sábado, 27 de noviembre de 2021

La noche que murió el varón del tango


A 57 años del accidente automovilístico de Julio María Sosa Venturini, más conocido como “El varón del tango” su historia y la teoría del segundo auto.

domingo 04 de julio de 2021

 

Por Néstor Vidal*.

El Varón del Tango o Julio Sosa, nació con el nombre de Julio María Sosa Venturini en Las Piedras, Departamento de Canelones, Uruguay, el 2 de febrero de 1926 en el seno de una familia humilde, hijo de Luciano Sosa, peón de campo y Ana María Venturini, lavandera. Cursa sus estudios primarios en la Escuela Artigas Nº 106,con calificaciones aceptables y luego entró en la escuela experimental de artesanías, ideada por Sabas Olaizola, donde cursó 3° y 4° año.

Sus primeros trabajos para ayudar a la economía del hogar paterno fueron: repartidor de una farmacia, lustra botas, vendedor de diarios, rifas y boletero en un transporte.Cuando contaba con solo 16 años decide casarse con una vecina de su pueblo (Aída Acosta).Tal vez por la inmadurez de sus años deciden separarse al año, sin haber tenido hijos.Enrolado en la marina por consejo de su tío materno (Venturini Ángel), cumple allí unos meses de servicio, pero Julio no estaba hecho para cumplir órdenes sino para cantar, así que decide pedir la baja. Para esto, su padre estaba grave y fallece al poco tiempo, esto impulsa al Varón a tomar la decisión de cruzar el Rio de la Plata a probar suerte.

Sus incondicionales amigos le reunieron dinero para los gastos del viaje y un hospedaje barato. Así, un 15 de junio de 1949 se embarca hacia Buenos Aires a probar suerte. A los 14 años consiguió que lo dejaran entrar en el café Parodi donde demostró a los parroquianos la forma interpretativa que ya se hacía notar. Pero se frustró su intento al llegar la policía y devolverlo a sus padres. No obstante, consigue un lugar en la orquesta de Gilardoni Carlos donde recorrían clubes y festivales de barrio, pero a su vez necesitaba trabajar como “guarda” para sobrevivir. Esto le sirvió para conocer otros lugares, como el café Ateneo de Plaza Libertad, donde cantó con Di Carlo Hugo, Caruso Luis (Carusito) y a pesar de su pequeña orquesta, Sosa se da el gusto de “grabar sus primeros temas”. En total fueron 5 con el sello grabador uruguayo “Sondor”, corría el año 48’.

Ya consolidado profesional y económicamente, su segundo matrimonio fallido le da su única hija, Ana María, ha quedado atrás la casa de Banfield adquiriendo en Capital Federal un departamento tipo casa de dos plantas en el barrio de Villa del Parque, en las calles Helguera y Santo Tome, también adquirió la casa en donde vivían su madre y hermana en su natal Las Piedras, remodelándola por completo.

Sabido es por los que lo conocieron, la pasión que Julio tenía por sus automóviles y el cuidado con que los trataba, pero esto no significaba que anduviera despacio, le gustaba la velocidad, pero no era imprudente.

Su primer vehículo fue una moto “Vespa” con la que recorría sus lugares habituales donde actuaba y le permitía estar a horario en todos lados. Cuando fue mejorando su situación económica, adquirió un “BMW Isetta” un automóvil pequeño con puerta en el frente por donde emergía julio con su gran corporeidad, y que le valió no pocas “cachadas de sus amigos” que le bautizaron el móvil como “el huevo”.

Lamentablemente con este vehículo se incrusta en la parte trasera de un camión, quedando con heridas de consideración que lo llevaron al hospital con una pierna quebrada y varios golpes.
Luego de salir de la clínica y por recomendación del médico, consigue comprar un “Decarlo 700”, según Julio una “joya mecánica”. Aunasí, sufre un accidente menor que lo tuvo un par de días en reposo. Por último, llega la estrella dorada de sus sueños, un “DKW
Fissore”,una maravilla mecánica para la época y de una cilindrada importante. Comenta Julio que ese auto estaba destinado a una locutora de radio famosa, pero él, insistió tanto al concesionario que dinero en mano lo compro por $750000m/n. Una fortuna para esa época.

