“Yo creo que Thays hizo
el Jardín Zoológico, pero no lo puedo asegurar porque no tengo nada que lo
confirme”, señala Berjman, que se guía por indicios como fotos del Zoo recién
inaugurado que fueron apareciendo en el archivo Thays. También lo llevan a sospecharlo
los recuerdos de los descendientes en los que Clemente Onelli (el director más
notable del Zoo) sobrevive como amigo del patriarca. “Pero claro que Onelli fue
mucho más amigo de Benito Carrasco, el discípulo de Thays que luego fue mentor
del hijo de Thays” y también sucesor del patriarca en la Dirección de Parques y
Paseos.
Tan
amigos supieron ser Carrasco y Onelli que, entre 1914 y 1918, llegaron a
proyectar y realizar programas notables, como las lecherías municipales.
“Estaban las cabrerías y las lecherías de barrio, estaban en el Zoo, en el
Parque Avellaneda... vos ibas y te servían el vaso de leche al pie de la vaca,
al pie de la cabra, con las mozas vestidas de holandesas. Había también una
fábrica de aceite de oliva, que con las aceitunas de todos los olivos de la
ciudad hacían el aceite para todos los hospitales. En Parque Avellaneda,
Carrasco había organizado el taller de textil autóctono, donde se enseñaba a
tejer en telar como el norte. Y también existían las ‘pupponiers’. ¿Viste que
ahora se hacen los jardines rodantes para los chicos chiquitos? Bueno, la
municipalidad tenía en todas las plazas, sobre todo en las de barrios obreros,
señoras que cuidaban a los chicos en las plazas durante el día mientras la mamá
se iba a trabajar. Eran guarderías municipales al aire libre, que también se
complementaban con el teatro infantil, que era un teatro hermoso que se
desarmaba y se armaba cada domingo en otra plaza”. ¿Por qué desapareció todo
ese mundo? Porque Carrasco, socialista utópico, era concuñado de Lisandro de la
Torre y cayó en desgracia en 1918.
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/134476-43382-2009-11-01.html
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