sábado, 31 de diciembre de 2011

Manuel Ugarte – parte 6


En 1924 sufrió un duro golpe con la muerte de su madre, Poco después pareció su libro "El crímen de las máscaras", en esta obra aparecían arquetipos que mostraban el funcionamiento de la sociedad oligárquica: el dueño de los medios de difusión, el político que hacía lo contrario de lo que proclamaba, el senador que formaba parte de comisiones que nunca resolvían nada, el oligarca que domina al gobierno, el trepador, el militar como mucho músculo y poco cerebro, escritores que plagiaban, y frente a ellos los estudiantes y un idealista. La novela contenía mucho de autobiografía, mostraba toda la desolación del luchador que se enfrentaba a los poderosos.
Comienzos de 1926 fue el momento de la aparición de un nuevo libro "El camino de los dioses", al año siguiente editó "La vida inverosímil", ambos trabajos le dieron un cierto respiro a sus ya crónicas dificultades económicas.
Una nueva invasión norteamericana, esta vez a Nicaragua vuelve a hacer levantar la voz de Manuel Ugarte, todos los antiimperialistas consecuentes le solicitan su opinión, estableció correspondencia con Víctor Raúl Haya de La Torre y José Carlos Mariátegui en Perú, también con el Partido Nacionalista de Puerto Rico.
En 1927 fue invitado por el gobierno ruso al festejo de los diez años de la Revolución, en ese momento se estaba librando la batalla por el poder entre Stalin y Trotzky. Sin adherir al régimen imperante en la Unión Soviética, Ugarte rescató ciertos aspectos de esa Revolución.
Ante la invasión norteamericana a Nicaragua, la dignidad y la valentía de Augusto Cesar Sandino se levantó para hacer frente a la agresión imperial. Manuel Ugarte expresó toda su admiración hacia el guerrillero, y se sintió identificado con su posición al señalar: "El general Sandino ha puesto en acción el pensamiento que yo defiendo desde hace veinte años".
Sandino le hizo llegar una carta, agradeciendo el apoyo recibido y reconociendo en él a una de las figuras más importante del patriotismo latinoamericano.
Durante el año 1929 redobló sus esfuerzos en el apoyo de Sandino, quién cada vez se encontraba más solo, ante el silencio de los gobiernos latinoamericanos temerosos de las represalias norteamericanas. Ugarte contrastó la euforia existente en países como la Argentina, por la Guerra Mundial y el escaso interés por la desigual batalla de Sandino contra el gran imperio.
Cuando en septiembre de 1930 cayó el gobierno de Yrigoyen, la situación de Ugarte era por demás problemática, en difícil situación económica y cada día que pasaba se le cerraban nuevas puertas de los medios para expresarse, la década del 30 fue una era reaccionaria en casi todo el mundo y eso afectaba gravemente en el ánimo del gran luchador, pero ni las peores penurias podían doblegarlo.
En octubre de 1932 publicó un nuevo libro "El dolor de escribir" donde reafirmaba su voluntad de liberación hispanoamericana, expresando también las dificultades de todo intelectual que intentara enfrentar a la fabulosas fuerzas del imperialismo, recibiendo calumnias, persecuciones y silencios.
Por ese mismo tiempo recibió una carta de Sandino que le dice: "Su nombre, señor Ugarte, hace mucho tiempo que es familiar entre nosotros y sus escritos por uno u otro motivo, siempre nos llegan y nos han servido de estímulo en nuestra gran jornada libertaria de siete años, que apenas son las preliminares de la gran batalla espiritual, moral y material que Indoamérica, por su independencia, tiene que empeñar contra sus tutores Doña Monroe y el Tío Sam, y probarles que nuestros pueblos han llegado a su mayoría de edad".
Ugarte debió vender su casa en Niza y alquilar en París, también las joyas de su mujer Teresa debieron venderse para subsistir, agobiado como estaba por las deudas.
El 21 de febrero de 1934 Manuel Ugarte y toda América Latina recibían una pésima noticia, Sandino era apresado y asesinado inmediatamente, el jefe de la Guardia Nacional y luego dictador, Anastasio Somoza hacía el trabajo sucio de sus amos norteamericanos.
En 1935 decidió regresar a Buenos Aires, pero no siquiera tenía dinero para comprar los pasajes, por lo que debió tomar una dolorosa decisión: vender su biblioteca.
Desde 1919 faltaba de Buenos Aires, al poco de llegar restableció relaciones con Alfredo Palacios quién lo invitó a reingresar al Partido Socialista, varios dirigentes más, también insistieron en el ofrecimiento. Luego de pensarlo, aceptó reincorporarse al partido.
Pero este nuevo intento no podía durar demasiado, al año siguiente fue expulsado luego de haber descargado una serie de críticas contra la conducción partidaria y las viejas ideas del partido.
Paralelamente le fue ofrecida la dirección de una revista mensual "Vida de hoy", durante un año y medio se publicó esta revista, que le permitió tener un lugar donde expresarse y además obtener algunos recursos con los que sobrevivir.
La Argentina estaba en plena Década Infame, Europa amenazada por el nazismo y la Unión Soviética bajo la férrea conducción stalinista, ese clima político, más la imposibilidad de continuar con la revista lo sumieron en un profundo pesimismo, además lo conmovieron profundamente los suicidios de Leopoldo Lugones, Horacio Quiroga y Lisandro de la Torre, y especialmente el de su gran amiga Alfonsina Storni.
La pena le hizo dejar nuevamente Buenos Aires, esta vez para instalarse en Viña del Mar, Chile, colaboró con varios diarios de ese país, aunque en artículos literarios.
En agosto de 1939 apareció la segunda edición del libro La Patria Grande, ante el inminente comienzo de la segunda guerra, Ugarte fue criticado por cuestionar al imperialismo anglosajón.
Nuevamente sentará posición favorable a la neutralidad señalando que no está ni con Francia, ni con Alemania sino con América Latina, también cuestionará el ambiente favorable entre los medios de difusión y la intelectualidad a declararse partidarios de los aliados. Decía Ugarte que mucho se hablaba en América Latina sobre el posible peligro alemán y japonés, pero nada se señalaba sobre el real saqueo inglés y norteamericano.
Terminaba el año 1941 cuando él concluía de escribir "Escritores Iberoamericanos del 900", donde dio una pincelada sobre gran cantidad de autores a los que mayoritariamente conoció personalmente y tuvo su amistad, desfilan por sus páginas, entre otros: Rubén Darío, Alfonsina Storni, Florencio Sanchez, Gabriela Mistral, Rufino Blanco Fombona, José Vasconcelos.
Luego del triunfo electoral del peronismo el 24 de febrero de1946, sintió que por una vez el pueblo ganaba una batalla y decidió el regreso a su patria. Al llegar a Buenos Aires declaró :"Creo que ha empezado para nuestro país un gran despertar" y que "Más democracia que la que ha traído Perón, nunca la vimos en nuestra tierra. Con él estamos los demócratas que no tenemos tendencia a preservar a los grandes capitalistas y a los restos de la oligarquía".
El 31 de mayo Ernesto Palacio lo acompañó a la Casa Rosada para presentarlo ante el presidente, tanto Perón como Ugarte simpatizaron instantáneamente.
En septiembre de 1946 fue designado Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en la República de México, por primera vez en la Argentina obtenía un reconocimiento a su capacidad y su lucha, y nada menos que en México, país al que había defendido reiteradamente contra las agresiones norteamericanas y donde tenía tantos amigos y discípulos. Ese reconocimiento le llegaba muy tarde, tenía 71 años.
En agosto de 1948, luego de algunas diferencias con el staff de la embajada en México, se lo designa en Nicaragua, donde permaneció poco tiempo, a comienzo de 1949 fue nombrado embajador en Cuba.
Concluía el año 49 cuando fue reemplazado el Ministro de Relaciones Exteriores, Juan Atilio Bramuglia, esto produjo un cambio en la política, luego de algunos roces con los nuevos funcionarios, Ugarte presentó la renuncia y envió una carta a Perón, señalando algunas diferencias por los cambios sucedidos en la Cancillería, sin por eso dejar de apoyar al gobierno.
Alejado de la función pública decidió visitar nuevamente México donde los intelectuales realizaron un homenaje en su honor, luego sigue su ruta hacia Madrid.
En noviembre de 1951 retornó a Buenos Aires con un sólo objetivo, votar por la reelección del Perón, luego del triunfo electoral regresó a Madrid donde permaneció unos pocos días para instalarse nuevamente en Niza donde el 2 de diciembre fallecía.
Manuel Ugarte fue uno de los más consecuentes patriotas latinoamericanos, tal vez por eso, muy pocos en la actualidad conocen su nombre, y menos aún su lucha y la dignidad militante de su inquebrantable antiimperialismo. América Latina necesita rescatar el pensamiento de hombres que como él, dieron todo y no recibieron nada, para revivir el sueño de San Martín y Bolívar.


Manuel Ugarte – parte 5


Al poco tiempo de regresar se produjo un incidente que lo alejó definitivamente del socialismo y de sus viejos amigos, por un problema con un discípulo de Alfredo Palacios, éste y Ugarte decidieron batirse a duelo, dos que habían sido amigos se vieron enfrentados irreconciliablemente. A raíz de esto la policía lo obligó a permanecer recluido en su domicilio y el Partido Socialista aprovechó la ocasión para expulsarlo.
Luego de comprometerse a no batirse a duelo en Argentina quedó levantada la detención, pero cuando los dos duelistas se dirigían a Colonia para concretar el lance, una lancha de la Prefectura les impide continuar. Luego de esto, Palacios y Ugarte decidieron dar por terminada la cuestión.

Otra mala noticia para Ugarte fue la visita del ex-presidente norteamericano Roosevelt a Buenos Aires donde fue recibido con todos los honores, incluidos los elogios de los socialistas. El 7 de noviembre de 1913 Roosevelt habló en el Colon, el mismo teatro que el intendente Anchorena le había negado a Ugarte.
En su carta de renuncia al P.S. donde explicaba las muchas diferencias que lo separaban de esa agrupación, cuestiona su posición anti-militarista, su inclinación anti-religiosa, llamando al respeto de todas las creencias, se opone a la abolición lisa y llana de la propiedad, a la vez que se declara partidario del fraccionamiento, o sea la democratización de la propiedad, pero por sobre todas las cosas rechaza la enemistad del socialismo argentino con el concepto de patria, en tanto que él reafirmó su amor por su nación y su bandera.

A comienzos de 1914 surgió en Buenos Aires, la Asociación Latinoamericana a instancias de Ugarte, la misma se conformó luego de las manifestaciones organizadas por una nueva intervención norteamericana en México que concluyó con el golpe de estado de Huerta. Esta organización estaba formada principalmente por grupos juveniles y algunos centros obreros.
La nueva institución realizó actos públicos para denunciar la actividad del imperialismo norteamericano en Latino América y para bregar por la Unidad de esos países, contó con la indiferencia del periodismo en general y los partidos políticos.

1914 fue el año de comienzo de la Primera Guerra Mundial, la social-democracia, con algunas honrosas excepciones, se volcó al apoyo de sus respectivas burguesías en sus ansias de expansionismo imperial. El admirado por Ugarte, Jean Jaurés, fue asesinado, para silenciar unas de las voces opuestas a la guerra.
Mientras tanto la Asociación Latinomericana exigía que los yacimientos petrolíferos descubiertos en Comodoro Rivadavia quedaran en manos estatales y no fueran entregados a los monopolios extranjeros.
Cada nueva agresión norteamericana contó con la respuesta vibrante y apasionada de la Asociación, en 1915 ante un nueva amenaza a México, Ugarte reunió más de 10.000 personas en la Plaza Congreso.
Continuó en la defensa de los países de América Latina agredidos, mientras gran parte de la intelectualidad argentina, de los partidos políticos y la prensa, se sumaban a la defensa de Francia e Inglaterra en la guerra. Manuel Ugarte no se dejó engañar por la prédica imperial, y mantuvo su posición neutralista, alejada de cualquiera de los bandos que se querían repartir el mundo sin importarles la masacre que estaban provocando.

El 24 de noviembre de 1915 apareció el periódico La Patria dirigido por Manuel Ugarte sus objetivos: defender la industria nacional, combatir los monopolios, oponerse al imperialismo, bregar por una reforma cultural.
Desde las páginas de La Patria, comenzó a transitar un camino que nadie había realizado en la Argentina hasta ese momento, como fue denunciar al imperialismo británico. Argentina se había constituido producto de la dependencia económica, en una semicolonia de Inglaterra, pero nadie se había percatado de eso. La Patria comenzó de denunciar la actitudes agresivas de Inglaterra y la función lesiva para nuestro país que desempeñaba el ferrocarril en manos inglesas.
Pero el país estaba ocupado en otra cosa, conflicto mundial y las elecciones presidenciales no daban tiempo para pensar en los grandes temas que eran silenciados sistemáticamente, por la gran prensa y los partidos políticos. El 15 de febrero de 1916 aparecía el último ejemplar de La Patria.
Ese año se produjo una nueva agresión de los Estados Unidos a México y la Asociación Latinoamericana volvió a expresar su repudio, ante el silencio generalizado que no quería enemistarse con el imperio del norte.
El 12 de octubre de 1916 la democracia irrumpe en el país de la mano de Hipólito Yrigoyen, Ugarte no depositó demasiadas expectativas en el caudillo popular, nos obstante ve con simpatía la actitud internacional de Yrigoyen en el sentido de mantener la neutralidad argentina.
En abril de 1917 llegó a Méjico invitado por el gobierno de ese país por haber sido uno de los más consecuentes defensores de la soberanía mexicana contra las continuas agresiones yanquis. Más de 5.000 personas lo recibieron al llegar a la capital del país, enseguida es recibido por el presidente Carranza.
Ya de regreso visitó Panamá y con gran tristeza fue testigo de la obra imperial en ese pedazo de territorio amputado a Colombia
El 6 de abril de 1917 ingresó en la guerra Estados Unidos, poco después lo hizo Brasil, mientras en Buenos Aires los sectores sumisos a Inglaterra y los Estados Unidos desataron una campaña para el ingreso de Argentina en la carnicería mundial, tres viejos conocidos de Ugarte se sumaron mansamente al reclamo imperial: ellos eran Ricardo Rojas, Leopoldo Lugones y Alfredo Palacios. La firme actitud del gobierno de Yrigoyen, con el apoyo de un grupo reducido de intelectuales, entre los que se encontró Ugarte, defendieron el interés nacional manteniendo a la Argentina alejada de una guerra que fue un negocio para unos pocos imperios en su reparto del mundo.
Por esos años recibió los mayores ataques que no le perdonaron no sumarse al griterío de los que pedían sacrificar jóvenes vidas argentinas para la expansión de Inglaterra y los Estados Unidos, muchos de sus amigos abandonaron su compañía, los diarios lo calumniaban y hasta la relación con el estudiantado se enfrió notoriamente. Otro patriota recibió un trato similar, era el digno presidente de la Nación. Pero nunca estos dos hombres llegaron a entenderse.
1918 fue el año de la Reforma Universitaria, movimiento estudiantil que cambió el carácter oligárquico de la educación argentina, planteando la democratización de la enseñanza a la vez que levantaba banderas latinoamericanas y anti-imperialistas, muchos de los líderes de este movimiento simpatizaban con Manuel Ugarte, y él mismo intervino llevando su apoyo activo a los estudiantes.
Pero ese mismo año fue muy duro para él, muere su padre y en su país, no tenía posibilidades de expresarse, recibiendo acusaciones calumniosas de simpatizar con los alemanes, con la derrota de estos, sabía que tanto Inglaterra como los Estados Unidos se lanzarían a continuar su expoliación de América Latina. Presenció el festejo de la oligarquía y la clase media de Buenos Aires por el triunfo de los aliados, Manuel Ugarte ya había tomado una resolución a principios de 1919 se dirigió nuevamente a Europa, esta vez a Madrid.
Dos años después se trasladó a Niza por razones de salud, con dificultades económicas se vio obligado a escribir artículos periodísticos sobre temas de escaso interés para su gusto. Paralelamente aparecieron dos libros suyos con el objeto de obtener recursos para su subsistencia, sus títulos: "Poesías Completas" y "Las espontáneas".
El 19 de julio de 1922 apareció uno de sus libros más importante, "Mi campaña hispanoamericana", donde aparecieron muchos de los discursos que pronunció en su gira por Latinoamérica, al poco tiempo un diario mexicano suspendió la colaboración de Ugarte en ese medio, cada vez se le hacía más dificultoso sobrevivir, los agentes del imperialismo presionaban para su expulsión de todos los medios de difusión de ideas.
No obstante las dificultades, no se detenía y continuaba a un alto costo personal, con su prédica, poco tiempo después aparecía otro libro de gran importancia: "La Patria Grande".
Fines de 1923, momento de la aparición de otra obra fundamental, "El destino de un continente", con el relato de su campaña por América. En este trabajo profundizaba en el accionar imperial de Inglaterra en el sur del Continente. Con la aparición de este nuevo libro, Ugarte volvió a perder otras fuentes de trabajo por periódicos que cortaron su colaboración.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Manuel Ugarte – parte 4

El próximo destino fue Nicaragua, país al que el imperialismo norteamericano tenía absolutamente sometido, las aduanas se encontraban en manos de funcionarios yanquis, los puertos nicaragüenses habían sido bombardeados por los marines. Ni bien llegó Ugarte el jefe de policía le expresó que no podía ingresar al país.
Las tropas norteamericanas ocupaban las principales ciudades nicaragüenses, bajo el pretexto de cobrar la deuda externa. Se realizaban colectas populares para poder hacer frente a la deuda y lograr la independencia del país.

Ante la imposibilidad de ingresar a Nicaragua, Ugarte se valió de los obreros portuarios para hacer llegar un mensaje a su pueblo: "Al cerrar la puertas del país al escritor de la misma raza que habla la misma lengua y que defiende los intereses comunes de los latinos del Nuevo Mundo, después de haber recibido poco menos que de rodillas al representante de la nación conquistadora, el gobierno ha puesto en evidencia los compromisos que lo ligan con el extranjero".

Luego llega a Costa Rica, donde también tiene dificultades, realiza declaraciones a un periódico pero por la intervención del gobierno no son publicadas, pero como compensación una entusiasta manifestación lo recibe. En Costa Rica puede realizar su conferencia, pero la manifestación que lo sigue intenta ser disuelta por la policía.

Esta recorrida por América Latina llena de problemas reafirman en él su antiimperialismo norteamericano y su convicción en la necesidad imperiosa de unión de esos países del continente, a su vez se distancia de las ideas socialistas a las que ve un tanto alejadas de la realidad de esta región, no obstante lo cual, siempre fue un defensor decidido de los derechos obreros.

Luego de Costa Rica decidió llevar su palabra también a los Estados Unidos, donde no ahorró críticas a la política imperial de ese país, las anexiones de los estados mexicanos, la invención de la República de Panamá separándola de Colombia, para poder adueñarse del Canal, el empréstito oprobioso a Nicaragua, cada una de las tropelías norteamericanas fueron recordadas por Manuel Ugarte en el seno del gigante imperial.
Su próximo objetivo fue Panamá, país inventado por los intereses estadounidenses, se entrevistó con el presidente, quién le reconoció su imposibilidad de fijar las políticas nacionales porque toda la economía estaba en manos norteamericanas.
El siguiente destino fue Venezuela, donde fue recibido por el fervor de manifestaciones populares, se emocionó ante la tumba de Bolívar, y volvió a llamar a seguir el camino iniciado por los libertadores San Martín y el mismo Bolívar.
Llegó a Colombia en noviembre de 1912, fue recibido con mucho entusiasmo en las varias ciudades que visitó. En Bogotá convocó a 10.000 personas.
Ecuador también le brindó una cálida recepcióne, en el teatro de Guayaquil ante 3000 concurrentes les grita su fórmula de rigor: "Unámonos". Ese mismo reclamo se escuchó en Quito junto a otro que decía "América Latina para los Latinoamericanos".
En Perú colocó flores ante los monumentos de Bolívar y San Martín. Casi 4.000 personas se reunieron para escucharlo. Aquí explicó que su nación es América Latina y que si uno de los países que la integran se encuentra en peligro, todos lo estaban.
Ante el cambio de gobierno en los Estados Unidos, Wilson asume en reemplazo de Taft, Manuel Ugarte dio a conocer una Carta Abierta al Presidente de los Estados Unidos que es un largo enunciado de los desbordes imperialista efectuados por ese país en los últimos años. Sin hacerse esperanza, sabía que más allá de los partidos políticos existía un sistema que no iba a cambiar por la voluntad de algunas personas.
La declaración adquiere una gran repercusión en América, aunque los medios periodísticos pro-imperialistas como El Mercurio de Chile intentaron desvirtuar su prédica, ese diario atacó el texto de Ugarte.
En esos momentos le llegó el ofrecimiento de un grupo de socialistas argentinos para ser candidato a senador, pero lo rechazó, sus diferencias con la conducción del Partido Socialista se habían agudizado y consideraba incorrecto aceptar un lugar desde donde debía defender ideas contrarias a sus convicciones.
En Bolivia se vio reconfortado por el espíritu nacional que imperaba en ese digno y sufriente país. En su discurso en La Paz fue interrumpido por numerosas ovaciones de un público enfervorizado. El embajador norteamericano lo criticó duramente y Manuel Ugarte sin dudarlo le envía los padrinos para batirse a duelo, la intervención del embajador argentino, evitó el lance.
Llegó a Chile luego de los agravios de la prensa reaccionaria chilena, el clima era tenso hacia su persona, no obstante lo cual obtiene una gran repercusión entre los sectores populares.
Por fin se hizo la hora de regresar a su país, al llegar a Buenos Aires, sólo unos pocos amigos lo estaban esperando, precisamente él que había congregado multitudes por toda América Latina, su llegada no provocó el menor interés, ni siquiera una delegación del Partido Socialista.
A los pocos días concurrió a una reunión del Comité Ejecutivo del P.S. donde sostuvo una agria discusión con sus integrantes que seguían apegados a consignas internacionalistas, desconociendo y despreciando la concepción latinoamericanista y anti-imperialista de Manuel Ugarte.
También el ambiente cultural de la ciudad cosmopolita lo recibió con indiferencia o abierta resistencia, al principio no conseguía teatros para realizar su campaña, finalmente con el apoyo de los estudiantes, obtuvo un lugar para dar sus conferencias, una multitud mayor a las 10.000 personas se nucleó para escuchar al vibrante orador.
Les señaló: "Allí donde hay un territorio latinoamericano en peligro, allí está nuestra patria". Además indicó aquellos sectores económicos en que las empresas norteamericanas habían colocado sus manos y debía seguirse con atención sus maniobras, se refería a los frigoríficos que monopolizaban el comercio de la carne, junto a los ingleses, y el petróleo donde comenzaban a actuar las empresas de esa nacionalidad.
A partir de ese momento mantuvo una serie de polémicas con el órgano oficial del P.S., La Vanguardia, que comenzó cuando esta celebró el surgimiento de Panamá, territorio que había sido sustraído a Colombia, para que los Estados Unidos pudieran construir sin interferencias el Canal. Manuel Ugarte se indignó y protestó por el agravio hacia Colombia.
Desde La Vanguardia se desató una campaña contra él, se decían cosas como: "viene empapado de barbarie, ..pueblos de escasa cultura, países de rudimentaria civilización..." así veían los socialistas argentinos al resto de América Latina, pero eran muy timoratos al referirse al Imperio del Norte, al referirse a Ugarte decían que venía a pedir una solidaridad "para combatir por la hostilidad sin objeto a los Estados Unidos".
El 1° de agosto de 1913 se dirigió hacia Montevideo donde fue recibido por el presidente de Uruguay, Battle Ordoñez, quién lo trató cordialmente pero le señaló que ese país seguiría con su política tendiente a aislarse del resto de América.
Realizó un acto de estricta justicia, contrariando la tendencia de la historia oficial argentina, homenajeó al gran procer latinoamericano José Artigas, demostrando que también se había sacudido las mentiras construidas por la versión liberal y oligárquica de la historia mitrista que había denostado al gran Artigas. Luego realizó su conferencia con el mismo entusiasmo de siempre.
Su próxima parada fue Brasil, recibió toda la adhesión de los estudiantes pero en general en ese país existían fuertes vínculos con los Estados Unidos, por lo cuál la repercusión no fue la misma que en otros países.
Por fín llegó al último país de su gira latinoamericana, Paraguay donde tuvo un recibimiento importante, especialmente de los jóvenes.Concluida la gira retornó a Buenos Aires.


Manuel Ugarte – parte 3


1908 fue el año de la aparición de otro de los tantos libros, su nombre esta vez era "Burbujas de la vida", poco después se conoció "Las nuevas tendencias literarias". En estos últimos libros realizó una abierta defensa de la cultura nacional, y cuestionaba el internacionalismo intelectual como forma de paralizar la creación artística de América Latina.
La casa de Manuel Ugarte en París se convirtió en el lugar obligado de visita de la inmensa cantidad de intelectuales latinoamericanos de visita en la ciudad.
Luego del Congreso de Stuttgar, Ugarte profundiza el tema de la cuestión nacional, este tema lo alejará de la conducción del socialismo argentino. El tema central de este asunto era diferenciar claramente el patriotismo de un país central que deviene en imperialista y el mismo en naciones débiles como lo son las latinoamericanas, que es el único escudo para defenderse de la intromisiones extranjeras. Para Manuel Ugarte el socialismo en Latinoamérica debía tener un gran componente nacional que opusiera resistencia a los imperialismos anglosajones.
En 1909 se desató una crucial polémica dentro del Partido Socialista de la Argentina, Manuel Ugarte fue atacado desde las páginas de La Vanguardia, también lo fue Alfredo Palacios por sostener que el internacionalismo socialista no debía excluir la cuestión nacional, además ese mismo año aparecía el libro "Teoría y práctica de la Historia" de Juan B. Justo donde defendía las ideas más reaccionarias, como el librecambismo y el carácter civilizador del imperialismo en casos como el de Puerto Rico, anexado por los Estados Unidos.
Ugarte concluyó su ensayo "El porvenir de la América Española", hacía algunos meses que se había radicado en Niza por razones de salud, pero en marzo de 1910 regresó a París, donde dio a conocer "Cuentos argentinos".
En 1910 se realizó un nuevo congreso de la Internacional Socialista en Copenhague, pero esta vez el PS de la Argentina envía a Juan B. Justo, en vez de designar a Ugarte que se encontraba en Europa, este hecho muestra el recelo de la conducción del partido hacia las ideas nacionales de Manuel Ugarte.
Su producción literaria fue profusa, en 1910 y 1911, edita los libros: "Letras y letrados de Hispanoamérica", "La evolución política y social de Hispanoamérica", "Los cantos de la prisión y el destierro" y "Los estudiantes de París".
Pero su obra política más importante de esos años fue "El porvenir de la América Española", a pesar de estar alejado desde hace tiempo de América, su pensamiento arraigaba en las tradiciones democráticas y revolucionarias el continente, sus ideas se encontraban entre las más lúcidas del momento, no sólo logró desentrañar el carácter destructivo del imperialismo para los países hispanoamericanos, también vislumbró el carácter reaccionario jugado por las oligarquías nativas asociadas al capitalismo extranjero. Comparaba las dos Américas y concluye que sólo la Unión de los pueblos del sur les permitirá hacer frente a las grandes potencias que tienen sus apetencias sobre estas naciones.
Además realizó una serie de propuestas para terminar con la situación semicolonial, como la nacionalización de los servicios esenciales, distribución de la tierra y liquidación de los latifundios, defensa de la cultura nacional.
En tanto La Vanguardia, el órgano socialista, salió al cruce del libro de Ugarte señalando "Muchos han venido agitando la opinión del peligro yanqui. Pero los pueblos no los han escuchado... Y si la propaganda alarmista no encuentra eco en ellos debe ser porque el peligro no existe". Nuevamente el socialismo argentino salía a defender al imperialismo con una frase contundente: "Tenemos motivos para creer que la intervención o conquista de las repúblicas de Centro América por los Estados Unidos puede ser de beneficios positivos para el adelanto de las mismas".
Junto al "Porvenir de la América Española" surge la idea de realizar una gira por todo el continente para la difusión de las propuestas desarrolladas en el libro. El 29 de octubre de 1911 comenzó su recorrido por América Latina en el deseo de tomar contacto con una realidad y un pueblo a los que había defendido con la pluma.
Su primer destino fue La Habana, su primera impresión fue la influencia norteamericana en la isla, su moneda era el dólar, con una gran cantidad de comerciantes yanquis. Cuba estaba bajo el dominio norteamericano, Ugarte puede verificar como las clases acomodadas de Cuba colaboraban con los invasores, en tanto que los humildes desconfiaban de la presencia gringa.
Realizó varias conferencias, recibió los ataques de los sectores al servicio de los intereses norteamericanos, Ugarte responde: "No hemos conquistado la libertad para renunciar a ella en favor a otros pueblos..." Se refería al intento de los Estado Unidos en reemplazar a España en su dominación de la isla caribeña.
La presencia de Manuel Ugarte en Cuba provoca el resurgimiento de sectores estudiantiles y populares que bregaban por la definitiva independencia cubana con una visión de integración Latinoamericana.
El próximo destino el México revolucionario, donde se entrevistó con el presidente Francisco Madero, pero se desilusionó por su escaso interés en rozar intereses norteamericanos.
Ugarte también tuvo inconvenientes para realizar sus conferencias en México, algunos empresarios se negaron a alquilar sus locales y teatros; el gobierno y el congreso analizaron la posibilidad de prohibir sus conferencias, presionados por los norteamericanos. Pero una movilización de los estudiantes, obligó a Manuel Ugarte a salir al balcón del hotel y pronunciar una improvisada alocución.
Un diario mexicano titulaba: "Dos gobiernos contra un sólo hombre" y comentaba en su interior: "Los Estados Unidos tienen medio de la palabra vibrante del poeta argentino Manuel Ugarte. El gobierno de México ayuda al embajador norteamericano a poner obstáculos para lograr que Ugarte no hable". En tanto un diario norteamericano informaba que la embajada argentina en México también estaba presionando para callar a Ugarte.
Finalmente luego de varias, idas y venidas, Ugarte logró dar su conferencia en un teatro, con gran cantidad de gente que no pudo ingresar por encontrase abarrotado, en su exposición volvió a denostar al imperialismo y abogar por la Unidad de América Latina.
En febrero de 1912 llegó a Guatemala donde el Ministro de Relaciones Exteriores le indicó que podía exponer sobre literatura, pero no podía realizar discursos contra los Estados Unidos, la justificación estaba dada en que se esperaba, en poco tiempo. la visita del Ministro de Relaciones Exteriores norteamericano, Philander Knox.
En razón de la prohibición de realizar sus conferencias en Guatemala se dispuso a partir rumbo a San Salvador, pero le avisan que como en ese país se encontraba de gira el Sr. Knox, no podía aceptarse su arribo. Hasta el embajador argentino hizo gestiones para que Ugarte no pudiera continuar con su gira.
Por fin pudo dirigirse a Honduras, donde sí le permiten realizar sus discursos: "...lo que he venido reclamando sin tregua, ha sido justicia para las repúblicas hermanas que se ahogan bajo la avalancha del imperialismo..."
Luego que Knox abandonó El Salvador, se permitió la visita de Manuel Ugarte, donde fue recibido por una cálida manifestación de apoyo a sus ideas, tanto estudiantes como obreros concurrieron a su exposición. Pero a poco de estar el presidente Araujo prohibió su conferencia cuyo tema era "América Latina ante el imperialismo". La juventud manifestó para que se levante la prohibición, este reclamo tiene éxito y se realiza la disertación en la Federación Obrera.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Manuel Ugarte – parte 2


En 1902 apareció su segundo libro: "Crónicas del boulevard", prologado por Rubén Darío, son relatos que había publicado en el último tiempo, mezclando temas frívolos con sus ideas sociales de avanzada.
Su tercer libro "Cuentos de la pampa", es su primer trabajo dedicado a la realidad argentina, que hasta el momento casi había estado ausente de su obra, el libro es una descripción de lugares y personas que habían quedado grabadas en los recuerdos de su país, del que estaba alejado físicamente.
El Partido Socialista de la Argentina tenía un gran componente inmigratorio, conformado por obreros e intelectuales que debieron emigrar de sus respectivos países, esta agrupación política bajo la dirección de Juan B. Justo nunca llegó a comprender la realidad nacional, a la cuál terminó despreciando o colocándose irremediablemente en contra de las masas populares.

Cualquier intento de incluir en el Partido ideas nacionales era fuertemente rechazado y concluía con la expulsión o el retiro de los herejes, en 1900 se retiraron Leopoldo Lugones y José Ingenieros, en 1913 Manuel Ugarte y en 1915 Alfredo Palacios, aunque este último retornó más adelante.
Ugarte regresó a su país en agosto de 1903 y se vinculó de inmediato al Partido Socialista, en particular con José Ingenieros y Alfredo Palacios. Estos jóvenes junto a Leopoldo Lugones conformaban un ala dentro del partido que se destacaba por su carácter combativo que contrastaba con el conservadorismo característico de Juan B. Justo y que tiñó al partido a lo largo de muchos años.
Al ingresar al Partido Socialista su militancia le absorbió gran parte de su tiempo, se dedicó con alma y vida a la difusión de su ideario, participa de actos y conferencias, intercambia opiniones con sus correligionarios. Pero la literatura también continuó siendo parte importante de su vida, colaboró con uno de los mejores novelistas del país, Manuel Gálvez del que fue un gran amigo.

Manuel Ugarte fue uno de los sostenedores de la candidatura a diputado de Alfredo Palacios, convertido en 1904 en el primer diputado socialista de América.
En marzo de 1904, Ugarte retornó a Europa, había sido designado por el partido como delegado al Congreso de la Internacional Socialista de Amsterdam.
A todo esto dos nuevos trabajos literarios conocieron la luz, "Novela de las horas y los días" y "Visiones de España".

En el Congreso Socialista de Amsterdam, una de las discusiones se centró en si los socialistas debían colaborar con los gobiernos burgueses, otro tema más importante fue la posición del socialismo ante el colonialismo, Ugarte pudo comprobar como un delegado, el holandés, defendía al colonialismo, no obstante, la declaración final del Congreso repudió al imperialismo y al colonialismo. La prensa oligárquica de la Argentina criticó a Ugarte porque "... ha presentado a la Argentina como país atrasado en el cual la vida del trabajador es penosa por falta de libertad y protección del estado. La actitud de Ugarte no puede ser más antipatriótica"

Al regresar a París aparecía un nuevo libro, esta vez titulado "Mujeres de París", mientras tanto, seguía publicando notas en diversos periódicos.
Desde Buenos Aires le llegó en 1906, una propuesta para presentarse como candidato a diputado del Socialismo, pero Ugarte no aceptó la postulación, señalando que por haber nacido en una familia burguesa debía servir a la clase obrera en calidad de soldado y no como jefe, si bien aceptaba la inclusión de algunos intelectuales entre los candidatos, propugnaba que sean los propios obreros quienes ocuparan las listas del socialismo.
Su próximo trabajo fue el libro "El arte y la democracia" , una recopilación de artículos perodísticos. Poco tiempo después editó "Una tarde de Otoño, sinfonía sentimental", obra intimista, alejada del fragor de la lucha política.
Ugarte publica en 1906 una antología de autores latinoamericanos que tuvo el nombre de "La joven literatura hispanoamericana". La intención era hacer conocer a Europa a los escritores americanos, así incluyó trabajos de Rubén Darío, Ricardo Rojas, Alfredo Palacios, Leopoldo Lugones, Rufino Blanco Fombona, José Enrique Rodó y varios más.
A continuación fue la hora de "Enfermedades sociales" donde criticaba al racismo, la burocracia, el individualismo, la superstición, y otros males sociales de acuerdo la visión de Manuel Ugarte.
A medida que ahondaba su compromiso social y nacional, encontraba puertas cerradas, el diario La Nación se negaba a publicar su artículo titulado "Las razones del arte social", donde abogaba por el compromiso del artista, alegando que aquellos que querían mantener el arte puro, también asumían una definición política.
En 1907, Ugarte participó de otro Congreso de la Internacional Socialista, esta vez en Stuttgart, que contó con la presencia de Lenín, Rosa Luxembugo, Jean Jaurés, Kautsky, Plejánov, entre otros.
El Congreso tiene dos importantes temas a tratar, la posición ante una posible guerra mundial y la actitud ante el colonialismo.

En ambos temas se vislumbró la decadencia de la socialdemocracia europea, que asumiendo posiciones nacionalistas de sus respectivos países imperialistas, dejó de ser consecuente con el antiimperialismo y el anticolonialismo. Van Kol, un holandés, llegó a afirmar: "En circunstancias determinadas, al política colonial puede ser obra de civilización". Pero no es el único, cada vez los socialistas eran más parecidos a los burgueses de sus respectivos países.

Manuel Ugarte – parte 1


Manuel Ugarte nació en la ciudad de Buenos Aires el 27 de febrero de 1875 en un hogar de buena posición económica. Sus estudios los realizó en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
A los 15 años comenzó a escribir sus primeros trabajos y se convirtió en un ávido lector, su familia le costeaba la edición de sus primeros trabajos de poesía, esta incursión le permitió tomar contacto con los más destacados literatos de la generación del 80.

Como muchos de los argentinos de buen pasar, partió en 1897 hacia París para continuar sus estudios, mejoró su francés y también aprendió italiano e inglés. Asistió a cursos de sociología y filosofía, pero aquellos jóvenes argentinos dedicaban gran parte de su tiempo a la diversión y especialmente a las mujeres.
En Europa vivió de cerca el caso Dreyfuss, tema sobre el cual escribió comenzando su acercamiento a los temas políticos, ese mismo año, 1898, Estados Unidos interviene en Cuba, provocando el repudio de muchos latinoamericanos entre ellos el de Manuel Ugarte. Por esos años, empezó a mostrar interés por los temas sociales en general y su acercamiento al socialismo, que tenía a Jean Jaurés como una de la figuras de mayor prestigio.
Desde París, Manuel Ugarte se trasladó a Nueva York, en esa ciudad percibió con total claridad el impulso expansionista que predominaba en la clase política norteamericana, que tenía a América Latina como principal objetivo de conquista.
Manuel Ugarte estudió la historia de norteamericana y descubrió como fue ganando territorio a costa de otras potencias y países vecinos, pero lo que era más grave, detectó que ese apetito por más territorio, lejos estaba de haber sido saciado.
Paradójicamente fue en los Estados Unidos donde Manuel Ugarte consolidó las dos columnas de su ideología, por un lado un fuerte anti-imperialismo y por el otro la necesidad de consolidar la Unidad Latinoamericana.
En el tiempo que estuvo se dedicó a recorrer una buena cantidad de ciudades norteamericanas, donde pudo verificar el tratamiento que recibían las clases y razas empobrecidas, junto a la hipocrecía doctrinaria que predicaba una igualdad que nunca aplicaba en los hechos.
Manuel Ugarte recorrió la frontera de México con los Estados Unidos para corroborar el accionar expansionista de los norteamericanos, también recorrió ciudades mexicanas y de regreso a Europa hizo una escala en La Habana.
Al retornar a París, abrazó fervientemente la causa del socialismo, al que llegó por su admiración por Juan Jaurés, esta ideología lo acercará al sufrimiento de la clase obrera, pero en ningún momento entrará en contradicción con su profundo nacionalismo latinoamericano.
En 1901 aparece su primer libro que contenía varios relatos, se llamó "Paisajes parisienses", donde podía apreciarse su preocupación social, su vida bohemia, y también los amores de las muchachas del Moulin Rouge y los estudiantes residentes en París.
Se relacionó con escritores latinoamericanos, con los que entabló amistad, tal los casos de Rubén Darío y Amado Nervo. Ugarte fracasó en el intento de acercar a Darío a los temas sociales y políticos.
En 1901 se publicó en Buenos Aires su artículo "El peligro yanqui", aquí se denunciaban las intervenciones de los Estados Unidos, por ejemplo anexando territorio mexicano, pero también alertaba sobre el dominio cultural y económico que muchas veces jugaba un papel tan letal como la misma invasión armada.
Veinte días después en el mismo periódico "El País" apareció otro artículo suyo, al que tituló "La defensa latina". Esta vez para predicar la unidad de América Latina y la conformación en ese marco, de los Estados Unidos del Sur, que fue un objetivo permanente de su prédica latinoamericanista.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

El peligro yanqui

El primer artículo que escribió Manuel Ugarte después de este primer viaje fue “El peligro yanqui”, aparecido en El País el 19 de octubre de 1901. En él, alertó sobre el choque de intereses de las dos Américas y tomó como punto de partida lo ocurrido en Cuba. Además, advirtió que una de las tácticas utilizadas por Estados Unidos era la infiltración o predominio industrial en un país determinado, etapa previa y necesaria que prepararía la escena para ser seguida de una agresión pretextando la defensa de intereses económicos. Escribe Ugarte en este artículo:

De esta manera, cuando decide apropiarse de una región que ya domina moral y efectivamente, sólo tiene que pretextar la protección de sus intereses económicos (como en Texas o en Cuba) para consagrar su triunfo por medio de una ocupación militar de un país que ya está preparado para recibirle. Por eso al hablar de peligro yanqui no debemos imaginarnos una agresión inmediata o brutal que hoy sería imposible, sino un trabajo paulatino de invasión comercial y moral que iría acreciendo con las conquistas sucesivas y que irradiará cada vez con mayor intensidad desde la frontera en marcha hacia nosotros (1901a).

Recordemos que con Cuba, los Estados Unidos basaron sus relaciones en la Enmienda Teller, por la cual concedían al país una independencia nominal, situación que se completaría en 1901, cuando a través de la Enmienda Platt se estableció un protectorado sobre la isla. En ese mismo año Ugarte propuso, para defenderse del imperialismo estadounidense, utilizar el contrapeso de la participación de las potencias europeas en los asuntos latinoamericanos. Lo hizo en “La defensa Latina”, artículo fechado el 5 de octubre de 1901 en París, y publicado El País de Buenos Aires el 9 de noviembre de 1901:

Francia, Inglaterra, Alemania e Italia han empleado en las repúblicas del sur grandes capitales y han establecido corrientes de intercambio o de emigración. En caso de que los Estados Unidos pretendiera hacer sentir materialmente su hegemonía y comenzar en el sur la obra de infiltración que han consumado en el Centro se encontrará naturalmente detenido por las naciones europeas que tratan de defender las posiciones adquiridas […] Se dirá que es defenderse de un peligro provocando otro. Pero si los europeos están de acuerdo para oponerse a las pretensiones de los Estados Unidos, no lo están para determinar hasta qué punto deben graduar las pretensiones propias […]

De modo que estaríamos defendidos contra los americanos por los europeos y contra los europeos por los europeos mismos […]

Además la verdadera amenaza no ha estado nunca en Europa sino en América del Norte (1901b).

Todavía Ugarte manifiesta dos puntos de vista que modificaría años más tarde: la apreciación despectiva sobre las repúblicas de América Central y la apreciación de privilegio con que juzga la situación de los países del extremo sur -no soportando ningún tipo de colonialismo y desconociendo, por ende, la acción del ejercido por Inglaterra: “Según ellos (Estados Unidos) es un crimen que muestras riquezas naturales permanezcan inexplotadas a causa de la pereza y falta de iniciativa que nos suponen juzgar a toda América Latina por lo que han podido observar de Guatemala o de Honduras” (1901a). Cuando Ugarte realizó su gira cambió posición con respecto a Centroamérica y se convirtió en defensor de esas naciones:

Sólo el extremo sur está ileso y aún en nuestra región donde los intereses industriales y comerciales de Europa hacen imposible un acaparamiento, han ensayado los Estados Unidos una manera de acapararnos. La guerra peruano-chilena y el antagonismo entre Chile y Argentina son quizás el producto de una hábil política subterránea dirigida a impedir una solidaridad y una entente que pudieran echar por tierra los ambiciosos planes de expansión (1901a).


Manuel Ugarte: América Latina y Estados Unidos

Manuel Ugarte realiza un diagnóstico interesante sobre América Latina y, como vimos, comienza descubriendo la sociedad estadounidense cuando realiza su primer viaje a Estados Unidos:

En el fondo de mi memoria veo el barco holandés que ancló en el enorme puerto erizado de mástiles, ennegrecido por el humo, las sirenas de los barcos aullaban en jauría alrededor de una gigantesca Libertad señalando con su brazo al mar.
Rascacielos desproporcionadamente erguidos sobre otros edificios de dimensiones ordinarias, aceras atestadas de transeúntes apresurados, ferrocarriles que huían a la altura, a lo largo de las avenidas, vidrieras de almacenes donde naufragaban en océanos de luz los más diversos objetos, todo cuanto salta a los ojos del recién llegado en una primera versión apresurada y nerviosa, me hizo entrar al hotel con la alegría y el pánico de que me hallaba ante el pueblo más exuberante de vida, y más extraordinario que había visto nunca. (Ugarte: 1923: 11-12).

Pero esta admiración no fue impedimento para que advirtiera:

Yo imaginaba ingenuamente que la ambición de esta gran nación se limitaba a levantar dentro de sus fronteras la más alta torre de poderío, deseo legítimo y encomiable a todos los pueblos […] Pero leyendo un libro sobre política de este país encontré un día citada la frase del senador Preston, en 1838: la bandera estrellada flotará sobre toda la ambición de nuestra raza. (Ugarte: 1923: 13)

Esto motivó al escritor a interiorizarse en la evaluación de la política de este país. Dijo:

Así fue aprendiendo al par que la historia del imperialismo nuestra propia historia hispanoamericana […] Los Estados Unidos al ensancharse no obedecían, al fin y al cabo más que a una necesidad de su propia salud […] pero nosotros al ignorar la amenaza, al no concertarnos para impedirla, dábamos prueba de una inferioridad que, para las autoritarios y deterministas, casi justificaba el atentado. (Ugarte: 1923: 18-19)

http://www.ensayistas.org

lunes, 26 de diciembre de 2011

Pucho canta el tango


Fragmento de LAS AVENTURAS DE HIJITUS en blanco y negrocreación de MANUEL GARCIA FERRE. Pucho canta un tango dirigido por el profesor Neurus.

El Tranvía eléctrico, un ensayo platense.

EL ELÉCTRICO

El fin del siglo trajo grandes novedades, y entre ellas una que revolucionó la técnica: la electricidad .
En 1881 Ernst W. von Siemens, desarrolla e instala el primer tranvía eléctrico del mundo en un suburbio de Berlín, a partir de lo cual sucesivas innovaciones e inventos llevarían al vehículo a universalizarse.
Y el 25 de octubre de 1892 se ensaya el primer tranvía eléctrico de la Argentina, pero no en Buenos Aires, sino en la ciudad de La Plata, flamante nueva capital de la Provincia de Buenos Aires que, a pesar de contar sólo con diez años de edad, era poseedora de los mayores adelantos a nivel mundial, entre ellos, las instalaciones eléctricas.

Pero… a pesar de todo, esto no pasó de un ensayo. Habrían de transcurrir otros cuatro años para que se comiencen a instalar las primeras líneas concretas. Y del mismo modo que en el caso de los de caballos, dos empresas serían las pioneras: el "Tranvía Eléctrico de Buenos Ayres" construida por el ingeniero norteamericano Charles Bright quien inauguró un primer tramo de ensayo y demostración, el 22 de abril de 1897 (por la avenida Las Heras, entre Canning y Plaza Italia), y la “Cía. de Tramways La Capital", que procedió al cambio de tracción bajo la dirección del ingeniero argentino Juan Mallol, inaugurando la línea entre la avenida San Juan y Entre Ríos y el barrio de Flores el 4 de diciembre de 1897 .

De aquí en más todo fue una carrera. Cambios de tracción, nuevas empresas; de modo que, para 1908, eran doce las compañías que operaban en la ciudad.


viernes, 23 de diciembre de 2011

La tragedia del tranvía obrero - parte 2

De los 60 pasajeros sólo sobrevivieron cuatro: Remigio Benadasi, José Hohe, Buenaventura Arlia y Gabina Carrera.

Remigio Benadasi había subido al tranvía en Lanús. Era un mecánico italiano que viajaba hacia su empleo en la Compañía General Fabril y le contaba a uno de los cuatro cronistas apostados por el diario Crítica en el lugar: "Yo viajaba sentado en uno de los asientos delanteros del lado de la ventanilla. Todas estaban cerradas por el frío y el pasillo estaba repleto de pasajeros. Cuando el tranvía dio vuelta para llegar al puente, vi las luces rojas de peligro y me extrañó que no se detuviera. Sentí una sensación parecida a la de los ascensores que bajan rápido y me encontré en el agua. Todavía no me explico cómo salí del tranvía. Debe haberse roto el vidrio de mi ventanilla, porque tengo una herida en la frente y otra en la mano izquierda. Sin saber nadar, estuve chapoteando un rato hasta que me sacaron".

Las tareas de rescate de los escasos sobrevivientes y de los 56 cadáveres estuvieron a cargo del personal policial y de buzos del Ministerio de Obras Públicas.

El país se paralizó y comenzó la búsqueda de culpables. El autor de El principito, Antoine de Saint-Exupéry, escribió en su diario: "He escuchado una terrible noticia. En medio de la bruma, el conductor no advirtió que el puente había sido abierto para dejar paso a un barco. Crítica afirma que el culpable es el Gobierno, por no mantener suficientes controles".

Muchos acusaron de impericia al joven motorman Vescio, pero el juez de la causa, Miguel L. Jantus, determinó que se trató de una falla mecánica debida a que el comando que accionaba el freno se encontraba defectuoso debido al desgaste del uso. El fallo confirmaba que Vescio era una víctima más del sistema, que dejaba cuatro hijos y a su viuda embarazada. La responsabilidad era compartida: absoluta negligencia de la empresa propietaria, que no tenía entre sus hábitos el control mecánico de unidades destinadas a simples obreros, y ausencia de control por parte de un Estado ausente.

Las riberas del Riachuelo se llenaron de curiosos y cronistas de todos los medios. A todos los conmovió la noticia de que entre los muertos había un obrerito, un niño trabajador. Entre los que se condolían había uno de los hombres de Crítica que buscaba responsables más allá de los visibles. Se preguntaba por qué tenía que estar allí ese niño.

Raúl González Tuñón escribió en la quinta edición de Crítica del 13 de julio de 1930: "Uno de los cadáveres extraídos era el de un chiquilín como de 14 años de edad. Obrerito joven, la muerte lo sorprendió tiritando de frío en un rincón del tranvía. Nadie lo reconoció en el momento de ser sacado de las aguas. ¡Quién sabe si ese chiquilín no tiene más familia que una abuelita vieja, a la que debe mantener con sus pobres jornales! Cuando levantaron ese cuerpecito liviano, llamó la atención lo abultado de uno de los bolsillos de su saco. Ese bulto resultó ser un sándwich. Un pan francés abierto en dos, llevando adentro una milanesa, seguramente sobra de la comida del día anterior. Ese sándwich era el único almuerzo de la infeliz criatura. Cuando se lo sacaron del bolsillo, ese sándwich, último sándwich de quién sabe cuántas jornadas de hambre, tuvo el prestigio de arrancar más de una lágrima".


La tragedia del tranvía obrero - parte 1


La niebla desconcierta, inhibe y es tema de conversación que sobrevive a su disipación. Los millones de trabajadores que truene, llueva o granice deben salir en busca de los pésimos medios de transporte que los llevarán hacia sus empleos, dejan de prestarle tanta atención a estas cosas. No es que se acostumbren, sólo tratan de no sumar una angustia más a las que deben sobrellevar como pueden todos los días.

Aquella mañana de invierno otra vez la niebla se había adueñado de Buenos Aires y aquel vagón sucio ya venía atestado desde su salida en Temperley y se siguió llenando, desafiando las leyes de la física y violando todas las leyes que "protegen" a los usuarios de los medios de transporte público. El tema entre muchos de los sufridos pasajeros era el inminente debut de la Selección nacional en el próximo campeonato mundial de Uruguay y los crecientes rumores de un golpe de Estado que terminaría con el gobierno de Yrigoyen.

Un desvencijado interno 75 de la línea 105 de Compañía de Tranvías Eléctricos del Sur había salido a las 5 de la mañana de aquel 12 de julio de 1930. Era el popularmente llamado "tranvía obrero": allí iban hombres, mujeres y también muchos niños que oficiaban de aprendices haciendo las peores tareas en talleres y frigoríficos. Por aquel Riachuelo que ya por entonces era el desagüe de todos los desperdicios de la industria que lo rodeaban y que le daban su clásico aspecto denso y negro, venía cansinamente la chata petrolera "Itaca II" que con sus sirenas le avisaba al encargado del puente levadizo, el español Manuel José Rodríguez de 68 años, que fuera levantándolo para darle paso.

El hombre hizo lo de siempre, encendió las luces de peligro para evitar que algún tranvía intentara cruzar en ese momento y puso en marcha el mecanismo para que el puente comenzara a elevarse. Al frente del tranvía venía su motorman, un italiano de 31 años llamado Juan Vescio.

