jueves, 26 de enero de 2012

"DECADAS" años 30 - parte 6



"Los años amargos" - primeras organizaciones sindicales: Federación Obrera Regional, Unión Sindical Argentina, Confederación Obrera Argentina - unificación obrera, Primera CGT 27 septiembre de 1930; Testimonio de Andres Cabona, Tesorero de la Central Obrera; Memorias de época; inicios de la Central Obrera; Jose Milane Testimonio; Luis Cerutti; Alejandro Silvetti; Jose Negri ferroviarios; Alfredo Guzmán Etcheverry ex militante de FORJA; Senador Lisandro de la Torre "debate de las carnes" ; Turf Ireneo Leguizamo; Presidente Ortiz en el Turf; Visita la argentina Presidente de Brasil Getulio Vargas recibe presidente Agustin P Justo; natación Vito Dumas; Conferencia Panamericana por la paz- visita el presidente de EEUU Franklin Delano Roosvelt; Imagenes Guerra Civil Española; Testimonio Jose Rodriguez Borbujo ex combatiente falangista; Testimonio Braulio Diaz; Comienzan los clasicos Boca River-Documental Idea y guión Roberto Vacca y Otelo Borroni 1986 http://www.tvpublica.com.ar

"DECADAS" años 30 - parte 5



"Los años amargos"; 6 de septiembre de 1930, golpe de estado, Últimos días de Irigoyen. La instalación del Fraude como sistema.- Negociados con las carnes 12 de julio de 1930 , tragedia en el riachuelo, cae tranvía , mueren 80 obreros. Uriburu Presidente de la Nación- crisis económica, Asume Agustín P Justo, discurso Tc 08:02 Audio y video elogios al golpe de septiembre 30 de julio de 1930 Inicio de la era profesional del Fútbol.- 27 de septiembre , primer campeonato mundial de Fútbol en Montevideo, estadio centenario 27 de Septiembre 1930, se unen las tres centrales sindicales, Federación Obrera regional (comunista), Unión Sindical Argentina ( Anarquistas) , Confederación Obrera Argentina (Socialistas) y se crea la CGT. Testimonio del 1ª tesorero de la CGT, Andres Cabona, sobre este acontecimiento histórico. Documental Idea y guión Roberto Vacca y Otelo Borroni 1986 http://www.tvpublica.com.ar

miércoles, 25 de enero de 2012

"DECADAS" años 30 - parte 4




Habla el Presidente José Felix Uriburu,Visita la Argentina el Principe Eduardo de Windsor, recepción en la Rural, "Exposición Inglesa de Arte"- Carlos Gardel, exito en Europa, filmografia, canta "Volver" . Accidente en Medellin y muerte. Testimonio imagenes exclusivas habla la madre de Carlos Gardel Berthe Gardes; recuerdo de Piazzola; Canaro ( testimonio); Primo Carnera boxeador, ; Negociado de las carnes , habla en el congeso Lisandro De La Torre, denuncia - Documental Idea y guión Roberto Vacca y Otelo Borroni 1986 http://www.tvpublica.com.ar

martes, 24 de enero de 2012

"DECADAS" año 30 - Parte 3



Congreso Eucarístico Internacional, Obispo Manuel Marengo; Admiral Graff Spee, Acorazado Alemán. hundido en aguas del Rio de la Plata - Testimonio Oficial Alemán Alfredo Petzner, Suboficial Aleman Enrique Wild- 1930 Creación y pavimentación de nuevas rutas Presidente Ortiz. Presidente Uriburu. Ensanche de la Avenida Corrientes, Argentina Granero del Mundo; Primeros Clasicos del futbol, River Boca. Documental Idea y guión Roberto Vacca y Otelo Borromi 1986 http://www.tvpublica.com.ar

"DECADAS" año 30 - parte 2



Imágenes Guerra Paraguay Bolivia; Caída del Tranvía al Riachuelo; Los inicios en el Cine de Eva Duarte; Llegada del Dirigible Graf Zeppeling. Documental Idea y guión Roberto Vacca y Otelo Borroni 1986 http://www.tvpublica.com.ar

lunes, 23 de enero de 2012

"DECADAS" años 30 - parte 1




1930- Comienza la llamada Decada Infame. síntesis- Diferencias Interior, Capital - Gobierno de Irigoyen, Uriburu, Agustin Justo. 1938 Presidencia de Ortiz Movimiento del campo, Grandes estancias. la pampa Humeda -Concentración del poder del Puerto de Buenos Aires - Inmigración Europea- Proseción de la Virgen del Valle, Catamarca imágenes- 1936 Muerte de Dolores Mora- Lola Mora la fuente de las Nereidas - Documental Idea y guión Roberto Vacca y Otelo Borromi 1986 http://www.tvpublica.com.ar

La histórica jaula de los cóndores



A principios del siglo XX el término “reciclar” era algo desconocido para la mayoría del millón de habitantes que, aproximadamente, tenía la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, en esos años, una estructura que supo engalanar la Plaza de Mayo se iba a convertir en un gran jaulón para los cóndores que están en el Zoológico porteño. Y no sólo eso: como para demostrar que Antoine Lavoisier tenía razón cuando sostenía que “nada se pierde, todo se transforma”, esos hierros todavía siguen ahí hasta el día de hoy, en Palermo, prestando servicio.

En su origen, el templete fue colocado en medio de la Plaza de Mayo, cuando la pirámide aún no ocupaba el centro. Eso fue en 1903 y formó parte de los símbolos de las Fiestas Mayas de ese año. Estas celebraciones habían comenzado en 1811, un año después de la revolución, pero desde 1813 se realizaron en forma oficial para celebrar cada año un nuevo aniversario del nacimiento de aquel primer gobierno patrio.

La idea de instalar aquella gran cúpula metálica fue del ingeniero Jorge Newbery, el primer gran ídolo que produjo la Argentina fuera del mundo de la política. Pionero de la aeronáutica, en 1903 Newbery era Director General de Instalaciones Eléctricas, Mecánicas y Alumbrado de la Municipalidad, cargo que mantuvo hasta su trágica muerte, ocurrida en un accidente aéreo en Mendoza el 1º de marzo de 1914. La estructura entonces quedó llena de vistosas lámparas que cada noche le ponían un toque espectacular a la plaza y a sus alrededores.

Algunos investigadores señalan que esa estructura metálica había sido colocada como parte de los festejos por la visita que el presidente de Brasil, Manuel Ferraz de Campos Salles, realizó a Buenos Aires en 1900. Pero en realidad era otra cúpula similar. También se dijo que se la vio iluminada en la Plaza de Mayo en los días del Primer Centenario de la Revolución de 1810. Sin embargo, los que profundizaron más el tema sostienen que la estructura que había hecho instalar Newbery fue llevada al Jardín Zoológico en 1905.

El traslado se había realizado por pedido del naturalista italiano Clemente Onelli (1864-1924) quien vio la posibilidad de que la gran estructura se convirtiera en la Jaula de los Cóndores. En aquel momento Onelli era el director del zoo porteño y continuaba la obra de Eduardo Ladislao Holmberg (1852-1937). La idea era embellecer esas dieciocho hectáreas que aún ocupa ese paseo en Palermo.

Después de ser instalada dentro del zoológico, en la zona cercana a la avenida Del Libertador y la actual calle República de la India, la gran cúpula fue recubierta con una especie de malla, lo que la convirtió en jaula. Y dicen que, entre los primeros cóndores que la habitaron, estuvieron unos ejemplares traídos a Buenos Aires por una delegación de militares chilenos que visitó la Ciudad.

La entrada principal del Jardín Zoológico está frente a la plaza Italia, en el corazón de Palermo. Allí aún se puede ver el pórtico, una réplica en escala de un arco que en Roma recuerda la sangrienta victoria de los romanos, liderados por el emperador Tito, sobre el pueblo judío. Los que ya desaparecieron son los famosos portones de hierro que estaban sobre la avenida Sarmiento y que señalizaban el ingreso al Parque Tres de Febrero y al vecino Rosedal. Los sacaron en 1917. Pero esa es otra historia.


Por Eduardo Parise

domingo, 22 de enero de 2012

El rebelde italiano que mira al río

En 1878, la estatua del político Giuseppe Mazzini, en Alem y Lavalle, generó polémica. Hoy está rodeada de modernas torres.


Dentro de dos meses exactos, se cumplirán 134 años de su inauguración. Aquello ocurrió el 16 de marzo de 1878. El monumento es el mismo pero su entorno cambió mucho. Por lo pronto, ya no lo rodea aquella imagen bucólica de cielo abierto. El río quedó bastante lejos, cubierto por calles, modernos edificios y los viejos muelles de Puerto Madero, devenidos en paseo turístico para propios y extraños. Y las vías del ferrocarril, cuya estación central estaba ahí en el Bajo, a unos metros de la Casa Rosada, no sólo desaparecieron sino que cedieron su lugar para una de las avenidas más transitadas de la Ciudad.

El sitio, ahora lleno de árboles, ocupa la manzana de Leandro N. Alem, Tucumán, Bouchard y Lavalle y se denomina Plaza Roma, aunque alguna vez fue conocida como Plaza Mazzini, en homenaje a la estatua de Giuseppe Mazzini (1805-1872) colocada allí por iniciativa de residentes italianos. El sitio elegido no era una casualidad: querían que, cuando los nuevos inmigrantes procedentes de Italia llegaran a Buenos Aires, tuvieran una imagen cercana a su historia.

