La historia es la única rama del conocimiento que nos puede decir qué fuimos en el pasado, qué somos en el presente y qué seremos en el futuro.
martes, 31 de enero de 2017
Arroz con leche
Dirección Carlos Schlieper
Elenco: Ángel Magaña, Malisa Zini, Amelita Vargas, Héctor Calcaño y Esteban Serrador.
Argentina (Comedia/1950)
domingo, 29 de enero de 2017
La historia del futbol en Argentina - documental 1964
El juego más hermoso del mundo, documental argentino con la presentación de la Cabalgata Gillette, narrada por Antonio Carrizo y Fioravanti.
Historia nacimiento del fútbol. Representación de hombres marineros jugando a la pelota. Chicos jugando en el potrero. Animación sobre como se fue realizando el reglamento. Foto fija del Lomas Athletic Club campeón de 1893 con nombre de los integrantes del equipo. Foto fija del Alumni con nombre de los integrantes del equipo. Representación de juego como inicio en la Argentina. Foto fija de la inauguración del campo de Coglan, del English High School. Vistas titular de Diario "Buenos Aires Herald" donde esta escrito nueva victoria del English High School, derrota al Lomas Academy (16/6/1900). Foto fija equipo del Racing Club de 1915 con Ochoa, Reyes y otros. Vistas del puerto de Buenos Aires y La Boca. Foto fija y nombres de los que se iniciaron en el Club Boca Juniors. Vistas estadio de River Plate y jugadores entrenando como por ejemplo Carlos Peuchele. Vistas de Bernabé Ferreyra (la fiera y el mortero de rufino) saliendo al campo de juego para entrenar. Entrena equipo de la maquina; Juan Carlos Muñoz, José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Angel Labruna y Loustau. http://www.difilm-argentina.com/detal...
Fecha: 1964
Duración: 34 minutos 24 segundos
Código del film: F-00240
Copyright Archivo DiFilm - Consultas por material de archivo
difilm@sinectis.com.ar - http://www.difilm-argentina.com
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miércoles, 25 de enero de 2017
Final Nacional 77: Talleres 2 - Independiente 2
La hazaña más grande de la historia del fútbol argentino. Independiente ganaba 1-0 con gol de Outes pero en el complemento los cordobeses empataron de penal y luego se pusieron en ventaja con un gol con la mano. El Rojo protestó y Larrosa, Galván y Trossero se fueron expulsados. El equipo se quería retirar pero el Pato Pastoriza les dijo que jueguen. Con tres menos Independiente llegó al empate gracias a la magia de Bertoni y Bochini y así el Rojo se consagró campeón.
lunes, 23 de enero de 2017
LAVALLOL - Parte 2
El amanecer de un martes de mayo de 1932, en un yuyal a
pocos metros de la calle Llavallol y la futura avenida General Paz, apareció
asesinado Nutryj, un linyera que merodeaba o mejor dicho, sobrevivía, en esa
zona de excavaciones de los viejos hornos de ladrillos. El periódico barrial
“La Razón de Villa Devoto” de la edición del día 14, publicaba una foto donde
una multitud de niños se apiñaban alrededor del cadáver.
Poco agregaba el relato periodístico “descubierto el cadáver
el día martes…el personal policial se encuentra trabajando en relación al
alevoso crimen del súbdito polaco Diort Nutryj, de 25 años, casado, de quien no
se conoce domicilio ni profesión…se presume producto de una venganza o de un
robo, cuyos autores hayan sido otros vagabundos que merodean los terrenos
adyacentes al Ferrocarril Central Argentino”
En la edición siguiente del mismo periódico, continuando la
nota anterior, incluía una foto donde aparecía un policía con una enorme
plancha de hierro, que según se afirmaba, “era el arma homicida con la cual le
habrían partido el cráneo y le produjo su deceso”.
Muchas conjeturas se construyeron sobre vida y trágica
muerte de Nutrij, hecho que sacaría de la rutina habitual a aquellos vecinos
del nordeste devotense, el tiempo se encargo de sepultar esta historia, cuanto
misterio quedo encerrado en ese final del joven polaco, cuantas ilusiones
posiblemente enterradas con su triste final.
LLAVALLOL - Parte 1
Una Calle, su significado y una historia
Por
Norberto Malaguti
Recurriendo al trabajo investigativo desarrollado por
nuestro compañero Alberto Rodolfo Gawronski en el libro “Villa Devoto”
“Historia y significado de sus calles, plazas y avenidas”, extraemos:
“Antiguamente llamada Atenas, desde el 28 de octubre de 1904
lleva su actual denominación. Nace en General Cesar Díaz 3399 y termina en
Larsen al 3400” ...
“Felipe Llavallol, un hábil comerciante nacido en Buenos
Aires en 1802, un 26 de diciembre. Estudio en su ciudad natal y su inclinación
fue para la carrera mercantil, formando parte de una casa mayorista de su padre
que fue muy acreditada y antigua”.
Participo en la carrera pública, desempeñando el cargo con
lealtad, eficacia y patriotismo, fue miembro del Tribunal de Comercio en 1847,
mas tarde en 1852 fue diputado de la Legislatura y presidente de la
misma…senador y presidente del alto cuerpo en 1855” .
“Fue miembro de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires,
Administrador de la Lotería Nacional, Presidente del Ferrocarril del
Oeste…Vicegobernador de Buenos Aires,... fundador de la Asociación San Vicente
de Paul.”
Falleció en Buenos Aires el 4 de abril de 1874.
sábado, 21 de enero de 2017
Presidencia de Alfonsin – Parte 23
Fin
del mandato
Alfonsín
debía terminar su mandato el 10 de diciembre de 1989. Sin embargo, por razones
electorales vinculadas a la grave situación económica, decidió adelantar
considerablemente la fecha de las elecciones estableciéndolas el 14 de mayo,
casi siete meses antes de la entrega del mando. Alfonsín, en el futuro, calificaría
como “un error tremendo” de su parte, haber adelantado las elecciones de esa
manera.[51]
Los
dos candidatos con posibilidades de resultar elegidos eran el radical Eduardo
Angeloz, por la Unión Cívica Radical, y el peronista Carlos Menem, por el
Partido Justicialista.
