jueves, 31 de enero de 2013

La Asamblea del Año XIII y la libertad de los iguales


 
A finales de 1812, en Buenos Aires recrudecían las luchas internas por darle una determinada orientación y forma política a las luchas iniciada con la Revolución de Mayo. Morenistas y saavedristas, patriotas y contrarrevolucionarios, eran algunos de los nombres que tomaban aquellas disputas. Moreno ya había caído en altamar y quien continuó sus pasos fue Bernardo de Monteagudo. Desde la Sociedad Patriótica, se oponía al entonces secretario del Primer Triunvirato, Bernardino Rivadavia. La demora en proclamar la independencia y en dar una constitución y un notorio centralismo, pusieron fin a la paciencia de los “morenistas”, que exigieron la conformación de un nuevo triunvirato. Éste se formó en octubre de 1812 y, finalmente, convocó a una asamblea general para el año siguiente.

La Asamblea General del año XIII se inauguró el 31 de enero y su propósito manifiesto era la emancipación y constitución del Estado de las provincias unidas. Se declaró soberana y asumió la representación de las provinias. Entre sus novedades, se encontró la ausencia del juramento de fidelidad a Fernando VII. Además, entre otros puntos, se destacaba el marcado “americanismo”, tal como se expresaba en el Juramento que los diputados convocados firmaron: “¿...prometen a la patria desempeñar fiel y exactamente los deberes del sublime cargo … promoviendo los derechos de la causa del país al bien y felicidad común de la América?”

La asamblea se distinguió por las prolongadas tensiones provocadas entre los “centralistas” y los “pactistas” (pronto federales), que en enero de 1814 encontraron un primer resultado: el nuevo gobierno del Directorio, que reemplazaba al Triunvirato. No obstante ello y el no poder votar una constitución, a lo largo del año, pudieron concretarse algunas obras legislativas de gran importancia: entre ellas, la acuñación de moneda nacional, el establecimiento del escudo e himno, la abolición de la Inquisición y las torturas, la supresión de los títulos de nobleza y la libertad de vientres.

Pero también se derogó la mita, la encomienda, el yanaconazgo y el servicio personal de los indios, bajo todo concepto y sin exceptuar el que prestaban a las iglesias o a sus párrocos. Esto ocurrió el 12 de marzo, reafirmando el decreto de la Junta Grande del 1º de septiembre de 1811, que establecía que los indios debían ser tenidos por hombres perfectamente libres y en igualdad de derechos. Para recordar la destacada votación de la Asamblea, acudimos a un fragmento del Manifiesto Inaugural del 31 de enero de 1813.

Fuente: Samuel W. Medrano, Las Constituciones de la República Argentina, Cultura Hispánica, Madrid, 1953.

"Si hubieramos de calcular los designios de la naturaleza por el resultado práctico de los sucesos humanos, sería preciso suponer que la esclavitud era el dogma más análogo a nuestro destino, y que él debía ser la única base de las primeras combinaciones de un legislador. Pero aunque el cuadro del universo no ofrece por todas partes, sino un grupo de esclavos envilecidos por la servidumbre, o acostumbrados ya a la tiranía: y aunque los esfuerzos de las almas libres, al fin sólo han servido de trofeos al despotismo, presentando en la historia de los pueblos una constante alternativa de gloria y degradación; sin embargo, la libertad existe en los decretos de la naturaleza, y por su origen es independiente de todas las vicisitudes de los siglos."

Asamblea del Año XIII



miércoles, 30 de enero de 2013

La Asamblea del Año XIII


Convocada para sancionar una constitución y declarar la independencia, el congreso no cumplió con estos objetivos pero sí tomó decisiones dirigidas a desmantelar jurídicamente al Antiguo Régimen. La Asamblea:


•se proclama soberana, delega funciones ejecutivas en el Triunvirato y en su juramento desaparece la fidelidad a Fernando VII,

•ordena la acuñación de la primera moneda patria (en plata y oro) y su sello será adoptado luego como Escudo Nacional,

•declara la independencia de toda autoridad eclesiástica fuera del territorio,

•dispone la abolición de tormentos y la libertad de prensa,

•dispone la libertad de vientres, lo que significaba la libertad para todos los hijos de esclavos nacidos en el territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata a partir del 31 de enero de 1813,

•dispone la extinción del tributo, de la mita, el yanaconazgo y toda forma de servicio personal, que afectaba sobre todo a los indios,

•dispone la supresión de títulos y signos de nobleza y la eliminación de los mayorazgos

La primera moneda patria

El 13 de abril de 1813, la Soberana Asamblea General Constituyente ordena la acuñación de la Primera Moneda Patria. Los triunfos de Belgrano en Tucumán y Salta permiten la ocupación de la ciudad de Potosí y los patriotas recuperan el control de la Casa de la Moneda. Con esta amonedación se mantiene el bimetalismo (oro y plata) y las unidades monetarias del sistema monetario español (pesos, reales, etc.). La moneda tiene al sol radiante en una cara y al Escudo de la Asamblea en la otra, con las leyendas “Provincias Unidas del Río de la Plata” y “En Unión y Libertad”. Los vaivenes de la guerra hacen irregular la emisión de moneda. Se pierde Potosí tras las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma y se lo recupera en 1815; entonces se acuñan nuevamente las monedas, esta vez sólo de plata, que pasan a denominarse “soles”, rompiendo con la nomenclatura española.

lunes, 28 de enero de 2013

El reglamento de Belgrano para las escuelas:



AMAR A LA PATRIA ES QUERER A SU GENTE


El propio Manuel Belgrano redactó el Reglamento para las escuelas que fundó. Algunos puntos de ese Reglamento son:

La educación tiene que basarse en el amor a la Patria, es decir, a su gente, sin discriminación.

Las escuelas deben tener fondos suficientes para garantizar libros y útiles a todos los alumnos.

Los maestros deben tener buena remuneración, por la importancia de su tarea. Además, el maestro es un padre de la patria y debe ser tratado como tal en las celebraciones.

No debe haber diferencias entre alumnos. Se les prohíbe ir a la escuela vestidos con lujo.

http://www.madretierra.org.ar/docs/hb81/belgrano.htm  

BELGRANO sabía como usar la plata



En 1813, Manuel Belgrano donó un premio multimillonario para fundar escuelas. Una de ellas se inauguró en un barrio jujeño 191 años después. El prócer, que había nacidorico, murió en la pobreza extrema.

La escuela Nº 452 "Legado Belgraniano" fue inaugurada con gran fiesta en Monte Verde, barrio popular de Jujuy, el 6 de Julio de 2004. Esto es, hace un año. Pero la plata para levantar esa escuela fue donada por Manuel Belgrano en el año 1813, casi doscientos años antes.

Los tatarabuelos de estos escolares son aquellos jujeños que engrosaron el Ejército Auxiliar del Norte, comandado por Manuel Belgrano. Aquella gente sostenía el proyecto de la Patria Grande con todo lo que tenía.

EL EXODO DEL PUEBLO JUJEÑO

En agosto de 1812, ante una invasión realista, los jujeños abandonaron sus casas, quemaron sus sembrados, arrearon su ganado y dejaron la ciudad vacía, llevándose todo lo que pudiera ser útil al enemigo. En los cinco primeros días, aquel pueblo en marcha hizo 250 kilómetros. Semanas después llegaron a Tucumán.

El gobierno porteño ordenaba que el Ejército volviera a Buenos Aires, abandonando a las provincias. El pueblo, en cambio, quería hacer frente al enemigo y defender su tierra. Belgrano, finalmente, escucha al pueblo. No piensa en una ciudad, sino en un continente.

ESCUELAS, NO PREMIOS

El pueblo norteño, los soldados y Manuel Belgrano ganaron la batalla de Tucumán el 24 de septiembre de 1812. Después, Belgrano y su ejército persiguieron a los realistas hasta Salta. Allí consiguieron una nueva victoria. Como premio por estas hazañas, la Asamblea del Año Trece, reunida en Buenos Aires, premió a Belgrano con 40.000 pesos oro.

Manuel Belgrano no quiso el premio para sí. Ordenó a la Asamblea que toda esa plata se destinara a la construcción de escuelas. Estas debían levantarse en Jujuy, Salta, Tucumán y Tarija. Esta última ciudad está hoy en Bolivia, pero en aquellos años éramos una sola Patria Grande. Ese es el proyecto de los Libertadores.