Pero no todo era fácil, porque en aquellos tiempos la imagen de Mazzini aún provocaba divisiones en la gente: para algunos ese homenaje era una ofensa porque esa persona había enfrentado a la autoridad del Papa Pío IX; otros, más liberales, creían que se hacía justicia. ¿Quién fue ese político italiano, al que algunos porteños denominan simplemente como “el hombre de la silla”? Giuseppe Mazzini había nacido en Génova y a los 23 años ya estaba integrado a los carbonarios, una especie de logia secreta que con un criterio nacionalista pugnaba por lograr una Italia unificada como república y libre de ingerencias extranjeras.

Según algunos historiadores, la acción violenta de los grupos que lideraba fue la que dio origen a la palabra mafia. Afirman que era el acróstico de la expresión “Mazzini Autorizza Furti, Incendi e Avelenamenti” (Mazzini Autoriza Robos, Incendios y Envenenamientos). Claro que no es la única pero es la que la relaciona a esa organización con este hombre cuyo lema de combate sostenía “Ni Rey, ni Papa; sólo Dios y el pueblo nos abrirán el camino hacia el futuro”. Aquella actitud rebelde no sólo le costó cárcel. En 1832 fue condenado a muerte y pudo huir primero a Marsella y luego a Londres. En 1848 participó en movimientos revolucionarios contra el Papa. Sin embargo, unos años después muchos nacionalistas optaron por el criterio más moderado del rey Víctor Manuel II y de su primer ministro, el conde Cavour, y la línea radical de Mazzini fue perdiendo fuerza. El murió en Pisa (Italia) en marzo de 1872, después de volver en forma clandestina de un exilio que le habían impuesto por un levantamiento en Sicilia.

La estatua que lo evoca en la Plaza Roma es obra del escultor italiano Giulio Monteverde (1837-1917), un hombre que, entre otras actividades, fue maestro de nuestra Lola Mora, la gran artista tucumana. Alguna vez hubo quejas por la ubicación y hasta se pensó en un traslado. Lo único que se modificó fue la orientación ya que, en un primer momento, la imagen de Mazzini miraba hacia la Casa Rosada. Y sigue en su lugar de origen, igual que esa otra estatua que se inauguraría en 1904 en la Plaza Italia, corazón del barrio de Palermo. Es la que evoca a otro Giuseppe: Garibaldi, un joven que alguna vez tuvo a Mazzini como referente. Pero esa es otra historia.

Por Eduardo Parise

viernes, 20 de enero de 2012

La Casa Mínima

En el número 380 del Pasaje San Lorenzo se encuentra la casa más angosta de Buenos Aires, 2,50 metros de frente por 13 metros de profundidad...

Entre las calles Balcarce y Defensa, se halla el Pasaje San Lorenzo, pasaje éste por donde corría uno de los terceros por los que desaguaban las aguas de las lluvias que se abatían sobre la ciudad de Buenos Aires. Pero volvamos al Pasaje San Lorenzo; en su número 380 se levanta la casa más angosta de Buenos Aires. Su frente tiene 2,50 metros de ancho y 13 metros de profundidad. Se calcula que es de principios del siglo XIX, y junto con la casa de María Josefa Escurra, en Alsina 455/63, son los dos únicos ejemplos de arquitectura civil de ese tiempo.

Pues bien... afectos a los mitos, los porteños comenzaron a hacer correr la historia de que esta casa "mínima" era en realidad la "casa del esclavo liberto", y ubicaban en ella a un ex esclavo de Urquiza, quien al ser dada la ley de la libertad de vientres en 1813, durante las sesiones de la Asamblea del año XIII, pasó a ser liberto. Su ex amo le habría otorgado un pequeño lugar en donde vivir, y ese sería el origen de la casa "mínima". Pero esto no tiene asidero real, ni hay forma de poder comprobarlo. La realidad es bien diferente. Si bien la casa es realmente de la primera mitad del siglo XIX, la misma es en realidad un espacio residual de las edificaciones de la manzana que quedó luego de sucesivas reformas de las mismas.

El arquitecto José María Peña, director del Museo de la Ciudad, ha investigado en el Catastro Beare quién fue el dueño del predio en donde se halla la hoy llamada casa "mínima", descubriendo que perteneció a un pariente homónimo de él mismo: el Dr. José María Peña. El mismo, durante el siglo XIX fue subdividiendo la propiedad, quedando este espacio residual que con el tiempo se transformó en una pequeña, "mínima", casa.

En los años ´60 del siglo XX, la casa fue comprada por un tal Silvio Bassi, quien devino en anticuario, y en el principal propagador del mito de la "casa del esclavo liberto", transformando así el lugar en un sitio de visita obligada para todos los turistas atraídos hasta allí por la fama de la casa y por la información errónea que transmitían los guías de turismo de la ciudad.


FUENTE: Museo de la Ciudad Buenos Aires, Ciudad secreta. Germinal Nogués
TEXTO: MARIA CECILIA ALEGRE

miércoles, 18 de enero de 2012

El empréstito Baring


Encontrándose terminado nuestro arreglo con ustedes en lo relacionado con el manejo del empréstito de Buenos Aires, creemos que es conveniente hacer una recapitulación del mismo, así como requerirles una confirmación si comprobamos estar de acuerdo.
Del total del empréstito, que asciende a un millón de capital nominal, accedemos a dar a ustedes doscientas mil libras de capital, al precio del contrato original, vale decir al 70 %.

Nosotros accedemos además a que una comisi¢n del 1 % sobre quinientas mil libras, que es el monto en efectivo de nuestra participación en el empréstito, sea tomada por ustedes, así como también que todos los gastos por sellado, impresiones y preparación de documentos, etc., sean sufragados en las proporciones de nuestros respectivos intereses en el empréstito; y nos comprometemos a nombre del Gobierno de Buenos Aires a que sean habilitados ustedes para cargar la comisión usual del uno por ciento en el monto anual del Fondo de Amortización y Dividendos, que serán ambos administrados por ustedes.

En consideración a lo anterior, damos por entendido que ustedes pondrán en circulación el empréstito entre los suscriptores por cuenta nuestra, colocando las acciones al 85 %, y que el total de las entregas a medida que ingresen deben ser llevadas al crédito del Gobierno de Buenos Aires a razón del 70 %, y al de ustedes y al nuestro en la proporción del 15 %; de esta manera cuando todas las entregas se hallen pagas, deben aparecer en el crédito del Gobierno de Buenos Aires 700.000.
De vuestra Casa 30.000 , de mister Castro y mío 120.000 , total 850.000 libras.
Queda entendido que las 700.000 libras que ustedes deben poner a disposición del Gobierno de Buenos Aires, serán pagadas libres de cualquier descuento por comisión, y conforme con las instrucciones que les daremos a ustedes; y nosotros entendemos también que deberán ustedes abrir un crédito a favor de mister Castro y mío, para ser usado en la forma que lo precisemos, durante el transcurso de dos o tres meses, por la suma de ciento veinte mil libras, con un interés corriente cargado en la cuenta; pero para el caso de que nosotros retiremos sumas antes de que las entregas sean pagadas, o por si por cualquier contingencia que no podemos prever, alguna parte de las dichas entregas no les fuese pagada a ustedes, nos constituimos personalmente obligados hacia ustedes por tales cantidades parciales no recibidas, y nos comprometemos a restituirles el dinero que podamos haber percibido por anticipado en ese aspecto tan pronto sepamos de esta deficiencia, y les será también a ustedes permitido debitar una comisi¢n del medio por ciento sobre el total de las referidas ciento veinte mil libras."

John Parish Robertson, 25 de junio de 1824

(Documentos para la Historia Integral Argentina, Bs. As., Centro Editor de América Latina, 1971).

martes, 17 de enero de 2012

El Federalismo en la Constitución y en la Realidad - parte 6


La economía
Esa tergiversación política y luego jurídica mencionada ha abierto las puertas a la “politización de la economía”, esto es, a la sustitución por decisiones políticas arbitrarias, del orden social imparcial e impersonal del mercado institucionalizado, esto es, moneda sana, precios libres e intercambios voluntarios, es decir, sin intervencionismo ni estatismo. Porque tal intervencionismo debilita las garantías, dificulta el progreso, facilita y vigoriza la inmoralidad y es, en suma, un suicidio político; de ahí la discontinuidad e inestabilidad política, originada por el desorden social y la frustración ciudadana.

El orden moral
Las tres deformaciones precedentemente señaladas impiden la vigencia de un orden moral. Pues la crisis de este orden ha sido, si no originada, por lo menos sensiblemente agravada por el premio a la inmoralidad que entrañan las tres casusas anteriores. Porque el “anti-sistema” en que vivimos, antijurídico, antieconómico, e inmoral, “libera de la responsabilidad” y crea la inseguridad y desconfianza que impide la colaboración voluntaria, desintegrando la sociedad, por lo que muchos –o la mayoría- tratan de lograr a expensas de los demás, canonjías (12) y prebendas para sí. Y en esta lucha no triunfa el que mejor sirve a la sociedad sino el que tenga más astucia para sonsacar favores o más influencia para imponer sus intereses. El intervencionismo es, pues, el caído cultivo donde se perfeccionan las imperfecciones humanas, primero de gobernantes y luego de gobernados; es la matriz de la corrupción. Este es el resultado de haber entronizado la filosofía grupal, en reemplazo de la individual que preside nuestra Constitución. Por eso también afirmamos que hoy la economía ignora al derecho, y la política a ambos; el resultado es el tembladeral en que estamos divididos, empobrecidos y confundidos.

