martes, 26 de marzo de 2019

La herencia de la guerra: Salta (Argentina) 1821-1831 - Parte 2


4  A partir de 1814 los paisanos que integraban las milicias comenzaron a ser denominados gauchos por (...)
5  Mata, Sara E., “Negros y esclavos en la guerra por la independencia. Salta 1810-1821”, en Silvia M (...)
6  El concepto de libertad fue una preocupación central en las reflexiones de los ilustrados de fines(...)
7  Mata de López, Sara, “Insurrección e independencia. La provincia de Salta y los Andes del Sur”, en (...)
6El proceso revolucionario no solo ofreció oportunidades de ascenso económico y social a sujetos de diversa extracción social sino que favoreció el planteo de reivindicaciones colectivas de los sectores subalternos que llevaron adelante sin enunciarlo, pero sí de manera directa, un proyecto político. En el caso específico de la insurgencia rural en el valle de Lerma, se insinuó una reforma agraria ya que dejaron de pagar arriendos, de prestar servicios personales y de conchabarse como peones y ocuparon tierras en las principales propiedades rurales del valle. Los esclavos que integraban los Escuadrones Gauchos4, muchos de ellos incorporados voluntariamente sin autorización de sus amos, abrigaban por su parte otras aspiraciones y la principal de ellas era la libertad.5 En la medida en que patria y libertad se presentaban para ellos estrechamente unidas e interdependientes, ya que no era posible la patria sin la libertad, es probable que la patria por la que luchaban fuera concebida como un orden social en el cual lalibertad no era entendida en los mismos términos en que la planteaba la dirigencia revolucionaria, es decir no tan solo libertad soberana y en unión con ella libertad cívica,o sea libertad de gobernar y de participar del gobierno, que en esos momentos significaba la ruptura de la relación colonial, sino que la libertadreclamada por los esclavos estaría vinculada fundamentalmente a la libertad personal, es decir la capacidad de acción y de decisión sin depender de otros, derecho del cual debían gozar todos los hermanos, incluidos los esclavos.6 La prolongación de la guerra, y la permanente invocación a la libertad de la patria contribuyó de esta manera a configurar un proyecto político que respondía a sus expectativas sociales y económicas.7
7La muerte de Güemes y el cese de la guerra con los realistas significaron un duro revés para este proyecto, a pesar de lo cual creemos plausible sostener que el mismo estuvo presente en las movilizaciones rurales que tuvieron lugar en la década siguiente alentado por las luchas facciosas de la elite. Enfrentamos así dos problemas complejos cuales son, por un lado, encontrar evidencias de que esas expectativas continuaban vigentes en las milicias, o en parte de ellas, en los levantamientos que protagonizaron luego de la muerte de Güemes y por otro interpretar sus vinculaciones con los proyectos políticos de la elite dirimidos fundamentalmente en torno a la construcción de poder en la provincia y en la relación con Buenos Aires y Bolivia.

8Por ello resulta indispensable, en una primera instancia, vincular el conflicto por la tierra, entre otros, con los levantamientos, las conspiraciones y los enfrentamientos militares que tuvieron lugar durante esta década y el protagonismo en ellos de lideres locales y regionales, de diferente condición étnica y social, recuperando el entramado de alianzas políticas resultantes de negociaciones no siempre explícitas pero sí presentes en la tensión constante entre los hombres movilizados y la dirigencia política y militar. Las prerrogativas arrancadas a la elite propietaria por los gauchos, gracias al poder adquirido en la guerra contra los realistas, tales como la ocupación de tierras y el no reconocimiento de los arriendos, dan cuenta de la importancia que reviste el problema de la tierra en la conflictividad rural. Los intentos realizados, tanto por Güemes como por la elite dirigente después de su muerte, destinados a lograr el reconocimiento de los derechos de los propietarios a expulsar a quienes consideraban intrusos y a cobrar arriendo y solicitar prestaciones personales, resultan centrales para abordar el problema de la conflictividad política y social en las primeras décadas del siglo XIX.

9En los años finales del gobierno de Martín Miguel de Güemes las presiones de diferentes sectores sociales aumentaron agravando la situación la escasez de recursos para sostener las tropas de línea y las milicias. La interrupción del comercio con las provincias del Alto Perú controladas por los realistas afectaba no solo a los comerciantes de Salta y Jujuy sino también al erario público cuya recaudación resultaba totalmente insuficiente para hacer frente a los crecidos costos de la guerra y obligaba al gobierno a imponerles, cada vez con mayor frecuencia, empréstitos forzosos. 

Los propietarios de las tierras, por su parte, exigían al gobierno que hiciese respetar los derechos de propiedad avasallados por los peones y arrenderos enrolados en las milicias y la elite en su conjunto reclamaba por el goce del fuero militar permanente otorgado a los milicianos que favorecía el “desorden social” y los abusos cometidos contra la propiedad.

8 Será también a fines de 1819 que un levantamiento militar en la Provincia de Tucumán depone a su go (...)

10Pero no fueron solamente razones económicas o los “excesos” cometidos por las milicias gauchas las que minaron progresivamente el poder de Güemes enfrentándolo con la elite de Salta. A la oposición cerrada de un sector importante de la elite, que miró con desconfianza su ascenso al gobierno de la provincia y su desafío inicial a las autoridades porteñas y al ejército que la representaba, se sumaría el alejamiento de quienes sostenían aspiraciones autonómicas y republicanas frente al centralismo porteño que en 1819 había logrado elaborar un proyecto constitucional, aceptado por Güemes, que favorecía la posibilidad de establecer un sistema de gobierno monárquico para las Provincias Unidas de Sud América. Ese mismo año, el retiro del Ejército Auxiliar del Perú desde Tucumán por orden del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón y la crisis política en Buenos Aires con la caída de Pueyrredón y su reemplazo por José Rondeau enfrentaron al gobierno de Güemes a serias dificultades para contener el descontento interno y la amenaza realista.8 Estas dificultades se agravarían aún más con la disolución del Directorio en Buenos Aires en 1820 que dejaría sin apoyo político y económico al proyecto de organización de una fuerza militar que desde Salta avanzara hacia el Alto Perú en apoyo a la campaña de José de San Martín en el Perú. La decisión de Güemes de cumplir con ese propósito le llevó en 1820 a aumentar la presión sobre los comerciantes y propietarios de Salta en búsqueda de recursos y a comprometer el apoyo de los gobernadores de otras provincias. La negativa de la Provincia de Tucumán de permitir el paso de ganado y hombres, que desde Córdoba y Santiago del Estero eran enviados hacia Salta con ese fin, llevó a Güemes a desafiar militarmente, en los primeros meses de 1821, al gobernador de esa provincia.


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