viernes, 30 de diciembre de 2011

Manuel Ugarte – parte 4

El próximo destino fue Nicaragua, país al que el imperialismo norteamericano tenía absolutamente sometido, las aduanas se encontraban en manos de funcionarios yanquis, los puertos nicaragüenses habían sido bombardeados por los marines. Ni bien llegó Ugarte el jefe de policía le expresó que no podía ingresar al país.
Las tropas norteamericanas ocupaban las principales ciudades nicaragüenses, bajo el pretexto de cobrar la deuda externa. Se realizaban colectas populares para poder hacer frente a la deuda y lograr la independencia del país.

Ante la imposibilidad de ingresar a Nicaragua, Ugarte se valió de los obreros portuarios para hacer llegar un mensaje a su pueblo: "Al cerrar la puertas del país al escritor de la misma raza que habla la misma lengua y que defiende los intereses comunes de los latinos del Nuevo Mundo, después de haber recibido poco menos que de rodillas al representante de la nación conquistadora, el gobierno ha puesto en evidencia los compromisos que lo ligan con el extranjero".

Luego llega a Costa Rica, donde también tiene dificultades, realiza declaraciones a un periódico pero por la intervención del gobierno no son publicadas, pero como compensación una entusiasta manifestación lo recibe. En Costa Rica puede realizar su conferencia, pero la manifestación que lo sigue intenta ser disuelta por la policía.

Esta recorrida por América Latina llena de problemas reafirman en él su antiimperialismo norteamericano y su convicción en la necesidad imperiosa de unión de esos países del continente, a su vez se distancia de las ideas socialistas a las que ve un tanto alejadas de la realidad de esta región, no obstante lo cual, siempre fue un defensor decidido de los derechos obreros.

