lunes, 26 de marzo de 2018

Rosario - Parte 2

Declaración de Ciudad

El 5 de Agosto de 1852, por iniciativa del General Justo José de Urquiza, junto con el gobernador de Santa Fe Domingo Crespo, la Junta de Representantes de Santa Fe eleva a Rosario al rango de ciudad. Para tal nombramiento, se tuvo en cuenta el crecimiento observado en el número de habitantes, el posicionamiento del lugar en la región del litoral, y su proyección en el comercio a partir de la apertura a la libre navegación de los ríos y la construcción de ferrocarriles.

Como consecuencia de la organización institucional del país -plasmada en la Constitución de 1853-, la provincia de Santa Fe sanciona su propia constitución provincial en mayo de 1856, estableciendo como primer eslabón de la organización institucional las municipalidades. Seguidamente, en 1858, la legislatura santafesina, promulga la creación de la primera municipalidad en territorio provincial: la de Rosario. Como forma de gobierno se preveía un cuerpo deliberativo electivo y un concejo ejecutor que llevara adelante las iniciativas del primero.

En 1872, bajo la gobernación de Simón de Iriondo, se dicta la nueva Constitución de la provincia de Santa Fe, que establece la creación de un Concejo Deliberante con similares funciones a las actuales, y crea el cargo de intendente municipal, electo por los propios vecinos. El primer intendente de Rosario fue Octavio Grandoli, y para ese tiempo la ciudad ya contaba con 50.000 habitantes.

Crecimiento

Para 1880, Rosario ya era el primer puerto exportador de la Argentina. Esto produjo un aumento demográfico importante, atrayendo a corrientes inmigratorias y migraciones internas que posteriormente le dieron a Rosario las características de ciudad gringa.

De los 248 habitantes que en 1741 tenía el Pago de los Arroyos, en 1858 la población se elevó a 9.785. Entre 1870 y 1880 ingresó un promedio de 3.000 inmigrantes por año. En 1895, fecha de la fundación del Banco Municipal, la ciudad presentaba un auspicioso movimiento comercial, fruto de la actividad de sus 92.000 habitantes.

En el año 1900 la población era de 112.461 habitantes, y ya en 1947 pudo verse el impacto de las corrientes inmigratorias posteriores a las guerras mundiales, alcanzando la población un total de 467.937 habitantes.

El crecimiento de los barrios tuvo un desarrollo típico: primero la iglesia, frente a ella la plaza, luego las escuelas, comisarías, residencias destacadas de los notables de la zona (generalmente comerciantes y profesionales), y luego las viviendas de los obreros y empleados; luego, con el crecer la población, el club social y deportivo, el cine, los bares y los comercios.

La ciudad se desarrolló con el aumento de la producción agrícola y la intensificación de las actividades portuarias.

http://www.fundacionbmr.org.ar/rosariodata/data.php?indicador=10&etiqueta=21

Rosario - Parte 1



La ciudad de Rosario no tiene fundador ni fecha de fundación, sino que se formó a partir de un proceso espontáneo dado por la situación favorable que la misma atravesaba, tanto a nivel geográfico como económico.

Orígenes

Los primeros datos sobre las tierras ocupadas por la Rosario actual se remontan al siglo XVII, precisamente en 1689, cuando el capitán español Luis Romero de Pineda recibió estas tierras de los reyes de España en pleno proceso de colonización. Las tierras recibidas estaban a 27 leguas de Santa Fe- fundada en 1573-, desde el río Paraná al este, el arroyo Saladillo (que hoy conocemos por Ludueña) al norte, Paraje Matanzas al sur (entre lo que hoy es Arroyo Frías y Arroyo Seco), y al oeste todo lo que no tuviera dueño. 

Los terrenos comenzaron a poblarse y fueron nombrados como Pago de los Arroyos. Alrededor del siglo XVIII se establecieron algunas estancias en los alrededores, pero la convivencia y las disputas de las tierras entre los pueblos originarios (calchaquíes) y los nuevos pobladores no era sencilla.

La corona española consideró que debía dotar a las nuevas tierras de mayor organización, con lo que nombra al español Francisco de Farías alcalde de la Hermandad del Pago de los Arroyos. Este se constituyó como primera autoridad civil, y en 1741 dispuso la realización del primer censo. El mismo indicó que la población que se establecía en el Pago de los Arroyos era de 248 vecinos entre blancos, indios y mulatos. 

En 1751 fue designado como alcalde Santiago Montenegro, quien diagramó la organización de la futura ciudad, donó terrenos, y mandó a construir la antigua capilla y la plaza, donde hoy se sitúan la Plaza 25 de Mayo y la Catedral.

Cuna de la Bandera

Con la llegada de 1810 y la Revolución de Mayo, pasaron a ser el Cabildo y sus nuevas autoridades quiénes designaban a alcaldes y gobernadores; las costas del Río Paraná y de la Villa del Rosario, pasaron a ser protagonistas de las luchas por la independencia. En 1812, era necesario asegurar el dominio del nuevo gobierno patrio sobre el río Paraná para evitar el paso de la Marina Española, con lo que se ordenó la construcción de baterías en los ríos Uruguay y Paraná. En el Paraná se situaron sobre el pequeño pueblo de Villa del Rosario, confiándose el mando militar al General Manuel Belgrano.

Belgrano quería dar a la revolución un símbolo visible, y es así que propuso la adopción de la escarapela nacional el 13 de febrero de 1812. Al mismo tiempo, tomó como suya la responsabilidad de enarbolar una nueva bandera -ya que hasta ese momento se utilizaba el pabellón español-, lo que hace días más tarde, con motivo de la inauguración de las baterías Libertad e Independencia, establecidas respectivamente en las barrancas e islas del lugar. El 27 de Febrero de 1812 tomó juramento a sus soldados en las proximidades a donde hoy está emplazado el 

Monumento Nacional a la Bandera.


domingo, 25 de marzo de 2018

LA FORESTAL

Discurso del presidente Arturo Frondizi sobre la explotación del petróleo en 1958 - Parte 8

Sabemos bien que vamos a ser atacados. Seremos combatidos por cuantos están ligados a la importación de combustibles, a quienes no les interesa que extraigamos nuestro petróleo ni les conviene que la Argentina rompa la cadena que ahoga su autodeterminación. Se nos combatirá también en nombre de supuestas ideas avanzadas, olvidando que la capacidad revolucionaria de un pueblo para cumplir sus destinos, no se la demuestra con afirmaciones enfáticas ni posiciones dogmáticas. Se la demuestra con hechos concretos que, partiendo de la realidad, tiendan a transformarla rápidamente al servicio de la Nación y de todo el pueblo argentino. Vamos a defender con inquebrantable firmeza los intereses del pueblo argentino. 

La vanguardia de esta lucha serán los hombres de YPF, ese ejército silencioso y abnegado de obreros, empleados y técnicos, forjado en el ejemplo de ese gran visionario práctico que fue el general Mosconi y que ha hecho de la empresa fiscal un verdadero bastión de la soberanía nacional. Nuestra fuerza, la fuerza del P. E., se afirma, además, en el hecho concreto de haber logrado crear, en sólo 85 días de gobierno constitucional, el clima de seguridad jurídica y confianza en el país que ha permitido desarrollar un programa de inversiones de tan considerable magnitud. Pero el factor determinante de nuestra decisión ha sido el apoyo del pueblo, el apoyo de ese pueblo que nos consagró gobernantes por más de 4 millones de votos, en nombre de una clara voluntad de soberanía, bienestar y progreso nacional. Para librar esta batalla que decidirá nuestro futuro, tenemos el petróleo y tenemos a YPF, pero sobre todo, tenemos al pueblo. 

Porque estamos seguros de que en esta lucha para extraer el petróleo nos acompañan no sólo quienes nos han votado en el comicio sino millares de argentinos que no nos votaron, pero que saben anteponer a su militancia política su profunda pasión argentina. Tenemos plena conciencia de la responsabilidad que asumimos con esta decisión. Nos hemos fijado objetivos concretos y estamos inexorablemente dispuestos a cumplirlos. Libraremos la batalla del petróleo con toda la fuerza que tenemos y con la ayuda de Dios, ensancharemos la brecha por donde la patria argentina proseguirá, con nuevo empuje, la marcha hacia su glorioso destino.



sábado, 24 de marzo de 2018

Discurso del presidente Arturo Frondizi sobre la explotación del petróleo en 1958 - Parte 7

Preservación del dominio nacional La acción del P. E. se realizará únicamente a través de YPF Está en juego el destino del país y cualquiera sea el terreno en que se libren sus batallas, esta lucha tiene un solo objetivo: lograr que la Argentina rompa las ataduras que traban su desarrollo y permitir que se lance hacia su total realización nacional. 

Por lo tanto, cada paso que demos hacia ese objetivo, será un paso hacia la transformación de nuestra estructura económica y será, también, un paso más hacia la afirmación de la soberanía nacional. Dentro de pocos días el P. E. elevará al Congreso de la Nación un proyecto de ley en el que se sostendrán los siguientes principios: 1º) Los hidrocarburos sólidos y gaseosos son propiedad exclusiva, imprescriptible e inalienable de la Nación; 2º) La dirección y responsabilidad total de la política nacional del petróleo estará a cargo de YPF; 3º) Las provincias tendrán participación en el goce de los beneficios producidos por la explotación de los yacimientos situados en su jurisdicción; 4º) Las situaciones existentes al 1º de mayo de 1958, serán respetadas, pero no se dará ninguna nueva concesión.

Así quedará consagrada la voluntad de realización nacional que mueve en esta hora al pueblo argentino.

Tenemos el pueblo Éste es el mensaje que deseaba transmitir al pueblo argentino. Marca solo el comienzo de la lucha. Nos queda todavía un largo camino por recorrer. Hasta llegar al autoabastecimiento, y aun más allá, porque nuestro consumo actual está muy por debajo de las reales necesidades del país, habrá que adoptar nuevas y trascendentales decisiones. 

Habrá que racionalizar el consumo y terminar con el despilfarro y el uso inadecuado de calorías que son preciosas para el progreso del país. Habrá que desarrollar todas las fuentes energéticas disponibles: la hidroelectricidad, el gas natural, el carbón, las briquetas vegetales y los demás recursos que la naturaleza ha puesto a nuestra disposición. En su momento, habremos de utilizar también la energía nuclear al servicio del desarrollo de la Nación. 

Tenemos que poner la naturaleza al servicio del progreso humano, pero tenemos que proponernos ante todo proyectos realizables de inmediato. El petróleo lo podemos sacar ahora, porque sabemos dónde está y tenemos cómo hacerlo, según lo he demostrado. El camino lo hemos elegido nosotros con certeza y sin vacilaciones de ninguna naturaleza y así como hemos tenido decisión para adoptar estas resoluciones, tendremos también inflexible decisión para llevarlas a cabo. 


viernes, 23 de marzo de 2018

Discurso del presidente Arturo Frondizi sobre la explotación del petróleo en 1958 - Parte 6

Los pagos comenzarán al año de iniciarse la entrega de petróleo a YPF y se harán en proporción al ahorro de divisas ocasionado por la nueva producción. Este convenio de financiación prevé, asimismo, que en caso de litigio entre el Banco e YPF, será el Presidente de la República quien tendrá la facultad de designar el árbitro tercero. Séptimo, con la Sea-Drilling Corporation de Estados Unidos se ha firmado también una carta de “intención” que prevé la explotación de la plataforma submarina. El monto global no se ha determinado proponiéndose un precio de 10 dólares por metro cúbico de petróleo entregado a YPF, que se pagará parte en moneda nacional y parte en dólares. La exploración será por cuenta de la Compañía y los equipos e instalaciones pasarán a ser propiedad de YPF al finalizar el contrato, que deberá firmarse si éste al país argentino le interesa. Octavo, un grupo de compañías independientes norteamericanas, reunidas en la Conorada Petroleum Corporation, ha suscripto también con YPF una carta de “intención”, que prevé una inversión aproximada de 100 millones de dólares en la extracción de petróleo para la empresa fiscal. 

YPF tiene a estudio muchas otras propuestas similares, entre las cuales una de un grupo suizo-alemán, que se dispone a explotar y perforar por cuenta y orden de YPF, recibiendo en pago dólares y pesos moneda nacional. Hace pocas horas, el gobierno de la Unión Soviética ha comunicado, para ser más preciso, a las 18.30 del día de hoy, al gobierno de la República Argentina, por intermedio de su embajador en Buenos Aires, que ese país está dispuesto a vender maquinaria para la explotación petrolífera por un valor de cien millones de dólares, pagaderos en productos primarios argentinos a un largo plazo. 

El P. E. ha encarado estos convenios así como las demás propuestas que se encuentran a su estudio para proveer equipos y construir destilerías y oleoductos, con criterio absolutamente dinámico y ejecutivo. En todos los casos, ha buscado la solución óptima e inmediata, como corresponde a la situación económica por que atraviesa el país. Por eso, se ha utilizado, como recurso de excepción, el procedimiento de la contratación directa, asumiendo, para que quede claro, el propio Presidente de la República la total responsabilidad de los actos que se realicen en el terreno de la contratación. En resumen, los acuerdos en trámite y ya convenidos significan una inversión del orden de los 1.000 millones de dólares, exclusivamente para petróleo. 

Por otra parte, el P. E. está firmemente dispuesto a dar gran impulso a la industria nacional, productora de equipos para petróleo. El país fabrica, cada vez más, materiales y equipos aplicables a la explotación petrolífera y esas fábricas, como las nuevas que se levanten, recibirán todo el apoyo que sea necesario. YPF ya está en tratos con una firma argentina, para la provisión de 1.200 aparatos de bombeo, por un monto de 400 millones de pesos moneda nacional. La explotación intensiva del petróleo argentino ofrecerá, así, no sólo la perspectiva de un alivio inmediato de nuestra balanza de pagos, sino también la apertura de nuevas y provechosas actividades para el esfuerzo de los trabajadores y empresarios de nuestro país.


jueves, 22 de marzo de 2018

Discurso del presidente Arturo Frondizi sobre la explotación del petróleo en 1958 - Parte 5

En primer lugar, YPF ha celebrado un contrato preliminar con la compañía ASTRA, que trabaja en el país desde hace tiempo y cuyos equipos de perforación estaban paralizados por haberse agotado las reservas de su propia zona de explotación. De acuerdo con ese convenio, ASTRA perforará en 2 años por cuenta de YPF y donde ésta indique, 30 pozos que producirán, aproximadamente, 300 toneladas diarias de petróleo. El valor de las obras asciende a 50 millones de pesos moneda nacional, que el país está en condiciones de abonar. 

En segundo lugar, se ha firmado un acuerdo de bases generales, de extraordinaria importancia financiera, con un grupo de importantes firmas de Estados Unidos y Europa, reunidas bajo la denominación de “Grupo Estadounidense”, que incluye los siguientes puntos: a) Suministro del exterior de equipos, maquinarias, material y repuestos para YPF, durante 3 años, por valor de 50 millones de dólares, pagaderos parte en pesos y parte en dólares.

Estos últimos comenzarán a pagarse a los 3 años del suministro y durante 3 años más;
b) Perforación de, por lo menos, 7 millones de metros lineales, que equivalen aproximadamente a 4 mil pozos de Comodoro Rivadavia, en el plazo de 6 años y en lugares que fije YPF, con equipos proporcionados por el grupo contratado; c) Instalación de una fábrica privada de maquinarias, equipos, material y repuestos para la industria del petróleo, e industrias conexas, con un costo no inferior a 5 millones de dólares; d) Suministro de por lo menos 18 millones de barriles de petróleo crudo o derivados, por un período de 2 a 3 años, pagaderos a plazos; e) Posible construcción de un nuevo gasoducto entre Comodoro Rivadavia y Buenos Aires, con el trazado y las características que indique YPF. 

Este grupo se compromete asimismo a otorgar un préstamo de 30 millones de dólares al Banco Central de la República Argentina, por 5 años, para facilitar el cumplimiento de las obligaciones contraídas a raíz de este mismo contrato. Esta importante operación industrial y financiera que importa, entre provisiones y obras, una movilización de no menos de 700 millones de dólares, se realiza en condiciones altamente beneficiosas para el país. Los pagos se harán parcialmente en pesos moneda nacional, y el resto en dólares, en plazos que llegan hasta los seis años. Tercero, YPF ha firmado con la empresa belga Petrofina S.A. una carta de intención que servirá de base a un contrato de perforación de aproximadamente 200 pozos, en los lugares que indique YPF, que producirán alrededor de 1.000 toneladas diarias. 