NI UN COBRE

Con el pasar de los años, los gobiernos fueron usando la plata para cualquier otra cosa. La escuela de Jujuy tardó 191 años en inaugurarse. De todos modos, las escuelas no son el único "Legado Belgraniano". Es mucho más importante el ejemplo de grandeza que dejó. Habiendo nacido rico, murió sin un cobre y endeudado. Era un destacado abogado, un economista brillante, un periodista lúcido y un general improvisado por amor a la Revolución Latinoamericana Fue también uno de nuestros grandes educadores.


 

jueves, 24 de enero de 2013

José Apolinario Saravia – parte 6




Muerto el Caudillo, el 17 de junio de 1.821, su fiel comandante Saravia sigue al jefe designado por Güemes en sus últimos momentos, el coronel Jorge E. Vidt, hasta que Olañeta abandona, definitivamente, la provincia de Salta que comprendía también Jujuy y Tarija, a fines de julio de aquel año.

Siguió prestando servicios, ya con el grado de coronel, hasta 1.831, en que, con su hermano Domingo, tuvieron que emigrar a Bolivia a raíz del triunfo de Quiroga en la Batalla de La Ciudadela, de Tucumán.

En la administración del general Pablo Latorre, guerrero de la Independencia, ya pudo regresar, y figura desempeñando una comisión ante las autoridades jujeñas. Mientras gobernaba esta provincia su pariente, el coronel Manuel Antonio Saravia en 1.842, don Apolinario revista como Jefe de Estado Mayor y al año siguiente, siendo jefe de Policía el 9 de julio, mientras se celebraba en la plaza el aniversario de la Independencia, un fanático rosista lo hirió gravemente.

Tan sacrificada existencia, se vio declinar con esa nueva herida, falleciendo en el año 1.844.

Su esposa Doña Juana Joaquina Plazaola le sobrevivió hasta 1.861. Según el historiador capitán de Fragata Don Jacinto R. Yaben, autor de la más completa biografía de este prócer, era hija del Maestre de Campo, Juan de Plazaola Martínez Saénz y de María Francisca Saravia Ruiz de los Llanos.

La hija mayor de don José Apolinario, Jacoba Saravia, la famosa ‘Maestra Jacoba’ como ha pasado a la historia, fue una meritísima educacionista, cuyo nombre es honrado especialmente en una grande prestigiosa escuela de esta ciudad.

Entre los homenajes permanentes que la posteridad dedica al Cnel. Saravia, en nuestra provincia figuran: una calle de esta ciudad –continuación de España al este- que lleva su nombre, como asimismo la escuela provincial de ‘El Bordo’, departamento de General Güemes y una estación de ferrocarril, con la población correspondiente, en la línea de J.V.González a Pichanal; y, de aumentar con el tiempo estos tributos de reconocimiento, nunca serían excesivos.


(*) Por considerarle interesante, consigno aquí una anécdota transmitida en forma oral en la familia.

Parece que el joven Saravia acostumbraba llevar entre sus ropas un latiguillo con el cual solía defenderse de alguna burla de sus compañeros. Siendo Presidente Rivadavia, y pasando nuestro biografiado por una situación económica difícil los parientes y amigos lo convencieron de que debía ir a verlo. Cuando se le hizo pasar al despacho, Rivadavia, sentado ante su escritorio, estaba de espaldas lo que el visitante aprovecho para extraer el famoso latiguillo y con él saludar al primer magistrado, quien de inmediato exclamó: ‘Saravia’.









José Apolinario Saravia – parte 5




Cuando el teniente coronel Martín Miguel de Güemes, recibió de San Martín el título de Comandante General de la Vanguardia, había designado a nuestro biografiado comandante de avanzadas la zona de Guachipas, siendo ayudante de su padre. En realidad, la zona se extendía hacia el norte por el Valle de Lerma.

El 1º de marzo de 1.815 recibió el grado de Sargento Mayor, equivalente al de Mayor, actualmente.

Su participación en la ‘Guerra Gaucha’ bajo la suprema discusión de Güemes fue múltiple y eficaz. A fines de 1.816 se lo encuentra operando en El Toro.

En marzo del año siguiente al frente de los escuadrones del Valle Calchaquí, toma parte en el sitio de la ciudad de Jujuy, ocupada por la vanguardia de La Serna.

Y después siguiendo al enemigo, ya posesionado de Salta, actúa en el combate de ‘El Bañado’ y otros, a fines de abril de 1.817.

Tan eficaces fueron esas guerrillas que obligaron al poderoso ejército de La Serna a evacuar Salta y en seguida Jujuy, siendo constantemente hostigado hasta internarse en el Alto Perú.

Después de obtenido ese triunfo excepcional por las fuerzas de Güemes, éste se dirigió a Belgrano, que estaba en el ejército auxiliar en Tucumán, diciéndole: ‘Tan poderosos motivos me obligan a elevar a V.E. el mérito de tan dignos compañeros de armas, comprendidos en la adjunta lista, satisfecho de que les dispensará las gracias a que son acreedores y más el del beneficiario sargento mayor Don Apolinario Saravia, a cuya actividad conocimientos y excelentes disposiciones para proteger la retirada de Rojas, con los prisioneros, es debido el éxito feliz de la empresa’.

Continuó con brillo singular en esa lucha sin cuartel, en que se sucedieron formidables invasiones dirigidas por generales del prestigio de Canterac, Ramírez de Orozco, Valdéz y finalmente Oñaleta, que venía peleando contra esta provincia desde varios años antes.

Saravia, a fines de 1.819, se desempeña como jefe de Estado Mayor de Güemes, quien ya ejercía el cargo de Comandante en Jefe del Ejército de Observación del Perú, discernido por el general San Martín desde Chile y en vista de la anarquía reinante en las Provincias del Río de la Plata, que obligó a marchar al ejército de Belgrano para sofocar la rebelión del Litoral.

Ascendido a teniente coronel en 1.820, después del rechazo de la invasión de Ramírez de Orozco, en el mes de mayo, que contaba con 4.000 hombres, acompañó a Güemes un año más tarde en su ingrata campaña contra el gobernador de Tucumán que resistía el paso de los auxilios enviados por Santiago del Estero para su proyectado avance hacia el Alto Perú, en cumplimiento del plan convenido con San Martín a fin de cooperar así a su campaña libertadora sobre el Perú. Según el Dr. Emilio Ravignani –citado por Yaben en sus Biografías Argentinas y Sudamericanas-, el 30 de marzo de 1.821 el coronel Saravia del Ejército de Güemes, al frente de una división, emancipó Catamarca de la tutela de Tucumán.

miércoles, 23 de enero de 2013

José Apolinario Saravia – parte 4




Por sus señalados servicios en la victoria del 20 de febrero de 1.813, se lo ascendió el 25 de mayo a Teniente Primero, con grado de Capitán de la Compañía de Granaderos del Regimiento Nº 6. La efectividad de Capitán, se lo acordó con fecha 10 de agosto.

En la batalla de Vilcapugio, librada el 1º de octubre de 1.813, después de ser abatidos los jefes de su Regimiento, cayó él también al frente de su compañía con un balazo en el pecho. Notando su ausencia, el hermano José Domingo Saravia, que era ayudante mayor, fue en su busca y encontró su cuerpo en medio de cadáveres creyéndolo muerto. Al abrazarlo, como despidiéndose de él, observó que aún respiraba. Pudo alzarlo y, poniéndolo sobre su mula lo alejó del campo de batalla, prestándole todos los cuidados necesarios. A esa eficaz ayuda, y la atención médica posterior, debió José Apolinario que curara de tan grave herida A causa de ello no pudo participar en Ayohuma, siendo enviado a Salta.

Su padre, después de aquellas graves derrotas, imitando al célebre éxodo ordenado por Belgrano en Jujuy, el año 1.812, dispuso otro análogo en el Valle de Lerma, un verdadero repliegue de esas poblaciones, hacia el sur, estableciendo su línea de defensa en Guachipas, posición estratégica que lo alejaba del enemigo, cuando llegara a posesionarse de la ciudad de Salta, mientras mantenía vinculación con el granero del valle calchaquí y también con la línea del Pasaje.

En este último carácter y ya repuesto de la herida de Vilcapugio liberó un recio combate en ‘Sauce Redondo’, el 24 de marzo contando sólo con 30 hombres armados de fusil, mientras el destacamento realista al mando del capitán José Lucas Fajardo se componía de 56 soldados, todos con buen armamento.

El triunfo de Saravia y su gente, que lucharon a “sable, garrote y chuzo en mano” fue categórico: el capitán Fajardo muerto con varios de sus soldados, de los cuales la mitad cayó prisionera. A los vencedores se les llamó ‘Infernales, por su bravura y el empuje arrollador con que peleaban’. (Historia de San Martín, por Mitre Tomo I).

