martes, 18 de junio de 2019

Violencia en la Argentina - Los políticos se definen - Parte 7


Nadra: Pero somos amigos.
Selser: Así es. Y le puedo señalar que una de las contradicciones más notables, más violentas del proceso, es la proscripción del comunismo. Se reclama un pronunciamiento terminante contra la violencia y cierto tipo especial de ella, el terrorismo reactivo. No niego que en algunos núcleos puedan existir elementos con ideologías extranjeras, cosa que no me aterroriza porque yo también pertenezco a un partido político que está muy influido por una ideología foránea: la socialista (Risas). Claro que nosotros, con el socialismo argentino, proponemos una estrategia diferente a la de cierto tipo de reacciones que no son las más adecuadas para avanzar en el proceso. Como decía Galimberti, a nadie le entusiasma la violencia por sí misma, pero si la salida electoral implica el mantenimiento del statu-quo, pienso que vamos a seguir en la espiral de represión y contrarrepresión en la que estamos envueltos.

Horacio Sueldo: A esta altura del debate es difícil decir algo original. Mucho de lo que diga será un intento de sintetizar la abundante coincidencia que ha existido. Existe una idealización de la violencia, cualquiera sea la punta en que se la considere. Por ejemplo, se idealiza por parte de los voceros del régimen y de sus asesores espirituales cada vez que nos descargan sermones sobre la perversidad de la violencia. Pero también es exacto que desde el extremo opuesto se cae en el error de generalizar, de elaborar una especie de mito sobre la violencia de palabra y de hecho. Entre la borrachera de mitos que vive el país, uno particular es éste: el de la suma y santa eficiencia de la violencia, para esto, para aquello, para lodo. Hay jóvenes idealistas con gran testimonio de coraje y desprendimiento personal, que me obligan a situarlos muy por encima de ciertos representantes del orden social, de la justicia y de la ley, a los que se debe llamar a la realidad para que comprendan que hasta la violencia requiere inteligencia. Por otro lado, se ha hablado de juego limpio. 


Mucho más allá de la amplitud de ese juego, lo bueno sería saber si lo que se propone como salida electoral va a permitir limpiar el país o no. Porque aquí solamente hay dos alternativas: transformación a fondo o parches y remiendos. Quisiera aludir como un signo, pero no es el menor, a recientes decisiones del más alto nivel gubernativo, que han echado paladas de tierra sobre actos de grandes personajes del régimen. En un país en serio, esos actos habrían motivado degradación militar y cárcel de por vida. ¿Se les puede pedir a los jóvenes guerrilleros que se asimilen a una sociedad, a una ley que sirve para eso? Es cierto, como se ha dicho acá que hubo picana eléctrica en huelgas antes de 1955. 

Pero, si hemos de ser leales, si aquéllos fueron precedentes, fueron cimientos, hoy estamos bajo la fronda de una represión incrementada a un grado que jamás ha conocido el país. Y voy a citar romo un elemento degradante el hecho de que un alto funcionario público cuando se le pide que someta a los presos políticos a sus jueces naturales contesta que "no vamos a cometer la ingenuidad del pase a los jueces porque a estos señores de la subversión sofisticada los vamos a combatir con sus propias armas".
Panorama: ¿A qué funcionario se refiere?
Sueldo: Al doctor Mor Roig, ministro del Interior. Si el funcionario está combatiendo formas delictivas, no puede caer en la inmoralidad, en el cinismo jurídico de combatir el mal con el mal. Todo hombre es mi hermano, lo digo con lenguaje cristiano: lo es el general Sánchez, la señora Cucco, siento por ellos profundamente y por sus familias también. 
La vida humana es sagrada y ningún grupo particular puede erigirse en tribunal revolucionario. Aparte de esas víctimas, mi solidaridad se extiende a la familia Sallustro, pero también a la de Ver, Maestre, Zenteno, el obrero textil Monti, a los miles de "pobres tipos" de los que nadie se ocupa porque no tienen la importancia de los grandes empresarios y de los grandes generales. 
Podemos mencionar también a nuestra querida Norma Morello, militante social-cristiana de Goya, a la que en un refinamiento de la tortura, como a todas las mujeres solteras —hay algún respeto a veces para las casadas— se les introducen picanas dentro de un tubo de plástico para que lleguen a lo más profundo del organismo; y a los hombres se les introduce en el recto.



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