La Constitución
El caos anterior ha sido “institucionalizado” mediante la más diversas interpretaciones de la Constitución, por todos declamada y por ninguna respetada. Y con este sutil procedimiento –de exigirla a todos, pero con distintas interpretaciones- han logrado que la gente se acostumbre a creer que sirve para cualquier cosa, lo que equivale a que no sirva para nada, que en el fondo es lo que se pretende, para eludir los precisos límites que ella impone. Así surgieron los intersticios y la •inflación y devaluación” de la ley legal, pero ilegítima, que construyó la actual descomunal dimensión del Estado. Esto, además, es volver al gobierno de los hombres, no de la ley.

Si durante la organización Nacional necesitamos la Constitución según la interpretaron sus redactores para salir de la miseria del atraso y alcanzar el progreso y la unión nacional, hoy la necesitamos por las mismas causas, pero, además, porque el país no puede volver de ninguna manera a 1973.
Corremos hoy el riesgo de reconocer dos procesos simultáneos –en el supuesto caso que se intente y con el tremendo esfuerzo que ello requerirá- contemporáneo con otro proceso “pacífico”, que debido al “sistema” vigente (democracia social o ilimitada), inexorablemente nos retornara al punto de partida. Porque la República Liberal –que es la que ordena nuestra Constitución- no puede prosperar con las reglas de juego de la demagogia social, del número, ilimitada o del “doping”, en la que la falta de límite otorga enormes ventaja al que más miente, engaña, exacerba pasiones, sentimientos y resentimientos que luego hacen imposible la vida civilizada. Los partidos políticos bien intencionados legalizarán con su presencia su sistema ilegítimo; es más, contribuirán a construir el tablado para que se represente, no la zarzuela de la libertad, sino la danza macabra del populismo, antesala del totalitarismo.

Por eso la República está desintegrada y descreída. Lo grave es que parecería que esta tristísima experiencia no hubiera dejado ninguna enseñanza. La que hoy se propone para 1984 –como lo previó Orwell - es la misma “leucemia” política que nos ha postrado, esto es, la “democracia ilimitada”  que, al pretender manejar la sociedad desde arriba, destruye necesariamente el orden social de la libertad que hoy requiere una sociedad moderna industrial y tecnológica, con poblaciones en constante aumento y expectativa creciente. Esta es la causa de la inestabilidad política y el péndulo que en vano se intenta conjurar mediante una concertación y acuerdo, que incluso puede significar a los gobernantes electos, la garantía de una futura impunidad. Debemos entender definitivamente que la “única concentración” indispensable es la “correcta interpretación” de nuestra sabia Constitución según la establecieron sus redactores hoy por casi todos invocada y simultáneamente ignorada, que es la mejor forma de denigrar un sistema sin aplicarlo. Y esa correcta interpretación es el “gran acuerdo jurídico-económico” indispensable hoy para poder llegar a las elecciones, y realizadas estas, lograr la ansiada estabilidad política o institucional.


Conferencia pronunciada en la Escuela de

Educación Económica y Filosofía de la Libertad
por Carlos A. Sánchez Sañudo el
16 de mayo de 1983.-

El Federalismo en la Constitución y en la Realidad - parte 5

El federalismo está enfermo, en coma, y jamás saldrá de ella mientras se mantenga el enfoque político e inconstitucional “redistribucionista”, el pretender manejar la sociedad desde el poder. Porque como decía Alberdi “Nos han organizado no la libertad, sino sus trabas”. Por eso, agregamos, estamos trabados, atascados, aplastados por un Estado megalómano y súper dimensionado, imposible de manejar por cualquier gobierno, civil o militar, electo o de facto. La consecuencia inevitable es la de recoger tres amargos frutos: disminuir el nivel de vida de todos, aumentar las desigualdades (que se declama reducir) y restringir la libertad. Y esto es la antítesis de nuestra Constitución, Republicana, representativa y Federal.

Y como comenzamos esta conferencia afirmando que la crisis del Federalismo es una faceta de la crisis de todo el orden social de la Constitución, puede resultar útil referirnos muy brevemente a “Nuestras crisis reiteradas y sus soluciones”

Nuestras crisis reiteradas y sus soluciones

En estos tiempos de confusión realimentada que vivimos, un grupo de jóvenes me solicitó que escribiera en dos páginas las causas de nuestras veintiséis reiteradas; el intento fue el que se transcribe a continuación:

Consideramos que hay leyes de tres tipos:

Causas políticas
A partir de 1916, contemporáneamente con la ley Sáenz Peña (y no necesariamente por ella) se cambió la interpretación de las instituciones políticas, subordinándose la primacía de “los derechos y garantías” a la “voluntad de la mayoría”. Ello significó invertir la concepción de que la sociedad se organiza desde abajo por los derechos mencionados (con sus consecuencias jurídicas y económicas) por lo que debe ser manejada desde el poder y lo funcionarios que lo representan. Son dos concepciones opuestas del orden social, que importan dos estilos, niveles y calidades de vida diferentes; en el segundo caso (la democracia ilimitada, del número, social, etcétera), dicho estilo en realidad puede ser cualquiera, el que establece el gobierno de turno. De ahí la inestabilidad social y, en consecuencia, política e institucional) es decir el péndulo que hemos vivido.

De carácter jurídico
En las últimas décadas distintas causas han contribuido a debilitar la defensa que el orden jurídico significaba ante la arbitrariedad, ya sea de uno, de muchos o de todos, en particular del poder, que ha sido el problema de siempre. Algunas escuelas de jurisprudencia ha contribuido a ello: el concepto de la justicia social, oponiéndose al tradicional de justicia; el concepto de derechos sociales, llenando, diluyendo o anulando a los individuales; el positivismo legal que interpreta que “la ley no depende de la justicia, sino que determina lo que es justo”.
Y esto y otros supuestamente modernos conceptos han contribuido a que, en las últimas décadas, con el argumento del estado de “necesidad” y la de ampliación del concepto “de poder de policía”, se han ido abriendo fisuras, cuando no boquetes, en la muralla defensiva contra la arbitrariedad (que es la “licencia” que necesita la democracia ilimitada para sacrificar derechos personales en aras de privilegios grupales para la recolección de votos). El poder de decisión pasó así progresivamente de los gobernados a los gobernantes, los derechos se transformaron en meras concesiones, y terminamos en un Estado redistribuidos (justicia social o redistributiva) y súper dimensionado, que ha aplastado al país.

El concepto de sufragio también se ha modificado: de construir un derecho para elegir funcionarios que nos garanticen los derechos de cada uno, abajo, en la sociedad, se ha transformado en el “instrumento” para elegir representantes de los grupos para que les acuerden privilegio, arriba en el poder y a través del poder, a costa de la sociedad. La representatividad ha cambiado así también de motivación y objeto, no siendo ya éste el contribuir al bienestar general, sino al sectorial o grupal, transformando las aspiraciones legítimas de las personas, en irreconciliables de los grupos.

lunes, 16 de enero de 2012

El Federalismo en la Constitución y en la Realidad -parte 4

La Centralización Peronista – El Sindicalismo Autoritario
En 1943 del autoritarismo pasamos al totalitarismo, que ignoró definitivamente las autonomías provinciales, quedando del federalismo solo en nombre. La organización política nacional se completó con el sindicalismo verticalista, provocándose el “vaciamiento” de las autonomías provinciales.
Desde la Capital Federal se regulaba el más mínimo detalle de la vida partidaria en el interior: los candidatos a intendente, a concejales, a consejeros escolares; las provincias estuvieron condenadas a una actitud pasiva; esperar órdenes del “Comando nacional”. Además, simultáneamente se produjo una singular mezcla de partido y gobierno, siendo difícil percibir donde terminaba uno y empezaba el otro. Todo dependía de la autoridad central. Así –vía un centralismo económico que destruyó el orden jurídico- se aniquiló políticamente el federalismo argentino, lo cual se reflejó en el macrocefalismo porteño.

Pero lo peor es que en esta falsa democracia ilimitada –alabada hoy prácticamente por todos- al no haber límites, no hay forma concreta para los partidos democráticos de filtrar a los totalitarios, camuflados de autoritarios solidaristas, ni tampoco dentro de éstos de cómo defender las autoridades provincianas frente a la voluntad del aparato sindical piramidal, que es una organización grupal (7) antitética con la personal de nuestra Constitución.. El tiempo nos impide profundizar este importante tema.

