domingo, 22 de junio de 2014

La muerte como culto: el Cementerio de Chacarita por dentro - Parte 1


Cómo se rendía honor a los difuntos en el pasado; memorias de grandes personalidades cuyos restos descansan en este predio porteño; las tradiciones abandonadas
Algunos rincones oscuros y monstruosos, otras callecitas tristes y melancólicas, y uno que otro espacio anecdótico y hasta divertido. Aunque parezca contradictorio, todos estos condimentos forman parte de un mismo lugar: el mítico Cementerio de Chacarita. Emplazado en medio del barrio que le da el nombre, las 95 hectáreas de que fue en su origen el Cementerio del Oeste albergan historias, leyendas, mitos y recuerdos de miles de familias porteñas y de otros rincones de la Argentina y el mundo.
Por sus callecitas, que en algunos lugares se transforman en anchas "avenidas", el simbolismo del culto a la muerte y al honor de los difuntos va tomando diferentes formas.
Lo que tal vez genera más curiosidad es la zona de las bóvedas, donde la variedad de materiales, estilos arquitectónicos y símbolos recuerda épocas y costumbres hoy casi desaparecidas.
"Hasta los años 60, era una costumbre que los familiares vinieran a pasar el día visitando a sus difuntos. Se sentaban en el interior de las bóvedas, alrededor del cajón, tomaban mate, limpiaban el lugar, conversaban, cambiaban las flores", cuenta Hernan Santiago Vizzari, investigador histórico y autor de Cementerio de Chacarita, un sitio que recorre la historia del lugar.
Hoy el panorama es muy diferente. Muchas de las bóvedas están abandonadas y la mayoría de las personas opta por cremar a sus difuntos o enterrarlos. 
Un lugar histórico
La idea de hacer un cementerio en lo que hoy es el barrio de Chacarita surgió en 1871, con la epidemia de fiebre amarilla. Los lugares que ya existían comenzaron a quedarse sin espacios. Por eso se destinaron unas cinco hectáreas de lo que hoy es el Parque los Andes para lo que se conoció como el Cementerio Viejo. Allí llegaron a realizarse más de 500 inhumaciones en un solo día.
Luego comenzaron a realizarse las inhumaciones en lo que se denominó "Chacarita Nueva" y luego "Cementerio del Oeste", hacia 1896.
Dentro de este lugar histórico descansan los restos de personajes reconocidos de la historia del país, entre ellos, muchos protagonistas del tango. "Hay orquestas enteras de tango enterradas acá", dice Vizzari.
Su construcción generó de alguna manera una renovación del barrio y la apertura de nuevos negocios. Desde florerías hasta bares, sin dejar de contar las herrerías que realizaban los trabajos en las bóvedas.

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