La historia es la única rama del conocimiento que nos puede decir qué fuimos en el pasado, qué somos en el presente y qué seremos en el futuro.
martes, 1 de diciembre de 2020
sábado, 21 de noviembre de 2020
martes, 3 de noviembre de 2020
domingo, 1 de noviembre de 2020
Alfonsín y el 10 de diciembre
La historia secreta de cómo Alfonsín le impuso a la dictadura el 10 de diciembre para la asunción presidencial
Las
elecciones de octubre de 1983 fueron catalizadas por la derrota de Malvinas y
la crisis económica. La dictadura primero quiso estirar la entrega del mando el
25 de mayo de 1984. Luego, publicaron un decreto para adelantarla al 30 de
enero. Raúl Alfonsín logró imponer el Día internacional de los Derechos Humanos
Es un
hecho poco conocido – y casi olvidado a 36 años de distancia – que la elección
de la fecha del 10 de diciembre de 1983, en coincidencia con el Día Internacional de los Derechos Humanos,
para la asunción del primer presidente de la democracia recuperada no fue una
decisión tomada por la dictadura en retirada sino una imposición de Raúl Alfonsín a la última Junta Militar.
La
rendición de las tropas argentinas en la Guerra de las Malvinas, el 14 de
junio de 1982, no sólo provocó el desplazamiento del dictador Leopoldo Fortunato Galtieri en
la presidencia de facto sino que también marcó el principio del fin de la
dictadura.
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La cuarta
junta de comandantes -integrada por Cristino Nicolaides (Ejército), Rubén Oscar Franco (Armada) y Augusto Jorge Hughes (Fuerza Aérea)- designó al general
retirado Reynaldo Benito Bignone como
presidente para que iniciara un proceso de apertura que culminaría con la
elección de un nuevo presidente democrático.
Quedarse un poco más
La idea
original de los comandantes era convocar a elecciones para finales de 1983
y luego llevar adelante un proceso de transición de 6 meses hasta la entrega
del poder al presidente electo. La primera fecha elegida para e traspaso fue el
25 de mayo de 1984.
El
objetivo era ganar tiempo para negociar
con las nuevas autoridades antes de entregarles el poder, sobre todo la
impunidad de los jefes militares por los crímenes de lesa
humanidad cometidos durante los últimos siete años.
Sin
embargo, en los primeros meses de 1983 los jefes de las tres armas se dieron
cuenta de que era un plazo demasiado largo. Al desprestigio de las Fuerzas
Armadas por la derrota en Malvinas
y las violaciones de los derechos humanos cometidas por la dictadura
-y que ya eran de amplio conocimiento público- se sumaban una inmanejable debacle económica y una incontenible
oleada de protestas sociales.
Raúl
Alfonsín recibe la banda presidencial del último presidente de facto, Reynaldo
Bignone, el 10 de diciembre de 1983 (AFP)
En ese
contexto, el 12 de julio de 1983, promulgaron el decreto-ley 22.847 (de
Convocatoria Electoral), que con la firma del presidente de facto Bignone y el
ministro del Interior, Llamil
Reston, convocaba a comicios generales para el 30 de octubre de ese
año. Ese decreto fijaba el 30 de
enero de 1984 como fecha de asunción del presidente electo.
Para eso,
en el artículo 6, el decreto-ley establecía que “los electores de presidente y
vicepresidente de la Nación que resulten elegidos se reunirán en la Capital
Federal, en las capitales de provincia y en la capital del Territorio Nacional
de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sud el día 30 de
noviembre de 1983 a los fines establecidos por el artículo 81 de la
Constitución Nacional”. Es decir, para consagrar al presidente y al vice que
resultaran elegidos.
También
establecía que los diputados y senadores nacionales tomarían posesión de sus
bancas el 19 de diciembre pero que entrarían en receso hasta el 30 de enero
para recibir el juramento del presidente y el vice.
Gana Alfonsín
El 30 de
octubre se realizaron las elecciones que, según el decreto-ley de la Junta
Militar, utilizaron el sistema ideado por el “texto constitucional” de 1957, dictado por la
autoproclamada “Revolución Libertadora”,
que establecía el sufragio indirecto –o sea, a través de Colegio Electoral- y
un mandato presidencial de 6 años sin posibilidad de reelección inmediata.
Aquellos
comicios fueron de una polarización completa entre radicales y
peronistas. Raúl Alfonsín triunfó
con un 51.75% del voto popular y 317 votos de los 600 miembros del Colegio
Electoral, mientras que en el segundo lugar resultó el candidato
peronista Ítalo Luder, que
obtuvo el 40.16% del voto popular y 259 electores.
Raúl
Alfonsín logró imponer el 10 de diciembre como fecha de la asunción
presidencial
Los otros
dos candidatos más votados fueron Oscar
Alende, del Partido Intransigente, con el 2.33% de los votos, y Rogelio Frigerio, del Movimiento de
Integración y Desarrollo, con el 1.19%, obteniendo ambos 2 electores cada uno.
Los 20 electores restantes fueron a parar a partidos sin fórmula, que ocuparon
el 2.23% todos juntos. El restante 2.34% fue a parar a otras candidaturas, que
no obtuvieron electores.
Alfonsín
logró así una mayoría absoluta en el Colegio Electoral y la transición empezó
al día siguiente.
