viernes, 5 de julio de 2019

Los discursos de Yrigoyen y Alvear sobre política exterior (1916-1930) - Parte 6



La posición internacional de que el país disfruta es eminente. 

Nuestra tradición, pacifista y cordial, ha inspirado la conducta de mi gobierno, y nos ha dado ocasión de ver acentuada la confianza con que nuestros adelantos se contemplan. La corriente de simpatía que nos rodea ha tenido expresiones elocuentes en la presencia de las delegaciones militares que vinieron a celebrar como propias nuestras efemérides, y cada día es más intenso el intercambio intelectual a que nos conducen las visitas de ilustres personalidades extranjeras que contribuyen al mejor conocimiento de nuestro país. (AL, 1928, 177/8)
Remarcamos que para este presidente, los aspectos protocolares son constitutivos de la política exterior, siendo una clara diferencia con el anterior mandatario.

El otro punto en consideración es el de las relaciones económicas internacionales. Aquí aparece otro signo diferencial, ya que la emancipación es parte de un proceso en el cual se mejoran:
... los saldos favorables de nuestras exportaciones y crear, así, la posibilidad de un mejoramiento real de los salarios y la implantación consecuente de un tipo medio de vida superior. (AL, 10/1922, 17)

Es claro el matiz con el concepto yrigoyeniano de "reparación" que hace hincapié en lo moral, dejando lo económico en segundo lugar, en este discurso el sentido eminentemente económico es evidente. Tal vez sea producto de la diferencia de formación entre ambos dirigentes, producto de esa corriente realista o como lo llama Acuña "eficientista"18, ya que en Alvear casi no encontramos huellas de krausismo.

Coincidiendo con la etapa de proteccionismo industrial al inicio de su gestión, Alvear señala que las condiciones de la economía nacional y su vinculación con el mundo:
... exigen que el país defina con claridad una orientación económica de modo que no quedemos rezagados en la defensa de la producción y del perfeccionamiento industrial a que están dedicados los países que progresan (AL, 1923, 8)
Esta definición es sumamente importante en cuanto hace a la necesidad de industrializar la economía nacional más allá de sus "condiciones naturales" para la agricultura.

A pesar de ello, no se descarta la búsqueda de nuevos mercados, como lo señala en varios de los mensajes, que como se dice en el de 1927:
... la capacidad casi ilimitada que tiene el país para cubrir las eventuales necesidades de mercados nuevos, ha merecido del Poder Ejecutivo la condigna atención y previsoramente se viene estudiando la adopción de aquellas medidas que, sin repugnar a nuestra liberal tradición económica, nos permitan mejorar y equilibrar el intercambio con los países que tratan injustamente a nuestras procedencias. (AL, 1927, 16)
Esta mención solapada, es un reclamo tradicional de la Argentina ante las protecciones del mercado americano. Un dato importante es que al año siguiente (1928) la Sociedad Rural acuñó la famosa frase de "comprar a quien nos compra".

De allí que más adelante se diga que:
... Hemos continuado ejerciendo la defensa de nuestro comercio exterior, manteniendo activas gestiones ante distintos gobiernos para facilitar la concurrencia argentina en los mercados de carnes, charqui, frutas, cereales, alfalfa, etcétera. (AL, 1928, 187)
Esta expresión, nos parece, una acercamiento conceptual al pacto que se firmó en 1929.

La relación con EEUU nos abre al otro tema que es la relación con América. Aquí existen dos momentos importantes que son las dos conferencias panamericanas realizadas durante este gobierno -una en Santiago de Chile y otra en La Habana. Siempre se rescata en los mensajes el "estado de espíritu recíprocamente amistoso caracteriza muy especialmente nuestras relaciones con las hermanas repúblicas de América. "(AL, 1923, 12)
Con respecto a la V Conferencia Panamericana de Santiago se señala en el mensaje de 1923 que allí:
... la República ha contribuido a los trabajos de la V Conferencia Panamericana reunida en Santiago de Chile, cuyas decisiones han de consagrar los principios de justicia y de solidaridad que orientan nuestras democracias. (AL, 1923, 13)

En la evaluación final de este acontecimiento, Alvear declara que:
... dimos una nueva prueba de lealtad y franqueza. No tuvimos reservas ni siquiera respecto del estado deficiente en que nos encontramos en cuanto al desarrollo y al perfeccionamiento de nuestras instituciones armadas en relación con el grado de cultura y progreso del país... (AL, 1924, 103)
Esta reunión, en la que "el fracaso rondó"19, marca un contrapunto con el enfoque sostenido por los radicales en la etapa previa al gobierno, donde reclamaban una política de equilibrio de poder. Es un dato significativo, ya que parece que las diferencias entre las distintas concepciones dentro de la UCR no eran tan marcadas.

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