Para valorar la importancia que se asignó a ese combate, pequeño por el número de los contendientes, pero muy significativo en la lucha de guerrillas que se iniciaba, citaré una comunicación del Directorio a San Martín, ordenándole que se le diera a Saravia las más expresivas gracias por su bizarra acción que ha ganado al enemigo en la Serranía del Sauce Redondo con lo que se ha hecho digno de toda su suprema consideración, tanto por las enérgicas y acertadas disposiciones con que reanimó la bravura de las tropas de su mando, cuanto porque espera continúe en lo sucesivo con igual valor, actividad y constancia”.

En este momento y hasta poco después en que llegó a reemplazarlo –por la edad algo avanzada de su progenitor- actuó bajo la comandancia de la zona a cargo del coronel Saravia. Por ello San Martín, desde Tucumán, se dirige a éste felicitándolo por la valerosa "comportación" de José Apolinario Saravia y de su hermano Domingo en la brillante guerrilla del 24.

José Apolinario Saravia – parte 3




Tomó parte en la Batalla de Tucumán, el 24 de septiembre de ese año, destacándose en acertadas y oportunas actuaciones.

El General Paz, en sus “Memorias Póstumas”, se refiere a él en estos términos: “José Apolinario Saravia fue un hombre valiente y sagaz y muy inteligente, y como era de color cobrizo muy subido, de tinte amoratado, se le llamaba popularmente ‘Chocolate Saravia’”.

Al comentar un episodio, ocurrido en esa batalla, que pudo resultarle fatal –varios historiadores dicen que Saravia le salvó la vida-, Paz relata que disparó su pistola contra un soldado realista, sin dar en el blanco y éste la apuntó con un fusil, pero sin que saliera el tiro, lo que le hace deducir que estaba descargado. Saravia, agrega Paz, que no estaba lejos se precipitó en mi ayuda con la celeridad de un rayo, lo cual visto por el soldado tiró su arma a tierra y huyó; Saravia que lo persiguió como buen paisano de un poderoso puñal, y habiéndolo alcanzado sin apearse ni parar el caballo le dio dos o tres puñaladas por la espalda, de que cayó me supongo por muerto. Y termino con otra cita del futuro gran táctico general Paz quien en sus Memorias, afirma de Saravia ‘que era muy agauchado, cabalgaba un soberbio caballo, era sumamente diestro en su manejo y profesaba un odio rencoroso a los realistas’.

En la misma Batalla de Tucumán actuó como ayudante de Díaz Vélez, quien encerrado en la ciudad después de una jornada confusa y ante la intimación que le hiciera el general Tristán para que se rindiera, tomó conocimiento –“gracias al valor e inteligencia de los oficiales don José María Paz y don Apolinario Saravia, que, con gran riesgo de la vida, fueron por orden de Belgrano a informarse de la plaza”. (Historia de Güemes por Frías, Tomo II, página 549—que el general en jefe vendría en su auxilio con el resto de las fuerzas, lo que decidió el rechazo de la intimación del jefe enemigo.

Llegado el ejército patriota a Salta, se encontró con una situación muy peligrosa, pues Tristán había fortificado “Los Portezuelos”, sobre la única entrada conocida, viniendo desde Tucumán. Fue el Teniente José Apolinario Saravia el que hizo vender esa situación, tan desfavorable para Belgrano invirtiendo los papeles. Efectivamente, con su amplio conocimiento del terreno –por ser su padre, el Coronel Saravia, propietario de la estancia Castañares-, indicó que podía pasar el ejército, viniendo desde la Lagunilla, y desembocar al Valle de Lerma por la Quebrada de Chachapoyas, con lo cual desbarataba la excelente posición de Tristán, obligándolo a un cambio total del frente de combate, cortándole la retirada en caso de derrota, como había de ocurrir y separándolo de un fuerte contingente de quinientas plazas que tenía apostado en Jujuy.

Completó el joven oficial esta valiosísima colaboración con su acto de arriesgado espionaje, antes de la batalla. Aprovechando su físico y hasta su voz ronca y rústica, se disfrazó como un pobre hombre de campo, con ropas raídas, un viejo y roto sombrero, y ojotas en sus pies. Así, hábilmente caracterizado, entró en la ciudad “arreando una recua de burros cargados de leña, que era el único combustible que se usaba entonces”. Después de recorrer toda la ciudad –bastante pequeña por cierto- cobrando un precio excesivo por la mercadería a fin de que no se le terminara antes de observar todo lo que podía ser de interés, llegó a la casa paterna, ubicada en el centro y allí descargó toda la leña que le quedaba, saliendo de la ciudad con sus burros para ir a informar de cuanto había visto y oído.

José Apolinario Saravia – parte 2


CORONEL JOSE APOLINARIO SARAVIA – Guerrero de la Independencia

Por Raúl P. Sosa

Bastaría para dar marcado relieve a la figura de este prócer, su aporte decisivo al triunfo de las armas patriotas en la Batalla de Salta. Pero hay más, y ello sirvió para acrecer su fama.

A este ilustre guerrero de la Independencia se le conoce también con el nombre de Apolinar, que antes era más usado. Aunque no se pueda precisar la fecha exacta de su nacimiento, ocurrido en Salta, puede deducirse que tuvo lugar a comienzos de la década de 1.790.

Era el hijo mayor del coronel don Pedro José de Saravia, personaje de gran prestigio –ostentaba la condecoración de Caballero de la Real Orden de Carlos III-, quien abrazó resueltamente la causa de nuestra independencia, desde el primer momento, siendo el iniciador de la lucha de guerrillas que haría, después, tan célebre a Güemes, la madre fue doña Petronila Ríos.

Deseando su padre que adquiriera una buena instrucción lo envió a un acreditado colegio de Buenos Aires, teniendo allí de condiscípulo a Bernardino Rivadavia. (*)

Como a tantos otros, el estallido revolucionario del 25 de mayo de 1.810, lo hizo abandonar los estudios, incorporándose, a pesar de su juventud, a la primera expedición auxiliadora al Alto Perú, que comandaba el general Francisco Antonio Ortiz de Ocampo y partiera de Buenos Aires para prestar el 6 de julio de aquel año. Revistó en ella como subteniente en el Regimiento Nº 6 de Infantería.

Un cargo, con el que lo distinguirían muchos altos jefes, el de ayudante de campo, lo desempeña muy pronto al lado del nuevo general de ese ejército, don Antonio González Balcarce.

Se hizo notar en las primeras victorias de las armas de la Patria, en Suipacha, el 7 de noviembre de 1.810, mereciendo un especial reconocimiento del propio Balcarce.

Un año después ya figura como Teniente de su Regimiento, siendo llamado a Buenos Aires para prestar declaración en el proceso que se seguía al General Balcarce y al Coronel Viamonte por la derrota de Huaqui. En junio de 1.812 se accede a su pedido para reincorporarse al ejército.

martes, 22 de enero de 2013

José Apolinario Saravia – parte 1




José Apolinario Saravia conocido como "Chocolate" nació en la ciudad de Salta en 1791, era hijo del Coronel Pedro Saravia. Estudio en Buenos Aires y en 1810 se incorporó al Ejercito Auxiliar en la primera Campaña al Alto Perú bajo el Mando de Gonzalo Balcarce, lucho en Suipacha como ayudante de su comandante y en la derrota de Huaqui como ayudante del Coronel Juan Viamonte.

Lucho junto a Belgrano en la batalla de Tucumán (1812), llegó a Salta y como espía organizo la preparación de la ciudad para la Batalla de Salta, mostrándole a Belgrano una senda oculta por la quebrada de Castañares que permitió sorprender a los realistas por retaguardia, en la batalla del 20 de Febrero donde fue jefe del escuadrón de caballería formado por salteños.

Luego siguió a Belgrano y en la batalla de Vilcapugio fue seriamente herido. Curado de sus heridas y en Tucumán el Gral. San Martín lo nombró jefe del escuadrón Guachipas. En 1814 venció a una avanzada realista en Sauce Redondo, este triunfo y otros obtenidos por Burela y Güemes hicieron que los realistas abandonaran Salta en 1817.

Participó en los combate de La Cabaña y El Bañado, persiguió al jefe realista De la Serna hasta Tilcara. En 1818 rechazó el avance del general Olañeta y al año siguiente al nuevo jefe el Gral. Canterac. En 1820 fue uno de los más destacados defensores de Jujuy ante el ataque de los realistas al mando de Juan Ramírez Orozco.

Su lucha siguió después de Güemes hasta el fin de las ultimas invasiones realistas a Salta, las guerras entre provincias lo vió al frente de los salteños que enfrentaron al gobernador tucumano Alejandro Heredia durante el gobierno de Pablo Latorre. Fue jefe del estado mayor del ejército salteño durante el gobierno de Manuel Saravia.

Murió en un atentado durante un desfile en la ciudad de Salta en 1844.




José Apolinario Saravia conocido como "Chocolate" nació en la ciudad de Salta en 1791, era hijo del Coronel Pedro Saravia. Estudio en Buenos Aires y en 1810 se incorporó al Ejercito Auxiliar en la primera Campaña al Alto Perú bajo el Mando de Gonzalo Balcarce, lucho en Suipacha como ayudante de su comandante y en la derrota de Huaqui como ayudante del Coronel Juan Viamonte.

Lucho junto a Belgrano en la batalla de Tucumán (1812), llegó a Salta y como espía organizo la preparación de la ciudad para la Batalla de Salta, mostrándole a Belgrano una senda oculta por la quebrada de Castañares que permitió sorprender a los realistas por retaguardia, en la batalla del 20 de Febrero donde fue jefe del escuadrón de caballería formado por salteños.

Luego siguió a Belgrano y en la batalla de Vilcapugio fue seriamente herido. Curado de sus heridas y en Tucumán el Gral. San Martín lo nombró jefe del escuadrón Guachipas. En 1814 venció a una avanzada realista en Sauce Redondo, este triunfo y otros obtenidos por Burela y Güemes hicieron que los realistas abandonaran Salta en 1817.

Participó en los combate de La Cabaña y El Bañado, persiguió al jefe realista De la Serna hasta Tilcara. En 1818 rechazó el avance del general Olañeta y al año siguiente al nuevo jefe el Gral. Canterac. En 1820 fue uno de los más destacados defensores de Jujuy ante el ataque de los realistas al mando de Juan Ramírez Orozco.

Su lucha siguió después de Güemes hasta el fin de las ultimas invasiones realistas a Salta, las guerras entre provincias lo vió al frente de los salteños que enfrentaron al gobernador tucumano Alejandro Heredia durante el gobierno de Pablo Latorre. Fue jefe del estado mayor del ejército salteño durante el gobierno de Manuel Saravia.

Murió en un atentado durante un desfile en la ciudad de Salta en 1844.

lunes, 21 de enero de 2013

Villa del Parque - parte 2


En tiempo de Rosas estas tierras fueron enajenadas, aparentemente a los antiguos locatarios servidores del gobierno, al amparo de las Leyes de Premios. Desde 1834 y hasta fines del siglo vinieron a ser propiedad de diversos titulares.

El primer intento formal de urbanización fue de Rivadavia en 1839 para fundar un pueblo en honor al Dr. Chorrarín, intento que lamentablemente fracasó, pero quedaron como valioso material los planos y la mensura hechos en aquel entonces.

EL PARQUE DEL OESTE Hacia 1888 y mediante una disposición del Consejo Municipal se crea el PARQUE DEL OESTE, que estaba ubicado en el predio que ocupa actualmente la Facultad de Agronomía y sus aledaños, conocidos desde entonces por su forestación. Más tarde se llamaría Parque de Agronomía y posteriormente, ya en 1958 se denominó Parque Agronomía y Veterinaria.

Estos terrenos serían afectados a partir de un decreto del 19 de agosto de 1904 al Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria. El primer director de este instituto fue el Dr. Pedro N. Arata.

En 1909 se reconoce a este establecimiento educativo el carácter de Facultad.

LAS QUINTAS

Las quintas y chacras de la zona de Villa del Parque pertenecieron al antiguo partido de San José de Flores, y al separarse éste del de Belgrano, continuaron perteneciendo a Flores las que se encontraban al sur de la Av. Francisco Beiró (por entonces avenida Tres Cruces y anteriormente, Progreso), que hacia el oeste de la Av. de los Constituyentes (Libertad) separaba dicho partido del de San Martín, al oeste de la Av. San Martín o Camino a San Martín, como era conocida en la época. La zona correspondía al cuartel 5° del partido de San José de Flores y lindaba con el paraje conocido como Monte Castro, con el cual solía confundírselo.

La zona de Chacarita pasó a depender del partido de Belgrano. El deslinde pasaba por la quinta de los Pacheco.

Estos predios normalmente eran destinados al cultivo de alfalfa o verduras. Posteriormente también se instalaron hornos de ladrillos.

Una de las quintas que más se vinculó con el barrio y su evolución es la propiedad de la familia Cambiasso.

LOS LIMITES

Hacia 1906 comienza a perfilarse el lugar elegido para la formación de VILLA DEL PARQUE, limitando con los barrios de Villa Devoto y Monte Castro con sus famosos montes de durazno.

Los límites actuales llegan con la Ordenanza municipal vigente N°26.607 del 4 de mayo de 1972, estableciendo que las calles Joaquín V. González, Miranda, Alvarez Jonte, Gavilán Arregui, Av. San Martín y Av. Francisco Beiró conforman el perímetro del barrio. En 1982 se proyectó una redistribución del barrio, en el cual se dividiría en tres sectores denominados Villa del Parque Centro, Este y Oeste, pero esto nunca llegó a tener efecto.

LOS PRIMEROS LOTEOS

Don José Guerrico, martillero integrante de la firma Guerrico y Williams inician el loteo y posterior remate de 1300 parcelas.

La publicidad realizada para este fin fue muy original a intensa, anunciaba el nacimiento de la "Ciudad Feliz" con ferrocarril, tranvías, alumbrado eléctrico mediante generador propio. El 27 de Noviembre de 1907 se inauguró dicho alumbrado, pero una vez terminada la venta de las tierras se procedió a retirar el generador, dejando a los nuevos pobladores en la más completa oscuridad.

En las propagandas de la época se decía que las calles tenían veredas y bordes de plátanos, y además eran abovedadas.

Como dato anecdótico se recoge que los lotes se ofrecían hasta en 60 mensualidades en valores que partían de $1.50 la vara cuadrada.

Fuente: Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires
Fuente: Aquí Villa del Parque
http://www.hmazzier.com.ar/h_de_villa_del_parque.htm

Villa del Parque - parte 1

El barrio fue creado según el artículo 1º de la Ordenanza Nº 26.607, Boletín Municipal Nº 14.288 del 4/5/1972, Villa del Parque está limitado por las calles Joaquín V. González, Miranda, Av. Alvarez Jonte, Gavilán, Arregui, Av. San Martín y Av. Francisco Beiró.

Fue fundado el 8 de noviembre de 1908 y es uno de los barrios residenciales más antiguos de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Tiene como slogan "La Villa del Buen Vecino"




"En estas tierras pobladas de quintas y alfalfares, y en las que no faltaban tampoco numerosos hornos de ladrillos, se inauguró en 1907 la estación Villa del Parque, cuyo nombre aludía al vecino parque o quinta de Agronomía.

Poco tiempo antes, el 8 de diciembre de 1906, se había realizado con singular éxito el remate de unas cincuenta manzanas, habiéndose denominado al lugar en la ocasión, tal vez para atraer a los futuros clientes, con el pomposo nombre de "Ciudad Feliz".

Los remates continuaron y el barrio fue parcelándose y progresando hasta llegar a ser lo que es actualmente: un tranquilo barrio poseedor al mismo tiempo de un importante centro comercial".

Los primeros años del barrio nos muestran una interesante y curiosa historia.

Los terrenos sobre los que hoy está emplazada Villa del Parque formaban parte de las "cabezadas" de las suertes números 15 y 19, adjudicadas por Juan de Garay en 1580 sobre el Gran Paraná (Río de la Plata)

No tenían rumbo norte - sur, como la traza y el tejido de la ciudad, sino del nordeste al sudoeste, y median 300 o 500 varas de frente, sobre la barranca del río, y una legua de fondo.

La avenida de los Constituyentes, dentro de la Capital Avenida de la Libertad, marca el fondo de la legua, y en la provincia lo hace al camino que lleva precisamente ese nombre.

Estas cabezadas se extendían hasta las proximidades de la actual Ramos Mejía, y se encontraban con las suertes otorgadas sobre el Riachuelo, cuyo fondo de la legua es hoy la Avenida Alvarez Jonte

El barrio formaba parte de un conjunto de chacras y estancias que fueron propiedad de los Jesuitas hasta 1767, año en el cual por disposición de Carlos III Rey de España, dicha orden fue expulsada y expropiadas sus tierras que pasaron a pertenecer al monarca hasta la Revolución de Mayo de 1810.

Esta gran extensión de tierras abarcaba incluso los actuales barrios de Belgrano y partido de Gral. San Martín, era conocida como "La Chacarita de los Colegiales" (mencionada especialmente en la famosa novela Juvenilla de Miguel Cané).

sábado, 19 de enero de 2013

Las diagonales que faltan están en París




Si te digo que Buenos Aires estuvo a punto de tener más diagonales que París no me vas a creer, pero fue así. Lo único que salvó a la ciudad de convertirse en un laberinto de calles torcidas fue que, acá, los planes urbanos se abandonan apenas empiezan.

