Los llamados se
repiten desde la Argentina, pero siempre surge una nueva postergación.
En diciembre de
2007, en vísperas de la última Navidad, el Gran Maestre de la P2 vuelve a pedir
que se lo llame más adelante para contestar las preguntas y se despide con
auspicios: “Felicidad y paz”. El hombre de los buenos deseos es el mismo que,
por ejemplo, fue acusado de entorpocer la investigación por la bomba que
estalló en la estación de trenes de Bologna el 2 de agosto de 1980, la cual
mató a 82 personas e hirió a otras 200.
Aunque la
entrevista formal no se concreta, Gelli ofrece en sus respuestas telefónicas
retazos de recuerdos sobre sus años de poder, que permiten delinear la magnitud
de la influencia que la Logia P2 tuvo en la Argentina, tanto en el gobierno de
Perón como en la dictadura.
En otra breve
conversación, Gelli corrobora la firma de un documento de tres páginas,
rubricado en una reunión secreta con el dictador Roberto Viola, donde se acordó
la colaboración entre la P2 y el gobierno militar, tal como se lo había
revelado con anterioridad al periodista italiano Sandro Neri.
“Me acuerdo
completamente de todo –agrega–. Del tiempo en que estaba Lanusse, de cómo
trabajó para hacer una especie de referéndum, de la llegada de Héctor Cámpora,
después del doctor Lastiri. Luego de Perón e Isabelita. Todo”, afirma.
—¿Usted habla
todavía con Isabelita?
—Sí. Se encuentra
en Madrid. Se casó.
—¿Se casó
nuevamente?
—Sí. Pero no por
Iglesia. Se casó con un señor de muchos años.
—¿Cuál es el nombre?
—No. Lo que le dije
es que es un señor de muchos años.
Así Gelli abrevia
el diálogo y vuele a pedir que se lo llame más adelante.
En su reducto de la Toscana, entre colinas
apacibles y edificios renacentistas teñidos de los tonos del atardecer, Gelli
se mantiene al tanto de las noticias internacionales. De pronto, antes de
saludar y de despedirse hasta el próximo llamado, pregunta por la nueva
presidenta de la Argentina. Cristina Fernández de Kirchner acaba de asumir.
Ahora, mientras corre enero en el calendario, pide que se le envíe el
cuestionario por correo. Y al llamado siguiente ya no se encuentra. Cuando
Licio Gelli vuelve a atender en los últimos días del verano revela el motivo de
su ausencia.
“No, no estuve de
vacaciones. Estuve en un hospital. Regresé el sábado. Estoy mejor. Necesito de
una decena de días de convalecencia. Le respondo sus preguntas con gusto. Pero
tras los diez días de reposo. Luego lo arreglamos.”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario