Se cumple un nuevo aniversario de unos de los hitos más
importantes del movimiento obrero organizado. Con Saúl Ubaldini y un grupo de
gremios combativos, 40 mil trabajadores perdieron el miedo y “coparon” Plaza de
Mayo para repudiar la situación económica del país. Hubo represión y detenidos,
pero no pudieron callar el grito de hastío. Un golpe duro a la dictadura que la
invasión a Malvinas ocultó por años.
“Se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar”.
Desafiando el Estado de terror que vivía la Argentina, 40 mil trabajadores
coparon la Plaza de Mayo aquel mítico 30 de marzo de 1982. Eran tiempos de
despidos y crisis económica, y la dictadura militar, luego de seis años en el
poder, era repudiada por gran parte de la sociedad. Por eso, ese día, cuando
Saúl Ubaldini y su CGT Brasil decidieron el paro y la movilización, se rompió
el silencio imperante, se perdió el miedo y se salió a la calle bajo una consigna
que hoy sigue interpelando: “Pan, Paz y Trabajo”.
La jornada había comenzado temprano, en una Buenos Aires militarizada -más de
lo habitual- y con columnas que llegaron de todos los puntos. La marcha,
programada para horas del mediodía, tuvo su correlato en el interior con
movilizaciones en Mendoza, Rosario, Neuquén y Mar del Plata. La tensión se
adueñó del escenario desde las primeras horas. El Gobierno intentó prohibir la
jornada por considerarla “ilegal”, ya que la CGT no había pedido la autorización
correspondiente. Ni las presiones oficiales ni las amenazas de represión
pudieron evitar la llegada de los gremios, intervenidos y devastados por el
genocidio que ese día dijeron basta.
Fueron más de seis horas de enfrentamiento. La cantidad de gente presente
desbordó el operativo de seguridad. Los manifestantes llegaron a las puertas de
la Casa Rosada con la intención de entregar un petitorio. Pero la gente quería
más. Quería libertad, democracia, un nuevo país.
El saldo de aquel paro histórico fue dos obreros muertos, cerca de tres mil
heridos, miles de detenidos y, como dato mayor, el fin del miedo. El impacto en
la recuperación de la democracia se sigue discutiendo, ya que en apenas 48
horas el escenario cambió radicalmente. La dictadura decidió la invasión de
Malvinas, un acto irracional e irresponsable que nos llevó a una guerra inútil
y sangrienta, pero que, a dos días de este paro, llenó una plaza al grito de
“Argentina, Argentina”.
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