lunes, 29 de junio de 2015

La historia del tango



Video " La historia del tango" que brindo en las escuelas en el nivel primario y secundario, añadido al cuadernillo con todo el material bilbiográfico correspondiente a cada curso .
ESTUDIO LARA

sábado, 27 de junio de 2015

El juicio por los obreros de Astarsa – Parte 4

Entre los accionistas principales estaban los Braun Menéndez: “No se entiende la represión en Astarsa –dice Luis–, si no se entiende qué fue el control obrero de las condiciones de trabajo: nosotros decíamos qué era salubre y qué insalubre en cada lugar, lo mismo sucedió en Mestrina y así durante tres años que siguieron, y eso que es un tema que siempre fue vendido y entregado por la burocracia sindical”.

El Sindicato de Obreros de la Industrial Naval estaba manejado por grupos operativos de la CNU y del CdO lopezrreguista. Una de las caras visibles era Jorge Rampoldi, a quien Luis viene siguiéndole el paso desde entonces. 
Lo denunció en Italia en el juicio a Carlos Suárez Mason. Para entonces, Rampoldi era viceministro de Trabajo de Carlos Ruckauf. Rampoldi negó sus vínculos con Astarsa y la CNU, pero Luis insistió explicando que llegó a la fábrica cuando la empresa buscó colar sectores de la derecha en los espacios donde los obreros eran poderosos, como el sector de personal. Rampoldi frecuentó hasta 2006 el sindicato Uatre, el gremio de Gerónimo “Momo” Venegas.

Por Alejandra Dandan
Miércoles, 16 de febrero de 2011


jueves, 25 de junio de 2015

El juicio por los obreros de Astarsa – Parte 3

A las 6.30, entonces, tres camiones entraron a la fábrica. Hubo helicópteros sobrevolando el cielo, carros de asalto y tanques custodiando el operativo en tierra. “Empezaron a pedir documentos a todos los que llegaban y entraban; tan claro estaba que esas listas se las habían proveído de la patronal –dice Benencio– que en un momento había dos compañeros de apellido Sosa, y cuando detienen a un Sosa y lo suben arriba del camión, uno de los de abajo de la patronal les dice: ‘¡Ese Sosa no es!”
Hubo 60 secuestrados ese día; pero además otro tanto en Mestrina, que era otra de las navieras de la zona que había seguido el mismo proceso. La mayoría pasó por la comisaría de Tigre, una parte fue liberada y otra siguió a Campo de Mayo. 
Existe el caso de un obrero de apellido Villalba, cuya hija supo a través de un preso que estaba en el destacamento de Garín, un caso por el que puede llegar a estar imputado Patti nuevamente. Cuando fueron a buscarlo, el destacamento lo negó y dos días más tarde apareció muerto en un arroyo. Entre Astarsa y Mestrina hay 30 obreros navieros desaparecidos.


El juicio oral avanzará ahora sólo sobre algunos casos. Ninguno de esta primera parte corresponde a los secuestrados del 24 de marzo sino a obreros que fueron secuestrados días después: “Este es uno de los subcasos de una causa principal que es la de Campo de Mayo”, explica Pablo Llonto, abogado querellante. 
“El tema es que se van elevando a juicio pedacitos de esa megacausa, con algunos obreros y algunos responsables, y eso hace a la enorme dificultad que tenemos con los juicios orales con pocas víctimas y pocos acusados; mientras tanto continúa la investigación sobre las restantes víctimas y acusados, como la probable complicidad de algún miembro de la fábrica.”

miércoles, 24 de junio de 2015

El juicio por los obreros de Astarsa – Parte 2

En la madrugada del 23 al 24 de marzo de cada año, la Comisión vuelve a donde vuelven muchos de esos navieros: la plaza Canal, a media cuadra de la estación Carupá de la línea Mitre, en el límite entre San Fernando y Tigre, sobre la Ruta 197, donde llegaban los obreros de Astarsa para hacer las diez cuadras que separaban la estación de la fábrica. 
“Es un lugar histórico porque ahí se hicieron asambleas obreras de 3500 trabajadores y, en la década del ’70, las ollas populares de los días de huelga.”

