jueves, 25 de octubre de 2018

“Pan, Paz y Trabajo” - Parte 3

Según las estimaciones de los manifestantes, unas 15 mil personas lograron pasar los cercos e instalarse en Plaza de Mayo, a la vez que unos mil policías apalearon, embistieron con autos y caballos, hubo disparos de Itaka y gases. La represión fue total. Se intentó llegar a la Casa Rosada para leer un documento y entregar un petitorio. Por seis horas, el centro de la ciudad fue escenario de una verdadera batalla. Los detenidos fueron en su mayoría llevados a la cárcel de Devoto, incluido el propio Ubaldini y el hijo del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. El mensaje era claro: se había perdido el miedo.


Recuerdos del pasado

“El 30 de marzo fue un vendaval. Miles y miles de trabajadores en ese día de 1982 expresamos el repudio a la dictadura militar por las calles de la ciudad de Buenos Aires”, recuerda Víctor de Gennaro. “Fue impresionante y, como siempre, las imágenes que desde el poder tratan de recordarnos ese día están asociadas a la represión bestial. Siempre tienen que mostrar lo que nos debilita, lo que oculta el poder popular. Como con las fotos, las palabras y las imágenes de ese 30 de marzo: sólo quieren que veamos la represión, como en la única foto que quedó en todos los archivos, pero, como en aquel día, hay otra realidad que descubrir y amar hasta enorgullecernos”, agregó el actual diputado nacional, que en esos días militaba en el gremio estatal.

De Gennaro recuerda la unidad entre los manifestantes, que no sólo eran trabajadores. “Otra cosa fue lo que yo vi y viví, ese día fue la solidaridad de la gente, que nos abría la puerta de los edificios, para ‘guardar’ a los que queríacazar la cana, la solidaridad y acción en cada comisaría entre los presos, o la de los abogados o los de derechos humanos. Como siempre, recuerda Nora Cortiñas, de Madres, que a pesar de todos los prejuicios con los que habían querido dividir a los organismos y los trabajadores, fue recibida con el fervor y el apoyo de todos, cuando reclamaba libertad”, destacó el dirigente sindical.


Para muchos, aquella multitudinaria marcha fue una muestra de hastío de una parte de la sociedad. Fue un grito de desahogo que nació del movimiento obrero organizado. Elena Luz González Bazán es autora de “Una gesta olvidada”, un libro que recupera todo lo sucedido en esa jornada histórica. Para la autora, la marcha de “Pan, Paz y Trabajo” fue el momento final de todo “un proceso de resistencia” que los gremios hicieron contra la dictadura, que quedó olvidada por lo que sucedió unos días después con la recuperación de Malvinas.


“El 30 de marzo de 1982 es el corolario de toda una resistencia.Es producto del primer paro nacional, el del 27 de abril de 1979, con el 60 por ciento de acatamiento en las zonas industriales, el 30 por ciento a nivel nacional, cifras ofrecidas por los dictadores.La represión fue encarnizada, no tuvo miramientos”, expresó la autora.


Para González Bazán, “Pan, Paz y Trabajo” fue “la forma de resumir lo que sucedía. En un año se habían perdido más de 1.500.000 de puestos de trabajo, la pobreza había crecido en todas las barriadas obreras y los cordones industriales, la indigencia y la falta de objetivos estaba enseñoreada en aquel país dictatorial”.


Aquella jornada deja en claro que el foco de la resistencia a la dictadura estuvo entre los trabajadores, porque fueron ellos los más golpeados por la represión. En el informe final de la CONADEP se registra que el 30,5 por ciento de los detenidos desaparecidos fueron obreros industriales. Otro 37,5 lo conforman los trabajadores, empleados y asalariados, gama en la que están los profesionales, periodistas, docentes, trabajadores de la salud, empleados públicos y otros. Una de las grandes respuestas más lúcidas de esa clase obrera perseguida y golpeada fue esa hazaña del 30 de marzo.


A medida que terminaba el día, la ciudad se fue silenciando. Las comisarías colmadas de detenidos eran un hervidero de familiares y amigos que buscaban a su gente. Las redadas siguieron hasta la noche, y muchos pasaron varios días sin volver a sus casas. La brutal represión no evitó que el grito contenido se escuchara en todo el país.


En Mendoza, el ataque de las fuerzas de seguridad dejó un muerto: José Benedicto Ortiz. Por primera vez, en mucho tiempo, las calles fueron terreno de disputa, y los trabajadores mostraron que habían perdido el miedo. Dos días después, muchos de ellos se encontraron en la misma plaza, pero esta vez escuchando al presidente Galtieri cuando anunciaba la invasión de Malvinas. Bajo la misma bandera, en una extraña muestra de psicosis social, represores y reprimidos decidieron dar vuelta la página y comenzar a escribir, juntos, otra historia. Y así, la gesta del 30 de marzo quedó en el olvido, pero no para los trabajadores, que en el interior siempre supieron que ese día aportaron para el final de la peor dictadura argentina. Aunque no lo recuerden. Se sabe que la memoria es un instrumento de las clases dominantes.


Por Diego Lanese


“Pan, Paz y Trabajo” - Parte 1




Se cumple un nuevo aniversario de unos de los hitos más importantes del movimiento obrero organizado. Con Saúl Ubaldini y un grupo de gremios combativos, 40 mil trabajadores perdieron el miedo y “coparon” Plaza de Mayo para repudiar la situación económica del país. Hubo represión y detenidos, pero no pudieron callar el grito de hastío. Un golpe duro a la dictadura que la invasión a Malvinas ocultó por años.

“Se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar”. Desafiando el Estado de terror que vivía la Argentina, 40 mil trabajadores coparon la Plaza de Mayo aquel mítico 30 de marzo de 1982. Eran tiempos de despidos y crisis económica, y la dictadura militar, luego de seis años en el poder, era repudiada por gran parte de la sociedad. Por eso, ese día, cuando Saúl Ubaldini y su CGT Brasil decidieron el paro y la movilización, se rompió el silencio imperante, se perdió el miedo y se salió a la calle bajo una consigna que hoy sigue interpelando: “Pan, Paz y Trabajo”.

La jornada había comenzado temprano, en una Buenos Aires militarizada -más de lo habitual- y con columnas que llegaron de todos los puntos. La marcha, programada para horas del mediodía, tuvo su correlato en el interior con movilizaciones en Mendoza, Rosario, Neuquén y Mar del Plata. La tensión se adueñó del escenario desde las primeras horas. El Gobierno intentó prohibir la jornada por considerarla “ilegal”, ya que la CGT no había pedido la autorización correspondiente. Ni las presiones oficiales ni las amenazas de represión pudieron evitar la llegada de los gremios, intervenidos y devastados por el genocidio que ese día dijeron basta.


Fueron más de seis horas de enfrentamiento. La cantidad de gente presente desbordó el operativo de seguridad. Los manifestantes llegaron a las puertas de la Casa Rosada con la intención de entregar un petitorio. Pero la gente quería más. Quería libertad, democracia, un nuevo país.


El saldo de aquel paro histórico fue dos obreros muertos, cerca de tres mil heridos, miles de detenidos y, como dato mayor, el fin del miedo. El impacto en la recuperación de la democracia se sigue discutiendo, ya que en apenas 48 horas el escenario cambió radicalmente. La dictadura decidió la invasión de Malvinas, un acto irracional e irresponsable que nos llevó a una guerra inútil y sangrienta, pero que, a dos días de este paro, llenó una plaza al grito de “Argentina, Argentina”.