En pocos
días, tanto la dictadura saliente como el gobierno electo coincidieron en que
el 30 de enero – 3 meses después de la elección – era una fecha que estaba
demasiado lejana para la entrega del poder. La Junta Militar supo que no se
sostendría ni siquiera esos meses, Alfonsín
comprobó rápidamente el desastre que recibía y apuró a los militares para
asumir cuanto antes y poner manos a la obra.
Imágenes de un desastre
Las
primeras señales de alarma las dio el veterano economista radical, Enrique García Vázquez, a quien
Alfonsín pensaba designar presidente del Banco Central. En su primera reunión
con el presidente saliente del banco, Julio González del Solar, tomo conciencia del desastre heredado: frente a una deuda
externa de más de 45.000 millones de dólares, el BCRA tenía apenas 100 millones
de dólares de reservas activas.
Bernardo
Grinspun y Raúl Alfonsín. El nuevo gobierno supo pronto el desastre que recibía
de los militares: el Banco Central no tenía reservas
Era mucho
peor de lo que habían imaginado. “Teníamos alguna idea de que el Banco Central
estaba en pésimas condiciones, pero no sabíamos que era ésa la magnitud de la
deuda, y menos aún que la Argentina tenía tan pocos activos de reservas. Igual,
no estábamos tan lejos de la realidad. Pensábamos que la deuda era de unos
35.000 millones de dólares y creíamos que había como para tirar los primeros
meses. Y nos encontramos sin
reservas. Fue una desagradable sorpresa, porque habíamos calculado
que con reservas por 1.000 millones de dólares hacíamos frente a los tres
primeros meses”, cuenta a Infobae
Horacio Rovelli, por entonces uno de los jóvenes economistas que
colaboraban con quien sería el primer ministro de Economía de Alfonsín, Bernardo Grinspun.
Enrique
García Vázquez no perdió un minuto y los fue a ver a Alfonsín y a Grispun, que
estaban reunidos:
-Raúl,
Ruso, no nos dejaron nada. Solo deudas – les dijo.
“Con esa
plata la Argentina no llegaba ni a diciembre sin caer en default”, dice
ahota Rovelli a Infobae.
Alfonsín presiona a Bignone
Era
necesario actuar cuanto antes. Alfonsín
le exigió a Bignone que adelantara la entrega del poder. El
presidente de facto no opuso reparos: el 16 de noviembre –apenas 17 días
después de las elecciones– promulgó el decreto-ley 22.972, que modificaba la
anterior ley electoral y establecía el 10 de diciembre como fecha de asunción
de las autoridades democráticas.
Vista de
la Plaza de Mayo, el 10 de diciembre de 1983. Raul Alfonsin eligió hablar desde
el balcón del Cabildo (Noticias Argentinas)
“El
adelantamiento al 10 de diciembre de 1983 se hizo porque la situación política
y económica era insostenible para las Fuerzas Armadas en el poder, y todos
estuvieron de acuerdo en adelantar para iniciar una gestión civil que pudiera encauzar
la situación. La crisis económica y social, empezando por la inflación,
eran gravísimas y el gobierno militar ya no tenía plan ni poder político para
encauzar nada. Las críticas al gobierno por todo ello, y por la represión
y su fracaso político, les quitaron toda gobernabilidad para seguir en el
poder”, explica a Infobae la
historiadora Marina Franco,
autora de El final del silencio. Dictadura, sociedad y derechos humanos
en la transición (Argentina, 1979-1983).
¿Por qué el 10 de diciembre?
La elección
del 10 de diciembre para el traspaso de mando fue una imposición de Raúl Alfonsín a la
dictadura saliente. Acorralados, los dictadores no pusieron
objeciones.
Fundador
de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), el presidente electo
buscó darle aún más significación a la ceremonia que marcaría la recuperación de la democracia fijándola
para el Día Internacional de los Derechos Humanos, una fecha decidida en 1948
por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948 como símbolo de un “nunca
más” a las atrocidades vividas durante la Segunda Guerra Mundial.
Asunción
de Raúl Alfonsín. El país terminaba con los oscuros y terribles años de la
dictadura militar
Las
razones de esa decisión las contaría muchos años después el socialista Alfredo Bravo, uno de los
co-fundadores de la APDH junto a Alfonsín: “Para Raúl, lo simbólico era
fundamental. Mucho más en aquellos tiempos que trabajábamos juntos. Asumió
la primera magistratura el 10 de diciembre como una forma de reafirmar, una vez
más, su compromiso de vida con la vigencia de los Derechos Humanos. Ese día se
conmemora la decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas de asumir
como propia la obligación de velar por la condición humana porque, como dice el
Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, 'el
desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de
barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha
proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un
mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten
de la libertad de palabra y de la libertad de creencias’”, explicó en 2001, una
entrevista con el periodista Silverio
Escudero.
Para ese
10 de diciembre, el flamante
presidente de la recuperación de la democracia tenía pensado otro gesto de
fuerte simbolismo. En lugar de dirigirse la multitud reunida en la Plaza
de Mayo desde el balcón de la Casa Rosada -que menos de dos años antes había
utilizado el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri para arengar al pueblo
después del desembarco en Malvinas-, eligió hacerlo desde el Cabildo, donde se gestó el Primer gobierno
Patrio.
Por
aquella jugada que Alfonsín le impuso a la dictadura fijando el 10 de diciembre para el
traspaso de mando, desde 2007 en la Argentina, además de
conmemorarse el Día Internacional de los Derechos Humanos se celebra –según lo
dispuesto por la Ley 26.323– el Día de la Restauración de la Democracia.
