martes, 15 de octubre de 2019

Antiguos camposantos de nuestros barrios - Parte 2


Aunque desde fines del siglo diecinueve el cementerio ya no estaba, el lugar siguió ofreciendo un triste aspecto. Allá por 1920 se podían observar restos de bóvedas abandonadas, arbustos, bancos rotos y la derruida cerca primitiva. Era un paso obligado cuando se deseaba llegar al barrio de Belgrano, no muy poblado y falto de iluminación, proclive a la presencia de algún asaltante y un buen número de perros sueltos. Por disposición del intendente José Luis Cantilo, con fecha 28 de noviembre de 1919 se había proyectado la instalación de una plaza pública.

En 1921 se comenzaron a demoler los restos de las bóvedas del antiguo cementerio. Pasaron todavía unos cuantos años y recién en 1946 surgió la Plaza “Marcos Sastre”, que hoy nos permite tomar un descanso mientras juegan los niños. Se tejieron diversas leyendas relacionadas con el antiguo destino de esa manzana, pero el imaginario colectivo es así. Sólo podemos agregar que es muy grato contar con un espacio público que nos regala árboles, senderos y césped.

La última morada animal

En la década del 70, en el extremo oeste del barrio de Saavedra, en el inmenso predio comprendido entre las avenidas General Paz, Galván y Del Tejar (actualmente Ricardo Balbín) por un lado y la calle Republiquetas (hoy Crisólogo Larralde) por el otro, se encontraba el entonces Vivero Municipal. Ostentaba la particular característica de poseer ejemplares de alcanfor, un árbol que iba desapareciendo en el mundo. Asimismo, quedaba libre una gran extensión que en varias oportunidades las autoridades comunales imaginaron como sede del Zoológico Municipal; uno de los proyectos contemplaba, con las debidas precauciones, dejar a algunos ejemplares de animales en libertad.

Se forjaron diversos fines para estos terrenos de enorme extensión, hasta que finalmente se concedió una buena parte de los mismos para la construcción de la Embajada de China y el Parque Sarmiento, un excelente lugar de esparcimiento para los habitantes de la ciudad que incluía juegos, piletas de natación, canchas para diversos deportes, mesas, bancos y parrillas, hoy en decadencia. Además se cedieron en concesión terrenos para el Club Atlético Platense, la Unión Argentina de Rugby y el Club Sirio Libanés.

Pero además existió algo sumamente curioso: sobre la calle Republiquetas (hoy Crisólogo Larralde) se veía un portón y a su costado un cartel de reducidas proporciones con la leyenda “Sociedad Cooperativa El Refugio”, sin ninguna otra inscripción o dibujo que pudiera atraer la atención del transeúnte. Si uno atravesaba el portoncito veía un angosto sendero entre yuyales que, luego de caminar más o menos media cuadra, llegaba a un espacio abierto y despejado. Insólitamente, era un cementerio. Se veían tumbas minúsculas, y observando mejor, uno caía en la cuenta de que se trataba de un cementerio de mascotas. Salvando la distancia, podría describirse como una pequeña necrópolis. Se observaban sepulturas más bien modestas, pero aparte de éstas y de aquellas que sólo eran de tierra había también pequeños monumentos funerarios similares a los de un cementerio común. 

Se desprendía de ellos la voluntad del homenaje y del recuerdo, como una herramienta de acercamiento de esos seres irracionales a un mundo trascendente.

Transitar por ese cementerio en miniatura sobrecogía el ánimo y producía una congoja difícil de explicar. Las lápidas estaban cargadas con palabras de elocuente dolor y presentaban hasta la fotografía, esmaltada y enmarcada con adornos de bronce, del perrito fallecido. Con el transcurrir del tiempo, y ya puestos en marcha algunos de los proyectos creados para esa vasta extensión de terreno, las topadoras derribaron alambradas y cercos. El lugar que ocupaba el cementerio de animales había desaparecido y en su lugar se podía observar escasa vegetación, escombros y restos de mampostería esparcidos por doquier.

BIBLIOGRAFÍA
Del Pino, Diego A. Villa Urquiza. Barrio centenario 1887-1987. Buenos Aires, Ediciones Marymar, 1987, 224 p., ils.
Colección Barrios Porteños.
Mayochi, Enrique M. Belgrano. 1855 -Del pueblo al barrio- 1993. 2da. edición. Buenos Aires, Fundación Banco de Boston, 1993, 142 p., ils.
Colección Cuadernos del Aguila.
Tenembaum, León. Buenos Aires. Un museo al aire libre. Buenos Aires, Fundación Banco de Boston, 1987, 254 p.


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