Las empresas del Estado y el Federalismo.
Y por último, no lo menos importante. Uno se los instrumentos para concentrar el poder político y económico en detrimento de las provincias, son las empresas estatales nacionales. Porque cada empresa nacional exhibe un poder económico financiero, potencial y técnico que empalidece la posición y la función de las provincias en que opera. Un ejemplo muy ilustrativo: el presupuesto de YPF en 1979 (8) era el equivalente al de 20 provincias argentinas, con excepción de cuatro, Córdoba, Mendoza, Santa Fé y Buenos Aires. Evidentemente, la magnitud de sus recursos financieros, tienen la significación de una presencia políticamente predominante, excepcional en cada provincia (9).
Las autoridades federales y provinciales quedan aisladas de este esquema funcional de las empresas nacionales. Los planes de acción de éstas se definen en Buenos Aires, en estrecho contacto con los ministros nacionales de economía, de energía, de comunicaciones, de transporte y del banco Central. La única influencia que pueden tener las autoridades provinciales sobre esas empresas son sólo a través de los vínculos personales que le abran las puertas de los despachos ministeriales o de las direcciones de las empresas estatales. Se ha soslayado la intervención de las provincias, en las decisiones técnicas y en las económicas. Se ha perdido así el equilibrio político, o la distribución de ese poder que tiene por objeto precisamente el federalismo de la Constitución.

En esta última década la producción insuficiente e ineficiente de bienes y servicios de máxima complementariedad de las empresas del Estado, ha contribuido a encarecer la producción. Los déficits de dichas empresas han impulsado la inflación, incrementado la deuda externa y elevado la tasa de intereses, en lo interno. Tales dificultades económicas provocadas por el poder central han aumentado la dependencia de las provincias de aquel poder, hasta llegar al caos actual.

Con la estatización de los servicios públicos, la nacionalización de los recursos naturales (10) y la constitución de empresas con dineros públicos se logró la centralización del poder político y económico y, lamentablemente, con el apoyo entusiasta de los representantes provinciales en el Senado y en la Cámara de Diputados, de quienes cabía aguardar una celosa defensa de los fueros de las provincias que los había designado. La ideología superó a la autonomía regional. Es ésta una causa adicional en pro de la privatización (11). Ante la megalomanía política, la única defensa del federalismo está en el límite jurídico-económico de nuestra Constitución liberal, según la interpretaron sus redactores, no sus tergiversadores.


(7) La organización sindical Argentina es de corte fascista. (Nota del transcriptor).

(8) Y.P.F. “Yacimientos Petrolíferos Fiscales”. Empresa estatal que fue privatizada hacia la década de 1990. No confundir con YPF ni con Repsol-YPF que son sociedades posteriores al hecho que en la conferencia se menciona. (Nota del transcriptor).

(9) En el momento en que se dicto esta conferencia (16/5/1983) Aún no se había provincializado el Territorio Nacional de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (Actual Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur) que sucederá recién en 1991. Tampoco era Ciudad Autónoma la Ciudad de Buenos Aires como lo es hoy además de Capital Federal hasta que se traslade a otra. (Nota del transcriptor).

(10) El reconocimiento expreso que le dio la reforma constitucional de 1994 sobre la propiedad de los recursos naturales a las provincias que los posean es un adelanto para evitar ese avasallamiento al federalismo ya que son las provincias las dueñas de los recursos naturales que dentro de sus territorios se encuentren. (Nota del transcriptor).

(11) Proceso este que en gran medida se dio en la década de 1990 con la privatización y concesión de dichas empresas. Pero que hoy desgraciadamente se pretende retroceder con casos como el de Aerolíneas Argentinas (que ya presenta pérdidas millonarias diarias) o la empresa de servicios de agua y cloacas: Aysa. (Nota del transcriptor).

El Federalismo en la Constitución y en la Realidad - parte 3

El Aspecto Político
El origen de este descalabro se debe a la concepción política equivocada según la cual la sociedad debe ser manejada desde arriba, desde el poder, es decir, todo lo contrario a la esencia de nuestra Constitución de 1853.
El Dr. Julio Cueto Rúa en un artículo en “La prensa” del 29-9-1979 señaló el grave problema que implica el centralismo de los Partidos políticos nacionales, en particular del radicalismo y del peronismo, que minimizaron la política provincial y contribuyeron a la excesiva concentración de poderes en el gobierno de la nación, operados unitariamente desde la Capital de la República.

La verdad es que para 1910 los grupos patricios provinciales que habían logrado la organización del país, consolidado la unión nacional y puesto en marcha el progreso acelerado que mostró en el Centenario de Mayo una Nación pujante y de una capacidad creadora admirable, esos grupos de los cuales surgieron Roca, Avellaneda, etc., fueron reemplazados por una fuerza social de ascendencia inmigratoria que encontró en el radicalismo de Alem a Yrigoyen una forma de canalizar sus ansias e inquietudes, pensando –sin advertirlo- más en el corto plazo que en el largo plazo. Yo diría que se comenzó a pensar más en hombres que en los principios y doctrinas, en la fuerza del grupo antes que en los derechos de la persona; en una palabra, en la falsa interpretación de las instituciones, anteponiendo la política al orden social, es decir, politizando tanto la economía como el derecho, con lo cual no queda progresivamente ni la una ni la otra. La Unión Cívica Radical surgió como una fuerza de definidos propósitos de alcance nacional; no levantó banderas autonomistas.
En sus comienzos hizo de la Capital Federal el epicentro de sus actividades y el eje de toda una concepción política dirigida a provocar el cambio profundo de la distribución y el goce del poder político mediante su concentración en manos de la Nación (poder central). En su primer gobierno el Presidente Yrigoyen avasalló en pocos meses la casi totalidad de las autonomías provinciales; creo que intervino 20 veces a 14 provincias, con lo que obviamente se pasaron a cumplir las directivas impartidas desde el comando nacional partidario instalado en la Capital Federal.

Los gobernadores, que en el último tercio del siglo pasado habían tenido influencia en el juego de la política y en la designación de presidente, perdieron su influencia. En las provincias prevaleció la voz del dirigente partidario amigo del Presidente, -bien ubicado en la Capital Federal,- antes que el dirigente local. El amigo de don Hipólito no tardó en llegar a la presidencia del comité del partido provincial, contando, en los hechos con tanto o más poder que el gobernador. Por último, el comité nacional llegó a dominar los comités provinciales y consecuentemente todo el proceso de selección de los candidatos a gobernador y demás autoridades provinciales.
La organización de la Unión Cívica Radical se superpuso, en cierta medida, a la organización federal de gobierno; pero fue su concepción política del manejo de la sociedad desde el poder (estatismo e intervencionismo económico, planificación y justicia social) lo que terminó por constituir un aparato de poder despreocupado de las potestades autónomas de las provincias, y de las verdaderas libertades civiles.

domingo, 15 de enero de 2012

El Federalismo en la Constitución y en la Realidad - parte 2

El Federalismo de 1853
En suma, la Federación de la divisa punzó, antes de Caseros, era en realidad una Confederación, donde los derechos personales (5) brillaban por su ausencia; luego de 1853, se constitucionaliza el Federalismo –igual vocablo pero de distinta esencia- que, al garantizar los derechos de todos los habitantes (no sólo de los ciudadanos) organiza la sociedad nacional y provincial, ambas, desde abajo, desde el habitante y sus derechos personales, ya no más desde arriba, desde el poder y los funcionarios que lo representan, sean provinciales o nacionales. Ese fue el gran cambio, con el mismo nombre de federalismo, pero que insertó a éste en otro contexto opuesto, en el de la concepción y filosofía de la libertad; surgió así un trípode, cuyas patas son el orden jurídico, el económico y el político, que sustentan la filosofía de la libertad y la moral, de las cuales, a su vez, dimanan. El federalismo de 1853 es el verdadero, el que coadyuva a una causa superior: la limitación del poder para que el ciudadano tenga garantía en sus derechos y la sociedad defesa legal contra el autoritarismo, que es el que abre el camino al totalitarismo.

Aspecto Económico:
Como señala Ludwing von Mises resulta una incongruencia de quienes proclaman la necesidad del federalismo y al mismo tiempo adhieren al estatismo e intervencionismo económico –para efectuar la tan mentada “redistribución” supuestamente “solidaria”- porque están prometiendo una evidente imposibilidad, construyendo una nueva frustración.
Pues, aunque se declame el federalismo, el dirigismo económico debe ser central y consecuentemente en detrimento de la autarquía provincial. Y ello, es debido a que la Argentina, toda, constituye una unidad económica, con un sistema monetario uniforme, con libre movilidad de bienes, de capitales y de personas entre las provincias (la prueba está en que la mayoría de nosotros desconoce dónde está con precisión cada límite interprovincial; y es porque no lo necesita), (artículos 5º, 8º y 9º de la Constitución Nacional). En un país así organizado según el artículo 1º (6) los que consideran que el Estado debe intervenir en la economía, deben hacerlo necesariamente a través del gobierno central, pues si cada provincia tuviera libertad para controlar la economía según su propio criterio, se desintegraría la Nación en su unidad como mercado (y en el orden jurídico que este requiere), esto es, se volvería a la etapa anterior a 1853, en que existían barreras aduaneras y autonomía monetaria provinciales. Es que está implícito en la naturaleza del dirigismo económico, moverse hacia la centralización extrema, pues un control trae a otro control, como lo hemos padecido y padecemos.
Resulta evidente que las autonomías provinciales garantizadas por la Constitución, sólo pueden ser una realidad, bajo un sistema de libertad económica o economía de mercado. Al votar por el control gubernamental de la economía, los electores lo hacen implícitamente –aunque tal vez sin saberlo- por una mayor centralización y consecuente delegación de los poderes provinciales. En tal caso –como hoy nos ocurre- el federalismo es meramente declamatorio. Es ésta una nueva comprobación de que el orden jurídico contrario a la arbitrariedad, no funciona con cualquier sistema económico como muchos equivocadamente creen. Aquel orden jurídico sólo puede coexistir con la economía también en libertad. Muchos juristas se han perdido en esa confusión económica y viceversa. Así la economía ha ignorado al derecho, y la política a ambos. El caos ha sido y es así inevitable.

