miércoles, 24 de septiembre de 2014

“EL AVANCE DE LA FRONTERA-VIAS DE CIRCULACION: LAS RASTRILLADAS” - Parte 5



Formas de asentamiento: toldos


La continua movilidad de las tribus que habitaba el Desierto, determinó que sus viviendas fuesen fácilmente transportables y consistían en “ una gran cubierta de cueros tendidos sobre un armazón de 2, 3 o 4 caballetes paralelos puestos en orden de altura decreciente desde el que constituye la entrada, que es el más alto, hasta el más bajo que queda al fondo ... Una cortina de cuero cubre la entrada, interiormente esta vivienda se dividía en compartimentos con cueros que servían de habitación a cada matrimonio. Las camas eran de pieles, pero los mayores, y los niños pequeños descansaban en cunas suspendidas.

Al penetrar los araucanos a  la zona del Desierto asimilaron las características de aquellos primitivos "cazadores de guanacos”, como lo afirman los estudios realizados por L. Palavicino en "Áreas y capas culturales", ejemplificados con la descripción que transcribimos del libro "Una excursión a los indios ranqueles", de L.V. Mansilla,  cuando éste visitara las viviendas: “ ...un toldo es un galpón de madera y cuero. Las cumbreras son de madera; el techo y las paredes de cuero de potro cosido con vena de avestruz.     El mojinete tiene una abertura; por allí sale el humo y entra la ventilación. Todo el toldo está dividido en dos secciones de nichos de derecha a izquierda, como camarotes de un buque. En cada nicho hay un catre de madera, con colchones de pieles de potro colgados en los pilares de la cama. En ellos los indios guardan sus cosas. En cada nicho pernocta una persona ...” (13)
          
El grupo de varios toldos, más a menos alineados pertenecían a una o dos familias constituidas por el jefe o cacique y sus mujeres e hijos.
3.- Géneros de vida
c.- Organización social, política, militar indígena

Las tribus que habitaban la zona que estudiamos. reconocían la autoridad de un cacique general, "opogul man" hombre valiente, de la nación o agrupación de varias tribus de la misma sangre, como la de los ranqueles o de los voroganos.


La tribu reunía a los pertenecientes a determinada rama de la organización precedida de un cacique común, y la familia consistía en la reunión de diversos integrantes bajo la autoridad de un capitanejo, jefe o “quenoken”. En consecuencia existían tres autoridades: el cacique general de la nación; los caciques comunes y los capitanejos. To­dos estos cargos eran producto de una elección directa y de carácter vitalicio, en la que intervenía los indígenas mayores de edad.
 El cacique estaba encargado de los negocios de interés del grupo, como por ejemplo, las relaciones con otra tribus vecinas o con los blancos. Esto "implicaba cierta capacidad de gobierno y noción clara de aprovechamiento de las energías individuales y colectivas, para mantener su independencia ...” (14) Se ocupaba, también, del mantenimiento del lugar de la residencia o de la necesidad de variar el sitio, delimitaba la zona de influencia de su toldería. “ La autoridad, si bien lo habilitaba hasta para disponer de la vida de sus súbditos, dependía del aciertos de sus iniciativas o de la gestión por el bienestar de la comunidad...” (15).
En época de guerra se aliaban las tribus y elegían un general en jefe que dirigía las operaciones, llamado “elemen” o “apu”. Era elegido entre los caciques mayores o que mejor conociera la región, o al enemigo, y finalizada la guerra cesaba en sus funciones. Esta costumbre se mantuvo especialmente en el período de resistencia al avance blanco.

El pueblo lo constituía la totalidad de la raza, pero existían dos categorías de individuos: la gente de “pelea” y la “chusma”. Indio de pelea era el “kona”, varón desde los 14 a los 50 años, lancero, soldado, que agrupado de a diez o a treinta constituía la “unidad de mando”, de un capitanejo a quien le debían fidelidad. Todos dependían de un jefe que era “cacique” de la agrupación tribal o “gul man”.

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