La inversión estimada es del orden de 35 millones de dólares y los pagos se harán, una vez que los pozos entren en producción, parte en moneda nacional y parte en moneda extranjera, sin desembolso inmediato de divisas. Cuarto, se ha firmado, también, un contrato con la Panamerican International Oil Company de Estados Unidos, de desarrollo, extracción y transporte de petróleo para YPF. La compañía perforará entre 300 y 400 pozos, con una producción estimada de 3.000 toneladas diarias. La inversión prevista es del orden de 60 millones de dólares y el pago se hará en dólares y en moneda nacional, sin empleo inmediato de divisas. Quinto, la Compañía Lane-Wells de Estados Unidos tomará a su cargo la terminación y reparación de pozos en explotación, bajo la supervisión de YPF La inversión inicial será de 2.500.000 dólares, con opción a ampliarse a 10 millones de dólares. Los pagos se harán en pesos moneda nacional, comprometiéndose YPF a obtener los dólares que requiera la empresa norteamericana para su desenvolvimiento normal. Sexto, el Banco Carl Loeb, Rhoades y Cía., de Estados Unidos, ha convenido tomar a su cargo la extracción de petróleo y el financiamiento de las inversiones correspondientes, en la zona que determine YPF, con una inversión mínima de 100 millones de dólares. 


miércoles, 21 de marzo de 2018

Discurso del presidente Arturo Frondizi sobre la explotación del petróleo en 1958 - Parte 4

Al mismo tiempo, deberá establecerse un riguroso control de costos en cada sector, hecho con criterio económico-financiero, y los programas de producción deberán ser formulados con la conveniente anticipación. En esta forma y mediante la publicidad de los balances, el pueblo estará informado y permanentemente sobre la marcha de su propia empresa fiscal. A su vez, los precios de los combustibles, aceites y demás subproductos del petróleo han de ser determinados con precisión, evitándose déficits que no se justificarían en una de las industrias más productivas de nuestro tiempo. 

Una vez logrado ese reajuste interno, YPF estará en condiciones de llevar adelante los planes propuestos. Dichos planes prevén, para 1961, una producción no inferior a casi 16 millones de metros cúbicos de petróleo, o sea más del triple de lo que actualmente produce por falta de apoyo que la Nación debió proporcionarle.

Pleno apoyo a YPF La inyección de vitalidad que se dará a YPF no quedará entonces limitada a una simple reorganización. YPF recibirá, además, un enérgico impulso dinámico. El Poder Ejecutivo pondrá a su alcance todos los recursos disponibles y acelerará la terminación de las obras iniciadas y proyectadas. La construcción del oleoducto del Norte, que ya llega a Tucumán, y las obras del oleoducto de Mendoza, actualmente en licitación, serán concluidas rápidamente. 

Ambas obras constituyen aportes considerables a la solución de nuestro problema petrolero, pues la producción actual de Salta y la futura de Mendoza se encuentran frenadas por la falta de medios adecuados de transporte del petróleo hasta las grandes refinerías de San Lorenzo y La Plata. A su vez, el oleoducto y el gasoducto de Salta permitirán encarar la concertación de más amplios convenios con la República de Bolivia, que faciliten la adquisición de una parte sustancial del petróleo y del gas que produce ese país hermano.

Cooperación del capital privado Para incrementar la producción se apresurará, también, la perforación de pozos en las zonas donde YPF cuenta con medios de transportes suficientes. Aquí no caben dilaciones. Estamos resueltos a extraer la mayor cantidad de petróleo en el menor lapso posible. Para ello, YPF utilizará sus propios recursos, y de acuerdo con lo anticipado por el P. E. en el mensaje leído ante las Cámaras el 1º de mayo último, recurrirá, también, “a la cooperación del capital privado, sin dar lugar a concesiones ni a renuncias del dominio del Estado sobre nuestra riqueza petrolífera”. 

Por lo tanto, esta cooperación de capital privado se realizará a través de YPF y mediante pagos exclusivamente en moneda nacional y en dinero extranjero. No se pagará en petróleo ni se perderá el dominio del país sobre las áreas que se explotan. Todo el petróleo que se produzca aumentará el volumen de transporte, industrialización y comercialización de YPF. Sobre estas bases el P. E. ha dado pasos absolutamente concretos que quiero esta noche exponer al país. 


Discurso del presidente Arturo Frondizi sobre la explotación del petróleo en 1958 - Parte 3

Es una encrucijada de la nacionalidad. O seguimos estancados y empobreciéndonos, y nos convertimos definitivamente en apéndices inertes de intereses extranjeros, o nos ponemos de pie y salimos a defender lo que es nuestro, para que la Argentina aproveche los bienes que la Providencia ha depositado generosamente en su seno.

El frente de la importación Libraremos esta batalla del petróleo en todos los frentes. En primer lugar, en el frente de la importación del petróleo, para ir reduciendo progresivamente su negativa incidencia sobre nuestra economía. Mientras no alcancemos el objetivo del autoabastecimiento, el petróleo importado debe significar la menor erogación inmediata de divisas que sea posible, para poder aplicar esas mismas divisas a la adquisición de los equipos y materias primas indispensables para nuestro desarrollo nacional. 

Al llegar al gobierno el 1º de mayo nos encontramos con un contrato firmado con la British Petroleum en abril de 1957. El convenio respectivo, tratado durante la crisis de Suez, estableció la venta de petróleo a razón de 3,31 dólares el barril, o sea casi 21 dólares el metro cúbico. Nos preocupamos entonces de discutir el contrato con la British Petroleum. Obtuvimos que la firma británica redujera el precio de 3,31 a 2,38 dólares por barril hasta julio de este año y a 2,53 hasta diciembre. Es decir, que en lugar de pagar 21 dólares el metro cúbico, pagaremos menos de 16 o sea una economía de unos 5 dólares por cada metro cúbico de petróleo que importaremos de aquí a fin de año. En el mismo sector de la importación YPF ha celebrado un convenio con la Unión Soviética, para la provisión de un millón de toneladas de petróleo hasta julio de 1959. El precio fijado es de 2,33 dólares por barril, o sea menos de 15 dólares por metro cúbico.

Además, la compra se hace sin uso de divisas, dentro de los términos del acuerdo comercial argentino-soviético de 1953. Es decir, que en este caso se pagarán unos 6 dólares menos por metro cúbico en relación al precio establecido en el contrato promovido con la British Petroleum. Se ha concretado también un convenio por el cual adquirimos petróleo colombiano a cambio de productos nacionales, por un total de 15 millones de dólares anuales, que pueden elevarse a 35 millones. Esperamos también adquirir, en condiciones semejantes, petróleo de Rumania, Venezuela, Bolivia, México y Perú. 

Reestructuración de YPF Estos acuerdos permitirán atenuar la incidencia de la importación de combustibles sobre nuestro balance de pagos y dejarán libres muchos millones de dólares que podremos aplicar a inversiones reproductivas. Pero la solución de fondo no puede provenir sino del máximo objetivo a alcanzar: el autoabastecimiento de petróleo. Allí es donde el Gobierno está dispuesto a librar la verdadera acción frontal. La Argentina tiene reservas suficientes para apoyar esa ofensiva. 

Las reservas comprobadas se estiman en más de 500 millones de metros cúbicos y las probables en muchos millones más, que exigirán un gran esfuerzo de exploración y explotación. Si al mismo tiempo se aprovecharan las demás fuentes de energía y se racionalizara el consumo de combustibles, esas reservas alcanzarán con exceso para cubrir nuestras necesidades. Tenemos también el instrumento adecuado. El país cuenta con una empresa fiscal de larga experiencia, técnicas capaces y hábiles operarios. Por obra de los poderosos intereses que han actuado permanentemente en contra de nuestras posibilidades de desarrollo, Yacimientos Petrolíferos Fiscales vio perturbada su eficiencia y presenció el éxodo de profesionales experimentados. Para que cumpla acabadamente la misión soñada por sus grandes propulsores y para que el esfuerzo y la abnegación de sus obreros, empleados y técnicos rindan todos sus frutos, YPF será estructurada de acuerdo con las normas de una moderna empresa industrial. Deberá ser YPF, para siempre, la gran empresa industrial del pueblo argentino. Para alcanzar esa finalidad la organización de YPF será despojada de hipertrofias burocráticas y se acentuarán los aspectos esencialmente ejecutivos y operativos. A tal fin se dictarán normas orgánicas que respondan a esas exigencias.

En la nueva organización, el Directorio deberá tener a su cargo la orientación general y la vigilancia de los programas de producción, pero la responsabilidad ejecutiva deberá recaer sobre funcionarios técnicos provistos de amplias atribuciones. Del directorio no deberá excluirse ni al obrero, ni al empleado, ni al técnico de la empresa, y las provincias petroleras deberán estar debidamente representadas. 

Las distintas actividades de la empresa, es decir, los yacimientos con sus oleoductos y gasoductos; las destilerías, la red de comercialización y la flota petrolera deberán gozar de autonomía dentro de la organización, para que su evolución industrial, técnica y administrativa pueda realizarse sin demoras innecesarias ni interferencias burocráticas. 


martes, 20 de marzo de 2018

Discurso del presidente Arturo Frondizi sobre la explotación del petróleo en 1958 - Parte 2

Vamos a librar una lucha sin cuartel por la felicidad y la grandeza nacional. Hemos librado ya las primeras acciones en el campo de la siderurgia. Impulsaremos la puesta en marcha de los altos hornos de San Nicolás y daremos todo el apoyo necesario a las empresas siderúrgicas privadas y del Estado, para que la Argentina tenga, en el menor tiempo posible, el acero que le permitirá convertirse definitivamente en un gran país industrial. 

