Durante el gobierno de Balcarce grupos de gentes de las orillas luego de acusar
al gobierno de inepto se proclamaron revolucionarios, y en partidas al mando de
caudillos corraleros y comisarios seccionales, fielmente rosistas, se
concentraron en el puente de Barracas, uniéndose a las gentes de los saladeros
y depósitos de frutos junto a los cuales ya había hombres de la campaña.
Los generales Mariano Benito Rolón y Agustín de Pinedo tomaron el mando de esos
hombres amotinados y resolvieron sitiar la Ciudad para lograr la renuncia del
Gobernador y sus funcionarios.
Agustín de Pinedo era el jefe de uno de los regimientos acantonados en la
ciudad, el Gobierno lo envió a tratar con los revolucionarios y en lugar de
cumplir con las órdenes se unió al motín.
Mientras tanto el 5º y 6º escuadrón de Caballería Cívica, formadas con gente de
la campaña y al mando del coronel Prudencio Rozas y el teniente coronel Fabián
Rozas, residente este último en Barracas al Sur, toman por asalto la
comandancia militar de Quilmes al mando del coronel Manuel Pueyrredón, y se
apoderan de las armas existentes, con las que retornan a Barracas. El cuartel
general revolucionario era la Pulpería de Cabo, sobre el camino real del sur.
Los revolucionarios que proclamaban jefe de la revolución al general de Pinedo
resolvieron entrar en la Ciudad.
A poca distancia del puente de Barracas libraron un combate con tropas del
gobierno, haciéndolas retirar. Balcarce finalmente renuncia bajo las amenazas
de los amotinados que ya estaban en las calles de los barrios apartados.
Desde allí el general de Pinedo elevó una exposición de los hechos ocurridos
desde el día 11 de octubre de 1833 a la Legislatura en que declaraba, según
Saldías, “que habiendo agotado por su parte todos los medios de conciliación se
veía obligado a tomar la defensiva”. Esta nota fue redactada el 24 de octubre
por Gervasio Rozas en la chacra de Panelo, situada en las inmediaciones del
paso de Burgos. El 7 de noviembre los restauradores entraron en la ciudad en
perfecto orden.
LA FACTORIA DE LA PROVINCIA
Desde 1820 el villorio de Barracas al Sur, a la margen derecha del Riachuelo
fue la factoría de la Provincia de Buenos Aires, convertida en una inmensa
estancia por un reducido núcleo de estancieros.
El Riachuelo vía fluvial imprescindible para llegar a las balizas y al nudo de
antiguas rutas criollas que desembocaban en el puente de Barracas, además de
una porción de terrenos aptos para la radicación de una industrias rudimentaria
hicieron propicio el afincamiento de los saladeros en la zona, los que a
mediados del siglo XIX llegaron a una veintena.
Barracas al Sur, uno de los dos pueblos que integraban el vasto Partido de
Quilmes, se convirtió en una factoría de la provincia estancia; de las
doscientas veinticuatro mil toneladas de carnes saladas y casi trescientas mil
toneladas de cebo exportadas según los registros del año 1848, un sesenta por
ciento salió de las fábricas de Barracas al Sur.
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