Por
Eduardo AnguitaDaniel Cecchini
domingo, 4 de octubre de 2020
Martínez – Parte 2
1920: El 8 de julio se funda el Club Atlético Martínez.
1922: Se habilita la primera línea de ómnibus de Hernández Quiroga. Iba desde la Estación de Martínez hasta el Cementerio de San Isidro por Alvear, Av. Santa Fe y Av. Centenario.
1923: Se inaugura la Central Telefónica en calle Sarmiento a cuadra y media de la estación.
1924: La Compañía de Electricidad construye la Estación transformadora Martínez en la calle Vicente López Nº 36
1925: Se realiza el corso de Martínez, en la calle Alvear y Eduardo Costa.
1927: Se construye el empedrado de las calles Alvear y Sáenz Valiente.
1928: El crecimiento de Martínez se observa en las elecciones: hay 9 mesas en San Isidro, 5 en Martínez, 2 en Boulogne y 2 en Beccar.
El 2 de octubre el Padre Agustin J. Allievi firma el boleto de compra de un terreno de 4.204,52 metros cuadrados por valor de $ 15.696,85 ubicado frente a la plaza 9 de Julio, para la construcción de la Parroquia.
En diciembre el P. Allievi designa al Pbro. Julio Sánchez Agüero para que se pusiera al frente de la Comunidad
1929: Un temporal destruye el espigón de Anchorena.
1930: El 13 de julio se colocó la piedra fundamental de la Iglesia y Colegio Santa Teresita. Se constituye una Comisión Ejecutiva para las obras presidida por la Sra. Adela Monasterio de Gil.
El 15 de septiembre se inaugura el Gran Mástil de la plaza 9 de Julio, en homenaje a la Revolución de 1930 y al General Uriburu.
1931: En el mes de junio se funda un periódico informativo denominado “La Voz del Pueblo” cuyo Director era el Sr. Santiago Gómez Tato.
1932: El 20 de noviembre llega la imagen de Santa Teresita traída desde San Isidro, acompañada de una caravana de 70 vehículos “totalmente ocupados”.
La Asociación “Los Amigos de Martínez” sostiene consultorios médicos y jurídicos gratuitos
1933: 4 de enero. La Asociación Santa Teresita reclama la presencia de un Cura. Se designa al Padre Luis Maria Fantón como “Director Espiritual”
El 23 de marzo se inaugura el Cine Astro, también utilizable para bailes.
El 13 de junio actúa Carlos Gardel.
El 1º de junio el Padre Alvaro Larumbe fue designado “Cura encargado”. Renuncia el P. Fantón.
El 8 de septiembre se funda el Club Social y Deportivo Rodríguez Peña.
1934: El Concejo Deliberante fija los limites de la Alcaldía de Martínez creada por Ley Nº 4361, según estas calles: Perú-Dardo Rocha por el Norte; el partido de San Martín por el Oeste y el de Vicente López por el Sur.
El 16 de julio se crea la Capellanía Vicaría (cuasi Parroquia) Santa Teresita del Niño Jesús. Sus límites eran: al Este las vías del FFCC Central Argentino: al Este las calles Perú-Dardo Rocha y su prolongación hasta tocar el partido de Gral. San Martín que constituía su límite Oeste y al Sur el partido de Vicente López.
1935: El 7 de febrero se funda el Club Vélez Sarsfield.
El 8 de febrero comienza a funcionar la Alcaldía de Martínez creada por Ley Provincial Nº 4361, siendo el primer Alcalde D. Carlos A. Leveratto.
El 8 de diciembre se inaugura el hipódromo.
1937: El 2 de octubre se coloca la piedra fundamental de los Estudios Argentina Sono Film y se descubre un monolito en homenaje a Don Ángel Bautista Mentasti recientemente fallecido.
1938: Se adelanta la construcción del mercado de Martínez en los terrenos donados por D. Guillermo Garbers.
En este año comienza sus filmaciones en Martínez la empresa cinematográfica Pampa Film, fundada por el Sr. Ferrando quien la explota hasta el año 1944.
1939: El 30 de octubre se funda la Sociedad de Bomberos Voluntarios de San Isidro.
También se inaugura un Dispensario Municipal de Lactantes, en las calles Sáenz Valiente y Carlos Pellegrini y los edificios de la Alcandía y el R. Civil (terrenos donación G. Garbers).
1940: La Escuela Nº 10 inaugura nuevo edificio.
1943: Se incendian los estudios de Argentina Sono Film.
El 20 de junio se designa como Parroquia la hasta entonces, Capellanía de Santa Teresita del Niño Jesús, extendiéndose su límite al Este hasta el Río de la Plata. El Pbro. Álvaro Larumbe continúa con su tarea apostólica en Martínez, ahora como Cura Párroco.
1944: El 30 de septiembre fue bendecido e inaugurado el Templo Parroquial de Santa Teresita.
1946: El 31 de diciembre Kurt Löwe compra los Estudios de la Filmadora Pampa Film.
1947: El 16 de octubre se inaugura el cine Bristol.
1948: Allí Natanson levanta la primera galería de Estudios Mapol y al año siguiente la segunda. El nombre es creado por Natanson: Ma por su hija María y Pol por su madre Pola.
1950: 26 de agosto. Un gran incendio en la fábrica de zapatillas de los Hnos. Macri, ubicada en la Calle Libertad casi esquina Luís Sáenz Peña, cuesta la vida a 12 operarias.
1951: 17 de agosto.La Asociación Martinense de Deportes realiza el Primer Torneo Atlético, el que es establecido como fecha de fundación.