“Pan, Paz y Trabajo” - Parte 2

Antecedentes y contexto


En marzo de 1982, el general Leopoldo Fortunato Galtieri estaba al frente de la Junta Militar y el país, junto al almirante Jorge Isaac Anaya y el brigadier Basilio LamiDozo. Habían pasado los tiempos de Videla-Massera-Agosti, iniciadores del horror, y de Roberto Viola, desplazado en diciembre de 1981. La falta de resultados económicos y la cada vez más comprobada política del terror, que generaba denuncias en todo el mundo contra la Argentina, minaban el humor social. Los despidos, gracias a la apertura indiscriminada de productos importados, movilizaban a los trabajadores sin representación formal.

Cuando irrumpieron en el país, uno de los primeros decretos que pusieron en vigencia los militares fue el que prohibía la actividad sindical. Con los gremios intervenidos y la CGT desarticulada, lasprotestas se fueron organizando en los lugares de trabajo, donde la desaparición de delegados y activistas era brutal.


Para el ‘82, la dirigencia formal de los gremios se estaba reacomodando. Existían dos grupos: uno con sede en Azopardo, donde convivían los dirigentes dialoguistas con los militares, y otro en la calle Brasil, donde se juntaban los más combativos. El primero tenía de líder a Jorge Triaca padre, junto a Armando Cavallieri, mientras que el segundo era el espacio liderado por Saúl Ubaldini.


Ya en 1979, en plena represión ilegal, se habían producido algunas protestas sindicales. El epicentro fueron las automotrices del Gran Buenos Aires y numerosas metalúrgicas. El historiados Leónidas Ceruti recuerda que la primera huelga general se realizó días previos a la conmemoración del 1º de mayo de 1979. “Una vez anunciado el paro, fueron detenidos varios dirigentes, pero los sindicalistas de ‘los 25’ ratificaban la decisión de parar, y en el comunicado emitido aludían a ‘los vínculos de amistad que unen a las FFAA de la Nación con el pueblo, y lamenta que la política económica los lleva a tomar esta decisión’. Por su parte, el gobierno explicitó que estaba garantizada la libertad de trabajo, a la vez que calificó a la medida como paro ilegal”.


Ése fue uno de los primeros pasos de la llamada “Comisión de los 25”, un nucleamiento de sindicatos que enfrentaron la dictadura militar y que estaba conformada por taxistas, obreros navales, camioneros, mineros, cerveceros, entre otros. Fue el bastión de Ubaldini y convocó al primer paro general contra la dictadura, el 27 de abril de 1979.


En noviembre de 1981, Ubaldiniconvocó a una manifestación por las calles de Liniersque congregó a más de diez milpersonas frente a la Iglesia San Cayetano. Jorge Triacca no adhirió. A esa movida se sumó la denominada “multipartidaria”, una instancia de partidos políticos encabezados por el PJ y la UCRnacida ese año para reclamar a los militares una apertura política y la vuelta de la democracia.Un año después, todo ese trabajo sindical, todo ese malestar, explotaría en una jornada cargada de tensión, de violencia y de libertad.


Un día de furia


“El peronismo está volviendo a la calle, está mostrando democracia, conducta”, había dicho en una entrevista previa Ubaldini, que lideraba un grupo que no quería dialogar ni convivir con los militares. Si bien conducía un gremio chico como el cervecero, tenía un carisma que generaba mucha adhesión entre los trabajadores y las clases populares. Con el respaldo de Lorenzo Miguel, de la UOM, comenzó a crecer en la comisión de los 25 hasta llegar a organizar la marcha del 30 de marzo.

Las columnas llegaron desde todos lados. Algunos gremios organizaron a sus trabajadores. Los organismos de derechos humanos, con Madres de Plaza de Mayo a la cabeza, estuvieron presentes. Se veía, dicen muchos testigos, mucha gente sin organización, ciudadanos cansados de la dictadura, de la opresión política y de la ineficiencia económica. En barrios del Conurbano, en especial Lomas de Zamora y Avellanedaa, había “vecinazos”, manifestaciones espontáneas con una sola consigna: “que se vayan los militares”.


En su libro “Sindicalismo y dictadura: una historia poco contada”, Alfredo Mason cuenta cómo fue el momento previo a la llegada de las columnas. “Plaza de Mayo fue cercada por un dispositivo más fuerte que cualquiera conocido hasta entonces; se cortó el puente Pueyrredón con carros de asalto y un fuerte cordón policial. Se reprimió duramente las concentraciones que se efectuaron en los alrededores de Tribunales y en el puerto; por primera vez, empleados y funcionarios de la zona céntrica de Buenos Aires ("cuellos blancos") arrojaban desde balcones y ventanas todo tipo de proyectiles contra los elementos de la represión. En esos días se calculó que hubo cerca de 3 mil detenidos, aunque nunca se informaron las cifras oficiales”, relata el historiador.



domingo, 21 de octubre de 2018

Alicia Moreau de Justo: Juventud, feminismo y socialismo - Parte 10


En 1981, impulsó la reunificación del Partido Socialista mediante la creación de la Unidad Socialista en alianza con el Partido Socialista Popular y el Partido Socialista del Chaco, del cual resultó electa presidenta. En 1982, fue una de las pocas dirigentes políticas que se opuso fervientemente a la Guerra de las Malvinas, consecuente con sus principios antimilitaristas.

Por su labor social, en 1984 fue elegida «La Mujer del Año» por la Cámara de Diputados de la Nación Argentina, mientras que la Universidad de Buenos Aires la distinguió con el título de «Médica del Siglo».En 1985, fue declarada presidenta honoraria de las Primeras Jornadas de Mujeres Socialistas y designada Ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por la Legislatura porteña.

«Bueno, todo el mundo desea ser más capaz de lo que es, encontrar circunstancias que le permitan desarrollar esa capacidad, pero las circunstancias dependen de los de afuera, no de uno; y entonces se puede o no se puede, y yo he hecho lo que he podido.»

Alicia Moreau de Justo, 1985.

En 1985, se conmemoró su centenario y se le rindió un homenaje en Unione e Benevolenza, en el que participó todo el arco político y social de la Argentina, y durante el cual dio su último discurso público, especialmente dirigido a los jóvenes y a las mujeres. La reconocida publicación argentina Humor, caracterizada por la sátira, le dedicó su portada a Moreau y tituló: «Dentro de cuatro años vence la garantía» en alusión a su longevidad y la garantía Magiclick de 104 años.

En diciembre de 1985, tras el declive de su salud, sus hijos la trasladaron al Asile des Viellards de la Sociedad Filantrópica Francesa del Río de la Plata, donde sufrió el asedio de la prensa pública.12 En mayo de 1986, sufrió una hemiplejia y fue ingresada en el Sanatorio Antártida. Su estado de salud se agravó en el transcurso de los días y falleció a los 100 años, mientras dormía, el 12 de mayo de 1986 a las 14.50 UTC-3.19 12 Sus restos fueron velados en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación, al cual asistió el entonces presidente Raúl Alfonsín, y cremados en el cementerio de la Chacarita.

Legado

La ciudad de Buenos Aires la homenajeó dando su nombre a una de las avenidas más importantes de Puerto Madero y otorgándole el título de Ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 1985. A partir de 1987, la Fundación Alicia Moreau de Justo estableció el premio Alicia Moreau de Justo para la Mujer del Año, que se ha transformado en uno de los más prestigiosos del país. En 1988, la Fundación Konex honró su memoria con el premio Konex de Honor por su gran aporte a la sociedad argentina; el mismo fue recibido por sus hijos. 

