viernes, 5 de julio de 2019

Los discursos de Yrigoyen y Alvear sobre política exterior (1916-1930) - Parte 7



Para la siguiente conferencia, la de La Habana de 1927, dirá:
... Los propósitos de paz y de mutua consideración que informan la política exterior del gobierno argentino, han permitido aun mas los vínculos amistosos que nos ligan con las naciones extranjeras.
En concordancia con esos sentimientos de respeto y consideración internacional, la delegación argentina a la VI Conferencia Panamericana reunida en La Habana, interpretando las instrucciones transmitidas oportunamente, expresó en esa Asamblea que la República continúa manteniendo la sana doctrina del respeto por la soberanía de los Estados y su independencia, considerando que ese mutuo respeto es imprescindible para que las jóvenes naciones americanas pasen por las transformaciones de la experiencia del gobierno propio, y evolucionen naturalmente en los ensayos de las instituciones políticas que quieran darse sus pueblos hasta llegar, sin tutelajes ni intervenciones extrañas, a la plena madurez de la democracia que ha de regir sus destinos en la paz interior y en la concordia internacional. (AL, 1928, 185)

En este párrafo se observa claramente el principio de no intervención que generó en esa reunión un fuerte enfrentamiento con la delegación norteamericana. Sus resultados fueron evaluados globalmente al señalar que las "buenas relaciones han de afianzarse con algunas medidas que el gobierno argentino ha podido tomar en concordancia con el de varios paises amigos" aunque esta expresión no refleja el trasfondo de lo ocurrido en dicha conferencia. (AL, 1928, 186)

Un apartado merece el tema de la negativa a la reincorporación a la Liga de las Naciones. Este tema tuvo una presencia ininterrumpida desde el año 1923 hasta 1928. Es un tema en el cual el presidente tenía diferencias con Yrigoyen, quien influía sobre la mayoría de los diputados radicales e impedía su tratamiento. Es una constante en los mensajes la siguiente frase, más o menos repetida:

Las relaciones oficiales que el Poder Ejecutivo mantiene con la oficina de la Liga de las Naciones no se ha apartado de la situación ya anunciada en anteriores mensajes; y es necesario y urgente que vuestra honorabilidad estudie la solución de las mismas para regularizarlas. (AL, 1925, 43)
Así año tras año, Alvear basaba su interés en el hecho de que la información le "permitirá apreciar y resolver la situación a la cual ha adherido, en principio, en el espíritu y la concepción democrática que inspiran la política internacional argentina" (AL, 1923, 13).

A pesar de no ser ratificada por el Congreso:
... El Poder Ejecutivo, en reiterados mensajes, solicitó y urgió de Vuestra Honorabilidad un pronunciamiento que pusiera término a esa situación de hecho en un sentido u otro. Ante ella, el Poder Ejecutivo entendió que procede con el criterio circunstancial de participar en los trabajos de las organizaciones esencialmente técnicas y siempre que promediaran invitaciones o requerimientos que no podía rehusar por elementales normas de cortesía y colaboración internacional. (AL, 1928, 186)

Aquí sí existe una clara diferencia entre el pensamiento de Alvear y de Yrigoyen, con respecto a la participación en la Liga de las Naciones, que creemos tiene que ver más con la acción del país en el exterior que con una visión distinta del mundo. Prueba de ello es la posición de la delegación que allí se pronunció nuevamente contra la política norteamericana al señalar:
... el representante argentino, previamente instruido para esa eventualidad, expresó que el Gobierno Argentino no consideraba a la Doctrina Monroe como un pacto regional, según lo define, y por vía de ejemplo, el citado artículo <21 de="" la="" liga="">, sino simplemente como una declaración política unilateral de los Estados Unidos que no ha sido aprobada explícitamente por ningún otro país americano. (AL, 1928, 186)

Como observamos desde el punto de vista económico y político, Alvear tiene una posición de enfrentamiento con EEUU que es coherente con la apreciación positiva que tiene sobre Gran Bretaña. Estas expresiones las tuvo con motivo de la visita del Principe de Gales a nuestro país, su visión sobre la participación británica en la Argentina, era la siguiente:
... el gobierno argentino se esforzó por agasajar al ilustre representante de un pueblo tan íntimamente ligado al progreso y adelante del país... el incalculable caudal de energías con que la nación británica ha contribuido a nuestro desenvolvimiento moral y material y por su fe inquebrantable en el engrandecimiento de nuestro país, tantas veces demostradas. (AL, 1926, 19)


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