Lucha en todos los frentes Pero hoy habremos de referirnos a otra gran batalla: la batalla del petróleo. Es la más ardua y la más decisiva, pero es también la más llena de esperanzas, porque la libraremos en nombre y a favor de la soberanía nacional, con el apoyo del pueblo y con el instrumento que la República forjó y preservó a través de todas sus vicisitudes, es decir: con Yacimientos Petrolíferos Fiscales. 

Será una batalla absolutamente frontal y, por lo tanto, difícil y de enorme desgaste. Emplearemos, en consecuencia, todos los recursos disponibles. Si el país contara con medios financieros, no titubearíamos en aplicarlos a nuestro petróleo. Lo propusimos cuando el Banco Central tenía reservas de oro y divisas, y si el 1º de mayo de 1958 hubiera habido oro suficiente en las arcas del Banco Central, habríamos ido personalmente a retirarlo para entregarlo a YPF. Pero cuando asumimos el gobierno, las reservas de oro ascendían a 125 millones y medio de dólares, y el conjunto de oro y divisas a poco más de 250 millones de dólares. A su vez, del 1º de mayo al 31 de diciembre habrá que cumplir compromisos por valor de 645 millones de dólares en el exterior. 

No disponemos, por lo tanto, ni de un gramo de oro en el Banco Central para YPF. 
  
Los argentinos no somos hombres de llorar sobre las ruinas. Por el contrario, sobre estas ruinas, estamos dispuestos a construir un porvenir de grandeza y bienestar en un clima de auténtica soberanía nacional. Lo haremos, cualquiera sean las condiciones en que se nos presente la lucha. Lo haremos con prudencia y serenidad, pero lo haremos también con entera energía. No está en juego nuestro destino personal ni la suerte de un gobierno. 


Discurso del presidente Arturo Frondizi sobre la explotación del petróleo en 1958 - Parte 1

Discurso del presidente Arturo Frondizi sobre la explotación del petróleo en 1958
24 de julio de 1958
Arturo Frondizi

El 23 de febrero de 1958 el pueblo argentino demostró, inequívocamente, su voluntad de progreso y realización nacional. En las urnas de ese comicio quedó sellado un compromiso ante la Historia: derribar las barreras que se oponen al desarrollo de la República y lanzar la Nación hacia el futuro. El principal obstáculo al avance del país es su estrecha dependencia de la importación de combustibles y de acero. Esa dependencia debilita nuestra capacidad de autodeterminación y pone en peligro nuestra soberanía, especialmente en caso de crisis bélica mundial. Actualmente, la Argentina importa alrededor del 65% de los combustibles líquidos que consume. 

Sobre unos 14 millones de metros cúbicos, consumidos en 1957, aproximadamente 10 millones provinieron del exterior. Es el petróleo el que mueve nuestras locomotoras, tractores y camiones, nuestros buques, aviones y equipos militares. Alimenta a nuestras fábricas, da electricidad a nuestras ciudades y “confort” a nuestros hogares. Es la savia de la vida nacional, y nos llega casi totalmente desde el exterior. Porque es vital, obliga a los más ingentes sacrificios. Para que no disminuya la provisión indispensable, la Argentina se ha visto obligada a ser simple exportadora de materias primas, que cambia por petróleo y por carbón. 
Es decir, que el país trabaja para pagar petróleo importado, petróleo que tenemos bajo nuestros pies y que hasta ahora no nos hemos decidido a extraer, en la cantidad que necesitamos. Esa dependencia de la importación ha deformado nuestra economía. 

Somos potencialmente uno de los países más ricos de la tierra y podríamos tener un pueblo con uno de los más altos niveles de vida del mundo. En cambio, vamos empobreciéndonos paulatinamente. La inflación no cede, nuestras máquinas se desgastan y el país está estancado. Cada argentino siente estas consecuencias en su propio hogar, en el creciente costo de la vida, en las dificultades cada vez mayores del transporte y en la imposibilidad de ampliar sus medios de trabajo. La Argentina no puede continuar por este camino, que se ha convertido en una peligrosa pendiente de declinación. En 1930, cuando éramos poco más de 12 millones, el petróleo y sus derivados insumían menos del 8% de nuestras importaciones, y el país producía el 45% del consumo. 

En 1957, con 20 millones de habitantes, el petróleo y sus derivados representaron más del 21% de las importaciones y el país produjo aproximadamente el 35% del consumo. Todo ello se traduce en estancamiento, paralización y crecientes dificultades para el país.

La opción es clara y así lo debo advertir al país: o seguimos en esa situación, debiendo recurrir a una drástica disminución del nivel de vida del pueblo, con sus secuelas de atraso, desocupación y miseria, o nos decidimos a explotar nuestra riqueza potencial para crear las condiciones de bienestar y seguridad de un futuro próximo y cierto. Conocemos la raíz del mal. Sabemos dónde debemos atacar y ahí atacaremos decididamente. Se ha de romper el cerco que ahoga nuestra economía y ensombrece nuestro futuro. 

domingo, 18 de marzo de 2018

Historia de la Costanera Sur - Programa Siglo 20



Historia de la Costanera Sur, creada en 1918, sus comienzos, Puls Ultra, Cerveceria Munich, Ciudad Deportiva Boca Jr.; Reserva ecologica - Programa Siglo 20

sábado, 17 de marzo de 2018

Cadícamo - «Al tango hay que dejarlo como está» - Parte 3


«Éxito es andar por la calle escuchando que la gente silba un tango de uno. Esa es la mayor gloria para un autor. Aunque el que silba no sepa el nombre ni quién lo hizo. Hoy no hay un éxito desde hace muchos años

«Juan Carlos Cobián no se apartó del espíritu del tango, pero rompió los moldes antiguos, arcaicos, como los de Ángel Villoldo o Eduardo Arolas. Y eso que Cobián era un admirador de Arolas. Está bien que venga un renovador, pero que le invente una cosa de verdad, nuestra. Que haga un tango que después, llegado el momento, tenga el ruido del tango, el resorte ese que tiene el tango y que no lo ponen.

«Yo no descarto la posibilidad que vuelva el tango con esencia. Si hay estudiosos que digan a ver por qué fue que Cobián, por qué Delfino y todos los revolucionarios del tango dejaron la parte auténtica. A ver por qué fue. Hay que estudiar y entonces sí pueden hacer un tango 1986 y, llegado el momento, darle el cariz, lo que es tango.

«El tango es lo más sencillo, es pulsación, es fuerza, es una emoción interna que usted tira en las teclas y saca efecto. No es alarde, eso es otra cosa.

«El Negro Flores —no Celedonio—, Carlos Vicente Geroni Flores, el pianista, era un monstruo. Además, era creador de un estilo. En esa época cada uno tenía su estilo. Cobián, Delfino, el Negro Flores tenían su estilo propio. ¡Qué decencia tenían los músicos de esa época! Ellos mismos se decían yo no me quiero parecer a otro y hacían tango de verdad.

«El Negro Flores había sido guitarrista, pero era un gran pianista y sacaba efectos de guitarra en el piano. Galopaba las teclas. Hacía cosas auténticamente nuestras. No era un virtuoso, de los que hacen cosas que no tienen nada que ver con el tango. El tango es todo emoción, es varonil, no es un afeminado. El tango es una música valiente, por eso quedan los tangos viejos.

«De los cantores —y sacando a Gardel—, a mí me gustaba mucho Julio SosaHéctor MauréEdmundo Rivero, Charlo.

«¿De las mujeres que cantan tangos? Mercedes Simone. También Azucena MaizaniVirginia Luque, como estrella, la mejor. Al tango hay que decirlo con sutileza. Sofía Bozán, por ejemplo, jamás aprendió a cantar, jamás fue a un conservatorio, nunca hizo vocalización y cantaba tangos maravillosamente, con gracia.

«Eran tiempos en que se decían los tangos. El tango tiene una personalidad que no se aprende en los conservatorios. Cada cantante tiene que poner lo que siente y si no lo siente, que lo largue. El tango es lo más difícil para cantar. Cuando viene un cantante atropellando, con una voz que se la quiere sacar porque no la tiene en ninguna parte, ahí hay que escapar. Ángel Vargas tenía una voz chiquitita y cantaba maravillosamente. Fiorentino no tenía voz pero la emoción, el gusto por el tango era lo que lo hacía cantar».



viernes, 16 de marzo de 2018

Cadícamo - «Al tango hay que dejarlo como está» - Parte 2

«El tango no ha muerto porque lo están tocando en Nueva York con un éxito tremendo. Lo están tocando en Francia, en Finlandia.