Hasta
enero de 1989 la posibilidad de que la Unión Cívica Radical volviera a ganar
las elecciones tenía un serio fundamento en las encuestas electorales. Sin
embargo, a partir de febrero, el proceso hiperinflacionario destruyó toda
posibilidad de triunfo. El diario Ámbito Financiero de Buenos Aires, en aquel
año, tituló “Golpe de Mercado” y analizó de este modo la fuerza real que había
producido la derrota del radicalismo:
“Esta
Argentina democrática no quiere más golpes de Estado militares pero ha adoptado
una estrategia para defenderse de la demagogia de los políticos”.[52]
Las
elecciones se realizaron en medio del proceso hiperinflacionario y en un clima
de desorden y saqueos. El 14 de mayo Carlos Menem triunfó con el 47% de los votos,
frente a 32% del candidato radical. En ese mismo mes la inflación alcanzó el
78% mensual y la pobreza comenzó a crecer de modo exponencial: en mayo era del
25% y en octubre del 47%. El 30 de mayo Alfonsín decretó el estado de sitio. La
situación era insostenible y poco después Alfonsín anunció que entregaría el
poder en forma anticipada, lo que se realiza el 8 de julio de 1989. De ese modo
y en esas condiciones se cumplió la primera sucesión entre dos mandatarios
constitucionales civiles de distintos partidos desde 1916.
Presidencia de Alfonsin – Parte 22
En
1987 Alfonsín cambia su táctica de confrontación con el movimiento obrero y
ofrece el Ministerio de Trabajo a uno de los principales dirigentes sindicales
del país, Carlos Alderete, secretario general de Luz y Fuerza. Como resultado
de este acuerdo, el gobierno de Alfonsín elaboró una nueva Ley Sindical que fue
aprobada en 1988 (Ley 23.551), con el apoyo unánime de todos los sindicatos y
parlamentarios de todos los partidos políticos. En cambio fue cuestionada ante
la OIT por la Unión Industrial Argentina (UIA), la principal organización
empresarial de Argentina. Esta queja sería continuada en los años 1990 por la
CTA.[50]
Otros
actos de gobierno
Durante
su gobierno el presidente Alfonsín abordó otras cuestiones de relativa
importancia como:
la
creación del Consejo para la Consolidación de la Democracia que llegó a
elaborar un proyecto de reforma constitucional;
el Congreso Pedagógico de 1988;
viajes internacionales, entre ellos a los Estados Unidos, la Unión Soviética, China, España
estrechas relaciones con el nuevo gobierno democrático de Uruguay;
elección de Dante Caputo como presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989;
la circunstancia de haberse producido durante su gobierno el triunfo de la selección argentina en la Copa Mundial de Fútbol, encabezada por Diego Armando Maradona, quienes utilizaron el balcón de la Casa Rosada para festejar; la toma del Regimiento Militar de La Tablada en 1989, por el grupo guerrillero ERP-Todos por la Patria, encabezado por Enrique Gorriarán Merlo;
las relaciones políticas con el justicialismo; la participación en su gobierno de socialistas y conservadores; la dinámica política implementada en materia de cooperativas; apoyo al cine nacional que obtuvo en su período un premio Oscar con “La Historia Oficial”; el llamado a conformar un “tercer movimiento histórico”;
la política nuclear y espacial.
el Congreso Pedagógico de 1988;
viajes internacionales, entre ellos a los Estados Unidos, la Unión Soviética, China, España
estrechas relaciones con el nuevo gobierno democrático de Uruguay;
elección de Dante Caputo como presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989;
la circunstancia de haberse producido durante su gobierno el triunfo de la selección argentina en la Copa Mundial de Fútbol, encabezada por Diego Armando Maradona, quienes utilizaron el balcón de la Casa Rosada para festejar; la toma del Regimiento Militar de La Tablada en 1989, por el grupo guerrillero ERP-Todos por la Patria, encabezado por Enrique Gorriarán Merlo;
las relaciones políticas con el justicialismo; la participación en su gobierno de socialistas y conservadores; la dinámica política implementada en materia de cooperativas; apoyo al cine nacional que obtuvo en su período un premio Oscar con “La Historia Oficial”; el llamado a conformar un “tercer movimiento histórico”;
la política nuclear y espacial.
Presidencia de Alfonsin – Parte 21
Política
laboral
Uno
de los pilares del discurso de Alfonsín que lo llevó a la victoria en 1983 fue
la denuncia de un supuesto “pacto sindical-militar”. La denuncia estaba
orientada a identificar al peronismo con el autoritarismo y a subsumir al
sindicalismo en el peronismo.
Siete
días después de asumir el gobierno Alfonsín abrió la confrontación frontal con
los sindicatos, enviando al Congreso, sin consulta ni diálogo alguno, un
proyecto de reforma sindical conocido como “Ley Mucci”, con el objetivo de
incluir a las minorías en los organismos de dirección de los sindicatos. El
proyecto fue aprobado por la Cámara de Diputados pero rechazado por la Cámara
de Senadores, dominada por la oposición peronista que controlaba la CGT.
Pero
el proyecto tuvo el efecto de unir rápidamente a todos los sectores sindicales,
y establecer una lógica de confrontación entre el gobierno radical y los
sindicatos, que se expresará en 13 huelgas generales organizadas por la CGT.
Estas huelgas fueron calificadas como políticas, ya que al estar la CGT
controlada por el peronismo, la huelga general era un instrumento que utilizaba
el Partido Justicialista para entorpecer la acción del gobierno radical.
Por
su parte el gobierno radical se opuso frontalmente a restablecer los mecanismos
de negociación colectiva, con el fin de preservar en manos del Estado el poder
de fijar los salarios.[48]
En
los seis años del gobierno radical se realizaron casi 4.000 huelgas sectoriales
y de empresa (67% en el sector público) y 13 huelgas generales.[49]
Presidencia de Alfonsin – Parte 20
También
se abrió un gran debate sobre la eventualidad de que la Ciudad de Buenos Aires
retornara a la jurisdicción de la provincia de Buenos Aires, lo que se resolvió
con el artículo 6º de la ley 23.512, el cual establecía la provincialización de
la Ciudad una vez que las autoridades federales estuvieran radicadas en la
nueva capital y que se debería convocar a una Convención Constituyente para
organizar sus instituciones. Esta ley fue el antecedente inmediato de la
autonomía porteña actual.
Cuando
Carlos Saúl Menem asumió la presidencia intentó continuar con el proyecto de
traslado de la Capital, pero posteriormente, presionado por los sectores
liberales con quienes se alió políticamente, decidió anularlo disolviendo el
ENTECAP, liquidando sus bienes y propiedades. La ley de traslado aún está
vigente ya que nunca fue derogada por el Congreso.
Quienes
apoyaron el proyecto le han criticado a Alfonsín su falta de decisión política
para llevarlo adelante y no haber ejecutado actos que hicieran irreversible el
traslado, “mediante acciones de gobierno en Viedma, como firmas de
decreto”.[46] El propio Alfonsín se arrepiente de no haberlo hecho, cuando le
respondió a un periodista: “No haberme ido, aunque sea con una carpa, a Viedma
como Capital. Ese fue un error grosero”.[47] También se critica a los
funcionarios por él nombrados al frente del ENTECAP de dilatar los tiempos
haciendo estudios y maquetas y de diseñar un proyecto demasiado costoso, el
cual le daba argumento a los opositores del mismo. Este organismo además fue
muy cuestionado por funcionar más en Buenos Aires que en Viedma, donde debía
tener su sede.
