La ciudad de Rosario no tiene fundador ni fecha de
fundación, sino que se formó a partir de un proceso espontáneo dado por la
situación favorable que la misma atravesaba, tanto a nivel geográfico como
económico.
Orígenes
Los primeros datos sobre las tierras ocupadas por la Rosario
actual se remontan al siglo XVII, precisamente en 1689, cuando el capitán
español Luis Romero de Pineda recibió estas tierras de los reyes de España en
pleno proceso de colonización. Las tierras recibidas estaban a 27 leguas de
Santa Fe- fundada en 1573-, desde el río Paraná al este, el arroyo Saladillo
(que hoy conocemos por Ludueña) al norte, Paraje Matanzas al sur (entre lo que
hoy es Arroyo Frías y Arroyo Seco), y al oeste todo lo que no tuviera dueño.
Los terrenos comenzaron a poblarse y fueron nombrados como Pago de los Arroyos.
Alrededor del siglo XVIII se establecieron algunas estancias en los
alrededores, pero la convivencia y las disputas de las tierras entre los
pueblos originarios (calchaquíes) y los nuevos pobladores no era sencilla.
La corona española consideró que debía dotar a las nuevas
tierras de mayor organización, con lo que nombra al español Francisco de Farías
alcalde de la Hermandad del Pago de los Arroyos. Este se constituyó como
primera autoridad civil, y en 1741 dispuso la realización del primer censo. El
mismo indicó que la población que se establecía en el Pago de los Arroyos era
de 248 vecinos entre blancos, indios y mulatos.
En 1751 fue designado como
alcalde Santiago Montenegro, quien diagramó la organización de la futura
ciudad, donó terrenos, y mandó a construir la antigua capilla y la plaza, donde
hoy se sitúan la Plaza 25 de Mayo y la Catedral.
Cuna de la Bandera
Con la llegada de 1810 y la Revolución de Mayo, pasaron a
ser el Cabildo y sus nuevas autoridades quiénes designaban a alcaldes y
gobernadores; las costas del Río Paraná y de la Villa del Rosario, pasaron a
ser protagonistas de las luchas por la independencia. En 1812, era necesario
asegurar el dominio del nuevo gobierno patrio sobre el río Paraná para evitar
el paso de la Marina Española, con lo que se ordenó la construcción de baterías
en los ríos Uruguay y Paraná. En el Paraná se situaron sobre el pequeño pueblo
de Villa del Rosario, confiándose el mando militar al General Manuel Belgrano.
Belgrano quería dar a la revolución un símbolo visible, y es
así que propuso la adopción de la escarapela nacional el 13 de febrero de 1812.
Al mismo tiempo, tomó como suya la responsabilidad de enarbolar una nueva
bandera -ya que hasta ese momento se utilizaba el pabellón español-, lo que
hace días más tarde, con motivo de la inauguración de las baterías Libertad e
Independencia, establecidas respectivamente en las barrancas e islas del lugar.
El 27 de Febrero de 1812 tomó juramento a sus soldados en las proximidades a
donde hoy está emplazado el
Monumento Nacional a la Bandera.
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