En la actualidad, múltiples organizaciones, entidades, escuelas y hospitales llevan su nombre.

Un retrato de Moreau preside el Salón Mujeres Argentinas en la Casa Rosada junto a otras figuras femeninas de la historia argentina, como Juana Azurduy, Eva Perón, Lola Mora, Cecilia Grierson y Mariquita Sánchez de Thompson. El salón fue inaugurado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en 2009 como parte de las refacciones llevadas a cabo en la Casa de Gobierno.

En el 127º aniversario de su nacimiento, en 2012, Google la recordó con un doodle en su honor. En la actualidad, la Fundación Alicia Moreau de Justo se dedica a preservar su obra y promover su continuidad hacia la comunidad.

Moreau es considerada como una «luchadora incansable» por los derechos de las mujeres y una de las primeras en insistir por los mismos, junto con Julieta Lanteri, Elvira Rawson, Cecilia Grierson y Victoria Ocampo. Moreau se destacaba por ser irónica y antipática, y en muchas ocasiones se manifestaba de manera sagaz para con el periodismo. En un reportaje de mayo de 1974, el entrevistador le preguntó «¿Qué le gustaría que le escribieran algún día como epitafio?», a lo que Moreau respondió: «Aquí yace una gran luchadora contra molinos de viento»



Alicia Moreau de Justo: Juventud, feminismo y socialismo - Parte 9

«La democracia es, así ha sido definida hace bastante tiempo, el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo, es decir, que el pueblo no sea un instrumento para dar a otros las leyes que necesitan para hacer lo que quieran con el país.»
Alicia Moreau de Justo.

En 1979, cuando la actividad política estaba prohibida y muchos políticos debieron exiliarse, participó junto a otros dirigentes de la Confederación Socialista Argentina1 y del Partido Socialista Popular en un acto en el tradicional salón de la mutual socialista Unione e Benevolenza de la ciudad. 

En 1980, fue una de las encargadas de recibir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, una de las acciones internacionales que más dañaron al Proceso de Reorganización Nacional. En el mismo año, como integrante de la Comisión Permanente en Defensa de la Educación (Copede), Moreau, en compañía de Adolfo Pérez Esquivel, Ernesto Sabato y Elías Castelnuovo, publicó Por una universidad gratuita y firmó el reclamo inicial por el secuestro y encarcelamiento de Alfredo Bravo.

Otro aspecto relevante fue su relación con la Iglesia católica. A principios del siglo XX, su vínculo con algunos sectores de la Iglesia era regular. Moreau y Enrique Iberlucea consideraban al clero como el principal responsable de la ignorancia popular y criticaron el apoyo del Episcopado a Perón en 1945. Una carta pastoral firmada por el cardenal Santiago Luis Copello y otros obispos del país señalaba que ningún católico podría votar a candidatos que adhirieran a principios tales como la separación entre Iglesia y Estado, el laicismo escolar, el divorcio legal (sancionado en 1986), entre otras causas. 

El cardenal de Paraná, Zenobio L. Guilland, expresó en 1946: «Los católicos no pueden votar por los partidos socialistas comunistas, condenados por la Iglesia». Sin embargo, a partir de 1978, Moreau vio con simpatía las gestiones del cardenal Antonio Samoré, que pusieron límites a los enfrentamientos con Chile por cuestiones territoriales en el canal de Beagle. 

En una ocasión le preguntaron a Moreau cuál Dios es el verdadero, a lo que respondió: «Pregúntaselo al Papa, porque yo no creo en Dios». Al morir estaba segura de que «iré a la tierra: no creo en el cielo, ni en el infierno».
Centenario


sábado, 20 de octubre de 2018

Alicia Moreau de Justo: Juventud, feminismo y socialismo - Parte 8


En 1958, las diferencias entre ambos grupos era de tal magnitud que produjo la ruptura del Partido Socialista en el 44º Congreso, del que surgieron dos ramas: el Partido Socialista Argentino y el Partido Socialista Democrático (conformado por Ghioldi y Repetto). Moreau junto a Alfredo Palacios, José Luis Romero y Carlos Sánchez Viamonte integró el PSA. Continuó como directora de La Vanguardia hasta 1960, en donde fomentó la necesidad urgente de una reforma agraria (causa fundamental del atraso y la miseria) y apoyó la Revolución Cubana. Debido a la oposición interna dentro del PSA, decidió renunciar a la dirección del periódico.

«…la situación ha cambiado. A mi edad, las cosas se miran de otra manera: sin posiciones sectarias. ¿Qué mejor unidad que la de los viejos camaradas? Pero el destino no está cerrado. Tenemos que acompañarlo al ritmo de los más jóvenes. Nada es imposible.»

Tras el fallecimiento de Alfredo Palacios en 1965, Moreau asumió la secretaría general del Partido Socialista Argentino. En 1972, cuando el PSA se fusionó con otros grupos socialistas para conformar el Partido Socialista Popular, Moreau se alejó del mismo luego de visualizar una cierta cercanía con el peronismo para formar junto a dirigentes como Héctor Polino, Alfredo Bravo y Elena Tchalidy la Confederación Socialista Argentina. 

En 1974, brindó su apoyo al «Grupo de los ocho», una asociación que representaba una alianza de distintos partidos políticos opositores que reclamaban la vigencia de las instituciones democráticas ante los desvíos que se evidenciaban bajo el gobierno de María Estela Martínez de Perón y su ministro de Bienestar Social José López Rega. Según Moreau, tanto Martínez de Perón como Evita, «”llegaron” porque fueron elegidas por el “mandamás” [Perón], que es muy distinto a alcanzar el poder por emancipación femenina».

Militante por los derechos humanos

En 1975, a los 90 años, fue una de las fundadoras de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (Apdh), convocada por Rosa Pantaleón, junto con el obispo de Neuquén Jaime de Nevares, el rabino Marshall Meyer, el obispo Carlos Gatinoni, Raúl Alfonsín, Oscar Alende, Susana Pérez Gallart, Adolfo Pérez Esquivel y Alfredo Bravo. La Apdh desempeñó un importante papel de resistencia al terrorismo de estado durante la dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983. En esos años acompañaba a las Madres de Plaza de Mayo, a quienes consideraba ejemplo de mujeres «valientes», en sus famosas rondas frente a la Casa de Gobierno y presentaba peticiones de libertad a la junta militar y a los jueces. 
En gesto de agradecimiento, en el día de su 99º cumpleaños, le obsequiaron un pañuelo blanco, símbolo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.


Alicia Moreau de Justo: Juventud, feminismo y socialismo - Parte 7


Nunca tuvo una actitud despectiva para con Eva Perón aunque sí la calificó como una «mujer rebelde que nunca se había preocupado por el problema del voto femenino».

Como parte de su larga lucha pacifista, en 1947, después de la Segunda Guerra Mundial, fundó la filial argentina del Acuerdo Mundial por la Paz que agrupaba «a todas las mujeres del mundo que deseaban luchar contra la guerra, con espíritu de justicia y solidaridad humanas.» Fue representante de Argentina en el Congreso Mundial Femenino que se celebró en París ese año Cuando en 1951 las mujeres argentinas pudieron por primera vez votar y ser votadas para cargos nacionales, Moreau fue elegida junto a otras para integrar la lista de candidatos a diputados nacionales socialistas, pero inesperadamente fue detenida en el marco de prohibición política llevada a cabo por Perón y, tras su liberación, debió silenciarse, motivo por el cual irónicamente tampoco pudo votar. 