A
pesar de haber sido anulado por el gobierno menemista, en muchas oportunidades
Raúl Alfonsín manifestó su anhelo de que algún gobierno retome el proyecto de
Traslado de la Capital. En 1990 se incluyó el tema en el punto III, que se
refiere al Federalismo, de las Bases de Acción Políticas de la Unión Cívica
Radical, el cual dice: “…Propiciar el reordenamiento territorial y la desconcentración
de la población. Implementar oportunamente el traslado de la Capital Federal”.
La Convención Constituyente de 1994, que surgió de la firma del Pacto de
Olivos, introdujo en el nuevo texto constitucional la posibilidad de trasladar
la Capital Federal fuera de la Ciudad de Buenos Aires y la provincialización de
esta última, a través de los artículos 45º y 129º. El primero de éstos sostiene
que “La Cámara de Diputados se compondrá de representantes elegidos
directamente por el pueblo de las provincias, de la ciudad de Buenos Aires, y
de la Capital en caso de traslado…” y el segundo dice que, “La ciudad de Buenos
Aires tendrá un régimen de gobierno autónomo, con facultades propias de
legislación y jurisdicción…” pero que “…Una ley garantizara los intereses del
Estado Nacional, mientras la ciudad de Buenos Aires sea capital de la Nación…”
Presidencia de Alfonsin – Parte 19
Traslado
de la capital
El
16 de abril de 1986, Raúl Alfonsín dio desde los balcones del ministerio de
economía de la provincia de Río Negro un efusivo discurso donde invitaba a los
argentinos a “avanzar hacia el sur, hacia el mar y hacia el frío” y donde
anunciaba el traslado de la Capital Federal al área patagónica integrada por
las ciudades de Carmen de Patagones (en la Provincia de Buenos Aires), Viedma y
Guardia Mitre (ambas en la provincia de Río Negro). Se trataba de un ambicioso
proyecto, el cual es conocido como Proyecto Patagonia, cuyo fin era
descentralizar el poder político y económico del país, excesivamente
concentrado en el Gran Buenos Aires, promoviendo también el poblamiento de la
Patagonia.
Para
concretar el proyecto el Congreso de la Nación sancionó la Ley Nº 23.512 y se
creó el Ente para la Construcción de la Nueva Capital – Empresa del Estado
(ENTECAP), que debía diseñar y planificar la construcción de los edificios
donde funcionarían los organismos administrativos del Gobierno y las diferentes
obras de infraestructura necesarias para el asentamiento de población y evitar
el impacto demográfico negativo en los habitantes de las ciudades y pueblos ya
existentes en el área federalizada.
El
proyecto tuvo enorme rechazo de los sectores ligados a los intereses políticos
y económicos de la ciudad de Buenos Aires y de los medios de comunicación
porteños, los cuales lo tildaban de “costoso”, “faraónico” e “innecesario”.
Este frente político antitraslado que se armó estaba integrado fundamentalmente
por los sectores liberales, que tenía entre sus principales líderes y
referentes al ingeniero Álvaro Alsogaray, quien desde un primer momento se
opuso al traslado. Estos sectores hicieron todo lo que estaba a su alcance para
tirarlo abajo.
Presidencia de Alfonsin – Parte 18
Divorcio
En
Argentina el primer proyecto de ley de divorcio vincular fue presentado en 1888
pero su tratamiento fue bloqueado sucesivamente por los sectores católicos y
conservadores. En 1954, el presidente Juan Domingo Perón en su etapa de
enfrentamiento con la Iglesia Católica impulsó un proyecto que fue transformado
en ley. Como represalia el Papa excomulgó a varios legisladores peronistas. El
golpe de estado conocido como Revolución Libertadora derogó la ley en 1955. En
1984 Argentina era uno de los pocos países en el mundo en el que no existía el
derecho al divorcio vincular; en ese momento existían 3.000.000 de personas, un
10% de la población, separadas de hecho, inhabilitadas para volver a casarse
legalmente.
Bajo
el gobierno de Alfonsín fue presentado nuevamente un proyecto de ley de
divorcio vincular, que fue sancionado como Ley 23.515 del 8 de junio de 1987 a pesar de una fuerte
presión ejercida por la Iglesia Católica, incluso recurriendo a manifestaciones
públicas, que no resultaron convocantes. La Iglesia presionó entonces al
presidente Alfonsín para que vetara la ley, pero ello no sucedió.
La
Comisión Episcopal Argentina discutió entonces la posibilidad excomulgar a los
legisladores que votaran la ley, pero la idea no prevaleció. Sin embargo, el
obispo de Lomas de Zamora, monseñor Desiderio Collino, excomulgó a los
diputados de su diócesis.[42]
La
Iglesia Católica, que mantuvo siempre una tirante relación con el presidente
Alfonsín, se mostró dividida frente a la ley de divorcio. El sector más
conservador, encabezado por el obispo de Mercedes (Buenos Aires), Emilio
Ogñenovich, organizó una procesión a Plaza de Mayo encabezada por la Virgen de
Luján. Ante la escasa cantidad de asistentes, Ogñenovich acusó a los obispos
ausentes de haber traicionado el compromiso.[43]
Por
otra parte, los sectores más abiertos de la Iglesia, mantuvieron una posición
crítica sin ser intolerante, como el caso del obispo Josto Oscar Laguna que
manifestó: “El divorcio es un mal, pero es un mal para los católicos, y no
podemos imponer en una sociedad plural una ley que toca a los católicos. Son
los católicos los que tienen que cumplirla y no el resto”.[44]
Presidencia de Alfonsin – Parte 17
Plan
Alimentario Nacional
Alfonsín implementó el “Plan Alimentario Nacional” (PAN), que se hizo conocido por su Cajas PAN, como solución de emergencia para afrontar el hambre y la pobreza.
El
plan PAN se implementaba mediante la distribución de cajas de alimentos a
través de los municipios. Autores críticos delinean que no se trataba de un
programa dirigido a reducir la pobreza estructural sino de una medida que
seguía la tradición asistencialista del Estado argentino y de corto plazo.[40]
Durante
el gobierno de Alfonsín la pobreza mostró una tendencia ascendente. Mientras
que en 1980 la pobreza (NBI) en el Gran Buenos Aires (GBA) estaba en 6% con
1,5% de personas indigentes, en el 1986 -tres anos después de asumir el
gobierno de Alfonsín- el índice de pobreza en el Gran Buenos Aires ya alcanzaba
al 11% (alrededor de 1.265.000 personas) y 2,6% de indigencia.[41]
La
crisis hiperinflacionaria y la destrucción de la moneda, llevó la pobreza al
47%, volviendo a su nivel previo en 1991.
