viernes, 28 de junio de 2019

LORENZO LUGONES (1796 - 1868) - Parte 6


Belgrano en el campo de sus primeras glorias, arengó recordando el triunfo de aquella vez en ese día; «La sangre de los que murieron aquí, ha sido vengada en Tucumán, y la de los que han muerto allí, será vengada en Salta» — dijo, y concluyó encargando á todos la subordinación, y disciplina, unión, valor, constancia, amor á la Patria y á las glorias.


Ratificamos nuestro Juramento a la bandera blanca y celeste á orillas del río Pasaje, al que llamamos Río del Juramento (13 de febrero, 1813)

Llegamos al río del Pasaje, punto de reunión general para el ejército, y aqui se recuerda un acto solemne, digno de la historia. Habiendo el ejército formado en parada conforme á la orden general, se presentó en el cuadro, Belgrano con una bandera blanca y celeste en la mano que la colocó con mucha circunpección y reverencia en un altar situado en medio del cuadro; proclamó enérgica y alusivamente y concluyó diciendo, "Este será el color de la nueva divisa con que marcharán á la lid los nuevos campeones de la Pátria."

Esta es pues, la bandera que por primera vez flameando en el suelo Patrio, á las márgenes de un río memorable, improvisada por el genio y enarbolada por la libertad, como dice el cantor insigne, en el Nuevo Mundo renovó de la pátria el antiguo esplendor, y llevada luego en triunfo por el héroe Belgrano en la cima del Potosí tremolando, los huesos conmovió del Inca en sus tumbas; ella es tambien la que traspasando los Andes con San Martin, atravesando las dulces y salados mares, arribó triunfante hasta el Chimborazo y el libertador Bolivar la saludó reverente; ella es finalmente la que flameando siglos enteros en el suelo Argentino, recordará á los hombres, mil pasados tiempos de gloriosa ventura, grabados en la historia por hechos que eternizan el nombre Argentino.

¡Oh Bandera de mi Patria guerrera! ¡Signo precioso de la libertad, inmortal divisa de la noble igualdad; yo tambien en ese día, acaso el más joven de todos los guerreros de ese tiempo, en medio de todo un ejército que desfilaba por delante de tí, á tus pies, juré por la Patria, en cien batallas vencer ó morir!

El ejército ratificó su juramento besando una cruz que formaba la espada de Belgrano, tendida horizontalmente sobre el asta de la bandera; con este ceremonial concluyó el acto y el ejército quedó dispuesto para la primera señal de partida.

A distancia de cien pasos del paso del río, sobre la ribera que gira al oeste, á la altura de un notable barranco, había un árbol que por su magnitud se distinguia sobre todos los de sus cercanías; limpiando una parte de su corteza, hácia media altura de un hombre, en medio de un círculo de palma y laurel, dibujado en el tronco del árbol se grabó una inscripción que decía, "Río del Juramento", y más abajo la siguiente estrofa:

«Triunfaréis de los tiranos
Y á la pátria daréis gloria
Si, fieles americanos

Jurais obtener victoria.»

La batalla de Salta en el campo de Castañares, una victoria completa (20 de febrero, 1813)

Esforzando el ejército las marchas de día y de noche en los días 15 y 16 de febrero, atravesó los campos del Pasaje avanzando rápidamente hasta el Algarrobal, y dejando aquí á un lado, todos los caminos reales, el 17 por la noche atravesó las sierras de la Lagunilla y trastornando las cumbres que se encadenan desde la caldera hasta el cerro de San Bernardo, descendió con todo su tren, y á la vista del enemigo, hácia las ocho de la mañana del 18 al paso del río Baquero, donde pasó el día y la noche, cortando la retirada á los de Salta y la comunicación á los de Jujuy; el 19 arreando de frente todos los obstáculos que el enemigo pudo presentar, ocupó Castañares, y el 20, hácia las cuatro de la tarde, fuimos del todo victoriosos, despues de una sangrienta batalla que duró desde las diez, poco más ó menos de la mañana. Reconcentrando el enemigo sus destrozados restos bajo las trincheras de la plaza, pidió una capitulación y el 21 puso en nuestras manos todos los despojos consiguientes del triunfo y los tratados, rindiendo armas y banderas, bajo las garantias de las leyes de la guerra, jurando no volverlas á tomar contra la pátria. Todo quedó en nuestro poder, y Salta cubierta de laureles, depositaria de mil trofeos gloriosos, cantó la victoria á la par del ejército.