El poder Omnímodo
Porque quienes hicieron nuestra Constitución jamás soñaron con un sistema de gobierno bajo el cual las autoridades tuvieran que fijar los precios del pan, de la fruta, de los salarios, de las divisas, del interés, etc. actualizándolos permanentemente. Ellos comprendieron claramente –como Alberdi lo enseñó reiteradamente, casi con desesperación- que el control estatal de la economía es incompatible con cualquier forma de gobierno republicano y menos aún democrático. Pues si al poder político se agrega el económico, estamos ante el poder omnímodo que es la negación del federalismo, de los derechos e incluso de la democracia; solo el liberalismo, que es la doctrina de la limitación del poder, puede poner coto a tales extravíos. Bien decía Karl Popper que “aquellos que consideran que es la emoción y no la razón la que debe gobernar a los pueblos, le abren las puertas a los que gobiernan con la fuerza.” No es casual –dice Mises- que los países socialistas estén gobernados de manera totalitaria. En un sistema dirigista –que aunque se diga “democrático” es autoritario- los parlamentos no puedan ser otra cosa que asambleas de “hombres-si”, sigue Mises. Y ello ocurre no porque sus integrantes carezcan de condiciones personales, sino porque las innumerables tareas de control minucioso, de precios, de intereses, etc., características de las llamadas planificaciones, desborda los límites de la capacidad, del tiempo y de la información requerida imposible de obtener para examinar detenidamente tales cuestiones. No les queda otra opción que confiar en el “proyecto” y votar en bloque su aprobación, o delegar en la administración pública crecientes facultades de control y decisión, que han originado el progresivo autoritarismo, creador de la incertidumbre paralizante.
Así arbitrariedad no es ya producto de la mayoría ni de sus representantes, sino de la burocracia, que es más entusiasta sostenedora de los ilimitados poderes que ellos ejercitarán en la “llamada democracia ilimitada”, como dice Hayek en su monumental obra, con sus consertaciones y planificaciones “indicativas” o “democráticas”, imposibles de realizar.

5) Derechos personales hoy conocidos también como “Derechos Humanos”. (Nota del transcriptor).
(6) Art. 1: “La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa republicana federal, según la establece la presente Constitución”. (Nota del transcriptor).


Conferencia pronunciada en la Escuela de
Educación Económica y Filosofía de la Libertad
por Carlos A. Sánchez Sañudo el
16 de mayo de 1983.-


El Federalismo en la Constitución y en la Realidad - parte 1

La Crisis del federalismo argentino no es una faceta de la crisis de todo el orden social de la Constitución; es una consecuencia inevitable de haber invertido, puesto patas para arriba su orden jurídico-económico, debido a una concepción política equivocada que cree que la sociedad debe ser manejada desde arriba, desde el poder y no funciona desde abajo, desde el ciudadano y sus derechos personales. Error que vemos a diario repetir en la televisión, aunque con los ropajes más diversos. La confusión semántica alimenta la confusión en las ideas y ésta dificulta detectar las causas de los efectos que deseamos hacer desaparecer; es decir, no se puede –simultáneamente- aceptar las causas y rechazar los efectos de éstas.

Creo que una forma de abordar el tema es recordando que en el siglo XVIII, para terminar con las arbitrariedades del absolutismo monárquico, nace el Constitucionalismo liberal propugnando la limitación del poder, pues como dijo más tarde Benjamín Constant: “No es el origen sino la limitación del podre, lo que le impide a éste ser arbitrario”. Y para lograr ese límite se recurrió a tres métodos o expedientes: la división de poderes (el equilibrio entre ellos, el sistema de pesos y contrapesos), el federalismo (la dispersión del poder) y, sobre todo, los derechos individuales. En verdad, creo que los dos primeros son los que equilibran o dispersan el poder, pero los que trazan el límite, el radio del círculo de protección, son los derechos y garantías individuales, preservando la libertad personal contra cualquier voluntad arbitraria, ya fuera de uno, de varios o de todos. Los otros dos, no deben perder de vista este propósito fundamental, que es también el de nuestra Constitución.

Pero veamos el federalismo, que es nuestro tema y que analizaremos desde distintos aspectos. Comenzaremos por el Institucional.

Aspecto Institucional:
Para ello recordemos un trabajo de Einaudi, sobre la Constitución Norteamericana, pero que me parece muy útil para trazar un paralelo con nuestro caso.
En un magnífico artículo de 1944 tendiente a construir no la fracasada “Sociedad de Naciones”, sino los “Estados Unidos de Europa” recuerda Einaudi que los Estados Unidos de América vivieron bajo dos Constituciones: la de 1776, con la que corrió en seguida el peligro de disolverse, y la de 1787 con la que se transformó en un gigante. La primera fue en verdad una confederación de los 13 Estados, conservando cada uno su independencia, su soberanía, su libertad y todo su poder; no era más que un acuerdo entre gobiernos independientes, que delegaban en el General Washington sólo la dirección de las Relaciones Exteriores y sobre todo, la guerra exterior; mientras que en 1787 se constituye la Federación, que es un acto de soberanía del pueblo todo, que crea un nuevo Estado dándole una Constitución que abarca a todos sus habitantes; los antiguos estados se mantienen en una esfera más restringida. La Confederación de 1776 era una “sociedad de Naciones”, la de 1787 constituye una Nación. Lo mismo ocurrió a nosotros en 1853. Antes de esta fecha éramos un conglomerado de provincias, con organizaciones tribales, dependientes de los caprichos de cada caudillo que delegaron en Rosas, las relaciones exteriores y la dirección de la guerra; no había Constitución (1). En 1853 surge una Nación, con gobierno central con poderes diseminados es decir: limitados por el federalismo; y para todos los gobiernos, tanto central como provinciales, la división de poderes en cada uno de ellos; también, sin excepción, los derechos y garantías individuales como limitación del poder, fuera central o local.
En la confederación puesto que es todavía una liga de Estados “Soberanos” se pone a los estados los unos junto a los otros, agudiza las fricciones entre ellos, las multiplica, proclama la voluntad de los unos de no querer adaptarse a la voluntad de los otros, y por ello crecen las oportunidades de guerra (la verdad es que eso es lo que ocurrió en Estados Unidos hasta 1787, entre nosotros hasta 1853 y en Europa luego de 1918, como decía Einaudi).

La Federación:
Mientras que en la Federación los organismos superiores, parlamento y gobierno, no pueden ser elegidos por los estados soberanos individuales, sino por los ciudadanos de la federación toda. Los Estados quedan soberanos en todas las cuestiones no delegadas expresamente en la federación, pero dentro de los límites de ésta no hay barreras aduaneras, hay una ciudadanía única y –la cooperación- los intercambios en bienes y servicios entre personas son plenamente libres (derechos civiles).
Bien, nuestra Constitución de 1853 estableció precisamente la abolición de las barreras aduaneras en sus artículos 9, 10, 11 y 12, constituyendo su artículo 14 (2) y los restantes de la parte pétrea (3), los límites, no a uno, sino a los tres poderes, al establecer las libertades civiles que son la savia indispensable para que la Nación sea, no una promesa sino una realidad. Y esos límites, repito, son para todos los gobiernos, tanto para el central como para los provinciales, pues de poco serviría el federalismo, si los derechos de los gobernados fueran conculcados por el gobierno local en lugar del nacional (ver artículos 5º y 8º de la Constitución) (4).