Otros dirigentes de su partido, como Palacios o Constanza, también fueron detenidos por el supuesto delito de desacato al presidente Perón. El 15 de abril de 1953, manifestantes peronistas, en respuesta a un atentado en la Plaza de Mayo, incendiaron locales opositores al gobierno, entre ellos la Casa del Pueblo fundada por el matrimonio Justo, que quedó completamente destruida ante una explícita complicidad policial.

Integrante de la Junta Consultiva, directora de La Vanguardia y división socialista

Oscar Alende, Alicia Moreau de Justo, Miguel Ángel Zavala Ortiz, Isaac Francisco Rojas, entre otros, en la primera reunión de la Junta Consultiva de la Revolución Libertadora, 1955.

Después del golpe militar encabezado por Pedro Eugenio Aramburu que derrocó a Perón, el Partido Socialista se dividió internamente en dos grupos, uno encabezado por Américo Ghioldi que apoyaba al gobierno militar y exigía una drástica represión al peronismo y otro, encabezado por Alfredo Palacios y Alicia Moreau de Justo que pretendía entablar buenas relaciones con un peronismo democratizado.20 Por entonces ella sostenía que los peronistas y antiperonistas debían unirse para transformar una sociedad basada en la desigualdad económica. 

Junto con Nicolás Repetto, Américo Ghioldi y Ramón A. Muñiz, Alicia Moreau fue una de los cuatro representantes del Partido Socialista en la Junta Consultiva Nacional durante el gobierno de facto, cuyo objetivo fue sentar las bases electorales y constitucionales que rigieron el país, entre ellas la proscripción del peronismo. 

La renuncia de Américo Ghioldi a la dirección del partido en 1956 luego del repudio de los manifestantes por su acrítica adhesión a la Revolución Libertadora llevó a Moreau a ocupar su puesto y dirigir a partir de entonces La Vanguardia, el importante periódico socialista que tenía por entonces una tirada de 90 000 ejemplares. Moreau le imprimió al periódico partidario un contenido crítico del gobierno militar, que fue duramente cuestionado como populista por el otro sector del partido, que además la acusó de manejos delictivos.


viernes, 19 de octubre de 2018

Alicia Moreau de Justo: Juventud, feminismo y socialismo - Parte 6


Socialismo, pacifismo y el valor de la democracia

En 1932, elaboró un proyecto de ley de sufragio femenino presentado por el diputado socialista Mario Bravo. Obtuvo la aprobación de los diputados, en parte gracias a la movilización de mujeres y la presión de las organizaciones feministas. Sin embargo el proyecto fue rechazado por los senadores, donde predominaban ampliamente los conservadores.

Durante la década 1930-1940, se desempeñó activamente en las campañas de solidaridad argentina en apoyo a la Segunda República Española durante la guerra civil. En 1936, cuando se realizó en Buenos Aires la Conferencia Panamericana de Cancilleres, organizó en forma paralela la Conferencia Popular por la Paz en América1 en el Teatro Augusteo, a la que concurrieron representantes de todo el continente. 

Con el surgimiento del peronismo a partir de 1943 y durante los dos primeros gobiernos de Juan Domingo Perón, Moreau ocupó una clara posición opositora al criticar los aspectos no democráticos y autoritarios del gobierno, entre ellos la utilización de la sugestión colectiva como medio de captación, la falta de libertad de expresión y la prohibición de todos los partidos políticos[cita requerida]. A lo largo de su mandato, Moreau, al igual que otros socialistas, sufrió una persecución política que la obligó a trabajar en forma clandestina. A pesar de eso, el gobierno de Perón sancionó muchas de las leyes propuestas por los socialistas en la Cámara de Diputados y Senadores por esos años, entre las que destacan la ley de voto femenino.

Sanción de la ley de voto femenino y gobierno peronista

El 23 de septiembre de 1947, durante un acto frente a la sede de la CGT, Perón firmó el decreto presidencial que le dio valor institucional a la ley 13 010, que le otorgó a las mujeres de todo el país el derecho al voto. El decreto presidencial fue recibido con orgullo por la esposa del mandatario, Eva Duarte de Perón, quien desde la llegada del justicialismo al poder en 1946 bregó por la sanción de esa reglamentación ya que la Ley Sáenz Peña, que regía desde 1916, propiciaba el sufragio universal y obligatorio exclusivamente a los hombres y dejaba a las mujeres en un rol de inferioridad cívica. Su último intento de sanción había ocurrido en 1932, cuando el socialista Mario Bravo llevó el proyecto a la Cámara de Diputados que, debido al golpe de Estado de 1930, fue retomado dos años después gracias al también socialista Alfredo Palacios. 

El proyecto fue archivado luego de media sanción hasta que perdió tratamiento parlamentario. El derecho al sufragio de las mujeres fue el centro de los reclamos no solo de feministas como Moreau sino también de personalidades como Victoria Ocampo. Moreau consideró al logro como «una maniobra política y no como una conquista social».

Un año antes, había lanzado su libro La mujer en la democracia,1 en el que analizó las vicisitudes recorridas por la mujer Argentina para lograr el sufragio. En 1949, fue sancionada una nueva Constitución nacional que establecía la igualdad plena de la mujer y el hombre, y la responsabilidad compartida frente a la patria potestad. Moreau, a pesar de su oposición al peronismo, apoyó rotundamente ese tipo de acciones, que contribuían al objetivo por el que había luchado durante cuarenta años. Cecilia Lérici, una dirigente socialista, señaló que Moreau, al enterarse de la noticia, espetó: «¡Qué bueno!, aunque venga del gobierno peronista». 


Alicia Moreau de Justo: Juventud, feminismo y socialismo - Parte 5


La acción política de la UFN resultó decisiva para apoyar la sanción de muchas leyes importantes de reconocimiento de los derechos de la mujer y de protección del trabajo femenino, como así también para la defensa de la madre soltera. Esta entidad publicó mensualmente la revista Nuestra Causa que difundía sus ideas y comenzó a organizar movilizaciones activas de mujeres durante los actos electorales al igual que peticiones masivas dirigidas a los legisladores. 

Esa organización estaba dirigida, entre otras mujeres, por Moreau, quien fue elegida presidenta; Julia García Games, Ángela Costa, Elisa Bachofen, Berta de Gerchunoff, Adela García Salaberry, Consuelo G. de García, Clotilde Rossi y Josefina L. de Mantecón. 
La poetisa Alfonsina Storni, en cuyas obras había una prosa feminista, solía participar de los actos de la entidad. Luego, la UFN estableció una alianza con el Comité Pro-Derechos de la Mujer presidido por Elvira Rawson de Dellepiane, para reclamar activamente el reconocimiento del derecho a votar de las mujeres y apoyar al Partido Feminista Nacional que impulsaba la candidatura a diputada nacional de Julieta Lanteri. La prensa conservadora comenzó a utilizar el término «damas rojas» para referirse a las mujeres que reclamaban el derecho a voto. Entre 1920 y 1921, Moreau logró juntar 7000 firmas en defensa del proyecto de ley sobre emancipación civil de la mujer, pasó dos meses en Estados Unidos como delegada argentina en el Congreso Internacional de Obreras y Médicas y realizó un simulacro de voto femenino con empadronamiento para apoyar el establecimiento del mismo.

En 1921, decidió afiliarse al Partido Socialista a pesar de que se definía como una de tipo revolucionaria y no reformista. Al año siguiente, contrajo matrimonio con el fundador del partido y creador de la cooperativa «El Hogar Obrero», Juan B. Justo, con el que tuvo tres hijos: Alicia Marta, Juan Roberto y Luis Justo. Justo, uno de los mayores exponentes del socialismo argentino, moriría inesperadamente el 8 de enero de 1928 a causa de un síncope cardíaco.