1956: Los propietarios de Estudios Mapol anuncian que en la planta se iniciará la fabricación de electrodomésticos.
1954: El 17 de noviembre se rematan en bloque los Estudios Emelco, los que pasan al Banco Industrial, hoy Banco de Desarrollo, el que lo convierte en Club para su personal. (BANADE).
1957: Se inaugura la iglesia de la Virgen de Fátima de estilo Brutalista y el Teatro La Cova.
1966: El 25 de mayo se funda el San Isidro Automóvil Club.
1973: El 24 de julio, por ordenanza Nº 4533 se crea la “Plazoleta pública” ubicada en las calles Diag. Salta, Fray Luís Beltrán y Libertad, instituyéndosele el nombre de “Alfonsina Storni”.
1977: El 28 de septiembre fallece Monseñor Álvaro Larumbe quien fuera Párroco de Martínez
durante 45 años. Sus restos descansan en la Parroquia Santa Teresita.
Fallece Atilio Mentasti uno de los hijos del fundador de Argentina Sono Film y los estudios fueron vendidos.
1980: El 5 de julio fallece en su chalet de Alvear esquina Balcarce, el actor Luís Sandrini.
El 28 de septiembre por Ordenanza Nº 5504, “Impónese el nombre de Monseñor Larumbe a la calle San Juan, en toda su extensión”.
1981: 9 de julio, se descubre y bendice un nuevo busto del Brigadier Gral. Juan M. de Pueyrredón en la Plaza 9 de Julio, obra del escultor martinense Fernando Luís Pettinato.
El 18 de noviembre, por Ley provincial Nº 9771, se declara Ciudad a la localidad de Martínez, al cumplir el pueblo 110 años.
Por Ordenanza Municipal Nº 5686 se crea la Delegación Municipal de Martínez. En una Asamblea Vecinal se propone como Primer Delegado al vecino D. Héctor Jesús Arias.
Después de muchos años (excepto uno que organizó el Club 25 de Mayo en 1954 alrededor de la plaza) se realiza el Corso Oficial en la Avenida Santa Fe, el que se repite al año siguiente.
1982: La escuela Nº 4 dicta sus clases transitoriamente en el predio del sindicato de Luz y Fuerza para construir nuevo edificio.- (Perú y la costa)
1984: La escuela Nº 4 inaugura nuevo establecimiento educativo, en Vieytes 650 Martínez.
1996: El 21 de noviembre, por Ordenanza Nº 7492, se declara a la ciudad de Martínez “Capital de la Industria Cinematográfica y Televisiva”
2011 Se festeja con todo brillo el centenario de la plaza 9 de Julio la que con sus modificaciones sigue funcionando como corazón de un virtual centro cívico rodeado por la Iglesia, la Delegación Municipal y la Escuela Nº 9. La plaza sigue siendo el lugar adoptado para los actos patrios del 9 de julio, las Fiestas Patronales y otras festividades.
https://lapaginademartinez.com.ar/info-util/historia
Martínez – Parte 1
Cronología
Era
Prehispánica: Nuestros
primeros vecinos fueron los pueblos originarios llamados “Guaraníes de las
roxas”.
1580: El 24 de octubre Juan de Garay, después de pasar
por estas tierras provenientes de Asunción, repartió entre sus acompañantes lo
que se llamó “suertes” o “tierras de pan llevar”. Dentro de los límites de la
hoy ciudad se encontraban las Nos. 47, 48, 49, 50, 51 y 52.
1805: El 6 de marzo nace D. Victorino José de Escalada,
propietario de una chacra que al lotearse dio nacimiento a “Villa
Escalada”, núcleo central de nuestra ciudad. Su ubicación la podemos
determinar, dentro de la nomenclatura actual, delimitada por: al Este el Río de
la Plata; al Oeste con el Camino del Fondo de la Legua; al Norte con la calle
Pueyrredon-Cuyo y al Sur con la calle Alvear-H. Yrigoyen
1826: El 17 de julio nace D. Ladislao Federico
Martínez Castro. (No se encuentra la de su deceso)
1837: El 25 de septiembre los Reverendos Superio,
Berdugo, Majesté y Cabeza, de la Compañía de Jesús (Jesuitas) son transportados
en una carreta de bueyes a la chacra de Victorino José de Escalada, en una
Misión por la campaña, siendo la primera que se recuerda en nuestro pueblo.
Durante
su permanencia recibieron la visita del Obispo Mariano de Escalada, hermano de
Victorino José.
1863: El 12 de octubre los martinenses ven pasar
por primera vez atravesando los campos, el tren a vapor que unía Retiro con San
Isidro.
1871: El 18 de noviembre aquel tren se detiene por
primera vez en nuestra estación que comienza a ostentar el nombre de “Estación
Martínez”, nombre que luego se transmitió al poblado y se debe al propietario
de las tierras de la zona donde esta ubicada, pertenecientes en aquel entonces
a D. Ladislao F. Martínez Castro.
1877: El 11 de abril, ya retirado de la función pública
que ejerció por largos años, en el dilatado Pago de la Costa, muere en su
chacra de Martínez, D. Victorino José de Escalada. Se había desempeñado como
Juez de Paz y Alcalde de Hermandad durante los años: 1832/36/37/46/47/52/53/54.
Presidente Municipal-Juez de Paz en: 1860/65/66/, y Diputado ante el Congreso
de Buenos Aires, en 1857.