Hace 150 años (sí, 150 años), los urbanistas deliraban por hacer diagonales: la reforma urbana de París, de mediados del siglo XIX, las había puesto de súper moda. Pero aquí se copia todo y tarde, para los festejos del Centenario (1910), el entonces intendente Carlos de Alvear contrató a Joseph Antoine Bouvard para que organizara la Exposición en Palermo. Más francés que una croissant, Bouvard estaba lleno de ideas y era una especie de topadora. Su primera acción como funcionario parisino había sido construir, en seis meses, 56 escuelas en distintos barrios de la capital francesa. Encima, acá llegó con todos los galones: exposiciones en París, Bruselas, Amsterdam, Chicago y Melbourne.

Alvear, fascinado con el franchute, le dio carta blanca. Por suerte, estuvo poco tiempo aquí, pero le alcanzó. En seis meses dejó listos los proyectos para la Exposición del Centenario, la futura Plaza del Congreso, un hospital de 2 mil camas y el desarrollo urbano de la Quinta de Hale, lo que hoy es la exclusiva zona de La Isla, entre Libertador, Las Heras y las calles Agüero y Agote. De paso, cañazo, antes de irse le tiró al intendente un par de ideas para una reforma integral de Buenos Aires, con un plano con 32 diagonales que tapizaban toda la Capital y hasta inventó diagonales para Rosario.
El plan fue de 1907 pero acá recién lo largaron para festejar el Centenario. ¡Para qué! Fue un escándalo. A unos les parecía bárbaro: querían que Buenos Aires perdiera definitivamente el aire español de las manzanitas cuadradas para ganar ese perfume francés tan chic de las diagonales. Otros acusaban a Bouvard de improvisado y al plan de ser una especie de cosmética capilar ejecutada a golpes de piqueta.

Parece que ninguno de los grupos se equivocaba demasiado. Bouvard había colaborado con el ingeniero Jean-Charles Adolphe Alphand, encargado de los paseos y jardines de la reforma urbana de Georges-Eugène Barón Haussmann, el verdadero creador de la París que todos conocemos por las postales y las películas. Brazo ejecutor del Emperador Napoleón III, sobrino del Bonaparte original. En fin, Bouvard era la línea más directa del urbanismo de Napoleón que llegaba a Buenos Aires.
Por otro lado, el plano del francés hacía caso omiso de la topografía y de la historia porteña y sólo se concentraba en unir nudos focales embellecidos con monumentos y palacios. De hecho, la Diagonal Sur, que se basó en sus ideas, le sacó un pedazo al Cabildo sin ningún problema. Claro que antes, la Avenida de Mayo se había cargado el otro extremo.

El asunto es que el francés encendió un debate sobre cómo y dónde se debían hacer diagonales. Todo un disparate: la ciudad crecía al galope y nadie se ocupaba del desarrollo de los nuevos barrios. En 1904, tenía 900 mil habitantes, era más chica que la Rosario de hoy. En los seis años siguientes, la población aumentó un 50 por ciento. ¿Te imaginás? Al mismo tiempo que los “geniales” urbanistas se divertían con cómo remodelar el Centro, al agrónomo Benito Carrasco le preocupaba el crecimiento planificado. Es que en esa época, el límite urbano eran las avenidas Callao y Entre Ríos: afuera había un gran campo con pueblos dispersos, como Flores y Belgrano, que se iban poblando.

Así es que los piolas del urbanismo perdían tiempo, tinta y saliva discutiendo si diagonales sí o diagonales no. Y Carrasco les decía: muchachos, no es por ahí. Hay que ocupar el verdadero centro, llevar los edificios de Gobierno de la Plaza de Mayo al corazón del territorio (para Carrasco, lo que sería hoy Parque Centenario). Nadie le dio bolilla. Era más bonito pensar en la París de Sudamérica. Bueno, ahí tenés, Buenos Aires explotó. Algunas diagonales se hicieron, otras, ¡chau, pichu! Y el debate urbano se distrajo en otras cosas. El Centro se convirtió en un verdadero quilombo y si alguien te dice que esto se parece a París es porque no estuvo en París o porque quiere mucho a Buenos Aires.

* Editor Adjunto ARQ
26/08/2011
POR MIGUEL JURADO * - mjurado@clarin.com

domingo, 13 de enero de 2013

El frustrado proyecto de los edificios mellizos

Te voy a decir la verdad, yo era de los que pensaba que había que demolerlo. Pero, hay que rendirse ante las evidencias, ahora que le dibujaron la cara de Evita de los dos lados, habrá que acostumbrarse a verlo siempre ahí, en la mitad de la 9 de Julio. Todavía me preocupa porque cada vez que lo veo pienso que habría que correrlo. Pero el otro día descubrí la solución: encontré un dibujo original del arquitecto que lo diseñó y entendí que hay que construir uno igual enfrente. Porque te voy a decir una cosa, el edificio del Ministerio de Obras Públicas (MOP, hoy Ministerio de Salud) no es feo, lo que pasa es que molesta en medio de la avenida y es como que no tienen nada que ver con nada. El arquitecto Belgrano Alberto Blanco, su creador, lo entendió enseguida… Sí, sí, se llamaba Belgrano. No se por qué, por ahí el papá era fanático del creador de la Bandera. Me lo dijo la hija hace más de 15 años, cuando Menem quería tirar abajo el edificio y Eloísa recorría las redacciones de los diarios mostrando el dibujo del padre.

Esperá que te cuento… El asunto es que Blanco diseñó el edificio en 1933 y lo construyó en tiempo récord: la estructura de hormigón se hizo en 138 días hábiles de trabajo. Como ya existía el proyecto de la 9 de Julio, Blanco le hizo una entrada descomunal sobre lo que iba a ser la avenida. Fijate que el MOP es el único edificio que tiene número sobre la 9 de Julio, lleva el 1925.

Era una época increíble, había una fiebre constructora imparable. Los nuevos edificios, privados y públicos, adscribían al Racionalismo, un movimiento europeo que abogaba por las formas simples y la desaparición de los ornamentos. Pero se construían con una calidad única. El mismo MOP es un ejemplo. Yo trabajé ahí hace años y te puedo asegurar que está hecho con materiales y terminaciones que ya no se ven.
Ojo, todo era así, no sólo las obras del Estado. El Kavanagh, por ejemplo, fue inaugurado en 1936 y fue el primer edificio con aire acondicionado. Además, con sus 120 metros de altura llegó a ser el de hormigón armado más alto de Sudamérica. Pero antes, en 1934, el Comega, en Alem y Corrientes, se convirtió en el primero de la Argentina construido en hormigón. En ese tiempo, competía con el Edificio SAFICO, también racionalista, que se construía a 2 cuadras de allí, sobre la avenida Corrientes. Claro que el Kavanagh les pasó el trapo a los dos.
Aunque no lo creas, en los 30 Buenos Aires asistía a una carrera por llegar lo más alto posible. Inclusive el MOP, que tiene 22 pisos (93 metros de altura) fue todo un prodigio. Y con la antena que le pusieron en los 50 elevó un tercio su altura, claro que para entonces, la 9 de Julio había tomado forma y el edificio molestaba.
Retomando, al mismo tiempo que Blanco levantaba el MOP, la avenida, lentamente, avanzaba. En 1936 se inauguró el Obelisco en el lugar en el que se iban a cruzar la 9 de Julio y Corrientes. En abril del año siguiente comenzaron las demoliciones y el 12 de octubre, el presidente Agustín P. Justo inauguró la 9 de Julio con cinco cuadras de largo. Recién 10 años después la traza llegó al MOP.

El problema fue que la avenida nació con 33 metros de ancho y pasaba por el medio de las manzanas, como Avenida de Mayo. Muchos soñaban con construir grandes edificios públicos a los costados. De hecho, el MOP es el único que se concretó por la velocidad de Blanco en desarrollar el proyecto y programar las obras, calculando el ancho original. Pero, apenas comenzada la demolición para la 9 de Julio, el proyecto de la avenida cambió y el ingeniero Carlos della Paolera impuso su idea de un gran parque lineal con el ancho de toda una manzana. Ahí nació el mito de la avenida más ancha del mundo (140 metros) y el MOP quedó descolocadísimo. Rápido de reflejos, como el Ministerio ya le había encargado otro edificio, Blanco propuso un edificio mellizo, que armonizara con el recién estrenado. Pero no le dieron bolilla, era tiempo de demoliciones, no de construcción.

