Fin
del mandato
Alfonsín
debía terminar su mandato el 10 de diciembre de 1989. Sin embargo, por razones
electorales vinculadas a la grave situación económica, decidió adelantar
considerablemente la fecha de las elecciones estableciéndolas el 14 de mayo,
casi siete meses antes de la entrega del mando. Alfonsín, en el futuro, calificaría
como “un error tremendo” de su parte, haber adelantado las elecciones de esa
manera.[51]
Los
dos candidatos con posibilidades de resultar elegidos eran el radical Eduardo
Angeloz, por la Unión Cívica Radical, y el peronista Carlos Menem, por el
Partido Justicialista.
Hasta
enero de 1989 la posibilidad de que la Unión Cívica Radical volviera a ganar
las elecciones tenía un serio fundamento en las encuestas electorales. Sin
embargo, a partir de febrero, el proceso hiperinflacionario destruyó toda
posibilidad de triunfo. El diario Ámbito Financiero de Buenos Aires, en aquel
año, tituló “Golpe de Mercado” y analizó de este modo la fuerza real que había
producido la derrota del radicalismo:
“Esta
Argentina democrática no quiere más golpes de Estado militares pero ha adoptado
una estrategia para defenderse de la demagogia de los políticos”.[52]
Las
elecciones se realizaron en medio del proceso hiperinflacionario y en un clima
de desorden y saqueos. El 14 de mayo Carlos Menem triunfó con el 47% de los votos,
frente a 32% del candidato radical. En ese mismo mes la inflación alcanzó el
78% mensual y la pobreza comenzó a crecer de modo exponencial: en mayo era del
25% y en octubre del 47%. El 30 de mayo Alfonsín decretó el estado de sitio. La
situación era insostenible y poco después Alfonsín anunció que entregaría el
poder en forma anticipada, lo que se realiza el 8 de julio de 1989. De ese modo
y en esas condiciones se cumplió la primera sucesión entre dos mandatarios
constitucionales civiles de distintos partidos desde 1916.
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