benjamín Gorostiaga renunció a sus aspiraciones a favor de Manuel Ocampo, que resultó derrotado por el aparato oficialista en 1886. Rocha se convirtió nuevamente en Senador Nacional por Buenos Aires, cargo que desempeñó entre mayo de 1884 y abril de 1892. 

En ese año, al retirarse del alto cuerpo legislativo, dio por terminada de hecho su carrera pública. Sin embargo, habría de representar a la República en dos ocasiones, como ministro en Bolivia tratando sobre cuestiones de límites y en misión presidencial frente al gobierno de la República del Paraguay. Fue también el primer Rector de la Universidad Provincial de La Plata creada en 1897, la cual fuera nacionalizada en 1905 dando origen a nuestra actual alta casa de estudios. Fue también conjuez de la Suprema Corte de la Nación por varios años y actuó como presidente del Jury de enjuiciamiento. En 1898 fue miembro de la Convención reformadora de la Constitución Nacional.

Dardo Rocha falleció en su casa, hoy desgraciadamente demolida, que se hallaba situada en Lavalle 835 de la ciudad de Buenos Aires, el 6 de septiembre de 1921. Su entierro fue una manifestación del profundo y sincero pesar que causó el deceso de este eminente ciudadano. La concurrencia al entierro se calculó en 3000 personas y hablaron en el acto el Ministro de Gobierno de Buenos Aires, Obdulio Siri, el Comandante Bradley por el Centro de Guerreros del Paraguay; el Intendente Municipal de La Plata, Dr. Enrique Rivarola; el Dr. Mariano de Vedia y Mitre, el Dr. David Peña y otros conocidos personajes. Sus restos fueron inhumados, por expreso pedido de Rocha del día anterior al fallecimiento, junto a su esposa en el cementerio de la Recoleta. El 19 de noviembre de 1940, los restos de Rocha y su esposa fueron trasladados a la cripta existente en la catedral de La Plata donde hoy descansan. 


por Fernando Enrique Barba


Dardo Rocha - El fundador y algo más... – Parte 2



-Señor gobernador, traigo este oficio del general en jefe -dijo Rocha. El gobernador tomó el pliego con indiferencia y no parecía muy interesado en imponerse de su contenido, cuando reaccionando preguntó vivamente:

-¿De qué general en jefe?

-Del general en jefe del ejército de operaciones -contestó Rocha

La llegada de estas noticias tranquilizaron al gobierno y acentuó aún más, la intolerancia hacia el presidente de la Confederación, general Urquiza, tema que aquí soslayaremos por cuestiones de espacio. Al reiniciarse en 1861 la guerra entre la Confederación y Buenos Aires se alistó nuevamente como Teniente 1º en el 2º Batallón del Regimiento 1º de Guardias Nacionales y con el mismo participó en la batalla de Pavón el 17 de septiembre del mismo año. Pacificado el país con el fin de la guerra fratricida, Rocha reinició nuevamente sus estudios, recibiéndose de abogado en 1863, a la edad de veinticinco años. Como expresa Blasi, la tesis doctoral trató sobre "La ley federativa como única competencia con la paz y la actual libertad humana" y fue presentada el 28 de mayo y el 19 de noviembre de ese año se incorporó a la Academia de Jurisprudencia, aprobando su admisión con un brillante examen.

Iniciada la guerra del Paraguay, Rocha abandonó su cargo de Fiscal de la Marina y se incorporó como Sargento Mayor comandante del 5º Batallón de la segunda división "Buenos Aires", que formaba parte de la cuarta brigada. Participó del combate de Pehuajó el 31 de enero de 1866, donde el comandante Carlos Keen murió en la carga y Rocha ocupó de inmediato su puesto, distinguiéndose por su valentía. Muerto su caballo con un balazo en la cabeza, hecho que seguramente salvó la vida a Rocha, éste se levantó y avanzando espada en mano al frente del 5º gritó: " ¡Adelante muchachos¡ ¡Viva Buenos Aires¡". Al frente de dicho batallón, Rocha realizó el pasaje del río Paraná por el Paso de la Patria y en la toma de la batería de Itapirú producida entre el 16 y 17 de abril de 1866, combatió en Estero Bellaco, Tuyutí y Curupaytí, donde fue herido de consideración y como consecuencia de ello debió retornar a Buenos Aires para su cura.

A su regreso fue electo, en 1864, diputado a la Legislatura bonaerense, cargo que desempeñó hasta 1870. Fue asimismo Oficial Mayor de la secretaría de Negocios Constitucionales y luego subsecretario en el Ministerio del Interior, durante la presidencia de Sarmiento. En 1873 fue elegido diputado Nacional y al año siguiente obtuvo la banca de Senador Nacional por Buenos Aires. Su acción como legislador fue muy importante; vinculó su nombre a numerosas iniciativas relacionados con el desarrollo provincial y nacional, entre ellas el estudio para la navegación del río Bermejo, aumento de la artillería del ejército, aranceles aduaneros proteccionistas, ley de patentes de invención, préstamo de dinero de la provincia a la Nación para paliar los efectos de la crisis de 1873. Fue senador nacional desde 1874 hasta el 1º de mayo de 1881, fecha en que se hizo cargo del gobierno de la provincia, ocupó la presidencia del Senado con carácter provisional en 1877 y la vicepresidencia en 1879.

Formó parte de la Convención provincial de 1870-1873 reformadora de la constitución del Estado de Buenos Aires de 1854 teniendo importante participación en la discusión relativa a las cuestiones relacionadas con la ley electoral. Se destacó como uno de los jefes del partido Autonomista de Adolfo Alsina, y luego se convirtió en figura importante del Partido Autonomista Nacional que apoyó a Roca para la presidencia en 1880. Es sabido que la llegada de Roca y el proyecto de éste sobre federalizar la ciudad de Buenos Aires, llevó a la revolución de Carlos Tejedor, gobernador de Buenos Aires, en 1880.


Dardo Rocha - El fundador y algo más... – Parte 1



Cuando a cualquier platense se le pregunta quién era Dardo Rocha enseguida responde que el fundador de La Plata; pero generalmente su conocimiento sobre nuestro personaje no pasa más allá. Lo mismo sucede en la historia argentina en donde es conocido por el mismo hecho, sin duda de importancia trascendental en la vida institucional tanto de la provincia como en la de la Nación. 

Precisamente, al ubicarlo casi exclusivamente como "el fundador" ha hecho que su figura y trayectoria no mereciera ser estudiada por profesionales de la historia quienes, en su mayoría, desconocieron o soslayaron al menos, la multifacética figura de Rocha. De hecho, sólo dos autores han escrito específicamente sobre él, en 1940 Octavio Amadeo y recientemente la investigadora platense Hebe Blasi ha hecho un magnífico trabajo sobre el fundador.

En efecto, la vida, la obra y las acciones han quedado empalidecidas por la fundación de la nueva capital de la provincia de Buenos Aires; sin embargo, éste episodio sólo ocupó un breve espacio de su amplia trayectoria pública que abarcó la política, la educación, el periodismo y la milicia.

Nació en la ciudad de Buenos Aires el 1º de septiembre de 1838, siendo sus padres el coronel Juan José Dardo Rocha y Juana Arana. En dicha ciudad cursó los estudios primarios y secundarios para luego incorporarse a la Universidad para estudiar la carrera de Derecho. Mientras así lo hacía también se daba tiempo para incursionar en el periodismo. En 1857 editó el semanario La Nueva Generación y también colaboró en 11 de Septiembre y La Espada de Lavalle; simultáneamente comenzó a militar en la política dentro del seno del oficialismo que defendía los derechos de Buenos Aires frente a la nación, siguiendo las ideas que motivaron la revolución del 11 de septiembre de 1852. Esta militancia se vio continuada lógicamente en el autonomismo nacido como consecuencia de la ruptura del partido Liberal en 1862.

Sus estudios fueron interrumpidos en 1859 debido a la ruptura de relaciones y posterior guerra entre el Estado de Buenos Aires y la Confederación Argentina. Se incorporó entonces a la escuadra porteña en calidad de Teniente de Marina y secretario del jefe de la misma, el coronel Antonio Susini. Luego de la derrota de Mitre en la batalla de Cepeda, el 23 de octubre, la angustia ganó a la mayor parte del pueblo y gobierno de Buenos Aires. 
A la tarde del 25 llegó a la ciudad de Buenos Aires el teniente Dardo Rocha, con pliegos desde San Nicolás, de donde había partido el día anterior. Navegó sin descansar, arribó a San Fernando, allí consiguió caballo, y al oscurecer entraba a gran galope por las calles porteñas, después de 32 horas de viaje. Relata Cárcano que halló al gobernador Valentín Alsina en su domicilio acompañado de Manuel José Guerrico.


sábado, 27 de septiembre de 2014

Los caseríos y los puentes del Vega


Según explica Ricardo Ostuni en la revista Historias de la Ciudad, "la tradición quiere que un antiguo poblador ribereño le haya legado el nombre. La revista Fray Mocho publicó en 1912 la fotografía de un centenario ombú sombreando el rancho del Viejo Vega a las orillas del arisco arroyo, conocido también como San Martín y Blanco Encalada".

A cauce abierto fue un arroyo peligroso por sus desbordes, que solían arrastrarlo todo a su paso. En 1869, la Corporación Municipal aprobó la apertura de una zanja que permitiera dar la salida a las pestilentes aguas estancadas luego de las inundaciones.

Recién quince años más tarde se dispuso nivelar el terreno y practicar desagües a lo largo de su recorrido, tarea que estuvo a cargo del ingeniero Armando Saint-Yves.

En las memorias del intendente Bollini (1890/92) puede leerse sobre el primer intento de canalización que no llegó a concretarse: "Me di cuenta del peligro que para el lugar y para las aguas corrientes ofrecía el Arroyo Vega que desemboca en el río a corta distancia del punto de toma".

"Concreto es su malísimo estado, causado por el desagüe de las fábricas instaladas en el Bajo Belgrano. Pretendí llevar a cabo la canalización, para nivelar y facilitar su desagüe pues por él corren las aguas pluviales de una gran extensión de la Capital de la parte limítrofe de la Provincia de Buenos Aires. Como no se entregara por el gobierno la draga solicitada, nada se hizo. Ordené enseguida se cortasen los caños de las fábricas y se desconoció la medida pues no existe ley en qué apoyarla.
VIDA POBRE
Su curso estaba poblado por pobres caseríos. En Blanco Encalada entre Miñones y Artilleros se encontraba el almacén y despacho de bebidas "La Miseria", en obvia alusión a su imagen.
Cerca de allí, sobre la misma calle Artilleros, sobre una de las márgenes del puente "El Aburrido", se levantaba "El Palacio de Cristal", sarcasmo con el cual se conocía un conventillo de latón en cuyos dos pisos y en treinta habitaciones, vivía un conglomerado de familias rusas e italianas.

Recién en 1912, después de las grandes inundaciones del año anterior -donde el agua sobrepasó el metro y medio de altura por sobre el puente de Cabildo y Blanco Encalada -, comenzaron las primeras obras de canalización y desagües.



viernes, 26 de septiembre de 2014

Historia Clínica - Capítulo 9: Alfonsina Storni (Completo)

Andanzas del arroyo Vega – Parte 2


Su curso estaba poblado por misérrimos  caseríos. En Blanco Encalada entre Miñones y Artilleros se encontraba el almacén y despacho de bebidas “La Miseria”, en obvia alusión a su imagen. Cerca de allí, sobre la misma calle Artilleros, sobre una de las márgenes del puente “El Aburrido”, se levantaba “El Palacio de Cristal”, sarcasmo con el cual se conocía un conventillo de latón en cuyos dos pisos y en treinta habitaciones, vivía un conglomerado de familias rusas e italianas.

Recién en 1912, después de las grandes inundaciones del año anterior –donde el agua sobrepasó el metro y medio de altura por sobre el puente de Cabildo y Blanco Encalada –, comenzaron las primeras obras de canalización y desagües, que estuvieron a cargo del agrimensor Luis Gotusso, del Departamento de Obras Públicas de la Municipalidad. Lasobras se llevaron hasta la calle Migueletes en la zona conocida como “La vuelta del Pobre Diablo”, ensanchándose la calle Blanco Encalada desde avenida Del Tejar hasta las vías del ferrocarril. El proyecto original contemplaba convertir aquella arteria en una hermosa avenida que “diera un nuevo impulso al valor, al comercio y a la comodidad además de embellecer notablemente una parte no pequeña de la parroquia…”, pero la mayoría de los vecinos no estuvieron de acuerdo. De todos modos sobre la calle Blanco Encalada se colocaron siete puentes para peatones en los cruces con Cramer, Vidal, Moldes, Amenábar, Obligado, Cuba y Arcos. Eran puentes de hierro con un sistema de pivote que permitía girarlos y colocarlos paralelos a las veredas.

Las obras de canalización del Vega siguieron a ritmo muy lento. En 1915 una comisión de vecinos presidida por el señor H. Heuss se entrevistó con el intendente Arturo Gramajo reclamándole la exoneración del pago del 40 % del afirmado de la calle Blanco Encalada porque la zona no había mejorado su desventajosa situación en los días de lluvia. En todas las Memorias municipales hasta 1933, se advierte la preocupación por la insuficiencia de los trabajos realizados.
Todavía por 1934 un buen trecho del Vega, desde su nacimiento hasta Olazábal y Zapiola, corría a cielo abierto. El entubamiento se concluyó en 1941 pero ya se sabía de la necesidad de nuevas obras. En 1936 se había previsto la construcción de un conducto aliviador que arrancaría en Amenábar y Sucre y otras obras complementarias que no se realizaron. En 1985 se produjo una de las lluvias más extraordinarias de que se tenga registro en la ciudad: cayeron cerca de 400 milímetros en algo más de 24 horas. La calle Blanco Encalada se convirtió en un verdadero río cuya fuerte correntada destrozó vidrieras y arrastró vehículos a su paso. El crecimiento edilicio superó todos los cálculos realizados en 1936 para el entubamiento definitivo del arroyo.
El arroyo Vega tiene, además, su anecdotario. El 18 de mayo de 1934 el ingeniero de Obras Sanitarias de la Nación don Francisco Terrone realizó una visita de inspección al conducto. A unos 500 metros de su desembocadura, sobre  una de las paredes se veía una construcción. Era una compuerta de unos ochenta centímetros de lado, herméticamente cerrada, que no formaba parte de la obra original. Efectuada la denuncia del hecho, la policía localizó en un galpón situado en Monroe y Húsares el acceso a dicha compuerta. La propiedad era de don Alejandro Orezzolli (alias “Churrinche”), uno de los cuidadores de caballos más prestigiosos de los años 20. Hombre de don Benito Villanueva, solía hacer en su quinta llamada “Unión Nacional”, memorables asados políticos.

Presumiblemente la construcción se habría utilizado para la entrada de mercadería contrabandeada por el río, aunque don Alejandro Orezzolli declaró que la casa la había adquirido en recién en 1932 y nada sabía del asunto. Como es de suponer, el tiempo se encargó de aletargar la investigación y todo quedó como una de las tantas anécdotas lugareñas.
Aún hoy, cuando las lluvias son muy intensas, el arroyo suele causar problemas. Al momento de escribir esta nota (1), el Gobierno de la Ciudad está encarando la construcción de un canal aliviador a lo largo de la calle Monroe, para poner fin a las conflictivas andanzas del Vega.