Habían pasado unos pocos minutos de las seis cuando el tranvía cruzó la última curva, aquella que les avisaba a los pasajeros que viajaban de memoria que estaban a punto de cruzar el puente sobre el Riachuelo. El encargado del puente recordará: "En ese momento me pareció escuchar el ruido de un tranvía y sentí un sudor frío. Me asomé por la ventana de mi garita y vi, entre la niebla, las luces de las ventanillas de un vehículo que acababa de entrar al puente. Medio desesperado, empecé a gritar para que el motorman me escuchara, pero fue inútil. Era el tranvía 105, que venía muy ligero. El conductor no podía escucharme; tampoco tenía tiempo ya de frenar. Pasó debajo mío como una tromba y lo vi caer al vacío en forma espectacular, hasta que se hundió completamente en el río; en ese momento se apagaron los chirridos de las ruedas y se sintió el ruido del impacto con el agua. Después todo fue silencio aterrador. Bajé de la garita y me encontré con otras personas que también habían presenciado la escena y empezamos a pensar cómo diablos podríamos sacar a esa gente de allí dentro".


jueves, 22 de diciembre de 2011

Argentina, diciembre 2001: el pueblo puso fin a un modelo económico y a un sistema político - parte 10

El descontento popular por la situación casi anárquica que se vivía en el país no se hizo esperar, surgieron episodios de bronca contenida en diferentes puntos del territorio nacional hasta que el miércoles 19 de diciembre por la noche, el pueblo llano se lanzó a las calles de la Ciudad de Buenos Aires -como así también en el interior del país- haciendo oír su protesta, primero pidiendo la renuncia de Cavallo y luego la del propio Presidente. Se trató de lo que ya describimos como el "cacerolazo". La respuesta del gobierno no se hizo esperar, a las 21 horas el Presidente apareció por las pantallas de televisión con gesto adusto anunciando el Estado de Sitio. Esa fue la gota que rebasó el vaso. Miles de ciudadanos se congregaron en diferentes lugares y marcharon a la Plaza de Mayo, de dónde fueron desalojados violentamente por la Policía Federal entre esa noche y un tumultuoso jueves siguiente en que el Presidente no tuvo más que presentar su renuncia, no teniendo la capacidad de aceptar su responsabilidad en los hechos y descargándosela sobre la oposición justicialista que no le había dado el apoyo suficiente. Como si esto fuera poco, para demostrar su olímpica ignorancia de lo que ocurría en el país se lamentó de la represión policial aduciendo que él se había enterado de la misma por las imágenes televisivas. Con estos dichos -como con otros ocurridos 24 horas antes cuando públicamente fue abucheado al asistir a una reunión política- pasó a la historia con mucha pena y sin gloria alguna, es decir, como un pretendido imbécil o como un auténtico autista que ha estado aislado del mundo.

Otro tanto ocurrió con sus colaboradores más cercanos, que día a día eran menos, llegando el Ministro del Interior -la cartera política- a asegurar que no habían saqueos en el país. Solamente restaba que a alguno de ellos se les ocurriera repetir la célebre frase de la tristemente recordada República de Weimar (Luxemburgo, 1919) de "... que el orden reina en Berlín". No ha sido casual ni diletante que hayamos incorporado este recuerdo de la Alemania anterior al nazismo, al igual que en aquel momento y lugar, en la Argentina de finales del 2001 reina el caos político, social, económico e institucional ya que, como lo señaláramos anteriormente, los movimientos de protesta fueron espontáneos, no existió dirección política alguna que los encauzara y que se tuvieran propuestas plausibles para superar la crisis.

Esto sirvió para que los analistas políticos pudieran afirmar que la protesta no fue aprovechada por grupo ideológico alguno, lo cual fue verdadero, pero no se advirtió -o, si se lo hizo, se tuvo el cuidado de no alertar sobre ello por complicidad o interés de que se produzca- del peligro que tal situación engendra.

Sin un liderazgo político e ideológico claro, estos movimientos terminan por esperar -mientras hacen batir sus cacerolas por cualquier cosa que les desagrada como una forma de "desobediencia civil" (Thoreau, op. cit.)- la llegada de un líder mesiánico que sea capaz de imponer el orden en medio de tanto desorden. No en vano la clase media fue la convocante "espontánea" de la protesta, pero no lo hizo por razones altruistas, sino que salió a la calle cuando, como dijera Perón, "le tocaron la viscera que más le duele: el bolsillo"; y, al observar los desmanes que se producían -que nadie que tenga la mínima experiencia política podía ignorar que ocurrirían- huyó espantada al refugio de sus domicilios a seguir mirando horrorizada lo que acontecía por televisión, cómodamente sentada en sus poltronas y diciendo que ese no era el sentido de sus protestas y quejas.

Es imposible esperar protagonismo revolucionario en la burguesía que solamente se queja por donde le duele el zapato, prefiriendo la competencia a la cooperación: el que llegue primero a la ventanilla del banco cobrará sus ahorros, los que vengan después recibirán un acongojado "no hay más dinero en caja" (17). Esta situación ha sido muy bien explorada desde la psicosociología a través del juego de estrategia conocido como "el dilema del prisionero" (Poundstone, 1990).

Argentina, diciembre 2001: el pueblo puso fin a un modelo económico y a un sistema político - parte 8


Las nuevas medidas económicas implementadas a partir de aquella fecha fueron básicamente dos: a) nadie podía retirar de los bancos más de 250 pesos por semana, a lo cual se lo denominó "el corralito"; y b) obligar a las personas -cualquiera fuese su extracción social- a pagar sus deudas o compras mediante el uso de tarjetas de crédito, de debito automático o con el uso de cheque. Asimismo se impedía -de modo indirecto y de esa forma sin afectar la garantía constitucional de libre circulación de las personas- el viaje al exterior con más de mil dólares en efectivo, so pena de caer bajo la figura delictiva de contrabando.
Lo que se pretendía con ellas era proteger al sistema financiero que no tenía moneda líquida para satisfacer la demanda de depósitos, lo cual provocaría necesariamente una corrida bancaria que desataría el pánico ante el crack en que entrarían la mayoría de las entidades bancarias.
Esto, pese a todas las críticas que nos merece el Ministro Cavallo, tuvo una elogiable intención, ya que lo que se estaba protegiendo no era solamente a los banqueros, sino a lo que se conoce como el "bien común" -concepto que ya había sido desarrollado por Platón (1983), Aristóteles (1981) y los escolásticos, como Tomás de Aquino (1264)- es decir, los bienes de toda la población que había confiado en un modelo financiero que lo defraudó y que aunque fueran todos los banqueros y financistas presos por estafa, no solucionaba el problema de fondo que era la pérdida de los dineros depositados en sus entidades. Con esto no solamente se limitaba y perjudicaba a los grandes especuladores, sino también a los pequeños ahorristas y a los asalariados que cobraban sus sueldos a través de depósitos bancarios.

Sin embargo, bien se dice que "el camino del infierno está plagado de buenas intenciones", la reacción de todos los sectores de la estratificación social fue de repudio generalizado a las mismas. No puede dejar de reconocerse que alrededor de un 40% de la economía nacional funciona en un circuito informal lo que produjo que los pequeños comerciantes y los trabajadores contratados por afuera de las leyes laborales, no pudieran dejar de hacer uso de lo que se llamó "la bancarización" poblacional, es decir, todas las personas debían pasar por los bancos a cobrar sus salarios, honorarios y hasta transacciones comerciales.
Si bien es cierto, tal práctica es de uso habitual en los países del Primer Mundo, también es verdad que la misma no se puede pretender implementarla de un día para otro de modo masivo. No solo los bancos están incapacitados para abrir millones de cuentas corrientes y de cajas de ahorro en menos de una semana, sino que tampoco los pequeños comerciantes disponen del instrumental necesario como para recibir transferencias de cajas de ahorro de sus clientes por las compras que estos hayan realizado. En consecuencia, si la economía argentina se encontraba en recesión, esto la condujo a una parálisis casi total, habiéndose asó cortado la cadena de crédito y de pagos.

Que no quepan dudas que el ánimo psicosocial de la población ya no fue de "bronca" -tal como se expresara en las elecciones de octubre (Rodriguez Kauth, 2001)- sino que fue de furia incontenible ante el maltrato que se sufría en los bancos que no estaban capacitados para atender a la masa de clientes que a diario acudían a consultar y abrir cuentas, sino que también reclamaban a viva voz por su dinero "congelado" en aquellos y del cual no podía disponer libremente, esto afectaba fundamentalmente a los asalariados que, constitucionalmente, sus salarios son intangibles.

Más, los pueblos no son estúpidos y saben que el enorme déficit fiscal argentino no pasa substancialmente por la economía informal, sino que la gran sangría la provocaban los especuladores financieros que se estaban llevando las divisas del territorio mediante maniobras a veces legales, aunque la mayor parte de ellas inmersas en la más profunda ilegalidad amparada por el eje corrupto que atraviesa -en particular- a la banca y las finanzas con la complicidad política gubernamental. Pese a los anuncios de abril de Cavallo, acerca de la reactivación de la producción, la realidad es que ninguna de las medidas adoptadas alcanzó a lograr tal objetivo. Solamente se aplicaron la recetas recomendadas por la banca transnacional sobre políticas fiscales y financieras. El crédito externo llegó a ser de hasta el 15% anual -hasta que se cortó por el temor a la cesación de pagos- mientras que el interno alcanzó cifras usurarias de entre el 25 y el 35% anual. A todo esto el síndrome del "riesgo país" continuaba incrementándose por parte de las calificadores internacionales que, además de tener en cuenta los pésimos indicadores económicos, tomaba en consideración la debilidad política del Gobierno que -para entonces- ya había sido derrotado de manera estrepitosa en las elecciones parlamentarias de octubre a manos de, en primer lugar el voto "bronca" y, representativamente, por el peronismo que asumió la conducción de las Cámaras de Senadores y de Diputados, con lo cual de hecho la línea de sucesión presidencial quedaba en su poder.

Argentina, diciembre 2001: el pueblo puso fin a un modelo económico y a un sistema político - parte 7


Entre tanto, el Presidente continuaba vociferando a los cuatro vientos que la Nación "debía honrar su deuda externa", pese a que con ello deshonraba la deuda que tenía contraída al interior del país, es decir, con una buena parte de la población viviendo por debajo de lo que -de modo eufemístico- los economistas llaman "la línea de pobreza", mientras el resto se continuaba debatiendo en una crisis económica y financiera de naturaleza tam intensa que no se tiene memoria de algo semejante que haya ocurrido en el país.