Ahora fijate qué genial sería tener un edificio gemelo del otro lado: se podría dibujar la cara de Perón, el edificio ya no tendría que ser un gigante de oficinas, podría ser un centro cultural en vertical, una especie de Tecnópolis en propiedad horizontal. Sí, ya sé lo de los autos, pero el tránsito es como el aire, cuanto más espacio tiene, más espacio ocupa, se expande. Ahora fijate en el dibujo del arquitecto Blanco ¿No quedaría bien?

* Editor Adjunto Arq - 12/08/2011 

POR MIGUEL JURADO * mjurado@clarin.com

jueves, 10 de enero de 2013

Historia secreta de la revolución – parte 3



Operativo escalonamiento 

Pero a la primitiva "impasse" en la relación gobierno-FF.AA sucedió una creciente inquietud de estas últimas, a juicio de cuyos mandos el gobierno de Illia no concretaba las medidas básicas para cambiar gradualmente la imagen del país. Estas desinteligencias se fueron ahondando con sucesivos episodios. Entre ellos el denominado "plan de lucha" de la C.G.T. cuyo tratamiento por parte del gobierno fue considerado como "débil" por los mandos militares; luego, la falta de una clara definición frente al "retorno" anunciado por el peronismo, y finalmente el evidente descontento suscitado en los mandos castrenses por la demora de una definición gubernamental ante el "caso Santo Domingo".

En el recuadro de la página 46 se consignan detalladamente los principales momentos de crisis entre el gobierno y los mandos militares. Pero el descontento que paulatinamente va gestándose en las FF.AA no se limita a esos "tópicos". En las esferas militares se habla de que "el gobierno no da un salida al problema nacional, ni en el orden económico, ni en el político-social". Como forma de calmar estas inquietudes el secretario de Guerra, general Avalos -oficial retirado, de la amistad personal del presidente-, elabora una teoría: la del "escalonamiento", una nomenclatura que quizás haya sido traída por el entonces subsecretario del arma general Castro Sánchez, luego de dictar cursos en los EE.UU, donde el "american scalation" es una expresión muy popular. en síntesis, no significa otra cosa que una modificación gradual de la política gubernamental, y ya en ese entonces se empieza a hablar -todavía en ámbitos muy reservados- de reestructuración del gabinete, cambios en el equipo económico, modificación sustancial de la conducción ferroviaria... pero los cambios que a "sotto voce" se prometen en la Secretaría de Guerra no llegan nunca a concretarse en la práctica.

Y es así como figuras como el general Julio Alsogaray -que desde el primer día del gobierno de Arturo Illia se había manifestado, en sus círculos íntimos, como abierto opositor- se fueron sumando otros oficiales de singular gravitación: Osiris Villegas, Alejandro Lanusse, Pascual Pistarini. Pero hay un hombre que se mantiene en silencio. Y es un hombre clave: se llama Juan Carlos Onganía.

Cuando los comandantes quedaron estupefactos

Es julio de 1965. Se realiza una de las habituales reuniones entre los comandantes en jefe de las tres Fuerzas. Onganía, sorpresivamente, rompe el silencio. Dice que así como la Iglesia ha tenido a través del Concilio su "agiornamiento" -su puesta al día-, al país le hace falta un gran "aggiornamento nacional". Aclara que no se trata de un golpe de Estado, sino de una revolución - él prefiere llamarla la "gran revolución"- que implique la modificación de la actitud mental del país. Luego agrega: "esa revolución debe hacerla el presidente, o de lo contrario es imprescindible que la lleven a cabo las FF.AA.".
Sus dos interlocutores se miraban en silencio cuando Onganía se preguntó en voz alta: -¿Es capaz el presidente de hacer esa revolución?. Bajando la voz dijo como para sí mismo: -Creo que no... A partir de esa reunión, en altos conciliábulos militares se empieza a hablar de un cambio total o de una "gran revolución".

miércoles, 9 de enero de 2013

Manuel Belgrano, lider ideologo y combatiente de la revolución – parte 4


ESTUDIOS DE BELGRANO - ANTECEDENTES DE LA REVOLUCIÓN

Belgrano cursó estudios primarios en el Convento de San Pedro Telmo, conocido como convento de Santo Domingo, frente a su casa natal.
Ingresó al Real Colegio de San Carlos, donde el 19 de Mayo de 1786 finalizó su carrera, recibiendo el diploma de Licenciado en Filosofía. Siguió sus estudios en España en las Universidades de Salamanca, Valladolid y Madrid, donde se recibió en Abogacía, Economía Política y en 5 idiomas vivos. A los 19 años fue nombrado presidente de la Academia de Foro Romano, Práctica Forense y Economía Política de la primera Universidad, relacionándose con personalidades de los más importantes círculos literarios y científicos de Europa.  Al respecto, de la correspondencia con su familia y amigos, seleccionamos un párrafo de la carta que escribió a su madre desde Madrid el 11 de Agosto de 1790, cuando tenía 20 años de edad:

“Mi muy querida madre: Nunca me he atenido a los autores de nada para leer un libro; como siempre pienso sacar alguna sustancia y no quiero perder el tiempo en sandeces, pregunto a los hombres sabios que conozco para que me den su sentir y así no creo tener ninguna máxima libertina, sino muy fundadas en la razón”…
Manuel Belgrano, Madrid, 11 de Agosto de 1790.-

Así solicitaba al Papa Pío VI, el permiso a leer libros prohibidos, en una carta escrita en latín:
“Beatísimo Padre:
Manuel Belgrano, humilde postulante, a Vuestra Santidad expone que el mismo, después de haber estudiado la carrera de letras, se dedicó al derecho civil, en el que obtuvo el grado de bachiller, y a otras facultades, siendo al presente presidente de la Academia de Derecho Romano, Práctica Forense y Economía Política de la Real Universidad de Salamanca.  Por lo cual, para tranquilidad de su conciencia y aumento de la erudición, a V.S. suplica le conceda permiso para leer y retener libros prohibidos en la regla más amplia…”

Recibiendo, también en latín, la siguiente respuesta el 11 de Julio de 1790:
“El Santísimo concedió bondadosamente al postulante la licencia y facultad pedida de leer y retener, durante toda su vida, todos y cualesquiera libros de autores condenados y aún herejes, de cualquier manera que estuvieren prohibidos, custodiando, sin embargo, los dichos libros para que no pasen a manos de otros, exceptuándose los pronósticos astrológicos que contienen supersticiones y los que ex profeso tratan de asuntos obscenos”..

Belgrano Secretario Perpetuo del Consulado

El prestigio de Belgrano, decidió al Rey Carlos IV, el 6 de Diciembre de 1793, nombrarlo Secretario Perpetuo del Consulado de Buenos Aires. Vuelto a América, lo inauguró el 2 de Junio de 1794. Enseguida, el 15 de Junio, impulsó la creación de un fondo con destino al labrador:

“Debemos estimular el agro, franqueando los instrumentos para el cultivo, animándoles por cuantos medios fuesen posibles, haciéndoles los adelantos primitivos para que se compren un terreno proporcionado en el que pudiesen establecer su granja y las semillas que necesitasen para las primeras siembras, sin otra obligación que volver igual cantidad”.
Su lucha permanente contra monopolistas y contrabandistas le ocasionaron poderosos enemigos que interferirían luego en sus planes económicos y educativos, pero que no lograron detener la creación y reglamentación de las primeras Escuelas Públicas de América: Náutica, Dibujo y Arquitectura, Comercio, reservando lugares para los huérfanos y naturales de la tierra. También reglamentó las escuelas para mujeres que, hasta entonces, no tenían posibilidad de acceder a la educación.
Las exposiciones de Belgrano en el Consulado de Buenos Aires, llamadas Memorias, y las instituciones que las acompañaron, fueron la base de sus realizaciones para expandir la agricultura, la industria y el comercio, que, junto con la creación de escuelas públicas y fuentes de trabajo, conformaron una nueva realidad social en la Provincias del Plata. La profundización de estas ideas y realizaciones, muchas veces postergadas por el aparato burocrático virreinal, fueron el punto de partida del Movimiento Revolucionario: Un nuevo Estado Nacional, donde la Justicia Social; la Defensa y Protección de los Naturales; la Educación de las mujeres y los niños y la Cultura del Trabajo, se convirtieron en ejes centrales de la Revolución de América del Sur. Belgrano fue el centro de sus ex compañeros de estudio al regresar de Europa.
Para esta introducción, creo oportuno transcribir un mensaje que la inmensa mayoría de los estudiantes universitarios y profesionales egresados desconocen en todo el país, como fue mi caso hasta hace algunos años, cosa que compruebo en todas mis charlas y debates.
“En el Día de la Bandera de la Patria, uno mi homenaje como hombre del pueblo a la enseña que, acaudillando a millones de argentinos, sintetiza y simboliza el augusto objetivo de todos los que luchamos por una Argentina grande, libre, soberana y justa.