1900/1905: Los herederos de Victorino José de Escalada,
Agustín Mariano y Mercedes Llambí, lotean la parte de la chacra que iba de la
Avenida Santa Fe hasta el camino del Fondo de la legua, dando nacimiento a
Villa Escalada.
1900: Se instala el alumbrado eléctrico en el centro del
pueblo.
Funciona en el pueblo un Club Hípico del Norte. (No
hay datos de donde funcionaba)
1901: El 18 de agosto se funda la Sociedad Cosmopolita de
Socorros Mutuos.
1903: La Sociedad Cosmopolita de S. M. coloca la piedra
fundamental de un Dispensario, donde funcionó luego un Servicio Médico “…..que
esporádicamente recibía ayuda de la Municipalidad.”
1905: D. Guillermo Garbers dona a la Municipalidad de
San Isidro una fracción de tierra de 6.000 metros cuadrados, ubicada en la
calle Sáenz Valiente entre Italia y Carlos Pellegrini, “…..para plaza y
edificios públicos…”. Donación que en el año 1980 fue desconocida y vendida a
precio vil.
El Sr.
Juan P. Lynch dona el terreno para la Escuela Nº 4
1906: 5 de septiembre. La municipalidad instala una
bomba de agua para surtir los carros regadores del pueblo.
1908: El alumbrado público ya cuenta con 400 lámparas
eléctricas comunes, entre las Avenidas Manuel Aguirre y Santa Fe. De ésta
última hacia las lomas eran a querosene.
1910: El 17 de agosto se impone el nombre de Boulogne Sur
Mer a la Estación Talleres del FFCC Central Córdoba ubicada en las lomas de
Martínez, como un homenaje al Libertador en el Año del Centenario. (Dato suministrado
por el historiador Balmaceda)
1910: En homenaje al Centenario, la familia Saint
inaugura el monumento ubicado en el paseo de “El Águila” en la bajada al
Balneario del mismo nombre, con la obra del escultor Emilio Andena.
1911: El día 9 de julio, se “funda e inaugura” la
“Plaza 9 de Julio”.
Se
inaugura el Club Atlético Martínez, en Estrada y Güemes.
Un Sr.
Pedro Pacheco que tiene la papelería de un club de Colegiales llamado 25 de
Mayo se muda a Martínez y se la cede a los muchachos del Club Gladiador para
poder inscribirse en un Campeonato Amateur. Así El Gladiador toma el nombre de
Club 25 de Mayo.
1912: 9 de Julio. Sedescubre el primer busto del
Brigadier General Juan Martín de Pueyrredon, de autor anónimo, en el centro de
la plaza, el que continúa hasta el año 1976 en que se destruye por la acción
del tiempo.
Se crea
en el pueblo la Sociedad Cosmopolita Femenil, de la cual quedaron registros
hasta 1927.
28 de
julio. La Municipalidad instala una Subintendencia de Martínez, para lo cual
alquila una pieza en una casa privada.
1913: El 16 de noviembre se funda la Biblioteca Popular
Bernardino Rivadavia.
Por
Ordenanza del 19 de enero de 1913 se aprueba el trazado de un Barrio Parque (en
ese entonces, Martinez) al que se denominará “Parque Aguirre”.
Por la
misma Ordenanza se crea en el centro del Barrio Parque una plaza que se
denominará “Manuel A. Aguirre”.
1914: Se inaugura una sala de primeros auxilios a
cargo del Dr. Quiróz, con teléfono directo al corralón, donde hay una
ambulancia de tracción a sangre. (No se sabe donde funcionó)
Se fija
el ejido del pueblo, con estos límites: Norte: calle de Vivot; Sur: Nouguier y
Alvear; Este: Las Barrancas; Oeste: límites del barrio Delfín Gallo.
La
Municipalidad hace otro pozo de agua que cuesta $ 30.
Censo de
población: Cuartel 3º Martínez. Argentinos: Masc. 1395; Fem. 1421.
Extranjeros:
Masc. 1483; Fem. 1000; Totales en el pueblo: 5299 personas.
1915: El 3 de junio el Obispo de la Plata Mons.
Terrero, “celebró misa y bendijo la Casa y Capilla” “…en la quinta del Sr.
Cornejo”, en la calle Rawson, como sede provisoria del Asilo y Colegio San José
Las hijas
de D. Ladislao Martínez Castro donan una y media manzana de tierra para
levantar el Asilo y Colegio San José de las Hnas Adoratrices.
1919: Se habilita el balneario “Mar Dulce” en la bajada
de Pueyrredón. Se habilita la primera línea de ómnibus, Balneario El Águila a
estación Martínez.
jueves, 1 de octubre de 2020
Reforma Universitaria de 1918: la historia de los estudiantes que cambiaron la historia
En su
aniversario N° 100 (ahora 102), te proponemos un viaje hacia el pasado para
recuperar los detalles de un acontecimiento que transformó el devenir de la
enseñanza superior en Argentina y Latinoamérica.
En 1918, cuando el mundo todavía se desayunaba el
terror de la “Gran Guerra” y las potencias medían sus músculos a partir del
cálculo de los cadáveres de soldados y civiles del enemigo; cuando la Rusia de
Lenin, en estado de ebullición permanente, desempolvaba libros sagrados de
cerebros barbudos y actualizaba el sueño de la revolución; cuando un fascismo
todavía en pañales –desafortunadamente– aprendía a caminar; justo en ese
momento y no en otro: Argentina, también, exhibía sus intenciones de exhalar historia.