Aunque pocos lo sabían, no solo el tango era su profesión y pasión, también era amante de los autos, así fue como compró el DKW Fissore año 1964, en la concesionaria oficial DKW de la Av. Santa Fe. Como de este modelo se hicieron solamente 700 unidades, Sosa quedó en lista de espera detrás de la locutora Nélida Colomba, llegado el momento, a la esposa de Enrique Dumas no le gustó el color del vehículo que la concesionaria le ofrecía, por lo que se lo ofrecieron a Sosa, al cual el rojo lo impresionó. Desde ese momento Sosa y la Fissore patente 1.077.778 fueron inseparables, cuando la orquesta se dirigía en micro a las presentaciones, Sosa se movilizaba con su auto que había hecho bendecir en la Basílica de Luján.

La noche del 24 de Noviembre de 1964 lo encuentra actuando en Radio Splendid, de allí se trasladó a bordo de su coupé al barrio del Abasto a la cantina El Varón del Tango, nombre puesto en su honor, donde se festejaba la despedida de soltero del presentador de la orquesta.
Al retirarse de la cantina lo hace acompañado por el hijo de su representante, un empresario cinematográfico chileno y una amiga, los cuatro abordan el auto con Sosa al volante, dejando a los dos hombres en el barrio de Once y a la dama en Congreso. Con la intención de llegar a saludar a unos amigos del carrito 7 de la Costanera, tomó por Av. Pueyrredon, al llegar a Av. Figueroa Alcorta giró a la izquierda para luego tomar Jerónimo Salguero rumbo al Río de la Plata en un trayecto frustrado.

Las crónicas policiales de la época dirían que Julio Sosa a bordo de su DKW Fissore circulaba por Av. Figueroa Alcorta de doble mano en esa época y al llegar a la intersección de Mariscal Castilla chocó en forma violenta contra un monolito de hormigón que se encontraba inexplicablemente en medio de la avenida y protegía al semáforo allí ubicado. La coupe colisionó de frente con la parte más fuerte de su estructura, el chasis, era la madrugada del 25 a las 3.20 hs… casi dos horas antes del alba.

Una ambulancia lo socorre y traslada al Hospital Fernández. A las 10 de la mañana es derivado al Sanatorio Anchorena donde lo revisa el neurocirujano Dr. Raúl Matera que no abriga ninguna esperanza. A las 9.30 hs. del día 26 a la edad de 38 años, se convierte en leyenda sin haber recobrado el conocimiento desde el momento del accidente.

La congoja popular fue de tal magnitud, que el velatorio se realizó al día siguiente en el Luna Park, el trayecto hasta el Cementerio de la Chacarita se hizo a pie por Av. Corrientes, comenzando a las 16 hs. y arribando luego de seis horas y media. En la actualidad sus restos se encuentran en el cementerio de Las Piedras.

Hasta aquí la historia oficial de su accidente, sorprendentemente la causa judicial llevada adelante por el Juez Jorge Quiroga, asesinado años más tarde, contó con muchas anomalías y fue cerrada con demasiada premura, sin las pericias técnicas necesarias sobre la Fissore como tampoco sobre las huellas de neumáticos en el asfalto, lo que hubiera demostrado la participación de un segundo vehículo en la colisión.

Durante la noche y madrugada del accidente, Sosa tuvo una agitada agenda desarrollada por completo a bordo de su Fissore, estuvo reunido con muchísima gente, muchos de los cuales se acercaron a ver el flamante auto del cantante, transportó allegados en el vehículo, y todos coincidieron hasta la última persona que estuvo con él esa madrugada, el estado sobrio del cantante y que el auto se encontraba impecable, sin raspones o marcas de pintura pertenecientes a otro vehículo y teniendo en cuenta que el impacto solo afectó la parte delantera del auto, las fotografías posteriores al accidente y acompañadas en este informe demostrarían que el golpe y marcas de pintura en la parte trasera derecha del DKW fueron hechas por otro auto en la colisión.
Este segundo vehículo golpeó a la Fissore en el guardabarros trasero derecho, lo cual desacomodó su andar, lo sacó de su carril y de su mano, pasando a la mano de circulación contraria, en el afán de volver a su carril y evitar un choque frontal con otro vehículo ya que la Av. Figueroa Alcorta era doble mano, Sosa volantea a la derecha y no puede evitar sobre un vehículo inestable en esa maniobra, impactar contra el monolito que se encontraba en medio de la avenida.

Luego de los trámites judiciales la Fissore fue llevada al taller de un amigo de Sosa en la Av. Juan B. Justo, pasado un año fue despiezada y el dinero recaudado por la venta entregado a su familia. Al igual que su dueño ya no volvió a rodar. 


Este perito a través de la Fotometría de la época, puede establecer un impacto directo sobre el sector posterior derecho parte trasera entre la línea de cintura y el suelo del vehículo. El impacto es de forma descentrada formando un Ángulo del tipo rozadura de afuera hacia adentro y una dirección de adelante hacia atrás.


martes, 23 de noviembre de 2021

"No era una tarea fácil encadenar el rio de punta a punta por lo que pesaban esas cadenas"

Hablamos con Roberto Colimodio, historiador y miembro de la Academia Argentina de la Historia, sobre el Día de la Soberanía Nacional y la Batalla de Vuelta de Obligado. 

 

“En lo que era la Confederación Argentina, Juan Manuel de Rosas era quien gobernaba Buenos Aires y era el encargado de las Relaciones Exteriores”

"Hubo un conflicto con las dos potencias europeas, Francia e Inglaterra, que querían la libre navegación de los ríos para comerciar con el Paraguay”

“Venían casi 100 barcos, más de 20 barcos militares, con mercadería para comerciar con Paraguay y Corrientes. Hubo una resistencia cercano a San Pedro, donde el río se angosta y pega una curva y que era una posición estratégica para defender el paso, en una lucha desigual"

“Rosas es quien decide y manda la defensa del rio a su cuñado, el general Lucio Roberto Mansilla, que ya tenía muchísima experiencia, había cruzado Los Andes con San Martín y de valor probado en las luchas. Él es quien dispone la instalación de cuatro baterías y manda a encadenar el rio de costa a costa, con unas gruesas cadenas"

“No era una tarea fácil encadenar el rio de punta a punta por lo que pesaban esas cadenas"

“Las crónicas de la época decían ‘Se vienen los barcos’. Venían más de 20 buques de guerra, con 400 cañones y mil soldados"

"La resistencia fue difícil. Se trató también de impedir el desembarco para que las lanchas no tomaran las baterías. Después de unas horas tuvieron la suerte de poder cortar las cadenas con un yunque y un martillo, a pesar del fuego que recibían. No les resultó barato, quedaron los buques destruidos e inclusive la nave madre quedó varada"

“A pesar de ser una derrota táctica, fue una victoria diplomática. Años después se firmaron los tratados de paz y con el reconocimiento de la soberanía de ambas potencias sobre los ríos interiores"

“La mujer fue anonimizada en la mayoría de los episodios históricos, como también mucha gente que quedaron opacados por los grandes héroes"

"Es un hecho que tuvo repercusión internacional. Salió en los periódicos más importantes de Europa. Tanto es así que el General San Martín es consultado por el Parlamento inglés sobre el punto de bloqueo. Él es determinante para que se firmen los tratados de paz, algo que no es muy conocido"

https://fmdelta903.com/blogs/lamaquina/49750-roberto-colimodio-no-era-una-tarea-facil-encadenar-el-rio-de-punta-a-punta-por-lo-que-pesaban-esas-cadenas

 

miércoles, 17 de noviembre de 2021

Entrevista a Leonardo Favio - Parte 2

 Seguís siendo un intérprete taquillero, pero el boom ha pasado, ¿por qué?

Yo no necesito ser un boom. Ahora soy una institución. Si no fuera así, los empresarios, que conocen muy bien el negocio, no me cotizarían tan alto.

Sorbe pausadamente su quinto o sexto mate, mira por la ventana hacia la calle Paraguay y anuncia su próxima mudanza a un dúplex bastante más amplio, un poco más suntuoso. Un signo exterior de aburguesamiento que no parece haberlo modificado profundamente. Lo concreto es que alcanzó la popularidad y está decidido a instalarse definitivamente en ella. Diez, veinte canciones lo ayudarán a lanzarse «con todo» en los próximos meses. Para eso están la guitarra, el grabador y los amigos, y Jorge López Ruiz, su arreglador y director de orquesta. También están los bocetos para su soñado Juan Moreira: un Rodolfo Bebán barbudo y severo, apuntes, dibujos de vestuarios.

