En las letras de muchos tangos, el Puente Alsina y sus
alrededores suelen aparecer como paisaje ambiental de duelos entre guapos que,
cuchillo en mano, disputaban el amor de una mujer o bien el predominio
territorial. Pero hace 134 años aquella zona del barrio de Pompeya fue el
escenario de un enfrentamiento entre argentinos, donde los muertos y heridos se
contaron de a miles. Ocurrió en junio de 1880, cuando fuerzas que respondían al
presidente Nicolás Avellaneda pelearon contra las lideradas por el gobernador
bonaerense Carlos Tejedor, una verdadera tragedia.
En la superficie, la disputa se centraba en que Avellaneda
quería que la ciudad de Buenos Aires fuera declarada como Capital Federal, algo
a lo que se oponían los bonaerenses, ya que la ciudad era la capital
provincial. Pero había otro trasfondo: la pelea por quién sería el nuevo
Presidente. Las elecciones fueron en abril y Julio Argentino Roca (entonces
ministro de Guerra y Marina del presidente) derrotó a Tejedor. Desde ese
momento, el enfrentamiento resultó inevitable.
Ya hacía un tiempo que Tejedor había promovido la creación
de milicias organizadas en batallones que tenían nombres como “Rifleros”,
“Tiradores voluntarios de San Telmo” o “Ciudadanos armados”. Esos grupos
civiles se entrenaban en el Tiro Nacional, que estaba en Palermo. Tras el
resultado electoral adverso, Tejedor los movilizó y los hizo desfilar por la
ciudad. Ante eso, Avellaneda acusó a Buenos Aires de sedición, dejó la ciudad e
instaló la sede del gobierno en el vecino pueblo de Belgrano. El primer combate
ocurrió en Olivera, cerca de Mercedes. Pero el 21 de junio de 1880, los dos
ejércitos se enfrentaron en Puente Alsina.
Al mando de los nacionales estuvo el coronel Eduardo Racedo;
por los provinciales, el coronel José Inocencio Arias. Fue una batalla brutal
que empezó a las 4 de la mañana. Y no sólo se intercambiaron balas (había
fusiles Mauser y Remington) sino que también hubo cargas de caballería y lucha
cuerpo a cuerpo a sable y bayoneta. La disputa por el dominio del puente fue a
sangre y fuego. Hasta se dispararon con cañones Krupp, una de las piezas de
artillería más modernas de la época, que se fabricaban en la ciudad alemana de
Essen. Tras varias horas de lucha los provinciales resistieron el embate desde
un lugar al que se conocía como “la casa del palomar”. Dicen que en ese choque
hubo 1.200 muertos. Y que a media mañana de ese día trágico, el puente estaba
cubierto de cadáveres de soldados y de caballos, que después fueron arrojados
al Riachuelo.
Como no le enviaron refuerzos, al mediodía Arias ordenó el repliegue
hacia la zona de los Corrales Viejos (el actual Parque Patricios), donde hubo
un nuevo combate, tanto o más violento que el anterior. El lugar clave fue el
actual cruce de Caseros y La Rioja, donde estaba la sede de la Comisaría de los
Corrales. Cuentan que también allí hubo más de mil muertos, además de cientos
de heridos.
Ante esta situación, el 23 de junio Tejedor designó al
general Bartolomé Mitre para negociar con Avellaneda. Así se logró una amplia
amnistía para los sublevados. Tejedor renunció y la gobernación quedó a cargo
del vice José María Moreno. El 20 de septiembre se sancionó la ley que
declaraba a Buenos Aires como Capital Federal de la República. Y menos de un
mes más tarde Roca asumía como Presidente. Mientras tanto, Dardo Rocha (el
nuevo gobernador bonaerense) elegía a la ciudad de Ensenada como capital
provisoria de la provincia y convocaba al ingeniero Pedro Benoit para diseñar
la nueva ciudad que pasaría a ser la capital del distrito. Aquella ciudad se
llamaría La Plata y su fundación oficial quedaría registrada el 19 de noviembre
de 1882. Pero esa es otra historia.
por Eduardo Parise
Fuente:
SECRETA BUENOS AIRES
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