Luego de Costa Rica decidió llevar su palabra también a los Estados Unidos, donde no ahorró críticas a la política imperial de ese país, las anexiones de los estados mexicanos, la invención de la República de Panamá separándola de Colombia, para poder adueñarse del Canal, el empréstito oprobioso a Nicaragua, cada una de las tropelías norteamericanas fueron recordadas por Manuel Ugarte en el seno del gigante imperial.
Su próximo objetivo fue Panamá, país inventado por los intereses estadounidenses, se entrevistó con el presidente, quién le reconoció su imposibilidad de fijar las políticas nacionales porque toda la economía estaba en manos norteamericanas.
El siguiente destino fue Venezuela, donde fue recibido por el fervor de manifestaciones populares, se emocionó ante la tumba de Bolívar, y volvió a llamar a seguir el camino iniciado por los libertadores San Martín y el mismo Bolívar.
Llegó a Colombia en noviembre de 1912, fue recibido con mucho entusiasmo en las varias ciudades que visitó. En Bogotá convocó a 10.000 personas.
Ecuador también le brindó una cálida recepcióne, en el teatro de Guayaquil ante 3000 concurrentes les grita su fórmula de rigor: "Unámonos". Ese mismo reclamo se escuchó en Quito junto a otro que decía "América Latina para los Latinoamericanos".
En Perú colocó flores ante los monumentos de Bolívar y San Martín. Casi 4.000 personas se reunieron para escucharlo. Aquí explicó que su nación es América Latina y que si uno de los países que la integran se encuentra en peligro, todos lo estaban.
Ante el cambio de gobierno en los Estados Unidos, Wilson asume en reemplazo de Taft, Manuel Ugarte dio a conocer una Carta Abierta al Presidente de los Estados Unidos que es un largo enunciado de los desbordes imperialista efectuados por ese país en los últimos años. Sin hacerse esperanza, sabía que más allá de los partidos políticos existía un sistema que no iba a cambiar por la voluntad de algunas personas.
La declaración adquiere una gran repercusión en América, aunque los medios periodísticos pro-imperialistas como El Mercurio de Chile intentaron desvirtuar su prédica, ese diario atacó el texto de Ugarte.
En esos momentos le llegó el ofrecimiento de un grupo de socialistas argentinos para ser candidato a senador, pero lo rechazó, sus diferencias con la conducción del Partido Socialista se habían agudizado y consideraba incorrecto aceptar un lugar desde donde debía defender ideas contrarias a sus convicciones.
En Bolivia se vio reconfortado por el espíritu nacional que imperaba en ese digno y sufriente país. En su discurso en La Paz fue interrumpido por numerosas ovaciones de un público enfervorizado. El embajador norteamericano lo criticó duramente y Manuel Ugarte sin dudarlo le envía los padrinos para batirse a duelo, la intervención del embajador argentino, evitó el lance.
Llegó a Chile luego de los agravios de la prensa reaccionaria chilena, el clima era tenso hacia su persona, no obstante lo cual obtiene una gran repercusión entre los sectores populares.
Por fin se hizo la hora de regresar a su país, al llegar a Buenos Aires, sólo unos pocos amigos lo estaban esperando, precisamente él que había congregado multitudes por toda América Latina, su llegada no provocó el menor interés, ni siquiera una delegación del Partido Socialista.
A los pocos días concurrió a una reunión del Comité Ejecutivo del P.S. donde sostuvo una agria discusión con sus integrantes que seguían apegados a consignas internacionalistas, desconociendo y despreciando la concepción latinoamericanista y anti-imperialista de Manuel Ugarte.
También el ambiente cultural de la ciudad cosmopolita lo recibió con indiferencia o abierta resistencia, al principio no conseguía teatros para realizar su campaña, finalmente con el apoyo de los estudiantes, obtuvo un lugar para dar sus conferencias, una multitud mayor a las 10.000 personas se nucleó para escuchar al vibrante orador.
Les señaló: "Allí donde hay un territorio latinoamericano en peligro, allí está nuestra patria". Además indicó aquellos sectores económicos en que las empresas norteamericanas habían colocado sus manos y debía seguirse con atención sus maniobras, se refería a los frigoríficos que monopolizaban el comercio de la carne, junto a los ingleses, y el petróleo donde comenzaban a actuar las empresas de esa nacionalidad.
A partir de ese momento mantuvo una serie de polémicas con el órgano oficial del P.S., La Vanguardia, que comenzó cuando esta celebró el surgimiento de Panamá, territorio que había sido sustraído a Colombia, para que los Estados Unidos pudieran construir sin interferencias el Canal. Manuel Ugarte se indignó y protestó por el agravio hacia Colombia.
Desde La Vanguardia se desató una campaña contra él, se decían cosas como: "viene empapado de barbarie, ..pueblos de escasa cultura, países de rudimentaria civilización..." así veían los socialistas argentinos al resto de América Latina, pero eran muy timoratos al referirse al Imperio del Norte, al referirse a Ugarte decían que venía a pedir una solidaridad "para combatir por la hostilidad sin objeto a los Estados Unidos".
El 1° de agosto de 1913 se dirigió hacia Montevideo donde fue recibido por el presidente de Uruguay, Battle Ordoñez, quién lo trató cordialmente pero le señaló que ese país seguiría con su política tendiente a aislarse del resto de América.
Realizó un acto de estricta justicia, contrariando la tendencia de la historia oficial argentina, homenajeó al gran procer latinoamericano José Artigas, demostrando que también se había sacudido las mentiras construidas por la versión liberal y oligárquica de la historia mitrista que había denostado al gran Artigas. Luego realizó su conferencia con el mismo entusiasmo de siempre.
Su próxima parada fue Brasil, recibió toda la adhesión de los estudiantes pero en general en ese país existían fuertes vínculos con los Estados Unidos, por lo cuál la repercusión no fue la misma que en otros países.
Por fín llegó al último país de su gira latinoamericana, Paraguay donde tuvo un recibimiento importante, especialmente de los jóvenes.Concluida la gira retornó a Buenos Aires.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario