Traslado
de la capital
El
16 de abril de 1986, Raúl Alfonsín dio desde los balcones del ministerio de
economía de la provincia de Río Negro un efusivo discurso donde invitaba a los
argentinos a “avanzar hacia el sur, hacia el mar y hacia el frío” y donde
anunciaba el traslado de la Capital Federal al área patagónica integrada por
las ciudades de Carmen de Patagones (en la Provincia de Buenos Aires), Viedma y
Guardia Mitre (ambas en la provincia de Río Negro). Se trataba de un ambicioso
proyecto, el cual es conocido como Proyecto Patagonia, cuyo fin era
descentralizar el poder político y económico del país, excesivamente
concentrado en el Gran Buenos Aires, promoviendo también el poblamiento de la
Patagonia.
Para
concretar el proyecto el Congreso de la Nación sancionó la Ley Nº 23.512 y se
creó el Ente para la Construcción de la Nueva Capital – Empresa del Estado
(ENTECAP), que debía diseñar y planificar la construcción de los edificios
donde funcionarían los organismos administrativos del Gobierno y las diferentes
obras de infraestructura necesarias para el asentamiento de población y evitar
el impacto demográfico negativo en los habitantes de las ciudades y pueblos ya
existentes en el área federalizada.
El
proyecto tuvo enorme rechazo de los sectores ligados a los intereses políticos
y económicos de la ciudad de Buenos Aires y de los medios de comunicación
porteños, los cuales lo tildaban de “costoso”, “faraónico” e “innecesario”.
Este frente político antitraslado que se armó estaba integrado fundamentalmente
por los sectores liberales, que tenía entre sus principales líderes y
referentes al ingeniero Álvaro Alsogaray, quien desde un primer momento se
opuso al traslado. Estos sectores hicieron todo lo que estaba a su alcance para
tirarlo abajo.
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