Conferencia pronunciada en la Escuela de
Educación Económica y Filosofía de la Libertad
por Carlos A. Sánchez Sañudo el
16 de mayo de 1983.-

Notas:
(1) Se refiere al momento en que Juan Manuel de Rosas gobernaba la Provincia de Buenos Aires. Hubo dos constituciones anteriores a la de 1853; las unitarias de 1816 y 1826 que por su carácter unitario (poder centralizado) no tuvieron éxito. Sobre todo la primera de 1816 que no fue siquiera aplicada. La de 1826 dio la presidencia de Rivadavia. (Nota del transcriptor).
(2) Artículo 9 Constitución Nacional: “En todo el territorio de la Nación no habrá más aduanas que las nacionales, en las cuales regirán las tarifas que sancione el Congreso.” Art. 10- “En el interior de la República es libre de derechos la circulación de los efectos de producción o fabricación nacional, así como la de los géneros y mercancías de todas clases, despachadas en las aduanas exteriores.” Art. 11- “Los artículos de producción o fabricación nacional o extranjera, así como los ganados de toda especie, que pasen por territorio de una provincia a otra, serán libres de los derechos llamados de tránsito, siéndolo también los carruajes, buques o bestias en que se transporten; y ningún otro derecho podrá imponérseles en adelante, cualquiera que sea su denominación, por el hecho de transitar el territorio.” Art. 12- “Los buques destinados de una provincia a otra, no serán obligados a entrar, anclar y pagar derechos por causa de tránsito; sin que en ningún caso puedan concederse preferencias a un puerto respecto de otro, por medio de leyes o reglamentos de comercio.” (Nota del transcriptor).
(3) Parte pétrea, esto es aquellos artículos que no pueden ser eliminados, suprimidos, modificados; en no pueden ser “tocados” en un reforma constitucional. Son las declaraciones, Derechos y Garantías establecidos en la primera parte de la Constitución Nacional. (Nota del transcriptor).
(4) Art. 5: “Cada provincia dictará para sí una Constitución bajo el sistema representativo republicano, de acuerdo con los principios, declaraciones y garantías de la Constitución Nacional; y que asegure su administración de justicia, su régimen municipal, y la educación primaria. Bajo de estas condiciones, el Gobierno federal, garante a cada provincia el goce y ejercicio de sus instituciones.” Art. 8: “Los ciudadanos de cada provincia gozan de todos los derechos, privilegios e inmunidades inherentes al título de ciudadano en las demás. La extradición de los criminales es de obligación recíproca entre todas las provincias”. (Nota del transcriptor).

viernes, 13 de enero de 2012

Batalla de Guayabos - parte 4

Desde el Potrero de Queguay, el coronel Dorrego con sus fuerzas, se dirigió a Paysandú, lugar al que llegó también Zapiola y el mayor Cortinas, trayendo a cuarenta hombres, con la esperanza de que algunos de los dispersos se hubieran incorporado a las otras dos divisiones, pues muchos tomaron por grupos la dirección de San José y Montevideo.

Dorrego apreció que las pérdidas del oponente, entre muertos y heridos, fue el triple de las propias, y que la mayor prueba la aducía, no sólo en las bajas, sino en el desorden y confusión que se produjo entre ellos durante el último ataque que llevaron ya de noche, que los dejó en tan mal estado, que no obstante saber el adversario, que la división patriota se encontraba casi de a pie y con pocos efectivos, no se animaron a perseguirlos ya que por el mal estado de sus cabalgaduras, tuvieron que marchar a pie, llevando sus caballos de las bridas hasta la llegada a Paysandú.

Las pérdidas propias no pudieron apreciarse en los primeros días sino aproximadamente, y así se habla de diecinueve heridos incluso el teniente Lima que marchaba en la columna, calculándose entre cincuenta a sesenta muertos. Del Regimiento faltaban treinta y dos granaderos, y los alféreces Barros y Peña, del Nº 3 faltaban el teniente Paz, el alférez Pierez y 123 hombres, incluso los pasados. De los Granaderos de Infantería, faltaban los capitanes Conge, Celis, los tenientes Martínez, Moreno y 103 hombres. De los Dragones de la Patria, el capitán Lima y 60 de tropa.

El coronel Dorrego, terminaba el parte recomendando a los tenientes coroneles Zapiola, Vargas y Viera, sobre todo a Vargas, recalcando que durante la acción, desplegó un valor extraordinario. Incluye en la recomendación al capitán Arias, teniente Suárez, Lavalle y al cadete Hidalgo, todos pertenecientes al Regimiento. Del Nº 3, al comandante de guerrillas, capitán Julianes, al mayor Ibarrola y ayudante Virnes. De Granaderos de Infantería, a los capitanes Conge, Celis y teniente Martín y al capitán Lima y teniente Lima de los Dragones de la Patria, así como al teniente Espinosa y alférez Mondragón del mismo Regimiento, terminando la recomendación en el ayudante Marcos Vergara, que durante la acción actuó como ayudante del coronel.

Sabedor Viamonte de que Dorrego había sido batido en Arerunguá, mandó al teniente coronel José Melián que pasase inmediatamente al Uruguay con 300 hombres para proteger a los dispersos lo que ejecutó situándose en Paysandú, donde recibió al teniente coronel Zapiola, algunos oficiales y parte de la tropa de su regimiento. Igualmente fueron auxiliados Dorrego y el resto de la división, facilitándose los medios para que se trasladasen a Concepción del Uruguay.

Igualmente se dispuso el regreso del comandante Melián, y en conocimiento de que algunos caudillos artiguistas (Otorguéz y Basualdo) habían cruzado el Uruguay, Viamonte ordenó que el comandante Melián con 100 Dragones de la Patria, recién llegados de Buenos Aires, y los coroneles Valdenegro y Hortiguera con sus fuerzas, salieran a batir a tales caudillos, los que fueron completamente deshechos en el Rincón.

Las causas principales que se pueden atribuir a la derrota de Arerunguá, son específicamente dos: 1) a la falta de cooperación entre las diferentes divisiones que operaban con un mismo fin en el territorio uruguayo, y el de Entre Ríos, y 2) al número excesivo de tropa extranjera afectada a la división Dorrego, que apenas tuvieron una oportunidad, se pasaron al otro bando en la proporción de más del 30% del efectivo de esta división.

En la derrota sufrida por nuestras armas en aquella jornada, no intervinieron para nada las concepciones estratégicas de los caudillos orientales, según insinúan algunos historiadores del vecino país, sin tener en cuenta, que en ningún momento de la campaña, aquellos revelaron semejantes condiciones profesionales pues cada caudillo obraba independientemente, y a menudo, bajo la influencia divergente de rivalidades profundas, que también prevalecieron en las numerosas guerras civiles, que casi hasta nuestros días, han ensangrentado al estado cuña que creamos en Ituzaingó.

El Supremo Director, compenetrado de la actitud de Viamonte, al no prestar la cooperación mínima que le solicitó Dorrego, de acuerdo con las órdenes expresas y claras impartidas por el Ministro de Guerra, dispuso el 14 de enero de 1815 su relevo como teniente gobernador y jefe de las fuerzas de Entre Ríos, designando en su reemplazo, con carácter interino al coronel Eusebio Valdenegro.

El 19 de enero de 1815, en una comunicación que el Director Supremo hacía al coronel Valdenegro, disponía la suspensión de todas las operaciones militares en la Banda Oriental, con el consiguiente repliegue al Cuartel General, de las tropas que operaban en dicha provincia, que no debían empeñar acción alguna, sin que una manifiesta ventaja prometiera un resultado feliz. El coronel Soler tenía orden de replegarse sin demora hacia San José o las Caleras de García, dejando a las fuerzas de Entre Ríos y Corrientes bajo la dependencia del coronel Valdenegro, incluso las de Dorrego, con los restos de su división.



Batalla de Guayabos - parte 3

Dorrego franqueó el paso con cuarenta Dragones de la Patria, haciendo replegar a las guerrillas sobre las divisiones que se encontraban formadas en las alturas de la loma, como a cuatro cuadras del paso, y en el siguiente orden: 400 blandengues al centro, con el caballo de la rienda, seguramente para combatir a pie, frente al paso había un corral de piedras, ocupado por unos 50 milicianos, en los costados los escuadrones de los capitanes Ledesma y Llanes a caballo, en el centro y a retaguardia, tenían también una pieza de a dos, servida por unos 60 a 80 negros y un esmeril, las milicias de Paysandú, Mercedes, y Soriano, en segunda línea a retaguardia del centro, pocos metros a retaguardia del escuadrón Llanes (flanco derecho del oponente), una compañía de blandengues a caballo, al reserva constituida por 300 blandengues pie a tierra y con el caballo del diestro, a órdenes del comandante Rufino Bauzá, se encontraba en una hondonada, a retaguardia y detrás del ala izquierda enemiga la que no fue vista, por estar bien oculta detrás de las primeras lomadas.

Después que la división cruzó el paso de Guayabos, Dorrego ordenó echar pie a tierra a la infantería dejando 50 criollos a caballo de reserva. Formó su línea en el orden siguiente: los 200 hombres del Regimiento sobre el costado derecho; a continuación extendiéndose a la izquierda el Nº 3, la pieza de a 4, y los Granaderos de Infantería, sobre el ala izquierda, los Dragones de la Patria. El capitán Julianes con 40 hombres del Nº 3 recibió la orden de apoderarse del corral, lo que realizó brillantemente, después de una reñida lucha, aunque con bastantes pérdidas por ambas partes. La caballería enemiga del ala izquierda, trató de retomar el corral, pero el Regimiento con el teniente coronel Zapiola al frente, concurre en protección del valiente capitán Julianes, actitud que paraliza a la caballería enemiga, que se mantiene alejada a prudente distancia. En seguida, Dorrego hizo avanzar toda la línea de frente, mandando una guerrilla de los Dragones de la Patria, para que el adversario no flanquease su línea en su ala izquierda, ya que la del oponente era más extensa, pues tenía como mil hombres desplegados en primera línea, y la división Dorrego, sólo contaba con setecientos en formación, y más de cien distribuidos entre los cuidadores de la caballada, custodia de las municiones y guardia en el paso.