(1) Año 1999.
Foto: El arroyo Vega en su cruce con la calle Húsares.
Nota tomada de la revista Historias de la ciudad, Nº 1, setiembre de 1999.

http://serdebuenosayres.blogspot.com.ar/2011/03/andanzas-del-arroyo-vega.html 

Andanzas del arroyo Vega – Parte 1


(De Ricardo Ostuni)

La tradición quiere que un antiguo poblador ribereño le haya legado el nombre. La revista Fray Mocho publicó en 1912 la fotografía de un centenario ombú sombreando el rancho del Viejo Vega a las orillas del arisco arroyo, conocido también como San Martín y Blanco Encalada. En el plano de Buenos Aires publicado por Adolfo Sourdeaux en 1850 aparece trazado el curso del Vega: nace en la zona de La Paternal por la convergencia de diversos zanjones de desagüe de Villa Urquiza, Belgrano y Chacarita; atraviesa en diagonal las actuales calles Chorroarín y Donato Álvarez hasta Holmberg; allí tuerce hacia Juramento en dirección de Estomba por donde zigzaguea hasta Mendoza y Superí. En este cruce su cauce retoma por Juramento hasta Conde y luego, en sesgo, hasta Freire y Echeverría desde donde regresa en dirección de Blanco Encalada. De allí sigue una línea más o menos recta hasta Húsares y Monroe para desembocar en el Río de la Plata, al norte de la Ciudad Universitaria, por cinco salidas de 4,80 metros de altura. Su cuenca tributaria abarca unas1.600 hectáreas.


A cauce abierto fue un arroyo peligroso por sus desbordes, que solían arrastrarlo todo a su paso. En 1869, la Corporación Municipal aprobó la apertura de una zanja que permitiera dar la salida a las pestilentes aguas estancadas luego de las inundaciones. Recién quince años más tarde se dispuso nivelar el terreno y practicar desagües a lo largo de su recorrido, tarea que estuvo a cargo del ingeniero Armando Saint-Yves. 

En las memorias del intendente Bollini (1890/92) puede leerse sobre el primer intento de canalización que no llegó a concretarse: “…me di cuenta del peligro que para el lugar y para las aguas corrientes ofrecía el Arroyo Vega que desemboca en el río a corta distancia del punto de toma. Concreto es su malísimo estado, causado por el desagüe de las fábricas instaladas en el Bajo Belgrano. Pretendí llevar a cabo la canalización, para nivelar y facilitar su desagüe pues por él corren las aguas pluviales de una gran extensión de la Capital de la parte limítrofe de la Provincia de Buenos Aires. 

Como no se entregara por el gobierno la draga solicitada, nada se hizo. Ordené enseguida se cortasen los caños de las fábricas y se desconoció la medida pues no existe ley en qué apoyarla… A pesar del tiempo transcurrido, de mis reiterados pedidos y de las quejas del vecindario, nada se ha resuelto que no sean consejos y recriminaciones de la Municipalidad que es la primera que ha hecho notar el peligro para el vecindario y que nada hacen por falta de autoridad…”

jueves, 25 de septiembre de 2014

“EL AVANCE DE LA FRONTERA-VIAS DE CIRCULACION: LAS RASTRILLADAS” - Parte 7



Organización económica.

Las tribus provenientes de Chile y que se instalaron en el Desierto, practicaron la agricultura, y recogían frutos, como  papa,  maíz, quinua. Después de la llegada de los españoles se hicieron plateros, alfareros. Las mujeres confeccionaban cestas y tejían ponchos o mantas. Pero al transponer el cordón andino fueron abandonando aquel género de vida sedentaria y se dedicaron a la caza de guanacos, avestruces, caballos salvajes y otros animales, porque la zona les ofreció todo lo necearlo para su subsistencia sin necesidad de cultivarlo; fueron adquiriendo las costumbres nómades de los grupos que iban desalojando en su avance.
E.S. Zeballos en "Viaje al país de los araucanos", afirma que "bajo las tolderías que recorrió, fue encontrando utensilios, instrumentos y armas; fuentes, platos, cucharas, morteros, trabajos en cuero para arreos de cabalgaduras, tejidos, pesados arados de gruesos troncos de caldén...". Consideraba que todo aquello provenía de la habilidad indígena, pero muchos de los objetos surgen del intenso intercambio comercial que sostenían durante el tiempo de paz. "En Traru Lauquen, continúa Zeballos, hubo una platería... los trabajos revelan una preparación artística primitiva... todo está representado en la fantasía del platero araucano, desde el jaguar del monte hasta la nube de los cielos... desde la cruz hasta el tocado oriental...» Poseo mas de doscientas piezas preciosa de plata fundida en el desierto..." "Tallan, pulen, labran otros materiales como huesos y substancias córneas, todas las artes, menos la platería, son ejercitadas por las mujeres juntamente con el cultivo de la tierra, cuidado de los ganados y quehaceres(!domésticos. Éstas fueron hábiles en la fabricación de ponchos, mantas de pieles de guanacos, nutria, o tejidos en lana de trama muy tupida de vistosos colores, que impedía la penetración del agua...".
           
Muchos de estos elementos eran utilizados para el intercambio que mantenían tanto con los chilenos a través de los pasos de la cordillera, como con otras provincias limítrofes: Buenos Aires, Córdoba,  San Luis, a través de comerciantes ambulantes.
Cuando saqueaban los campos conducían millares de animales a través de los pasos de la cordillera y los vendían a terratenientes de lazona sur de Chile, en las provincias "Talca, Maule, Nuble, Concepción, Arauca y Valdivia", menciona Julio A. Roca, en un articulo publicado en el diario La República, en Buenos Aires, en abril de 1878 (18). Este comercio se mantenía tan en forma intensa desde la batalla de Maipú, en 1818, en que fueron derrotados los españoles. Los que no se rindieron, fueron instalándose en las provincias del sur de Chile, y para subsistir continuaron Instigando a los indígenas en el comercio ilícito del ganado, que les reportaba Importantes ganancias.

1) Lugares de intercambio: La amplia zona fronteriza constituyó el lugar habitual de intercambio. 

En el siglo XVIII, en la naciente del río Chapaleufú, en la provincia de Buenos Aires, en donde se Realizaba una especie de feria donde se exponían diversos productos, tanto por los traficantes blancos como indígenas,


Los sitios variaron a medida que se ampliaba y penetraba la frontera y cerca de los fortines se instalaron pulperías, bazares, también constituyeron centros de intercambio.
Los vendedores ambulantes solían aventurarse dentro del habitat indígena transportando sus productos en carros y carretas, algunas veces solos o sino junto al avance militar. Existe una población ubicada en el departamento de Loventué, llamada ''Carro Quemado”, que debe su nombre al carro de un "mercachifle", que fuera incendiado en ese sitio por los Indígenas.                                               ,
        Otro lugar habitual a donde se concentraban para realizar los intercambios estaría en la zona de Puelén, nudo de rastrilladas y al noroeste, cerca de Ruta Ranquilcó, en la Sección XXI.....


______________

(7)   FALKNER,”Descripción de la Patagonia”
(8)   ALSINA, “Memoria Sección VII”
(9)   MANSILLA,”Una excursión...” p.116
(10) ALSINA, “Memoria Sección VII”
(11) ZEBALLOS, “Viaje al País de los Araucanos” p. 204
(12) BRALY, “Memoria Sección IX”
(13) MANSILLA,”Una excursión...”p.116
(14) RUEZ,”Los indios araucanos...” Cap. XI, p.41
(15) RUEZ, Oc. cip.
(16) ZEBALLOS, “Callvurucá y...”p.175
(17) ZEBALLOS, “Painé y ...” p.49
(18) MASSA,”Historia...” T.II p.50
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Prof. Milna C. Marini de Díaz Zorita
(*)  Universidad Nacional de La Pampa  Facultad de Ciencias Humanas    “EL CENTENARIO DE LA CONQUISTA DEL DESIERTO”    Archivo Histórico Provincial 

miércoles, 24 de septiembre de 2014

“EL AVANCE DE LA FRONTERA-VIAS DE CIRCULACION: LAS RASTRILLADAS” - Parte 6


La disciplina militar, en general, no fue tan rigurosa dado el concepto de libertad tan arraigado que tenían.
Todos aquellos no comprendidos en la categoría de gente de pelea, formaban la “chusma”, término reconocido y mencionado en los partes militares de los comandantes del ejército.

El cacique general era elegido vitaliciamente; por lo tanto, poseía influencia como para asegurar a su hijo, la sucesión en el cargo, así, al convertirlo en hereditario, se organizaron verdaderas dinastías como la de los Zorros, y la de los Piedras.
Recordamos, por  otra parte, que en la época del gobierno de Calfucurá (Cullvu: azul y curá: piedra ), se consideraba a la monarquía revestida de un carácter divino: “... a él lo había echado Dios al mundo como principal de los caciques de su nación...", pero su autoridad se sentaba en principios democráticos: "...en la voluntad de aquellas indiadas que eligiéndolo su jefe estaban hasta su muerte...”
       