¿Qué pasa con Moreira?

Que ya se viene. 

¿Qué significa esta película para vos?

Pienso que Moreira tendrá que ser un gran fresco sobre la vida y el hombre argentino, como esos murales de los pintores mexicanos. Un vistazo hacia el pasado pero, al mismo tiempo, de gran contemporaneidad. Algo así como la vida y la muerte de una pasión argentina.

Días de mate y rosas

Los primeros éxitos discográficos reemplazaron la imagen del rebelde director de cine por la del cantante. Pero aun en momentos en que parecía transitar otras emociones, Favio encontró la manera de conciliarse consigo mismo y resucitó su propósito de filmar la vida de Juan Moreira. Un proyecto que ciertos intereses más concretos fueron postergando, pero que «ni loco ni enfermo» pensó en abandonar. Ahora está próximo a concretarlo con la producción de Alejandro Romay. “Y yo pondré el talento”, exclama sin pruritos.

En este momento, sin embargo, estás filmando películas comerciales, ¿por qué?

Porque me las pagan bien. Por ésta cobré diez millones de pesos y por la próxima catorce.

¿Y con Juan Moreira también pensás ganar mucho dinero?

También, pero en este caso el dinero es secundario. Lo importante, para mí, será dirigirla. Lo demás es riesgo del productor.

¿Cuándo se estrena Simplemente una rosa?

En la primera semana de agosto. Todavía falta filmar algunas escenas que haremos en Chile.

¿Por qué en Chile?

Porque necesitamos grandes masas de público en la calle. Algo imposible de conseguir en la Argentina, donde las vedettes de mayor cartel apenas colman un teatro. “De allí las dificultades para que surjan nuevas figuras”, explica con el mate siempre en la mano y Carola a su lado. Quedaron atrás, al parecer, las estruendosas rupturas que periódicamente nutrían la crónica del periodismo de comidillas.

¿Hay estabilidad en tu vida afectiva?

Sí, creo que la hay. Pero a eso se llega, ¿sabés?

¿Sos disciplinado para trabajar?

No. Pero te recuerdo una frase de Prevert: “Busca la disciplina dentro de la libertad”.

¿Y para vivir?

Menos. Vivir no es una disciplina. Es una aventura.

¿Sos un tipo loco?

¿Un tipo loco? Dios quiera, si es como yo me lo imagino.

¿Sos intuitivo o intelectual?

Mirá, creo que las cosas tienen que venir bien batidas. La inteligencia que no alienta en el fondo una llamada de pasión, se marchita. Y la intuición tiene una lógica interna bien definida, aunque muchas veces no nos demos cuenta.

¿Te preocupan la gente, los problemas del país?

Me preocupan, me duelen. Escuchá: yo soy esa gente, yo también soy parte de este país.

¿Por qué no militás en política?

Porque no necesito militar. Yo estoy metido en mi país con sólo decir lo que pienso.

En un reciente reportaje publicado por la revista portorriqueña Teveguía, te manifestaste admirador del Che Guevara.

Eso es una infamia. Jamás hablé para esa revista. Además, yo soy un demócrata de corazón.

¿Estás de acuerdo con el enfoque del cine actual?

Yo conozco, por lo menos, veintisiete realizadores que tienen otros tantos enfoques. Y, aparte de que algunos me interesan más que otros, Tom y Jerry me siguen divirtiendo.

¿Te gustaría dirigir televisión?

Desde luego, pero el tiempo no me alcanza.

¿Temés los altibajos de la fortuna?

Como dijo un Kennedy: “Para el hombre no se hicieron los refugios seguros”.

¿Quién es Leonardo Favio, para vos?

Knov Smov Ka Pop.

https://www.elhistoriador.com.ar/entrevista-a-leonardo-favio/

 

 

 

Entrevista a Leonardo Favio - Parte 1

 

Fuente: Revista Siete Días Ilustrados, 31 de mayo de 1971.