Al avanzar la infantería de la 1ª división, retroceden los tiradores adversarios, dejando en descubierto al cañón y al esmeril los que abren fuego, conjuntamente con los tiradores que abren el fuego a una distancia de 180 metros. El cañón de a 4 de la división, en el primer disparo se inutilizó enteramente “haciéndose mil pedazos toda la cureña”. La infantería recibe la orden de hacer alto, y repeler por el fuego la agresión enemiga. Sobre el ala izquierda (donde Dorrego previniendo un envolvimiento por parte del adversario, había mandado a 50 Dragones de la Patria para que actuaran en guerrilla) los Dragones paralizaron un ataque de parte de la caballería enemiga situada sobre el ala derecha, la que tuvo que retroceder al punto de partida al iniciar la carga. A los primeros tiros de la infantería de la primera división, un sargento del Nº 3 con unos 60 hombres europeos, poniendo dos pañuelos blancos en las bayonetas, se pasaron al otro bando, y el sargento Ríos de los Granaderos de Infantería, ejecuta una acción igual acompañado por un grupo de unos 20 más de los mismos.

Al hacer unos amagos de carga por parte de la caballería enemiga, siendo aproximadamente las 16.30, el coronel Dorrego ordenó la carga a su caballería, pero la enemiga ejecuta intencionalmente una retirada, y nuestra caballería al llegar próxima al bajo, es sorprendida por un vivo fuego de los blandengues de Bauzá, que se encontraban en la hondonada próxima al lugar del combate, vacilan sorprendidos un instante, y son cargados por toda la caballería de Rivera, la que logran rechazar y perseguir un trecho a la nuestra. Dorrego trató en vano de reanimar a las tropas y hasta él mismo cargó al frente de la reserva, pero no pudo restablecer el equilibrio de la situación, pues ya se había producido el entrevero con nuestra infantería y caballería, luchándose cuerpo a cuerpo con una desventaja numérica desproporcionada. El valor personal de los jefes que al frente de pequeñas fracciones, cargan y logran contener a la caballería oriental, permiten a la infantería reorganizarse y romper nuevamente el fuego, obligando a los blandengues y milicianos orientales a retroceder hasta ponerse fuera del alcance del fusil, pero éstos se reorganizan, y echando pie a tierra, inician de nuevo el combate a pie, apoyados por el cañón y el esmeril.

La infantería debilitada por la deserción de los europeos pasados, que en el entrevero aumentaron en mayor proporción, y ya penetrado por el claro dejado en las filas por los pasados, se fue replegando a los pasos a las 6 de la tarde por orden del coronel, antes de que el oponente los hubiera ocupado, para continuar desde allí la lucha, pues Dorrego mantenía aún la esperanza, de que llegaran los refuerzos procedentes de Paysandú, que había solicitado con anterioridad insistentemente a Viamonte. Mientras la infantería ya montada se dirigía a ocupar los pasos, el Regimiento y los Dragones de la Patria, tuvieron con sus guerrillas, que impedir a la caballería adversaria, se precipitara sobre los pasos, lo que hubiera transformado a la retirada en un completo desbande. El oponente se acercó a los pasos a eso de las siete de la noche, abriendo el fuego de fusilería, al mismo tiempo que usaba el cañón y el esmeril. En el paso volvieron a pasarse otros europeos en número mayor de veinte.

No obstante, el adversario momentos antes de obscurecer, logró forzar los pasos, pero los nuestros se encontraban ya en línea de batalla en lo alto de una loma, esperando a que se reuniesen los aun dispersos. Se designaron algunas guerrillas para contener al bando oponente, mientras el resto se dirigía al Potrero del Queguay, donde los jefes pudieron reunir durante el día 11 a cuatrocientos hombres, entre éstos muchos oficiales. Ya entrada la noche del día 10 se oyó el toque de reunión en el campo adversario, y sólo algunas pocas partidas siguieron a las fuerzas argentinas, más con el propósito de aprehender a los oficiales que a combatir.


Batalla de Guayabos - parte 2

Como el día 30 no llegara el coronel Hortiguera, y el coronel Dorrego dudaba de que éste le fuera a prestar auxilio, le ordenó al teniente coronel Viera, que se le incorporara a la división, al mismo tiempo pidió al coronel Viamonte, que se encontraba en Concepción del Uruguay, desempeñando en esa fecha las funciones de teniente gobernador de la provincia de Entre Ríos, que lo auxiliara con quinientos caballos, y con ciento cincuenta hombres hijos del país, y de un cañón, a más de los cien hombres del comandante Viera, que se encontraban en Paysandú.

Durante cinco días consecutivos mandaba frecuentes chasques al coronel Viamonte reiterando su pedido, y recién cuando la división llegaba al Potrero de Queguay (31 de diciembre) recibió una contestación nada alentadora del coronel Viamonte, rehusando el auxilio bajo varias fútiles protestas, y a la vez le transmitía una orden que poseía del Supremo Gobierno, en que se le ordenaba, que los hijos del país que se encontraban a órdenes del coronel Valdenegro, podía disponerlos el coronel Dorrego en ausencia del coronel Soler. De acuerdo con esta orden que tenía Viamonte, volvió Dorrego a despachar otros cuatro chasques sucesivamente, reiterando otra vez más, el auxilio de cien o ciento cincuenta hombres y de cuatrocientos caballos, sin haber logrado el envío ni siquiera de un solo hombre. La mala voluntad del coronel Viamonte influyó perjudicialmente sobre el éxito de esta campaña.

La división permaneció en el Potrero de Queguay, durante ocho días a la espera de los refuerzos solicitados, pero solamente se incorporó el teniente coronel Viera con cincuenta europeos, pues el cañón y los cien hombres más en auxilio que debía traer este jefe, quedaron en Paysandú, en espera de la orden de marcha que debía impartir el coronel Viamonte, y como no la dio, allí quedaron esos cien hombres, hasta después de ser batido Dorrego. El coronel Valdenegro había hecho múltiples gestiones ante el coronel Viamonte para cruzar el río Uruguay, y concurrir en auxilio de Dorrego, pero Viamonte no se lo permitió, con diferentes pretextos y reproches inverosímiles y en esta situación, Dorrego resolvió avanzar a Arerunguá con la esperanza, de que Valdenegro que con sus fuerzas se encontraba en Entre Ríos, se le pudiera unir por el Salto. Por otra parte, en el Potrero del Queguay, empezaba a escasear el pasto, y se estropeaban de los basos las caballadas (mal del baso). Antes de iniciar la marcha, se mandaron a tres personas por distintos caminos, para informarse, si el adversario se encontraba en Arerunguá, los que al regresar informaron en igual tenor, de que no había persona alguna en esos parajes, pues las tropas enemigas se habían retirado por el camino de Mataojo hacia Mercedes.

Durante la permanencia en el Queguay a las puntas del Arerunguá o Cañada Honda, media legua distante del paso de los Guayabos, la 1ª división empleó tres días de marcha (días 8, 9 y 10 de enero de 1815) en recorrer esta distancia, y el teniente coronel Viera, que este día marchaba con treinta hombres al frente de la columna como vanguardia, comunicó que antes de llegar al paso de Guayabos, se encontraba una fuerza como de cincuenta hombres, pertenecientes al escuadrón de Lavalleja, que con el resto del efectivo de esta unidad, guarnecían los pasos de las picadas. En el acto Dorrego pasó a reconocer al oponente, ordenando que las tropas que se encontraban acampadas en la Cañada Honda ensillase y marchasen hacia aquel punto. Dorrego, desde una altura próxima al paso observó que en las colinas inmediatas del otro lado del obstáculo, se encontraban dos divisiones enemigas, sin lograr ver, las que se encontraban en el bajo detrás de las colinas.

Con las tropas de la vanguardia, acompañado de los tenientes coroneles Vargas y Viera, Dorrego hizo retroceder al escuadrón de Lavalleja, tanto en el paso como en los de las picadas, manteniéndolas en su poder hasta la llegada de la división, a eso de las 12.30 horas, la que llegó al lugar, a la hora y media más o menos desde que se le dio la orden de incorporación.

Como consecuencia de este primer encuentro, la división tuvo cuatro heridos, y la pérdida de algunos caballos, en cambio el adversario tuvo muchas más pérdidas, pues se presentaba a cuerpo descubierto y apelotonados.