Producida la muerte de Calfucurá en 1872, el trono le correspondía al hijo mayor de este: José Mlllaqueu-Curá, pero una Asamblea o Parlamento general, reunido en Chillhué se Opuso. Se reunieron doscientos veinticuatro caciques representantes de todos los grupos pampas, y decidieron que el mayor no reunía las condiciones suficientes de “ firmeza de carácter, inteligencia, arrojo ". Después de ocho días de acaloradas discusiones, votaron por otro hermano, Manuel Namuncurá, que gobernaría junto a dos hermanos más, Integrando un Triunvirato" (16). Esto demuestra que las necesidades políticas les autorizaba anular la sucesión natural e imponer la voluntad a través del Parlamento que en cierta forma fiscalizaba el poder central.

Como jefe militar, el cacique, planeaba el movimiento de la tribu: en una reunión determinaba el objetivo hacia donde se dirigiría el malón, en la noche de luna llena y luego, antes del ataque, escondían sus armas en los cañaverales y pastizales cercanos, para no ser vistos por los posibles pobladores. En la última etapa realizaban ataques sorpresivos, previa exploración del sitio por los indios “bomberos”, que controlaban la actividad de sus enemigos.
Al retirarse el malón “ los grupos marchaban cantando” gozosos los unos , negligentemente dormidos los otros sobre los caballos, llevando la lanza a la rastra, atada a la muñeca por un tiento de potro fijo en el regatón: "...a la derecha y a la izquierda iban los arreos: caballos, yeguas, mujeres prisioneras, perros...” (17).

La habilidad del indígena para explorar, aproximarse o retirarse, sin ser visto, ocupando árboles, colinas como mangrullos o clocándose dentro de los pastizales, así como el total dominio que tenía del terreno, utilizando los caminos más cortos y seguros, evitando guadales o lugares de difícil tránsito, indican su audacia, ejemplifica en  miles de oportunidades por los viajeros o militares que penetraron en su habitat.

“EL AVANCE DE LA FRONTERA-VIAS DE CIRCULACION: LAS RASTRILLADAS” - Parte 5



Formas de asentamiento: toldos


La continua movilidad de las tribus que habitaba el Desierto, determinó que sus viviendas fuesen fácilmente transportables y consistían en “ una gran cubierta de cueros tendidos sobre un armazón de 2, 3 o 4 caballetes paralelos puestos en orden de altura decreciente desde el que constituye la entrada, que es el más alto, hasta el más bajo que queda al fondo ... Una cortina de cuero cubre la entrada, interiormente esta vivienda se dividía en compartimentos con cueros que servían de habitación a cada matrimonio. Las camas eran de pieles, pero los mayores, y los niños pequeños descansaban en cunas suspendidas.

Al penetrar los araucanos a  la zona del Desierto asimilaron las características de aquellos primitivos "cazadores de guanacos”, como lo afirman los estudios realizados por L. Palavicino en "Áreas y capas culturales", ejemplificados con la descripción que transcribimos del libro "Una excursión a los indios ranqueles", de L.V. Mansilla,  cuando éste visitara las viviendas: “ ...un toldo es un galpón de madera y cuero. Las cumbreras son de madera; el techo y las paredes de cuero de potro cosido con vena de avestruz.     El mojinete tiene una abertura; por allí sale el humo y entra la ventilación. Todo el toldo está dividido en dos secciones de nichos de derecha a izquierda, como camarotes de un buque. En cada nicho hay un catre de madera, con colchones de pieles de potro colgados en los pilares de la cama. En ellos los indios guardan sus cosas. En cada nicho pernocta una persona ...” (13)
          
El grupo de varios toldos, más a menos alineados pertenecían a una o dos familias constituidas por el jefe o cacique y sus mujeres e hijos.
3.- Géneros de vida
c.- Organización social, política, militar indígena

Las tribus que habitaban la zona que estudiamos. reconocían la autoridad de un cacique general, "opogul man" hombre valiente, de la nación o agrupación de varias tribus de la misma sangre, como la de los ranqueles o de los voroganos.


La tribu reunía a los pertenecientes a determinada rama de la organización precedida de un cacique común, y la familia consistía en la reunión de diversos integrantes bajo la autoridad de un capitanejo, jefe o “quenoken”. En consecuencia existían tres autoridades: el cacique general de la nación; los caciques comunes y los capitanejos. To­dos estos cargos eran producto de una elección directa y de carácter vitalicio, en la que intervenía los indígenas mayores de edad.
 El cacique estaba encargado de los negocios de interés del grupo, como por ejemplo, las relaciones con otra tribus vecinas o con los blancos. Esto "implicaba cierta capacidad de gobierno y noción clara de aprovechamiento de las energías individuales y colectivas, para mantener su independencia ...” (14) Se ocupaba, también, del mantenimiento del lugar de la residencia o de la necesidad de variar el sitio, delimitaba la zona de influencia de su toldería. “ La autoridad, si bien lo habilitaba hasta para disponer de la vida de sus súbditos, dependía del aciertos de sus iniciativas o de la gestión por el bienestar de la comunidad...” (15).
En época de guerra se aliaban las tribus y elegían un general en jefe que dirigía las operaciones, llamado “elemen” o “apu”. Era elegido entre los caciques mayores o que mejor conociera la región, o al enemigo, y finalizada la guerra cesaba en sus funciones. Esta costumbre se mantuvo especialmente en el período de resistencia al avance blanco.

El pueblo lo constituía la totalidad de la raza, pero existían dos categorías de individuos: la gente de “pelea” y la “chusma”. Indio de pelea era el “kona”, varón desde los 14 a los 50 años, lancero, soldado, que agrupado de a diez o a treinta constituía la “unidad de mando”, de un capitanejo a quien le debían fidelidad. Todos dependían de un jefe que era “cacique” de la agrupación tribal o “gul man”.

martes, 23 de septiembre de 2014

“EL AVANCE DE LA FRONTERA-VIAS DE CIRCULACION: LAS RASTRILLADAS” - Parte 4


Fue una etapa estratégica de la larga ruta a Chile, largamente defendida por los indígenas. Estos, al ser paulatinamente expulsados de la zona, se atrincheraron en la región de los montes, como Mari Mamull o "Diez árboles", en el Departamento de Guatraché, cercano a una salina. Allí se instaló alrededor de 1884, la primera estación telegráfica de la provincia.

Otros centro de los vorogas fue Chillhué o "Laguna de las gaviotas", como lo traduce Stieben, muy importante por la abundancia de estas aves, se encuentra en el actual "Valle Argentino". Con esta denominación se conoce una porción del Valle Maracó Chico, designación dada por los militares que recorrieron la zona en 1879, en oposición a la conocida como Nuevo Chile mencionada por Namucurá al retirarse de Salinas Grandes.

En la zona del valle Quiña Malal o "cerco de totoras" (Stieben), "corral de cortaderas" (Vuletin), se encuentra la laguna Traru Lauquen o "del carancho", en el departamento de Utracán. Este se alimentaba de los manantiales que se originaban en el drenaje los médanos ubicados en la margen norte del valle, Actualmente solo recibe agua de lluvias y vertientes muy cercanas; allí acampó el  General Levalle en mayo de 1879, por cuyo motivo fue declarado lugar histórico.

