miércoles, 25 de abril de 2018

Juan Moreira / 1886 – Parte 6

En ese tiempo Pablo Raffetto había levantado un politeama cubierto de chapas de fierro en Buenos Aires (calle Europa y Piedras). Como se aproximaba el invierno, era necesario procurarse abrigo bajo techo seguro y dejar la carpa para mejor estación, y al efecto, nos asociamos a Raffetto para trabajar en el citado politeama. 

Como era un barrio un poco apartado del centro, en aquel entonces, y a pesar de haber gustado muchísimo "Moreira", su fama no pasó de la parroquia San Telmo y la prensa poco o nada se ocupó de él. 

Don Eduardo Gutiérrez dio la ingrata nota de demandar a Raffetto por la interpretación indebida de "Juan Moreira." 
Cuando Raffetto se presentó al Juzgado y habló con Gutiérrez, le explicó que quienes representaban "Moreira" eran los Podestá y no él, y que según tenía entendido, lo hacían porque el mismo Gutiérrez le había concedido verbalmente autorización para hacer ese drama. 

Gutiérrez que era un buen criollo, se acordó sin duda de su concesión y de que yo lo había invitado para "Moreira" teatralizado, y dijo a Raffetto que continuara trabajando tranquilo, que ese asunto ya estaba concluido." 

Pasó la compañía a Rosario, a La Plata y a Córdoba. De nuevo en Rosario la Municipalidad suspendió, y autorizó luego la representación de Juan Moreira. "Temores oficiales, simulaciones literarias y escrúpulos sociales..." - escribe el autor. Agrega más adelante que volvió a Buenos Aires, cuyo público seguía ignorando a Juan Moreira. En La Plata Podestá recibió la visita del actor español Valero: 
"Yo y los míos trabajábamos en el Politeama "25 de Mayo". Una noche que representábamos Juan Moreira Valero fue como espectador, y al terminar la función, el celebrado artista pasó a mi humilde camarín para conocerme, saludarme y decirme muy emocionado: 
-Vuestra manera de representar es muy diferente a la de los otros teatros, en el nuestro, por ejemplo, sólo las primeras figuras y algunas veces las segundas, son las que hablan, accionan y se mueven; en el de ustedes todo el mundo hace algo, sin estorbarse los unos a los otros. En la pulpería veo gente en una mesa jugando a los naipes, en otras platicando; en el mostrador unos que beben, más allá unos guitarreros musitando con sus instrumentos; el pulpero atendiendo a todos y cada uno en su papel... hasta los perros que trabajan son artistas, porque saben lo que tienen que hacer!... Ustedes llevan la ficción hasta parecer verdad; en las peleas entra el deseo de gritar ¡basta!... En fin, que para el que ve por primera vez un espectáculo como éste, con sus rudeces, con su lenguaje, al que hay que acostumbrar el oído, con su naturalismo y con el entusiasmo con que vosotros lo hacéis, se da cuenta del porqué el público siente y se entusiasma." 




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