jueves, 18 de abril de 2019

Conformación del Estado Nacional (1854-1900) - Parte 6


A contramano de lo sostenido por el discurso oficial del modelo oligárquico dependiente, el Censo de 1914 comprobó que sólo el 29% de la población económicamente activa estaba empleada en el sector agrario, mientras la industria ocupaba al 35% y el sector servicios. Sin embargo, no debe perderse de vista que los frigoríficos que abastecían al mercado externo eran grandes empleadores de mano de obra, y que la precariedad del sector industrial, con escasas inversiones y tecnología, le reportaba escasa participación en el PBI. 

Estado, inmigración y represión

El Estado Nacional Argentino impulsó un complejo proceso de homogeneización cultural de los inmigrantes y de la población nativa, a través de diversos procesos de adoctrinamiento que encontraban su articulación en la escuela. En tal sentido, la gratuidad y obligatoriedad de la enseñanza primaria dispuesta por la Ley 1420, sancionada en 1884, constituyó la llave maestra de la manipulación de las representaciones sociales y del sentido común. Este proceso se complementaba, en el caso de los nativos –muchos de ellos hijos de inmigrantes– con la conscripción forzosa durante un año en el Ejército Nacional, dispuesta por la Ley de Servicio Militar Obligatorio de 1901.

En tanto se intentaba adoctrinar a los inmigrantes en los valores y la obediencia al sistema oligárquico impuesto en nuestra sociedad, se desalentaba su participación efectiva en la política institucional. Para 1900, sólo el 4% de los adultos en condiciones de votar eran extranjeros. Tampoco los inmigrantes hacían esfuerzos por adquirir derechos políticos, en muchos casos por su deseo de retornar a sus países de origen, o bien por su condición de anarquistas, que los llevaba a desechar toda forma de participación institucionalizada.

En 1902, el Congreso Nacional sancionó la Ley de Residencia, redactada por el diputado conservador Miguel Cané, que asignaba al Poder Ejecutivo la facultad de expulsar del territorio nacional a extranjeros acusados de delitos comunes o actividades sediciosas, entre las que se incluía la organización sindical y política de los trabajadores. Estas iniciativas de organización no eran nuevas. Con el antecedente de la Sociedad Tipográfica de 1854, en las décadas de 1860 y 1870 inmigrantes franceses y alemanes impulsaron emprendimientos tales como Les Egaux yVorwarts, dando origen al movimiento obrero en la Argentina. 

Simultáneamente se creaban organizaciones étnicas de ayuda mutua, como Unione e Benevolenza, el Club Español, el Hospital Italiano, etc., y en 1908, en respuesta a la crítica situación que la precariedad habitacional significaba para los trabajadores y sus familias, se creó el Hogar Obrero, por iniciativa del Partido Socialista, dando el puntapié inicial al movimiento cooperativo argentino.
La acción de los trabajadores no cesaba. En 1878 se fundó el Sindicato de Gráficos, y en los años siguientes se crearon los sindicatos de empleados de comercio, ferroviarios, carreros, panaderos, sastres, albañiles y tabacaleros, liderados por anarquistas y socialistas. Como corolario de esas iniciativas, en 1901 se creó la primera central sindical, la Federación Obrera Argentina (FOA). La reacción del Régimen Oligárquico fue primitiva e inmediata, y en 1902 el Congreso aprobó la Ley 4144, conocida como Ley de Residencia. Si bien la unidad entre socialistas y anarquistas no duró –ya que los primeros se agruparon en la Unión General de Trabajadores (UGT) y los segundos en la FORA (Federación Obrera Regional Argentina)–, el tratamiento legislativo de la norma motivó la primera huelga general, sumamente exitosa, que significó una dura derrota política para el roquismo. En los años siguientes, el Régimen haría una generosa aplicación de esta ley. Pese a eso, la conflictividad social se incrementó hasta que, en 1912, los inmigrantes organizaron la primera medida de fuerza agraria, conocida como el Grito de Alcorta, en la Provincia de Santa Fe. 


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