Los vencedores en ese día, fueron premiados con un grado más sobre el que tenían y un escudo de oro en el brazo izquierdo, en cuya grabadura de relieve se leía Honor al benemérito de la pátria en grado heróico, vencedor en Salta el 20 de Febrero de 1813.

Mis lectores habrán visto ya y tal vez formado alguna idea de lo muy poco que me he ocupado en minuciosas descripciones, en detalles de nuestras marchas, combates, batallas, etc., dejando á un lado pequeños incidentes que me han parecido puerilidades, sobre los buenos ó malos hechos de oficiales subalternos, que casi todos los del ejército, se puede decir, eran valientes y buenos: en la batalla de Salta no se puede esceptuar ninguno porque con generalidad se portaron todos bien con igual valor y empeño; pero hay un hecho sobresaliente en aquel campo de batalla que es preciso descubrirlo: cuando nuestros batallones y escuadrones entraban por su turno á la línea de batalla, el mayor general don Eustaquio Diaz Velez los colocaba en su respectivo lugar, y con este objeto recorria la línea á gran galope con sus ayudantes; no se si un batallón de los nuestros entendió mal una voz de mando ó el enemigo quiso pegar primero para pegar dos veces; generalmente se decia que el batallón nuestro presentó sus armas para dar mayor lucimiento al despliegue que acababa de hacer y que un batallón enemigo que se hallaba al frente quiso imitar el movimiento, el hecho es que antes de la seña de ataque uno y otro batallón hicieron á un tiempo la descarga que llenó de humo el espacio de entre ambas líneas; casualmente Diaz Velez se encontró medio á medio de la escena y cayó herido juntamente con su ayudante don Gregorio Lamadrid.

En estos mismos instantes el comandante don Manuel Dorrego, con su pequeño batallón de cazadores había hecho un avance y el momentáneo favor de un pequeño buen suceso, lo indujo á que se adelantara mas allá de lo regular. El batallón Real de Lima que se hallaba á su frente, hizo un movimiento análogo que alucina á Dorrego y avanza mas, y cuando nuestros cazadores llegan á cierta altura, el Real de Lima lo envuelve por ambos flancos y se interpolan; el teniente coronel don Cornelio Zelaya que á la sazón entraba con sus Dragones, en formación sobre ese costado, lo advierte, toma un escuadrón, se lanza como el rayo sobre aquella interpolación y la desenvuelve, los golpes de la caballería favorecen á los que en situación crítica y aislada iban á ceder á la desigualdad del combate, Dorrego y sus cazadores se salvan, se rehacen y vuelven á la línea á paso de escape; Zelaya con sus dragones cubre la retaguardia de los que acaba de salvar y vuelve también á la línea á paso regular, con la serenidad de ánimo, la satisfacción del triunfo y la inequívoca idea de que ningún peligro de los que pudieran sobrevenir en el curso de la batalla, podía ser mayor que el que acababa de superar en ese venturoso lance, donde su deber lo condujo para hacerlo dueño del triunfo; bien se puede asegurar que este hecho debió influir no muy en poco á la decisión favorable que puso en nuestras manos el triunfo completo en ese día.

Los muertos en la batalla, asi los del enemigo como los nuestros, fueron enterrados en un mismo lugar que queda señalado con una cruz de madera, que desde una distancia se deja ver; al pié de ella había una tablilla con la inscripción siguiente: Memorable día 20 de Febrero de 1813 — Hé aquí el sepulcro donde yacen juntos vencidos y vencedores. Los jefes y oficiales muertos de una y otra parte fueron enterrados en los cementerios de las iglesias.


Fuentes:

- Coronel Lorenzo Lugones; "RECUERDOS HISTÓRICOS. Sobre las campañas del Ejército Auxiliar del Perú en la Guerra de la Independencia". Publicación Oficial. Autorizada por el Gobierno de la Provincia de Santiago del Estero. Bs. As., 1896 (Arch. Fundación "Dr. RAMÓN CARRILLO")
- Gentileza de la presidente de la Fundacion, Teresita Carrillo
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar

Leonardo Castagnino

Copyright © La Gazeta Federal


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Fuentes: 

- Coronel Lorenzo Lugones; "RECUERDOS HISTÓRICOS. Sobre las campañas del Ejército Auxiliar del Perú en la Guerra de la Independencia". Publicación Oficial. Autorizada por el Gobierno de la Provincia de Santiago del Estero. Bs. As., 1896 (Arch. Fundación "Dr. RAMÓN CARRILLO")
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1 comentario:

  1. Agradecida por la referencia hacia mi quinto abuelo el Cnel Lorenzo Lugones quien sólo tuvo HIJAS. Por lo tanto sus descendientes no tienen su apellido.

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