«Hay que aconsejar a la gente joven de que el tango no necesita de ninguna manera el cambio de ropa. Es una cosa que quedó, que hay que tocarla tal cual es.

«El tango no debe apartarse de los cánones establecidos. Que no se haga un tango 1986 (fecha de esta entrevista). Que hablen de la calle Florida, de la esquina del Obelisco. No sé dónde hay lugares de tango. ¿En una cancha de fútbol, con la cachiporra? Hay, cómo no va a haber. Vamos a sacarlo con la intuición.

«No he dicho que se esté poniendo un dique a todo lo que quiera desarrollarse dentro de la música del tango. Al contrario. Me gustaría ver una larga lista de autores nuevos que hagan éxitos o que hayan hecho éxitos. Me encantaría porque entonces uno piensa que algo ha hecho durante tantos años, que uno ha servido para que después se sigan haciendo.

«Pueden cambiar las circunstancias, pero el hombre es el mismo. Pero ya no tendría la esencia del tango. Esencia era aquella, aunque usted no lo pueda creer. Era la época, era el tranvía, era el mostrador de la calle Maipú y Corrientes... se llamaba de esa forma. Eran todas esas cosas que conformaban una unión, un escenario. Ahora, habría que hacer un esfuerzo casi físico para poder hacer un tango con una cancha de fútbol o con una pizzería.

«Hoy hay tangos que son muy lindos, pero son canciones en tiempo de tango. No es el tango de barrio, el baqueano. No es el tango aquel que traía un sentimiento, una emoción al bailarlo como los tangos de Arolas. Es tango de ahora, pero no es el tango tradicional. Es una canción que aparece, que puede estar muy bien hecha y caminar como canción, pero no como un tango auténtico. Porque si este tango usted lo canta en Dinamarca, la gente no sabe de dónde apareció esta música.

«Hay una situación bastante parecida al apocalipsis en el tango. Empezando porque desaparecieron las orquestas que son fuentes de trabajo y nada de difusión.

«Los cantores de tango actuales se defienden. Hay buenos cantantes, pero Gardel los empolvará a todos. Porque él descubrió una manera de cantar que no ofende. Tenía una voz maravillosa, una voz clásica. Podría haber sido un gran cantante de ópera.

«¿Cómo nació “Muñeca brava”? Esos tangos eran caricaturas, tomándole un poquito el pelo a alguien. Era el ambiente social para ese tipo de tango. Eran pequeñas críticas a las muchachas del ambiente nocturno de los cabarets de Buenos Aires en el que andabamos. Las letras tenían autenticidad, eran hechas para algo. “Muñeca brava” lo hice cuando entró el General José Félix Uriburu en la revolución (septiembre de 1930), que fue el primer escalón para hacer cien revoluciones. Después salió un tango mío que se llamaba “Al mundo le falta un tornillo”. El autor tiene que pintar el momento que está viviendo el país. Debe aportar con algo a la historia de la ciudad en tal época. El aporte del artista, del músico, del compositor, es el resultado de un cuadro hecho de Buenos Aires.

jueves, 15 de marzo de 2018

Cadícamo - «Al tango hay que dejarlo como está» - Parte 1


Extractos de una conversación con Enrique Cadícamo: «No estoy de acuerdo para nada con la llamada vanguardia del tango. Vanguardia es lo primero que cae en la línea de fuego. En un combate la vanguardia es la que va adelante. En el tango hay algo parecido. La vanguardia del tango es lo primero que cae ante la indiferencia de todos los que conocen lo que es el tango.

«El tango es una raíz popular, como otros ritmos en otras partes del mundo que no han cambiado ni han desvirtuado, que no le han puesto otro ropaje. ¿Se puede modernizar el cante jondo? Sería un disparate. ¿Por qué? Porque es de raíz popular, mora, española. Todo lo que sea progreso me encanta pero en algunas cosas no tiene sentido. Que lo hagan en las máquinas, en las computadoras, que lo hagan en los espectáculos. En esto no.

«El tango es una cosa muy humilde, muy sencilla. Lo tocaban tipos que no tenían preparación académica musical comoÁngel VilloldoEduardo ArolasEnrique Delfino. Era un sentimiento que valía más que toda la parte ortodoxa que pudiera tener la partitura. Al tango hay que dejarlo como está. Es una cosa nuestra, es un paisaje que quedó de antes. El tango ya quedó. Es imposible hablar de un tango que venga.

«Yo estaba en París cuando el tango empezó a caminar en el año 28. El tango llega a lo que llega porque es una música sencillísima que venía de la ultrapampa, decía en un lenguaje.

«Hoy no se pueden escribir letras de tangos porque el tango es una cuestión de clima, de época. Celedonio Flores, por ejemplo, le da un clima de época, un paisaje. ¿Por qué? Porque tiene palabras que se ajustan a lo que era Buenos Aires. Ahora habrá otras palabras que las busquen ellos. Donde muere el autor, muere la época. Para mí ya murió la época del tango.

«Hoy pueden haber compositores y autores de música, pero no de tangos. El tango sería entonces otra cosa, otra manifestación actual. Sería canción de Buenos Aires, o qué se yo. Otro título que le dieran.

«¿Cuándo termina la época de ese tango? Con los tangos conocidos, tradicionales y de antología. Ahí terminó la época. Yo puedo hacer un tango en 20 minutos o en 15. Si es media hora no vale. Lo hago todavía con el sabor y con el estilo que supe conocer en Buenos Aires en el año 20, en el 25 o en el 30.

«La gente quiere escuchar lo antológico, lo que quedó, lo que hizo una época. Las cosas nuevas, las de ahora, no son lo mismo. Gardel grabó 23 tangos míos. Es un récord honroso, quiere decir que algo sé de tangos.


miércoles, 14 de marzo de 2018

La ley de Inmigración y Colonización del presidente Nicolás Avellaneda - Parte 4

Una tierra promisoria

Así comenzó a circular, en una Europa azotada por las sucesivas guerras, la hambruna, el hacinamiento y el desempleo, la fama de la Argentina como granero del mundo, tierra promisoria de trabajo, pan y paz para las sufridas familias agricultoras del Viejo Mundo. 

En Europa los lotes para el trabajo rural se encontraban excesivamente parcelados, los suelos desgastados y la miseria rondaba por doquier. Las agencias de promoción hicieron una intensiva campaña de difusión para captar interesados en radicarse en nuestro país. Así se gestó el aluvión inmigratorio de fines del siglo XIX, que comenzó con Avellaneda. La tarea de los agentes argentinos en Italia y Austria fue ardua. Se destacó el cónsul en Génova, Dr. Eduardo Calvari; quien interesó a miles de italianos para embarcarse. Menor suerte tuvieron los agentes albicelestes en Austria. Tal vez por las diferencias de idioma, climáticas o culturales, los inmigrantes austríacos no fueron numerosos.

La segunda parte de la ley -“De la colonización”-, comprendía ocho capítulos. Promovía el establecimiento de colonias en territorios nacionales, terrenos particulares o provinciales, mediante el Departamento de Tierras y Colonias. A ese fin, se loteaban las tierras públicas en parcelas de cien hectáreas cada una. A las primeras cien familias se les otorgaba un lote, en forma gratuita, y se les permitía que compraran más tierras, a dos pesos por hectárea, mediante formas de pago accesibles. Se facultaba al gobierno a contratar la provisión de casas, herramientas, enseres, animales y alimentos para los colonos, a precios subvencionados. 

El espíritu de la ley era claramente promover la ocupación del campo y las actividades económicas agrarias con el propósito de contribuir con el desarrollo económico del país.
Esta ley tuvo un efecto impactante en los años siguientes. Permitió la llegada de casi cuatro millones de extranjeros. Sin embargo, lejos de establecerse el grueso de los recién llegados, en el campo, como era la idea de Avellaneda, muchos de ellos se establecieron en los centros urbanos próximos a los puertos. De más de 68.000 inmigrantes registrados en 1875, poco más del 10 por ciento se volcó al trabajo rural, y no todos ellos se radicaron definitivamente.

