domingo, 19 de marzo de 2017

La locura del Coronel Estomba - Parte 9


La búsqueda fue ardua y por momentos desalentadora, hasta que el investigador encontró, en un archivo porteño, un calcado de tela que reproducía el original realizado en 1822 por el ingeniero Próspero Catelín, por orden de Bernardino Rivadavia, donde figuraba la primitiva nomenclatura de ese cementerio. A partir de allí, determinó con exactitud dónde se ubicaba la tumba, sin lápida ni cruz alguna que diera cuenta de su existencia. A poco de concretado el hallazgo, Cabré compró claveles blancos y los desparramó sobre esa tierra. 

En 1980, comenzaron las tareas para trasladar los restos a Bahia Blanca, lo cual demandó un delicado trabajo. Se pudo obtener tierra del lugar, donde se hallaban resumidos los restos del fundador, y se la colocó en la urna hoy ubicada en el atrio de la catedral local.

Un Prócer sin rostro

En 1928, la ciudad cumplía 100 años de su fundación y los festejos merecían un recordatoriode su fundador, pero no había certezas claras de como era su efigie, y esto generaba un problema serio, dado que en la época, las efigies conmemorativas eran necesasia para cualquier festejo histórico.

Se sabía que el coronel era primo hermano de Bartolomé y Emilio Mitre, y, a partir de ello se podía aceptar un parecido físico
Mientras los miembros de la comisión Pro Centenario pensaban como resolver la cuestión, ocurrió lo impensado, el reconocido pintor y retratista José Fonrouge se interesó en el tema y viajó a Montevideo, donde entrevistó Irma Santurio Estomba, sobrina nieta de Estomba.

Al poco tiempo anunció la buena nueva: había hallado una miniatura del prócer que le era suficiente para pintar un retrato fidedigno del fundador. Fonrouge llegó a Bahía Blanca, con el retrato bajo en brazo.

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