En 1918, el radical Hipólito Yrigoyen ocupaba el
“sillón de Rivadavia” (1) y se estrenaba como el primer presidente en haber
alcanzado el Ejecutivo Nacional tras la Ley Sáenz Peña (1912). Mientras tanto,
Córdoba contaba entre sus haberes más preciados con la Universidad más antigua
en el país. Fue fundada en 1613, cuando Argentina todavía no era Argentina y
cuando los únicos límites fronterizos eran los accidentes geográficos. Sin
embargo, cuatrocientos años después –en pleno siglo XX– con una independencia,
una constitución y con un Estado nacional más o menos organizado sobre las
espaldas, no existían demasiadas intenciones por parte de las autoridades
clericales de modificar sus rasgos elitistas. Frente a ello, el reclamo de los
estudiantes universitarios cordobeses, nucleados en centros, y sus intenciones
de modernizar un sistema vetusto y opaco no tardarían en llegar.
En junio de ese año se inició un movimiento
estudiantil que, si bien tuvo su epicentro en Córdoba, luego se expandió hacia
otras latitudes del país e, incluso, traspasó las barreras nacionales con un
eco que conquistó Latinoamérica. Así, la Reforma Universitaria, que comenzó en
la Universidad Nacional de Córdoba y halló en Deodoro Roca (2) a uno de sus
principales referentes, se anticipó medio siglo a lo que el mundo entero
conocería como “Mayo Francés”.
¿Qué pretendía reformar la Reforma de los estudiantes
reformistas?
Ahora bien, ¿de qué se trataba esta Reforma? ¿Por
qué suponía un auténtico giro copernicano en el sistema de enseñanza superior
en el país? Como premisa fundamental, la propuesta de los estudiantes los
restituía como actores centrales de la vida universitaria. Así, planteaba la
lucha colectiva de los pueblos latinoamericanos en el reclamo por la autonomía
(política, docente y administrativa) universitaria; el cogobierno (con
representantes de los distintos claustros de profesores, estudiantes y
egresados en el proceso de toma de decisiones); la asistencia libre; la defensa
de la gratuidad de la enseñanza; la libertad (para que los estudiantes pudiesen
escoger cursos paralelos al del profesor catedrático) y la periodicidad de
cátedra (que estipulaba plazos con mandatos fijos para el ejercicio de la
docencia); los concursos públicos para la distribución y la asignación de
cargos, la publicidad de todos los actos y la extensión cultural puertas afuera
de las instituciones.
El programa reformista apuntaba a democratizar las
condiciones de acceso y participación en un mundo universitario protagonizado
por jefes clericales; planteaba la reactualización de los planes de estudio y
de las metodologías para implementarlos, tan anacrónicos y enajenados de los
desafíos que un convulsionado siglo XX presentaba (3); reivindicaba la libre
expresión de ideas que habían quedado sepultadas; y, sobre todo, conducía hacia
una disputa de clase. Como golpe de efecto, la democracia en el sistema
universitario traería aparejada mejores condiciones para los individuos de
clase media que, con un título en mano, estarían en posiciones más favorables
para disputar espacios que hasta el momento solo eran colonizados por los hijos
del dinero. Abrir las venas de un sistema diseñado a imagen y semejanza de los
poderosos de turno.
Con este objetivo se crearía la Federación
Universitaria Argentina (FUA), para agrupar a los representantes de las
diversas organizaciones estudiantiles provenientes de distintas instituciones
universitarias bajo un mismo gremio, con objetivos programáticos y agendas
compartidas. Con un movimiento organizado y las ideas claras, cuando todo
estaba finalmente listo y el horno ya estaba para bollos, solo bastaba
sincronizar relojes y hallar el momento preciso.
La revolución de junio
En marzo de 1918, las agrupaciones estudiantiles
conformaron el “Comité Pro Reforma” con el propósito de reclamar modificaciones
menores en la estructura y el funcionamiento de la Universidad cordobesa. No
obstante, ante la negativa de las autoridades, el colectivo dio el primer paso
y declaró una huelga general del alumnado que retrasó el comienzo de las clases
hasta el 1° de abril. Como respuesta, Yrigoyen nombró a José Matienzo –el
entonces Procurador General de la Nación– como interventor, quien, tras
detectar irregularidades en el funcionamiento de la institución, suscribió a la
iniciativa de democratizar el estatuto universitario, declaró desiertos los
cargos de las autoridades (decanos y rector) y estipuló que la elección de las
jerarquías se realizaría con la participación total de los profesores. De esta
manera, se reanudaba el ciclo lectivo y se colocaban paños fríos a una
situación que levantaba temperatura, a tal punto que requería de la mediación
del Gobierno Nacional como remedio ante tanta fiebre.
El 15 de junio, cuando los decanos ya habían sido
escogidos, la Asamblea debía seleccionar al rector. El candidato oficial de los
sectores conservadores y de la cúpula clerical era Antonio Nores, mientras que
el liberal Enrique Martínez Paz se erigía como el representante propuesto desde
las entrañas del movimiento estudiantil. Tras dos votaciones, ninguna facción
obtuvo mayoría absoluta y, al realizarse el tercer intento, triunfó la fórmula
tradicionalista-jesuita. Este hecho desató la irrupción de los estudiantes en
la sala de reuniones y la interrupción de los comicios, bajo la denuncia de que
habían sido manipulados por las órdenes religiosas de la Iglesia Católica sobre
las que recaía el poder organizativo, material y espiritual de la casa de
estudios.
