martes, 26 de marzo de 2019

La herencia de la guerra: Salta (Argentina) 1821-1831 - Parte 1



1 El proceso político y militar que culminó con la independencia de América del Sur a principios del siglo XIX desencadenó una guerra civil que rápidamente devino en una guerra anticolonial que mostró múltiples facetas en un territorio extenso y diverso. A su finalización -fragmentados los antiguos virreinatos- estos territorios fueron azotados por la inestabilidad política derivada tanto de los diferentes ensayos constitucionales pergeñados por las elites locales como por la presencia de una extendida militarización cuyas jefaturas, junto con las elites locales, protagonizaron agrias disputas de poder. Así, el enfrentamiento de la dirigencia revolucionaria, al impulsar proyectos políticos en los cuales se proponían tanto formas de gobierno republicano o monárquico como centralista o federal, se dirimió con frecuencia por las armas.

2 Este proceso político fue considerado una revolución por los mismos protagonistas por cuanto la creación de las primeras juntas de gobierno modificó sustancialmente las bases del poder político y eran precisos nuevos fundamentos para legitimar a las nuevas autoridades. Los ensayos constitucionales que implementaban el voto para elegir representantes y proponían la división de poderes, cualquiera fuese la forma de gobierno formulada, fueron obviamente impulsadas por las elites y por esta razón los estudios sobre el período se han centrado en su acción política y en el análisis conceptual e ideológico que sustentaban las nuevas propuestas políticas. Los sectores subalternos y militarizados fueron escasamente considerados en relación con los cambios políticos. Su participación en la contienda política en esos turbulentos años fue valorada negativamente en tanto fueron juzgados resabios del desorden social que generó la guerra. Su disciplinamiento al cabo de unas décadas fue interpretado como la restauración política que significó la construcción y consolidación del estado nacional en la segunda mitad del siglo XIX.

3 Nuestro propósito, en esta oportunidad, será presentar una primera aproximación a esta participación política de los hombres movilizados por la guerra en la Provincia de Salta que, ubicada en el noroeste del actual territorio argentino y limítrofe con Bolivia, fue escenario de la guerra librada en los Andes meridionales a partir de 1810. La pulverización del poder central de Buenos Aires en 1820 y la finalización de la guerra con los realistas en 1821, luego de la firma de un armisticio, dio inicio a una década de extrema conflictividad. Reconstruir algunas de las trayectorias políticas y militares de los principales protagonistas de esos turbulentos años -desde una doble perspectiva que atienda tanto a las relaciones políticas y de poder con Buenos Aires y las provincias y estados vecinos como a las motivaciones de los sectores subalternos y las aspiraciones políticas de quienes intermediaban las relaciones de poder entre ellos y la elite- ofrece la posibilidad de abordar la compleja herencia social y política legada por el proceso de independencia.


1  En 1814, luego de la retirarse las fuerzas realistas del territorio salto-jujeño, el Directorio in (...)
2  Mata de López, Sara, “La guerra de independencia en Salta y la emergencia de nuevas relaciones de (...)
4La formación de una Junta de Gobierno en Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, en 1810 derivó rápidamente en una guerra cuyo escenario más importante fue el de las Provincias del Alto Perú y con ellas la jurisdicción salto jujeña. Durante años, más precisamente a partir de 1814 y hasta su muerte, Martín Miguel de Güemes lideró, primero como Jefe de Avanzadas del Ejército Auxiliar del Perú y luego también como gobernador de la Provincia de Salta,1 la resistencia a las fuerzas realistas que de manera reiterada invadieron el territorio salto-jujeño. Con evidente habilidad política logró mantener e incitar la movilización rural de amplios sectores sociales, que a través de jefes locales, en su mayoría medianos y pequeños productores, participaron activamente en las milicias y en los cuerpos de Línea que creara al asumir el gobierno de la Provincia.2 Indios y mestizos, integrantes de las milicias altoperuanas que acompañaron al Ejercito Auxiliar del Perú en las tres ocasiones en que retrocedió derrotado, se sumaron también a las fuerzas militares provinciales.
3  Mata de López, Sara, “Tierra en armas. Salta en la Revolución”, en Sara Mata de López (compiladora (...)

5 En relación con esta movilización rural que rechazó sucesivas invasiones realistas hasta 1821 y 1822, hemos sostenido la hipótesis de que la misma expresó expectativas y reivindicaciones sociales y económicas de la población rural y entre ellas el interés por ocupar tierras ignorando el derecho a la propiedad y por ende las obligaciones con el propietario. No resultará casual que en el valle de Lerma, donde a fines de la colonia el conflicto en torno a la tierra se manifestó con mayor intensidad, la movilización desatada por la guerra de independencia derivase luego en una insurrección generalizada.3 Si bien en diferentes regiones del extenso territorio provincial los intereses pudieron variar, es indudable que la militarización y el goce del fuero militar permanente para los milicianos, resultaron para la elite propietaria un abierto desafío al orden social, agitando el temor a una plebe peligrosa que atentaba contra sus prerrogativas y privilegios de clase.

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