En el año 1881, desde GuamInÍ, los agrimensores Urely y Virasoro, Iniciaron la marcha para realizar la mensura correspondiente a la zona. Transcrlblmos el encuentro que tuvo su ayudante, Cipriano Albret, con los Indios que merodeaban el lugar, demostrándose que el peligro de estos era verdadero: "..uno de los peones señaló una polvareda que se levanta en un gran bajío, que había fijado a 500 metros atrás del punto donde estaba  situado y en menos de un instante salieron de dicho bajo 60 indios de lanza. En un abrir  y cerrar de ojos, el ayudante fue rodeado por los bárbaros; el capataz y un indio auxiliar que había Ido a colocar un jalón a 100 metros adelante, no pudiendo juntarse con sus compañeros, fueron: el primero lanceado v degollado a 300 metros de ellos, y el segundo, herido y tomado preso. Mientras Albret había mandado tomar pie a tierra a los tres soldados, seis peones que estaban con él, comenzó el fuego con los salvajes, que se acercaron hasta 60 metros, donde algunos de ellos se apearon y comenzaron a hacer fuego con RemIngton. Felizmente sus tiros no fueron certeros y mi gente logró herir a varios  de ellos, incluso al capitanejo...,, el señor Comandante envió a una comisión en persecución de los indios; esta prosiguió hasta 3 leguas del lugar del combate, en el camino a Lihuel Calel y regresó...», había encontrado tres Indios muertos, varios caballos heridos y trapos ensangrentados... pero no sabía si los toldos habían quedado en Puetrel Loró..." (12)

En la zona las aguadas fueron permanente centro de tolderías como: Colu Lauquen, en la sección IX; laguna Parda, que coincidiría conMalal Hueca o "Corral de vacasl", cerca del actual Naicó.

Al noroeste, Malal, fue un paraje que tenía una pequeña laguna, del grupo de Loncoché, en donde cay6 prisionero el cacique Píncén con su familla, y se encuentra ubicada en la sección II. Este cacique se mantuvo bastante independiente con respecto a las confederaciones indígenas y tuvo residencia habitual en la extensa zona de Toay a "Manantial" o "El Rodeo", ubicado en la Sección II a 400 metros del actual pueblo de Toay, hoy se halla completamente seco. F. Stieben recuerda en su libro "Toponimia", que un habitante de la zona, que llegó en 1884, siendo niño, trabajaba a una cuadra del Manantial, el que estaba rodeado de baldanes, excepto el lado este, y era preciso dar una vuelta para llegar a él; de ahí su significación etimológica. En unas cercanías subsistían vestigios de un fortín que erigiera el Teniente Coronel Ernesto Rodríguez, de las fuerzas militares de Victorina, en el año 1882. Entre los montes de Toay se encontraba la toldería de Nahuel Payun, capitanejo de Pincén, capturado por el Coronel Nelson, en 1878.     
                 

“EL AVANCE DE LA FRONTERA-VIAS DE CIRCULACION: LAS RASTRILLADAS” - Parte 3




Lugares  de asentamiento



Los indígenas utilizaran los accidentes naturales del terreno para la instalación y para defenderse  de posibles ataques extranjeros. Como el terreno es ligeramente ondulado, cubierto de medanos, con  grandes pajonales que cubren guadales, e inmensos montes naturales, valles de importante fertilidad en "donde han tenido sus aduares los jefes de las familias y tribus araucas", es allí en donde se hallaron restos de sus toldos.


Entre los principales centros de reunión de los indios ranqueles podamos mencionar; Leuvucó, Trapal, Poitahué, Malal, Nahuel Mapu y otros mas. Y entre loa voroganos: Chillhué, Traru Lauquen, Salinas Grandes, Llhuel Calel, y algunos pequeños centros mas. En general es­taban ubicados en "las cañadas con cortaderas cercanas a lagunas a aguadas, rodeadas o dentro del monte de caldén, algarroba u otros ar­bustos". Pero cuando tenían sombra y no encontraban agua, ésta la re­cogían por medio de "bolsas de cuero de liebre u odres", o “excavaban los troncos de los árboles corpulentos para recoger allí el agua que caía por las ramas cuando llovía”.

Con respecto al centro LEUVUCÓ, que etimológicamente significa: “Leuvu” : corriente y “có”:agua, o sea manantial que corre, estaba situado a 38º7´ de latitud sur y º36´, longitud oeste de Buenos Aires, en   actual departamento de Loventué. Era una laguna de 2000 metros de largo por 500 metros de ancho, que corre de noroeste a sudeste, dando invernada a las caballadas de Racedo (8), Lucio Mansilla, que la visitara, la describe como: “una laguna sin interés... queda en un descampado al lado de una caja de monte, en una quebrada de médanos bajos ... los alrededores de aquel lugar son tristísimos. Es lo más yermo y estéril de cuanto he visto ... Allí es la estación central ... salen caminos para las tolderías de Ramón, que quedan en los montes de Carilobo (Sección VIII, D, 5); para las de Baigorrita, situadas a ....los montes de Quequen (Sección VIII,12); para las de Calfucurá en Salinas Grandes; para la cordillera y a otras tribus araucanas (9)   Fue objeto ambicionado por distintas expediciones colonizadoras, como la de Lucio V. Mansilla.

Otro importante centro de población indígena fue Poitahué, 30 kms. al sur de Leuvucó, etimológicamente significa “El Divisadero", porque allí existía un médano desde el cual se dominaban perfectamente los alrededores, cubiertos por un denso bosque de caldén.
Por otra parte existía un centro de reunión en Nahuel Mapu o Tierra de Tigres como lo traduce Stieben en su toponimia Araucana. Allí existía una laguna de ¿50 metros de diámetro rodeada de médanos de poca profundidad (10), donde conferenciaron el representante del gobierno Juan Martín de Pueyrredón, Chiclana, con los caciques ranqueles en 1819.
Al sudeste de la zona habitada por los ranqueles se encontraba el dominio de la llamada Confederación de Salinas Grandes, que pertenecía al grupo de los vorogas. El centro de las Salinas Grandes, en el actual departamento de Guatraché, en el límite con la provincia de Buenos Aires, se consideró residencia principal del cacique Calfucurá, desde 1835 a 1873 y luego de su muerte, fue residencia de su hijoNamuncurá.

Este sitio ha sido descrIpto entre otros vlajeros, por Estanislao Zeballos como a continuación transcribimos: "Topográficamente es una  depresión del terreno, verdadero tipo de olla pampeana, limitada al norte por dunas empinadas (los médanos de Massellé) y al sur por colinas cuaternarias, de  superficie arenosa, qua limitan bosques de algarrobo; mientras al sur se divisan quebradas violentas y arboledas tupidas y añosas que rodean la laguna principal, que hasta hoy se denomina: Salinas Grandes. La antigua laguna ha sido asiento de una población indígena muy importante, o paradero araucano, como lo atestiguan las sepulturas situadas al pie de los médanos. Este potrero mide 2800 metros de amplitud y es el  mejor terreno de  pastoreo que se encuentra a algunas leguas a la redonda de Salinas Grandes. Han vivido grupos de indios, cuyas tolderías semidestruidas he visto y todo hace presumir que en aquellos pastos  que se alzan hasta un metro de altura, invernaban los bárbaros sus pocos caballos de estimación ..." (11).

“EL AVANCE DE LA FRONTERA-VIAS DE CIRCULACION: LAS RASTRILLADAS” - Parte 2

Los grupos étnicos post-araucanos
          
Considerábamos, en renglones anteriores, que durante el siglo XVIII, se encontrarían instalados, a ambos lados de la cordillera de los Andes los araucanos. Su penetración, en general, fue pacífica, ya que nuestro territorio en algunas partea se encontraba casi deshabitado, y en otras ocupado por tribus aisladas que no opusieron resistencia a su entrada.


Ahora bien, ¿es pasible señalar con certeza, cuándo y cómo se produjo la inmigración de araucanos al territorio argentino?
Es probable que ésta se realizara cuando decrecieron las fuen­tes de caza y pasturas, o al aumentar la población del lado chilena, y por lo tanto, aquellas tribus comenzaron a emigrar a través de loa valles.
Por otra parte, este movimiento se aceleró cuando loa españolea se instalaron en Chile y destruyeron el imperio araucano.

De los grupos araucanos llegados de Chile se .integraron dos  grandes naciones indígenas; 1) la de los voroganos y 2) la de losranqueles.

1) Los vorogas provenían de las orillas del arroyo Vorohué, al sur del río Imperial (provincia de Cantín), Chile; geográficamente  pertenecían alos huiliches, y al emigrar se instalaron en la zona fértil del oeste de las provincias de Buenos Aires, este de La Pampa, resguardados por las médanos de Massellé, cercanos a las Salinas Grandes, en al camino a Carhué.
2) Los ranqueles, etimológicamente, "gente del cañaveral", per­tenecían también a los araucanos, de los que se habían separado a fines del siglo XVIII y se establecieron al noroeste del actual territorio pampeano, lindando con las provincias de San Luis y de Córdoba, A estos los llamó "moluches", T. Falkner, y se extendieron a lo largo del Chadileuvú.