Las agrupaciones estudiantiles cosecharon el apoyo
de los partidos políticos populares y del sindicalismo, tomaron la Universidad,
rechazaron la proclamación de Nores al frente de la institución y se declararon
en “huelga indefinida”, una acción que halló la respuesta de estudiantes de
diversos puntos del país que se plegaron a la lucha.
El 21 de junio, las ideas del movimiento estudiantil fueron publicadas en la
“Gaceta Universitaria”, bajo el título “Manifiesto Liminar” (4), con frases
memorables de su autor anónimo, aunque conocido por todos: Deodoro Roca. El
documento contaba con un tono marcadamente anticlerical y antiimperialista:
“Desde hoy contamos para
el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que nos quedan son
las libertades que nos faltan”.(…) “La juventud Universitaria de Córdoba afirma
que jamás hizo cuestión de nombres ni de empleos. Se levantó contra un régimen
administrativo, contra un método docente, contra un concepto de autoridad”.
Allí, quince párrafos fueron suficientes para
condensar un texto bellísimo, escrito al calor de los acontecimientos y con una
profunda convicción de la imperiosa necesidad de las reformas emprendidas. Un
manuscrito fresco, inteligente y revolucionario, imagen calcada de los humores
que alimentaban ese caldo de cultivo en hervor permanente.
Más tarde, los sucesos siguieron más o menos así:
tras la renuncia de Nores al rectorado, en septiembre, los estudiantes
radicalizaron sus propuestas, ocuparon la Universidad y se distribuyeron los
decanatos que habían quedado vacantes. Así, los referentes estudiantiles
Horacio Valdés, Enrique Barrios e Ismael Bordabehe reemergieron como decanos de
las facultades de Derecho, Medicina e Ingeniería, respectivamente. No obstante,
la realidad de una institución de enseñanza superior comandada por estudiantes
retornó a su forma original de utopía con el desalojo y la detención de un
puñado de representantes por parte de la policía.
José Salinas –ministro de Justicia e Instrucción
Pública de la Nación– fue designado por Yrigoyen para intervenir la
institución, suscribió un decreto que incorporaba los reclamos estudiantiles
(tanto el cogobierno como buena parte de las iniciativas descritas) y,
finalmente, los líderes de la Reforma –incluido Roca– reingresaron a la
Universidad. Tal fue la magnitud del sismo estudiantil que durante la década de
1920 se detectaron réplicas en Chile, Perú y Cuba, y más tarde en México,
Paraguay y Brasil. Para 1921, la Reforma ya regía en todo el territorio
nacional.
(1) “En el imaginario de los argentinos circula el mito de que el reconocido
sillón presidencial de Casa Rosada es el que utilizó Bernardino Rivadavia. En
realidad el que se encuentra actualmente en el despacho del presidente no fue
el que usó Rivadavia durante su mandato. (…) corresponde a la primera
presidencia de Julio Argentino Roca. Data de 1885 y está conformado de madera
de nogal italiana. Fue decorado con la técnica dorado a la hoja, con lámina de
oro. Fue adquirido en la Casa Forest de París a fines del siglo XIX y ha sido
utilizado desde entonces por todos los presidentes de nuestro país”. Información
disponible en el sitio oficial de Casa Rosada.
(2) Deodoro Roca (1890-1942) se destacó como abogado, periodista,
activista por los derechos humanos. Sin embargo, fue reconocido popularmente
como uno de los máximos referentes de la Reforma estudiantil de 1918 y por la
redacción del Manifiesto liminar. Aunque el texto es de carácter anónimo,
siempre se supo que había sido obra de su pluma exquisita. Fue considerado por
Ortega y Gasset como “el argentino más eminente de los que había conocido” y
para Ezequiel Martínez Estrada, se constituyó como“el escritor político
argentino más importante del siglo XX”. Información disponible en el sitio de
la Universidad Nacional de Córdoba.
(3) A tal punto que, por ejemplo, no se permitía la enseñanza de las
teorías evolucionistas como las de Charles Darwin.
(4) Disponible en el
sitio oficial de la Universidad Nacional de Córdoba.
http://www.unq.edu.ar/noticias/3551-reforma-universitaria-de-1918-la-historia-de-los-estudiantes-que-cambiaron-la-historia.php
sábado, 19 de septiembre de 2020
"Historias de la Argentina secreta": gauchos de Carmen de Areco, 1991
viernes, 4 de septiembre de 2020
jueves, 3 de septiembre de 2020
Radicalizar la Reforma Universitaria. La fracción revolucionaria del movimiento estudiantil argentino, 1918-1922 - Parte 5
Frente a esas tendencias, el ala radicalizada se agrupó en tres nuevas revistas que resultarían decisivas en el reemplazo del internacionalismo, que apostaba por una inminente revolución, por un latinoamericanismo orientado a denunciar el imperialismo estadounidense. Por un lado, desde Córdoba Julio Acosta dirigió a la publicación Córdoba, un "decenario de crítica social y universitaria" que entre 1923 y 1925 difundió colaboraciones de los miembros del grupo Justicia y otros líderes reformistas cordobeses, en las que ya no prima el entusiasmo revolucionario pero continuaba el intento de inscribir el movimiento universitario en la cultura de izquierdas. En afinidad con ellos, el boletín porteño Renovación (1923-1930), que dirigió el joven Gabriel Moreau bajo la iniciativa de José Ingenieros, priorizó la circulación de artículos y ensayos (provenientes de líderes estudiantiles argentinos y latinoamericanos) sobre los intentos de democratizar las universidades y el antiimperialismo, y en 1925 se convirtió en el órgano de la Unión Latino Americana (suerte de partido de intelectuales inspirado en el grupo Clarté y orientado por Ingenieros y Palacios).41 A ellos se sumó en 1925 Sagitario, revista platense fundada por tres líderes reformistas que abandonaban el proyecto de Valoraciones para editar hasta fines de 1927 el órgano cultural de la Unión Latino Americana.