El
PAN inspiró posteriormente otros planes similares implementados en otros países
latinoamericanos.
Patria
potestad compartida
En
Argentina, la patria potestad compartida había sido establecida en 1949,
mediante la reforma constitucional realizada ese año. La derogación de dichas
reformas por proclama militar en 1956, y la ratificación de dicha derogación
por la Convención Constituyente de 1957, restableció la desigualdad de la mujer
frente al hombre por varias décadas más. En 1974 el Congreso volvió a
establecer la patria potestad compartida, pero la presidenta María Estela
Martínez de Perón vetó la ley. Básicamente los influyentes sectores
conservadores en Argentina argumentaban que la unidad de la familia exige que
uno de los cónyuges tenga “la última palabra”, y que por razones culturales y
tradicionales, resultaba razonable que esa facultad fuera atribuida por la ley
al varón.
En
1985, durante el gobierno de Alfonsín se restableció la patria potestad
compartida, mediante la Ley 23.234, un derecho largamente reclamado por las
mujeres.
viernes, 20 de enero de 2017
Presidencia de Alfonsin – Parte 16
Con
ese fin, el 29 de julio de 1985, en Lima, aprovechando el encuentro de
presidentes para asistir a la asunción del presidente Alan García, Argentina,
Brasil, Perú y Uruguay anunciaron juntos la creación del Grupo de Apoyo a
Contadora (o Grupo de Lima). Ambos grupos de países juntos fueron conocidos
como el Grupo de los Ocho, y desempeñó un papel muy importante en la
pacificación de América Central.
Particularmente importante fue su actuación
cuando los países centroamericanos adhirieron a las propuestas del Grupo de los
Ocho, el 14 de enero de 1986 mediante la Declaración de Guatemala.
Más
adelante del Grupo de los Ocho amplió sus preocupaciones a otros problemas de
interés regional, abordando la situación de las islas Malvinas (exhortando a la
negociación entre Argentina y Gran Bretaña), la deuda externa y el
proteccionismo de los países desarrollados.
A
partir de 1990 el Grupo Contadora adoptó el nombre de Grupo de Río.
Cultura,
educación y transformaciones sociales
Alfabetización
y universidad
El
gobierno de Alfonsín instrumentó un Plan Nacional de Alfabetización (PNA)
diseñado por la profesora Nélida Baigorria. Al asumir el gobierno los datos del
censo de 1980 indicaban un analfabetismo de 6,1%. En el censo de 1991 el
analfabetismo se había reducido a 3,7%, porcentaje similar al que registran
España y Canadá.[39]
En
1988, el PNA de Argentina recibió el premio otorgado por la Asociación
Internacional de Lectura de la Unesco.
En
la Universidad, reorganizó las universidades nacionales bajo los principios de
la Reforma Universitaria, básicamente garantizando la autonomía universitaria
plena, el cogobierno entre docentes, estudiantes y graduados y la gratuidad de
los estudios de grado.
miércoles, 18 de enero de 2017
Presidencia de Alfonsin – Parte 14
El
propio Alfonsín realizó años después esta conclusión sobre las consecuencias de
aquel Tratado:
Debemos
mirar con orgullo y esperanza lo mucho que han progresado las relaciones entre
la Argentina y Chile a lo largo de los últimos 21 años, alcanzando niveles
insospechados de confianza mutua y cooperación.
Desde aquellos difíciles
primeros años, el camino transcurrido ha sido muy grande y la relación con
Santiago constituye ahora uno de los pilares centrales e indispensables de la
política exterior de nuestro país. Además, Chile participa como país asociado
al Mercosur y en forma plena en la Comunidad Sudamericana, proyectos de
integración que buscan unirnos en un destino común.
La inmensa cordillera se ha
transformado en un nudo de unión, desde donde podemos mirar ilusionados al
horizonte, que nos anuncia un futuro mejor. Raúl Alfonsín
El
Grupo de Cartagena y el intento de formar un club de deudores
El
gobierno de Alfonsín intentó crear mecanismos multilaterales, para tratar la
cuestión de la deuda externa, que permitieran a los países latinoamericanos
actuar conjuntamente.
La heterogeneidad de los países latinoamericanos, y
principalmente la decisión final de México y Brasil de negociar bilateralmente,
limitó considerablemente las posibilidades que abría una acción conjunta. Sin
embargo, los intentos de formar un “club de deudores” impulsados por el
gobierno de Alfonsín, anticiparían los procesos de integración subregional y
regional que se producirían en la década de 1990, y coaliciones multilaterales
Sur-Sur, como el Mercosur, la Comunidad Sudamericana de Naciones y sobre todo
el Grupo de los 20.
El
llamado Grupo de Cartagena comenzó a tomar forma en enero de 1984, en la
Conferencia Económica Latinoamericana (CELA) realizada en la ciudad de Quito, a
iniciativa del presidente de Ecuador Osvaldo Hurtado.
martes, 17 de enero de 2017
Presidencia de Alfonsin – Parte 13
Ello
llevó a Alfonsín a tratar de crear un fuerte consenso interno que le permitiera
aprobar la propuesta del Vaticano y al mismo tiempo evitar el fortalecimiento
de los militares golpistas en ambos países. Existía el peligro cierto de que la
mayoría peronista en el Senado, presionada por la exigencia de defender la
soberanía, rechazara la propuesta del papa Juan Pablo II.
Alfonsín
entonces, primero incluyó en el Acta de Coincidencias entre los partidos
políticos que se firmó el 7 de junio de 1984, un punto estableciendo que debía
aceptarse la propuesta que hiciera el Vaticano. El Acta fue firmada por 16
partidos políticos, incluido el peronismo, siendo rechazada por 4.[34]
Pero
fundamentalmente Alfonsín buscó generar un sólido consenso interno mediante una
consulta popular no vinculante, pero que presionara a los senadores. Si bien
los principales líderes del peronismo (Lúder, Cafiero, Carlos Menem, Lorenzo
Miguel, Isabel Perón) estaban a favor de aceptar la propuesta papal, la
oposición a la misma había crecido y sumaba a varios senadores peronistas como
José Humberto Martiarena, Oraldo Britos, Francisco Villada, Vicente Leónidas
Saadi, Olijuela del Valle Rivas, Libardo Sánchez; radicales como Ramón Vázquez;
nacionalistas como Marcelo Sánchez Sorondo, Alfredo Rizzo Romano, Alberto
Asseff; socialistas como Alicia Moreau de Justo y Jorge Abelardo Ramos, entre
otros.