Moreau alcanzó en esas décadas a integrar el Comité Ejecutivo del Partido Socialista, fundar el Comité Femenino de Higiene Social para combatir la trata de blancas y legalizar la prostitución, y convertirse en la primera mujer argentina en ocupar un cargo político. Desde su puesto como directivo en el PS organizó exitosamente las agrupaciones femeninas en cada centro socialista, con el fin de ordenar la acción política de las mujeres. Algunas agrupaciones crearon centros para los niños y para acrecentar la actividad política femenina.

En 1925, las feministas obtuvieron su primer triunfo parlamentario al lograr la sanción de la ley 11 317 que reglamentaba el trabajo femenino e infantil y establecía que las mujeres no podían trabajar más de ocho horas diarias y 48 horas semanales. También se decretaba la prohibición del trabajo nocturno, tareas insalubres, el trabajo de niños menores de 12 años y el despido de mujeres embarazadas y se incorporó la licencia para amamantar y la obligación de las empresas de tener guarderías. En 1926, se sancionó la Ley de Derechos Civiles de la Mujer, que instauraba que los derechos entre hombres y mujeres debían ser equiparados.35 Junto a su marido, fundó en 1927 la Casa del Pueblo, una de las bibliotecas con mayor cantidad de volúmenes en el país dedicada a la enseñanza obrera.


jueves, 18 de octubre de 2018

Alicia Moreau de Justo: Juventud, feminismo y socialismo - Parte 4


En 1919, Humanidad Nueva dejó de publicarse tras diez años de actividad pero a su vez apareció Nuestra causa, una revista mensual fundada por Moreau dedicada a exaltar la acción de la mujer en todos los campos, desde la cultura y el arte hasta los problemas sociales y políticos. Por otra parte, fue designada por las organizaciones feministas argentinas como delegada por las mujeres argentinas en el Congreso Internacional de Obreras celebrado en Washington DC. Durante el mismo viaje participó también como delegada argentina en el Congreso Internacional de Médicas, donde se destacó particularmente por su crítica a la prostitución y su defensa sobre la moral única para ambos sexos. Como resultado de ese último congreso, se fundó la Asociación Internacional de Mujeres Médicas, de la cual fue electa para integrar su comité ejecutivo.

La Primera Guerra Mundial

En 1914, al iniciarse la Primera Guerra Mundial, inició un amplio movimiento pacifista luego de que el gobierno presentara un proyecto de ley en el cual establecía la instrucción militar en las escuelas, colegios e institutos de enseñanza. A mediados del mes de agosto de 1915, la reglamentación fue sometida a la consideración del congreso. Ante esta situación, el Ateneo Popular y la Sociedad Luz decidieron impulsar una campaña contra la militarización escolar y Moreau fue designada delegada en los encuentros que se promovieron en el ámbito de esa movilización pacifista. 

Durante varios días, se multiplicaron las conferencias públicas que culminaron en grandes mítines y logró presentarse un petitorio al Congreso de la Nación en el cual se manifestaba la absoluta oposición al proyecto. Moreau sostenía que era posible una manifestación pacifista y por eso argumentaba: «Estoy absolutamente convencida de que es posible hacer transformaciones revolucionarias pacíficamente. Pienso que las grandes revoluciones son las que se hacen a nivel intelectual. El haber descubierto que la tierra no es centro del mundo, ha significado una verdadera revolución».

«La Gran Guerra» afectó muy de cerca a los socialistas, quienes sufrieron el reclutamiento de gran parte de sus militantes y voluntarios, especialmente aquellos que eran inmigrantes o hijos de estos. Moreau asistió a diversas reuniones llevadas a cabo en el Ateneo Popular en contra de los conflictos bélicos con el fin de fomentar la paz. Sin embargo, en 1917, al iniciarse la Revolución Rusa, manifestó que «no podría haber sido llevada a cabo sin una guerra».

La Unión Feminista Argentina e ingreso al Partido Socialista
En 1920, fue una de las fundadoras de la Unión Feminista Nacional (UFN) con el fin de unificar las distintas organizaciones feministas que existían en ese entonces,1 como el Centro Socialista Femenino, la Agrupación Socialista Femenina y el Consejo Nacional de Mujeres. 


Alicia Moreau de Justo: Juventud, feminismo y socialismo - Parte 3


Además, incursionó en la denominada «huelga de los inquilinos» manifestándose en contra de los elevados alquileres que imponían los conventillos (tipo de vivienda urbana también conocido como inquilinato) y apoyó la «marcha de las escobas», una procesión de amas de casa que tenía como objetivo defender sus derechos por los barrios pobres de la ciudad.

«Siempre creí que este país merecía ser distinto. Que un día íbamos a unirnos todos y el destino cambiaría. Recuerdo los barrios obreros de esta ciudad cuando llegábamos con las banderas rojas, y la gente se iba reuniendo y se iban logrando cosas. Cuando el Partido Socialista era una parte linda de la vida. Cuando las mujeres nos juntamos por primera vez y empezamos a pelear por nosotras…»

Entre 1906 y 1914, además de organizar el primer congreso femenino internacional e iniciar una campaña para crear escuelas para inmigrantes, escribió varios artículos sobre educación y política en la Revista Socialista Internacional dirigida por Enrique del Valle Iberlucea. Algunos de esos artículos se titularon La escuela nueva, La Comuna y la educación, Liga Internacional para la educación racional de la infancia, Internacionalismo escolar y Las universidades populares de Noruega. Por entonces, expuso su tesis sobre la «escuela nueva», en la que cuestionaba profundamente a la educación pública argentina al sostener que los padres, la Iglesia y el mismo Estado ejercen como instrumentos de adoctrinamiento y no deben imponerles sus convicciones a los niños.

El Ateneo Popular y la revista Humanidad Nueva

En 1910, junto a Berta W. de Gerchunoff y su padre Armand Moreau, fundó el Ateneo Popular con el fin de promover la extensión de la educación secundaria y universitaria, convirtiéndose así en uno de los centros de educación popular más activos de la ciudad. Por su parte, también se hacía cargo de la edición de la Revista Socialista Internacional con el nombre de Humanidad Nueva, en la que escribió en favor de los derechos de la mujer; entre sus numerosos artículos, se hallan Feminismo e intelectualismo, Congreso Femenino Internacional, Cómo se forma el hogar y El feminismo en la evolución social. 

Ese mismo año organizó el Primer Congreso Femenino Internacional y en su publicación hizo hincapié en que el pensamiento femenino tuviera igual representación que el de los varones, fue así como difundió la filosofía de Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin, Carolina Muzzili y María Montessori.

En 1914, obtuvo su diploma universitario de honor y una tesis titulada «La función endócrina del ovario», convirtiéndose en una de las primeras médicas latinoamericanas especializada en enfermedades femeninas. Paralelamente, publicó el libro Evolución y educación y comenzó a dar clases como profesora de fisiología en la Universidad Nacional de La Plata.


miércoles, 17 de octubre de 2018

Alicia Moreau de Justo: Juventud, feminismo y socialismo - Parte 2


A partir del congreso, el Partido Socialista, a instancias de Giménez, comenzó a convocarla para dar conferencias a los simpatizantes en los diversos centros socialistas a través de la Sociedad Luz ubicada en el barrio de Barracas. La asociación establecía en sus estatutos la necesidad de «difundir en el pueblo las nociones y los métodos de la ciencia y educarlo en la expresión hablada, escrita y artística, así como perfeccionar la educación técnica». En 1906 se realizó en Buenos Aires el Congreso Internacional de Libre Pensamiento, organizada por la Masonería Progresista; Moreau presentó un trabajo sobre educación que se publicó en el primer número de la Revista Socialista Internacional. Como profesora normal, sostuvo en el congreso que la enseñanza debía impartirse con métodos basados en los conocimientos de la ciencia experimental.