A continuación caracterizaremos su zona de dispersión, los lugares y formas de asentamiento, de los grupos indígenas mencionados, y su organización social y económica.

Habitat


Teniendo en cuenta que entendemos por "habitat humano" el espa­cio en donde el hombre puede fijar su residencia, permanente o transitoria, y desarrollar todas sus aptitudes, corporales y espirituales, los grupos indígenas conocidos como; "Puelches", por los Araucanos,"Pampas", por los españoles, y llamados, por ellos, "Guenaken a gúnuna Küna'', tuvieron por habitat  a región comprendida entre la llamada Frontera Sur y el río Negro. Abarcaba una superficie aproximada de  18.000 leguas cuadradas.


La llamada Frontera Sur estaba señalada por el río Salado, en la provincia de Buenos Aires, y se continuaba a través da una línea de fortines que fueron construyéndose paulatinamente hacia el oeste, en una línea casi paralela a loa 34º de latitud sur.      

Durante años esa línea de fortines señaló el límite norte del habitat indígena, que permaneció estático, pero no impidió que por diversas circunstancias la situación variara y el límite, entonces, avanzara o retrocediera, Encontraban se, los indígenas, tanto cercanos o las poblaciones de Río Cuarto. Río Tercero y Río Segundo, en Córdo­ba, algunas veces, o hasta las orillas del río Lujan, en Buenos Aires, otras.

Por el sur se extendían hasta el río Negro, que loa separaba de los Tehuelches de la Patagonia.


En esta amplísima zona de dispersión, anteriormente caracterizada en su aspecto físico y fitogeográfico, los aborígenes tenían sitios preferidas para Instalar sus toldos, encontraban gran parte de su alimento, vegetal o animal, los materiales para la construcción de sus pecarlas viviendas, así como también para su vestido y los que utilizaban para el intercambio comercial.

“EL AVANCE DE LA FRONTERA-VIAS DE CIRCULACION: LAS RASTRILLADAS” - Parte 1



LOS POBLADORES DEL DESIERTO 

Cuando se produjo la conquista de nuestro territorio por los españoles, la zona que conocemos como el Desierto, se encontraba pobla­da por diversos grupos indígenas nómades, “cazadores de guanacos”
Hasta el siglo XVIII fueron penetrando grandes grupos de araucanos que provenían de Chile y se instalaron en aquella zona. Por lo tanto, para caracterizar a los primitivos pobladores los agrupamos en pre y postaraucanos, teniendo en cuenta esta importante invasión,

1.a.- Los grupos étnicos pre-araucano

Las sucesivas oleadas de poblamiento, su movilidad, originaron mezclas y sustitución de pueblos, Consideremos que, de las tres corrientes pobladoras indígenas, mencionadas por Schoo Lastra en "El indio del desierto", las dos primeras habrían originado la de los natu­rales de Buenos Aires, que penetraron en el noreste de esa provincia, y luego se dirigieron hacia el sur, estableciéndose en las márgenes del Río Negro, y la tercera, fue la inmigración de los Indígenas del sur de Chile hacia el centro del Desierto.


En la "Descripción de la Patagonia", Tomás Falkner analiza la dispersión de aquellos grupos indígenas, y en el estudio preliminar de la misma, realizado por el profesor Canals Frau, éste afirma que pertenecen a las dos familias lingüísticas Pampa y Puelche-Guénaken.


Los Pampas eran pre-araucanos; " estaban constituidos por dos entidades distintas, aunque formando una sola gran unidad racial, cultural y lingüística. Eran nómadas de las llanuras, vagando los Taluhets, por lo parte oriental del Desaguadero y la zona norte, más húmeda de La Pampa. Los Diuihets, especialmente en el sector meridional de la parte occidental o seca. Su lengua era la que Lehmann-Nitsche llamó Het. Los Puelche-Guenaken, serranos, eran cultural y lingüísticamente distintos a los Pampas, y se dividían en : Chechehets,  al este, en la reglón de los ríos Colorado y Negro; los Leuvuches, sobre los mismos ríos pero más al oeste, en el Neuquén..." (7)

Grito de guerra

Según los relatos de los conquistadores, utilizaban la palabra "comechingón" como grito de guerra que incitaba a matar, y fue a causa de este rasgo tan característico que resultaron bautizados por los españoles como Comechingones. 

Eran muy eficaces en el manejo del arco y la flecha, también utilizaban bastones de madera dura y, ocasionalmente, se valían del fuego para incendiar el refugio de sus enemigos. Para la guerra utilizaban collares de cuero y se pintaban una mitad del rostro de rojo y la otra de negro.    


    http://www.viajesdelsur.com

viernes, 19 de septiembre de 2014

El Primer Banco


Imaginemos el inicio de sus operaciones en un local de la Manzana de las Luces…
El gobernador de Buenos Aires, Brigadier General Martín Rodríguez, dedicó parte de su gestión económica de 1821 a ordenar la deuda pública, los bienes y recursos de la Provincia. Con tal motivo convocó a una reunión vecinal para el posible establecimiento de un Banco.
En enero de 1822 se celebró en la sede del Consulado de Buenos Aires (actual San Martín 137) el acuerdo de constituir un banco de giro con el nombre de Banco de Buenos Ayres, conocido como “Banco de Descuentos”.


Fue la primera sociedad anónima argentina con promoción estatal y capital privado, siendo sus accionistas fundadores más representativos: Bernardino Rivadavia, Vicente Lopez y Planes, Domingo Belgrano (hermano de Manuel), Juan Manuel de Rosas, Parish Robertson, los británicos Stewart, Millar, además de italianos, franceses, españoles, hacendados y clérigos.
La nueva entidad abrió sus puertas el 6 de septiembre de 1822 y ese mismo día se pusieron en circulación los primeros billetes argentinos.


Desde el inicio de sus operaciones el Banco tuvo su sede en la Manzana de las Luces, -actuales calles Bolívar, Alsina, Perú y Moreno- donde además funcionaba, entre otras instituciones, la recién fundada Universidad de Buenos Aires. Se había instalado en la Antigua Procuraduría de las Misiones, hasta que en el año 1826, por un acuerdo del Gobierno con los accionistas, se transformó en una empresa mixta: “Banco de las Provincias Unidas del Río de la Plata”, extendiendo su acción hacia el interior del país, debiendo mudarse a un edificio más adecuado: la Casa del Consulado. 


Asimismo, se instituyó que la amonedación era derecho y obligación exclusiva del Banco de la Provincia de Buenos Aires, por lo tanto se estableció la primera Casa de Moneda en sus dependencias.
A fines de 1826 y principios de 1827 las autoridades decidieron ubicar a la entidad en un edificio de dos plantas en la calle La Piedad 47, que fue reformado de acuerdo con las necesidades de la institución.


En octubre de 1854 se promulgó la ley que autorizaba legalmente la posesión de la finca de la calle San Martín y de La Piedad (actual Barlomé Mitre) para el Banco.  
En 1862 se adquirieron en Gran Bretaña dos imprentas a vapor, de origen alemán, ante la necesidad de aumentar los billetes circulantes.


Ante el incremento de las operaciones y de sucursales en el interior, debieron ampliarse las instalaciones en la calle La Piedad, encomendándose los respectivos proyectos de edificación y mobiliario al estudio de los arquitectos Hunt y Schroeder.

Posteriormente, se acordaron ampliaciones en las cuales intervinieron los arquitectos Julio Dormal, Juan Buschiazzo, Mario Palanti, Paul Hary, entre otros.
El proyecto del actual edificio de Casa Central se adjudicó al estudio Sanchez, Lagos y de la Torre, inaugurado en diciembre de 1940, recibiendo posteriores adecuaciones que incluyeron la última puesta en operaciones en 1985 de la sede enfrentada con el solar donde originalmente funcionaba el Consulado y se celebró la Asamblea del año 1813.