Por Juan Pablo Bustos Thames


La ley de Inmigración y Colonización del presidente Nicolás Avellaneda - Parte 3


Promover la inmigración

La Ley de Inmigración pretendía eso: captar gran cantidad de trabajadores para ocupar y desarrollar el campo argentino. Significó equiparar los derechos civiles de argentinos y extranjeros. Fue la primera ley nacional que trató temas migratorios. Avellaneda tomó como base una anterior ley de la provincia de Entre Ríos. La Ley Avellaneda se dividía en dos partes: la primera sobre Inmigración y la segunda sobre Colonización. La parte “De la inmigración”, tenía sesenta artículos, ordenados en diez capítulos. Creaba el Departamento de Inmigración (predecesor de la Dirección Nacional de Migraciones). Distinguía a los inmigrantes de los “viajeros” (los actuales “turistas”).

Concedía estos beneficios al inmigrante: alojamiento, manutención y traslados dentro del país. Consagraba el Art. 14 de la ley: “Todo inmigrante que acreditase suficientemente su buena conducta y su actitud para cualquier industria, arte u oficio útil, tendrá derecho a gozar, a su entrada al territorio, de las siguientes ventajas especiales:

1) Ser alojado y mantenido a expensas de la Nación, durante el tiempo fijado...

2) Ser colocado en el trabajo o industria existente en el país, a que prefiriese dedicarse.

3) Ser trasladado a costa de la Nación, al punto de la República donde quisiese fijar su domicilio.

4) Introducir libres de derecho prendas de uso, vestidos, muebles de servicio domésticos, instrumentos de agricultura, herramientas”.

La ley creó oficinas de empleo, para buscarles trabajo y defenderlos de los abusos laborales de los empleadores locales. Regulaba las condiciones que debían reunir los barcos para transportar a los inmigrantes. Establecía el procedimiento de desembarco, los documentos y recaudos sanitarios que se les iba a exigir. Creó una red de agentes y comisiones de inmigración en Europa, para promover a la Argentina como destino. El último capítulo indica cómo se financiarían las distintas actividades y organismos.

De este modo, el Estado argentino concedía a los inmigrantes europeos anticipos para pasajes, alojamiento en hoteles y asilos, trabajo y tierras. Se buscaba convertir al inmigrante en colono, propietario pequeño o mediano de tierras en el campo. Se creó el legendario Hotel de Inmigrantes en Buenos Aires para proveer alojamiento y comida a la llegada al puerto de los extranjeros. Luego se previó su traslado a su lugar de asiento definitivo. Estos beneficios se concedieron no sólo a los inmigrantes traídos por empresas o agentes de colonización, sino también a los que arribaran por su cuenta.


martes, 13 de marzo de 2018

La ley de Inmigración y Colonización del presidente Nicolás Avellaneda - Parte 2

El presidente podía al fin ocuparse de las cuestiones importantes. Avellaneda era consciente de que la Argentina tenía un extenso territorio, con un grave déficit poblacional. En consecuencia decidió cumplir con el mandato de la Constitución de 1853, cuyo antiguo Art. 25 disponía que “el gobierno federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar la industrias, e introducir y enseñar las ciencias y las artes”.

Crear riqueza

A tal fin, Avellaneda envió al Congreso su proyecto de ley de “Inmigración y Colonización”, en la que sostenía como cuestión de Estado el poblamiento del territorio nacional; acción que sería el germen de la actual conformación social de nuestro país, donde casi todos descendemos de inmigrantes. Se trataba de un vieja preocupación, ya verbalizada por la Primera Junta de Gobierno en 1810.

La comunidad que creció más rápidamente en los primeros años fue la británica, que se instaló principalmente en Buenos Aires, al compás del aumento del comercio y la apertura del puerto. Luego llegaron los franceses (algunos exiliados a la caída de Napoleón); y en menor medida, alemanes e italianos. El gobierno rivadaviano trajo a los primeros artistas, científicos, técnicos y sabios europeos. Con las guerras civiles y el régimen rosista, continuó creciendo lentamente la colectividad inglesa, en detrimento de las demás. Por esos años, Sarmiento, en sus obras, alentaba la inmigración, como manera de revertir la natural tendencia al ocio que él observaba en nuestros habitantes. Juan Bautista Alberdi sostenía algo semejante: “Un hombre trabajador es el catecismo más edificante”.

Avellaneda coincidiría plenamente con tales ideas. En su gestión, se sostenía que “todo está salvado cuando hay un pueblo que trabaja”. Había, pues, que hacer trabajar a los argentinos, y la manera más práctica era inyectando con rapidez sangre de inmigrantes que vinieran a trabajar y a enseñar las bondades del trabajo a nuestros gauchos. 
En 1865, Avellaneda publicó su “Estudio sobre las leyes de tierras públicas”; donde analiza la legislación argentina sobre el tema y propone, siguiendo el modelo norteamericano, entregar tierras a los productores agropecuarios, simplificándoles los trámites burocráticos al mínimo indispensable, para asegurar el asentamiento de poblaciones estables, aumentar la población en las zonas productivas, y asegurar el territorio y la soberanía nacional aumentando la riqueza productiva argentina. 
Adelantaba Avellaneda en esta obra, lo que haría luego, en su mandato: “La propiedad territorial fácil y barata debe ser la enseña de leyes venideras, para vencer en su nombre y con su obra el desierto, cambiando el aspecto bárbaro de nuestras campañas”.

En su mensaje de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional, el 1º de mayo de 1876, el presidente Avellaneda anunció su ambicioso proyecto: “Podemos distribuir mejor la inmigración, extendiéndola por todo el país, radicarla y ofrecerle un incentivo con la adquisición de la propiedad territorial, abriéndole en el exterior al mismo tiempo nuevas corrientes. Economicemos, principalmente, todos los ramos de los servicios públicos, pero gastemos para hacer más copiosas y fecundas nuestras corrientes de inmigración. 
El agente maravilloso de la producción, el creador moderno del capital es el inmigrante, y afortunado el pueblo que puede ponerlo a su servicio, porque llevando consigo la más poderosa de las fuerzas renovadoras, no tendrá sino perturbaciones transitorias y será constante su progreso. No hay gasto más inmediatamente reproductivo que el empleado en atraer al inmigrante y en vincularlo con el cultivo del suelo”.

lunes, 12 de marzo de 2018

La ley de Inmigración y Colonización del presidente Nicolás Avellaneda - Parte 1



Nicolás Avellaneda fue el presidente más joven de la Argentina. Inauguró y finalizó su mandato con sendas revoluciones, que se le oponían; tanto a su asunción, como a una de sus decisiones más sabias y polémicas: la capitalización de la ciudad de Buenos Aires. Su gestión se caracterizó por una serie de medidas y decisiones trascendentes, que contribuirían a forjar la Argentina moderna. 
Entre ellas, se destacan: el notable impulso a la educación, la ampliación de las fronteras del país, con la incorporación de la Patagonia oriental y el Chaco austral a la soberanía argentina, la implantación de un plan de austeridad en las finanzas públicas, la extensión de las líneas férreas, y el impulso a la actividad económica privada, sobre todo en materia de exportación de cereales y la implantación de los primeros frigoríficos. Pero Nicolás Remigio Aurelio Avellaneda será recordado sobre todo por la Ley de Inmigración y Colonización (Nº 817), que promulgó bajo su mandato, el 19 de octubre de 1876.

El presidente había nacido el 3 de octubre de 1837 en San Miguel de Tucumán. Cuando tenía apenas cuatro años de edad, su padre, Marco Avellaneda fue ejecutado en Metán por órdenes del general federal oriental Manuel Oribe, quien seguía instrucciones de su jefe, don Juan Manuel de Rosas. La ejecución de Marco, líder y alma de la Coalición del Norte que se había armado contra el dictador porteño (y que aspiraba a organizar el país bajo el dictado de una constitución democrática), fue cruel y atroz. 

Fue decapitado, y su cuerpo desmembrado a la vista de todos; siendo su cabeza exhibida en una pica durante varios días, en 1841, en la actual Plaza Independencia de San Miguel de Tucumán.

Sin odios

Pese a esa traumática experiencia, el joven Nicolás pudo superar el trance; y lejos de exteriorizar, durante su vida, un espíritu revanchista o resentido contra los antiguos rosistas, fue siempre leal, tolerante, magnánimo y respetuoso de todos, aun de sus más acérrimos opositores. En 1868, cuando tenía 31 años, Domingo Faustino Sarmiento lo designó ministro de Justicia e Instrucción Pública. Avellaneda fue el principal impulsor y ejecutor del plan sarmientino de educación; por el cual todos hoy recordamos al presidente sanjuanino. Fue tan exitosa su gestión, que desde allí se catapultó directamente a la Presidencia de la Nación, apoyado por el propio mandatario saliente.

En 1874, Nicolás Avellaneda asumió la Presidencia a los 37 años. Todo un récord, hasta el día de hoy. A poco de asumir, los seguidores de su adversario en las urnas, Bartolomé Mitre, se levantaron en armas. Avellaneda sofocó esa sublevación a los pocos meses y con bastante benevolencia.