Junto a esas diversas reorientaciones del movimiento reformista, se difuminaba la presencia del anarquismo entre los universitarios, aunque la reflexión y militancia pedagógica libertaria continuarían siendo importantes. Como ha mostrado Doeswijk, hacia 1925 la mayoría de los militantes anarcobolcheviques se reincorporaron al anarquismo "puro"; primero animaron la Alianza Libertaria Argentina y en las décadas siguientes la Federación Anarco Comunista Argentina y la Unión Socialista Libertaria. Los líderes estudiantiles anarcobolcheviques Luis Di Filippo y Juan Lazarte siguieron un recorrido ligado a esos grupos, mientras que Julio R. Barcos, con su ensayo Política para intelectuales de 1931, bregó por la adscripción al yrigoyenismo.
Como señalamos en la introducción, la trama estudiantil bolchevique que aquí reconstruimos no fue recordada por la historiografía de la Reforma (a la que se han incorporado recientemente las revistas, la correspondencia y otras fuentes que solían descalificarse como "menores") ni por la historiografía anarquista y socialista (sin interés en mostrar el entusiasmo de estas corrientes políticas ante los inicios de la Revolución rusa). A ello se sumó la operación sobre los propios itinerarios que realizaron varios líderes de esa fracción radicalizada. En efecto, en los años treinta Biagosch, Roca y Bermann continuaban reconociéndose como líderes del ala radicalizada de la Reforma, Lazarte la reivindicaba en el citado balance y los antiguos insurrexits Hipólito Etchebéhère y Mika Feldman partían a Berlín tras una inminente revolución comunista.42 En cambio, Astrada, Taborda, Monner Sans y Solari nada dirían de su intento de acercar la Reforma al bolcheviquismo, pues los dos primeros se identificaban con un nacionalismo acusado de simpatizar con el fascismo y los dos últimos militaban en las filas del PS.
Para concluir, subrayemos que el recorrido por las diversas revistas estudiantiles radicalizadas, además de complejizar la historiografía de la Reforma, ilumina un significativo intento de reformular las identidades de izquierdas. Con ello esta investigación sugiere que, en su intento de recuperar sus diversas expresiones, la historia de las izquierdas latinoamericanas necesita atender no solo a las grandes líneas organizativas, sino también a los pequeños grupos y las breves revistas que surgieron de la confrontación con dichas líneas y que, para los historiadores, comienzan a ser visibles cuando se introducen fuentes historiográficas que tendieron a ser poco valoradas.
Notas
OBRAS CITADAS
I. Fuentes primarias
Archivos
Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas, Buenos Aires, Argentina
Fondo de la Internacional Comunista
Publicaciones periódicas
Revistas
Ariel. Revista del Centro de Estudiantes Ariel (Montevideo) 1919-1931.
Bases. Tribuna de la juventud (Buenos Aires) 1919-1920.
Boletín de la Federación Universitaria Argentina (Buenos Aires) 1920-1922.
Clarín (Buenos Aires) 1919-1920.
Córdoba. Decenario de crítica social y universitaria (Córdoba) 1923-1925.
Cuadernos del Colegio Novecentista (Buenos Aires) 1917-1919.
Cuasimodo (Panamá-Buenos Aires) 1919-1921.
Documentos del progreso (Buenos Aires) 1919-1922.
Germinal. Órgano de la Asociación de Estudiantes de la Escuela Nacional de Comercio (Rosario) 1922-1923.
Ideas. Órgano del Ateneo de Estudiantes Universitarios (Buenos Aires) 1915-1919.
Inicial (Buenos Aires) 1923-1926.
Insurrexit. Revista Universitaria (Buenos Aires) 1920-1921.
La Antorcha. Órgano Oficial del Centro de Estudiantes del Nuevo Colegio Nacional (Rosario) 1920.
La Gaceta Universitaria (Córdoba) 1918-1922.
La Gaceta Universitaria (Santa Fe) 1919.
La Reforma: Editado por el Comité Pro-Afianzamiento de la Reforma Educacional (La Plata) 1921.
Mente. Revista de crítica social (Córdoba) 1920.
Sagitario (La Plata) 1925-1927.
Verbo Libre. Periódico estudiantil de ideas y crítica (Rosario) 1920.
Valoraciones. Humanidades, crítica y polémica (La Plata) 1923-1928.
Vía Libre. Publicación mensual de crítica social (Buenos Aires) 1919-1922.
Periódicos
El comunista [Rosario] 1920-1921.
El trabajo. Diario de la mañana [Buenos Aires] 1921-1922.
Documentos impresos y manuscritos
Abad de Santillán, Diego y Emilio López Arango. El anarquismo en el movimiento obrero en la Argentina. Barcelona: Cosmos, 1925.
Del Mazo, Gabriel, ed. La Reforma Universitaria. Buenos Aires: FUA, 1927.
Lazarte, Juan. Líneas y trayectorias de la Reforma Universitaria: Buenos Aires: Argos, 1935.
II. Fuentes secundarias
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