Por Decreto Nº 1563/2005- “ARTICULO 1º: Decláranse monumentos históricos nacionales los siguiente edificios (…) la Casa Central del BANCO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES en la calle SAN MARTIN 133/37/41…”

Por Por Alicia Velazquez
Historiadora
Texto realizado como colaboración especial para la DGCH
Bibliografía:
Publicación “Banco Provincia Casa Central” historia y arquitectura 1822-2010Molinari, Ricardo Luis: “Buenos Aires Cuatro Siglos” Editorial Tea

http://www.buenosaires.gob.ar/areas/cultura/casco/historias/historias9.php

jueves, 18 de septiembre de 2014

Los saladeros del Riachuelo - Parte 5

Aparecen las graserías

La erradicación de los saladeros en el año 1871 trajo como consecuencia una fuerte  desocupación y la emigración de familias hacia otros puntos de la provincia. 
  
Sin embargo comenzaron a plantarse en los galpones abandonados algunas graserías que permitieron mantener en cierto modo un nivel medio de actividad industrial. 
  
Estas graserías eran establecimientos destinados al faenamiento de ganado ovino y caballar para extracción de grasa utilizada en la fabricación de jabón, velas y aceite de iluminación, comúnmente denominado aceite de pata. 
  
Las graserías suplieron el vacío dejado por los saladeros desde 1871 hasta 1882, año en que comienza la radicación industrial de distintos rubros, en especial el de la industria del frío. Precisamente fe una grasería el origen del primer frigorífico instalado en Barracas al Sur. 
  
Según los informes municipales entre 1878 y 1880 se instalaron en el Partido 8 graserías bajo el rubro de fábricas de cebo, junto a las ya existentes dieron un total de 14; 3 fábricas de jabón, 2 de charque, 1 de cola y un saladero de cueros. 

NACE LA INDUSTRIA DEL FRÍO 


Hacia el año 1869 la industria saladeril estaba en bancarrota. Dos causas fundamentales contribuían a ello: el cierre del importante mercado norteamericano de tasajo y el rechazo de las carnes argentinas en algunos países de Europa. 
  
En 1876 se realizaron los primeros ensayos para la importación de reses frescas, conservadas por el método del sabio francés Tellier, que consistía en mantener las carnes en atmósfera fría y seca. En ese año en el vapor “Lé Frigorifique” se embarcaron 17.539 kilos de carne vacuna y 3.500 de carne ovina, bajo la dirección del mismo Tellier, quién equipó al vapor con dos máquinas de éter metílico de 40.000 frigorías cada uno. 
  
El buque llegó al Río de la Plata con la  mercadería en perfectas condiciones. El acontecimiento conmocionó a un grupo de ganaderos progresistas asociados a la Sociedad Rural , la cual resolvió adquirir por medio de una suscripción entre sus socios, el ganado necesario para remitir un cargamento en el mismo buque con destino a Europa. 
  
El nuevo sistema marcó la iniciación de una nueva época en la historia de la ganadería argentina. Comenzaba la edad del frigorífico.
  
El primer Frigorífico de Barracas al Sur


Fue Gastón Sansinena, propietario de una grasería, quién fundó el primer frigorífico de Barracas al Sur. 
  
Considerando demasiado pequeño el terreno de la grasería, Sansinena decidió ocupar otro, para ello adquirió a los sucesores de Mariano Saavedra un saladero con sus terrenos e instalaciones para destinarlo a frigorífico. 
  
El saladero adquirido por Sansinena era el antiguo de “ La Francesa ” con frente en la calle Pavón y  contrafrente al Riachuelo y lindando por uno de sus costados con los rieles del ferrocarril del Sur. 
  
En 1885 la firma se transforma en Compañía Sansinena de Carnes Congeladas. El crecimiento del establecimiento obligó a la firma a ampliar sus instalaciones. En 1890 solicitó a la Municipalidad de Barracas al Sur el permiso necesario para construir un enorme galpón destinado a cámaras frigoríficas, cuartos de máquinas y de aislación. 
  
A diez años de su instalación el frigorífico Sansinena, conocido como La Negra , evolucionaba a la par de la ya afianzada industria de las carnes conservadas. La situación del frigorífico fue en cierto modo privilegiada: al pie de Buenos Aires, con muelles propios, con desagües simples que daban al Riachuelo, el establecimiento tenía sobrados recursos para rendir buenos frutos. Pronto integraría un poderoso grupo frigorífico. 
  
Corrían los primeros meses de 1900 cuando se inicia un nuevo período en la industria frigorífica,  Ricardo Ortiz en su “Historia Económica de la Argentina ” la llama “la etapa de la expansión del frigorífico o la primera etapa de la guerra de la carne”. 
  
Debido a ello La Negra dejaría de ser el único frigorífico de Barracas al Sur. El 25 de mayo de 1901 se reunió el directorio de una empresa de estancieros para la fundación de un frigorífico que se llamó Argentino, y que se instaló en el pueblo de Alsina, junto al Riachuelo, en los terrenos del antiguo saladero de Anderson, y un año más tarde se constituyó con capitales argentinos la Societé Anonimé Des Viandes Congeleés que instaló, también sobre el Riachuelo, el frigorífico La Blanca. 





Los saladeros del Riachuelo - Parte 4


Durante el gobierno de Balcarce grupos de gentes de las orillas luego de acusar al gobierno de inepto se proclamaron revolucionarios, y en partidas al mando de caudillos corraleros y comisarios seccionales, fielmente rosistas, se concentraron en el puente de Barracas, uniéndose a las gentes de los saladeros y depósitos de frutos junto a los cuales ya había hombres de la campaña.


Los generales Mariano Benito Rolón y Agustín de Pinedo tomaron el mando de esos hombres amotinados y resolvieron sitiar la Ciudad para lograr la renuncia del Gobernador y sus funcionarios.

Agustín de Pinedo era el jefe de uno de los regimientos acantonados en la ciudad, el Gobierno lo envió a tratar con los revolucionarios y en lugar de cumplir con las órdenes se unió al motín. 
  
Mientras tanto el 5º y 6º escuadrón de Caballería Cívica, formadas con gente de la campaña y al mando del coronel Prudencio Rozas y el teniente coronel Fabián Rozas, residente este último en Barracas al Sur, toman por asalto la comandancia militar de Quilmes al mando del coronel Manuel Pueyrredón, y se apoderan de las armas existentes, con las que retornan a Barracas. El cuartel general revolucionario era la Pulpería de Cabo, sobre el camino real del sur. 
  
Los revolucionarios que proclamaban jefe de la revolución al general de Pinedo resolvieron entrar en la Ciudad. 
  
A poca distancia del puente de Barracas libraron un combate con tropas del gobierno, haciéndolas retirar. Balcarce finalmente renuncia bajo las amenazas de los amotinados que ya estaban en las calles de los barrios apartados. 

Desde allí el general de Pinedo elevó una exposición de los hechos ocurridos desde el día 11 de octubre de 1833 a la Legislatura en que declaraba, según Saldías, “que habiendo agotado por su parte todos los medios de conciliación se veía obligado a tomar la defensiva”. Esta nota fue redactada el 24 de octubre por Gervasio Rozas en la chacra de Panelo, situada en las inmediaciones del paso de Burgos. El 7 de noviembre los restauradores entraron en la ciudad en perfecto orden. 

LA FACTORIA DE LA PROVINCIA

Desde 1820 el villorio de Barracas al Sur, a la margen derecha del Riachuelo fue la factoría de la Provincia de Buenos Aires, convertida en una inmensa estancia por un reducido núcleo de estancieros. 
  
El Riachuelo vía fluvial imprescindible para llegar a las balizas y al nudo de antiguas rutas criollas que desembocaban en el puente de Barracas, además de una porción de terrenos aptos para la radicación de una industrias rudimentaria hicieron propicio el afincamiento de los saladeros en la zona, los que a mediados del siglo XIX llegaron a una veintena. 
  
