El Vice de Alvear que se ganaba la vida vendiendo ballenitas y anilinas colibrí
en la Plaza de Mayo
Fue Ministro de Guerra (1919) y luego Jefe de la Policía de Capital Federal
(1921) durante la presidencia de Hipólito Irigoyen, en el segundo mandato del
“Peludo” fue Ministro del Interior (1928). Llegó a ser Vicepresidente de la
Nación junto con Marcelo T. de Alvear (1922-1928).
Cuando llegó al poder, su patrimonio era 350.000 pesos fuertes; en 1930 con la
revolución de Uriburu se encontró con deudas por 65.000 pesos, motivo por el
cual, le remataron su casa en calle Gorostiaga.
Así fue como el secretario de la Presidencia lo vio vendiendo anilinas en Plaza
de Mayo, al comunicárselo al Presidente J.P Justo, éste le entrega un sobre con
dinero para Elpidio, ante aquel buen gesto respondió: “No voy a permitir que me
ofenda el Presidente ni nadie, por mas buena voluntad que haya en el medio”.
Debido a esta circunstancia, el Diputado conservador Adrián Escobar presenta un
proyecto de ley que establece la pensión vitalicia para los ex presidentes y
vicepresidentes. En el debate parlamentario, se hace alusión al caso de
Gonzáles.
Cuando un amigo le comenta eufórico a Elpidio que de ahora en mas cobrará 2000
pesos de jubilación por sus funciones, la respuesta fue tajante: “No, yo no
puedo aceptar eso. Hay que servir a la Nación con desinterés personal, y
después de disfrutar e honor de haber sido presidente o vice, no se le puede
exigir al Estado que nos mantenga con altos sueldos vitalicios”
Pero para no dejar dudas, con la ley ya sancionada y promulgada, envía una
carta al Presidente de la republica:
“…cúmpleme dejar constancia ante el señor Presidente, mi decisión irrevocable
de no acogerme a los beneficios de dicha ley. Al adoptar esta actitud cumplo
con íntimas convicciones de espíritu.
Jamás me puse a meditar acera de las contingencias adversas que los
acontecimientos me pudieran deparar. Confió en poder sobrellevar la vida con mi
trabajo, sin acogerme a la ayuda de la República, por cuya grandeza he luchado,
y si alguna vez he recogido amarguras y sinsabores me siento reconfortado con
creces por la fortuna de haberlo dado todo por la felicidad de mi patria”
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