sábado, 20 de octubre de 2018

Alicia Moreau de Justo: Juventud, feminismo y socialismo - Parte 8


En 1958, las diferencias entre ambos grupos era de tal magnitud que produjo la ruptura del Partido Socialista en el 44º Congreso, del que surgieron dos ramas: el Partido Socialista Argentino y el Partido Socialista Democrático (conformado por Ghioldi y Repetto). Moreau junto a Alfredo Palacios, José Luis Romero y Carlos Sánchez Viamonte integró el PSA. Continuó como directora de La Vanguardia hasta 1960, en donde fomentó la necesidad urgente de una reforma agraria (causa fundamental del atraso y la miseria) y apoyó la Revolución Cubana. Debido a la oposición interna dentro del PSA, decidió renunciar a la dirección del periódico.

«…la situación ha cambiado. A mi edad, las cosas se miran de otra manera: sin posiciones sectarias. ¿Qué mejor unidad que la de los viejos camaradas? Pero el destino no está cerrado. Tenemos que acompañarlo al ritmo de los más jóvenes. Nada es imposible.»

Tras el fallecimiento de Alfredo Palacios en 1965, Moreau asumió la secretaría general del Partido Socialista Argentino. En 1972, cuando el PSA se fusionó con otros grupos socialistas para conformar el Partido Socialista Popular, Moreau se alejó del mismo luego de visualizar una cierta cercanía con el peronismo para formar junto a dirigentes como Héctor Polino, Alfredo Bravo y Elena Tchalidy la Confederación Socialista Argentina. 

En 1974, brindó su apoyo al «Grupo de los ocho», una asociación que representaba una alianza de distintos partidos políticos opositores que reclamaban la vigencia de las instituciones democráticas ante los desvíos que se evidenciaban bajo el gobierno de María Estela Martínez de Perón y su ministro de Bienestar Social José López Rega. Según Moreau, tanto Martínez de Perón como Evita, «”llegaron” porque fueron elegidas por el “mandamás” [Perón], que es muy distinto a alcanzar el poder por emancipación femenina».

Militante por los derechos humanos

En 1975, a los 90 años, fue una de las fundadoras de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (Apdh), convocada por Rosa Pantaleón, junto con el obispo de Neuquén Jaime de Nevares, el rabino Marshall Meyer, el obispo Carlos Gatinoni, Raúl Alfonsín, Oscar Alende, Susana Pérez Gallart, Adolfo Pérez Esquivel y Alfredo Bravo. La Apdh desempeñó un importante papel de resistencia al terrorismo de estado durante la dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983. En esos años acompañaba a las Madres de Plaza de Mayo, a quienes consideraba ejemplo de mujeres «valientes», en sus famosas rondas frente a la Casa de Gobierno y presentaba peticiones de libertad a la junta militar y a los jueces. 
En gesto de agradecimiento, en el día de su 99º cumpleaños, le obsequiaron un pañuelo blanco, símbolo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.


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