sábado, 4 de octubre de 2014

Dardo Rocha y La Plata – Parte 3


Los edificios estaban a medio terminar y los muebles fueron ubicados como se pudo, probablemente, el apuro se debía a presiones del gobierno nacional, cuyo titular no compartía las aspiraciones presidenciales de Dardo Rocha.

Sea como fuere, los informes del Departamento de Ingenieros, los periódicos, los relatos de los viajeros y la cámara fotográfica de Thomas Bradley fueron registrando semana tras semana, mes tras mes, año tras año, los espectaculares progresos de La Plata.

El trazado de La Plata fue encomendado al Departamento de Ingenieros, al frente del cual estaba el Ingeniero Pedro Benoit.
La nueva capital bonaerense fue un auténtico prodigio edilicio, urbanístico y demográfico. En 1882 tenía 7 mil habitantes; para el centenario, su población ascendía a 100 mil almas.
El impulso con que había surgido la ciudad se debió a varios factores, entre ellos, la premura con que se abrieron los concursos internacionales para proyectar los edificios públicos. El 6 de mayo de 1881 se llamó a concurso internacional para el proyecto de los cuatro edificios principales: Casa de Gobierno, Legislatura, Municipalidad y Catedral.

El carácter monumental que se infundiría a la ciudad era notable, así como la preocupación por los espacios verdes, las calles anchas, las plazas numerosas y el trazado original, susceptible de ensancharse o prolongarse. También se subrayaron las exigencias higiénicas del proyecto. Sin duda, esto evidenciaba desde el diseño la preocupación por brindar facilidades para la limpieza diaria, la extracción de residuos y la provisión de agua.

Mientras se iba convirtiendo en realidad, La Plata cobraba dimensión y vida propia, a pesar de haber nacido sin infancia previa.

La Plata comenzó a tener conciencia cultural y a elaborar su leyenda. Hacia fines del siglo XIX la ciudad ya era una sólida realidad urbanística, política y económica.

Tenía una sociedad propia, que se jactaba de sus calles iluminadas con electricidad y de su Teatro Argentino.
La Plata, ciudad del este de la Argentina, capital de la provincia de Buenos Aires –sobre la margen occidental del río de la Plata- está situada a poca distancia de la ciudad de Buenos Aires, con la que está unida por autopista y ferrocarril.

Es una ciudad moderna y bien planificada. Está diseñada en un cuadrado de cinco kilómetros de lado, con amplias y rectas avenidas y diagonales, por lo cual es conocida como “ciudad de las diagonales”. También posee numerosos parques y plazas.
Es el centro administrativo de la provincia, sede universitaria. Y se encuentra próxima a las instalaciones del complejo portuario-industrial y de la zona franca de Ensenada, desde donde parten buques de gran calado, en especial petroleros.
Entre sus industrias cuenta la refinería del petróleo, la siderurgia, los astilleros, empresas de envasado de carne, molinos, textiles y fábricas de maquinaria.

La Plata es sede la Universidad Nacional de La Plata (1905), de la Universidad Católica de La Plata (1968), y de la Universidad Argentina de Abogacía (1965). Es una ciudad eminentemente universitaria, la cual varía su paisaje en época estival.
Cuenta además con un museo de historia natural que comprende un prestigioso departamento de paleontología.
La Plata fue un modelo ejemplar del urbanismo mundial, distinguida en la Feria Internacional de París con el premio a la Modernidad, entregado a Dardo Rocha por Julio Verne.
La UNESCO la ha incluido entre las postulantes a ser declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad. Esta distinción le permite recibir importantes inversiones y constituirse en una referencia turística internacional muy visitada.

Biografías masónicas – Por Omar Daniel Adaro Rodríguez – Fuente, Logia Constancia Nª 7

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