viernes, 19 de octubre de 2018

Alicia Moreau de Justo: Juventud, feminismo y socialismo - Parte 6


Socialismo, pacifismo y el valor de la democracia

En 1932, elaboró un proyecto de ley de sufragio femenino presentado por el diputado socialista Mario Bravo. Obtuvo la aprobación de los diputados, en parte gracias a la movilización de mujeres y la presión de las organizaciones feministas. Sin embargo el proyecto fue rechazado por los senadores, donde predominaban ampliamente los conservadores.

Durante la década 1930-1940, se desempeñó activamente en las campañas de solidaridad argentina en apoyo a la Segunda República Española durante la guerra civil. En 1936, cuando se realizó en Buenos Aires la Conferencia Panamericana de Cancilleres, organizó en forma paralela la Conferencia Popular por la Paz en América1 en el Teatro Augusteo, a la que concurrieron representantes de todo el continente. 

Con el surgimiento del peronismo a partir de 1943 y durante los dos primeros gobiernos de Juan Domingo Perón, Moreau ocupó una clara posición opositora al criticar los aspectos no democráticos y autoritarios del gobierno, entre ellos la utilización de la sugestión colectiva como medio de captación, la falta de libertad de expresión y la prohibición de todos los partidos políticos[cita requerida]. A lo largo de su mandato, Moreau, al igual que otros socialistas, sufrió una persecución política que la obligó a trabajar en forma clandestina. A pesar de eso, el gobierno de Perón sancionó muchas de las leyes propuestas por los socialistas en la Cámara de Diputados y Senadores por esos años, entre las que destacan la ley de voto femenino.

Sanción de la ley de voto femenino y gobierno peronista

El 23 de septiembre de 1947, durante un acto frente a la sede de la CGT, Perón firmó el decreto presidencial que le dio valor institucional a la ley 13 010, que le otorgó a las mujeres de todo el país el derecho al voto. El decreto presidencial fue recibido con orgullo por la esposa del mandatario, Eva Duarte de Perón, quien desde la llegada del justicialismo al poder en 1946 bregó por la sanción de esa reglamentación ya que la Ley Sáenz Peña, que regía desde 1916, propiciaba el sufragio universal y obligatorio exclusivamente a los hombres y dejaba a las mujeres en un rol de inferioridad cívica. Su último intento de sanción había ocurrido en 1932, cuando el socialista Mario Bravo llevó el proyecto a la Cámara de Diputados que, debido al golpe de Estado de 1930, fue retomado dos años después gracias al también socialista Alfredo Palacios. 

El proyecto fue archivado luego de media sanción hasta que perdió tratamiento parlamentario. El derecho al sufragio de las mujeres fue el centro de los reclamos no solo de feministas como Moreau sino también de personalidades como Victoria Ocampo. Moreau consideró al logro como «una maniobra política y no como una conquista social».

Un año antes, había lanzado su libro La mujer en la democracia,1 en el que analizó las vicisitudes recorridas por la mujer Argentina para lograr el sufragio. En 1949, fue sancionada una nueva Constitución nacional que establecía la igualdad plena de la mujer y el hombre, y la responsabilidad compartida frente a la patria potestad. Moreau, a pesar de su oposición al peronismo, apoyó rotundamente ese tipo de acciones, que contribuían al objetivo por el que había luchado durante cuarenta años. Cecilia Lérici, una dirigente socialista, señaló que Moreau, al enterarse de la noticia, espetó: «¡Qué bueno!, aunque venga del gobierno peronista». 


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