sábado, 27 de septiembre de 2014

Los caseríos y los puentes del Vega


Según explica Ricardo Ostuni en la revista Historias de la Ciudad, "la tradición quiere que un antiguo poblador ribereño le haya legado el nombre. La revista Fray Mocho publicó en 1912 la fotografía de un centenario ombú sombreando el rancho del Viejo Vega a las orillas del arisco arroyo, conocido también como San Martín y Blanco Encalada".

A cauce abierto fue un arroyo peligroso por sus desbordes, que solían arrastrarlo todo a su paso. En 1869, la Corporación Municipal aprobó la apertura de una zanja que permitiera dar la salida a las pestilentes aguas estancadas luego de las inundaciones.

Recién quince años más tarde se dispuso nivelar el terreno y practicar desagües a lo largo de su recorrido, tarea que estuvo a cargo del ingeniero Armando Saint-Yves.

En las memorias del intendente Bollini (1890/92) puede leerse sobre el primer intento de canalización que no llegó a concretarse: "Me di cuenta del peligro que para el lugar y para las aguas corrientes ofrecía el Arroyo Vega que desemboca en el río a corta distancia del punto de toma".

"Concreto es su malísimo estado, causado por el desagüe de las fábricas instaladas en el Bajo Belgrano. Pretendí llevar a cabo la canalización, para nivelar y facilitar su desagüe pues por él corren las aguas pluviales de una gran extensión de la Capital de la parte limítrofe de la Provincia de Buenos Aires. Como no se entregara por el gobierno la draga solicitada, nada se hizo. Ordené enseguida se cortasen los caños de las fábricas y se desconoció la medida pues no existe ley en qué apoyarla.
VIDA POBRE
Su curso estaba poblado por pobres caseríos. En Blanco Encalada entre Miñones y Artilleros se encontraba el almacén y despacho de bebidas "La Miseria", en obvia alusión a su imagen.
Cerca de allí, sobre la misma calle Artilleros, sobre una de las márgenes del puente "El Aburrido", se levantaba "El Palacio de Cristal", sarcasmo con el cual se conocía un conventillo de latón en cuyos dos pisos y en treinta habitaciones, vivía un conglomerado de familias rusas e italianas.

Recién en 1912, después de las grandes inundaciones del año anterior -donde el agua sobrepasó el metro y medio de altura por sobre el puente de Cabildo y Blanco Encalada -, comenzaron las primeras obras de canalización y desagües.



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