A comienzos de 1976, los obreros de la naviera llevaban tres años manteniendo el control obrero de la fábrica: Astarsa era uno de los astilleros más importantes, con 1500 trabajadores de los cuales 700 eran navieros y 800 metalúrgicos. En 1973, el proceso comenzó con la muerte de José María Alessio. 
Hasta ese momento, el trabajo parecía convertirse en una condena a muerte: trabajan doce horas por reglamento y sabían que con la fabricación de cada barco, durante catorce meses de trabajo, uno o dos compañeros se moría. Aquella muerte disparó la huelga, en medio de un proceso que venía creciendo por abajo, entre otras cosas a partir de la llegada a la escuela de oficios de la fábrica de una camada de jóvenes, cercanos o que comenzaron a estar próximos a la Juventud Sindical de Montoneros. 
Tras la huelga, tomaron el control de la Comisión de Seguridad e Higiene, y en los siguientes tres años no hubo muertos. Pasaron a trabajar 6 horas 45 minutos, y se movilizaron y consiguieron la liberación de muchos de ellos en 1975, cuando un grupo de trabajadores fue secuestrado y torturado por grupos paramilitares.

Luis Benencio es un testigo histórico de la causa, porque estuvo a cargo de esa Comisión de Seguridad: “Nosotros no estábamos ahí el día del golpe, pero teníamos compañeros adentro”, dice a Página/12. “Estábamos avisados desde antes, muchos de los activistas veníamos levantados y bancados por la organización, o sea que hacíamos el trabajo desde afuera.” 
Hacia adentro y a esa altura habían armado una agrupación no visible: “De este modo supimos y conocimos lo que pasó con las listas”.

El juicio por los obreros de Astarsa – Parte 1


La consigna del cartel resumía en 1973 lo que estaba detrás de esa huelga que se abría paso entre los navieros de Astarsa, y que en horas se convertía en huelga general entre los astilleros. “Queremos un astillero, no un matadero”, habían colocado en la fábrica los obreros, indignados por una nueva muerte entre sus compañeros. 
La historia de la fábrica desde donde secuestraron a 60 operarios la mañana del 24 de marzo de 1976 comenzará a ventilarse en San Martín, cuando concluya el juicio oral a Luis Abelardo Patti. 
Pese a que aún no hay fechas precisas, la querella prevé el juicio para mitad de año. La elevación no incluye toda la causa sino una primera parte por un grupo de obreros que permanece desaparecido. 
Como no son parte del grupo que secuestraron en la fábrica, el juicio no permitirá avanzar sobre uno de los factores sobre los que sí se espera poder ir adelante en la segunda parte, que es la responsabilidad de la burocracia sindical y de los empresarios sospechados de haber entregado los listados de la comisión interna y de los obreros más combativos a la dictadura.

“Los navales fueron un gremio muy combativo en la zona norte”, indica a Página/12 Adriana Taboada, de la Comisión Zona Norte. “El eje represivo en esta zona siguió la línea de organización obrera porque había un grado de participación y de organización muy importante: en el caso de los navales, el gremio estaba copado por sectores del vandorismo y en los ‘70 surgieron compañeros que les disputaron la dirigencia sindical; en el caso de Astarsa, aunque no siempre fue así, el núcleo fuerte venía de la JTP.”

La Comisión Zona Norte es el grupo de organismos de derechos humanos y militantes viejos y nuevos que impulsa la causa, y pasa días buscando a víctimas, a viudas de esos obreros, compañeros de la fábrica, colimbas de Campo de Mayo que pueden acercar datos no sólo para ese expediente sino para otras decenas de causas sin sobrevivientes que, paradójicamente, necesitan de testigos para poder ir adelante.

miércoles, 17 de junio de 2015

Plaza Barrancas de Belgrano - Parte 2

Las Barrancas conforman un tradicional, antiguo y bello paseo del barrio, compuesto por tres manzanas delimitadas por las calles La Pampa, Antonio José de Sucre, Echeverría y la Avenida Juramento de sur a norte, y por la calle 11 de Septiembre que empalma con la calle Zavalía y la avenida Virrey Vértiz, yendo de oeste a este. 

Poseen una rica historia, como la del barrio mismo: contaba con una antiquísima capilla franciscana del siglo XVIII (de cuando el barrio era un partido perteneciente a la provincia de Buenos Aires) en la esquina de las calles La Pampa y 11 de Septiembre, cerca de donde ahora se encuentra un edificio perteneciente al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Actualmente una placa conmemorativa demarca el lugar en donde estuvo ubicada la capilla.

Arbolada y de verde césped, la Plaza Barrancas tiene plantadas 67 especies vegetales: ombúes, palmeras, magnolias, paraísos, tilos, robles, madreselvas, ceibos, plátanos, entre otras. 

Además, cuenta con senderos para el paseo construidos con antiquísimos adoquines del siglo XIX, bancos para el descanso, plaza de juegos para los niños, mesas con tableros para la práctica del ajedrez, dominó y otros juegos y pasatiempos, e inclusive un canil para el esparcimiento de perros. Mucha gente se da cita en ellas para la práctica deportiva, como la gimnasia, el Tai Chi Chuan y el aerobismo entre otros, ya que constituye un muy buen pulmón verde dentro de la ciudad, que a su vez se halla a sólo tres cuadras del Parque Tres de Febrero (o Bosques de Palermo), el mayor pulmón de la ciudad, parte de los cuales se encuentran en el Bajo Belgrano. 

Entre las esculturas hay una réplica de la Estatua de la Libertad, la réplica en escala exactamente reducida fue realizada por el mismo autor de la estatua del mismo nombre ubicada en Nueva York, el francés Fréderic Auguste Bartholdi. También cuenta con una gran glorieta, en donde vecinos se reúnen para bailar el tango y otros estilos musicales, y eventualmente, recitales de distintos conjuntos musicales.



martes, 16 de junio de 2015

Plaza Barrancas de Belgrano - Parte 1




Decreto Ordenanza Nº 13.547-1949, BM Nº 8724.

Alude a las barrancas visibles en la conformación de esta plaza ubicada en el Barrio de Belgrano.  La barrancas son un accidente geográfico propio de la topografía madura de una red fluvial en que la erosión del agua ha hecho que los terrenos se inclinen hacia las corrientes, en este caso las del Río de la Plata. Similares barrancas se observan en Plaza San Martín, en la zona céntrica y en Parque Lezama.

Ubicación: Juramento, Av. Virrey Vértiz, La Pampa, 11 de septiembre de 1881 y Zavalía. Abarca tres cuadras.

La parquización de las barrancas fue diseñada en 1892 por el arquitecto paisajista francés Charles Thays, quien también parquizara el Parque Tres de Febrero y las principales plazas de la ciudad en esa época.
Las Barrancas de Belgrano son los bordes de la antigua terraza fluvial que hasta principios del siglo XIX delimitaba los bañados del Río de la Plata cuando se hallaba en crecida, y ocupan lo que fue la quinta de Valentín Alsina. La construcción de la casa-quinta de Alsina en Belgrano es contemporánea de la fundación del pueblo, en 1856. Ubicada sobre las barrancas, perdura como uno de los pocos testimonios de arquitectura italianizante del período 1850 / 1880, pese a posteriores intervenciones, se encuentra ubicada en la calle 11 de Septiembre 1966.
En 1862 se tendieron la vías del Ferrocarril del Norte (hoy Ferrocarril Bartolomé Mitre) sobre la traza del antiguo "Camino del Bajo" y se inauguró la estación Belgrano (hoy Belgrano C). El terraplén ferroviario comenzó entonces a obrar como contención de las aguas. No debe confundirse este antiguo Camino del Bajo con el "Camino de las Cañitas", por el que actualmente corre la Avenida Luis María Campos
En 1871 los vecinos del pueblo de Belgrano compraron las manzanas que antes habían sido el parque de la quinta de Alsina a la Municipalidad, para convertirlos en paseo público. En 1892 se realizó la parquización a cargo de Thays, que se mantiene con algunas modificaciones en la actualidad.

En la parte baja, más allá de las vías ferroviarias y al este de las Barrancas, se fue constituyendo el barrio Bajo Belgrano (también a fines del siglo XIX), en terrenos ganados al río mediante relleno.

domingo, 7 de junio de 2015

"Rodolfo Pandolfi entrevista al Dr. Ricardo Balbin" (1981)

Los onas: Vida y muerte en Tierra del Fuego



Documenta la vida de la última generación de los Selk'nam, conocidos como Onas, su modo de vida, economía, ritos, cantos, tradiciones y su lenta extinción tras la colonización europea. En 1985 recibió el Gran Premio en el Primer Festival Nacional de Cine Antropológico y Social.

miércoles, 3 de junio de 2015

Dos cuadras de la calle Lavalle – Parte 3



Esa es la versión oficial, otra apunta al suicidio. Y lo que no pueden hacer los federales con el cadáver lo hacen los propios unitarios. La tropa de Lavalle cubre sus restos con una bandera argentina y un poncho, y se dirige al norte en penoso viaje a través de la Quebrada de Humahuaca. Velan a Lavalle en una casa de Tilcara, descarnan el cuerpo casi putrefacto a orillas de un arroyo, entierran las partes blandas en una bolsa de cuero. Se llevan el corazón en un recipiente con aguardiente, los huesos lavados y puestos en una caja con arena seca, y guardan la cabeza en un tonel de miel para llevarla con facilidad y esconderla de los federales.

Año 1848. Se pone alumbrado de aceite, a mitad de cada cuadra, en la calle Parque y en las calles Suipacha y Esmeralda. Sobre la calle Parque, enfrente de la casa Biaus, vive doña Ventura Muñoz en un caserón con árboles frutales y 23 habitaciones que le sirven de renta. A continuación -yendo hacia Esmeralda- viven Miguel Galíndez, Juan Rodríguez; y después, hay una casa con tres patios de Victoria Olivera de Arana, la abuela de Dardo Rocha, que tiene por entonces diez años y juega en esos patios a ser soldado.
En 1852, Justo José de Urquiza (otro federal) derrota a Rosas en la batalla de Caseros. Rosas parte al exilio y vuelven a nuestras calles los unitarios exiliados en Uruguay, como Mariano Biaus -que reclama al nuevo Gobierno la restitución de sus bienes-, como José Mármol, el autor de la novela Amalia, y también vuelve Bartolomé Mitre, que rechazará el Acuerdo de San Nicolás propuesto por Urquiza -porque otorga iguales derechos a todas las provincias- y encabezará un alzamiento.


(Continuará…)

por Gabriel Luna

martes, 2 de junio de 2015

Dos cuadras de la calle Lavalle – Parte 2


En 1821, acabado el conflicto con España, llegan inmigrantes ingleses a comerciar, y crece el conflicto de poder e intereses comerciales entre el puerto de Buenos Aires y el Interior, que se materializará en dos bandos armados: los unitarios y los federales. Pero volviendo a nuestra calle, la altura de las veredas sigue siendo un incordio. Una tarde invernal, Josefa Martínez Whetherton tropieza embarazada con la reja de su propia casa en la esquina SE de Lavalle y Suipacha -junto a la actual pizzería Roma- y pare al día siguiente, el 26 de junio de 1821, a un personaje nefasto de la historia argentina: Bartolomé Mitre, descendiente de italianos y uruguayos y también producto de una caída en la vereda. Será unitario -es decir liberal-, anglófilo -Inglaterra era el imperio de turno-, y dedicará una mitad de su vida a las guerras, y la otra a la política, pasando por el periodismo, la literatura y la historia. Pero todo lo hará mal o de manera mediocre, salvo los negocios familiares: el diario La Nación es uno de sus engendros.

En 1828, el general Juan Lavalle, héroe de la Independencia toma la provincia de Buenos Aires mediante un golpe militar unitario, manda fusilar al gobernador Dorrego, y ocupa su cargo. Inicia así una larga y terrible guerra civil que acabará con el triunfo de los peores: los unitarios liberales, que entregarán el país a Inglaterra. 

Año 1829. El federal Juan Manuel de Rosas pone sitio a Buenos Aires. Lavalle, que está en inferioridad de condiciones, le ofrece la gobernación a San Martín para poner mano dura y continuar con el proyecto unitario. El Libertador, en un gesto que lo honra, declina el ofrecimiento “para no derramar sangre hermana”. Lavalle se retira a Uruguay y Rosas asume la gobernación, elegido por la Legislatura de Buenos Aires. Habrá resistencia y no será una administración pacífica.

En la mañana del 4 de mayo de 1840, recorre nuestra calle La Mazorca: un grupo de jinetes armados, temibles y cubiertos de gorros y ponchos rojos, que llevan como trofeos las cabezas recién cortadas de Francisco Lynch, Isidoro Oliden, Carlos Mason, y José María Riglos, unitarios que pretendían huir a Montevideo. La Mazorca (o “Más Horca”, como se decía entonces) era la fuerza de choque del régimen rosista. El grupo de jinetes, formado por Ciriaco Cuitiño, Leandro Alén (padre de Leandro Alem), Cirilo José Moreira, un español en extremo feroz (padre de Juan Moreira), Silvero Badía, y otros, se detiene en la mitad de la cuadra entre Esmeralda y Suipacha. Entonces el líder Ciriaco Cutiño, que está borracho, lanza una arenga contra los “salvajes unitarios”, dirigiéndose a una casa en particular. La casa -en la misma vereda que la de Mitre- pertenece a Mariano Biaus, un estanciero poderoso que había luchado con Lavalle en el golpe unitario de 1828. Rosas le embarga todos los bienes, y Biaus logra huir con éxito a Montevideo. Allí van los opositores al régimen, y allí el joven Bartolomé Mitre completa sus estudios militares, se casa con Delfina de Vedia y Pérez, y participa del Sitio de Montevideo mientras el general Juan Galo Lavalle muere en Jujuy. Es curiosa su muerte, los federales lo persiguen y Lavalle se esconde en cada pueblo, una patrulla lo busca en Jujuy, alguien dispara a una puerta, lo mata una bala que pasa a través de la cerradura.

Dos cuadras de la calle Lavalle – Parte 1

  
Viajaremos en el tiempo desde el siglo XIX hasta nuestros días en el espacio de dos cuadras de la calle Lavalle: desde Pellegrini hasta Esmeralda.
Y como las cosas no fueron como parecen, antes de viajar doscientos años, lo primero será considerar el nombre de las calles para entender el espíritu de la época. La calle Lavalle o la del valle, que sugiere apacibles paisajes de sierras o montañas, debe en realidad su nombre al general Juan Galo Lavalle, un granadero de San Martín y guerrero de por vida, que peleó en las guerras de la Independencia y después en las guerras de la “Dependencia”, entre unitarios y federales. Hasta que lo mataron en Jujuy, y su tropa debió llevar el cadáver a Bolivia para que no lo mutilaran los enemigos. 
Había entonces la costumbre de transportar las cabezas de los vencidos en maletines o enarboladas en lanzas, para amedrentar y afirmar el triunfo.

Antes de llamarse Lavalle, la calle se llamó Parque. Aquí sí parecería haber una intención bucólica y solaz de los vecinos, al bautizar la calle como un lugar arbolado propicio para el esparcimiento. Sin embargo, tampoco fue la intención. La calle se llamó Parque, porque conducía al Parque de Infantería y Fábrica de Armas -ubicado en la manzana ocupada hoy por el Palacio de los Tribunales- que suministró la artillería a los ejércitos emancipadores del Norte y de los Andes. La calle Suipacha -que está entre Pellegrini y Esmeralda- alude a la batalla de Suipacha, librada por el ejército del Norte contra los realistas en 1810. Y la calle Esmeralda, que sugiere la alegría cristalina de la joya, le debe su nombre a la fragata española apresada en el puerto de Callao en 1820, acción muy festejada en Buenos Aires, que coincide con el fin del poderío naval español en el Pacífico.
Como podrá apreciarse, los porteños de principios del siglo XIX estaban más interesados por las ideas libertarias, el romanticismo revolucionario y la guerra intestina, que por la introspección y el romanticismo estético.
En 1810 la ciudad de Buenos Aires terminaba hacia el oeste en la actual calle Pellegrini, más allá empezaba el Suburbio: las casas espaciadas, el Parque de Infantería, los cercos de pita, las quintas, los tunales, el campo. A diferencia con el Suburbio, la Ciudad tiene veredas para proteger al caminante de las calles anegadas por la descarga pluvial y del tránsito de jinetes, carros y carretas. Año 1818. La Ciudad y el Suburbio alojan 40000 habitantes. La calle Lavalle es de tierra, las veredas son de ladrillo y de distintas alturas, según la pendiente de la calle. En la esquina con Suipacha, las veredas tienen noventa centímetros de ancho y un metro de altura. Hay árboles en los interiores de manzana. Las casas son de adobe o de ladrillo y teja, con una planta y pocos ornamentos: algunas puertas labradas o las rejas de las ventanas, que a veces obstruyen el paso del caminante por la altura de las veredas.