ANTECEDENTES INMEDIATOS:

Si se retoma la disquisición que hiciéramos acerca de las diferencias existentes entre "caer" y "voltear", entonces se comprenderá que en política, entendida como un hecho social (Durkheim, 1895), los fenómenos naturales tienen poca o escasa relevancia y ha sido un craso error, ya superado, intentar explicar a los mismos desde lecturas "naturalistas". Los hechos políticos acontecen por acciones, omisiones y reacciones humanas -individuales y fundamentalmente colectivas- lo cual hace que el verbo correcto a utilizar sea el de "voltear", que a lo sumo puede ser utilizado como sinónimo de "hacer caer". Vale decir, es el protagonismo de los pueblos el que históricamente ha puesto fin a una época, a un imperio, a una dictadura y hasta -inclusive- a gobiernos constitucionales. Cuando desde los medios de comunicación se habla de "caída", lo que se está pretendiendo es restarle importancia a la participación protagónica de la "gente" (Magallanes, 1993) en los hechos políticos ocurridos, esto gracias al uso hegemónico y perverso que se hace de los aparatos de control social del Estado (Gramsci, 1949).

Entre los episodios inmediatos que dieron por término con un gobierno constitucional no es posible realizar la diferenciación que hiciéramos anteriormente entre terrores sociales y político-económicos, ya que ellos se confunden en una síntesis dialéctica superadora de la realidad hasta entonces vigente. La crisis se desató de manera explícita cuando en los primeros días de diciembre Cavallo anunciaba -reconociendo implícitamente el fracaso de las políticas aplicadas anteriormente que, al igual que un barco sin timón, en el Gobierno no tenían rumbo y se desviaban permanentemente causando falta de confianza e incertidumbre en todos los sectores sociales- que a partir del día 3 de ése mes se continuaría aplicando con mayor exageración una política definitivamente monetarista.
Dichas políticas son las que produjeron en los últimos 25 años una pésima e inequitativa distribución de la riqueza, ya que aquella se concentraba desmesuradamente en manos de unos pocos y eso hace que nuestro PBI per cápita sea de entre unos 7 u 8 mil dólares anuales, cuando en realidad una parte significativa de la población se encuentra viviendo con un 10% -o menos- de ésa cifra. A lo que cabe agregar que, paradójicamente, nuestro país es uno de los pocos que mundialmente en lugar de generar riqueza genere pobreza: para la fecha de estos acontecimientos históricos se calculaba que por día alrededor de 8 mil personas entraban a engrosar la perversa categoría de "pobres" en un territorio en que abundan las riquezas naturales y con una alta capacidad tecnológica y de recursos humanos que permanece -desde hace años- ociosa, aunque a este término no debe considerárselo en el sentido que le dio Veblen (1899), sino como que no es utilizado con fines productivos.

En realidad, la paridad cambiaria establecida por la Ley de Convertibilidad ya mencionada, hacía por lo menos cuatro años que se había esfumado. Esto como resultado -en un principio- de una salida discreta de divisas del país en búsqueda de paraísos fiscales, hacia plazas consideradas más seguras o simplemente para ser resguardados en su valor nominal "dentro de los colchones". Es de hacer notar que la imprevisibilidad que trae aparejada la improvisación de medidas económicas y políticas ya fue prevista por J. M. Keynes (1936). Dado que él no era psicólogo, recurrió a la noción de instinto -quizás influido por la obra de Freud, a la que había tenido acceso por razones de amistades comunes y hasta familiares y a quién consideraba uno de los personajes más perturbadores e innovadores de su época- para explicar los aspectos emocionales de la conducta económica y, en consecuencia, sostenía que se dividen los aspectos racionales e instintivos de la conducta como una forma de explicar "... nuestro deseo de tener dinero como reserva de valor" y que la misma "... es un barómetro del grado de nuestra desconfianza respecto de nuestros propios cálculos y convenciones acerca del futuro".
Pero, con buen criterio añadía Keynes que las personas -con bastante de talento, por cierto- no suelen acumular dinero "debajo del colchón", sino que al mismo lo depositan en los bancos para lograr la reproducción del mismo por medio de las tasas de interés que reciben al prestárselo a esas entidades.

Pero luego de la crisis financiera, política y social de marzo, la discreta salida se convirtió en una auténtica fuga de capitales en la moneda norteamericana, perdiéndose en menos de nueve meses alrededor del 50% de las divisas que garantizaban la convertibilidad cambiaria. A principios de diciembre alrededor de unos 700 millones de dólares diarios huían de esta forma del Tesoro Nacional.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Argentina, diciembre 2001: el pueblo puso fin a un modelo económico y a un sistema político - parte 6



Antes de finalizar el año, el gobierno sufre un duro revés político -con graves consecuencias colaterales económicas- al serle modificado drásticamente por el Parlamento el proyecto de presupuesto de gastos y recursos elevado para el 2001. Sin embargo, el gobierno a los pocos días anuncia con bombos y platillos un apoyo del Fondo Monetario Internacional de 40 mil millones de dólares, al que llaman "blindaje", ya que él serviría para amortizar los inmediatos pagos de la abultada deuda pública argentina, tanto externa como interna, aunque no sirviesen para invertirlos en proyectos de crecimiento y desarrollo económico, como históricamente ha venido ocurriendo en nuestro país y en el resto de América Latina (Galeano, 1971).
Más, luego de un verano relativamente calmo, comienzan a sucederse con rapidez inusitada hechos que culminarían en un año plagado de rumores y desaciertos que marcaban la impronta de la falta de conducción política desde el gobierno central. En marzo hizo eclosión una profunda crisis política y económica en el Gabinete de De la Rúa: el 2 de marzo renuncia el Ministro de Economía que lo acompañaba desde el inicio de su gestión. A las 48 horas es reemplazado por otro hombres de su confianza -Ricardo López Murphy- quien venía de tener a su cargo la cartera de Defensa. Éste propuso un plan económico que preveía profundos recortes en el gasto público, lo cual significaba que habría mayor número de desocupados en la calle. Si bien es cierto el recorte al gasto público era reclamado por la ciudadanía, lo cierto es que ésta pretendía que el mismo se iniciara por los exorbitantes gastos políticos partidarios, comenzando por una sustancial rebaja de las dietas que cobran los legisladores y los sueldos de los funcionarios públicos, a la par que continuando con la reducción de las prebendas que los primeros tienen acordadas.

Las resoluciones tomadas por el flamante Ministro -en materia económica y fiscal- inmediatamente abrieron dos frentes de repudio que fueron difíciles de controlar, dado que ambos se retroalimentaban recíprocamente. Por un lado tuvo lugar una nueva crisis política en el seno del gobierno, la que no era más que un reflejo de la crisis social que se había abierto en el seno de la sociedad toda que denostaba las medidas económicas y financieras que ahondaban la brecha recesiva en aras de alcanzar un saludable pero imposible "déficit cero" en las circunstancias que vivía el país.
De tal manera, la crisis política se manifestó en renuncias masivas de ministros históricos del radicalismo -como Federico Storani- entre los de la primera línea y del Frepaso -Graciela Fernández Meijide- que pusieron en virtual jaque mate a la tambaleante Alianza. En lo que respecta al orden social, este se vio seriamente alterado con una seguidilla de huelgas y tumultuosas manifestaciones populares que obligaron en dos semanas a la renuncia de un Ministro que nunca alcanzó a implementar las políticas anunciadas.

En esta oportunidad el Presidente convocó para secundarlo -en la estratégica cartera- a un personaje de triste recuerdo en el imaginario colectivo argentino: Domingo F. Cavallo. Ese nombramiento fue resistido desde las filas mismas del radicalismo y repudiado por sus aliados del Frepaso.
Entre las primeras medidas adoptadas figuran un nuevo impuesto -esta vez a la emisión de cheques- mientras promete un plan de competitividad que hará crecer rápidamente a la economía. Por entonces, ya se conocía que las reservas en divisas del Banco Central disminuían de manera constante, frente a lo cual el Ministro pide a los ciudadanos que no retiren sus depósitos se los bancos a la vez que anuncia un plan financiero de "déficit cero".

El que si bien es cierto no deja de ser correcto, sin embargo se lanzó en un momento en que la recaudación fiscal -finales de julio- comenzó a caer de manera vertiginosa con consecuencia, entre otras variables, de un recorte salarial del 13% que impuso a los empleados estatales  y a los jubilados. Todas estas medidas Cavallo pudo ponerlas en práctica gracias a que el Parlamento delegó en el Poder Ejecutivo funciones legislativas que le son propias y constitucionalmente indelegables, por lo cual se hicieron presentaciones ante la Justicia en las cuales se acusa a los legisladores que votaron favorablemente la delegación de funciones bajo la figura penal de "infames traidores a la Patria".

Argentina, diciembre 2001: el pueblo puso fin a un modelo económico y a un sistema político - parte 5



Es de hacer notar que el uso del golpeteo machacante de cacerolas y demás enseres de cocina -ollas, sartenes, cucharas, etc.- como instrumentos de convocatoria, es una metodología original que va a marcar el inicio de una nueva forma de expresarse la protesta popular.

b) El terror político y económico:

Para antes de finalizar la primera quincena de su mandato, De la Rúa quebró parte de su discurso preelectoral, estableciendo un impuesto de emergencia sobre los productos de consumo masivo. Esto produjo el primer síntoma de malestar en la población toda, tanto los que lo votaron como los que lo hicieron en contra. A la medida se la conoció como el "impuestazo" e irritó especialmente a los sectores medios y medio alto de la población, ya que redujo la base no imponible del impuesto a las ganancias. Con tales "ajustes", la ya alicaída economía se vio afectada por la salida del mercado de dinero en poder de los consumidores, fruto de aquel "impuestazo". Esto comenzó a desatar una suerte de horror económico ante lo que podrían ser medidas más drásticas para equilibrar el déficit fiscal.
Para mediados de julio del año siguiente estalla un escándalo de proporciones inigualadas con la denuncia de un Senador Nacional de que por ese recoleto ámbito circulaban "coimas" (Rodriguez Kauth, 2001). Una semana después cae estrepitosamente la propuesta de reactivación laboral hecha por el gobierno, ya que se conoce el índice de desocupación que alcanza al 15,4% de la población económicamente activa y el de una cifra unas décimas menor de la subocupación; en total, más de 4 millones de personas viviendo precariamente.
El 5 de octubre se produce la primer crisis de gabinete al renunciar masivamente los ministros y, curiosamente, aparecen en el nuevo gabinete dos figuras sin peso político propio: Patricia Bullrich en el Ministerio de Trabajo, cuyos antecedentes partidarios estaban puestos en el peronismo, aunque sin representatividad alguna en aquél. Solo se explica su presencia en el mismo por una relación de amistad con un hijo del Presidente, que es quien maneja los piolines políticos tras bambalinas; el otro nombre es el de Jorge De la Rúa, cuya única explicación en una cartera ministerial, como es la de Justicia, estriba en ser hermano del Primer magistrado.