En
esas condiciones se produjo el famoso debate televisivo entre Dante Caputo y
Vicente Saadi que tuvo un impacto decisivo para el triunfo del “SI” a la
propuesta papal. El 25 de noviembre de 1984 se realizó el plebiscito y triunfó
el “SI” con un apoyo del 81,32%.[35] Cuatro días después, el 29 de noviembre de
1984 se firmó el Tratado de Paz y Amistad con Chile.
lunes, 16 de enero de 2017
Presidencia de Alfonsin – Parte 12
Tratado
de Paz y Amistad con Chile
Para
Alfonsín garantizar la paz con Chile fue una cuestión prioritaria desde el
momento de asumir:
Ni
bien comenzó el gobierno radical, el 10 de diciembre de 1983, di precisas
instrucciones para que se avanzara en la búsqueda de una solución para el
diferendo austral. Raúl Alfonsín.
En
1978 la Reina de Inglaterra dio a conocer el Laudo Arbitral de 1977, que le
había sido entregado para su conocimiento y publicación por una Corte Arbitral
de cinco jueces nombrados en 1971 de común acuerdo entre los presidentes
Allende y Lanusse. La sentencia, (ver texto depositado en las Naciones Unidas
Beagle Channel Arbitration between the Republic of Argentina and the Republic
of Chile, Report and decision of the Court of Arbitration), determinó que las
islas en disputa pertenecían a Chile. El gobierno militar argentino declaró la
nulidad del laudo y posteriormente dio partida a la Operación Soberanía para
ocupar las islas. A partir de entonces el Vaticano se mantuvo como mediador
intentando llevar a las partes a un acuerdo que no contradijera el laudo de la
Corona Británica.
En
1984 la mediación estaba prácticamente agotada y Chile aún se encontraba
gobernado por una dictadura militar. La persistencia del conflicto era un
factor de fortalecimiento del militarismo en ambos países, y por lo tanto una
amenaza inmediata a la democracia argentina.
En
1983 el Papa presentó una segunda propuesta de solución (la primera había sido
rechazada por Argentina). Alfonsín estimó necesario entonces cerrar el
conflicto aceptando la propuesta del Vaticano. Como primera medida, Alfonsín
firmó en el Vaticano el 23 de enero de 1984 una Declaración Conjunta de Paz y
Amistad en la que los dos países se comprometían a alcanzar una solución “justa
y honorable” para el conflicto, “siempre y exclusivamente por medios
pacíficos”.
Pero
el gobierno alfonsinista evaluó que el momento más crítico iba a presentarse
cuando la propuesta vaticana fuera conocida, y los sectores nacionalistas
comenzaran a cuestionarla subrayando las pérdidas de soberanía frente a su
reclamo máximo.
Presidencia de Alfonsin – Parte 11
El
28 de julio de 1985, en una decisión sin antecedentes para su política
exterior, Brasil aceptó la propuesta argentina y se incorporó al Grupo de Apoyo
a Contadora, junto a Perú y Uruguay;
El
30 de noviembre de 1985 Alfonsín y Sarney suscribieron la Declaración de Foz de
Iguazú, piedra basal del Mercosur. En 2004, Argentina y Brasil resolvieron
conjuntamente que el 30 de noviembre se celebrara el Día de la Amistad
Argentino-Brasileña.[31]
El
29 de julio de 1986 se firmó el Acta para la Integración Argentino-Brasileña.
Mediante este instrumento se estableció el programa de Integración y
Cooperación entre Argentina y Brasil (PICAB) fundado en los principios de
gradualidad, flexibilidad, simetría, equilibrio, tratamiento preferencial
frente a terceros mercados, armonización progresiva de políticas y
participación del sector empresario. El núcleo del PICAB fueron los protocolos
sectoriales en sectores claves.
El
6 de abril de 1988 se firmó el Acta de Alvorada, mediante el cual Uruguay se
sumó al proceso de integración regional.
El 29 de noviembre de 1988 se celebró el Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo entre Argentina y Brasil. El Tratado fijó un plazo de 10 años para la remoción gradual de las asimetrías.
Complementariamente, durante el gobierno de Alfonsín, Argentina y Brasil dieron forma a varios protocolos de integración, para sectores específicos, implementados por su secretario de Industria y Comercio Exterior, Roberto Lavagna, posterior ministro de Economía de los presidentes Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.
El 29 de noviembre de 1988 se celebró el Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo entre Argentina y Brasil. El Tratado fijó un plazo de 10 años para la remoción gradual de las asimetrías.
Complementariamente, durante el gobierno de Alfonsín, Argentina y Brasil dieron forma a varios protocolos de integración, para sectores específicos, implementados por su secretario de Industria y Comercio Exterior, Roberto Lavagna, posterior ministro de Economía de los presidentes Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.
El
proceso se completaría el 26 de marzo de 1991, ya durante las presidencias de
Fernando Collor de Mello y Carlos Menem, con la firma del Tratado de Asunción
en el que se constituye el Mercosur.
Algunos
analistas consideran que el proceso de integración de Argentina con Brasil,
Uruguay y Paraguay, que puso en marcha Alfonsín es uno de los puntos más altos
y trascendentes de su obra de gobierno.[32]
domingo, 15 de enero de 2017
Presidencia de Alfonsin – Parte 10
Política
internacional
Alfonsín sostuvo una activa política internacional implementada por su ministro de Relaciones Exteriores, Dante Caputo, el único que se mantuvo durante casi todo su mandato.
Las prioridades fueron: fortalecer el sistema democrático en
Argentina, evitar que la Guerra Fría regenerara la concepción de la seguridad
nacional, impulsar el proceso de democratización regional, resolver las
cuestiones limítrofes, generar mayor capacidad negociadora regional frente a
las grandes potencias y promover la integración subregional.
Integración
con Brasil: fundación del Mercosur
La
preocupación del gobierno de Alfonsín por promover mecanismos multilaterales y
de integración supranacional, lo llevó también a promover la integración
comercial entre Argentina y Brasil, uno de los casos de enfrentamiento
internacional más persistentes del mundo.[28]
Desde
fines de 1982 y la elección de Franco Montoro como gobernador de San Pablo,
Alfonsín percibía el renacimiento de un proceso democrático en Brasil. Para su
asunción, Alfonsín invitó a Montoro, Ulisses Guimaraes, Helio Jaguaribe,
Fernando Henrique Cardoso, y Fernando Gasparián.
A mediados de la década,
Alfonsín ordena a su canciller, Dante Caputo, de iniciar el proceso de
integración subregional. Así, a principios de 1985 Alfonsín propuso al
presidente electo del Brasil, Tancredo Neves, iniciar un proceso de integración
económica entre Argentina y Brasil “para fortalecer la democracia, afrontar la
deuda externa y posibilitar la modernización productiva”[29] que fue recibida
con agrado por el mandatario brasileño.