Luego, acudió a charlas en los centros obreros, donde debatió sobre temas como la tuberculosis, el alcoholismo, la sífilis, la higiene social y la prevención sanitaria. En 1907, después de estudiar psicología durante un año, ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, en una época en que la sociedad veía con rechazo que las mujeres estudiasen una carrera universitaria. Alicia Moreau perteneció a un grupo de seis mujeres que se inscribieron por primera vez para estudiar medicina en Argentina. Mientras se desempeñaba en el Hospital de Clínicas, donde comenzó a consolidarse como socialista, instaló un consultorio ginecológico en la calle Esmeralda de la Ciudad de Buenos Aires, donde atendía de forma gratuita a las mujeres de bajos recursos y prostitutas.


martes, 16 de octubre de 2018

Alicia Moreau de Justo: Juventud, feminismo y socialismo - Parte 1








Alicia Moreau nació en Londres el 11 de octubre de 1885 como la menor de tres hermanos. Su padre, Armand Moreau, a quien definió como un «libre pensador», fue un revolucionario francés que participó en la Comuna de París en 1871. Tras su participación y debido a la cruenta represión subsiguiente, residió en Bélgica primero y en Gran Bretaña después.

En 1890, Alicia y María Denanpont, su madre, emigraron a la Argentina para residir en Sansinena, que prometía ser la capital nacional del país, situación que no prosperó. Moreau luego diría: «Cuando llegué al país, no caminaba; como digo siempre, tuve mucho gusto de aprender a caminar sobre esta tierra de la que nunca me separé». Una vez asentada la familia en Buenos Aires, el padre de Alicia, un ideólogo anarquista y socialista, estableció una librería en 1896 y se integró a los grupos socialistas que comenzaron a surgir por esa época con el fin de organizar el movimiento obrero argentino. Su hija solía acompañarlo a estas reuniones y actividades. Por su parte, Armand se dirigía con asiduidad a otorgar libros a los enfermos del Hospital Francés.

Realizó sus estudios secundarios en la Escuela Normal 1, frente al edificio de Obras Sanitarias, donde conoció al radical Hipólito Yrigoyen, quien enseñaba ahí como profesor de Moral e Instrucción Cívica. Moreau luego recordaría que mantuvieron una estrecha relación y él solía prestarle libros sobre cuestiones de derecho. En 1900, Moreau cuestionó severamente la participación de Yrigoyen en los levantamientos militares impulsados por la Unión Cívica Radical. Yrigoyen, por su parte, se convertiría en el primer presidente de Argentina elegido mediante el voto secreto, universal y obligatorio en 1916.

Juventud, feminismo y socialismo

En 1902, tomó contacto con las hermanas Chertkoff, fundadoras del Centro Socialista Femenino, que desempeñaba la divulgación de los saberes filosóficos y sociológicos de la época. Moreau las acompañó en la Asociación Pro-Educación Laica que se organizó en Morón en 1903 y en la tarea de abrir bibliotecas populares y jardines maternales.

En 1906, cuando contaba con 21 años, fundó el Movimiento Feminista.16 Durante la celebración del Congreso Internacional del Libre Pensamiento, fue se realizó en Buenos Aires y en donde expuso un informe titulado Educación y Revolución, la republicana española Belén de Sárraga le sugirió que las argentinas deberían organizar un movimiento en favor de los derechos políticos de la mujer. Ahí, conoció a los líderes del Partido Socialista, José Ingenieros, Enrique del Valle Iberlucea y Ángel Giménez. Moreau propuso la idea de Sárraga en una de las reuniones del congreso y junto a otras mujeres como Sara Justo, fundaron el Centro Feminista de Argentina y el Comité Pro-Sufragio Femenino.


sábado, 13 de octubre de 2018

Accidente ferroviario en Once – Año 1912

  
Ocurrió en enero de 1912, el viaje del convoy que se dirigía hacia la estación "Del Once" se realizaba sin problemas, hasta que el maquinista advirtió que era imposible detener la marcha "debido a que los frenos no obedecieron", como resultado, el tren se detuvo violentamente frente a los paragolpes de la estación.



A consecuencia del accidente, sufrieron heridas leves los pasajeros doctor Adolfo Dickmann y don Ricardo Rodríguez, mientras que el guardatren Agustín Rodríguez también padeció algunas contusiones.
"Al doctor Dickmann, la empresa le debe, además, un sombrero de paja"

Como terrible coincidencia, exactamente 100 años más tarde, el miércoles 22 de febrero de 2012, otra formación, el tren Nº 3772, colisionaría contra los sistemas de paragolpes de contención de la estación, siendo las 8,33 a.m.
Pero esta vez, con consecuencias mucho más trágicas.
La formación, de ocho coches, transportaba en plena hora pico a más de 1200 pasajeros a bordo.
Fallecieron 51 personas y más de 702 resultaron heridas.
Familiares de las victimas elevaron el número de víctimas a 52 al contabilizar el bebé en gestación de la esposa de Edwin.
Al mes de mayo de 2014, aún se realiza el juicio por este siniestro que conmovió y enlutó a todo el país.




miércoles, 10 de octubre de 2018

Cabeza de Tigre - 2001 - Santiago de Liniers



Dirigida por Claudio Etcheberry, con Héctor Alterio, Damián De Santo, Pablo Cedrón, Mónica Galán, Alejandro Awada, Horacio Peña. 

Cabeza de tigre, es un film histórico argentino dirigido por el Claudio Etcheberry, basado en hechos reales, centra sus hechos en agosto de 1810. A meses de la Revolución de Mayo, los artífices de la misma deben fusilar a Santiago de Liniers (Héctor Alterio), a quien ya no le reconocen el título de virrey y lo consideran una amenaza para hacer valer la reciente autoridad de la Junta de Gobierno. Mariano Moreno digita la maniobra, que nadie parece querer llevar a la práctica, y designa a su hombre de confianza para el acto heroico. Para Juan José Castelli (De Santo), sin embargo, la tarea no es fácil: implica un dilema que enfrenta sus nuevas convicciones políticas (los ideales, el deber) con el honor y el respeto (los sentimientos) que le debe a su anterior líder, Liniers. A partir de una estructura clásica, la película de Etcheberry trabaja sobre el dilema moral del vocal de la Primera Junta. Enviado por Moreno, con un objetivo claro, secundado por Domingo French (Cedrón) como ayudante, y con Liniers y su propia conciencia como oponentes, Castelli parte a cumplir su misión. En el transcurso, deberá enfrentar algunos obstáculos, tomar decisiones que lo pondrán a prueba e intentar salir airoso en pos de una Nación libre. Cabeza de tigre muestra –en varios sentidos– las dos caras de una misma moneda. Castelli está al mando de los soldados pero no es militar, es sensible, dubitativo y busca variantes para evitar muertes. French es más práctico, menos analítico y, a través de los diálogos que mantiene con su superior, vehiculiza los interrogantes de éste. Por su parte, Liniers funciona como un fuera de campo permanente al que hay que acceder para que deje de ser una amenaza. Una vez capturado, esta virtualidad se traslada del personaje concreto a una idea menos palpable que sobrevuela el film: la "Revolución". Uno de los problemas más difíciles de resolver cuando se trata del conflicto interno de un personaje, es el de trasladarlo a acciones concretas. Y si bien Castelli intenta que Liniers firme una carta de apoyo a su causa para no tener que ejecutarlo o mata al soldado inglés para demostrar su independencia, el dilema no genera demasiada tensión, ni progresión dramática. Tampoco transmite la pasión que el tema reclama y se diluye en la interpretación de Damián de Santo (muy pegado a la actualidad televisiva para hacer de prócer), menos convincente que Cedrón, Alterio y el desconocido Roberto Vallejos, en su corta pero potente intervención en el papel de Moreno. Además de la fotografía y la música compuesta por Lito Vitale y Carlos López Puccio, Cabeza de tigre tiene el mérito de presentar a los próceres patrios como personas de carne y hueso –sienten temor, tienen contradicciones, se visten ante los ojos del espectador, están enfermos o putean–. Pero la falta de datos que permitan identificar mejor el contexto histórico y el porqué de las tribulaciones de Castelli, la simplificación de algunas características de los personajes, de ciertos diálogos y situaciones, terminan por definir una película más próxima a lo conocido (esos héroes de manual, tipo Billiken, que se estudian en el colegio) que a lo que cabía esperar. Seguramente, tendrá mejor suerte en la carrera que ya ha emprendido como material didáctico en proyectos escolares que como obra de interés cinematográfico.

