lunes, 19 de agosto de 2019

Escolios y falsificaciones sobre Scalabrini Ortiz. - Parte 5

c- Scalabrini nazi: Esta acusación es un común denominador que tenemos que soportar todos aquellos que somos nacionales, al romper los rígidos y perimidos moldes de la Revolución Francesa de izquierda y derecha. Al no poder ser tildado  ni de una cosa ni de la otra, el hombre que piensa y siente en clave nacional es titulado de “nazi” para algunos, de “marxista” para otros. Y a esta regla no escapó Scalabrini. Algunos fundaban esta acusación en cierta ayuda económica de la Embajada Alemana que hubo de recibir Raúl al publicar su periódico Reconquista en época de la II Guerra. Esto es falso. Lo cierto es que “Reconquista” sólo tuvo poco más de un mes de vida por no poder solventarse. Conociendo este hecho, el embajador alemán ofreció a Scalabrini el dinero necesario para que el diario continuase apareciendo. Claro, la condición era hacerse cargo de la dirección del mismo. Ese mismo día Don Raúl tituló “Reconquista muere hoy”. Esa la entereza moral de nuestro hombre.

Pero si su conducta no basta; esto decía Scalabrini en su libro Irigoyen y Perón: “Todas las publicaciones tradicionales nos vedaron el acceso. Todas las instituciones establecidas negaron el acogimiento a nuestras investigaciones. No hubo mote ni calumnia que no se nos endilgara para desprestigiar nuestras personas e impedir que nuestras ideas y nuestros conocimientos se infundieran en las masas argentinas. Fuimos nazis, anarquistas, comunistas, agentes del oro yanqui, del oro alemán, del oro ruso y hasta del oro inglés.

Después nos cubrieron con el silencio y creyeron que ésa era una mortaja suficiente y definitiva”[9].
Y para ser más contundentes, reproducimos las palabras de Scalabrini en el periódico en cuestión: “En el orden interno argentino somos decididos adversarios del nazismo  y del fascismo. Hemos demostrado y demostraremos que son formas gubernamentales perjudiciales para nuestro país”[10].

d- Scalabrini marxista: Un conocido biógrafo de Raúl es el principal sostenedor de esta idea, pues el mismo proviene de las filas de la “izquierda nacional”. Sin embargo, el destacado historiador pareciera ignorar lo que decían al respecto dos eminencias que pertenecían a su misma corriente historiográfica y a la misma ideología marxista. Al respecto decía entonces, Abelardo Ramos: “Si Hipólito Irigoyen simbolizó la incorporación de la pequeña burguesía a la lucha política y el General Perón la del proletariado industrial, la nueva oleada de masas de nuestro país deberá levantar las banderas del socialismo revolucionario para un nuevo 17 de Octubre, esta vez irrevocable. La revolución rendirá entonces su homenaje a todos aquellos que como Raúl no fueron marxistas, (destacado del autor) pero fueron patriotas y lucharon intrépidamente por ella, aún sin conocer cuál sería en definitiva su nombre”[11]. No deja de ser llamativo que dicha opinión se encuentre en el Prólogo a la biografía de Scalabrini donde se sostiene precisamente la tesis contraria. En fin, misterios de la dialéctica.

El célebre escritor, Hernández Arregui decía al respecto: “Este escritor argentino, que no cita a Marx en sus escritos, demostraba ser más revolucionario que los petardistas de la izquierda. Fueron estos hombres –que no eran marxistas – (destacado del autor) los primeros en analizar la historia nacional en su relación con la América latina con criterio metodológico e histórico muy próximo al marxismo”[12].
No obstante la honestidad de los citados historiadores, la viuda de Scalabrini, Doña Mercedes Coraleras expresaba en una carta: “En un extracto de un libro publicado sobre la vida de mi esposo (…) trata, equivocadamente de dar a entender que Scalabrini se nutrió en el plano ideológico con las ideas de Lenin, Marx o Trotsky. Nada más erróneo. He compartido toda la vida y la lucha de ese extraordinario patriota, conociendo profundamente la totalidad de sus obras, su pensamiento, sus momentos de lucha y sus ideales políticos, por lo que sé nutrió de ese gran pensamiento nacional que brota de las multitudes argentinas. Por eso estuvo ligado al gran movimiento justicialista que plasmó en los hechos las ideas por las cuales había luchado denodadamente, y a las que defendió hasta su último día, conociendo que la doctrina justicialista, tan alejada de los dos imperialismos que se disputan el dominio del mundo, representa la posibilidad real de la emancipación nacional.


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