Poco después Tancredo Neves falleció,
pero su sucesor José Sarney adoptó con entusiasmo el proyecto de integración, y
autorizó al embajador Francisco Thompson Flores una importante compra de trigo
argentino en condiciones desventajosas, por razones puramente políticas.[30] A
partir de allí el proyecto de integración se desarrolló vertiginosamente:
Presidencia de Alfonsin – Parte 9
En
abril de 1988, Argentina entró en moratoria del pago de su deuda externa. En
agosto la inflación alcanzaba el 27,6% mensual. En octubre entonces, el
gobierno de Alfonsín puso en práctica un plan de salvataje, el Plan Primavera,
cuyo objetivo primordial era llegar a las elecciones con la economía bajo un
mínimo de control.
Básicamente consistía en un acuerdo de moderación del
aumento de precios con la Unión Industrial Argentina y la Cámara Argentina de
Comercio y un nuevo régimen cambiario, en el que el Estado intermediaba en la
compra y venta de divisas.
El
Plan Primavera duró poco. Los operadores cambiarios lo rechazaron, no generó
confianza y adicionalmente a comienzos de 1989, el Banco Mundial suspendió su
ayuda a la Argentina. El 5 de febrero, el ministro Juan Vital Sourrouille, el
presidente del Banco Central, José Luis Machinea, y el secretario de Hacienda
del Ministerio de Economía de la Nación, Mario Brodersohn, resolvieron aplicar
cambios en la política económica.
Para ello dispusieron decretar un feriado
bancario por 48 horas. Ante los rumores de inestabilidad, se inició una corrida
masiva hacia el dólar. La inflación, que en febrero de 1989 era del 9,6%
mensual, alcanzó 78,4% en mayo, mes de las elecciones presidenciales, adelantadas
intencionalmente por Alfonsín (algo que consideraría luego un grave error).[26]
La hiperinflación de 1989, llevó la pobreza de 25% a comienzos de 1989, al
record histórico de 47,3% en octubre del mismo año.[27]
En
las elecciones presidenciales del 14 de mayo, el candidato de la Unión Cívica
Radical, Eduardo Angeloz, fue derrotado por Carlos Menem. Pero aún faltaban 7
meses para la fecha de entrega del mando que debían transcurrir en medio de la
hiperinflación. Ante el riesgo de disolución del Estado y la eventualidad de un
nuevo golpe militar, Alfonsín renunció el 9 de julio de 1989 para anticipar la
entrega del mando a Carlos Menem ya que por esos días una escalada de saqueos
se dieron en todos los comercios y supermercados del país por parte de la población
marginal.
Fueron unos días de mucha tensión, violencia y robos descontrolados.
Presidencia de Alfonsin – Parte 8
En
julio de 1987 los ministros de Economía, Sourrouille y de Obras y Servicios
Públicos, Terragno anunciaron conjuntamente un paquete de medidas para la
reforma del sector público. En esa oportunidad decía Sourruille:
Las
múltiples funciones del Estado, funciones que fueron surgiendo en el último
medio siglo, no por un capricho ideológico, sino al calor de un consenso social
más o menos espontáneo, hoy ya no pueden ser abarcadas con la debida eficiencia
ni solventadas sin afectar la estabilidad… para avanzar hacia este crecimiento
diferente es preciso actuar sobre una pieza clave en el engranaje de la vida
nacional: el Estado. El Gobierno Nacional ha iniciado ya un proceso de reformas
en el Estado, que hoy nos proponemos profundizar. La crisis del viejo modelo no
se resuelve en la falsa antinomia de más o menos Estado, sino en la
construcción de un
Estado
de nuevo tipo. Gerchunoff.
El
gobierno de Alfonsín no pudo avanzar mucho en este plan de reforma del Estado,
en parte por la oposición del peronismo en el Congreso, y en parte porque los
partidos políticos populares de entonces, incluida la Unión Cívica Radical, se
encontraban sumamente comprometidos con las ideas estatistas y nacionalistas
que habían dominado la mayor parte del siglo XX. Finalmente estas reformas
serán realizadas drásticamente durante el gobierno de Carlos Menem, utilizando
según sus propias palabras, un método de “cirugía mayor sin anestesia”.[24]
Entre
las transformaciones económicas estructurales diseñadas por el gobierno de
Alfonsín, merece destacarse la iniciación de un proceso de integración
económica con Brasil, Uruguay y Paraguay que dio origen al Mercosur. Esta
iniciativa ha sido considerada como “el legado más perdurable de toda la
política económica del gobierno de Alfonsín”.[25]
sábado, 14 de enero de 2017
Presidencia de Alfonsin – Parte 7
En
febrero de 1985 Alfonsín reemplazó a Grinspun por Juan Vital Sourrouille con el
fin de implementar una política económica que atacara frontalmente la
inflación. El 14 de junio Alfonsín y Sourrouille anunciaron por televisión la
puesta en marcha del Plan Austral, por el que se creaba una nueva moneda, el
Austral, se congelaban todos los precios de la economía, y se establecía un
mecanismo de “desagio” para desindexar los contratos. El Plan Austral fue un
plan no monetarista, que se basaba en la idea de que, en una economía de alta
inflación durante varias décadas, como la argentina, el único modo de lograr la
estabilidad era frenando lo que llamaban “inflación inercial”, es decir la
anticipación de la inflación por parte de los agentes económicos. Sólo después
podrían atacarse las causas estructurales.
El
Plan Austral funcionó bien al principio. En octubre la tasa de inflación
mensual fue del 2%, una tasa inusualmente baja para la economía argentina del
último medio siglo. La estabilidad económica jugó un importante papel en el
amplio triunfo electoral del radicalismo en las elecciones parlamentarias de
noviembre de 1985.
Pero
en 1986 la inflación volvió a mostrar una tendencia ascendente y los precios
relativos de cada sector comenzaron a verse afectados, situación que se vio
agravada por la gran caída de los precios de los productos argentinos de
exportación (40% en el período).[22] El gobierno anunció entonces una
flexibilización de las estrictas normas de congelación de precios establecidas
un año atrás que no dio gran resultado.
Para
1987 comenzaba a hacerse evidente que era necesaria una reforma económica
estructural que resolviera la brecha entre recursos con que contaba el Estado y
las funciones que desarrollaba. El desfinanciamiento crónico del Estado ya no
podía ser resuelto ni recurriendo a los fondos de pensiones, ni por el
endeudamiento interior y exterior, ni por la emisión monetaria.
Presidencia de Alfonsin – Parte 6
Política
económica
La
situación económica y social en la que Alfonsín asumió el gobierno era
realmente negativa, interna y externamente. Externamente, en 1982 estallaba la
crisis de la deuda externa latinoamericana, ante la moratoria de México y la
negativa de los acreedores a refinanciar préstamos, así como la exigencia de
que la deuda se cancelara con los activos de los Estados deudores.