En ella rendimos tributo de recuerdo y de gratitud a su creador, el general Manuel Belgrano que, con San Martín, representan los héroes máximos de la nacionalidad y las glorias más puras de la Patria.
En los comienzos de mi presidencia, después de más de un siglo de olvido di cumplimiento a los deseos de Belgrano de destinar la recompensa en dinero que le acordara al prócer el Gobierno, invirtiendo los fondos necesarios para construir una escuela, como él lo dispusiera, en  la ciudad de Tarija.
Interpretando sus ideas y sentimientos que lo impulsaron a destinar sus bienes y recompensas para construir escuelas en la rudimentaria comunidad argentina de su tiempo, deseo anunciar que desde hoy quedan suprimidos los actuales aranceles universitarios en forma tal que la enseñanza sea absolutamente gratuita y al alcance de todos los jóvenes argentinos que anhelan instruirse para el bien del país. Para honrar a los héroes nada mejor que imitarlos.”
Mensaje al País del Presidente Juan Domingo Perón, 20 de Junio de 1949.

Ratificado por Decreto N° 29.337 del 22 de Noviembre de 1949, retroactivo al 20-6-49

Finalmente dado que el sentido de esta introducción de mis apuntes es ofrecer una síntesis o muestra de documentos casi desconocidos en la escuela y la universidad,  transcribimos un párrafo del periódico revolucionario “Correo de Comercio” del sábado 17 de Marzo de 1810 que, pienso, debiera estar en letras de molde en los frentes de todos los edificios educativos y culturales del país:
“Hubo un tiempo de desgracia para la humanidad, en que se creía que debía mantenerse al pueblo en la ignorancia y por consiguiente en la pobreza, para conservarlo en el mayor grado de sujeción.  Pero esa máxima injuriosa al género humano se proscribió como una producción de la barbarie más cruel”.

Manuel Belgrano, Correo de Comercio Nº 3 17 de Marzo de 1810

Ricardo Elorza Villamayor

martes, 8 de enero de 2013

Historia secreta de la revolución – parte 7



El decreto que Illia no quiso firmar
En las esferas oficiales las inesperadas palabras de Pistarini caen como impactante toque de atención. Leopoldo Suárez redacta inmediatamente el decreto por el que se releva al comandante en jefe del Ejército. Un decreto que varias veces, de aquí en adelante, iba a ser sometido a la firma del presidente y que ante las reiteradas negativas de Illia, volvería a descansar en uno de los cajones del escritorio del ministro de Defensa. Imposibilitado de relevar a Pistarini, Leopoldo Suárez da a publicidad un astuto y sibilino comunicado por el cual hace suyas las palabras del comandante. Una publicación lo comenta al día siguiente en estos términos: "Ahora resulta que Pistarini no se refirió a Illia sino a Mobutu". En la Secretaría de Guerra, en tanto, se decide apresurar el "escalonamiento", presionando al gobierno para producir urgentes cambios en su política como única forma de detener el golpe de Estado. El proceso comienza a desenvolverse vertiginosamente.

Los sondeos internacionales
En los altos medios políticos la posibilidad de que se concrete un episodio revolucionario, que se ha venido contemplando desde muchos meses antes, se avizora ahora como un suceso inmediato. Comienza a realizarse no gestiones, sino sondeos en el exterior. Se sabe, por ejemplo, que el doctor Eduardo Augusto García fue comisionado con una misión explicativa ante el Pentágono, aun cuando no puede definirse con precisión en nombre de quién realizó esa gestión. Pero la primera dificultad parece plantearse acá mismo, en el país.

El embajador norteamericano, Edwin Martin, siguiendo la línea demarcada por el Departamento de Estado de su país, deja deslizar trascendidos en favor de la legalidad. Un grupo de empresarios norteamericanos -se dice que a través del general J. Alsogaray- le hace llegar a Onganía esta sugerencia: gestionar por medio del Pentágono el reemplazo del embajador en Buenos aires. Onganía y su estado mayor revolucionario, que viene funcionando secretamente de meses atrás, se oponen. A su juicio, en la medida en que el embajador estadounidense apoye al gobierno de Illia la revolución tendrá mayor respaldo popular. (Deben tenerse en cuenta al respecto los "planes de gobierno del golpe" publicados por Atlántida en su número de junio.

Preveían que durante unos 6 meses el nuevo gobierno no sería reconocido por EE.UU. El plazo posteriormente se redujo.) finalmente, a punto de concretarse los acontecimientos, Edwin Martin decide por sí mismo, trasladarse a su país, según se cree siguiendo el consejo de un ex dirigente nacionalista que ocupó relevantes funciones diplomáticas durante el gobierno de Frondizi.

En cambio en el ambiente militar norteamericano la personalidad de Onganía goza de amplia popularidad. Una carta enviada por el representante argentino ante la Junta Interamericana de Defensa, general Sánchez Almeida, había dado cuenta en su momento de la mala impresión causada por el alejamiento de Onganía del comando en jefe.

Se estimulan también contactos con la órbita europea. en España, el entonces comandante en jefe del Ejército argentino había conocido, durante una gira previa a su retiro, a Muñoz Grandes, el militar que se señala como el más seguro sucesor de Franco. Sigue manteniendo ahora una cordial reciprocidad con el general Cabanillas, jefe del estado mayor del ejército español. Y aquí cabe aclarar algo que se puntualiza muy especialmente en los medios revolucionarios.

La relación existe con ese jefe militar español y no con otro general homónimo que se halla al frente de la organización de hipódromos de su país y a quien se atribuyen vinculaciones con Jorge Antonio. Esa identidad de apellidos dio pie en su momento a las versiones de una entrevista de Onganía con Perón en ocasión del viaje del primero a Europa. Un tipo de contactos que en los medios revolucionarios se desmiente totalmente.

Historia secreta de la revoluciónRevista Atlántida
1966
-primera parte-
un aporte de Carlos Enrique Podestá


Manuel Belgrano, lider ideologo y combatiente de la revolución – parte 3


La derrota del poderoso Ejército inglés fue funesta, ya que sufrió miles de muertos, heridos y prisioneros, razón suficiente para que los generales ingleses no tuvieran posibilidad alguna de resistir las imposiciones de los vencedores, incluyendo el abandono del Río de la Plata y la restitución de la ciudad de Montevideo. Las declaraciones de los jefes militares vencidos en los tribunales ingleses nos eximen de más comentarios.

DEMOLICIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO

Como muestra tangible de la depredación de la Historia, y el correlato necesario para lograr  el ocultamiento, veamos la sistemática demolición de los Monumentos Históricos, en las dos ciudades que fueron escenario popular de los acontecimientos fundacionales de la Patria en 1810 y 1816: Buenos Aires y San Miguel de Tucumán. En la primera, el Fuerte, sede del primer gobierno Patrio de América y la recoba, sepulcro de los ingleses en 1806, fueron demolidos en dos etapas: 1853 y 1882; El Cabildo, sufrió inconcebibles e inexplicables demoliciones parciales.

El Real Colegio de San Carlos, donde estudiaron los líderes revolucionarios y desde cuyas ventanas y techos produjeron a los ingleses las más graves pérdidas, que describió así el teniente coronel invasor Cadogan, encargado de asaltar la Iglesia de San Ignacio: “Avancé con los rifleros hasta el costado oeste del edificio del Colegio de los Jesuitas, cuando al adelantar el cañón…en la entrada principal del edificio, el enemigo apareció de repente en gran número en las ventanas, en las azoteas…En un momento, la totalidad de la compañía de vanguardia de mi columna y algunos artilleros y caballos fueron muertos…”, fue demolido a principios del siglo XX, por lo que el centenario de la Revolución, lo celebraron con una nueva edificación de arquitecto y estilo francés.
La Iglesia de San Nicolás de Bari, demolida en la década infame, en cuyas torres el 23 de Agosto de 1812 se enarbolaron las primeras Banderas Nacionales cuando estaban prohibidas, el mismo día que su creador, Manuel Belgrano, iniciaba el estratégico éxodo popular desde Jujuy.

Por su parte, en San Miguel de Tucumán tampoco se privaron de nada, demoliendo la Casa del Congreso de la Independencia, el Cabildo y la Iglesia de la Merced, a cuya patrona Belgrano entregó su bastón de mando nombrándola Generala de los Ejércitos de la Patria luego de triunfar como dijimos el 24 de Setiembre de 1812.