El siguiente problema que le tocó al joven mandatario fue una importante crisis económica, que conjuró instaurando un duro plan de ajuste fiscal, que incluyó el despido de 600 empleados públicos; oportunidad en la que él mismo dio ejemplos públicos de austeridad. A los pocos meses, apareció, por primera vez, en la historia, el campo argentino, para salvar la situación económica del país. La producción cerealera, la incipiente industria frigorífica y los buenos precios internacionales, sumados al plan de austeridad pública, sacaron rápidamente al país de la crisis.


miércoles, 7 de marzo de 2018

Estoy tan cambiao, no sé más quien soy - Parte 8

Cuando suelta su bandoneón, instrumento que alterna con el piano, Leopoldo Federico (44, dos hijos), estrella que suele recalar en la tentadora Malena al Sur, exhibe una melancólica panoplia de recuerdos: "Antes, ir a escuchar tangos era casi una obligación para el porteño, un rito parecido al de frecuentar todos los domingos la casa de la vieja —maternizó Federico—. 

Uno entraba en un café o en una confitería y únicamente se escuchaba la orquesta: había silencio y sólo se conversaba en los intervalos. Ahora el show mató al tango como espectáculo exclusivo. Además, ya no ocurre como antes que a los cafés como el Marzotto o El Nacional iban los empleados con sus novias, los obreros después de las fábricas o las amas de casa que salían de compras al centro. 

Hoy en día son lugares para turistas; no hay más que ver algunos de esos sitios: en un momento dado están vacíos y sobran las mesas; de pronto se detiene un micro en la puerta y 80 japoneses se abalanzan sobre el escenario parloteando en nipón con la azafata que los guía", traduce Federico, añorando, quizás, la época en que fue primer bandoneón de Horacio Salgán y en que su tango Cabulero hacía las delicias de los fanáticos. 

Un clan más o menos menguado en el presente y que en otros tiempos saturaba los límites de decenas de cafés cantantes, poblados por un inevitable somatén de cuchilleros: La Marina, de Suárez y Necochea —atendido por camareras—; El Estribo, de Entre Ríos al 700, y La Buseca, de Avellaneda —que agregaba un reñidero y mesas de monte criollo a su palco orillero—, integraban una mitología copiosa que torna memorioso al nostálgico Alfredo Carlino (38, dos hijos), un poeta amigo de músicos y embanderado con la música porteña: "En Corrientes, desde Maipú hasta Montevideo, estaba plagado de tanguerías: allí el café costaba 70 centavos y el té un mango. Lo más caro que se podía tomar era un copetín; al whisky nadie se le animaba. Saber bailar bien el tango era, entonces, un símbolo de status y una artimaña para encandilar mujeres: igual a lo que sucede ahora con el auto o las pilchas elegantes y costosas", añora Carlino.

Como él, como todos los que de una u otra manera integran la farándula del tango, es posible que dentro de unos años haya una generación de nostálgicos que recuerden —con insistencia de organito machacón— una nueva geografía de nombres. También ellos, probablemente, tendrán razón. 


LUIS LAPLACETTE
Revista Siete Días Ilustrados
31.05.1971




Estoy tan cambiao, no sé más quien soy - Parte 7

Después, bueno, sufrió todas las crisis que afectaron a la pequeña burguesía en el país". Don Osvaldo se calla y trepa al palco junto con sus músicos. Se sienta al piano. Hace una seña con la cabeza y los bandoneones frasean los primeros compases de recuerdo. Cuando terminan, alguien, desde el fondo, sin poder contenerse, grita dos veces seguidas: "¡Al Colón! ¡Al Colón!"; un vocinglero entusiasmo por don Osvaldo que a los banqueros de Wall Street les sería difícil compartir.

También otro pope del tango, Aníbal Troilo (56), añora un pasado de cortes y quebradas: "Los nuevos boliches son sitios reducidos, donde el parroquiano no tiene otro remedio que dedicarse a escuchar. Los bailes populares, la gran cantidad de gente, el ruido de los pies sobre la pista, marcando el compás, eran cosas que beneficiaban al intérprete y enriquecían el repertorio tanguero. 

Ahora todo es diferente, sólo el público es igual: cariñoso, efervescente, muy apegado a sus ídolos", apenas se alegra Pichuco Troilo, engarzando en su mano izquierda el enésimo, interminable vaso de whisky. Lo cual no le impide ser la máxima estrella de Caño 14, uno de los más destacados locales de tango que acapara —invariablemente— los favores de los más fanáticos feligreses.

Allí, acalambrado en la barra, dando la espalda al escenario y acordando su voz con los compases arrugados por el bandoneón de Troilo, Roberto Goyeneche (45) secreteó a SIETE DIAS: "Sí, es verdad, los lugares donde se hace tango son muy escasos. Por esa razón —se compadece el exitoso Polaco— muchos cantores y músicos del género se ven obligados a recalar en alguna cantina, donde comparten la atención del público entre un plato de ravioles a la boloñesa o un besugo a la vasca. Ahí, viejo, no se puede cantar: si a un coso se le sube el vino a la cabeza es capaz de tirarte un cacho de provolone en medio de una estrofa. No hay nada que hacerle, el tango es para escucharlo o bailarlo, no para comerlo", digiere Goyeneche.

Más atentos o menos pantagruélicos son los contertulios que desembarcan en Malena al Sur: una de las tanguerías más exclusivas de la city que apenas puede albergar a 60 personas, circunstancia que la convierte en algo así como un club privado. 

En ese boliche todo es delicado y cuidadosamente elegido: desde los mullidos sillones (que le dan un aspecto de living íntimo, familiar) hasta el espectáculo presidido por Lucio Demare, uno de los músicos más cotizados del tango y regente del boliche.

martes, 6 de marzo de 2018

Estoy tan cambiao, no sé más quien soy - Parte 6

En tanto que la orquesta de D'Arienzo sigue marcando el ritmo de un tango orillero, los bailarines Gloria (24) y Eduardo (34) ejecutan una serie de piruetas que podrían volver timorato al más audaz de los aspirantes a bailarín: "Como profesionales tenemos la obligación de perfeccionar nuestro arte —se justifican—; suponer lo contrario es como pedir a un corredor que corra para atrás o a un cantor como Marino que cante mal: algo sencillamente imposible".

EL TANGO: VICTIMA DE LOS MONOPOLIOS

En La Yumba, un lugar de Bolívar y Chile, donde la copa no supera los 500 nacionales, Osvaldo Pugliese (65) capitanea, enfundado en su traje de color ala de cuervo, a su nutrida orquesta de 13 músicos. Este boliche es —probablemente— el que más se parece a los viejos mausoleos del tango que se llamaron El Nacional o el Marzotto: las mesas son de fórmica, sin mantel, el ambiente es ruidoso, los atuendos modestos y el sándwich de lomito está siempre a punto, tentador y humeante. "La juventud argentina no baila el tango —se encrespa don Osvaldo— porque hubo una ruptura histórica de 20 años, durante los cuales los muchachos del pueblo no pudieron concurrir a lugares de diversión baratos. Por otra parte, los medios de difusión, los entretenimientos, cayeron en manos privadas, interesadas, que de una u otra manera responden a los propósitos antinacionales de los distintos gobiernos que hemos tenido. La música —decreta Pugliese— debe ser para el pueblo y tiene que estar a su alcance. 

Por eso, el actual auge de las tanguerías y del tango alcanzarán su máximo apogeo cuando se levanten en su defensa las masas trabajadoras, que no están supeditadas a los monopolios extranjeros. Entonces si que el tango tendrá un contenido más rico que en la década del 40 —amenaza—. Por ahora no hay suficientes fuentes de trabajo, pues los altos impuestos impiden a los clubes realizar bailes con frecuencia. 

Por eso, también, los espectáculos son diferentes a los de otros tiempos: en un café como El Nacional, por ejemplo, una orquesta tocaba 7 horas seguidas, desde el mediodía hasta la noche; la taza de café costaba 20 centavos y cualquiera se la podía pagar. Con la carestía el tango fue perdiendo espectadores- y únicamente lo mantuvo la clase media hasta 1959. 

domingo, 4 de marzo de 2018

Estoy tan cambiao, no sé más quien soy - Parte 5

Cosa que no ocurre, por cierto, en las catacumbas de Michelangelo, donde la consumición mínima trepa a los 2.800 nacionales per cápita. Claro que el gasto se justifica: el recinto, blanco como un Pueblito de Andalucía y umbroso como una catedral gótica (estilos que mezcla sabiamente), es uno de los más sofisticados reductos de la noche porteña, aunque no se dedica exclusivamente —claro está— a presentar espectáculos fangueros y suele mezclar —en un mismo show— a Raúl Lavié con Joan Manuel Serrat.