Barracas al Sur, uno de los dos pueblos que integraban el vasto Partido de Quilmes, se convirtió en una factoría de la provincia estancia; de las doscientas veinticuatro mil toneladas de carnes saladas y casi trescientas mil toneladas de cebo exportadas según los registros del año 1848, un sesenta por ciento salió de las fábricas de Barracas al Sur. 




miércoles, 17 de septiembre de 2014

Los saladeros del Riachuelo - Parte 3

SALADEROS EN EL ÁREA DEL RIACHUELO (1817-1871)


1. Balcarce
2. Zabaleta
3. Montero – Oliver Iamp
4. Irigoyen – Ochoa
5. Santa María y Llambi
6. Haedo – Anderson Weller y Cía del Rincón – Anderson
7. Jorge Dawdall
8. Carranza
9. Robles – Mackinlay – Herrera y Cobo – Cobo y Lavalle
10. Espeleta y Costa – Haedo – Anderson, Weller y Cía – Medrano y Soler – Medrano y Panthou – Silges y Ferrando – Cambaceres – Santa María y Llambi – Demaría y Ariza
11. Felipe Piñeiro
12. Perfum – Fabián Rozas – Castro 
13. Frías – Anderson, Weller y Cía
14. Santa María y Llambi – Larrea – Armstrong y Saavedra – Sáenz Valiente – Cambaceres – Miller – Harrat y Wittfield – Mac Dougall – Dawdall y Lewis, Lezica Berisso, Herrera y Baudrix – Muñoa e Iraola – Landó – Rocca – Soler – Senillos
15. Capdevilla – Elortondo – Cambaceres



EL FRANCÉS CAMBACERES
En el año 1825 llega a Buenos Aires Antonio Cambaceres, joven y lleno de inquietudes. La forma de trabajar en los saladeros y sus instalaciones le causaron horror.

Venía contratado para estudiar la forma de elaborar eficientemente las carnes y utilizar los cebos y grasas con mayor rendimiento.

En 1830 Cambaceres se dispuso a instalar un saladero según los métodos de su maestro Chevreul en Francia.

Para ello adquirió un terreno no muy grande en las inmediaciones del Riachuelo y a pocos metros del camino real del sur y del puente Barracas, la antigua quinta de Baldovinos, en la cual montó sus galpones, playas y bretes.

Hizo construir zorras especiales para el transporte de las reses a los locales de faenamiento, y piletas para la sangre y grasas, sobre todo encaró la salazón metódica, por medio de procedimientos que le permitieron aprovechar hasta el máximo los subproductos que antes se desperdiciaban o se malvendían.

Fabricó velas con pabilo y acrecentó la producción del aceite de patas y de la grasa de los huesos, que se valorizaron alcanzando cifras desconocidas en el comercio.

Más tarde Cambaceres adquirió el saladero de Capdevila sobre el Riachuelo y algo alejado del centro del pueblo en formación aplicando en él los mismos métodos del anterior.

El triunfo del químico francés, puesto a fabricante de carnes saladas, movió a los otros saladeristas a imitarlo.

Pronto los saladeros existentes reformaron su estructura y otros comerciantes probaron suerte en el ramo.

LA REVOLUCIÓN DE LOS SALADERISTAS

El hecho trascendental que marca hasta dónde llegaba la influencia del general Rosas fue la llamada Revolución de los Restauradores, preparada por su esposa doña Encarnación Ezcurra mientras Rosas se encontraba en la campaña contra los indios que le reportaría el título de Héroe del Desierto. Esta revolución fue preparada por Encarnación Ezcurra y algunos fieles del régimen rosista, quienes asociaron como ejecutantes a grupos de hombres de los saladeros de Barracas y matarifes y abastecedores de los mataderos de la Ciudad.

Ernesto Quesada dice en su libro “La época de Rosas” que éste “fomentó las clases populares, su base eran los gauchos y los orilleros, es decir troperos, arreadores de hacienda, peones de estancia, carniceros, desolladores, corraleros”.

Esta nueva clase de las orillas, fue la vanguardia del rusismo y por ende el mecanismo ejecutor de la revolución primero y luego el mantenedor del “orden” a través de la Sociedad Popular Restauradora, cuyos directivos eran saladeristas y ganaderos.


Los saladeros del Riachuelo - Parte 2


Las tareas eran tan primitivas y tan bárbaras como las relatara Alejandro Gillespie, el inglés venido a la provincia de Buenos Aires con la expedición de Beresford. Y no cambiarían hasta entrada la tercera década del siglo XIX, mediante la aplicación de métodos nuevos y de nuevos útiles y aparatos por el químico francés Antonio Cambaceres, quien se instaló en la zona como saladerista, y cuyo establecimiento fue el modelo que con más o menos inmediatez tomaron todos los otros industriales.

El saladero había traído a las cercanías de la ciudad a gentes con hábitos y costumbres de la campaña. Se estaba formando el ambiente de las orillas, tumultuario y espeso, explotado por los caudillejos corraleros. 

Dentro de esa estructura social existía un proletariado diminuto en comparación, pero su existencia no podía ser ignorada. Un proletario desprotegido entregado al engranaje mercantilista del saladero. 

No existía régimen de salarios de ninguna especie, y el único aval que certificaba el libre tránsito por la provincia era la papeleta de conchavo, papel que debía ser exhibido a cada instante si era en la ciudad o el estaqueadero si era en algún departamento de campaña, si aquel documento no existía. La vida del saladero era dura y amarga.

En el año 1830, el Gobierno de la Provincia, queriendo ordenar en su medida el funcionamiento de los saladeros, y acondicionar éstos dentro de cánones más o menos higiénicos, formó una comisión de personas conocedoras del problema, que en ningún momento se habían preocupado de solucionarlo en sus propios establecimientos, a los fines de que estudiaran la forma de solucionar la falta de aseo de las fábricas.

Montoya en su libro “Historia de los saladeros argentinos”, señala que “el remedio propuesto por los señores Faustino Lezica, José Twaites y Braulio Costa, a quienes se encomendó esa misión no respondió a mayores principios de profilaxis o higiene. Manifestaba la Comisión- sigue Montoya- que la experiencia demostraba que la fetidez se debía a la fermentación de la sangre esparcida en los lugares de matanza y que si bien creía que ese inconveniente podía vencerse lavando diariamente los pisos, consideraba que esta operación además de ser muy costosa por la necesidad de conseguir agua, resultaba imposible de llevarla a la práctica por la falta de brazos. No hallaban en consecuencia otra solución – concluye Montoya-, que la de obligar a mantener en los sitios de matanza alrededor de 100 cerdos, los que se alimentarían de los despojos de los animales sacrificados. Estimaba indispensable además, que cada saladero tuviera un depósito para guardar las osamentas y paletas las que, en el término a más tardar de dos o tres días, tendrán que ser quemadas a la hora de ponerse el sol”.

Este informe de una comisión de saladeristas, formada por el Gobierno para solucionar un problema de fundamental importancia no sólo para una industria alimenticia, sino para las personas encargadas de realizar sus tareas, nos muestra a las claras el estado de negligencia imperante entre los ricos propietarios de las fábricas de salar. Llamados a dar soluciones, explican lo que debería hacerse a partir de su informe –que a la postre es solamente que se obligue a criar cerdos, a quemar osamentas- sin siquiera indicar si antes lo habían hecho ellos por vías de ensayo o simplemente para mantener limpios sus establecimientos.

Algunos de los saladeristas construyeron zanjas de desagote, las que irremediablemente llevaron la dirección del Riachuelo; fue el río la cloaca natural de los saladeros, desde el paso de Burgos a la vuelta de Rocha, desde que se instaló junto a él el primer galpón.

Y no solo fueron a parar al río los orines y la sangre sino toda la basura de las fábricas.

En ese mismo año, 1830, era tal el estado de fetidez del río, que el Jefe de Policía remitió una nota al Gobierno, señalando el abuso que cometían los saladeristas arrojando al canal del Riachuelo los restos de los animales.

El Gobierno hizo publicar la nota en la “Gaceta Mercantil”, pero su única medida fue la de nombrar la Comisión encargada de expresar su parecer sobre el problema y solucionarlo; la solución fue fácil y beneficiosa: tener una piara de 100 cerdos en los saladeros, alimentándose de desechos, y quemar los huesos a la hora de la oración, cuando no pudiera molestar la matanza.

Tal solución por venir de personas competentes agradó al Gobierno.