Muchas veces nos preguntamos
el porqué de los nombres de los lugares donde vivimos o por donde pasamos. Todo
nombre tiene su historia y Benavídez también.
Para entender los cambios que existieron en
la denominación del lugar hay que recorrer su larga historia.
El primer propietario blanco de estas
tierras habría sido un "fulano Bermudez", que aparentemente era
Antonio Bermúdez, hombre que había llegado al Río de la Plata con Juan de Garay
y en premio a sus servicios recibió la suerte de estancia que se extendía entre
las cañadas de Las Tunas y la de Escobar, incluyendo parte de las actuales
localidades de General Pacheco, Ricardo Rojas, Benavídez, Dique Luján, Garín e
Ingeniero Maschwitz. Además de estas tierras Bermúdez era propietario de una
chacra donde hoy encontramos parte de los porteños barrios de Palermo,
Colegiales y Chacarita.
Bermúdez le vendió la estancia a Isabel de Frías. Luego la propiedad fue pasando a otros sucesivos dueños como Isabel Pazzo, Luís del Águila, María del Águila y Luís de Abalos y Mendoza, quien el 12 de mayo de 1703 se la vendió a Juan de Benavídes.
Y aquí, con s y sin z, aparece por primera
vez nuestro nombre estudiado.
Juan de Benavídes era capitán
de milicias, había sido bautizado en la iglesia de La Merced de Buenos Aires el
3 de abril de 1657. Tuvo una intensa vida política y contrajo matrimonio con
Francisca de Villarreal del Peso, con quien criaron dieciséis hijos. El
prestigio de su figura y la importancia de su estancia fueron dándole nombre al
lugar. Así aparece en los mapas y documentos de principios del siglo XVIII como
Rincón de Benavídes, Barrancas de Benavídes o Punta de Benavídes. Cruzando el
bañado hacia el este, a orillas del río Luján estaba el llamado Puerto de
Benavídes, lugar ideal para practicar el contrabando de tabaco traído del
Paraguay, amparándose en la frondosa vegetación del Delta.
Ustedes se preguntaran como podía ser que
se contrabandeara en las tierras de un capitán de milicias. Está probada la
complicidad de las autoridades porteñas con la práctica del comercio ilícito.
Nada nos tiene que extrañar.
Juan de Benavídes falleció el 9 de abril de
1718 y en su testamento encontramos una interesante descripción de la estancia,
donde había "mil yeguas, quinientas mulas, treinta o cuarenta
lechones, tres mil ovejas, tres esclavas mulatas, una carreta usada con doce
bueyes y cincuenta o cuarenta caballos mansos". Como verán, las pobres
esclavas mulatas figuran entre los lechones, ovejas, carretas y bueyes.
Luego de la muerte de Juan de
Benavídes las tierras de la estancia se repartieron entre tres de sus hijos.
Miguel se quedó con las situadas entre Las Tunas y el arroyo Claro, Lázaro las
que van hasta el arroyo Garín y José hasta el Escobar. La permanencia del
apellido en toda la región durante el siglo XVIII afianzaría el nombre del
lugar. Recién el 3 de junio de 1806 María Lucrecia Benavídes le vende su
parcela a Francisco Maderna, perdiéndose el apellido de los títulos de
propiedad de la zona, pero quedando en la gente la antigua denominación del
paraje.
El 5 de noviembre de 1850 el General Ángel
Pacheco compró estas tierras, ampliando de a poco su estancia El Talar hasta
Escobar. Luego de la muerte del General, este sector sería de su hija Dolores
Pacheco Reynoso.
El 22 de abril de 1876 el Ferrocarril
Buenos Aires y Campana pasó por estas tierras y al poco tiempo surgió la
estación Alvear, a la que el 21 de diciembre de 1885 le cambiaron el nombre por
el de Benavídez, queriendo utilizar el nombre por el cual los vecinos conocían
el lugar, pero cambiando erróneamente la "s" por la "z".
El pueblo de Benavídez recién nació tras
los loteos efectuados en 1929, pero esa es otra historia que contaremos en otra
oportunidad.
Hoy sólo quería contarles el... ¿porqué Benavídez?
http://www.eldistrito.com.ar/ed/edicion171/cultura1.htm
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