sábado, 27 de julio de 2019

ONGANIA EN EL MICROSCOPIO

Lo concreto es que los radicales está ahora fuera del poder y desde allí tienen estructurada una visión —un Juicio— sobre el gobierno Onganía. Pasando por sobre lo que, al respecto, opinen Balbín, Illia u otros vetustos próceres del radicalismo, a EXTRA le interesaba la opinión de estos radicales jóvenes: "Esta no es una revolución —se apresura a desmentir De la Rúa— porque no hay revolución en sentido negativo. En la Argentina todas las revoluciones se hacen por no; porque la Constitución no funciona, porque tal cosa no contempla tales intereses, etc. Las revoluciones, para que sean verdaderas tienen que ser para que algo nuevo, un proceso, se inicie. Como la revolución Francesa y tantas otras. Pero seguir en lo mismo o retroceder no es revolución". De cualquier manera, revolución o no. Onganía está en el poder; ese es el hecho y no puede negárselo. ¿Cómo acometen esa realidad los jóvenes radicales? Si se toman en cuenta las palabras de Antonio Tróccoli, "el Gobierno tiene el legítimo derecho de subsistir mientras no se le oponga una estrategia nacional y organizada para desplazarlo. Sería una utopía creer que se va a ir sólo, porque si ¿En virtud de qué? Por otra parte creo que Onganía ha prefijado su propio término en un mandato presidencial; es decir, piensa estar seis años. Su problema es el plan político y la sucesión. La solución es o el Estatuto de los Partidos Políticos o la Ley Electoral". Para Héctor Hidalgo Solá la permanencia de Onganía es un fenómeno que se va a ir tornando perenne: "Onganía va a estar en el poder todo lo que pueda. Lo que creo es que va a tratar de institucionalizar esa prolongación formando un partido político que lo postule a él mismo como presidente y que lo lleve así constitucionalmente al poder. Hay un sector sindical que está dispuesto a convivir con él". Esta especulación puede objetarse: es difícil asegurar que los sectores populares —concretamente la masa peronista— votarían por Onganía. Pero cuando los rumores de contactos para un pacto Onganía-Perón suben en cantidad e intensidad, la proposición de Hidalgo Solá se vuelve rápidamente creíble. Mucho más corrosiva es la opinión de Emilio Fischer. casi un epitafio: "El orden político está desquiciado y Onganía cuenta con un sólo apoyo que es el del poder económico. Por lo demás a cada momento se demuestra que el Tiempo Social es una mentira".

LAS PUERTAS DEL LABERINTO

Basta un breve análisis para comprobar que si bien los radicales jóvenes no están de acuerdo con el Gobierno ni con la situación actual —por otra parte nada garantizaba que lo estuvieran—, están por lo menos más atados a la realidad que los veteranos del partido. Por lo mismo es más probable que ellos tengan un programa, una salida para el país. Importa conocerla. "No nos engañemos —enfatiza Tróccoli—: Argentina es un país guacho en el mundo. Siempre buscando la protección de alguna potencia. Cuando se acabó el Imperio Británico comenzó EE.UU. y estamos en esa etapa: en la del predominio de los sectores que quieren ser dominados por los EE.UU. Para superar ese estado es que debemos buscar la unión de todos, radicales, frondicistas y peronistas, pasando por sobre los detalles anecdóticos que nos separan". Hay una pregunta inmediata: ¿por qué no se juntaron antes?; "No sé, confiesa entonces Tróccoli. Inmediatamente sigue: "La única salida es el régimen Democrático, que da al ciudadano común participación. Este requisito es indispensable y debe ser asegurado". Eso ya se sabe, pero en el fondo no es otra cosa que una teorización; buscar la manera de llevarlo a una práctica efectiva es la manera de evitar caer nuevamente en las viejas artimañas electoralistas de la política argentina, las mismas que la alejan del país y la depositan en la inercia y la ineficacia. "Hay también un déficit de intelectuales que no dan materiales —vuelve Antonio Tróccoli—; todavía se manejan esquemas del siglo diecinueve; los intelectuales traducen libros extranjeros; no hay elaboraciones políticas, sociales y económicas autóctonas". Si el déficit es de intelectuales ¿cuál es el papel de los políticos? "Tenemos que hacer algo más que tirar los penales. Operar con el material sociológico que nos den los expertos, ser su brazo ejecutor. Hay que incluir hombres técnicos dentro del planteo político. Pero para eso hay que dotar de prestigio a los partidos políticos de manera que los intelectuales se acerquen sin temor; eso lleva 30 años dicen algunos; muy bien, pero hay que empezar, es la única manera de hacer política moderna: hay que hacer política con técnicos pero los políticos tenemos que sanear a la política como para que la misma no contamine estérilmente a los intelectuales que quieren acercarse. También hay que tratar de ir hacia un régimen de dos partidos solamente. Las diferencias son anecdóticas pero no existen en lo que se refiere a concepciones. 

Sobre un material aportado por sociólogos, es decir por expertos, yo no tendría ningún problema en trabajar junto a Antonio Cafiero y Aldo Ferrer, por hacer solamente algunos nombres. ¿Para qué un pluripartidismo, entonces?"

Quizá Antonio Tróccoli no lo sepa —quizá si—, pero su tesis es una de las más modernas, inteligentes y realistas que un político haya dicho últimamente en la Argentina. Por lo menos algo indica que ideas nuevas se están gastando para advenir sobre la política argentina. Si el receso sirve para eso, bienvenido.

 
Revista Extra
11/1968



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