Internamente, la deuda externa argentina había pasado de 7.875 millones de
dólares al finalizar 1975, a
45.087 millones de dólares al finalizar 1983.[18] Por otro lado el retraso
salarial y la pobreza, que había aumentado del 5% en 1975 al 37% en 1982 (datos
para el Gran Buenos Aires),[19] anticipaban grandes presiones sociales una vez
reconquistada la democracia.
Para América Latina, la década de los años ochenta
fue conocida como la década perdida.
En
una primera etapa Alfonsín recurrió al esquema económico que el radicalismo
había utilizado con considerable éxito durante la presidencia de Illia 20 años
antes.
Su primer ministro de Economía, Bernardo Grinspun, y gran parte de sus
colaboradores habían sido parte de aquel equipo. En ese primer momento Alfonsín
y la mayor parte de la Unión Cívica Radical básicamente consideraban que la
vigencia de las instituciones democráticas garantizaba que la economía diera
respuesta a las necesidades de la población.
De
esa primera etapa proviene una frase recordada que repitió durante toda la
campaña electoral: “Con la democracia se come, se educa y se cura”.[20]
A
poco andar fue evidente que el nacionalismo económico clásico del radicalismo,
que estaba llevando adelante Grinspun, tenía serios problemas. Al finalizar
1984 el salario real había aumentado un 35%, pero la inflación alcanzó 625%
anual.[21]
Presidencia de Alfonsin – Parte 5
Gobierno.
El
gobierno de Alfonsín tenía detrás de sí una fuerza nueva: la civilidad que
había votado su propuesta de construir un Estado de Derecho, al cual los
poderes corporativos (FF.AA., Iglesia y Sindicatos) deberían someterse y
consolidar un sistema político que resolviera los conflictos de una manera
pacífica, ordenada, transparente y equitativa.
La
civilidad vivió la euforia y la ilusión de que la democracia por si sola
resolvería los problemas económicos y sociales imponiéndose pacíficamente a los
poderosos intereses establecidos que se le oponían.
El
gobierno en su diagnóstico de la crisis consideró que los problemas económicos
eran menos significativos que los políticos: lo fundamental era eliminar el
autoritarismo y encontrar los modos auténticos de representación de la voluntad
ciudadana: se propendió a la libertad de expresión, a la libertad de opinión,
se buscó una sociedad de participación, el pluralismo y el rechazo de los
dogmatismos.
Se
realizó un programa de alfabetización masiva, el congreso pedagógico, la
eliminación de la censura en las actividades artísticas. Hubo profundas
transformaciones en la universidad y en el sistema científico. Volvieron los
intelectuales del exilio ocupando los medios de comunicación y se los empleó
como asesores o funcionarios técnicos. En el campo de las relaciones
individuales se promovió la ley de divorcio vincular y la patria potestad
compartida. (Referencia bibliográfica: Luis Alberto Romero, Breve Historia
Contemporánea de la Argentina, Ed: Fondo de Cultura Económica)
viernes, 13 de enero de 2017
Presidencia de Alfonsin – Parte 1
El
10 de diciembre de 1983 Raúl Alfonsín asumió la presidencia de la Nación. Su
gobierno enfrentó dos grandes grupos de problemas: la consolidación de la
democracia y la difusión de la misma hacia todos los ámbitos de la sociedad y
la relación con las Fuerzas Armadas; y la obra general de gobierno condicionada
por la inflación y la crisis de la deuda.
Derechos
humanos y sublevaciones militares
El
gobierno de Alfonsín debió enfrentar el problema de la transición a la
democracia en un país con una larga tradición de gobiernos militares que había
llegado al terrorismo de estado y la guerra.
El
15 de diciembre de 1983 Alfonsín sancionó los decretos 157/83 y 158/83. Por el
primero se ordenaba enjuiciar a los dirigentes de las organizaciones
guerrilleras ERP y Montoneros; por el segundo se ordenaba procesar a las tres
juntas militares que dirigieron el país desde el golpe militar del 24 de marzo
de 1976 hasta la Guerra de las Malvinas. El mismo día creó la Comisión Nacional
sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), integrada por personalidades
independientes como Ernesto Sábato, Magdalena Ruiz Guiñazú, Graciela Fernández
Meijide, entre otros, con la misión de relevar, documentar y registrar casos y
pruebas de violaciones de derechos humanos, para fundar el juicio a las juntas
militares.
También
el 15 de diciembre Alfonsín envió al Congreso un proyecto de ley declarando
nula la llamada ley de auto-amnistía Nº 22.924 dictada por el gobierno militar.
Una semana después el proyecto fue sancionado como
Ley
Nº 23.040, la primera ley de la nueva etapa democrática.
El
20 de septiembre de 1984 la CONADEP produjo su famoso informe titulado Nunca
Más y concurre a entregarlo al presidente Alfonsín acompañada de una multitud
de 70.000 personas.[10] El 4 de octubre de 1984 la Cámara Federal (tribunal
civil) toma la decisión de desplazar al tribunal militar que estaba enjuiciando
a las juntas para hacerse cargo directamente del juicio. Los fiscales fueron
Julio César Strassera y Luis Gabriel Moreno Ocampo. El juicio se realizó entre
el 22 de abril y el 14 de agosto de 1985. Se trataron 281 casos. El 9 de
diciembre se dictó la sentencia condenando a Jorge Rafael Videla y Eduardo
Massera a reclusión perpetua, a Roberto Viola a 17 años de prisión, a Armando
Lambruschini a 8 años de prisión y a Orlando Ramón Agosti a 4 años de prisión.
Por las características que tuvo, la condena a las juntas militares realizada
por un gobierno democrático constituyó un hecho sin precedentes en el mundo,
que contrastó fuertemente con las transiciones negociadas que tuvieron lugar en
aquellos años en Uruguay, Chile, Brasil, España, Portugal y Sudáfrica.
Presidencia de Alfonsin – Parte 4
Quienes
justifican las decisiones que tomó para detener los juicios contra las personas
acusadas de cometer delitos contra la humanidad, sostienen que en aquel momento
las Fuerzas Armadas no obedecían las órdenes del presidente y que no existía
poder para reprimir las insurrecciones militares, lo que hubiera llevado a un
sangriento golpe de Estado y eventualmente a una más sangrienta guerra civil.
Alfonsín
se ha referido con posterioridad abiertamente sobre esta cuestión diciendo:
Las
medidas que nosotros tomamos, que lo hicimos con un criterio de racionalidad,
no se compadecían con lo emocional del pueblo en ese momento. De modo que fue
algo que se vio como una enorme frustración, en general, por todos los
argentinos. Acompañado por todas las organizaciones de derechos humanos y sobre
todo por los partidos políticos opositores. De modo tal que cuando Menem,
posteriormente, realiza el indulto se creyó que era mucho menos grave que lo
que yo había hecho. Que por otra parte no era sino cumplir con lo que había
señalado durante la campaña: la responsabilidad principal es de los que mandan,
la segunda de los que se han excedido en el cumplimiento de las órdenes y la
tercera, los que en ese marco de terror que había, creyeron en la legitimidad
de la orden impartida. Entonces, sobre esos yo no quería que recayera la pena.