De todas maneras es un aporte importante y requerido desde hace mucho tiempo, para sumar documentales testimoniales más didácticos a la pobre historiografía nacional sesgada y centralista.

viernes, 5 de octubre de 2018

Cuarta Parte: El Río Luján que leí, me contaron y viví


Como lo había prometido en el capítulo anterior, hoy voy a recordar la quinta ¨El Pinar¨ del eminente facultativo gloria de la medicina nacional, el doctor Enrique Zárate, esta personalidad de la ciencia hizo de Río Luján su lugar de descanso, aquí en un predio de diez héctareas construyó su mansión y dependencias de servicio, además contrato a un paisajista aleman para diseñar un parque de diez héctareas, al que pobló con las mas exóticas especies arboreas que el propio Zárate traia de sus múltiples caminos empedrados que lo surcaban en su totalidad en carruajes tirados por pequeños ponis lujosamente anjaezados, entre otras cosas dentro de este parque había una buena extensión de cultivo de violetas, y contaba con un lago artificial y una isla en el centro de ceibos con una gran pérgola este lago estaba poblado de cisnes, y peces de colores, a la isla se accedia a través de unas embarcaciones, otra cosa con la que contaba este parque era con una diversidad de animales exóticos para la zona. 
El doctor Enrique Zárate fue una persona que mantuvo muy buena relación con quienes habitaban esta zona, y un gran benefactor como podremos apreciar en futuros capitulos, sus hijas enseñaban el catecismo a los niños de la zona, quienes luego tomaban la comunión que era administrada por el padre Juan Manuel Caposano familiar de la familia Zárate, otra tarea de las hijas del doctor era organizar la busca del tesoro escondido para los niños, que de esta manera muchos de ellos conocían por primera vez un juguete. Esta quinta tenía un camino de ladrillos que conducía hasta la estación ferroviaria y del cual aún hoy hay algunos tramos al lado de la calle Belelli del barrio aledaño a la estación. A finales de la década del veinte o principios de la del treinta, Enrique Zarate deja Río Luján y construye su casa de descanso a orillas del lago San Roque, en Carlos Paz. Córdoba.

Aquí en Rio Luján su quinta fue usada por Mauricio Miranda, influyente político que hizo de Río Luján su lugar de descanso, también en alguna oportunidad esta quinta fue ocupada por el gobernador de la Provincia de Buenos Aires como lugar de veraneo, y mas tarde lo hizo la familia Mendez dueños de la fábrica de talcos Lisoform, transcurrido los años dos alemanes Lininferg y Rotemberg, se asocian y montan en la vieja quinta la hostería ¨El Caballito Blanco¨ que permaneció por varios años, para ellos construyeron piletas de natación para mayores y para niños, ademas de construir bungalows para su alquiler a familias o parejas que querían pasar algunos días en este hermoso lugar, donde podrían gozar además de las piletas, cabalgatas, gastronomía internacional, y muchas cosas mas, luego por desaveniencias entre sus socios quedan abandonadas todas sus instalaciones, lo que permite que sean saqueadas, hasta que la firma Commi&Pini loteo el viejo parque y lo vendió en pequeñas parcelas, para dar lugar al trazado de calles, se derribaron especies arboreas unicas, y con ello desaparecía un pedazo grande de la historia de Río Luján.

El lugar ocupado por esta quinta, es hoy el barrio ¨El Bosque¨.
Pero volvamos a los primeros años del siglo veinte en que los campos de la zona nordeste de Río Luján cambian de dueño quien los compra es un accionista de los ferrocarriles el ingeniero Romulo Otamendi, quien desde hace algunos años viene comprando propiedades y a veces presionando a viejos pobladores que tienen sus propiedades en sucesión y varios herederos de por medio a quienes por poco dinero les, compra sus propiedades, para anexarlas a las suyas y en muchas oportunidades ni siquiera llego a escriturar a su nombre, este proceder era muy frecuente en todas partes.


miércoles, 3 de octubre de 2018

Severino Di Giovanni - Bio.Ar 3/3

EL RIO LUJAN QUE LEI, QUE ME CONTARON, Y QUE VIVI - Segunda Parte


Llegamos en esta historia del pago chico en la nota anterior hasta el origen del nombre de El Canchillo para nuestra zona. Ahora trataremos el orígen del posterior nombre de Río Luján. Mencionábamos en la anterior el reparto de tierras hecho por Juan de Garay después de la segunda o tercera fundación de la ciudad de Buenos Aires, y por qué decimos esto? Porque hay una teoría elaborada por Federico Kirbus que fue motivo de un libro titulado ¨La primera de las tres Buenos Aires edición del autor de 1980. Según Federico Kirbus la primer fundación de Buenos Aires podría haber ocurrido en las barrancas de 

El Cazador actual partido de Escobar por Don Pedro de Mendoza y Luján, el riachuelo que menciona Ulrico Schmidl en su libro ¨Viaje al Río de la Plata¨ impreso en 1567 no sería otro que el Río Luján que por entonces desembocaba directamente en el Río Paraná pero luego al formarse el delta desvía su curso hasta desembocar como lo hace actualmente en el Río de La Plata La batalla de Corpus Cristi se habría llevado a cabo a orillas de la laguna grande de Otamendi, en esta batalla fue herido de gravedad don Pedro de Luján el 15 de julio de 1536 quien dispara y muere a orillas del río que hoy lleva su nombre, ya que si pensamos en un Buenos Aires fundado en el cual parque Lezama y la batalla de Corpus Cristi en las inmediaciones es muy poco explicable que al salir Luján herido dispare hacia el desierto internándose más en un ambiente salvaje para venir a morir a orillas del Río Luján, pero esto será seguramente materia para los historiadores que seguramente traerán un poco de luz a este tema.