Parapetado tras sus habituales tics, el efervescente cantautor y cineasta habla para Siete Días sobre sus últimas experiencias: Simplemente una rosa, film que le redituará diez millones de pesos, y Juan Moreira, “que será un gran fresco sobre la vida y la muerte de una pasión argentina”.

Alguna vez dijo: “Si tuviera un millón de pesos no sería como soy”. Fue hace cuatro años, claro, cuando hacía sus primeras armas como cantante en un sofisticado reducto de San Telmo y ni soñaba con que una sola de sus canciones acabaría por arrimarle sumas estrepitosamente mayores, por poner a prueba la sinceridad del arranque. Al menos en eso, Fuad Jorge Jury (33, dos hijos), nom de guerre Leonardo Favio, se ha mantenido fiel a sí mismo: sigue exhibiendo ese carácter exaltado y difícil que le acarreó no pocos problemas. Ya antes de haber cosechado el ruidoso suceso discográfico de 1969 su labor cinematográfica, sus irreverentes declaraciones y, en cierto modo, su azarosa vida privada, lo habían señalado como un personaje díscolo en torno a cuyas actitudes y realizaciones, público y crítica no acababan de ponerse de acuerdo. Actor consagrado en El secuestrador y La mano en la trampa, bajo la batuta de Leopoldo Torre Nilsson, no tardó en dejarse tentar por la dirección. 

Crónica de un niño solo, Romance del Aniceto y la Francisca y El dependiente probaron que se estaba frente a un hombre de intuición y talento poco frecuentes. 

Luego de un intento fracasado de convertirse en cantante popular –su primer tema, Quiero la libertad, vendió 500 copias– y cuando los directivos del sello grabador estaban dispuestos a rescindirle el contrato, Fuiste mía un verano lo instaló en pocas semanas en la codiciada categoría de ídolo máximo de la canción. 

En su carrera no sólo dejó atrás a Sandro y Palito Ortega, sino también los días difíciles que conoció junto a María Vaner, con quien se había casado en 1960. Del brazo de Carola, su segunda esposa, transitó un éxito fácil que no le exigía, al parecer, más que algunos renunciamientos.

 

Ahora, toda esa efervescencia parece evaporarse y Leonardo Favio ostenta, en cambio, un envidiable profesionalismo. Lo enorgullece levantarse todas las mañanas poco después de las siete y cumplir estrictamente sus horarios de trabajo, incluso las ocho horas diarias de filmación que demanda su última película, Simplemente una rosa. Una redituable experiencia, bastante alejada de su postergado Juan Moreira pero que, sin duda alguna, lo compensará de tantos desvelos. 

Entretanto, desayuna con mate, almuerza frugalmente y se somete con paciencia a un tratamiento de acupuntura que lo deslumbra, pese a los mil doscientos dólares de costo. Exultante todavía aunque con una serenidad desconocida, casi formal, Favio conversó con Siete Días la semana pasada. Una conversación de la que no estuvieron ausentes su mate inseparable, sus arbitrariedades, sus gestos, su avasallante simpatía.

La gente habla de un nuevo Favio. ¿Es cierto que has cambiado?

Es lógico y necesario. El cambio es vida. Si no te renovás estás listo. Lo que no significa que no haya cosas perdurables: el amor a la gente y a la tierra de uno, la amistad. Son valores perdurables aunque con el tiempo también se trasforman.

¿Es madurez eso?

Sí. Siempre y cuando no sea la madurez de la fruta que se pudre y cae.

Leonardo Favio parece estar seguro de no caer. Su último viaje a Chile –donde cantó ante una enfervorizada multitud de 25 mil personas– no aporta, precisamente, elementos para desmentirlo. Como tampoco su rotunda seguridad de ser el cantante latino que más vende en España y Estados Unidos o el hecho de que su pase del Canal 13 al 9 haya costado cinco millones de pesos y que cada actuación le signifique un millón de ingreso. Confirmación de una importante audiencia que, sin embargo, no logra encubrir otra realidad: la demanda popular del producto Favio ha disminuido. Aquel oleaje incontenible que lo llevó a la cresta de la fama parece haberse convertido en una serena marejada.