Un día más tarde hace abandono del gobierno el Vicepresidente C. Alvarez, motivado en profundas divergencias con el Presidente de la Rúa, a consecuencia de que éste no quiso acompañarlo en su cruzada contra la corrupción en el Senado de la Nación y que implicaba tanto a dirigentes de la Alianza gubernamental como de la oposición peronista (Rodriguez Kauth, 2001b). El episodio sucedió a raíz de la necesidad que tenía el gobierno de que el Parlamento votara una ley de "flexibilización laboral" por la cual se creaban los "contratos basura", los que terminaban con medio siglo de estabilidad laboral de obreros y empleados. Con el fin de otorgar más y más ventajas al capitalismo, el gobierno no dudó en entregar uno de los bienes más preciados del proletariado.

Con la decisión política de Alvarez comenzó a presagiarse un final presidencial anunciado (Rodriguez Kauth, 2002) al cual el periodismo -tanto local como internacional- llamó sintéticamente "la caída de De la Rúa". Y aquí ya tenemos un punto de desencuentro en la influencia de los mass media sobre la conciencia ciudadana. A tal efecto, es preciso diferenciar semánticamente entre el sentido del verbo "caer" del verbo "voltear". El primero hace referencia a un hecho que responde a las leyes "naturales" descubiertas por la física, es decir, los cuerpos caen por efecto de la fuerza de gravedad ya sea cuando pierden la base de sustentación que le ofrecía una resistencia idéntica a la de la gravitación, o bien cuando por causas naturales pierden aquella base, como sucede con los terremotos, etc.

Argentina, diciembre 2001: el pueblo puso fin a un modelo económico y a un sistema político - parte 4


Es de hacer notar que los hechos en cuestión representan la más alta tasa de saqueos desde 1989, cuando la hiperinflación que debió soportar el ex Presidente Raúl Alfonsín, en que alcanzaron a ser cerca de los 700; posteriormente, durante la segunda hiperinflación que soportó el gobierno de Menem a finales de 1990 y principios del 91, los mismos fueron de alrededor de un centenar. En el primero de los hechos hubieron 16 muertos, mientras que en el segundo solamente se registraron una decena de civiles heridos. Por otra parte, si nos retrotraemos en los datos a lo que fueron los enfrentamientos obreros contra la patronal en la Semana Trágica de enero de 1919 y al movimiento campesino contra la opresión terrateniente en lo que se conoció como La Patagonia Rebelde (Bayer, 1995) -en épocas que gobernaba otro radical, Hipólito Yrigoyen- la reciente crisis social que afrontó De la Rúa es la que mayor cantidad de muertos, heridos y detenidos que registra la historia del país.

Respecto a los denominados "saqueos" a comercios y domicilios particulares es preciso hacer una llamada de atención. Los saqueos existieron en el interior del país y en las zonas periféricas de la Ciudad de Bs. Aires, pero no lo fueron los que se produjeron en la zona céntrica de la Capital. En estos episodios que dejaron imágenes desoladoras -las que recorrieron el mundo gracias a la televisión- de devastación por la rotura de vidrieras, marquesinas, vehículos volcados e incendiados, etc. hubo un hecho social que debe ser señalado para evitar equívocos en su lectura.

No es de extrañar que cuando se producen "puebladas" de tal magnitud, en las mismas se infiltren delincuentes profesionales que aprovechan la oportunidad para robar. En este caso también ocurrió, pero lo interesante a destacar es que cuando los ladrones escapaban de los comercios eran apaleados por los manifestantes que les impedían llevarse el producto de lo robado. Es verdad, en algunos casos fueron los propios manifestantes los que produjeron los destrozos en los comercios y entidades bancarias céntricas, más esto fue el producto de la "bronca" que generó el desalojo vandálico de la Policía Federal de las inmediaciones de la Plaza de Mayo.
En cuanto a los asaltos a domicilios particulares, no se tienen datos certeros de que los mismos hayan ocurrido, más bien parecen ser el producto de una campaña psicológica tendiente a crear un clima de pánico entre la población para así justificar las medidas represivas por parte de los sectores de la alta burguesía que vive recluida en sus barrios cerrados a cal y canto y con protección policial particular.

Lo sucedido durante las postrimerías del año 2001 no fue más que un testimonio de desobediencia civil (Thoreau, 1849; Brauman y Sivan, 1998) ante un acto de fuerza surgido desde el propio gobierno con el dictado del Decreto de Estado de Sitio, el cual limita las garantías constitucionales, que fuera emitido en la noche del día 19 durante un discurso presidencial. Inmediatamente, de modo espontáneo y sin que mediaran banderías políticas, centenares de miles de ciudadanos golpearon desde los balcones y ventanas de sus casas con cacerolas -como "cacerolazo" se lo reconoce al episodio y se ha popularizado desde entonces como forma de reclamo- y se fueron convocando en diferentes esquinas de los barrios para confluir sobre la histórica Plaza de Mayo a pedir la renuncia del Ministro de Economía y, poco más tarde, la del mismo Presidente.
Es interesante hacer notar que los manifestantes no llevaban pancartas partidarias y en sus vocingleros cánticos hacían notar tanto a los dos funcionarios mencionados, como el ex Presidente Menem, diciendo que "son la misma porquería", vale decir, no se trataba de cambiar figuras sino de terminar con un modelo económico que sumió a la ciudadanía en el hambre, la miseria y la desesperanza.
La insulsa, o mediocre, clase media -la misma que lo llevó al poder en 1999- de pronto, y sin que mediaran motivaciones partidarias, pasó de ser extremadamente conservadora en su historia a lo que bien se podría calificar como miembro de un estadio pre-revolucionario amorfo, fruto de la paulatina desaparición de aquel sector de clase, ya que para la fecha del derrocamiento de De la Rúa, se calcula que 8000 personas pasan -diariamente- a formar parte del ejército de desocupados y a vivir por debajo de la línea de pobreza.

Argentina, diciembre 2001: el pueblo puso fin a un modelo económico y a un sistema político - parte 3



Más, no es necesario, a los objetivos de nuestro análisis en este escrito, retrotraernos tan atrás en el tiempo, simplemente fijaremos los antecedentes remotos de la crisis que desembocó en el derrocamiento de De la Rúa, en los comienzos de su mandato.

Aunque parezca paradójico, en algunas ocasiones solo dos años es mucho tiempo en política. Esto fue lo que le ocurrió al gobierno de la Alianza y, a los fines analíticos, dividiremos al período en dos partes: a) el del terror social; y b) el del terror político y económico. Tal forma de operar se hace al mero propósito del análisis de los hechos, ya que aquellos formaron parte de un mismo paquete terrorífico que mantuvo en vilo a la ciudadanía por 24 meses, sin que ello fuera advertido -ni explícita ni implícitamente- por el gobierno nacional. Calificar al tiempo transcurrido como de terror no es una exageración ni un eufemismo, sino que se trata de una calificación psicosocial de los sentimientos que atravesaban a la mayor parte de la población, tanto la expulsada del sistema, como los que se aprovechaban del mismo para sus intereses espurios.

a) El terror social:

A poco de iniciar su mandato, la Alianza le asestó un duro golpe a la confianza depositada en ella cuando -a una semana de asumir- en un pueblo de la Provincia de Corrientes los empleados, en reclamo del cobro de sueldos atrasados fueron reprimidos por la Gendarmería, el saldo: dos muertos, heridos y decenas de detenidos. La nueva etapa democrática se inauguraba con una metodología propia de los "años de plomo" que debimos soportar con las dictaduras militares. Este episodio fue la primera voz de alerta, como así también fue la primera muestra de hasta donde eran capaces de llegar los estrenados gobernantes en su afán por mantenerse en el poder y desoír el grito de quienes reclaman lo que es suyo.

Para mayo siguiente se producen fuertes disturbios en el norte de la Provincia de Salta como consecuencia de la falta de trabajo y así se llega a incendiar una Intendencia municipal. Nuevamente aparece la represión de mano de la Gendarmería. Entretanto, se pone en marcha por todo el país una original forma de expresión popular que fue definida como "piquetes", siendo los "piqueteros" quienes participaban en tal forma de reclamo cortando rutas, aislando poblados y ciudades y dando forma a la expresión de un pueblo que no era escuchado de otra manera por las autoridades. De tal manera, los piqueteros logran en la zona más densamente poblada del Gran Buenos Aires la adjudicación de 16 mil planes de trabajo.
A mediados de noviembre nuevamente episodios de violencia callejera, simultáneamente en el norte de Salta y en la Provincia de Misiones. Los manifestantes toman rehenes y la represión policial deja como saldo un muerto. Para finales de ése mes, los comerciantes dueños de locales de venta de artículos comestibles piden protección policial debido a un miedo fundado de que se repitieran los asaltos populares que hacían volver a la memoria los acontecimientos ocurridos antes de que Alfonsín abandonara su gobierno, en 1999.
En junio de 2001 la crisis social se acelera y nuevamente es la región del norte de Salta la más afectada por la represión de la Gendarmería, que es enviada con más de mil efectivos a "calmar" los reclamos populares: dos muertos. Veinte días más tarde, un grupo de piqueteros bloquean los puentes de acceso a la Ciudad de Bs. Aires, haciendo temer por el abastecimiento de comestibles, son desalojados merced a una nueva represión, esta vez sin víctimas fatales, aunque con centenares de heridos y detenidos. Esto no arredró a los piqueteros que organizaron un Plan de Lucha con cortes de diferentes rutas por tres semanas consecutivas. Poco después uno de los líderes nacionales de los piqueteros anuncia que si no eran tomadas rápidas medidas para aliviar el hambre de la población, comenzaría el asalto y saqueo a los supermercados.

Aquella advertencia no fue en vano, el 14 de diciembre se iniciaron -desde Mendoza- una serie de saqueos y asaltos a cadenas de supermercados -y hasta a pequeños comercios- en casi todo el país, con los mismos sus actores sociales salieron en la búsqueda del bien más preciado que tiene el hombre: la comida. Se trató del comienzo del fin. Se necesitaron 20 muertos del campo popular en enfrentamientos entre los llamados saqueadores enfrentados a la policía y la ira de comerciantes -que al ser testigos de la pérdida de años de trabajo- hicieron "justicia por mano propia" disparando con sus armas de fuego contra los que iban a asaltarlos. Asimismo, otros siete muertos cayeron en la Plaza de Mayo ante la feroz represión policial que trató de desalojar del lugar a los manifestantes -que de modo pacífico- trataban de hacer oír sus reclamos -mediante un batifondo ensordecedor- al gobierno, golpeando ollas y cacerolas.
La cifra de muertos no es definitiva, ya que a la semana existían centenares de heridos en estado gravísimo. A todo ello deben sumarse los miles de detenidos por la aplicación del Estado de Sitio, resultado éste de una de las últimas medidas políticas del gobierno por sostenerse en el poder a contra pelo de la voluntad popular.