viernes, 5 de octubre de 2018

Cuarta Parte: El Río Luján que leí, me contaron y viví


Como lo había prometido en el capítulo anterior, hoy voy a recordar la quinta ¨El Pinar¨ del eminente facultativo gloria de la medicina nacional, el doctor Enrique Zárate, esta personalidad de la ciencia hizo de Río Luján su lugar de descanso, aquí en un predio de diez héctareas construyó su mansión y dependencias de servicio, además contrato a un paisajista aleman para diseñar un parque de diez héctareas, al que pobló con las mas exóticas especies arboreas que el propio Zárate traia de sus múltiples caminos empedrados que lo surcaban en su totalidad en carruajes tirados por pequeños ponis lujosamente anjaezados, entre otras cosas dentro de este parque había una buena extensión de cultivo de violetas, y contaba con un lago artificial y una isla en el centro de ceibos con una gran pérgola este lago estaba poblado de cisnes, y peces de colores, a la isla se accedia a través de unas embarcaciones, otra cosa con la que contaba este parque era con una diversidad de animales exóticos para la zona. 
El doctor Enrique Zárate fue una persona que mantuvo muy buena relación con quienes habitaban esta zona, y un gran benefactor como podremos apreciar en futuros capitulos, sus hijas enseñaban el catecismo a los niños de la zona, quienes luego tomaban la comunión que era administrada por el padre Juan Manuel Caposano familiar de la familia Zárate, otra tarea de las hijas del doctor era organizar la busca del tesoro escondido para los niños, que de esta manera muchos de ellos conocían por primera vez un juguete. Esta quinta tenía un camino de ladrillos que conducía hasta la estación ferroviaria y del cual aún hoy hay algunos tramos al lado de la calle Belelli del barrio aledaño a la estación. A finales de la década del veinte o principios de la del treinta, Enrique Zarate deja Río Luján y construye su casa de descanso a orillas del lago San Roque, en Carlos Paz. Córdoba.

Aquí en Rio Luján su quinta fue usada por Mauricio Miranda, influyente político que hizo de Río Luján su lugar de descanso, también en alguna oportunidad esta quinta fue ocupada por el gobernador de la Provincia de Buenos Aires como lugar de veraneo, y mas tarde lo hizo la familia Mendez dueños de la fábrica de talcos Lisoform, transcurrido los años dos alemanes Lininferg y Rotemberg, se asocian y montan en la vieja quinta la hostería ¨El Caballito Blanco¨ que permaneció por varios años, para ellos construyeron piletas de natación para mayores y para niños, ademas de construir bungalows para su alquiler a familias o parejas que querían pasar algunos días en este hermoso lugar, donde podrían gozar además de las piletas, cabalgatas, gastronomía internacional, y muchas cosas mas, luego por desaveniencias entre sus socios quedan abandonadas todas sus instalaciones, lo que permite que sean saqueadas, hasta que la firma Commi&Pini loteo el viejo parque y lo vendió en pequeñas parcelas, para dar lugar al trazado de calles, se derribaron especies arboreas unicas, y con ello desaparecía un pedazo grande de la historia de Río Luján.

El lugar ocupado por esta quinta, es hoy el barrio ¨El Bosque¨.
Pero volvamos a los primeros años del siglo veinte en que los campos de la zona nordeste de Río Luján cambian de dueño quien los compra es un accionista de los ferrocarriles el ingeniero Romulo Otamendi, quien desde hace algunos años viene comprando propiedades y a veces presionando a viejos pobladores que tienen sus propiedades en sucesión y varios herederos de por medio a quienes por poco dinero les, compra sus propiedades, para anexarlas a las suyas y en muchas oportunidades ni siquiera llego a escriturar a su nombre, este proceder era muy frecuente en todas partes.


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