De la presencia de aborígenes en nuestra zona han dado cuenta los trabajos que realizó ya en los primeros días de 1877 el doctor Estanislao S. Zeballos y el ingeniero Pico en lo que hoy se conoce como el paraje ¨El Tajiber¨ donde descubrieron un cementerio indígena. Ya bien entrado el siglo veinte José Belelli habitante de nuestra zona a pocas cuadras de la estación Río Luján también encontró muchos restos humanos en lo que hoy es la reserva natural Otamendi. Yo, personalmente fui testigo ocular en la década del sesenta del hallazgo de enterratorios indígenas por parte de alumnos de la universidad de La Plata, con una elemental máquina fotográfica tomé imágenes que varios años después regalé a un estudiante de Paleontología sin quedarme con ninguna copia que me sirviera como testimonio de aquel hecho. También fueron encontrados restos fósiles muy cerca de aquí pero ya en el partido de Escobar en la zona denominada ¨La Bizcachera¨ donde tenía un campo mi abuelo paterno 
Don Cándido Bolzán. No está muy claro si estos aborígenes correspondían a los Guaraníes o los Querandíes ya que esta zona puede haber sido habitada por unos o por otros. Bien, ya casi a fines del siglo diecinueve comienza la construcción del ferrocarril Buenos Aires-Campana el día 15 de marzo de 1875 cruza la primera locomotora desde Campana hasta pasando el Río Luján y no puedo continuar más por no estar terminadas las obras, recordemos que el puente sobre el Río Luján hubo que construirlo dos veces ya que el primero fue destruído por una inundación por esto al segundo le dieron más amplitud de desague.

De esta manera y con la llegada del ferrocarril la estación de Río Luján toma este nombre por la cercanía del río homónimo y queda oficialmente denominada esta zona con este nombre.



martes, 2 de octubre de 2018

Severino Di Giovanni - Bio.Ar 2/3

Severino Di Giovanni - Bio.Ar 1/3

La estancia de Aniceto Laplume


Para comenzar con la historia de esta estancia tenemos que remontarnos al año 1854, cuando Don Roberto Kelly compra los campos que la conformarían , luego va anexando mas propiedades aledañas hasta llegar a conformar aproximadamente 3000 hectáreas.

Al fallecimiento de Don Roberto , son sus herederos Roberto Kelly (hijo), y Francisco Kelly, Roberto se casa con Brígida Shaughnssy , en el año 1919 y Francisco con Susana Cafrei , en el año 1921, falleció Roberto , y Francisco queda a cargo de la sucesión de su hermano cumpliendo correctamente con sus deberes , a los pocos años falleció también Francisco dejando viuda a doña Susana con un hijo.

Las viudas concurren a misa a Exaltación de la Cruz, por aquel entonces el traslado a Exaltación de la Cruz, había que hacerlo con vehículos de tracción a sangre y por caminos no siempre en buenas condiciones , luego de la misa generalmente concurrían a algún lugar para almorzar , descansar, y emprender el retorno, uno de esos lugares era el hotel y restauran , o fonda como se lo llamaba entonces de Aniceto Laplume y Matías Noriega, en este lugar se conocen Brígida y Aniceto quienes tiempo después contaren matrimonio, en agosto de 1923.

También Doña Susana más tarde se casaría con Tomas Rosister.
De esta manera don Aniceto Laplume, pasa a ser dueño de la suerte de estancia que había heredado su esposa,

Cuando por razones sucesorias se realiza la división de bienes de la estancia Santa Ana, que asi era el nombre original Doña Brígida se queda con el antiguo casco de la estancia, y Francisco Nelly con algunas hectáreas mas de Campo, la estancia de Laplume paso a llamarse "Santa Brígida," y la de Rosister "Santa Susana".

Cuando las estancias eran solo una la actividad principal era la cría de ovejas , luego al cambiar de manos y con el advenimiento de nuevas perspectivas económicas se diversifico en tambos, cría de ganado, y agricultura, este establecimiento fue uno de los primeros en la zona de contar con tractor.

Del matrimonio de Don Aniceto y Doña Brígida nacieron cuatro hijos José Miguel, Juan Carlos (fallecido) Aniceto Pedro y Luis Bernardo.

Durante el año 1932 en un viaje que realizaron a Buenos Aires Don Aniceto y su concuñado tomas Rosister

Al hacer un trasbordo de trenes en la estación Victoria sufren un accidente ferroviario del cual Don Aniceto se repone, pero su concuñado falleció.

Esta estancia en el año 1919, comenzó a contar con teléfono todo un adelanto para aquella época, su numero era el 2, siendo uno de los primeros de Rió Lujan, el otro lo tenia el almacén de Coletta y era el numero 4, el numero 1 lo tenia la feria de Fernández en Los Cardales, esta feria estaba ubicada donde años después estuvo la estación de servicio de la familia Goñi.

Me contaban los descendientes de Laplume que la línea telefónica por aquel entonces era privada y venia desde Pilar a Campana y pasaba frente a la estancia Santa Brígida.
En el año 1932 Don Aniceto fue concejal del municipio de Campana, cuando el intendente era Bartolomé J Perrone.

En el año 1942, viajando con su auto particular hacia la ciudad de Campana Don Aniceto sufre un problema cerebro-vascular, que como secuela lo privo de hablar, por lo que es manejaba escribiendo y falleció en el año 1965, Doña Brígida falleció en 1983, y su hermano soltero Juan Antonio que también vivía en la estancia falleció en 1971.

En la nomenclatura catastral campanense, el municipio ha querido recordar a este ejemplar empresario agropecuario,imponiendole el nombre de Aniceto Laplume, a una calle del barrio "Las Colinas de Otamendi".

Entre las tantas reliquias que adornan las paredes de este viejo casco de estancia se encuentra un tapiz que refleja la figura de la virgen de Guadalupe , que perteneciera a la familia Kelly, fundadores de este establecimiento.
Sin duda alguna la historia de esta estancia, y la familia Laplume ya pertenecen al patrimonio cultural de nuestra zona, ademas de ser la única estancia que permanece en actividad desde hace ya más de 150 años.

josebolzan@gmail.com

http://www.laautenticadefensa.net/65613

lunes, 1 de octubre de 2018

El fusilamiento de Severino Di Giovanni, por Roberto Arlt - Parte 2

Ha formado el blanco pelotón fusilero. El suboficial quiere vendar al condenado. Éste grita: “Venda no”.

”Mira tiesamente a los ejecutores. Emana voluntad. Si sufre o no, es un secreto. Pero permanece así, tieso, orgulloso. Di Giovanni permanece recto, apoyada la espalda en el respaldar. Sobre su cabeza, en una franja de muralla gris, se mueven piernas de soldados. Saca pecho. ¿Será para recibir las balas?

— Pelotón, firme. Apunten.
La voz del reo estalla metálica, vibrante:
— ¡Viva la anarquía!
— ¡Fuego!


”Resplandor subitáneo. Un cuerpo recio se ha convertido en una doblada lámina de papel. Las balas rompen la soga. El cuerpo cae de cabeza y queda en el pasto verde con las manos tocando las rodillas. Fogonazo del tiro de gracia.

”Las balas han escrito la última palabra en el cuerpo del reo. El rostro permanece sereno. Pálido. Los ojos entreabiertos. Un herrero martillea a los pies del cadáver. Quita los remaches del grillete y de la barra de hierro. Un médico lo observa. Certifica que el condenado ha muerto. Un señor, que ha venido de frac y con zapatos de baile, se retira con la galera en la coronilla. Parece que saliera del cabaret. Otro dice una mala palabra.

”Veo cuatro muchachos pálidos como muertos y desfigurados que se muerden los labios; son: Gauna, de La Razón, Álvarez, de Última Hora, Enrique González Tuñón, de Crítica y Gómez de El Mundo. Yo estoy como borracho. Pienso en los que se reían. Pienso que a la entrada de la Penitenciaría debería ponerse un cartel que rezara:

— Está prohibido reírse.
— Está prohibido concurrir con zapatos de baile”.