Pero a semejante perfidia, debemos agregarle las demoliciones de las viviendas de  todos los líderes revolucionarios: Manuel Belgrano, Nicolás Rodríguez Peña, Juan José Castelli, Hipólito Vieytes, Saavedra, French, Berutti, San Martín. Un exterminio patrimonial cultural.
En síntesis, se propusieron acabar con la Memoria, sepultar la Verdad. Y hasta hoy lo vienen logrando.

El concepto Bicentenario 1806-1816/2006-2016, eficazmente desarticulado por la contracultura, debemos comprenderlo como la gran escalada revolucionaria liderada por Belgrano y sus compañeros. En ese período se produjeron los sucesos vitales de nuestra Emancipación. Se impone que antes de finalizar el primer período Bicentenario se reconstruyan, al menos en parte, los Monumentos de nuestro Patrimonio Histórico y Cultural.

Manuel Belgrano, lider ideologo y combatiente de la revolución – parte 2


El Camino de Belgrano

Como parte de esa recuperación de valores, nos proponemos reconstruir El Camino de Belgrano, iniciado en su expedición auxiliadora al Nordeste. Cada paso en ese Camino es una enseñanza, una gesta, una obra, un ejemplo. Reconstruirlo es deber de nuestras generaciones del Bicentenario. Allí espera su casa natal, donde también nacieron sus 15 hermanos y residieron sus 2 hijos y 12 de sus nietos. Ese Camino de 10.000 kilómetros, que debemos comprenderlo a caballo, mula, carreta, sopanda, o bote de cuero. Y a temperaturas de 45 grados al sol en las selvas, ríos y lagunas entrerrianas, correntinas, misioneras, formoseñas y paraguayas, y a 10 o 15 grados bajo cero a la intemperie del altiplano peruano.

Nótese, que luego de exigir desde Rosario, y obtener el 18 de febrero de 1812, la escarapela, determinó ante el pueblo rosarino y sus tropas, declarar la Independencia de hecho al crear la Bandera Nacional el 27. Con esa Bandera, que luego hizo bendecir en Jujuy, convocó y logró el singular acompañamiento de los pueblos de Oruro, Tarija, Quebrada de Humahuaca, San Salvador, en fin todo Jujuy. De esa forma, el 23 de Agosto realizó una retirada estratégica que dejó solo tierra arrasada al enemigo. Con este pueblo valiente y decidido, oficiales y soldados, recorrió más de 300 kilómetros en éxodo, triunfando en el Combate de Río Piedras el 3 de Setiembre hasta alcanzar la hazaña heroica y providencial de Tucumán del 24. Así fue posible la brillante victoria de Salta del 20 de Febrero de 1813 con la que renació y consolidó la Revolución, pese a los contrarrevolucionarios que se habían adueñado del gobierno central en setiembre de 1811, y fueran derrocados el 8 de Octubre de 1812. A propósito de Salta y de las intrigas, que aún continuaban, transcribo un párrafo de la carta que Belgrano enviara a su compañero y amigo Juan José Paso el 28 de Febrero de 1813,  «Para el tratado, que se criticará por los que viven tranquilos en sus casas y discurren con el buen café y botella por delante, más he tenido en vista la unión de los Americanos y aún de los Europeos, que otra cosa…»
Antecedentes de la Revolución.

BATALLA DE BUENOS AIRES

Bautismo de Fuego de Los Fundadores de la Patria

Para comprender el papel de nuestros fundadores en la preparación de la Revolución y Guerra de la Independencia, considero imprescindible describir algunos episodios que marcaron a fuego a los Patriotas: la Batalla de Buenos Aires.
Así puede comprenderse por qué Belgrano, Castelli, Rodríguez Peña y Vieytes tuvieron las más altas responsabilidades militares una vez producida la Revolución, ya que los cuatro combatieron en la victoriosa guerra contra los ingleses, cuya batalla definitiva reunió la mayor cantidad de combatientes en la Historia de América del Sur, donde los invasores contaron con un ejército de 15.000 hombres, apoyados en 100 barcos de guerra y mercantes.  Nuestras fuerzas alcanzaban a 8.226 milicianos de todas las provincias y miles de hombres, mujeres y niños del pueblo de Buenos Aires que convirtieron sus casas en fortines contra los usurpadores.

Manuel Belgrano, lider ideologo y combatient​e de la revolución – parte 1


La Revolución Cultural

La “historia oficial”, de la que somos víctimas desde el jardín de infantes a la universidad, nos somete a una dominación cultural que continúa gozando de impune vigencia.
Así, desde Mitre, se montó una ficción que convirtieron en materia de estudio aburrida y la denominaron historia.
Ninguna revolución es producto de la improvisación, ni puede realizarse sin un Líder y una doctrina que la sustenten. No hay revolución si no existen quienes las planifiquen, organicen y conduzcan. La Revolución de Mayo, es el resultado de muchos años de preparación y tuvo un Conductor al que sus compañeros y el Pueblo brindaron la confianza y el respaldo para concretarla: Manuel Belgrano.
La Revolución Cultural comenzó el día que Belgrano inauguró el Consulado de Buenos Aires anunciando: “No hay objeto mas digno de la atención del hombre que la felicidad de sus semejantes” 2 de Junio de 1794
Mientras esa historia oficial presenta como precursores a quienes jamás participaron del Movimiento Revolucionario, lo cierto es que Belgrano fue su creador en los primeros años del siglo IXX junto a su primo Juan José Castelli, Nicolás Rodríguez Peña y Juan Hipólito Vieytes.
En el actual período Bicentenario, a pesar de las anquilosadas estructuras del Estado Nacional que no atina a detener el avance contracultural interno y externo, vemos cómo retoma sus fuerzas el Movimiento Nacional en esta Batalla Cultural. En ese sentido, debemos destacar los precisos mensajes de la Presidenta de la Nación:

“Para mí, ustedes lo saben porque lo he repetido muchas veces, él, Belgrano, es mi favorito”.

“Cuando lo leemos a Belgrano, al Belgrano que además de crear la Bandera fue militar, político pero también un gran economista; cuando leemos al Belgrano que reclamaba que industrializáramos aquí en nuestro país nuestras materias primas, que no permitiéramos que se exportara la materia prima, sino que le agregábamos valor aquí; cuando hablamos del Belgrano de la educación fundador de la Escuela de Náutica, un hombre que luchaba por la educación, digo, que estamos cumpliendo el sueño de Belgrano.”
“Belgrano quería una Argentina industrial, una Argentina con trabajo, una Argentina con educación, una Argentina con progreso, además de eso sabía que también había que luchar por la Patria, y cuando tuvo que hacerlo abandonó su condición de político, abogado, economista, periodista, y se puso el traje militar para defender la libertad de esta Patria que recién estaba naciendo y que lo tuvo a él como uno de sus padres más notables e importantes.”

“Por eso, me siento muy orgullosa de estar aquí junto a todos ustedes, frente a este monumento a la Bandera…”. [Cristina Fernández de Kirchner, Rosario, 20 de Junio de 2011].

Nuestra militancia en la difusión de las ideas y obras del Precursor de la Independencia de América del Sur, a través de medios de comunicación, conferencias y charlas con debate en escuelas e instituciones públicas y privadas, decidimos profundizarlas  transcribiendo en este libro una porción de resoluciones, cartas, proclamas, partes de batallas y reglamentos, que revelan a los auténticos protagonistas de la Revolución, y en especial de su líder: Manuel Belgrano, Alma de la Revolución.
Nos proponemos, rescatar del olvido, el ocultamiento y la falsificación sus realizaciones y su doctrina que hoy deben servirnos de guía. De eso se trata la Historia como ciencia al servicio de la Humanidad. Revelación de principios y valores que nos estimulan a imitar para recuperar el sentido heroico de la vida.

La Proclama y Reglamento para los 30 Pueblos de las Misiones Guaraníes del 30 de Diciembre de 1810; el Tratado Federal con la Provincia del Paraguay del 12 de Octubre de 1811; la creación de los símbolos en Febrero de 1812; la donación de sus premios para la creación de Escuelas del 31 de Marzo de 1813; y sus hazañas al frente de los Ejércitos de la Patria Grande, sumados a su obra revolucionaria desde el Consulado de Buenos Aires; sus Escuelas Públicas; sus mensajes desde el Correo de Comercio; las misiones diplomáticas y la propuesta de restaurar la Dinastía de los Incas con capital en Cusco, votada por unanimidad el 6 de Julio de 1816 en el Congreso de Tucumán, son en conjunto la demostración contundente de esa obra y su liderazgo.