lunes, 1 de junio de 2015

La Plaza de Mayo y la cercanía con el río



La foto muestra la Casa rosada a la derecha y a la izquierda el teatro Colón -hoy banco Nación. La manzana donde se encontraba el primitivo Teatro Colón antiguamente era conocida como Hueco de las Animas, donde tuvo su vivienda Juan de Garay. En la actualidad se halla el Banco de la Nación Argentina obra del arquitecto Alejandro Bustillo.
Nació la ciudad de la Trinidad, en la actual Plaza de Mayo. Nuestra ciudad tenía dieciséis cuadras de frente por nueve de fondo y media cuadra sobre el límite de la barranca.
Por muchos años esta plaza no fue más que un baldío, escenario de actos de justicia y de transacciones mercantiles.
En 1580 fue llamada "Plaza Grande". Originalmente la manzana había sido ocupada por los jesuitas hasta 1661, pero todas sus construcciones fueron demolidas.
La Plaza de Mayo, era un sitio multiuso: en ella se llevaban a cabo ceremonias religiosas y oficiales, estaba el mercado, ademas era estacionamiento de carretas, habia corridas de toros siempre de a caballo, ejecuciones publicas o cepos de castigo y también se jugaba a la lotería. Pero a pesar de ser tan importante no era mas que un descampado barroso dependiendo del clima, que recién fue mejorado en 1803.
El 25 de mayo de 1888 se inició la destrucción de los edificios públicos más antiguos, todos situados sobre la Plaza de Mayo: la Casa de la Policía, los tres arcos del lado norte del Cabildo y el Cuartel de Bomberos.
En la plaza se levantó la Pirámide de mayo recién en 1811 construida por orden del Cabildo de Buenos Aires para celebrar el primer aniversario de la Revolución del 25 de Mayo de 1810 (primer gobierno patrio). En 1912 se la desplazó 63 metros hasta su ubicación actual.
El 25 de mayo de 1856 se ilumina con gas el Cabildo, la Catedral, la Municipalidad, la Recova y el Fuerte. El sistema logra un éxito total y pronto proliferan las empresas dedicadas a la producción y provisión de gas.
"En la Navidad de 1893 la Compañía General de Electricidad inaugura el alumbrado eléctrico con lámparas de arco. El 25 de mayo de 1894 la Usina Municipal de la calle Alsina (entre Balcarce y Defensa) instala 36 lámparas en la Plaza."
CURIOSIDADES:
_ En su génesis La Plaza Mayor carecía de veredas y faroles. La venta al público se realizaba al aire libre y cada comerciante extendía sobre el suelo un cuero o un trapo para exhibir variados productos alimenticios; desde perdices y mulitas hasta pescado del río. Años más tarde surgieron las bandolas que consistían en un mostrador con forma de caja y con tapa, protegido por un toldo y destinado a la venta de artículos varios (peines, alfileres, dedales de sastre, etc.).
_En el año 1816 hasta el año 1821 se jugaba a la lotería. El billete se vendía a diez centavos. Se jugaba todos los Martes delante del Cabildo y en presencia del pueblo a la una del medio dia. Unos muchachos sacaban de unos globos los números y un andaluz llamado Clavijo los repetía en voz alta. Como en ese tiempo había esclavos, estos también ellos intervenían en ese afamado juego.
_Con respecto a la Plaza de Mayo, las fotografías, acuarelas y litografías anteriores a 1855 la presentan como un desparejo terreno ocupado por carretas y carros.
_En 1856 se plantan paraísos en la plaza, anteriormente carecía de árboles- Los paraísos en 1883 durante la intendencia de Torcuato de Alvear se sustituyeron por palmeras. En 1893 se remplazan las palmeras por plátanos. En 1857 ya es "un lugar de estar‟ colocándose los primeros bancos de ladrillos. Para que los animales no entraran y se comieran a los árboles, se colocaron cadenas.
_ En la plaza ubicada frente a la fortaleza se efectuaban las ejecuciones de los criminales o acusados de delitos políticos. Los cadáveres quedaban expuestos a la vista del público antes de sepultarlos.
_En el siglo XIX, tiempos en los que Buenos Aires no ofrecía muchos entretenimientos, entre el 23 y el 26 de mayo, en el centro de la actual Plaza de Mayo, se instalaba un tablado para bailar. Los hombres trepaban los palos enjabonados para alcanzar bolsas con dinero u otros premios. Había carreras de sortijas, riñas de gallos y fuegos artificiales. Se elegía a una reina de belleza infantil que después era paseada en una carroza tirada por hombres disfrazados de tigres y leones.
_En Buenos Aires rara vez hombres y mujeres paseaban juntos; en el teatro estaban completamente separados y todas las damas se sentaban en los palcos mientras los hombres quedaban en la platea junto a gente de pueblo marineros, soldados y comerciantes.