jueves, 12 de enero de 2012

Batalla de Guayabos - parte 1

Después de la reorganización del ejército por el coronel Soler el 16 de diciembre de 1814, la 1ª división del coronel Manuel Dorrego, antes de marchar hacia el Norte, permanece en San José algunos días dando descanso a sus tropas, reorganizándolas, proveyéndose de munición, caballos, etc., para estar en condiciones de emprender este nuevo avance, en situaciones tan difíciles como desventajosas, por el desconocimiento del terreno, y tener que actuar con una población completamente hostil, con tan pocos efectivos, entre los que había tantos europeos destinados, pues para esta campaña, se calculó con la cooperación de las tropas argentinas existentes sobre la margen derecha del Uruguay, en la provincia de Entre Ríos.
El coronel Dorrego con su división partió de San José el 21 de diciembre a las 2 de la tarde, marchando por las cuchillas Grande del Oeste, acampando el día 27 en las puntas del arroyo del Perdido, próximo al paso de la Calera de Peralta.
Al día siguiente cruza el arroyo del Perdido y se dirige hacia el río Negro, por el paso de Vera, a pesar de la fuerte resistencia que le ofreció Lavalleja, jefe de la vanguardia de las fuerzas de Rivera (las fechas exactas y campamentos diarios hasta el río Negro son poco conocidos por haber perdido el coronel Dorrego el diario de marcha durante el combate de Guayabos (o también llamado combate de Arerunguá). Tres leguas antes de llegar al paso de Vera, el coronel Dorrego destacó al teniente coronel Vargas, con ciento cincuenta hombres, para que marchara hasta Vegueló, y reconocer hasta las inmediaciones de Mercedes, pues según informes recogidos sobre la marcha, se decía que en este pueblo existían algunas fuertes partidas enemigas. Se comprobó la inexactitud de esos informes, pero el reconocimiento no dejó de producir algunos beneficios, pues se recogieron de paso algunos caballos.
Otro destacamento con igual número de tropa se destacó hacia el paso de Yapeyú, situado sobre el mismo río Negro.
Este paso se encontraba ocupado por Artigas, con las milicias de Mercedes y Soriano, las que al ver llegar a los nuestros, abrieron un fuego vivo, el que fue contestado de inmediato, en un combate que duró, desde las dos de la tarde hasta muy entrada la noche, ocasión que aprovecharon las fuerzas adversarias para emprender la retirada. Cuando supo el coronel Dorrego de la resistencia que ofrecían estas milicias al paso de los nuestros por Yapeyú, se dirigió con el resto de la división sobre el paso de Vera, donde también se trabaron en combate por la defensa del paso, pero fueron prontamente desalojados de su posición defensiva, franqueando el obstáculo el día 29, y por más que se trató de cortar la retirada a las milicias de Mercedes y Soriano que ofrecieron resistencia en Yapeyú y que se dirigían por el paso de los Cobres, ésta no pudo lograrse por su rápido alejamiento del lugar y otras circunstancias.
En este día (el 29) se tomaron dos carretas con familias y se interceptaron unos oficios de Artigas, Otorgués y Fructuoso Rivera, por los cuales, se enteró el coronel Dorrego del plan de operaciones del adversario, que consistía en retroceder con la mayor parte de sus fuerzas, para incorporarse con las de Blas Basualto (Blasito), en las proximidades del paso de Mercedes, más al norte de Belén, dejando en observaciones a la división de Fructuoso Rivera, las milicias de Mercedes, Soriano, Paysandú (Sandú), etc., y una parte de los Blandengues, con el propósito de hostilizar a la División Dorrego, hasta que ésta llegara a Belén. El coronel Dorrego durante los días 27, 28, 29 y 30 y posteriormente lo hizo tres veces más, se dirigió al coronel Hortiguera, solicitándole que lo apoyara y auxiliara con su división en este trance, pero no obtuvo ninguna ayuda, pues dicho coronel avanzó desde San José hasta los Porongos, muy distante de donde se encontraba el coronel Dorrego, regresando después de Arerunguá, nuevamente al punto de partida, San José.

miércoles, 11 de enero de 2012

Edmundo Rivero - parte 2



 
En el año 1950 comienza su etapa como solista, siendo acompañado por un conjunto de guitarras que estaba integrado por Armando Pagés, Rosendo Pesoa, Adolfo Carné, Achával y Milton, en otras ocasiones fue acompañado por la orquesta de Victor Buchino.

En la dilatada carrera artística de Edmundo Rivero no faltó su participación en varias películas, entre las que se destacan: "El cielo en las manos" (1949), en la cual interpreta el tango homónimo de Homero Cárpena y Astor Piazzolla, acompañado por la orquesta de este último. El film "Al compás de tu mentira" (1951), donde canta "No te engañes corazón" de Rodolfo Sciamarella, acompañado por guitarras. Después "La diosa impura", en el que interpreta "Sin palabras" de Enrique Santos Discépolo y Mariano Mores, y participa en la famosa película "Pelota de cuero", de Armando Bo, entre otras.

Hacia 1965, fue elegido para interpretar las poesías de Jorge Luis Borges, musicalizadas por Astor Piazzola y llevadas al disco titulado "El tango". En el mismo participaba el actor Luis Medina Castro recitando obras del poeta. Este espectáculo fue presentado en teatros de todo el país y del Uruguay.
A fines de la década del 60, lo acompañó el conjunto de guitarras dirigido por Roberto Grela y que estaba integrado por Rafael Del Pino, Héctor Davis, Héctor Barceló, Rubén Morán y Domingo Laine. De esta sociedad quedaron inolvidables registros discográficos, como por ejemplo "Packard", "Falsía", "Poema número cero" y "Atenti pebeta", verdaderas joyas del género.
Incursionó en el arte de la escritura por medio de dos libros: "Una luz de almacén" y "Las voces, Gardel y el tango". Hubo un tercer libro que quedó trunco por la desaparición física de nuestro artista, el cual presentaba un profundo estudio sobre el lenguaje y la poesía lunfarda.
Fue compositor y autor de varios temas, y algunos tangos al modo reo y lunfardo. "No mi amor", "Malón de ausencia", "A Buenos Aires", "Falsía", "Quién sino tu", "Arigato Japón" y "El jubilado". Compuso también: "Pelota de cuero" (con Héctor Marcó), "Biaba" (Celedonio Flores), "La señora del chalet", "Poema número cero" y "Las diez de últimoa (los tres con Luis Alposta), "Calle Cabildo" (Dionisio De Biase y César Bo), "Acuérdate" (José María Contursi), "Todavía no" (Eugenio Majul), "Aguja brava" (Eduardo Giorlandini), "Amablemente" (Iván Diez), "Coplas del Viejo Almacén" (Horacio Ferrer), "Milonga del consorcio" (con Arturo de la Torre y Jorge Serrano)y "P'al nene" y "Bronca" (con Mario Battistella), entre otras.

En el año 1969, se da el gusto de inaugurar su propia casa de tango: "El Viejo Almacén". Por ella desfilaron innumerables figuras nacionales e internacionales y ocurrieron interesantes episodios como escuchar a Rivero acompañado por la orquesta de Osvaldo Pugliese, o una noche cualquiera ver entre los concurrentes a Joan Manuel Serrat, gran admirador del cantor.
El 18 de enero de 1986, luego de permanecer internado desde diciembre, por un problema cardíaco fallece en Buenos Aires a los 74 años de edad.
Fue un cantor distinto, genial, adornado por una personalidad afable y señorial que lo hizo querido por todo el ambiente artístico y, lo que es más importante, por un público que lo recuerda y lo admira en cada uno de sus registros.



Edmundo Rivero - parte 1


Edmundo Rivero representa un caso singular en la extensa galería de cantores de tango. El registro de bajo, que contenía su voz, era una verdadera rareza en el género y, a la vez, algo poco apreciado por la pléyade tanguera, acostumbrada a los barítonos y tenorinos. Sin embargo, la afinación y los coloridos matices de su fraseo, sumado todo ello a un sentimiento y estilo criollo con reminiscencias gardelianas, lo hicieron un favorito del público y, al mismo tiempo, el primer caso de una voz gruesa imponiéndose en un momento de extraordinarios vocalistas.
También fue importante su formación y desarrollo musical. No fue un improvisado y menos un intuitivo, fue un estudioso que se inició con la música clásica, con el rigor de las academias, la disciplina y el estudio.
Nació en el barrio bonaerense de Valentín Alsina. Sus padres, Aníbal y Anselma, inculcaron a sus hijos, desde la cuna, el amor por la música. Se crió en el barrio porteño de Saavedra y pasó su adolescencia en Belgrano.
De muy joven comenzó el estudio de canto en el conservatorio nacional y más tarde el de guitarra.
La primera presentación la realizó a dúo con su hermana Eva en Radio Cultura. En esta misma emisora fue contratado para formar parte del conjunto que acompañaba a las ocasionales figuras que hacían su presentación en ella. Asimismo, mostró sus dotes de guitarrista tocando en presentaciones teatrales un repertorio de música clásica española.
Su debut como cantor sucedió en forma imprevista, ya que tuvo que reemplazar al artista que debía actuar en Radio Splendid y al cual Rivero acompañaba.
La primera orquesta que contrató a "El Feo" fue la de José De Caro, lo cual le posibilitó acercarse a Julio De Caro, quien le propuso ser su cantor en los tradicionales carnavales del Teatro Pueyrredon de Flores. Mas tarde debutó en la orquesta de Emilio Orlando y, a comienzos de los cuarenta, lo hizo en la de Humberto Canaro.
En esta década ocurrieron, en la vida de nuestro querido artista, dos acontecimientos fundamentales, con dispares resultados. Hacia 1944 es convocado por el pianista Horacio Salgán para participar en su orquesta, en la que estuvo hasta 1947. De este periodo no quedaron registros, ya que los empresarios discográficos le dieron la espalda tanto a la avanzada concepción del tango de Salgán como al inusual registro vocal de Rivero. Ambos se dieron el gusto de grabar en las décadas siguientes, ya siendo artistas consagrados.
El segundo acontecimiento es el que lo lanza definitivamente a la fama, cuando es convocado por Aníbal Troilo para formar parte de su gran orquesta, en reemplazo de Alberto Marino. En los tres años que participó Rivero en la orquesta de Pichuco dejó más de una veintena de grabaciones, en algunas de las cuales canto a dúo con Floreal Ruiz y con Aldo Calderón. En esta etapa el gran cantor paso a ser sinónimo de tangos como "El último organito", "La viajera perdida", "Yo te bendigo", pero fundamentalmente del tango de Homero Manzi y Aníbal Troilo "Sur".