sábado, 3 de febrero de 2018

Balbín - La guitarra de 12 cuerdas - Parte 2

Este pasarse al enemigo con bandera, banda y ritos partidarios se agravó en el caso de algunas figuras que, haciendo abstracción del paso del tiempo y los sucesos, congelados en los heroicos combates del pasado, terminaron por creer que eran eternamente el Partido mayoritario de 1916 y 1928, a cuyos jefes les corresponde, por derecho casi divino, el ejercicio del Gobierno en las más altas funciones. 
Las continuas frustraciones los transformaron en oportunistas y el rechazo del Pueblo en pactistas afanosos. Olvidaron la intransigencia, la bandera del sufragio popular y la lucha contra el fraude.

Hacia ese triste final parece encaminarse Ricardo Balbín, invariable perdedor desde 1948, en que le ganó la gobernación de Buenos Aires el peronismo; en 1952, en que fue derrotado cómo candidato a Presidente; en 1958, año aciago que le deparó dos fracasos: el interno con la proclamación de Arturo Frondizi y la nueva derrota en los comicios por la Presidencia. 

Finalmente, en 1963, como no creyó jamás que el radicalismo ganaría las elecciones, le cedió el lugar al viejo Illia, que resultó, también, dos veces vencedor, al sortear a Balbín en el Partido y al beneficiarse con el fraude "azul". Ahora, Don Ricardo, ahíto de fracasos y de años, avizora su última oportunidad y, mientras habla de comicio libre, rechazo de las proscripciones (como en la famosa Asamblea de la Civilidad de 1963, que luego arrojó por la borda), institucionalización sin trampas y poder civil, especula con la proscripción, la abstención o el fraccionamiento del peronismo para ceñir, por fin, la banda presidencial.

Por eso, confinando las promesas solemnes de no aceptar comicios condicionados al mismo desván de la añeja intransigencia, recurre al medio tono de su guitarra electoral de 12 cuerdas y envía a las entrevistas con el Gobierno militar (que derrocó a su Partido) a dirigentes radicales de segunda línea. En tanto, declamó: "La UCR mantiene su individualidad y su programa, que se ha pronunciado contra el acuerdo dudoso", recita, mientras confía en repetir la jugada de 1963, ahora como candidato a Presidente. 

La realidad, sin embargo, es que ese objetivo sería inalcanzable hasta pulsando un "guitarrón" de 24 cuerdas.


8/VIII/72 • PRIMERA PLANA Nº 497



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