martes, 5 de septiembre de 2017

Santa Cruz - Parte 5


Debe destacarse la cooperación que existió entre españoles y tehuelches, a diferencia de muchos ejemplos vergonzosos de explotación y exterminio de nativos, beneficiándose ambos con el intercambio de bienes y útiles, los que permitieron incluso la subsistencia de los colonos en los momentos de escasez. El virreinato se olvida de este poblado patagónico y los barcos con los víveres prometidos llegan tarde o nunca. Años de clima favorable permitieron cosechas promisorias, otros mas duros provocaron la muerte de muchos pobladores.

En 1783 a causa de la falta de alimentos Viedma dispone el retiro de la mayoría de los pobladores que se dirigen a Montevideo, quedan en la colonia 60 personas. Finalmente el virrey Vertiz ordena el desmantelamiento de las instalaciones “el fuerte quedara enteramente deshecho y reducido a cenizas... ” demostrando una vez mas el poder del centralismo porteño. ( ref. Centenario de Puerto San Julian, tomo I)

EL FUERTE SAN CARLOS

El fracaso del intento colonizador del año 1779 en la costa patagónica constituye un triunfo de la burocracia virreinal, pondría fin así al penúltimo intento colonizador español a dos y medio siglos de su descubrimiento. A pesar del fracaso que significo el anterior asentamiento la corona española, esta vez encarnada en Carlos IV resuelve volver a la abandonada costa.

Crea a tal efecto una sociedad anónima bajo el nombre de Real Compañía Marítima con el objeto de. la pesca de ballenas y de “ otros pesses de Grassa”, salazón de cueros y fabricación de aceite, en los mares de los dominios españoles de Europa, África y América., y ordeno instalar un asiento de la Compañía en la costa de Patagonia, Rio de la Plata etc. (ref. 5) Arriban a Puerto Deseado en 1790 dos fragatas provenientes del Puerto de Santander, España, en ellos llegan familias pobladoras, artesanos y carga en general, marineros, personal para pesca, faena de lobos y trabajos de tierra.  

Las instalaciones de la Real Compañía constaban de: “Un almacén de piedra y barro, revocado con cal, un horno para el pan, una habitación de piedra y barro para la herrería, otra habitación dividida en dos para el contador y su familia, habitando allí también el farolero, el “Castillo de San Carlos”, edificio en cuadro con bodega para víveres, viviendas, azotea y tres troneras para disparar armas en caso necesario, sobre este se encontraban cuatro cañones.”


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