Más modesto, pero con un caudaloso sabor a tango, resulta el casi único cabaret porteño: Chantecler, heredero de un nombre mítico, íntimamente ligado a Juan D'Arienzo y su orquesta durante la década del 40. Atrincherado en Corrientes al 600, no escapa a la tentación, sin embargo, de presentar un espectáculo variado donde el tango se prodiga en dosis alopáticas. Alberto Castillo (56, dos hijos) es allí una de las más firmes atracciones. Después de descerrajar algunos parlamentos antológicos ("Yo soy el tipo de la juventud perpetua", "Mi personalidad es abierta, como el bandoneón"), el verborrágico cantor de los cien barrios porteños (mote con el cual alcanzó la fama) devana una sobria andanada de precisiones históricas: "En el 40 el tango era popular y se lo 
bailaba en todos lados, pero el cabaret era tan caro como ahora. 

En 1950, cuando empezó la decadencia del tango, también desaparecieron los auténticos boliches donde se lo podía bailar o escuchar. Desde hace unos 3 años parece haber un resurgimiento, aunque no como danza popular", se ensombrece Castillo.

Como si sus palabras necesitaran una confirmación, apenas un reducido puñado de parejas se arrastra por la pista de baile, a pesar de las tentadoras propuestas de una buena parte de las 30 coperas acodadas en el mostrador o distribuidas estratégicamente por la sala. Lo cual no parece turbar las costumbres sedentarias de los —presumiblemente— ejecutivos o turistas que atiborran el amplio, pero despojado recinto.

Es Alberto Echagüe (dos hijos, se niega a confesar la edad), eterno cantor de D'Arienzo, quien encuentra una comparación gastronómica para explicar la ausencia de amplios sectores populares en los actuales antros tangueros: "Mirá —tutea Echagüe—, para venir a estos sitios hace falta tener mucha guita. ¿Vos te gastarías 10 mil mangos en una sola noche para invitar a tu señora? No, viejo, lo más seguro es que te comprés un pollo y que te lo morfés con un buen vino en compañía de la patrona".

Cuando baja del escenario del Chantecler, una tarima circular, elevada del piso y cubierta con deslustrado parquet, Armando Laborde (47, dos hijos) asegura a SIETE DIAS: "Antes, los boliches del tango, los cafés y especialmente el cabaret eran esencialmente distintos a los de ahora. A escuchar o bailar tango en los sitios nocturnos sólo iba la gente del ambiente. En esa época, cuando alguien nos decía que a los night clubs de Nueva York concurrían familias enteras, nosotros nos moríamos de risa. 

Cómo habrán cambiado los tiempos que ahora, cuando sube Marrone al escenario del Chantecler, la primera frase que dice es la siguiente: 'Voy a degenerar un poco este cabaret, porque parece una iglesia'. Si es para no creerlo", se sorprende Laborde.

Estoy tan cambiao, no sé más quien soy - Parte 4


Más pragmática que sus compañeros de elenco, la melodiosa Graciela Susana (18, casada, revelación de 1970 del Festival del Tango de La Falda) supone que, de todos modos, "el público que va a escuchar a Rivero, a Rufino o a Goyeneche representa, al margen de la edad, al conjunto de los sectores sociales de Argentina. Como el tango es un fenómeno permanente, la gente se identifica con él: lo cual significa que sigue siendo una música popular", supone Graciela Susana, templando su guitarra y adelantando algunos de los trozos que formarán su repertorio de esa noche.

A pesar de todo, hay quienes no aceptan que las tanguerías, como fenómeno social masivo, sigan aún en vigencia . En verdad, hubo una época en que el cabaret —pues no existían locales que presentaran shows de variedades, como los que actualmente cobijan al tango— era un hito obligado de la noche porteña: hoy pareciera que se va a escuchar el dos por cuatro de la misma manera que se recala en un teatro o en un cine. Antes, es cierto, los espectáculos tangueros eran un acontecimiento especial, vividos por toda la ciudad. Memorables son las veladas protagonizadas por el mitológico pianista Enrique Delfino en el foyer del cine Opera: a esos recitales concurría una muchedumbre compacta, que jamás dejaba de deleitarse con las excentricidades del popular Delfy.

"El cabaret alcanza su máxima difusión en el país coincidentemente con la promulgación dé la Ley Sáenz Peña y la ascensión a la presidencia de don Hipólito Yrigoyen —politiza Benigno Costa Viale (59, cinco hijos), acaudalado parroquiano del suntuoso Michelangelo—. El tango —agrega— es la música de la clase media argentina, adoptada por los otros sectores como puro acto reflejo." Parte de lo afirmado por C.V. parece verdad. Antes, los cafés para hombres solos (como el famoso Iglesias, de Corrientes al 1500) eran la antesala, o el colofón, de escapadas prostibularias; lo mismo que renombrados salones de baile como el de Hansen o el Armenonville: ni a unos ni a otros concurría el pueblo. Fueron la radio y el cine, en manos de la incipiente clase media de la Argentina, quienes divulgaron el tango en forma masiva.

Sin remontarse a épocas tan remotas —o tan polémicas—, uno de los cotizados artistas del show de Michelangelo, el cantor Raúl Lavié (33, tres hijos) insiste en trazar un paralelo entre lo que va de ayer a hoy: "Yo debuté en un cabaret céntrico que se llamaba Maipú Pigalle y que cerró sus puertas allá por el año 1957; entonces, los clientes eran muy diferentes a los que ahora vienen a este sitio: se trataba, por lo general, de viejos noctámbulos, habitués consuetudinarios, que no faltaban un solo día a la milonga. Eran siempre los mismos, noche tras noche, hombres solos o en grupo: jamás, desde luego, se veía una familia".

sábado, 3 de marzo de 2018

Estoy tan cambiao, no sé más quien soy - Parte 3

MILONGA CON VARIACIONES

En un altillo de El Viejo Almacén —que oficia de camarín improvisado— hasta las tres sillas chuecas y desvencijadas parecen rescatadas de un tango bohemio, capaz de agigantar las dudosas virtudes de una existencia mistonga. Allí, en las últimas horas de una madrugada, SIETE DIAS convocó —a los efectos de un contrapunto improvisado, informal— a tres exitosos cancionistas para que hablaran sobre un tema que conocen a fondo: el auge de las nuevas tanguerías.

"Los años 40 marcan la época más floreciente del tango —enfatiza Roberto Rufino (49, tres hijos), una de las más duraderas voces de la música popular porteña—. En ese tiempo la gente seguía casi fanáticamente a sus ídolos y verdaderas multitudes llenaban los locales donde se tocaba tango; hoy, aunque parezca mentira, ocurre algo similar: muchos recorren hasta 100 kilómetros para oír y ver a grandes figuras como Troilo o Rivero. 
Es, en especial, gente madura la que compone el público de todos estos boliches del tango. Claro que ya no existen, como antes, los gigantescos bailes populares, poblados con parejas de todas las edades; durante 30 años canté en esas fabulosas milongas y, aunque todo parece resurgir, ahora estamos recluidos en un círculo más pequeño, pero igualmente valioso", se consuela Rufino.

Uno de los mozos del local interrumpe el contrapunto y arrima varias tazas de café, una de las cuales debe ser depositada en el suelo, pues la diminuta mesa desborda de guitarras, potes de cremas limpiadoras y un abracadabrante delirio de ceniceros completamente colmados. Un aire frío se cuela por debajo de la puerta que deja filtrar, también, el murmullo sincopado que proviene del escenario: un marco algo congelado, pero propicio para seguir hablando de milongas variaciones.

"Ocurre que los intérpretes de tango son muchos y los sitios para actuar muy pocos —explica Félix Aldao (32), ganador del concurso Palma de Oro, en los Estados Unidos—; además, el pueblo no viene a estas tanguerías. Los actúales boliches se han convertido en lugares exclusivos para una minoría, donde la copa cuesta 2 mil pesos. Es cierto, sí, que siempre están llenos —reconoce Aldao— pero falta el calor popular de antaño. Quizá precisamente por eso que decía Rufino —es decir, por la desaparición de los bailes populares—, los modernos reductos del tango son un refugio para jóvenes de 25 años para arriba, un sitio para gente más adulta. Es que el tango obliga a pensar, pues es una suerte de filosofía cantada", exagera Aldao.

No parece, sin embargo, faltarle razón: en una minuciosa prospectiva realizada en El Viejo Almacén por un redactor de SIETE DIAS se estableció que el 85 por ciento de los parroquianos acumulaba una edad superior a los 30 años; lo, cual no impedía, con todo, que el clima reinante fuera jovial y bullanguero por momentos.