domingo, 6 de abril de 2014

"Hipólito Yrigoyen ante la condición humana" – Parte 3





III
La circulación de la convocatoria yrigoyeneana, en los momentos de mayor expansión persuasiva, apenas cuenta con textos escritos, y casi sin apariciones públicas del jefe radical. Su difusión, en los tiempos de la lucha desde el llano, no se producía sino muy parcialmente, por los canales propios de la época: diarios, periódicos, producción teatral o los libros. Tampoco por los actos de la tribuna, la arenga y la actuación parlamentaria. Todos esos instrumentos los tuvo cuando la UCR accede al gobierno, aunque Yrigoyen persistió en su conducta silenciosa, casi sin apariciones publicas. La circulación social de la “política” de Yrigoyen se realizaba más como efecto de las prácticas políticas que de una fundamentación escrita de carácter teórico. Se expresaba, entonces, a través de los “documentos” de la Unión Cívica Radical, emitidos luego de las reuniones de sus órganos estatutarios, que estaban apenas difundidos por los medios de la época. Yrigoyen condenó severamente esa prensa venal y sometida a los poderes de turno. Ese carácter documental que registra y sostiene la escritura de Yrigoyen, en términos de pronunciamientos solemnes, van fijando posición doctrinaria y testimonian “los oprobios del Régimen” para el presente y para el futuro.

El “documento” de Yrigoyen sería así un género de fuerte incidencia retórica, de tono declarativo y prescriptivo, grave y severo, que describe, y sobre todo interpreta, las realidades sociales, económicas o políticas desde una mirada con fundamentos éticos. Difunde, pues, ya por los medios de prensa partidarios, ya por el folleto o el volante, los textos con que se expresa institucionalmente su pensamiento político. Esos textos son de escritura densa. Es un discurso racional con enunciados apodícticos, generalmente largos y con derivados sucesivos. A veces, son de compleja comprensión, sobre todo si no se penetra en la lógica de sus estructuras filosóficas, las que, como queda dicho, provienen del idealismo romántico alemán a través de sus epígonos españoles. 

Es a esos textos y a los mensajes presidenciales oficiales -que denotan el particular estilo de la expresión lingüística de Yrigoyen- a los que debemos recurrir, pues, para el estudio y la interpretación del pensamiento político de Hipólito Yrigoyen. Deberemos utilizar, igualmente, el léxico y el estilo de composición del propio Yrigoyen para definir ese ideario, porque es irremplazable.

Una parte importante, la más sustantiva del pensamiento yrigoyeneano, ha sido incorporada a las ideas políticas argentinas, y por lo tanto está vigente y aceptada, y cuentan con lo que podríamos denominar un consenso implícito de la teoría democrática. Lo que en su tiempo era innovador y revolucionario, hoy no tiene obviamente el mismo eco trasgresor y alternativo. Aun cuando deba ser considerada y valorada en el contexto de la historia de las ideas y, en ese marco, su ubicación en tiempo y lugar, encontrando influencias, cruces ideológicos, y eventualmente quiebres y continuidades, el mensaje de Yrigoyen ostenta el carácter de lo clásico, y por lo mismo, resulta imprescindible.

Sin embargo, una lectura crítica más profunda y más cuidadosa, encuentra rasgos originales, que adquieren hoy renovado interés y actualidad, a la luz de las transformaciones que los procesos de globalización, la crisis del estado nación y las nuevas problemáticas en torno a las así llamadas identidades nacionales.

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