domingo, 16 de diciembre de 2018

UN HOMBRE DE DERECHO - Parte 1


Pero ¿quién es en realidad Carlos Fayt?  Nacido en Salta, un año antes que Eva Perón, en el seno de una familia católica tradicional, siempre fue liberal y pasó algunos años en el Partido Socialista, lo que no implica una ruptura sino una continuidad ideológica, teniendo en cuenta que su fundador Juan Bautista Justo era un ferviente partidario del librecambio en economía, del positivismo en filosofía y del mitrismo en historia. Fruto de ese posicionamiento ideológico, Carlos Fayt fue siempre un antiperonista visceral, un antipopulista consecuente desde que era estudiante universitario. El mismo escribió: “Mi tesis doctoral en la Universidad de Buenos Aires criticaba la reforma constitucional que aprobó Perón en 1949. Los jurados no me quisieron tomar el examen y tuve que escribir otra tesis. Pero, al margen de ese asunto, siempre me interesó estudiar el peronismo. Al fin de cuentas, yo enseñaba Ciencia Política. Además, siempre critiqué a los partidos -al peronismo y al radicalismo-, que compran votos. 

Por eso, en un libro de los años 40, en lugar de hablar de la soberanía argentina, hablé de la "sobornería" argentina. Yo, por mi parte, siempre admiré a los líderes socialistas Nicolás Repetto  y Alfredo Palacios, pero me aparté del socialismo en el 58.” El reputado profesor, autor de más 35 libros, que siempre levantó las banderas del republicanismo, omitió puntualizar  que Nicolás Repetto, en plena década infame, en 1932, formó parte de la fórmula Lisandro de la Torre- Repetto, la fórmula del cianuro según Jorge Abelardo Ramos porque no se reían ni cuando estaban contentos, mientras el radicalismo Yrigoyenista estaba proscripto. Igual actitud adoptó Alfredo Palacios que fue embajador de la Revolución Fusiladora en el Uruguay.

En una entrevista, publicada por la revista de la Facultad de Derecho de la UBA, en el 2005, contó su ingreso al partido socialista:  “Mire, en una oportunidad yo llego, en Belgrano Bajo, a un Comité Radical, a inscribirme. Me hacen sentar, yo era un muchacho como ustedes, y me hacen pasar a un cuarto semi-oscuro donde me recibe un hombre que me pone una mano encima del hombro y me dice: “Hijo, ¿qué querés?, ¿una decena de lotería para tu familia?”, yo lo miré al tipo y le dije: “no señor, estoy equivocado”. No pensé jamás que me podían ofrecer por incorporarme a un partido la esperanza de una decena de lotería, a raíz de ello no volví.  Es decir, esa experiencia hizo que después no quisiera aceptar, cuando me invitaron a incorporarme al Partido Conservador Demócrata o al Partido Radical. 

También, me invitaron para sumarme a las filas del Partido Demócrata Progresista. Tampoco quise. Se preguntarán qué me llevó entonces al Partido Socialista. Miren, yo había publicado “Por una Nueva Argentina”, y sacó un comentario “La Vanguardia”. Entonces, fui a una conferencia que daba un tal Nicolás Repetto, con debate público. Me senté y lo escuché a este hombre con unas excepcionales dotes expositivas y didácticas, y vi que la gente pedía la palabra y no se interrumpía al orador sino con permiso de éste, había respeto y tolerancia, yo miraba, eran obreros, gente del pueblo, gente común, no eran profesores ni mucho menos. Me dije a mí mismo: “esto es otra cosa”. Y cuando llegó el momento de incorporarme a la vida política, me acerqué con otros diez amigos al Partido Socialista. Fui al centro correspondiente en Belgrano, que estaba en la calle Republiquetas a una cuadra de Cabildo, y nos afiliamos los once. Al mes se habían ido los diez, yo me quedé, de obstinado. ¿Por qué se fueron? 
Porque en esos momentos el Partido Socialista exigía que uno se circunscribiera a un estado de santidad. No había que jugar a las carreras, a la lotería, ver box, beber vino, había que concurrir a las bibliotecas…... Me quedé porque sabía que era una escuela de civismo, por esa razón milité durante años en el Partido Socialista. A título de ejemplo, les narro una experiencia. 


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