Más
allá de las especulaciones, lo cierto es que la Semana Santa de 1987 constituyó
un punto de inflexión para la popularidad de Alfonsín, que se reflejaría en la
derrota de la Unión Cívica Radical en las elecciones para gobernadores y
parlamentarias de ese año. Pero también es cierto que Alfonsín logró entregar
su mandato a otro presidente civil, de otro partido político, hecho que no
sucedía desde 1916, y que desde su asunción en 1983, Argentina inició el más
extenso período democrático de su historia.
Presidencia de Alfonsin – Parte 3
A
pesar de ello, al llegar esas fuerzas a Zárate, en la provincia de Buenos
Aires, los oficiales de rango intermedio detuvieron su marcha e hicieron
conocer su decisión de no avanzar contra sus compañeros. El propio Alfonsín ha
revelado luego que, fuera de quicio, quiso marchar encabezando a la multitud a
Campo de Mayo, donde se encontraban los militares insurrectos, pero que
finalmente no lo hizo para evitar la guerra civil.
En
vez de ello, Alfonsín concurrió personalmente a Campo de Mayo a reducir a los
insurrectos. Horas después anunció, que los amotinados habían depuesto su
actitud, en lo que aparentemente había sido una victoria sin concesiones del
gobierno democrático. Poco después se haría evidente que este pretendido
triunfo no había sido tal. Fue el sábado 30 de abril cuando Alfonsín así lo
comunicó en un discurso a la población congregada en Plaza de Mayo donde
utilizó una frase que se hizo histórica (con sentido negativo): “La casa está
en orden, felices Pascuas”.
Alfonsín, sin poder militar para detener el golpe de Estado, negoció con los líderes militares “carapintadas” la garantía de que no habría nuevos juicios contra militares por violación de derechos humanos. Esas medidas se concretaron en la ley de Obediencia Debida y el reemplazo del general Héctor Ríos Ereñú por el general José Dante Caridi, al mando del Ejército argentino.
Alfonsín, sin poder militar para detener el golpe de Estado, negoció con los líderes militares “carapintadas” la garantía de que no habría nuevos juicios contra militares por violación de derechos humanos. Esas medidas se concretaron en la ley de Obediencia Debida y el reemplazo del general Héctor Ríos Ereñú por el general José Dante Caridi, al mando del Ejército argentino.
Este
último, desde su cargo, comenzaría a defender públicamente la dictadura y la
guerra sucia.[14] Desde entonces Alfonsín debió enfrentar otras dos
insurrecciones militares durante 1988 (18 de enero y 1 de diciembre) y un permanente
estado de insubordinación de las Fuerzas Armadas.
Las
leyes de Punto Final y Obediencia Debida fueron objetos de fuertes
cuestionamientos por parte de las organizaciones de derechos humanos, el
movimiento estudiantil, y las fuerzas políticas progresistas, incluidos
sectores internos del radicalismo como la Juventud Radical y su brazo
universitario Franja Morada. Con posterioridad, ambas leyes y los indultos a
los jefes militares y guerrilleros ya condenados, concedidos por el presidente
Carlos Menem en 1989, fueron conocidas como las leyes de impunidad, y serían
derogadas por el Congreso Nacional en 2003. El propio Alfonsín apoyó la nulidad
de las leyes, aunque aclaró que le correspondía a la Corte Suprema hacerlo, y
no al Congreso.
Presidencia de Alfonsin – Parte 2
El
gobierno de Alfonsín estuvo permanentemente amenazado por sectores de las
Fuerzas Armadas que se negaban a aceptar el enjuiciamiento por violaciones a
los derechos humanos durante el régimen militar anterior.
Para
intentar mantener bajo control el descontento en las Fuerzas Armadas, en 1986
Alfonsín debió intervenir personalmente para que el Congreso sancionara la Ley
de Punto Final imponiendo un plazo de 60 días para procesar a acusados de
delitos de lesa humanidad cometidos durante el gobierno militar.
La
Ley de Punto Final no fue suficiente y en la Semana Santa de 1987 se produjo
una gran rebelión militar compuesta mayoritariamente por jóvenes oficiales que
se denominaron “carapintadas” dirigidos por el teniente coronel Aldo Rico. Al
mismo tiempo que los jefes militares demostraban que no estaban dispuestos a
obedecer las órdenes del presidente Alfonsín y reprimir la insurrección.
Millones de personas salieron a las calles para oponerse al alzamiento militar
y la CGT declaró la huelga general en defensa del gobierno constitucional.
Durante
varios días el país estuvo al borde de la guerra civil. Alfonsín, anunció al
público reunido en la Plaza de Mayo, desde la Casa de Gobierno, el envío de
tropas leales para exigir a los rebeldes que depusieran su actitud. Poco
después habría de darse cuenta que esas tropas, en los hechos, no existían. Ni
una sola de las unidades convocadas en la Capital Federal, y zonas adyacentes,
respondió a esa orden. Sólo el General Ernesto Alais se mostró dispuesto a
actuar, desde su guarnición en la provincia de Corrientes, y así avanzó con sus
tropas hacia Campo de Mayo.
jueves, 12 de enero de 2017
viernes, 6 de enero de 2017
6 de enero de 1811: Refriega de Maracaná o Tebicuary. En el marco de la expedición al Paraguay, Belgrano había llegado a la Tranquera de San Patricio, paraje ubicado a dos días de marcha (unos 50 km) al sur del citado río. Allí recibió la información de que una patrulla realista había incursionado en el pueblo misionero de Santiago, ubicado en su retaguardia a 20 km al sur. Esa patrulla había ingresado al pueblo llevándose detenido al subdelegado y mayordomo del lugar por haber publicado su proclama. Esa misma tarde salió el capitán Gregorio Ignacio Perdriel y el paraguayo José Espínola, edecán de Belgrano, con una compañía montada del regimiento de Patricios para localizar a esas fuerzas. Éstas fueron encontradas en el bosque de Maracaná. Luego de un fugaz intercambio de disparos entre ambas fuerzas, que no produjo ninguna baja, la patrulla de observación realista abandonó el lugar. Las fuerzas de Manuel Belgrano capturaron dos prisioneros. Uno de ellos fue fusilado por ser español y estar armado, obedeciendo una orden de la junta de gobierno para esos casos.
miércoles, 4 de enero de 2017
martes, 3 de enero de 2017
domingo, 1 de enero de 2017
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