Política
laboral
Uno
de los pilares del discurso de Alfonsín que lo llevó a la victoria en 1983 fue
la denuncia de un supuesto “pacto sindical-militar”. La denuncia estaba
orientada a identificar al peronismo con el autoritarismo y a subsumir al
sindicalismo en el peronismo.
Siete
días después de asumir el gobierno Alfonsín abrió la confrontación frontal con
los sindicatos, enviando al Congreso, sin consulta ni diálogo alguno, un
proyecto de reforma sindical conocido como “Ley Mucci”, con el objetivo de
incluir a las minorías en los organismos de dirección de los sindicatos. El
proyecto fue aprobado por la Cámara de Diputados pero rechazado por la Cámara
de Senadores, dominada por la oposición peronista que controlaba la CGT.
Pero
el proyecto tuvo el efecto de unir rápidamente a todos los sectores sindicales,
y establecer una lógica de confrontación entre el gobierno radical y los
sindicatos, que se expresará en 13 huelgas generales organizadas por la CGT.
Estas huelgas fueron calificadas como políticas, ya que al estar la CGT
controlada por el peronismo, la huelga general era un instrumento que utilizaba
el Partido Justicialista para entorpecer la acción del gobierno radical.
Por
su parte el gobierno radical se opuso frontalmente a restablecer los mecanismos
de negociación colectiva, con el fin de preservar en manos del Estado el poder
de fijar los salarios.[48]
En
los seis años del gobierno radical se realizaron casi 4.000 huelgas sectoriales
y de empresa (67% en el sector público) y 13 huelgas generales.[49]
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